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Si bien el CIC (Código de Derecho Canónico) no da una tesis concreta de lo que sería el
matrimonio si presenta una noción de el mismo en el c. 1055 donde se limita a describir la
alianza conyugal utilizando palabras propias del Concilio. Profundizando en la doctrina de
la Iglesia y de la normativa del CIC, manifiesta la siguiente concepción:
“El matrimonio es la unión por la cual un varón y una mujer, en virtud del vínculo con que
quedan ligados a causa del consentimiento matrimonial, se hacen perpetuamente y en
exclusiva una unidad en las naturalezas (una sola carne). Esa íntima unidad de los dos
convierte en coparticipes (consortes) de un destino común (consorcio de toda la vida)
que, por la propia naturaleza de su unión, tiende a constituirlos en comunidad de vida y
amor y coprincipio de la transmisión de la vida en la familia”. Esta noción hace referencia
a la designación jurídica que se le da al término matrimonio, denotándolo como una
“sociedad o comunidad conyugal”. No siendo esta una definición determinada del término
que se pretende explicar, delimita y comprende los elementos necesarios e
imprescindibles para entender además de concebir su adecuado alcance como su
significación.
Cabe recalcar además que la palabra matrimonio es utilizada asiduamente para denotar
tanto el acto por el que un hombre y una mujer contraen matrimonio como también, en
sentido más propio, la peculiar comunidad de ambos constituida por el acto matrimonial.
En un sentido jurídico se llama al primero “celebración del matrimonio, pacto conyugal o
matrimonio in fieri”; y a lo segundo, “sociedad o comunidad conyugal, o matrimonio in
facto esse.
El matrimonio como bien sabemos es la unión donde los ya casados forman un vínculo
permanente y para toda la vida. Esta alianza da como resultado una comunidad que es
reconocida tanto en el ámbito civil como también en la doctrina de la Iglesia. Al respecto
conviene estudiar las propiedades esenciales que se desprenden de tal acto, donde
ambos conyugues ya no son dos sino que se fusionan en una sola carne, de esta manera
podemos fundar que tales propiedades son inherentes al vínculo matrimonial.
La indisolubilidad por otro lado, trata de la naturaleza que trae consigo la unión
matrimonial, en relación a que los conyugues deben permanecer unidos por el resto de
sus vidas. También puede ser interpretada como el respeto por la unión; podría decirse
que la insolubilidad es la unión más plena o pura indivisible. Si por el consentimiento, se
entiende que esta unión hace que los conyugues sean uno solo, si llegasen a dividirse
perdería la esencia del matrimonio, perdería la naturaleza de este. En fin la unión de un
hombre y una mujer, en matrimonio, es solo una e indisoluble por eso debe ser exclusiva
y perpetuamente fiel mientras este existente.