En 1961 un grupo de científicos (entre los que se incluía un familiar del Dr. Down)
proponen el cambio de denominación al actual “síndrome de Down”, ya que los
términos “mongol” o “mongolismo” podían resultar ofensivos. En 1965 la OMS
(Organización Mundial de la Salud) hace efectivo el cambio de nomenclatura tras
una petición formal del delegado de Mongolia.
Epidemiología.
El Síndrome de Down, es una patología congénita, por lo cual los sujetos que lo
sobrellevan es desde su nacimiento. La incidencia global se aproxima a uno de
cada 700 nacimientos (15/10.000), pero se ha comprobado que el riesgo varía con
la edad de la madre. La incidencia en madres de 15-29 años es de 1 por cada
1500 nacidos vivos; en madres de 30-34 años es de 1 por cada 800; en madres de
35-39 años es de 1 por cada 385; en madres de 40-44 años es de 1 por cada 106;
en madres de 45 años es de 1 por cada 30; por lo cual a mayor edad tengan las
mujeres al momento de concebir, mayor probabilidad de que su hijo conlleve tal
alteración genética.
Los varones con síndrome de Down se consideran estériles, pero las mujeres
conservan con frecuencia su capacidad reproductiva. En su caso también se
incrementa la probabilidad de engendrar hijos con Síndrome de Down hasta un
50%, aunque pueden tener hijos sin trisomía.
Este material genético extra, hace que las personas que lo poseen tengan las
características propias del síndrome, pero que también muestren claras
diferencias entre ellos, determinadas por la herencia y el ambiente de cada
individuo, es decir, su expresión va a ser diferente en cada persona.
Las personas con Síndrome de Down tienen una probabilidad algo superior a la de
la población general de padecer algunas patologías, especialmente de corazón,
sistema digestivo y sistema endocrino, debido al exceso de proteínas sintetizadas
por el cromosoma de más.
Las patologías que se asocian con más frecuencia son las cardiopatías congénitas
y enfermedades del tracto digestivo (celiaquía, atresia/estenosis esofágica o
duodenal, colitis ulcerosa...).
Diagnóstico.
Para detectar la anormalidad cromosómica durante el periodo prenatal de forma
inequívoca se emplean técnicas de Conteo Cromosómico, por lo que es necesario
disponer de alguna célula fetal.
Tratamiento no farmacológico.
Luego de lo investigado con respecto a la patología elegida, pudimos dar cuenta
que los niños pequeños, si no se tiene cuidado, pueden empezar con problemas
de obesidad alrededor de los tres años; por ello es absolutamente necesario
cuidar la nutrición y fomentar el ejercicio físico y la actividad. El peso ideal debe
estar en proporción a la talla y no a la edad. Los hábitos de una nutrición
adecuada se adquieren en la infancia, por lo que es preciso que el niño se
acostumbre a una alimentación variada.
Bibliografía.
http://www2.uca.es/huesped/down/Verano/59/garvia.pdf
http://alcmeon.com.ar/15/57/04_basile.pdf