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El pecado social es un hecho real

El pecado social es una realidad que afecta a la sociedad, encarnándose en sus estructuras e
impidiendo que los actos humanos alcancen sus dimensiones de verdad, bondad y comunión
con los demás. Es un espíritu de egoísmo radical, de mentira y de falta de amor, que penetra
en el tejido social y determina la vida de las personas y de la sociedad. Podemos decir que es
la resultante y el fruto del pecado original, de las costumbres corrompidas, de las culturas
alienadas, de la irresponsabilidad colectiva y de los pecados personales de cada generación
humana. El pecado social “no debe inducir a nadie a disminuir la responsabilidad de los
individuos, sino que quiere ser una llamada a la conciencia de todos para que cada uno tome
su responsabilidad. Por lo tanto, las verdaderas responsabilidades son de las personas"

( Exhortación Apostólica de San Juan Pablo II Reconciliatio et Paenitentia, 2-XII1984, nº


16).
El pecado social se refiere al comportamiento o a las acciones que son producto del quehacer
colectivo, que afectan a colectividades o incluso a naciones enteras. Entre sus diversas formas
se encuentran, como más evidentes, la corrupción, la negligencia y la irresponsabilidad. El
pecado social se crea cuando se favorece o se explota la iniquidad, la injusticia y la maldad,
así como cuando pudiendo hacerse algo por evitarlo, limitarlo o eliminarlo como mal social,
no se hace por pereza, miedo, complicidad pasiva o activa, coparticipación, comodidad,
conveniencia, o por equivocadamente pensar que nada se puede hacer para erradicarlo.

Aunque el pecado es un acto personal, cada individuo influye en los pecados cometidos por
otros al cooperar directa y voluntariamente, protegiendo a los que hacen el mal, con esas
acciones u omisiones se entreteje el llamado pecado social.

Las raíces del pecado


A la hora de luchar contra el pecado es muy conveniente conocer cuáles son las raíces del
mismo, si queremos crecer en virtud, no sólo tenemos que quitar los pecados sino también
controlar y eliminar las raíces del mismo. Estas raíces son conocidas con el nombre de
los pecados capitales, estos son.

 Orgullo: buscar desordenadamente el propio honor.


 Avaricia: deseo no controlado de los bienes materiales.
 Lujuria: deseo desordenado de los placeres sexuales.
 Ira: estado emocional en el que se pierde el control de uno mismo y se busca vengarse
de aquél que nos ha hecho daño.
 Gula: deseo desordenado por la comida o bebida.
 Envidia: tristeza porque otra persona sea mejor o tenga cosas que nosotros no
tenemos.
 Pereza: dejarse llevar por la desgana por trabajar.
Las estructuras del pecado
Juan Pablo II, tales estructuras crean en las personas e instituciones obstáculos que favorecen
el mal e impiden el bien, difíciles de superar. Más aún, estas estructuras introducen “en el
mundo condicionamientos y obstáculos que van mucho más allá de las acciones y de la breve
vida del individuo que las ha provocado”. La dinámica de estas estructuras se impone, aún
en contra de la voluntad de las personas. ¿Cómo vencer a tales estructuras? De la influencia
del pecado estructural solo es posible escapar cuando alguien introduce actitudes que crean
estructuras de gracia, de bondad y misericordia, que también influyen en la conducta de los
demás y van más allá de la vida del individuo que las ha provocado.
Estas estructuras de pecado impiden desplegar en toda su amplitud las facultades de las
personas o de los pueblos, manifestándose en diversas formas de opresión, explotación,
exclusión, marginación, carencia de poder, violencia y desarraigo social, imposibilitando a
dar sentido a la existencia.
El desorden que existe en la vida personal se ve reflejado en la vida social, esta lucha entre
el bien y el mal está presente en el interior de cada persona, sin embargo, no se agota, lo que
está en juego también es el mundo de las relaciones sociales, la construcción de la sociedad.

Responsabilidad del cristiano


La responsabilidad social del cristiano se refiere al compromiso u obligación de los miembros
de una sociedad, ya sea como individuos o como miembros de algún grupo, tanto entre sí,
como para la sociedad en su conjunto.

Conclusión
El pecado es grave, es la transgresión de la norma de conducta establecida por Dios, y es tan
grave, que nadie puede ser salvo sin solucionar este problema legal que mantiene con Dios.
El pecado no se hereda, el pecado se comete.
Todo pecador es inexcusable por su pecado.

El pecado es la causa radical que impide vivir con auténtica libertad

Referencias bibliográficas
https://www.arquidiocesisdeibague.org/delegaciones/pastoral-bio-etica/403-las-estructuras-
del-pecado
https://www.religionenlibertad.com/opinion/41774/el-pecado-social.html

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