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Tomada de: http://www.elcolombiano.com/BancoMedios/Imagenes/dolar_620x250_11092010.jpg
Introducción
Como
tema
de
alta
discusión
a
nivel
mundial,
es
necesario
entregar
unas
herramientas
claras
y
concretas
acerca
de
los
aspectos
principales
del
TLC,
exigiendo
igualmente
los
aspectos
de
negociación
y
los
productos
que
impactarán
al
iniciarse
con
este
proceso
y
lo
más
importante
que
exista
una
claridad
absoluta
de
cada
uno
de
los
temas
de
que
trata
el
TLC,
en
cada
uno
de
los
sectores
a
los
que
obedece
la
aplicabilidad
de
este
tema,
que
hoy
en
día
está
adquiriendo
una
fuerza
enorme
para
poder
entrar
a
realizar
negociaciones
con
otros
países
del
mundo
teniendo
como
herramienta
fundamental
los
temas
que
se
han
tratado
y
discutido
sobre
cada
una
de
las
modalidades
que
para
este
fin
existen
y
todo
lo
concerniente
a
los
resultados
que
se
podrán
obtener
del
TLC.
Dado
el
estudio
tan
importante
que
abarca
el
TLC
es
de
suma
importancia
profundizar
con
lecturas
para
comprender
con
mayor
claridad
cada
uno
de
los
conceptos
que
en
torno
al
TLC
se
definen,
dando
así
un
cubrimiento
total
sobre
cada
uno
de
los
tópicos
en
los
cuales
incursiona
el
TLC.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Objetivos
Objetivo general
En
este
capítulo
es
de
suma
importancia
dar
a
conocer
los
principales
tópicos
del
TLC,
y
que
los
estudiantes
comprendan
y
tengan
un
manejo
fluido
acerca
de
este
tema,
haciendo
igualmente
comparativos
con
los
países
que
conforman
el
MERCOSUR,
la
Comunidad
Europea
y
los
Estados
Unidos.
Objetivos específicos
• Crear
una
infraestructura
donde
en
ella
se
realicen
los
intercambios,
para
facilitar
la
participación
en
mercados
internacionales.
• Que
tenga
un
manejo
amplio
concepto
sobre
la
política
económica
para
poder
aplicar
los
términos
especiales
a
lo
que
nos
conlleva
el
TLC.
• Ampliar
vínculos
comerciales
con
los
países
miembros
del
MERCOSUR.
Definición
Tratado
de
Libre
Comercio
de
América
del
Norte
(TLCAN
o
también
TLC)
más
conocido
como
NAFTA
por
sus
siglas
en
inglés
(North
American
Free
Trade
Agreement),
es
un
tratado
económico
entre
Canadá,
Estados
Unidos
y
México
que
establece
una
zona
de
libre
comercio.
Entró
en
vigor
el
1
de
enero
de
1994.
A
diferencia
de
tratados
o
convenios
similares
(como
el
de
la
Unión
Europea
o
ERCOSUR)
no
establece
organismos
centrales
de
coordinación
política
o
social.
La
negociación
de
un
tratado
de
Libre
Comercio
tiene
como
finalidad
crear
un
espacio
económico
libre
de
restricciones
donde
prevalezca
el
libre
flujo
de
mercancías
y
la
libre
competencia,
la
calidad
de
los
productos
y
el
crecimiento
económico
continuo,
además
de
ayudar
a
ampliar
vínculos
comerciales
y
económicos
con
otras
regiones
del
mundo.
Los
principales
temas
contenidos
en
el
texto
del
Tratado
de
Libre
Comercio
y
que
están
vigentes
son:
comercio
de
bienes,
comercio
de
servicios,
inversión
y
normas;
también
aparecen
disposiciones
generales
aplicables
a
comercio,
compras
del
sector
público,
prácticas
desleales,
salvaguardas,
movilidad
temporal
de
personas
de
negocios
y
propiedad
intelectual.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Se
establecen
las
disposiciones
que
regirán
para
dar
trato
nacional
a
los
productos
de
la
región,
acá
se
destacan
dos
sectores
a
los
que,
por
sus
características,
se
les
dio
tratamiento
especial
dentro
de
este,
el
sector
automotriz
y
el
textil,
cuyas
disposiciones
aparecen
como
anexos
por
ser
de
carácter
transitorio.
Igualmente
contienen
las
reglas
de
origen
que
son
las
características
que
deben
tener
los
productos
para
ser
considerados
como
originarios
y
disfrutar
de
los
beneficios
de
este
Tratado.
Por
otra
parte
se
tratan
disposiciones
aduanales,
se
considera
muy
importante
pues
reconoce
las
dificultades
administrativas
de
la
operación
de
un
régimen
de
libre
comercio.
Dentro
de
esta
aparecen
dos
capítulos
relacionados
con
dos
sectores
estratégicos
en
nuestra
economía:
energía
y
agropecuario,
incluyendo
en
este
último
las
medidas
en
materia
de
normas
sanitarias
y
fitosanitarias.
Finalmente,
se
establecen
las
medidas
de
emergencia
como
salvaguardas
que
servirán
para
proteger
temporalmente
algunos
sectores
amenazados
por
el
crecimiento
anormal
de
importaciones.
Las
“Barreras
técnicas
del
comercio”,
establece
disciplinas
de
normatividad
y
los
compromisos
de
homologación
entre
las
partes
para
la
normatividad
de
bienes.
Acá
se
refiere
a
compras
del
sector
público
en
cuanto
a
sus
disciplinas,
sus
reservas,
así
como
las
entidades
encubiertas,
los
montos
y
procedimientos
que
las
partes
se
comprometen
a
seguir
en
las
licitaciones
públicas.
En
este
punto
se
refiere
a
inversión,
servicios
y
otros
asuntos
afines;
se
establecen
disciplinas
que
los
países
van
a
imponer
y
los
derechos
que
van
a
otorgar
a
las
industrias
extranjeras.
En
este
paso
se
hace
constancia
de
la
propiedad
intelectual
y
establece
los
componentes
sobre
la
protección
a
los
derechos
de
propiedad
intelectual.
Se
generan
las
disposiciones
administrativas
e
institucionales,
donde
se
habla
sobre
la
publicación,
notificación
y
administración
de
leyes;
por
otra
parte
se
habla
acerca
de
la
revisión
y
solución
de
controversias
en
materia
Antidumping
y
cuotas
compensatorias
y
disposiciones
institucionales
y
procedimientos
para
la
solución
de
controversias.
Dentro
de
estos
aspectos
se
señalan,
algunas
excepciones,
disciplinas
del
Tratado
y
disposiciones
que
regulan
la
vida
del
Tratado.
La
importancia
para
un
país
como
el
nuestro,
que
tiene
un
mercado
muy
pequeño,
es
que
la
vinculación
con
el
mercado
internacional,
sobre
todo
en
este
caso,
con
uno
de
los
mercados
más
grandes
del
mundo,
USA,
tan
cercano
a
nuestra
frontera,
es
el
estímulo
más
importante
que
puede
recibir
la
inversión
extranjera
y
productiva
para
nuestra
nación.
La
inversión,
la
producción
necesita
mercado;
el
mercado
nicaragüense
es
muy
pequeño
y
la
única
manera
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
de
buscar
un
desarrollo
del
sector
productivo
y
exportador
pensando
en
grandes
mercados
que
estén
cercanos
a
los
cuales
podamos
MERCOSUR,
es
la
virtud
principal
del
TLC.
Recientemente
en
Nicaragua
se
realizó
un
Foro
de
Consulta
para
la
Negociación
del
TLC
con
Estados
Unidos,
impulsado
por
el
MIFIC
y
se
escuchó
la
experiencia
que
ha
tenido
México
en
la
suscripción
del
Tratado
de
Libre
Comercio
con
América
del
Norte,
ALCA,
de
parte
de
los
funcionarios
que
estuvieron
al
frente
de
las
negociaciones.
¿Cuáles
son
los
elementos
fundamentales
del
ALCA?
El
TLC
entre
México,
Estados
Unidos
y
Canadá,
conocido
como
NAFTA
sus
siglas
en
inglés,
tiene
varios
componentes
que
son
muy
importantes,
pero
que
son
los
mismos
ámbitos
de
la
Organización
Mundial
de
Comercio,
la
OMC
y
son
los
mismos
términos
generales
de
todo
tratado,
que
son:
Acceso
a
Mercados,
Tratamiento
de
Inversión
extranjera,
Normas
de
Origen,
Normas
Técnicas,
Sanitarias
y
Fitosanitarias,
Propiedad
Intelectual
y,
en
el
caso
de
los
tratados
con
Estados
Unidos,
están
agregando
consideraciones
sobre
el
Medio
Ambiente
y
temas
laborales,
como
consideraciones
especiales,
en
este
caso
porque
es
del
interés
de
los
Estados
Unidos
básicamente,
de
incluirlos
en
los
tratados.
En
el
caso
del
TLC
entre
Centroamérica
y
los
Estados
Unidos,
son
los
mismos
temas,
la
cuestión
está
en
cómo
lo
negociamos
y
en
cómo
vamos
a
aprovecharnos
de
esa
negociación
para
asir
la
oportunidad
de
ese
mercado
ampliado,
ahí
tenemos
que
poner
de
nuestra
parte
y
estar
preparados,
en
primer
lugar,
para
la
negociación,
en
segundo
lugar,
para
la
administración
del
tratado
y
en
tercer
lugar,
para
ver
cómo
vamos
a
hacer
las
modificaciones,
adaptaciones
de
nuestros
sectores
productivos,
para
poder
competir
en
ese
mercado
abierto.
Se
plantean
un
poco
los
TLC,
como
la
panacea,
la
varita
mágica
que
nos
permitirá
salir
inmediatamente
del
subdesarrollo
en
el
que
estamos
inmersos,
en
términos
reales
eso
no
es
tan
así,
el
Tratado
de
Libre
Comercio
puede
ser
un
momento
de
extraordinarias
oportunidades
para
Nicaragua,
pero
también
puede
comernos
vivos,
si
no
estamos
preparados
para
ello,
puede
desde
luego
significar
una
amenaza
real.
Los
TLC
y
éste
en
particular,
no
son
ninguna
panacea,
son
un
instrumento
del
desarrollo
comercial
entre
dos
países,
son
como
el
ropaje
que
les
vamos
a
dar,
a
nuestra
osamenta,
hay
que
ponerle
una
relación
que
va
siendo
cada
vez
más
amplia,
más
abierta
y
no
solamente
con
Estados
Unidos,
sino
con
todo
mundo
y
el
comercio
se
está
liberando,
se
está
abriendo
totalmente
en
todo
el
mundo,
con
la
Organización
Mundial
del
Comercio,
OMC,
después
con
los
TLC
que
Nicaragua
ha
firmado
con
Centro
América
hemos
firmado.
En
primer
lugar,
con
la
Integración
Centroamericana,
con
el
Tratado
con
Chile,
con
el
Tratado
con
República
Dominicana,
con
los
TLC
con
México,
que
se
están
abriendo.
Esta
es
una
consecuencia
de
esa
liberalización
y
de
la
globalización.
El
tratado
no
es
más
que
una
ropa,
un
vestido
que
nos
estamos
poniendo
a
ese
movimiento
de
liberalización
comercial,
por
eso
es
que
se
dice
que
no
se
puede
echar
para
atrás,
a
menos
que
pensemos
que
Nicaragua
se
puede
aislar
y
no
se
puede
aislar
porque
somos
un
país
pequeño,
de
amplias
fronteras
y
abierto
al
comercio
internacional.
Imagínese
que
si
sumamos
nuestras
exportaciones
con
nuestras
importaciones
nos
dan
casi
el
100%
del
Producto
Interno
Bruto,
PIB,
somos
un
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
país
abierto
100%,
totalmente.
Con
esa
apertura
que
tenemos
y
con
un
mercado
tan
pequeño,
formalizarla
a
través
de
tratados
comerciales,
es
el
camino
correcto
e
idóneo.
Obviamente
que
un
tratado
tiene
oportunidades
y
también
tiene
amenazas.
Si
el
tratado
lo
firmamos
y
nosotros
no
hacemos
nada
y
seguimos
actuando
igual
que
siempre
y
vivimos
de
una
nostalgia
del
pasado
y
tenemos
nuestras
estructuras
productivas
obsoletas,
lo
que
va
a
pasar
es
que
vamos
a
aumentar
la
corriente
de
importaciones,
en
vez
de
aprovechar
ese
mercado.
