Está en la página 1de 5

LUIS CARLOS FRANCO RESTREPO

PREMIO DEPARTAMENTAL DE VIDA Y OBRA 2021

“MI VIDA EN TORNO A LA CERAMICA”

EDAD: 65 AÑOS

AREA: EXPRESIONES CULTURALES TRADICIONALES


FUNDAMENTACIÓN PREMIO VIDA Y OBRA LUIS CARLOS FRANCO

En nuestras comunidades del Quindío, en donde la transición de lo rural a lo urbano se ha dado de


una forma tan acelerada, no hemos podido tomar distancia suficiente de dichos procesos como para
analizarlos con calma. La mirada institucional tradicional que propone una simple estetización de lo
público como solución a las fricciones entre el antiguo mundo y el nuevo, ha demostrado ser cuando
menos insuficiente. Para la muestra tenemos el botón de la plazoleta del CAM, en donde hasta ahora
han fracasado todos los intentos por desalojar los espíritus de la antigua plaza de mercado. En lugar
de hacer un análisis concienzudo, profundo, del entorno social, cultural y económico que hace que
ciertas actitudes y actividades subsistan y persistan, arrojando luces sobre nuestro profundo “yo”
colectivo, en lugar de ver en estas personas y sus vidas una oportunidad de entender rasgos
identitarios profundos, se pretende “edulcorar, “limpiar”, una apariencia que no complace a los ojos
de nuestros y nuestras ilustres y su ideal de mundo. No se puede transformar una realidad que no
se conoce.

Pocas actividades humanas pueden dar testimonio de estas identidades, de este “yo” colectivo
profundo, como la artesanía. En sociedades como la nuestra, en donde las transiciones aceleradas
nos han dejado una industrialización incipiente, el objeto artesanal puede darnos luces sobre
aquellas maneras de entender este mundo, este de naturaleza rica e imponente, de lugares de paso
y de fronteras naturales que sólo los más avezados se atrevían a cruzar, este que albergara pueblos
capaces de las más grandes proezas técnicas en la cerámica y la orfebrería, este mundo en donde
sus habitantes encontraron maneras únicas de habitar un territorio en relaciones de armonía con el
entorno natural.

Lamentablemente hoy día en el Quindío como en el mundo, la artesanía está en peligro. En la


búsqueda de lo inmediato, de lo barato, de lo popular dictado por las tendencias de lo global, los
oficios tradicionales han ido perdiendo terreno y maestras y maestros artesanos de todas las
latitudes se han ido quedando sin a quien legar sus saberes. Por políticas económicas de orden
neoliberal y los efectos de la aplanadora cultural de la globalización, los oficios tradicionales se
hacen cada vez más inviables como negocio, condenando a sus cultores a cambiar de actividad o
ejercerla en la dificultad permanente.

La artesanía, a diferencia del arte denominado “culto”, prescinde de la firma y de la noción de


autoría y de “genio”. Mas emparentada con la narración oral que con la moderna novela, en la idea
de que no vende un “sentido de la vida”, el objeto artesanal da testimonio de la experiencia de vida
de un creador y su familia, de una comunidad en su conjunto.

En el caso de Luis Carlos, “lucho” Franco, vida y obra se funden, son indistinguibles la una de la otra.
La obra, que lleva toda la marca de sus dedos, se ha ido a viajar por el mundo contando historias
sobre el Quindío, la exuberancia de su naturaleza y el carácter y creatividad de sus gentes. Como
creador se ha caracterizado por su constante búsqueda en la innovación de las diferentes técnicas
de la alfarería, la cerámica y el diseño, sin embargo, ha ido mucho más allá del objeto artesanal,
llevando la artesanía contemporánea a puntos altos de expresión y calidad, hechos que comprueban
sus múltiples premios y reconocimientos entre los que destaca la Orden del “Cafeto de Oro” en la
modalidad de artesanía. Verdadero cultor de la identidad regional, infatigable investigador del rico
legado que en la cerámica nos dejaron nuestros pueblos precolombinos, en un esfuerzo en el que
se integra con la escultura y las artes plásticas, el trabajo de Luis Carlos Franco liga pues, lo más
selecto de nuestra memoria y tradición a través del conocimiento técnico del oficio y la experiencia
de vida, con las maneras de los lenguajes contemporáneos.

Por el Taller de Lucho han pasado representantes de varias generaciones de Quindianos y de allí han
surgido nuevos talleres que apuntan a mantener encendido el fuego del horno de alfarero por
muchas generaciones más. Como productor y empresario ha sabido sostener vivo su taller por más
de 45 años, exportando sus creaciones a países como España, México, Estados Unidos, Republica
Dominicana, Panamá y Costa Rica y capacitando en cerámica a cientos de personas, generando así
empleo y capital social. En Japón sólo se le otorga el título de Maestro, a aquella persona que
demuestre un mínimo de veinte años de experiencia en un oficio determinado. Acercándose ya al
medio siglo de experiencia docente, el Maestro Luis Carlos Franco ha entregado de forma generosa
y desinteresada, su conocimiento a personas de todas las edades, condiciones y estratos de nuestra
sociedad; niños, personas de la tercera edad, personas en condición de vulnerabilidad, con
capacidades físicas y cognitivas especiales, reinsertados, presos, diseñadores, artistas, empresarios,
todos han encontrado en los talleres de cerámica del Maestro, rutas para su crecimiento personal,
emocional y/o profesional.

