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Oraciones

Iniciales

SEÑAL DE LA CRUZ
Por la señal de la Santa Cruz de
nuestros enemigos líbranos
señor Dios nuestro en nombre
del Padre, del Hijo y del
espíritu Santo, Amen.

INVOCACIÓN AL
ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, ven por
medio de la poderosa
intercesión del Inmaculado
Corazón de María.
ACTO DE
CONTRICCIÓN

Jesús mi Señor y Redentor:


Yo me arrepiento de todos los
pecados que he cometido hasta hoy y
me pesa de todo corazón porque con
ellos he ofendido a un Dios tan
bueno.
Propongo firmemente no volver a
pecar, y confío en que por tu infinita
misericordia me has de concede el
perdón de mis culpas y me has de
llevar a la vida Eterna.
Amén.
CREDO DE LOS
APÓSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,


Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació
de Santa María Virgen, padeció bajo el
poder de Poncio Pilato fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos, subió a los cielos y está
sentado a la derecha de Dios, Padre
todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa


Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne
y la vida eterna.

Amén.
Pasado el sábado, María Magdalena,
María la de Santiago, y Salomé
compraron aromas para ir a ungirle. Muy
de madrugada, el primer día después del
sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al
monumento. Se decían entre sí: ¿Quién
nos removerá la piedra de la entrada del
monumento? Y mirando, vieron que la
piedra estaba removida; era muy grande.
Entrando en el monumento, vieron a un
joven sentado a la derecha, vestido de
una túnica blanca, y quedaron
sobrecogidas de espanto. El les dijo: No
os asustéis. Buscabais a Jesús Nazareno
el crucificado, no está aquí; mirad el
sitio en que le pusieron. Pero id a decir a
los discípulos y a Pedro que os precederá
a Galilea: allí le veréis, como os ha dicho.
Marcos 16, 1-7
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona


nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

V: Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor


está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por


nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Como era en el
principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos.
Amén.
María Madre de gracia, Madre
de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos Gran Señora,
no te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Amén.
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina
misericordia.
Amén.
El Señor Jesús, despues de
haber hablado con ellos, fue
levantado a los cielos y está
sentado a la diestra de Dios.

Marcos 16, 19
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona


nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

V: Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor


está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por


nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Como era en el
principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos.
Amén.
María Madre de gracia, Madre
de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos Gran Señora,
no te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Amén.
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina
misericordia.
Amén.
Al cumplirse el día de
Pentecostés, estando todos
juntos en un lugar, se produjo
de repente un ruido
proveniente del cielo como el
de un viento que sopla
impetuosamente, que invadió
toda la casa en que residían.
Aparecieron, como divididas,
lenguas de fuego, que se
posaron sobre cada uno de
ellos, quedando todos llenos
del Espíritu Santo; y
comenzaron a hablar en
lenguas extrañas, según el
Espíritu les otorgaba
expresarse.
Hechos de los Apóstoles 2, 1-4
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona


nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

V: Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor


está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por


nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Como era en el
principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos.
Amén.
María Madre de gracia, Madre
de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos Gran Señora,
no te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Amén.
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina
misericordia.
Amén.
En esto apareció un gran
prodigio en el cielo: una
mujer vestida de sol, y la
luna debajo de sus pies, y
en su cabeza una corona
de doce estrellas (…)
Apocalipsis 12, 1
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona


nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

V: Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor


está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por


nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Como era en el
principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos.
Amén.
María Madre de gracia, Madre
de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos Gran Señora,
no te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Amén.
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina
misericordia.
Amén.
Tú eres la gloria de
Jerusalén, tú la honra de
nuestra nación. Porque te
has portado con varonil
esfuerzo y has tenido un
corazón constante.
Judith 15, 10-11
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona


nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

V: Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor


está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R: Santa María, Madre de Dios, ruega por


nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Como era en el
principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos.
Amén.
María Madre de gracia, Madre
de misericordia, en la vida y en la
muerte ampáranos Gran Señora,
no te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Amén.
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina
misericordia.
Amén.
V: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal. Amén

V:Dios te salve María, Hija de Dios Padre, en tus manos encomendamos


nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia.
R: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén

V:Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, en tus manos encomendamos


nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia
R: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén

V:Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo, en tus manos


encomendamos nuestra caridad para que la inflames, llena eres de gracia
R: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en
el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
LETANIAS

Señor, ten piedad Dios padre celestial


Señor, ten piedad Ten misericordia de
Cristo, ten piedad nosotros
Cristo, ten piedad Dios Hijo Redentor del
Señor, ten piedad Mundo
Señor, ten piedad Ten misericordia de
Cristo, óyenos nosotros
Cristo, óyenos Dios, Espíritu Santo
-Cristo, escúchanos Ten misericordia de
Cristo, escúchanos nosotros Santísima
Trinidad un solo Dios
Ten misericordia de
nosotros.
LETANIAS

RUEGA POR
NOSOTROS
Santa María
Santa Madre de Dios, Madre siempre virgen,
Santa Virgen de las Vírgenes, Madre inmaculada,
Madre de Cristo, Madre amable,
Madre de la Iglesia, Madre admirable,
Madre de misericordia, Madre del buen consejo,
Madre de la divina gracia, Madre del Creador,
Madre de esperanza, Madre del Salvador,
Madre purísima, Madre de misericordia,
Madre castísima, Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
LETANIAS

RUEGA POR
NOSOTROS
Virgen digna de alabanza, Rosa mística,
Virgen poderosa, Torre de David,
Virgen clemente, Torre de marfil,
Virgen fiel, Casa de oro,
Espejo de justicia, Arca de la Alianza,
Trono de la sabiduría, Puerta del cielo,
Causa de nuestra alegría, Estrella de la mañana,
Vaso espiritual, Salud de los enfermos,
Vaso digno de honor, Refugio de los pecadores,
Vaso de insigne devoción, Consuelo de los migrantes,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Bajo Tu Amparo nos acogemos, Santa
Madre de Dios, no desprecies las
súplicas que te dirigimos en nuestras
necesidades; antes bien, líbranos de
todo peligro, ¡oh, Virgen, llena de
gloria y bendición!

V: Ruega por nosotros, Santa Madre


de Dios.
R: Para que seamos dignos de
alcanzar y gozar las Promesas y
Gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oremos

Te rogamos nos concedas, Señor Dios


nuestro, gozar de continua salud de alma
y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de
la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida
presente y disfrutar de las alegrías
eternas.

Por Cristo nuestro Señor. Amén


BENDICIÓN

Contigo voy Virgen Pura, y en tu poder


voy confiado, pues lleno de ti amparado,
mi alma volverá segura. Dulce Madre, no
te alejes, tu vista de mí no apartes, ven
conmigo a todas partes, y nunca solo me
dejes.
Y ya que me proteges tanto como
verdadera Madre, haz que me bendiga el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén

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