La
exportación
de
“cabecitas
negras”,
que
plantea
el
Dr.
Orlando
Núñez,
se
seguirán
marchando
hacia
Costa
Rica
y
otros
países
nuestros
obreros
y
trabajadoras
calificadas,
al
no
encontrar
en
su
país
fuentes
de
empleo.
¿Qué
debemos
hacer?
Adaptar
nuestro
proceso
productivo,
buscar
nuevos
mercados,
buscar
nuevas
tecnologías,
mercados
por
un
lado
y
tecnología
por
el
otro,
mejorar
nuestra
capacidad
productiva,
disminuir
en
Nicaragua
esos
costos
de
transacción
que
tanto
se
habla,
que
es
cierto
que
somos
un
mercado
abierto,
no
tenemos
muchos
aranceles,
son
bajos
los
niveles
arancelarios,
tenemos
altos
costos
de
transacción.
Esos
altos
costos
de
transacción,
son
altos
costos
de
producción
y
de
mercadeo,
cómo
hacemos
para
bajarlos
y
hacerlos
competitivos,
debemos
hacer
eso,
para
tener
un
país
competitivo
y
poder
aprovechar
ese
nuevo
mercado.
Tenemos
que
pensar
en
nuevos
productos,
en
nuevos
procesos,
basados
en
nuestras
ventajas
comparativas,
primero
con
los
Recursos
Naturales
que
tenemos
y
competitivas,
que
son
las
que
les
podemos
agregar
desde
la
producción
hasta
que
nosotros
llegamos
al
Mercado
Internacional.
Esa
suma
de
los
dos
tipos
de
ventajas
y
esa
nueva
visión
de
país
que
debemos
de
tener
para
transformarnos,
es
lo
que
nos
va
a
llevar
a
hacer
que
aprovechemos
el
TLC
como
una
oportunidad,
de
lo
contrario,
vamos
a
seguir
igual
pero
con
mayores
importaciones.
Negociar
es
primero
que
todo,
pero
antes
hay
que
tener
un
proyecto.
Y
teniéndolo,
construirle
viabilidad
a
través
de
la
negociación.
En
la
experiencia
de
la
negociación
del
TLC
de
Estados
Unidos
con
Centroamérica,
una
de
las
contrapartes,
Estados
Unidos
y
cuando
aludo
a
Estados
Unidos,
estoy
pensando
en
su
clase
dirigente-‐,
sí
tiene
un
proyecto
y
le
está
construyendo
viabilidad.
La
otra
contraparte,
que
expresa
los
intereses
de
las
oligarquías
centroamericanas,
no
tiene
un
proyecto
alternativo.
Y
como
se
hizo
evidente
en
la
firma
del
acuerdo
del
TLC,
ni
siquiera
tiene
voluntad
de
resistir
el
proyecto
de
su
contraparte.
Su
proyecto
es
precisamente
formar
parte
del
proyecto
de
la
otra
parte.
Después
de
1990,
tras
el
auto
colapso
de
la
URSS
y
de
los
sistemas
socialistas
del
Este
europeo,
Estados
Unidos
quedó
como
única
superpotencia
militar
y
política
del
mundo
y
el
capitalismo
se
impuso
a
nivel
mundial
con
carácter
de
civilización
universal.
Sin
embargo,
a
diferencia
de
los
años
que
siguieron
a
la
Segunda
Guerra
Mundial,
cuando
la
hegemonía
económica
estadounidense
era
in
cuestionada,
el
capitalismo
actual
es
un
“sistema
poli
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
céntrico”.
Está
concentrado
en
tres
grandes
centros
de
poder
económico,
la
llamada
“tríada”:
Estados
Unidos,
Europa
Occidental
y
Japón,
donde
se
concentra
casi
el
90%
de
las
mayores
corporaciones
globales
que
dominan
la
banca,
la
industria
y
los
servicios
en
todo
el
mundo.
Las
corporaciones
que
tienen
su
base
de
operaciones
en
el
espacio
geográfico-‐económico
de
la
“tríada”
compiten
por
el
control
hegemónico,
o
cuasi
monopólico,
de
los
mercados
de
la
periferia
capitalista,
utilizando
las
políticas
de
sus
respectivos
Estados
para
canalizar
sus
intereses.
Estados
Unidos
va
a
la
cabeza
en
esta
competencia:
el
48%
de
las
mayores
compañías
y
bancos
que
dominan
el
mercado
mundial
son
estadounidenses,
un
30%
son
de
la
Unión
Europea
y
un
10%
del
Japón.
En
este
encabezamiento,
las
corporaciones
estadounidenses
tienen
una
característica:
su
poder
y
su
concentración
se
han
basado
en
la
inversión
en
el
exterior
y
en
la
remisión
desde
el
exterior
de
pagos
de
intereses,
utilidades,
pagos
por
royalty
y
flujo
de
capitales
hacia
Estados
Unidos.
Esta
transmisión
de
riquezas
desde
fuera
se
ha
facilitado
por
la
revolución
tecnológica
actual,
que
ha
posibilitado
la
globalización
de
los
mensajes,
de
los
cálculos
y
de
los
medios
de
transporte.
Resultado:
el
“imperio
económico”
estadounidense
crece
a
costa
de
la
economía
interna,
“la
república”,
que
entra
en
crisis
y
pierde
competitividad.
Ramas
como
los
textiles
y
el
vestuario,
los
electrodomésticos,
la
industria
automovilística,
la
siderurgia,
el
transporte
aéreo,
la
producción
agropecuaria,
no
serían
competitivos
si
se
aplicaran
las
reglas
de
la
retórica
imperante
del
libre
comercio.
Estas
ramas
de
la
economía
estadounidense
sólo
funcionan
con
la
aplicación,
desde
el
Estado,
de
protecciones
y
subsidios.
La
creciente
pérdida
de
competitividad
de
la
economía
real
estadounidense
ha
generado
el
déficit
comercial
más
elevado
del
planeta:
entre
400
y
500
mil
millones
de
dólares
en
los
últimos
años.
Y
el
déficit
fiscal
más
elevado
del
mundo,
creciendo
por
el
mal
negocio
que
ha
significado
la
guerra
de
Irak.
Y
la
deuda
pública
más
superlativa
del
planeta:
25
billones
678
mil
millones
de
dólares,
en
1999,
según
la
Reserva
Federal.
A
pesar
de
todo
esto,
la
economía
estadounidense
funciona
con
una
balanza
de
pagos
positiva,
gracias
a
la
masiva
transferencia
de
riquezas
que
le
llega
desde
fuera,
producto
de
la
remisión
de
pago
de
intereses,
utilidades,
pagos
por
royalty
y
capitales.
A
este
traslado
gigantesco
de
riqueza
contribuyen
las
economías
latinoamericanas
con
un
aporte
de
centenares
de
miles
de
millones
de
dólares.
Es
en
el
marco
de
esta
contradicción
“imperio-‐república”
que
la
clase
dirigente
estadounidense
impulsa,
como
un
proyecto
estratégico,
la
construcción
de
un
mega
mercado
continental
subordinado
a
sus
intereses.
El
consenso
de
la
clase
dirigente
respecto
a
este
proyecto
fue
recogido
en
forma
de
ley,
mediante
la
Trade
Promotion
Authority
promulgada
en
2002.
En
esta
ley,
el
Congreso
provee
al
Ejecutivo
un
marco
político
que
acota
intereses,
orienta
acciones
e
impone
límites
a
la
jurisdicción
de
los
responsables
en
la
negociación
del
mega
mercado.
Estados
Unidos
ha
evidenciado
gran
flexibilidad
para
construirle
viabilidad
a
este
proyecto,
utilizando
distintos
vectores
para
impulsarlo.
Y
a
la
vez,
ha
maniobrado
frente
a
las
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
tendencias
que
le
ofrecen
resistencia.
En
el
proceso
de
construcción
de
esta
viabilidad,
han
operado
como
vectores
centrales
hasta
el
presente,
los
siguientes:
• La
Iniciativa
para
las
Américas
planteada
por
Bush
padre
en
1990,
todavía
una
plataforma
de
marco
muy
general.
Al
mismo
tiempo
se
impulsaban
las
negociaciones
del
TLC
entre
América
del
Norte
y
México,
el
NAFTA.
• Coincidiendo
con
la
firma
del
NAFTA,
en
1994,
Clinton
impulsa
el
Área
de
Libre
Comercio
para
las
Américas,
el
ALCA,
proceso
que
debía
culminarse
el
año
2005.
• Los
TLC
bilaterales.
En
la
medida
en
que
el
ALCA
empezó
a
encontrar
resistencias,
convirtiéndose
en
una
propuesta
problemática,
Estados
Unidos
aceleró
el
empuje
de
los
TLC
bilaterales
con
países
de
todo
el
mundo.
En
América
Latina,
además
del
NAFTA,
aprobó
un
TLC
con
Chile,
se
firmó
ya
el
TLC
con
Centroamérica
y
República
Dominicana,
al
que
le
falta
el
proceso
de
ratificación
por
el
Congreso
de
Estados
Unidos
y
los
Parlamentos
Centroamericanos.
En
la
lista
para
la
firma
de
TLC
bilaterales
están
Panamá,
Colombia,
Ecuador
y
Perú.
• El
ALCA
“light”
(Miami
2004),
resultado
de
la
creciente
resistencia
de
un
bloque
de
países
sudamericanos
a
firmar
el
ALCA
según
la
propuesta
original
diseñada
por
Estados
Unidos.
Los
países
que
conforman
el
bloque
en
resistencia
son:
Venezuela,
Brasil,
Argentina,
Paraguay
y
últimamente
Bolivia.
Este
bloque
opositor
argumenta
que,
así
como
Estados
Unidos
elimina
en
su
propuesta
los
componentes
que
afectan
sus
intereses
–subsidios
a
la
producción
y
normativa
de
derechos
antidumping-‐,
deben
eliminarse
del
ALCA
varios
capítulos
que
afectan
a
estos
países:
los
de
inversiones,
propiedad
intelectual
y
servicios.
Proponen
que
el
ALCA
quede
reducida
a
una
negociación
para
comerciar
productos,
y
sólo
los
productos
que
las
partes
estén
interesadas
en
comerciar.
A
regañadientes,
Estados
Unidos
aceptó
la
formalidad
de
continuar
con
la
propuesta
ALCA,
pese
a
los
términos
sustentados
por
el
bloque
opositor.
Pero
inmediatamente
declaró
que
continuaría
con
su
proyecto
de
libre
comercio
con
los
países
que
se
muestren
dispuestos.
Su
estrategia
avanzará
dándole
prioridad
a
los
TLC
bilaterales,
con
la
expectativa
de
aislar
al
bloque
de
oposición.
La
clase
dirigente
de
Estados
Unidos
necesita
de
este
mega
mercado
hoy
más
que
nunca.
Lo
necesita
para
fortalecer
su
competencia
frente
a
los
otros
centros
del
capitalismo.
A
pesar
de
la
retórica
del
libre
mercado,
en
la
“tríada”
se
compite
manteniendo
sus
respectivas
economías
protegidas
y
subsidiadas.
Y
cada
centro
de
la
“tríada”
está
configurando
sus
respectivas
áreas
de
control
hegemónico,
o
cuasi
monopólico,
de
mercados.
Europa
occidental
construye
su
entorno
hegemónico
apuntando
hacia
el
Este
europeo
y
la
cuenca
del
Mediterráneo.
Y
Japón
lo
hace
dirigiéndose
hacia
su
espacio
geográfico
periférico.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Estados
Unidos
necesita
este
mega
mercado
para
resolver
el
problema
de
su
gigantesco
déficit
comercial
y
para
exportar
sus
enormes
excedentes
agrícolas
subsidiados
y
su
producción
industrial
no
competitiva.
Lo
necesita
también
para
incrementar
el
proceso
de
remisión
desde
el
exterior
de
utilidades,
pagos
de
royalty
y
capitales,
proceso
que
sostiene
a
la
economía
estadounidense.
Lo
necesita
para
facilitar
a
sus
transnacionales
la
apropiación
de
recursos
estratégicos,
indispensables
para
aumentar
su
competitividad
según
los
nuevos
patrones
tecnológicos:
biodiversidad,
recursos
acuíferos,
petróleo,
gas,
minerales,
fuentes
energéticas
y
espacios
geoestratégicos,
que
les
permiten
disminuir
costos.
