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Segal, Charles (1996) “Catharsis, Audience, and Closure in Greek Tragedy”, en

Tragedy and the Tragic. Grek Theatre and Beyond. Oxporf, Clarendon Press,149-172.

Teatro trágico y emoción compartida.

Una profunda creencia entre los griegos de la época arcaica y clásica


asume que el llanto y el sufrimiento compartido crea lazos de comunidad
humana entre los mortales (Aquiles/ Príamo en el final de Iliada, los que
padecieron la guerra de Troya reunidos en la casa de Menelao al comienzo del
canto 4 de la Odisea, la identificación entre Eumeo y el mendigo Odiseo en el
15). El teatro produce un compartir concreto y público del dolor a través de la
respuesta colectiva del coro y de manera más amplia a través de la comunidad
dd espectadores en el teatro. Como el sufrimiento de Telémacoen el palacio de
Menelao se transfiere del sufriente individual arropado en su manto de
privacidad al grupo entero (Od.4. 113-19, 183-9; 8. 532 ss), así también el
Hipólito se mueve del sufrimiento oculto y privado de Fedra al comienzo, al
dolor compartido del final. Este dolor compartido no afecta sólo a la comunidad
de Trecén dentro de la obra, sino a la comunidad del teatro que experimenta la
obra.Las lamentaciones del final afirman la comunidad de la audiencia en la
emoción compartida del teatro, el ‘sufrimiento común’ entre ‘todos los
ciudadanos’ (Hip. 1462).

Un primer punto de partida es ampliar la catarsis aristotélica como


respuesta básicamente individual, a esta participación pública en la
liberación o descarga de la emoción en el teatro.

La descarga de emoción en una escena de lamento formas es


probablememnte el modo más satisfactorio de resolución de una obra trágica, de
la Ilíada a Hamlet. La audiencia antigua está acostumbrada a la participación
grupal emocional en los rituales tanto públicos como privados, de manera que
estaría también preparada para la resolución de la emoción intensa en el teatro a
través de la performance de acciones rituales en escena. El significado ritual de
la catarsis en Aristóteles como ‘purificación’ resulta relevante para este aspecto
de la tragedia. La presencia de la muerte, y en particular el contacto físico con un
cadáver, es una fuente de desorden y polución (M. Douglas, Pureza y peligro).
Los rituales fúnebres y lamentos que con frecuencia terminan las tragedias
efectúan un cierre poniendo fin a ese desorden de manera literal. En épica y
drama, tales rituales ayudan a la audiencia a alcanzar una sensación de
‘purificación’ de las emociones fuertes y peligrosas a través de la participación
ritual y a experimentar la restauración del orden y la solidaridad comunitaria que
producen los rituales (Ej. Ayax, Edipo en Colono, Hécuba).

Una de las fortalezas de la aproximación de Aristóteles a la tragedia


es su compromiso con sus temas éticos y con la respuesta emocional de la
audiencia. Aparte de su atención a los rasgos formales de la tragedia
(peripeteia y anagnôrisis), Aristóteles enfatiza que la tragedia afecta
nuestras emociones, central para su teoría de la catarsis.

La catarsis (kátharsis) de Aristóteles y la respuesta de la audiencia


Segal focaliza su discusión en la teoría de la catarsis que remite a su
definición de tragedia en Poética 6: “La tragedia es la imitación de una acción
elevada y completa que tienen una cierta extensión, utilizando lenguaje
embellecido por cada una de las clases de recursos diversos en las distintas
partes de la obra, a través de personas que realizan la acción y no a través
de narración, realizando a través de la compasión y el temor la puricicación
de tales emociones”.
La última frase ha despertado interminables controversias en los estudios
clásicos. E. y L. Golden sostienen entre muchos otros que la catarsis se refiere a
la clarificación intelectual, de los hechos o de las emociones, más que a una
purificación emocional, médica o ritual. Así, esta concepción anticiparía el
concepto de ‘placer propio’ de la tragedia, discutido en Poética 14, que
consistiría en el placer producido por esa clarificación o iluminación, placer que
subordina la excitación emocional a la clarificación intelectual.
Sin embargo, cuando en Poética 14 Aristóteles retoma las emociones de
compasión y temor que provoca la tragedia, deja claro que está haciendo
referencia a la respuesta de la audiencia. Defiende la noción de que el efecto
propiamente trágico debería provenir de la estructura de la trama y no del
espectáculo en sí mismo, añade que la emoción de temor y compasión debería
provenir de tan sólo escuchar la historia, lo que deja claro que está hablando de
lo que le pasa al espectador. Si bien para Aristóteles las emociones tienen
también bases ciognitivas, y pueden ser clarificadas por procesos intelectuales, y
además el placer intelectual del reconocimiento y el aprendizaje son
fundamentales para la representación artística o mimêsis, en relación con la
tragedia no pueden sobredimensionarse la función intelectual. La tragedia a
través de la compasión y el temor, produce la catarsis, es decir la
‘purificación’ de las emociones experimentadas por la audiencia.
No resulta conveniente estrechar demasiado el significado de la palabra
catarsis, que abarca en Aristóteles una amplia gama de significaciones. Puede
incluir nodiones de purgación médica, purificación ritual y clarificación
intelectual, es decir, puede referirse a una amplia gama de respuestas psico-
físicas. Esta concepción emocional afectiva de la catarsis, puede además
apoyarse en que Aristóteles en Política ubica la catarsis en el contexto de las
respuesta y excitación emocional producida por los diferentes modos musicales,
en especial el carácter orgiástico de la música de flauta. Segundo, discutiendo
con Platón,

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