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TRATADO DE JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA - DECISIONES DESTACADAS EN DERECHO ADMINISTRATIVO 215

Materia Órgano competente


Contencioso-Administrativo Corte Suprema

Tipo de recurso
Contienda de competencia

Rol Fecha Resultado recurso


s/i 1967 Acogido

Ministros mayoría
Manuel Montero Molina, Ramiro Méndez Brañas, Eduardo Varas Videla, Enrique Urru-
tia Manzano, Israel Bórquez Montero.

Ministros minoría
Osvaldo Illanes Benítez, Eduardo Ortiz Sandoval, Ricardo Martin Díaz, Luis Retamal y
Juan Pomés García

Ministro redactor
Israel Bórquez Montero

Partes
Presidente de la República con Juez de Melipilla.

Descriptores
Contencioso-Administrativo, Contienda de Competencia, Tribunales Ordinarios, Actos
de la Administración, Actos de Autoridad.

Principio jurídico
Los tribunales ordinarios no son competentes para conocer las acciones de ilegalidad
contra los actos de autoridad.

Legislación aplicable
Art. 87 CPR de 1925; Art. 38 Ley 12.927 sobre Seguridad del Estado.

Pregunta jurídica
¿Pueden los tribunales ordinarios conocer de la legalidad de un decreto
supremo a consecuencia de un interdicto posesorio?

Descripción de los hechos


El Presidente de la República, de conformidad a lo establecido en el artículo 38 de la
Ley 12.927, había dictado el Decreto Supremo 931/1967, mediante el cual ordenaba la
216 CORTE SUPREMA

reanudación de faenas en el fundo Paico Alto de la comuna de El Monto, designando


interventor.

El afectado interpuso un interdicto posesorio ante el juez de Melipilla, quien lo acogió


a tramitación.

El Presidente de la República interpuso contienda de competencias, pues en su opi-


nión no puede ninguna otra autoridad calificar la legalidad o constitucionalidad de
una medida, pues el Jefe de Estado estaría ejerciendo potestades en tanto “autoridad
suprema de la Nación”.

Aplicación a los hechos (resumen de la decisión)


Si la acción posesoria persigue que no se perturbe o embarace una posesión, resulta,
como conclusión ineludible, que esa querella es de la exclusiva competencia de los
tribunales de Justicia, porque el objeto que con ella se persigue, el bien jurídico que se
pretende proteger, es simplemente la tutela legal al hecho de la posesión (C. 6).

Que existe uniformidad en a doctrina y en la jurisprudencia de esta Corte en reco-


nocer que si bien los tribunales de justicia carecen de jurisdicción para resolver la
legalidad o ilegalidad de un decreto supremo, se encuentran plenamente faculta-
dos para desconocer la eficacia al acto de autoridad que excede los límites que le
han fijado la Constitución y las leyes, cuando dicho problema se discute dentro de
un juicio cuyo conocimiento les corresponde. Esto es lo que sucede en el presente
caso: es el tribunal ante quien se entabló la querella de amparo el que debe resol-
ver si el decreto objetado y los actos del interventor designado importan o no un
acto de turbación o embarazo a la posesión; y a la parte litigante que se considera
agraviada con el fallo que se pronuncie, deducir los recursos que le franquea la
ley para obtener la enmienda o invalidación de la resolución. Ese es el camino que
señala la ley (C. 8).

Sobre todos los razonamientos de orden meramente legal ya enunciados existe en


juego en este asunto un problema del más lato interés y de la mayor trascendencia
para el normal funcionamiento del orden jurídico dentro del Estado de derecho, cual
es la garantía del ciudadano frente al poder público. Se pretende que la anterior con-
clusión se opondría al ya histórico principio de la división de poderes del Estado, por-
que significaría una preponderancia del Poder Judicial sobre el Ejecutivo, pero antes,
y por el contrario, esa conclusión no es sino la expresión del postulado hoy en día
universalmente aceptado en el mundo libre: el control recíproco de los Poderes del
Estado, reconocido expresamente en la CPR, como único medio eficaz y oportuno para
salvaguardar los derechos de la persona humana (C. 9).

Conclusión
Los tribunales ordinarios sí son competentes para conocer de un asunto en el que
esté involucrado un decreto supremo, si la acción ejercida es de aquellas que la ley les
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reconoce expresamente, sin que por ello se afecte a la Constitución, sino que, por el
contrario, implica su reforzamiento.

Importancia de la decisión
El caso juez de Melipilla implica el inicio del camino a la tesis de la Corte de la plena
competencia para conocer los asuntos contencioso-administrativos, especialmente
desde la perspectiva de la protección de los derechos de las personas.

Este caso toca además una cuestión especialmente sensible por aquellos años y será
la objeción de los decretos de reanudación de faenas. Tras esta sentencia, la CGR se va
a transformar en la principal institución que objetará la legalidad de algunos de estos
decretos desde 1968 hasta septiembre de 1973 (ver en este sentido los dictámenes
Nºs. 60.058/1962, 81.916/1968, 43.315/1971, 58.371/1971, 87.708/1971, 18.447/1972
y 1.638/1973).

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