Necesita
este
mega
mercado
para
consolidar
el
modelo
neoliberal
en
América
Latina.
Desde
los
años
80,
e
impulsada
por
el
neoliberalismo,
se
ha
impuesto
en
el
mundo
una
nueva
estrategia
de
acumulación
de
capital,
a
la
que
se
hace
referencia
cuando
se
habla
de
globalización.
Estados
Unidos
se
ha
convertido
en
el
principal
promotor
mundial
del
modelo
neoliberal
de
política
económica,
utilizando
distintos
mecanismos.
En
América
Latina,
la
expansión
neoliberal
no
ha
logrado
superar
escollos
importantes.
El
primero,
la
ascendente
resistencia
de
los
pueblos,
a
raíz
de
las
catastróficas
consecuencias
sociales
y
económicas
de
su
aplicación.
El
segundo,
los
casos
de
tres
países
cuyas
políticas
no
han
caminado
con
la
celeridad
que
requiere
la
ortodoxia
neoliberal:
Costa
Rica,
Uruguay
y
Venezuela.
En
este
escenario,
el
avance
del
mega
mercado
servirá
para
clausurar
la
viabilidad
jurídica
de
políticas
económicas
alternativas
y
para
poner
al
día
a
aquellos
países
rezagados
con
respecto
a
las
demandas
de
la
ortodoxia.
¿Qué
decir
del
Plan
Puebla
Panamá,
orientado
a
ofrecer
infraestructura
al
mega
mercado,
desde
Puebla,
México,
hasta
Panamá?
Su
diseño
fue
realizado
por
tecnócratas
del
Banco
Mundial
y
del
BID
y
sirvió
como
testaferro
para
presentarlo,
con
pretensiones
de
explotación
política,
el
presidente
mexicano
Vicente
Fox.
En
su
formulación
original,
el
PPP
comprende
un
espacio
que
engloba
nueve
Estados
mexicanos
del
sur
y
todos
los
países
centroamericanos,
incluyendo
Belice
y
Panamá.
En
esta
geografía,
de
norte
a
sur
y
de
este
a
oeste,
el
PPP
contempla
la
construcción
de
redes
de
autopistas
y
carreteras,
oleoductos
y
gasoductos,
puertos,
aeropuertos,
represas
hidroeléctricas,
un
sistema
de
integración
energética,
y
la
instalación
de
fábricas
maquiladoras
en
la
medida
en
que
avance
la
infraestructura.
Se
agregan
algunos
componentes
que
en
los
documentos
del
Banco
Mundial
y
del
BID
aparecen
siempre
como
el
condimento
que
agregan
sabor
a
la
sopa:
desarrollo
sostenible,
protección
del
Corredor
Biológico
Mesoamericano,
desarrollo
humano,
prevención
y
mitigación
de
desastres.
En
el
diseño
original,
los
proyectos
del
PPP
serán
financiados
o
vía
presupuestos
de
los
gobiernos
–lo
que
ha
ido
haciendo
inviable
el
plan,
conociendo
las
permanentes
crisis
fiscales
de
nuestros
países-‐
o
por
otra
vía,
con
más
visos
de
viabilidad:
créditos
del
BID
a
los
gobiernos,
que
tendrán
que
ser
devueltos
con
sus
respectivos
intereses
por
los
pueblos
contribuyentes.
En
esta
alternativa,
los
proyectos
y
los
créditos
tendrán
que
ser
aprobados
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
por
el
BID
y
deberán
ser
ejecutados
por
empresas
privadas.
Por
esta
vía,
la
infraestructura
del
mega
mercado
se
construiría
aumentando
la
deuda
externa
de
los
pueblos
mesoamericanos.
Sobre
el
monto
presupuestario
del
PPP
ha
habido
mucha
retórica,
según
la
afición
a
las
hipérboles
en
la
cultura
política
latinoamericana,
que
en
el
caso
mexicano
adquiere
perfiles
paradigmáticos.
Primero
se
habló
de
25
mil
millones
de
dólares.
Después
de
12
mil
a
10
mil
millones
de
dólares.
Ahora,
el
gobierno
mexicano
habla
de
28
megaproyectos
para
toda
la
región,
con
un
presupuesto
estimado
de
4.4
mil
millones
de
dólares.
Del
presupuesto
global
de
estos
megaproyectos,
el
96.3%
está
asignado
a
carreteras
e
interconexión
eléctrica,
lo
que
revela
la
diferencia
entre
la
sustancia
de
la
sopa
y
sus
condimentos.
Más
allá
del
diseño
original
del
PPP,
ya
se
anuncia
que
seguirá
avanzando
hacia
el
sur
en
la
medida
en
que
el
mega
mercado
también
avance.
Un
personaje
que
siempre
ha
interpretado
con
fidelidad
los
designios
estadounidenses,
el
presidente
colombiano
Alvaro
Uribe,
expresó
en
enero
2004:
“Queremos
una
total
integración
de
Colombia
al
Plan
Puebla
Panamá.
Empezaría
con
la
línea
de
interconexión
eléctrica
entre
Colombia
y
Panamá,
cuyos
primeros
estudios
nos
entregarán
en
el
mes
de
abril.
El
segundo
proyecto
sería
la
construcción
del
gasoducto,
con
la
expectativa
de
que
no
solamente
una
Colombia
con
Panamá
sino
también
con
Venezuela.
Esto
es
necesario
para
unir
el
continente
desde
Estados
Unidos
hasta
la
Patagonia”.
Interpretando
a
Uribe,
bastará
con
cambiar
el
significado
de
la
última
P
del
PPP
para
que
se
transforme
en
Plan
Puebla
Patagonia.
¿Qué
ventajas
geoestratégicas
tiene
Centroamérica
para
el
proyecto
de
Estados
Unidos?
En
el
período
de
negociación
del
TLC
de
Centroamérica
con
Estados
Unidos,
Robert
Zoellick,
representante
comercial
estadounidense,
se
paseó
por
Centroamérica
repartiendo
declaraciones
apachurrantes.
Una,
recogida
por
varios
diarios
centroamericanos,
fue:
“Un
TLC
con
Estados
Unidos
no
es
algo
a
lo
que
alguien
tiene
derecho,
es
un
privilegio.
Hay
que
convertir
la
Iniciativa
de
la
Cuenca
del
Caribe
(ICC)
de
un
regalo
unilateral
y
revocable,
en
un
contrato
de
responsabilidad
recíproca”.
Las
oligarquías
centroamericanas,
sin
proyecto
–o
mejor
dicho
con
el
proyecto
de
la
contraparte,
a
través
de
esa
otra
tríada
que
expresa
sus
intereses:
los
gobiernos,
los
grandes
medios
y
las
cámaras
empresariales-‐,
han
vendido
la
firma
del
TLC
repitiendo
la
misma
tesis
de
Zoellick,
aunque
con
algunas
variaciones
en
las
palabras.
Dicen
que
se
nos
otorga
un
acceso
privilegiado
al
mercado
más
grande
del
mundo,
que
la
ICC
fue
una
concesión
unilateral
de
Estados
Unidos
muy
frágil
y
que
Estados
Unidos
nos
la
puede
suspender,
que
ahora
lo
que
tendríamos
es
un
acceso
sólido
y
de
largo
plazo
garantizado
por
un
tratado,
que
los
países
centroamericanos
representan
un
mercado
insignificante
para
Estados
Unidos.
Tras
todos
estos
argumentos,
lo
que
dicen
es
que
hay
que
complacer
a
Estados
Unidos
en
sus
demandas.
Esta
visión
oligárquica,
absolutamente
miope,
ignoró
en
la
negociación
la
mejor
carta
centroamericana
para
cualquier
transacción
con
los
grandes
centros
del
capitalismo
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
contemporáneo:
nuestros
atributos
geoestratégicos,
que
adquieren
una
relevancia
sin
precedentes
en
la
dinámica
del
denominado
proceso
de
globalización.
No
solamente
estas
ventajas
fueron
ignoradas,
sino
que
constituyen
los
presentes
más
valiosos
que
Centroamérica
ha
concedido
a
Estados
Unidos
con
la
firma
del
acuerdo
del
TLC
y
con
la
suscripción
del
Plan
Puebla
Panamá.
¿Cuáles
son
estos
atributos?
Centroamérica
es
“la
cintura
de
América”,
metáfora
de
Pablo
Neruda
en
su
“Canto
General”.
Somos
cintura
porque
somos
el
puente
que
une
el
norte
con
el
sur
de
América
y
el
Atlántico
con
el
Pacífico.
Históricamente,
esta
ubicación
siempre
jugó
un
papel
trascendental
en
el
proceso
de
construcción
de
la
globalidad
capitalista.
Hoy,
crece
su
valor
en
la
nueva
estrategia
de
acumulación
de
capital
que
se
impone
en
el
mundo
con
la
globalización.
El
grueso
de
las
transacciones
comerciales
de
Estados
Unidos
se
orienta
hacia
América
y
Asia
y
no
hacia
Europa.
Y
el
80%
de
la
actividad
económica
estadounidense
se
encuentra
ubicada
entre
el
río
Mississipi
y
la
costa
atlántica.
Las
montañas
del
oeste
americano
representan
un
obstáculo
costoso
y
los
territorios
de
esta
“cintura
de
América”
facilitan
rutas
más
cortas
hacia
el
oeste,
más
aún
en
las
condiciones
de
obsolescencia
del
Canal
de
Panamá.
Es
imposible
hacer
avanzar
hacia
el
sur
el
mega
mercado
si
no
se
integran
a
éste
los
países
de
Centroamérica.
Para
la
construcción
de
su
proyecto
de
mega
mercado
continental,
Estados
Unidos
puede
prescindir
de
cualquier
otro
país
latinoamericano,
pero
no
de
ninguno
de
los
países
centroamericanos.
Otro
de
los
grandes
atributos
de
Centroamérica
es
el
tesoro
de
nuestra
biodiversidad.
El
denominado
Corredor
Biológico
Centroamericano
–que
se
extiende
desde
Chiapas
a
Panamá-‐,
aunque
sólo
tiene
el
0.5%
de
la
superficie
del
planeta
contiene
el
7%
de
la
biodiversidad
conocida
hoy
en
el
mundo.
Después
de
la
biodiversidad
de
la
Amazonía,
Centroamérica
ocupa
el
segundo
lugar
en
abundancia
en
todo
el
planeta.
Esta
riqueza
es
considerablemente
superior
a
la
que
se
encuentra
en
territorio
estadounidense.
Tesoro
centroamericano
es
también
nuestra
agua.
Con
excepción
de
El
Salvador,
cada
país
centroamericano
dispone
de
un
volumen
de
aguas
subterráneas
per
cápita
mayor
al
de
México.
En
orden
descendente
e
incluyendo
a
México,
la
disponibilidad
per
cápita
es:
Belice
66
mil
metros
cúbicos,
Panamá
51
mil
616,
Nicaragua
37
mil
484,
Costa
Rica
27
mil
936,
Honduras
14
mil
818,
Guatemala
11
mil
805,
México
4
mil
136,
y
El
Salvador
2
mil
820
metros
cúbicos.
En
una
época
en
que
acontece
la
revolución
biotecnológica
y
se
vaticina
el
agua
como
arma
estratégica
del
futuro,
nuestra
biodiversidad
y
nuestra
agua
constituyen
un
patrimonio
estratégico
que
debemos
considerar
inalienable.
Pero
en
la
negociación
del
TLC
no
sólo
no
se
valoró
la
riqueza
de
nuestra
biodiversidad,
sino
que
le
fue
entregada
en
bandeja
a
las
transnacionales,
especialmente
a
las
estadounidenses.
Algunos
ejemplos
de
esta
entrega.
En
el
TLC
no
se
establece
ninguna
restricción
para
la
manipulación
de
las
moléculas
de
nuestra
biodiversidad.
Esto
permitirá
a
las
transnacionales
patentar
cualquier
resultado
de
esta
manipulación,
incluida
su
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
comercialización.
En
el
TLC
se
establece
la
obligación
de
ratificar,
en
una
lista
de
10
tratados
relativos
a
la
propiedad
intelectual
el
Convenio
UPOV
–por
sus
siglas
en
francés-‐
(artículo
15.1).
Este
tratado
autoriza
las
patentes
sobre
formas
de
vida
superiores:
genes,
semillas
y
plantas.
En
el
TLC
se
establece
la
obligación
de
ratificar
el
Tratado
de
Budapest
–
otro
tratado
en
la
lista
de
los
10-‐
(artículo
15.1).
