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Antiguo Egipto

civilización que surgió al agruparse los asentamientos situados en las riberas del cauce medio y
bajo del río Nilo

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El Antiguo Egipto fue una civilización agrícola de la Antigüedad, que se originó a lo largo del
cauce medio y bajo del río Nilo, cuya historia abarca más de tres milenios. Se la considera una de
las más importantes de la Humanidad.[1]

Pirámide de Kefrén y la Gran Esfinge de Guiza.

Historia de Egipto

All Gizah Pyramids.jpg

Prehistoria de Egipto pre–3100 a. C.

Antiguo Egipto

Periodo arcaico 3100–2686 a. C.

Imperio Antiguo 2686–2181 a. C.

Primer periodo intermedio 2181–2055 a. C.

Imperio Medio 2055–1650 a. C.

Segundo periodo intermedio 1650–1550 a. C.

Imperio Nuevo 1550–1069 a. C.

Tercer periodo intermedio 1069–664 a. C.

Periodo tardío 664–332 a. C.

Periodo greco-romano
Período helenístico 332–30 a. C.

Egipto romano y bizantino 30 a. C.–641 d. C.

Edad Media

Egipto islámico 641–969

Egipto fatimí 969–1171

Egipto ayubí 1171–1250

Egipto mameluco 1250–1517

Edad Moderna

Egipto otomano 1517–1867

Ocupación francesa 1798–1801

Egipto bajo Mehmet Alí 1805–1882

Jedivato de Egipto 1867–1914

Egipto contemporáneo

Ocupación británica 1882–1953

Sultanato de Egipto 1914–1922

Reino de Egipto 1922–1953

República 1953–presente

Bandera de Egipto Portal de Egipto

El área denominada Antiguo Egipto ha variado a lo largo de los siglos, pero en general se acepta
que abarcaba desde el delta del Nilo en el norte, hasta Elefantina, en la primera catarata del Nilo,
en el sur. Además controlaba el desierto oriental, la línea costera del mar Rojo, la península del
Sinaí, y un gran territorio occidental dominando los dispersos oasis. Históricamente, estaba
formado por el Alto y el Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente, que precedieron a la
creación de un estado unificado. En su período de mayor expansión controló los reinos amorreos
de Palestina y el norte de Siria, llegando hasta el Éufrates medio, y las jefaturas nubias del
Sudán, hasta el Jebel Barkal, en la cuarta catarata del Nilo. Ejerció una importante influencia
cultural entre los pueblos vecinos, e incluso en regiones tan alejadas como Chipre, la costa de
Anatolia y la península helénica.
La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3500 años. Comenzó con la unificación de
algunas ciudades del valle del Nilo,[2] alrededor del año 3150 a. C.,[3] y convencionalmente se
da por finalizada en el año 31 a. C., cuando el Imperio romano conquistó y absorbió el Egipto
ptolemaico, el cual desapareció como Estado.[4] Este acontecimiento no representó el primer
período de dominación extranjera en Egipto, pero condujo a una transformación gradual en la
vida política y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del desarrollo independiente de su
identidad cultural. Esta, sin embargo, había comenzado a diluirse paulatinamente tras las
conquistas de los persas (siglo VI a. C.) y los macedonios (siglo IV a. C.), especialmente durante
el período de los Ptolomeos. La llegada del cristianismo, y su expansión entre los nativos
egipcios, cortó uno de las últimas supervivencias de antigua cultura egipcia. En 535, por orden
de Justiniano I, fue prohibido el culto a la diosa Isis, en el templo de File con lo cual terminó una
religión de más de cuatro milenios. No obstante, el idioma egipcio (llamado copto) siguió siendo
utilizado, escrito en un alfabeto derivado del griego, y los egipcios nativos se identificaron
plenamente con el cristianismo, en especial con la doctrina monofisita. Surgió entonces una
literatura copta, de carácter cristiano, que recogía mitos, costumbres y creencias de la antigua
religión tradicional. La desaparición del copto y su sustitución por el árabe, en el marco de la
islamización del país después de su conquista, supuso el final definitivo de los últimos restos del
Antiguo Egipto.

Egipto tiene una combinación única de características geográficas, situada en el África


nororiental y confinada por Libia, Sudán, el mar Rojo y el mar Mediterráneo. El río Nilo fue la
clave para el éxito de la civilización egipcia, ya que este permitía el aprovechamiento de los
recursos y ofrecía una significativa ventaja sobre otros oponentes: el limo fértil depositado a lo
largo de los bancos del Nilo tras las inundaciones anuales significó para los egipcios el practicar
una forma de agricultura menos laboriosa que en otras zonas, liberando a la población para
dedicar más tiempo y recursos al desarrollo cultural, tecnológico y artístico.

La vida se ordenaba en torno al desarrollo de un sistema de escritura y de una literatura


independientes, así como en un cuidadoso control estatal sobre los recursos naturales y humanos,
caracterizado sobre todo por la irrigación de la fértil cuenca del Nilo y la explotación minera del
valle y de las regiones desérticas circundantes, la organización de proyectos colectivos como las
grandes obras públicas, el comercio con las regiones vecinas de África del este y central y con
las del Mediterráneo oriental y, finalmente, por un poderío capaz de derrotar a cualquier
enemigo, y que mantuvieron una hegemonía imperial y la dominación territorial de
civilizaciones vecinas en diversos períodos. La motivación y la organización de estas actividades
estaba encomendada a una burocracia de élite sociopolítica y económica, los escribas, bajo el
control del Faraón, un personaje semidivino, perteneciente a una sucesión de dinastías, que
garantizaba la cooperación y la unidad del pueblo egipcio en el contexto de un elaborado sistema
de creencias religiosas.[5][6]

Los muchos logros de los egipcios incluyen la extracción minera, la topografía y las técnicas de
construcción que facilitaron el levantamiento de monumentales pirámides, templos y obeliscos,
unos procedimientos matemáticos, una práctica médica eficaz, métodos de riego y técnicas de
producción agrícola, las primeras naves conocidas,[7] la tecnología del vidrio y de la fayenza, las
nuevas formas de la literatura y el tratado de paz más antiguo conocido, firmado con los hititas.
[8] Egipto dejó un legado duradero, su arte y arquitectura fueron ampliamente copiados, y sus
antigüedades se llevaron a los rincones más lejanos del mundo. Sus ruinas monumentales han
inspirado la imaginación de los viajeros y escritores desde hace siglos. Un nuevo respeto por las
antigüedades y excavaciones en la época moderna han llevado a la investigación científica de la
civilización egipcia y a una mayor apreciación de su legado cultural.

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