Este
tratado
facilita
la
patente
de
seres
vivos:
para
revelar
los
detalles
de
lo
que
se
considera
un
“invento”,
basta
con
la
presentación
y
el
depósito
de
una
muestra
o
ejemplar.
El
artículo
15.9.2
del
TLC
señala
que
los
países
deben
“realizar
mayores
esfuerzos
para
que
se
concedan
patentes
a
plantas”
si
no
lo
han
hecho.
En
el
Anexo
17.1,
artículo
3,
inciso
h
del
Capítulo
ambiental
(capítulo
17),
al
señalar
las
prioridades
de
cooperación
ambiental,
se
habla
del
“desarrollo
y
promoción
de
bienes
y
servicios
ambientales
beneficiosos”.
Mientras
en
el
Tratado
el
concepto
de
“servicios”
involucra
cualquier
actividad,
aquí
se
abre
un
portillo
para
la
privatización
del
suministro
del
agua.
Además
de
ignorar
y
entregar
nuestras
ventajas
geoestratégicas,
las
oligarquías
han
subestimado
la
importancia
relativa
que
tiene
comercialmente
Centroamérica
para
Estados
Unidos.
En
2001,
el
volumen
de
las
transacciones
comerciales
de
Centroamérica
con
Estados
Unidos
alcanzaba
los
20
mil
114
millones
de
dólares.
Esto
significaba
para
Estados
Unidos
1.5
veces
lo
que
comerciaba
con
Europa
del
Este,
Rusia
incluida,
y
más
de
lo
que
comerciaba
con
la
India
e
Indonesia.
De
2001
hasta
hoy,
este
volumen
ha
aumentado
y
ronda
los
22
mil
millones
de
dólares.
¿Qué
concluir
de
todo
esto?
Primera
conclusión:
las
oligarquías
centroamericanas
se
han
vuelto
duchas
en
la
promoción
de
miedos
colectivos
para
lograr
sus
objetivos.
Mediante
el
control
de
esa
otra
tríada
–los
gobiernos,
los
grandes
medios
y
las
cámaras
empresariales-‐,
están
aplicando
diseños
de
pánico
colectivo,
lanzándoles
a
los
pueblos
la
consigna
de
que
si
no
se
firma
el
TLC
nos
quedamos
sin
mercados
y
viene
la
catástrofe.
Esta
perspectiva
apocalíptica
es
falsa.
No
podemos
caer
en
esa
trampa
de
pavor
y
perder
la
lucidez.
Hay
razones
para
enfrentar
ese
miedo.
Primera:
los
rubros
de
exportación
más
dinámicos,
la
maquila
y
los
agropecuarios
no
tradicionales
están
sustancialmente
controlados
por
el
capital
estadounidense.
Estos
rubros
le
reportan
a
Estados
Unidos
gigantescas
remesas
de
inversión,
y
recordemos
que
su
saldo
positivo
en
la
balanza
de
pagos
depende
de
dichas
remesas.
Segunda
razón:
es
falso
que
la
Iniciativa
para
la
Cuenca
del
Caribe
(ICC)
tenga
como
fecha
de
finalización
el
año
2005
y,
además,
sólo
un
porcentaje
muy
bajo
de
las
exportaciones
centroamericanas
se
realiza
por
esta
vía.
En
el
año
2001
las
exportaciones
vía
ICC
representaron
el
10.5%;
el
31%
se
hizo
vía
el
sistema
conocido
como
CBPA,
que
incluye
algunos
productos
textiles
que
no
estaban
incluidos
en
la
ICC;
el
1.2%
se
hizo
mediante
el
Sistema
Generalizado
de
Preferencias
(SGP);
y
el
resto,
un
57.8%
se
realizó
sin
programas
de
tarifas
preferenciales.
Actualmente,
cerca
del
80%
de
los
productos
centroamericanos
entran
a
Estados
Unidos
con
aranceles
menores
al
5%,
aunque
rubros
como
carne
bovina,
lácteos,
maní,
azúcar,
tabaco
y
textiles
pagan
impuestos
de
hasta
un
35%.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Segunda
conclusión.
Las
oligarquías
están
dispuestas
a
firmar
el
TLC
porque
su
proyecto
es
el
de
la
contraparte.
Los
pueblos
debemos
luchar
porque
este
tratado
no
se
ratifique.
Las
consecuencias
pueden
ser
devastadoras.
La
que
me
parece
más
grave
es
que
jurídicamente
el
tratado
nos
quita
la
facultad
de
decidir
sobre
nuestro
modelo
de
desarrollo,
transfiriendo
esta
facultad
a
las
transnacionales,
especialmente
a
las
estadounidenses.
Si
en
el
futuro
algún
gobierno
centroamericano
quisiera
cambiar
la
orientación
del
actual
modelo
de
desarrollo,
entraría
jurídicamente
en
un
conflicto
abierto
con
Estados
Unidos.
Y
esto
pudiera
significar
una
agresión
o
intervención
militar.
Tercera
conclusión.
Luchar
contra
el
TLC
significa
también
luchar
por
construir
una
alternativa
centroamericana
al
TLC.
Esta
alternativa
sólo
puede
construirse
prescindiendo
de
la
miopía
oligárquica,
y
haciéndolo
“desde
abajo
y
desde
adentro”
como
afirmaba
el
pensador
jesuita
recientemente
fallecido
ERCOS
Gorostiaga.
Esta
alternativa
debe
contener
precisamente
lo
que
el
TLC
nos
niega.
Poder
contar
con
soberanía
alimentaria.
Poder
declarar
inalienable
nuestra
biodiversidad
y
patrimonio
ecológico.
Poder
controlar
nacionalmente
nuestros
servicios
estratégicos.
Poder
dejar
de
ser
economías
de
enclave.
Poder
proteger
la
formación
de
encadenamientos
productivos
internos
que
nos
permitan
desarrollar
un
mercado
interior
expansivo.
Poder
exportar
bienes
que
representen
como
valor
agregado
algo
más
que
lo
que
representa
la
maquila
y
los
bienes
primarios.
Poder
reinvertir
nacionalmente
los
excedentes
de
nuestra
producción.
Poder
elevar
los
salarios
y
hacer
efectivos
los
derechos
de
nuestros
trabajadores.
Poder
integrarnos
regionalmente
protegiendo
y
potenciando
nuestros
espacios
de
mercado
interior.
Poder
comerciar
con
el
resto
del
mundo
con
equidad.
Cuarta
conclusión.
Una
alternativa
centroamericana
desde
abajo
y
desde
adentro
necesita
visualizar
el
escenario
continental
y
mundial
que
presenta
resistencia
al
proyecto
de
mega
mercado
continental
y
dominación
planetaria
de
Estados
Unidos.
Y
necesita
diseñar
alianzas.
Desde
los
gobiernos:
con
el
bloque
de
países
que
generó
el
ALCA
“light”,
con
el
Grupo
de
los
20
en
la
OMC,
con
las
posiciones
de
la
Unión
Europea
y
Japón
contra
el
ALCA.
Desde
los
pueblos:
con
el
movimiento
zapatista
y
los
movimientos
indígenas
de
Bolivia,
Ecuador
y
Perú;
con
el
Movimiento
de
los
Sin
Tierra
(MST)
de
Brasil
y
con
los
movimientos
campesinos
latinoamericanos;
con
los
municipios
con
experiencias
participativas
de
Sudamérica;
con
el
movimiento
de
los
desocupados
en
Argentina;
con
las
organizaciones
de
la
sociedad
civil
en
América
Latina;
con
los
sindicatos
y
organizaciones
ambientalistas
de
Estados
Unidos;
con
todos
y
todas
las
que
resisten
mundialmente
el
globalismo
neoliberal
y
levantan
la
consigna:
“Otro
mundo
es
posible”.
Quinta
conclusión.
Los
proyectos
desde
abajo
y
desde
adentro
no
se
construyen
ni
se
impulsan
en
los
niveles
de
acción
de
la
academia.
Se
construyen
e
impulsan
en
el
escenario
de
las
luchas
populares.
Pero
la
academia
lúcida
y
ética,
la
que
no
ha
perdido
ni
su
rigor
analítico
ni
su
funcionalidad
crítica,
sí
puede
contribuir,
con
sus
luces
y
con
su
participación
ciudadana,
en
la
construcción
de
estos
proyectos.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Temas de negociación
Dentro
de
los
principales
temas
de
negociación
en
el
que
interactúa
el
TLC,
se
mencionaran
los
más
importantes
y
si
se
dejan
algunos
por
incluir
no
es
por
omisión,
por
que
lo
más
recurrente
es
que
se
tengan
los
aspectos
que
han
sido
tratados
en
cada
una
de
las
reuniones
sobre
estos
temas.
• Visión
general
del
Tratado
• Acceso
a
mercados
• Reglas
de
origen
• Capítulo
automotriz
• Capítulo
agropecuario
y
normas
sanitarias
y
fitosanitarias.
• El
capítulo
textil.
• Energía
y
petroquímica.
• Salvaguardas
y
prácticas
desleales
• Normas
técnicas.
• Comercio
transfronterizo
y
entrada
temporal
de
personas
de
negocios.
• Transporte
terrestre.
• Servicios
financieros.
• Compras
de
Gobierno.
• Telecomunicaciones.
• Inversión.
• Propiedad
Intelectual.
• Solución
de
controversias.
Proceso de negociación
Con
el
fin
de
llevar
a
cabo
las
diferentes
mesas
de
trabajo
para
negociar
los
términos
del
Tratado
se
creó
en
México
la
Comisión
Intersecretarial
del
Tratado
de
Libre
Comercio,
compuesta
por
representantes
de
las
secretarías
de
Relaciones
Exteriores,
de
Hacienda
y
Crédito
Público,
de
Desarrollo
Social,
del
Trabajo
y
Previsión
Social,
el
Banco
de
México
y
la
oficina
de
la
presidencia
de
la
república;
se
creó
además
un
Consejo
Asesor
formado
por
representantes
de
los
sectores
laboral,
agropecuario,
empresarial
y
de
las
principales
universidades
e
instituciones
de
educación
superior.
Los
representantes
de
los
sectores
productivos,
agrupados
en
la
coordinación
de
Organismos
Empresariales
de
Comercio
Exterior
(COECE),
mantuvieron
una
participación
activa
en
las
negociaciones.
A
través
de
estas
tres
entidades
se
participó
en
las
pláticas
con
los
representantes
de
los
Estados
Unidos
y
Canadá
hasta
llegar
a
un
consenso
en
los
diferentes
capítulos
del
tratado.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
El
resultado
final
fue
un
tratado
comprensivo,
global,
que
va
más
allá
de
lo
que
un
tratado
de
libre
comercio
provee,
ya
que
contiene
disposiciones
y
disciplinas
de
las
cuales
no
existían
precedentes
en
tratados
internacionales;
en
el
TLC
no
hay
excepciones
sectoriales,
como
en
el
caso
del
sector
agropecuario,
donde
se
elimina
la
totalidad
de
las
restricciones
para
el
comercio
en
esta
área.
De
igual
manera
es
la
primera
vez
que
se
incluyen
disposiciones
sobre
la
propiedad
intelectual
y
de
carácter
ecológico,
ya
que
se
establecen
compromisos
de
cada
uno
de
los
países
para
preservar
el
medio
ambiente.
Las
negociaciones
se
realizaron
bajo
una
serie
de
principios
rectores
que
son
los
siguientes:
1)
la
liberalización
del
comercio
en
bienes,
servicios
y
flujos
de
inversión
se
realizaría
con
estricto
apego
a
lo
establecido
por
la
Constitución
mexicana.
2)
El
Tratado
sería
compatible
con
el
artículo
XXIV
del
GATT
con
el
fin
de
mantener
y
fomentar
en
el
futuro
el
comercio
con
países
fuera
de
América
del
Norte.
3)
El
calendario
de
desgravación
debería
reflejar
la
asimetría
entre
México
y
sus
vecinos
del
norte,
dando
oportunidad
a
la
industria
nacional
de
ajustarse
a
la
competencia
internacional.
4)
Impedir
que
las
normas
y
estándares
técnicos
se
convirtieran
en
barreras
no
arancelarias
para
las
exportaciones
mexicanas.
5)
Establecer
reglas
de
origen
transparentes
para
asegurar
los
beneficios
del
Tratado
a
los
productores
de
los
tres
países,
evitando
así
problemas
de
triangulación
donde
algún
país
no
socio
recibiera
estos
beneficios,
al
mismo
tiempo
que
garantiza
su
competitividad
pues
podrán
incorporar
insumos
de
países
ajenos
al
TLC.
6)
El
establecimiento
de
reglas
claras
para
evitar
subsidios
que
distorsionen
al
comercio
y
afecten
las
condiciones
de
competencia.
7)
La
creación
de
instancias
administrativas
que
permitieran
la
aplicación
sencilla
y
expedita
a
la
solución
de
controversias,
proporcionando
diferentes
vías
para
agilizar
su
solución.
Estos
siete
principios
rectores
marcaron
la
pauta
general
de
los
acuerdos
negociados;
además,
en
cuanto
a
inversión,
quedó
reservado
al
Estado
mexicano:
1)
La
propiedad
y
operación
de
sistemas
de
satélites
y
estaciones
terrenas.
2)
Los
servicios
de
telegrafía
y
radiotelegrafía.
3)
La
operación,
administración
y
control
del
sistema
ferroviario
mexicano.
4)
La
emisión
de
billetes
y
monedas.
5)
Los
servicios
sociales
(salud,
educación
pública,
administración
de
justicia,
etcétera).
Resumen
Dentro
de
este
contexto
se
ha
querido
entregar
una
serie
de
herramientas
para
que
sean
aplicadas
por
cada
uno
de
los
interlocutores
y
obtengan
un
amplio
conocimiento
acerca
de
lo
que
es
el
TLC,
dentro
de
cada
uno
de
sus
parámetros,
sus
reglamentaciones,
sus
aportes
para
poder
entrar
dentro
de
este
nuevo
argot
y
lo
más
importante
dar
a
conocer
todos
los
puntos
de
vista
sobre
los
temas
de
negociación
de
este
proceso
y
como
interactúan
los
diferentes
sectores
de
la
economía
nacional
en
este
proceso.
La
negociación
del
tratado
de
Libre
Comercio
de
América
del
Norte
dio
como
resultado
uno
de
los
tratados
comerciales
más
avanzados
del
mundo
pues:
1)
reconoce
la
globalización
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
creciente
y
la
interdependencia
económica;
2)
vincula
el
comercio
de
bienes
con
el
de
servicios
y
los
movimientos
de
capital;
3)
adopta
los
principios
del
multilateralismo
establecidos
en
el
GATT.
Bibliografía
LECTURA RECOMENDADA
LAS 100 PREGUNTAS DEL TLC
Así,
con
el
adverbio
en
diminutivo,
una
modalidad
idiomática
que
utiliza
cuando
va
a
validar
una
trapisonda
contra
la
mayoría
de
la
nación,
Álvaro
Uribe
avisó
que
está
dispuesto
a
firmar
en
el
corto
plazo
el
TLC
con
Estados
Unidos.
“Aunque
caigan
rayos
y
centellas”,
se
reafirmó
dando
evidencia
que
tal
como
se
perfila
el
final
de
las
negociaciones
el
resultado
será
catastrófico
para
amplios
sectores
sociales
y
económicos.
Uribe
tiene
conocimiento
de
causa.
En
efecto,
cuando
se
lee
el
Reporte
que
la
Misión
Comercial
del
Comité
de
Medios
y
Arbitrios
de
la
Cámara
de
Representantes
de
Estados
Unidos,
que
visitó
hace
poco
a
Colombia,
Perú
y
Ecuador,
ha
rendido
sobre
el
proceso
del
TLC
con
estos
tres
países
andinos,
la
conclusión
es
fatal:
en
el
Congreso
norteamericano
no
tendrá
aprobación
ningún
Acuerdo
que
sea
menos
amplio
que
el
DR-‐
CAFTA
(el
que
firmaron
cinco
países
de
Centroamérica
y
República
Dominicana).
Reiteran
que
el
apoyo
“sólo
se
dará
a
aquellas
naciones
que
estén
listas
y
han
hecho
las
concesiones
necesarias”.
Dentro
de
estas
concesiones
destacan
la
eliminación
del
sistema
de
franjas
de
precios
para
proteger
la
agricultura
y
la
del
uso
de
las
salvaguardias
permanentes
para
algún
producto
agropecuario;
igualmente
ratifican
que
el
Imperio
no
negociará
ni
renunciará
a
las
ayudas
domésticas
que
otorga
a
sus
productores
de
alimentos,
cereales
y
oleaginosas
y
que
le
sirven
para
mercadear
sus
géneros
a
precios
por
debajo
del
costo
de
producción.
El
Reporte
resalta
que
dicha
delegación
considera
que
el
TLC
“debe
tener
un
capítulo
fuerte
de
Propiedad
Intelectual”
y
advierte,
para
aquellos
que
acaricien
alguna
ilusión
al
respecto,
que
“no
se
deben
negociar
tampoco
las
medidas
sanitarias
y
fitosanitarias”
con
lo
cual
el
anhelado
“acceso
real”
de
los
bienes
colombianos
“al
mercado
más
grande
del
mundo”
se
desvanece.
Así
mismo,
al
reconocer
que
los
tres
países
“poseen
una
gran
parte
de
las
especies
en
el
mundo
(biodiversidad)”
rechaza
“las
protecciones
que
para
ello
buscan...ya
que
no
caben
dentro
del
régimen
de
propiedad
intelectual
de
Estados
Unidos”.
Admiten
que
esa
biodiversidad
“debe
ser
protegida
a
través
de
contratos”.
El
Reporte
se
refiere
a
la
reunión
que
sostuvo
dicha
Misión,
encabezada
por
Bill
Thomas,
con
el
presidente
de
Colombia,
acompañado
entre
otros
por
el
nuevo
presidente
del
BID,
Luís
Alberto
Moreno,
así:
“El
Presidente
Uribe
hizo
un
análisis
geopolítico
acerca
de
la
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
importancia
del
TLC,
estableciendo
que
Colombia
es
un
soporte
fuerte
de
los
Estados
Unidos
mientras
Brasil
está
tratando
de
suplantar
el
liderazgo
americano
en
Suramérica
y
Venezuela
está
comprando
el
papel
de
liderazgo
con
petróleo
barato;
enfatizó
que
la
inestabilidad
en
la
región
se
incrementaría
si
Estados
Unidos
no
es
capaz
de
concluir
un
TLC
con
un
fuerte
aliado
como
es
Colombia”.
Pese
a
tal
declaración
de
vasallaje,
la
felonía
no
funcionó,
el
mismo
Reporte
observa
que
“a
pesar
de
la
importancia
estratégica
de
la
relación
entre
Estados
Unidos
y
la
comunidad
andina,
el
Congreso
de
Estados
Unidos
juzgará
el
TLC
andino
por
sus
méritos;
el
apoyo
del
Congreso
para
acuerdos
comerciales
no
se
puede
suponer,
así
sea
para
Colombia”.
El
represente
Thomas
le
ratificó
a
Uribe
en
este
encuentro
que
“el
Congreso
no
aprobaría
un
TLC
que
tuviera
un
formato
distinto
al
de
los
acuerdos
anteriores”.
Uribe
conoce
que
con
la
firma
del
TLC
ocasionará
una
lesión
enorme
a
millones
de
colombianos,
está
dispuesto
a
asumir
estos
costos
políticos;
nadie
con
un
mínimo
de
sindéresis
puede
explicar
la
fuerza
oculta
que
motiva
esa
decisión
sino
es
su
sumisión
ciega
a
la
superpotencia.
Ese
servilismo
en
el
caso
de
un
mandatario
constituye
clara
traición
a
los
intereses
nacionales.
Aquí
cabe
el
célebre
dicho:
“lo
que
se
hace
de
prisa
(“rapidito”)
se
paga
despacio”.
¿Qué
persiguen
dos
países
cuando
deciden
firmar
un
tratado
de
libre
comercio?
Claramente
se
desea
facilitar
los
intercambios
comerciales.
Se
afirma
que
sin
excepción,
esto
último
es
muy
positivo.
Tanto
se
repite
que
el
libre
comercio
es
bueno
-‐y,
por
lo
tanto,
lo
son
los
respectivos
tratados
entre
dos
países-‐
que
tal
afirmación
adquiere
cierto
estatus
religioso,
inmune
a
cualquier
cuestionamiento.
Pero
¿son
realmente
las
cosas
tan
claras
y
concluyentes?
El
mito
del
libre
comercio.
Se
dice
que
este
propicia
la
competencia
y,
por
esa
vía,
la
eficiencia,
que
a
su
vez
resulta
de
la
especialización
de
cada
país
en
aquello
para
lo
que
está
mejor
dotado.
Evidentemente
esto
se
parece,
como
una
gota
a
otra,
a
lo
que
en
la
economía
neoclásica
recibe
el
nombre
de
teoría
de
la
ventajas
comparativas“,
inicialmente
formulada
por
David
Ricardo,
economista
inglés
que
vivió
200
años
atrás.
Desde
entonces,
la
teoría
ha
ganado
en
sofisticación
formal,
aunque
no
en
contenido
sustantivo.
Por
lo
demás,
se
trata
de
una
idea
tan
alejada
de
la
realidad
terrestre
como
pueda
estarlo
el
mundo
de
donde
provenía
el
celebérrimo
ET
de
Spielberg,
pero
sin
la
tierna
sensibilidad
de
este
personaje.
La
pura
verdad
es
que
esta
teoría
afirma
que
el
comercio
es
bueno
si
se
da
en
un
mundo
tan,
pero
tan
perfecto
que,
claramente,
no
es
el
que
habitamos.
De
este
planeta
nuestro,
sucio
y
enrevesado,
esa
teoría
no
entiende
nada.
Pero,
en
cambio,
es
muy
útil
como
arma
de
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
propaganda
ideológica,
para
formular
convencidísimas
aseveraciones
acerca
de
cosas
que
jamás
se
han
visto
en
la
realidad.
Porque,
a
decir
verdad,
excepto
Inglaterra,
ningún
país
se
ha
desarrollado
con
base
en
políticas
de
libre
comercio.
Inglaterra
es
un
caso
único,
por
ser
la
primera
economía
en
la
historia
de
la
humanidad
donde
prendió
un
desarrollo
capitalista
moderno,
resultante
de
la
Revolución
Industrial
de
los
siglos
XVIII
y
XIX.
Con
la
ventaja
que
le
daba
su
industria,
la
más
avanzada
de
la
época
puede
entenderse
su
apego
de
entonces
por
el
libre
comercio.
Pero,
en
cambio,
ninguno
de
los
que
avanzaron
luego
hacia
el
capitalismo
moderno
en
la
Europa
continental
ni
los
Estados
Unidos-‐
basaron
su
propio
desarrollo
en
el
libre
comercio.
En
cambio,
buscaron
proteger
sus
industrias
y
aplicar
políticas
estatales
para
la
promoción
del
desarrollo.
Avanzado
el
siglo
XX,
Japón,
y
luego
algunos
otros
países
del
Asia
Oriental,
lograron
un
desarrollo
capitalista
brillante.
Entre
otros
factores,
esto
fue
el
resultado
exitoso
de
políticas
que
incluían
fuertes
controles
sobre
la
inversión
extranjera
y
múltiples
trabas
a
las
importaciones.
Por
lo
demás,
su
participación
en
el
comercio
internacional
se
dio
de
forma
paulatina,
muy
selectiva
y
graduada.
Además,
y
por
mucho
tiempo,
estos
países
inclusive
Japón-‐
se
dedicaron
a
copiar
y
adaptar
tecnologías,
y
solo
posteriormente
empezaron
a
generar
un
desarrollo
científico
y
tecnológico
autónomo.
En
contrapartida,
América
Latina
fue,
durante
el
siglo
XIX
y
parte
del
XX,
una
aplicada
seguidora
del
libre
comercio.
Así
nacimos
al
capitalismo
y,
por
cierto,
en
situación
de
amplia
desventaja.
En
el
caso
de
Costa
Rica,
el
café
y
el
banano
simplemente
nos
dejaron
amarrados
al
vagón
de
retaguardia
del
capitalismo
mundial,
anclados
al
subdesarrollo.
Asumíamos
una
forma
de
especialización
que
nos
definía
como
economía
capitalista
pobre,
dependiente,
vulnerable
subdesarrollada.
Tal
fue
la
herencia
de
la
política
de
libre
comercio
de
nuestros
patriarcas.
En
resumen
esa
es
la
evidencia
histórica
disponible.
Quienes
se
negaron
al
libre
comercio
llegaron
a
ser
desarrollados.
Quienes
lo
abrazamos
hoy
seguimos
siendo
subdesarrollados.
Pero
esto
no
sugiere
que
haya
que
renunciar
a
todo
comercio
y
encerrarse
cada
cual
en
sus
fronteras.
Esta
posición
sería
tan
simplista
e
ilusa
como
la
que
sostiene
el
dogma
del
libre
comercio.
Que
un
país
comercie
con
algunos
otros
puede
serle
provechoso.
El
problema
es
el
libre
comercio
indiscriminado.
También
esto
encuentra
respaldo
en
la
evidencia
histórica
sobre
todo
la
del
siglo
XX-‐
y,
en
especial,
para
el
caso
del
Japón
y
otros
países
del
Asia
Oriental.
Estos
países
comerciaron
cuándo,
en
el
grado
y
de
las
formas
que
mejor
les
convenía,
sujeto
a
sus
propios
objetivos
de
desarrollo.
Esa
es
la
realidad.
Otra
cosa
son
las
especulaciones
entusiastas
pero
sin
fundamento
acerca
del
libre
comercio.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Lo
diré
claro:
ese
discurso
es
pura
ideología,
cuando
no
propaganda
mentirosa
e
interesada.
Y
esto
vale
muy
especialmente
en
el
caso
del
Tratado
de
Libre
Comercio
(TLC)
con
los
Estados
Unidos.
La
experiencia
de
los
TLC.
Nótese
que
la
experiencia
disponible
acerca
de
los
TLC
es,
en
general,
muy
limitada.
Entonces,
carecen
de
toda
seriedad
esas
afirmaciones
entusiastas
que
cierta
gente
repite
con
tanta
frivolidad.
Pero,
por
otra
parte,
dice
mucho
el
silencio
oficial
en
relación
con
los
resultados
efectivamente
registrados,
ahí
donde
hay
una
experiencia
de
cierto
alcance.
Se
da
por
supuesto
que
estos
tratados
funcionan“y
con
mano
dura,
se
acalla
cualquier
posible
duda.
Durante
10años,
México
ha
sido
parte
del
TLC
de
América
del
Norte
(TLCAN).
Por
lo
demás,
es
un
país
claramente
inmerso
en
una
crisis
de
largo
plazo:
económica,
social
y
política.
Alrededor
del
75%
de
las
exportaciones
mexicanas
se
colocan
dentro
del
TLCAN.
Así
pues,
es
muy
razonable
pensar
que
seguramente
esa
crisis
algo
tiene
que
ver
con
este
tratado.
Por
otra
parte,
podríamos
hablar
de
nuestro
TLC
con
México,
vigente
por
ya
casi
9
años.
Oficialmente
se
prefiere
no
mencionarlo.
Acaso
porque
ha
sido
ampliamente
desventajoso
para
nosotros.
Estos
dos
casos
ilustran
porqué,
en
su
momento,
Francia,
Alemania
y
Estados
Unidos,
protegieron
sus
economías
y
se
negaron
al
libre
comercio
sin
cortapisas.
Este
último
habría
implicado
permitir
que
la
industria
británica
entrara
avasalladora.
Por
ello
también
Japón
protegió
su
economía,
frente
a
las,
por
entonces,
muy
superiores
industrias
estadounidenses
y
europeas.
Y
es
que
tanto
la
relación
México-‐Estados
Unidos
como
la
de
Costa
Rica-‐México,
cada
una
dentro
del
respectivo
TLC,
tienen
algo
en
común:
la
asimetría,
es
decir,
las
significativas
diferencias
en
el
tamaño
absoluto
y
el
nivel
de
desarrollo
relativo
de
las
economías.
Si
dos
economías
nacionales
muy
asimétricas
entran
en
una
relación
basada
en
el
libre
comercio,
la
superioridad
de
la
más
desarrollada
inevitablemente
se
hace
sentir
a
su
favor:
por
el
mayor
poderío
económico
de
su
capital,
la
mayor
competitividad
de
sus
productos,
la
superioridad
técnica
y
de
innovación
de
sus
sistemas
productivos,
la
mayor
eficacia
de
su
sistema
institucional.
No
resulta
demasiado
diferente
de
lo
que
uno
puede
observar
en
la
vida
cotidiana.
No
cualquiera
puede
nadar
tan
rápido
como
Claudia
Poll,
ni
llegar
a
tal
nivel
competitivo
se
logra
de
la
noche
a
la
mañana.
México
no
es
un
país
desarrollado,
pero,
comparado
con
Costa
Rica,
posee
ventajas
innegables:
un
mercado
interno
mucho
más
grande,
un
capital
mucho
más
poderoso,
una
industria
mucho
más
diversificada.
De
ahílos
amplios
y
crecientes
déficit
en
nuestro
intercambio
con
México,
cuyo
impacto
en
la
balanza
de
pagos
es
mayor
de
lo
que
se
sospecha.
Pero
frente
a
Estados
Unidos,
México
tiene
poco
con
qué
defenderse:
las
diferencias
de
tamaño
y
de
desarrollo
relativo
son
muy
grandes.
De
ahí
que
algunos
críticos
digan
que,
bajo
el
TLCAN,
México
se
está
convirtiendo
en
una
gran
maquila.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
En
general,
eso
es
lo
que
acontece
cuando
dos
economías
muy
diferentes
comercian
libremente:
la
más
desarrollada
tiende
a
subordinar
a
la
otra.
Esta
queda
sujeta
a
las
demandas
y
requerimientos
de
la
primera,
cosa
que,
en
la
práctica,
implica
especializarse
en
actividades
rezagadas
y
poco
dinámicas.
Resulta,
pues,
una
buena
fórmula
para
el
subdesarrollo.
El
TLC
con
Estados
Unidos.
Aquí
se
lleva
al
extremo
esta
lógica
invertida:
se
ponen
en
relación
bajo
condiciones
de
libre
comercio,
economías
entre
las
cuales
median
abismos.
Veamos
algunos
datos
muy
escuetos:
la
economía
estadounidense
es
de
600a
700veces
el
tamaño
de
la
de
Costa
Rica;
unas
160o
170
veces
la
de
toda
Centroamérica.
El
trabajador
estadounidense
tiene
una
productividad
7
u
8
veces
superioridad
a
la
del
promedio
de
nuestros
trabajadores;15
a
30veces
la
de
otros
trabajadores
centroamericanos.
Y
,sobra
decirlo,
Estados
Unidos
posee
una
capacidad
científica
y
tecnológica,
incomparablemente
superior.
Pensar
que
estas
economías
comercien
y
compitan
en
condiciones
de
igualdad
(en
—cancha
pareja“),
debería
sonar
absurdo.
En
cambio,
la
propaganda
al
uso
lo
considera
una
idea
genial.
Ello
demuestra
el
poder
ilusionista
de
la
ideología
del
libre
comercio
y,
por
supuesto,
la
fuerza
enorme
de
los
intereses
involucrados.
A
fines
de
octubre,
al
concluir
la
VIII
ronda
de
negociación,
algunos
sectores
se
congratulaban
porque,
en
diferentes
casos,
se
consolidaban
“
beneficios
que
brinda
la
Iniciativa
de
la
Cuenca
del
Caribe.
Pobre
alegría;
se
contentan
con
seguir
teniendo
lo
que
ya
se
tenía
sin
reparar
en
las
concesiones
entregadas
a
cambio.
Incluyendo
la
libre
entrada
en
pocos
años-‐
de
los
productos
de
las
altamente
competitivas
industrias
manufacturera
y
de
servicios
(quizá
también
la
subsidiada
agricultura)
de
los
Estados
Unidos.
Pero
también
algunas
concesiones
más.
Porque
la
agenda
de
la
Organización
Mundial
del
Comercio,
como
la
de
este
TLC,
va
mucho
más
allá
del
libre
comercio.
Este
solo
es
un
aspecto,
junto
a
los
de
inversión,
propiedad
intelectual
y
varios
más.
Cuando
se
dice
inversión
se
dice
libre
movimiento
de
capitales
y,
por
cierto,
no
el
macilento
capital
de
las
pequeñas
economías
subdesarrolladas.
Digámoslo
claro:
es
la
inversión
de
los
gigantes
transnacionales
y
de
los
operadores
globales
del
capital
financiero
especulativo.
Cierto
que,
según
ciertas
tesis,
el
capital
extranjero
es
siempre
benéfico
para
nuestras
economías.
La
idea
tiene
el
mismo
carácter
mítico
de
la
que
dice
acerca
de
las
maravillas
del
libre
comercio,
pero
no
posee
mejor
sustento
histórico.
Ahí
está
la
historia
del
subdesarrollo
latinoamericano,
con
amplia
presencia
del
capital
extranjero.
Otra
evidencia
histórica
de
Japón
o
Corea
del
Sur,
por
ejemplo
ratifica
la
conveniencia
de
tener
una
relación
cautelosa
y
selectiva
con
el
capital
extranjero.
En
materia
de
propiedad
intelectual,
el
asunto
va
mucho
más
allá
de
los
genéricos
en
medicinas
o
agroquímicos.
Lo
que
está
en
cuestión
es
el
acceso
a
los
frutos
del
desarrollo
científico-‐tecnológico.
Esta
es
la
realidad:
la
tríada
desarrollada
del
capitalismo
mundial
en
Estados
Unidos
Europa
y
Japón-‐
concentra
la
casi
totalidad
de
los
avances
en
ciencia
y
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
tecnología,
gran
parte
de
los
cuales
queda
en
manos
de
las
corporaciones
transnacionales.
Por
otra
parte,
para
que
un
país
se
desarrolle
requiere
tener
acceso
a
la
ciencia
y
la
tecnología
(como
lo
hicieron
Japón
y,
tiempo
después,
otros
países
del
Asia
Oriental,
en
la
segunda
mitad
del
siglo
XX).
La
legislación
sobre
propiedad
intelectual
consolida
el
monopolio
de
la
ciencia
y
la
tecnología
en
manos
de
los
centros
desarrollados
y
sus
corporaciones
transnacionales,
y
levanta
barreras
muy
elevadas
que
difícilmente
los
países
pobres
podríamos
saltar.
En
eso
se
resume
este
TLC:
comercio
en
pie
de
igualdad
y
un
conjunto
de
normas
en
materias
como
inversión
y
propiedad
intelectual-‐
enteramente
diseñadas
según
los
intereses
de
la
gran
potencia
y
sus
empresas.
Así,
se
puede
anticipar
una
relación
económica
que
profundice
la
subordinación
de
nuestras
economías,
y
su
Especialización
hasta
la
hipertrofia-‐
en
actividades
rezagadas
que
complementen
convenientemente
el
aparato
económico
de
alta
productividad
de
aquel
país.
En
lo
económico,
hay
poco
nuevo
bajo
el
sol.
Seguiremos
subdesarrollados,
aunque
ya
de
forma
prácticamente
irreversible.
En
lo
político
hay
mayor
novedad,
pues
seremos
más
parecidos
a
una
colonia
y
menos
a
una
república.
Así
lo
quieren
nuestras
clases
dirigentes.
Ni
su
visión
del
mundo
ni
su
inteligencia
ni
la
temperatura
de
la
sangre
en
sus
venas,
les
da
para
más.
En
esto
último
sí
que
no
hay
nada
nuevo
bajo
el
sol.
Tampoco
los
próceres
del
siglo
XIX
pudieron
idear
algo
mejor
que
exportar
postres.
Reglas de Origen
El
TLC
prevé
la
eliminación
de
todas
las
tasas
arancelarias
sobre
los
bienes
que
sean
originarios
de
México,
Canadá
y
Estados
Unidos,
en
el
transcurso
de
un
periodo
de
transición.
Para
determinar
cuáles
bienes
son
susceptibles
de
recibir
trato
arancelario
preferencial
son
necesarias
reglas
de
origen.
Las
disposiciones
sobre
las
reglas
de
origen
contenidas
en
el
trato
están
diseñadas
para:
• Asegurar
que
las
ventajas
del
TLC
se
otorguen
sólo
a
bienes
producidos
en
la
región
de
América
del
Norte
y
no
a
bienes
que
se
elaboren
total
o
en
su
mayor
parte
en
otros
países.
• Establecer
reglas
claras
y
obtener
resultados
previsibles.
Reducir
los
obstáculos
administrativos
para
los
exportadores,
importadores
y
productores
que
realicen
actividades
comerciales
en
el
marco
del
Tratado.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Barreras Arancelarias y No Arancelarias
Una
de
las
partes
centrales
de
este
marco
regulador
del
comercio
de
bienes
es
el
programa
de
desgravación
arancelaria,
mediante
el
cual
se
plantea
la
eliminación
progresiva
de
los
aranceles
sobre
bienes
originarios,
de
acuerdo
con
unas
listas
de
desgravación.
La
categoría
A
corresponde
a
la
entrada
libre
de
derechos
cuando
entra
en
vigor
el
Tratado.
La
categoría
B
mediante
la
cual
se
prevea
la
eliminación
del
arancel
en
5
etapas
anuales,
es
decir
que
la
eliminación
del
arancel
en
un
período
de
5
años.
La
categoría
C
prevé
que
linealmente
el
arancel
va
a
llegar
a
cero
en
un
período
de
10
años
y
una
categoría
D
que
incorpora
todos
aquellos
bienes
que
estaban
exentos
del
pago
de
aranceles
y
que
van
a
continuar
así,
por
ejemplo
todos
aquellos
productos
mexicanos
que
se
benefician
de
SGP
en
los
Estados
Unidos
o
de
un
sistema
preferencial
en
Canadá.
Existe
la
categoría
E
que
tiene
una
desgravación
en
15
años
para
productos
especiales,
por
ejemplo
el
jugo
de
naranja
en
Estados
Unidos,
el
maíz
y
fríjol
en
México.
El
arancel
de
partida
con
que
se
inicia
el
programa
de
desgravación
en
Estados
Unidos
y
Canadá
es
el
arancel
del
Sistema
General
de
Preferencias,
es
decir
el
arancel
preferencial
o
en
su
defecto
el
de
nación
más
favorecida
mientras
que
para
México
será
su
arancel
aplicado.
Esto
es
importante,
porque
no
se
empieza
con
los
aranceles
consolidados
en
el
GATT
que
en
algunos
casos
son
más
altos,
sino
que
se
empieza
con
el
arancel
aplicado
Por
otro
lado,
con
el
Tratado
se
consolidaron
a
México
los
beneficios
del
Sistema
Generalizado
de
Preferencias
(SGP).
El
TLC
elimina
las
cuotas
para
productos
que
cumplen
con
la
regla
de
origen,
mientras
que
los
permisos
de
importación
entre
los
tres
países
se
substituyen
por
la
cuota-‐arancel,
es
decir
se
fija
una
cuota
de
importación
libre
de
impuestos
y
una
vez
cubierta
la
cuota
se
paga
el
arancel
establecido
por
el
TLC.
Los
programas
vigentes
de
devolución
de
aranceles
(draw
back)
serán
modificados
el
primero
de
enero
del
año
2001,
para
el
comercio
entre
los
tres
países
miembros.
Una
vez
modificado
el
draw
back,
cada
país
establecerá
un
procedimiento
que
evite
una
doble
tributación
en
el
caso
de
los
bienes
que
aún
paguen
impuestos
en
el
área
de
libre
comercio.
Para
la
eliminación,
se
tomarán
como
punto
de
partida
las
tasas
vigentes
al
primero
de
Julio
de
1991,
incluidas
las
del
Arancel
General
Preferencial
(GPT)de
Canadá
y
las
del
Sistema
Generalizado
de
Preferencias
de
Estados
Unidos.
Asimismo
se
prevé
la
posibilidad
de
que
los
tres
países
consulten
y
acuerden
una
eliminación
arancelaria
más
acelerada
a
la
establecida
en
el
TLC.
• El
TLC
puede
incrementar
la
eficiencia
económica
si
la
creación
del
comercio
supera
la
posible
desviación
de
comercio.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
• El
TLC
amplia
el
comercio
y
promueve
la
eficiencia,
el
ingreso
real
de
la
población
aumente.
Si
esto
es
dinámico,
el
beneficio
se
dará
a
través
de
mayores
tasas
de
crecimiento
económico
que
reducirán
la
pobreza
absoluta
generando
un
ingreso
percápita
ascendente.
• Los
mayores
flujos
de
inversión
y
comercio
explotarán
la
ventaja
comparativa
de
México
en
procesos
Intensivos
en
mano
de
obra,
incrementándose
el
valor
real
de
los
salarios
en
toda
la
economía.
Evidentemente
las
motivaciones
son
muchísimas
para
cada
uno
de
los
países.
En
el
caso
de
México,
tenemos
que
el
NAFTA
se
convierte
en
un
instrumento
importante
para
consolidar
las
reformas
económicas
anunciadas
a
mediados
de
los
años
80,
fundamentalmente
para
consolidar
el
proceso
de
apertura
económica.
Por
otra
parte,
México
requiere
tener
un
mercado
seguro
para
su
acceso
a
Estados
Unidos.
Un
70
por
ciento
de
las
exportaciones
mexicanas
van
a
ese
mercado,
pero
eso
estaba
basado
fundamentalmente
en
concesiones
unilaterales
y
era
necesario
que
tuviera
una
base
más
sólida.
Finalmente
porque
el
NAFTA
se
convierte
en
un
incentivo
muy
importante
para
la
atracción
de
capital
extranjero
a
México,
necesario
para
el
apoyo
de
todo
el
proceso
de
reforma
que
se
estaba
llevando
a
cabo.
Por
su
parte,
desde
la
perspectiva
de
Estados
Unidos,
tenemos,
por
un
lado,
el
desencanto
con
el
sistema
multilateral
como
el
principal
medio
para
lograr
la
liberalización
comercial.
Para
esta
época
se
da
el
fracaso
de
la
Reunión
Ministerial
de
Bruselas,
en
diciembre
de
1990,
en
la
cual
se
suponía
iba
a
concluir
la
Ronda
Uruguay.
Por
otra
parte,
se
plantea
la
necesidad
de
considerar
nuevos
mercados
para
sus
productos.
México
es
en
este
sentido,
un
mercado
importante
para
los
Estados
Unidos
y,
finalmente,
el
desarrollo
de
una
nueva
agenda
de
política
internacional,
en
que
la
participación
mexicana
es
muy
importante.
Es
decir,
aparecen
ciertos
temas
en
la
agenda
internacional
de
este
país
como
el
tema
de
las
drogas,
el
tema
de
la
conservación
del
medio
ambiente,
el
tema
de
las
migraciones
en
los
que,
por
supuesto,
México
tiene
un
rol
relevante.
La
motivación
de
los
Estados
Unidos
es
una
motivación
mucho
más
política,
que
económica.
Finalmente,
en
el
caso
de
Canadá,
se
trata
de
una
razón
fundamentalmente
defensiva.
Por
un
lado,
se
plantea
la
necesidad
de
preservar
el
Tratado
de
Libre
Comercio
suscrito
entre
Estados
Unidos
y
Canadá
y
que
entró
en
vigencia
en
1989.
En
segundo
término,
asegurarse
que
Canadá
continuaría
siendo
un
lugar
atractivo
para
la
inversión
extranjera
y
en
tercer
lugar,
siendo
mucho
menos
importante,
lograr
acceso
al
mercado
mexicano
para
sus
bienes
y
servicios.
Es
una
razón
fundamentalmente
defensiva
para
evitar
que
el
Tratado
entre
Estados
Unidos
y
México
pudiese
afectar
lo
logrado
por
la
suscripción
del
Tratado
de
Libre
Comercio
suscrito
por
Canadá
y
Estados
Unidos
en
1989.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
Problemas anexos al TLCAN
El
TLCAN
fue
designado
con
el
fin
de
brindar
a
los
tres
países
miembros
derechos
comerciales
casi
idénticos
para
cada
uno.
Los
países
que
habían
encontrado
siempre
maneras
de
favorecer
a
sus
propios
productores
serían
prohibidos
de
hacerlo
bajo
el
TLCAN.
Algunos
políticos
canadienses
pidieron
que
las
industrias
culturales
canadienses
fueran
exentas
de
esta
disposición
de
fácil
acceso,
conforme
a
los
términos
del
TLCAN,
pero
ya
que
una
de
las
principales
exportaciones
de
Estados
Unidos
son
los
productos
de
la
diversión
y
espectáculos,
obviamente
entrelazados
con
la
cultura,
los
estadounidenses
estuvieron
claramente
decididos
a
continuar
tratando
la
cultura
como
cualquier
otra
industria.
Asimismo,
el
TLCAN
debería
permitir
movimiento
libre
a
la
gente,
así
como
las
mercancías.
Después
de
todo,
en
una
economía
internacional
emergente
basada
en
el
conocimiento,
el
cerebro
de
la
gente
se
hacía
más
y
más
esencial
para
el
éxito
económico
de
las
compañías.
Antes
del
libre
comercio,
Canadienses
viajando
a
los
Estados
Unidos
por
razones
de
negocio
tenia
que
mentir
y
decir
que
iban
de
turismo.
Ahora,
pueden
ir
para
discutir
o
para
fomentar
negocio
sin
ocultarlo
a
los
agentes
de
inmigración
Estadounidenses.
También,
ahora
es
más
fácil
que
antes
obtener
permisos
de
trabajo
temporales.
No
obstante,
los
estadounidenses,
naturalmente,
querían,
y
siguen
queriendo,
mantener
mano
firme
en
el
movimiento
de
personas
a
su
territorio.
Muchas
personas
no
solamente
quieren
visitar
los
EE.UU.,
sino
que
quieren
quedarse
ahí.
Los
estadounidenses,
por
supuesto,
están
contentos
de
adherirse
a
algunas
de
ellas.
Por
ejemplo,
las
inmensas
firmas
estadounidenses
de
software
como
CISCO
Systems
tienen
oficinas
permanentes
de
contratación
establecidas
cerca
del
campus
de
la
Universidad
de
Waterloo,
una
de
las
mejores
productoras
de
diplomados
en
informática
de
Canadá.
A
los
estadounidenses
les
gusta
esta
clase
de
gente,
como
a
cualquier
sociedad
empresarial.
Así
que
Washington
lo
hace
fácil
para
los
trabajadores
de
vanguardia
de
la
tecnología
importante,
no
sólo
visitar
el
país,
sino
que
también
quedarse.
No
es
sorprendente,
que
los
Estados
Unidos
es
el
socio
más
dominante
en
el
TLCAN,
y
es
de
acuerdo
con
sus
intereses
definir
que
conjunto
de
conocimientos
y
capacitación
se
requiere
antes
de
permitir
a
grupos
de
gente
de
movilizarse
fácilmente
y
cruzar
sus
fronteras
del
norte
y
sur.
En
el
futuro,
el
texto
del
NAFTA
se
va
a
seguir
redefiniendo
o
aclarando
todavía
más,
por
un
lado,
la
labor
de
interpretación,
o
las
decisiones
o
aclaraciones
que
realicen
los
distintos
grupos
de
trabajo
establecidos
en
el
NAFTA,
pero
sobre
todo,
porque
ya
han
surgido,
y
van
a
surgir
muchísimas
más
controversias
comerciales
entre
los
países
y
se
van
a
establecer
una
serie
de
paneles
para
solucionarlas.
Los
reportes
o
informes
de
estos
paneles
van
a
ir
clarificando
cada
vez
más
cuál
es
el
verdadero
contenido
del
NAFTA.
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
¿Por qué es importante acuerdos como el NAFTA para países como los
nuestros?
También
hay
opiniones
contrarias
a
lo
que
ha
representado
el
Nafta
para
cada
uno
de
los
países
integrantes.
El
economista
Arturo
Santamaría
Gómez
que
expone
en
su
tratado
"¿A
quién
ha
beneficiado
el
TLC?"
lo
siguiente:
Una
de
las
razones
por
las
cuales
los
norteamericanos
no
celebraron
un
tratado
y,
en
cambio
celebraron
un
acuerdo
comercial
son:
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
• La
existencia
de
menos
exigencias
jurídicas
para
la
celebración
de
un
acuerdo
comercial,
que
para
la
celebración
de
un
tratado.
• La
posibilidad
de
que
se
apruebe
un
acuerdo
es
mayor
a
la
de
un
Tratado.
• Que
frente
a
los
jueces
norteamericanos,
el
Tratado
tiene
mayor
fuerza
frente
a
la
legislación
interna;
en
cambio,
cuando
existe
un
acuerdo
comercial,
éste
se
encuentra
por
debajo
de
las
mandatory
rules."
El
Tratado
de
Libre
Comercio
no
ha
fortalecido
la
soberanía
mexicana,
no
tiene
ninguna
relación
directa
con
las
luchas
por
la
democracia
en
(tal
y
como
especulaban
muchos
de
sus
animadores),
no
ha
disminuido
la
emigración
mexicana
a
Estados
Unidos,
no
ha
mejorado
la
economía,
no
ha
mejorado
el
bienestar
de
las
mayorías,
ni
ha
mejorado
la
amistad
de
los
pueblos
mexicano
y
estadounidense.
El
TLC,
conocido
en
Estados
Unidos
como
NAFTA,
solo
ha
beneficiado
a
unas
cuantas
empresas
con
repercusiones
favorables
mínimas
en
otros
sectores
de
la
sociedad.
Alrededor
de
300
empresas,
casi
todas
transnacionales,
son
las
responsables
del
70
por
ciento
de
las
exportaciones
totales.
Sin
incluir
los
productos
de
las
maquiladoras,
son
sólo
17
tipos
de
productos
los
que
hacen
posible
el
60
por
ciento
de
dichas
exportaciones.
En
el
sector
agropecuario
el
café
en
grano,
tomate
y
legumbres
reúnen
el
73
por
ciento
de
las
exportaciones
agrícolas
en
los
dos
primeros
años
del
TLC.
Casi
la
mitad
de
las
exportaciones
manufactureras
las
producen
las
maquiladoras;
pero
el
contenido
mexicano
de
sus
mercancías,
incluyendo
mano
de
obra,
es
del
22
por
ciento
aproximadamente.
Las
maquiladoras
sólo
consumieron
en
1996
el
1.83
por
ciento
de
insumos
nacionales
y
empleaban
a
803,060
trabajadores.
De
1965
a
la
fecha,
las
maquiladoras
solo
han
logrado
crear
el
2.2
por
ciento
de
los
empleos
mexicanos.
Por
otra
parte,
las
exportaciones
manufactureras
que
no
son
generadas
por
las
maquiladoras
cada
vez
tienen
un
menor
contenido
nacional.
Del
conjunto
de
las
exportaciones
mexicanas
en
1987
tenían
un
87.6
por
ciento
de
contenido
nacional
y
en
1994
había
bajado
a
42.24
por
ciento.
En
el
primer
año
del
TLC
bajó
otros
cuatro
puntos
porcentuales.
En
cantidades
brutas
las
exportaciones
entre
1983
y
1994
aumentaron
el
134.39
por
ciento,
pero
en
números
netos
sólo
aumentaron
13
por
ciento.
En
1994,
solo
se
exportaron
2,959
millones
de
dólares
más
que
en
1983.
Todos
aquellos
que
promovieron
entusiasta
y
activamente
el
Tratado
de
Libre
Comercio
se
imaginaron
que
con
tan
histórica
decisión
las
relaciones
entre
México
y
Estados
Unidos
tendrían
que
ser
de
manera
inevitable
mejores
que
nunca.
Después
de
dos
años
y
medio
de
haberse
iniciado
el
TLC
la
amistad
México-‐Estadounidense
se
encuentra
en
uno
de
sus
peores
momentos.
Para
la
mala
fortuna
de
sus
impulsores,
como
de
la
población
mexicana
en
general,
el
TLC
fue
extraordinariamente
sobrestimado
en
las
potencialidades
que
podría
desarrollar.
La
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
visión
simplista
y
tecnocratica
acerca
de
las
capacidades
del
mercado
para
modificar
el
desenvolvimiento
de
las
complejidades
de
una
sociedad
han
sido
de
fatales
consecuencias
para
México.
Pero,
además
del
poco
favorable
balance
económico
para
la
inmensa
mayoría
de
los
mexicanos
en
dos
años
de
TLC,
la
firma
de
dicho
acuerdo
también
ha
sido
visto
en
Estados
Unidos
por
gran
parte
de
su
población,
y
más
particularmente
por
sus
sindicatos,
como
muy
dañino
para
ellos.
Lo
más
visible
para
los
trabajadores
estadounidenses
es
el
fácil
traslado
de
fábricas,
sobre
todo
cuando
exigen
mejores
salarios,
al
sur
del
río
Bravo.
En
la
perspectiva
de
la
mayor
parte
de
la
población
de
Estados
Unidos,
sean
obreros
o
no,
se
ve
que
el
TLC
ha
sido
perjudicial
para
ellos.
Los
extraordinarios
prestamos
otorgados
al
gobierno
mexicano,
aunque
ya
pagados
a
finales
de
1996,
se
vieron
como
contrarios
a
los
intereses
de
los
ciudadanos
estadounidenses.
El
TLC
puso
a
México
como
nunca
en
la
mira
de
la
sociedad
norteamericana.
Y
al
contrario
de
verlo
con
mejores
ojos
ahora
las
capas
más
amplias
de
ella,
particularmente
entre
la
población
llamada
anglosajona,
lo
ven
peor.
La
propaganda
derechista,
particularmente
la
que
brota
de
las
filas
del
Partido
Republicano
y
personas
afines,
ha
resuelto
convertir
a
México
en
su
conjunto,
una
vez
que
ya
desapareció
la
Unión
Soviética,
en
el
enemigo
número
uno
de
los
Estados
Unidos.
Es
fácil
para
la
derecha
norteamericana,
con
crecientes
y
peligrosos
rasgos
facistoides,
culpar
a
los
mexicanos
de
los
cada
vez
más
agudos
problemas
internos
de
Estados
Unidos.
Los
ideólogos
derechistas
de
Estados
Unidos
han
tenido
la
capacidad
de
responsabilizar
a
los
mexicanos
de
sus
problemas
de
desempleo,
bajos
salarios,
violencia
social,
problemas
de
salud
pública
y
narcotráfico.
Es
difícil
de
creer
pero
se
culpa
en
primer
lugar
a
alrededor
de
tres
millones
de
trabajadores
indocumentados
mexicanos
de
los
principales
males
de
la
sociedad
norteamericana
en
un
país
de
265
millones
de
personas.
Tanto
para
los
ciudadanos
estadounidenses
como
para
los
mexicanos
es
de
la
mayor
importancia
saber
que
solo
un
puñado
de
individuos
de
ambos
países
son
los
principales
responsables
de
los
problemas
mutuos
y,
paradójicamente,
son
los
verdaderos
ganadores
de
la
relación.
Aquellos
que
encabezan
la
integración
económica
de
Estados
Unidos
y
México
dentro
de
la
globalización,
en
la
que
también
se
encuentran
los
narcotraficantes
de
los
dos
países,
son
los
que
deciden
las
políticas,
incluyendo
por
supuesto
las
económicas,
de
ambas
naciones.
Aunque
claro,
los
socios
mexicanos
lo
hacen
de
una
manera
subordinada,
debido
a
su
debilidad
política
y
económica.
La
pregunta
es:
¿está
el
TLCAN
reportando
beneficios
económicamente
a
sus
países
miembros?.
Desde
el
punto
de
vista
Canadiense,
George
Lozano
apunta
lo
siguiente:
Generalmente
se
considera
que
el
TLCAN
será
un
gran
éxito
en
ambas
cuentas.
Canadá
ha
sido
siempre
el
socio
comercial
No.1
de
EE.UU.,
y
ahora
aún
más
con
la
cantidad
de
comercio
entre
los
dos
países
que
está
creciendo
a
una
tasa
asombrosa
con
el
TLCAN
hasta
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
el
punto
que
los
corredores
del
comercio
de
Canadá
están
más
al
norte-‐sur
que
este-‐oeste,
lo
cual
es
notable
ya
que
somos
un
país
de
este-‐oeste.
El
comercio
de
EU
con
ambos
vecinos
norte
y
sur
ha
mostrado
en
años
recientes
un
crecimiento
de
doble
dígito
anualmente.
El
comercio
entre
los
Estados
Unidos,
Canadá
y
México
ha
visto
un
crecimiento
sustantivo
en
años
recientes.
Las
cifras
que
cito
son
para
bienes
solamente
porque
el
TLCAN
solamente
se
refiere
a
estos
y
no
cubre
servicios.
Las
cifras
son
en
dólares
canadienses,
o
sea
alrededor
de
2/3
de
un
dólar
Estadounidense.
El
TLCAN
se
puso
en
práctica
el
primero
de
enero
de
1994.
En
los
siguientes
cuadros
se
pueden
ver
las
exportaciones
de
bienes
de
Canadá
a
los
estados
Unidos
en
miles
de
millones
de
dólares
entre
1993
y
1998.
De
149
a
242
miles
de
millones
de
dólares
en
cinco
años.
En
1993
78.4%
de
las
exportaciones
de
Canadá
fueron
a
los
Estados
Unidos.
Eso
parece
ya
bastante
pero
en
1998
había
crecido
a
83.6%
Importaciones
de
los
Estados
Unidos
también
crecieron
bastante.
Aquí
pueden
ver
las
importaciones
de
bienes
de
los
Estados
Unidos
al
Canadá
en
miles
de
millones
de
dólares
entre
1993
y
1998.
En
1993
73.5%
de
las
importaciones
al
Canadá
fueron
de
los
Estados
Unidos.
En
1998
la
cifra
aumento
a
77%.
En
el
caso
de
México,
mientras
el
comercio
entre
los
Estados
Unidos
y
México
ha
crecido
bastante
bajo
el
TLCAN.
El
comercio
entre
Canadá
y
México
era
modesto
en
1993
y
aunque
ha
crecido
desde
entonces,
no
se
compara
al
de
los
Estados
Unidos.
Canadá
exporto
3.7
miles
de
millones
de
dólares
en
bienes
a
México
en
1993.
En
1997
esa
cifra
aumento
a
casi
7
mil
millones
de
dólares.
Expresado
en
porcentajes,
las
exportaciones
Canadienses
a
México
aumentaron
de
2.2%
a
2.6%
durante
ese
periodo.
Canadá
importo
solamente
800
millones
de
dólares
en
bienes
de
México
en
1993.
En
1997
esa
cifra
aumento
a
casi
1.2
miles
de
millones
de
dólares,
pero
el
porcentaje
de
importaciones
Canadienses
de
México
bajó
de
.5%
a
.4%
durante
ese
período.
Esta
claro
que
la
importancia
del
TLCAN
para
Canadá
y
México
es
el
comercio
con
los
Estados
Unidos.
El
comercio
entre
México
y
los
Estados
Unidos
toco
lo
118
mil
millones
de
dólares
americanos
en
1998.
Esta
aumentando
tan
rápidamente
que
aunque
actualmente
el
comercio
entre
Canadá
y
los
Estados
Unidos
es
mas
de
dos
veces
y
media
el
que
hay
entre
México
y
los
Estados
Unidos,
hay
los
que
dicen
que
llegará
el
día,
en
un
futuro
no
muy
lejano,
que
México
superará
a
Canadá
en
este
aspecto.
Puesto
que
el
comercio
entre
México
PROGRAMA
DE
CONTADURÍA
PÚBLICA
y
los
Estados
Unidos
ha
aumentado
66%
nada
más
que
en
1998,
puede
ser
que
lleven
razón.
No
hay
duda
que
las
empresas
norteamericanas
están
produciendo
con
mayor
eficiencia
desde
que
se
estableció
el
TLCAN.
Ante
la
competencia
abierta
de
los
productores
estadounidenses,
los
productores
canadienses
han
tenido
que
aumentar
la
productividad.
El
valor
más
bajo
del
dólar
canadiense
ha
sido
probablemente
el
factor
mas
importante
en
la
expansión
de
exportaciones
canadienses
a
los
EU.
Sin
embargo,
la
productividad
canadiense
ha
llevado
el
mismo
paso
con
la
productividad
estadounidense
en
años
recientes,
que
no
había
tenido
antes
del
TLCAN.
Por
supuesto
que
hay
desventajas.
En
términos
estrictamente
logísticos
ha
habido
bloqueos
en
las
dos
fronteras
del
norte
y
sur
de
los
Estados
Unidos.
Los
camioneros
se
quejan
del
atraso
de
tres
horas
al
cruzar
la
frontera
entre
Canadá
y
los
EE.UU.
No
obstante,
estos
son
problemas
técnicos
y
pueden
superarse.
El
asunto
fundamental
es
que
la
economía
canadiense
se
está
beneficiando
del
TLCAN.
La
pregunta
de
si
la
mayoría
de
los
canadienses
se
están
beneficiando
ahora
o
se
beneficiarán
en
el
futuro,
es
algo
que
no
creo
que
podamos
contestar
todavía.