Dirigente gremial por más de veinte años, aportó significativamente a que la Asociación de
Artesanos del Quindío se consolidara como organización gremial modelo para el país en su
momento, en el mejoramiento de la calidad de vida de sus asociados (vivienda, salud, formación,
integración) y en el desarrollo, tecnificación, cualificación y comercialización de los productos a
través de sus redes de apoyo, posicionando a nivel nacional a la Feria Artesanía y Folclor como uno
de los principales eventos de su tipo.

Albacea del patrimonio inmaterial de los Quindianos, creador que ha sabido conciliar tradición y
modernidad, maestro en el sentido de experto en el oficio y de compartir sus saberes, autoridad en
el sentido de autor, de aquel que señala el camino con el ejemplo, el maestro artesano, ceramista,
Luis Carlos Franco Restrepo y su obra, dan testimonio de maneras de entender la realidad desde
nuestra ventana, contribuyen a la construcción de mundo desde la perspectiva de nuestro entorno
y experiencia y señalan luces a las transformaciones culturales en contexto que nuestras
comunidades requieren.

.
Reseña biográfica del postulado

Luis Carlos Franco Restrepo, nació en Aránzazu caldas el 17 de abril de 1956, se nombra a si mismo
como ”artesano ceramista”, su padre era farmaceuta. Su aspiración era estudiar artes plásticas, pero
en 1973 se trasladó con su familia a la ciudad de armenia, donde encontró en la artesanía un refugio.
A sus dieciséis años empezo a trabajar con los florecientes artesanos del barrio granada como, dario
Gonzales, Juan De dios, Alvio Zuluaga, este ultimo, de quien aprendiera el oficio del “torno”, aunque
este nunca le permitiera practicar en el. Asi empiezan sus viajes a ferias artesanales, surgio entonces
la necesidad de tener su propio taller, el cual estuvo ubicado en las sesenta casas. Graduado en el
año 1975,en el Gimnasio Armenia, Luis carlos franco ya ejercía el arte de la cerámica, hacia las
quemas de sus primeras piezas (collares) en el patio de la casa de la señora Custodia Arias, artesana
de guasca que poseía un horno de leña.

Dos años habían pasado de la fundación de La asociación de artesanos del Quindío, a la llegada de
Luis Carlos a esta. En 1981 seria secretario, en 1982, tesorero, y en 1983 a 1984 presidente y
vicepresidente. Mientras se volvía pilar de renovación para la asociación de artesanos, Luis Carlos
continuaba con su oficio de artesano, y aparece aquí una influencia muy importante que marca el
carácter diferencial de la obra de Luis Carlos: Benjamín Herrera, artista, le regalaría un libro de la
“marca mágica del maestro Grass” un texto de la cultura precolombina. Unos meses antes de la
primera feria de artesanos del colegio Rufino, Benjamín herrera, organizador de la misma, perdería
la vida, y Luis Carlos asumiría la organización, lo que daría como resultado “el primer encuentro
nacional de artesanos”, lo que daría como resultado esperado: el nacimiento de la federación
nacional de artesano.

Estas ferias de artesanos siempre se realizaban en el marco de las fiestas de armenia, hay que acotar
aquí, que para esa época no estaba establecido “el desfile cuyabro” dentro de la programación de
las fiestas; era “el desfile de artesanos” y la feria, los eventos mas importantes de las fiestas de
armenia, llegando a convocar mas de cincuenta mil personas. El esfuerzo de Luis Carlos, como
presidente de la asociación, era procurar que los productos de la feria fueran en realidad memorias
de la tradición popular, piezas artesanales hechas por artesanos, lo que él llama “artesanía blanca”.
El éxito de esta gestión trajo consigo que las entidades gubernamentales volcaran la mirada hacia
el oficio de los artesanos, obligándolos a instruir y educar a los artesanos desde la academia a través
de “artesanías de Colombia”. Textos de José Fernando Chiti, serian claves en este proceso formativo
de Luis Carlos.Un gran logro de lucho, fue la consecución de la seguridad social para todos los
artesanos de la asociación departamental de artesanos, capacitaciones y préstamos. Cabe resaltar
que los productos de la feria departamental viajaron por cientos de pueblos de Colombia,
exportando el talento de la región a todo el país.

Fue también su iniciativa un proyecto de vivienda para artesanos, que se gesto en el barrio villa
Liliana, del cual se beneficiaron alrededor de 24 familias. Estas familias fueron pioneros en la
fabricación de artesanías tradicionales como la teja de barro, los móviles de cerámica, y los pesebres
en miniatura, también impulsaron la “ley nacional del artesano” que alcanzo un primer debate en
el congreso, donde el trabajo de lucho tomo notoriedad en el ámbito nacional. En este proceso se
conoció las “chaquiras precolombinas” a partir unas muestras arqueológicas encontradas en Ovejas,
sucre. Las “chaquiras” se convirtieron en una industria de floreciente éxito en el departamento del
Quindío, lucho participo en el proceso de tecnificación de esta industria a partir de inyectores de
aire, de fabricación casera. En su afán por investigar e innovar en el oficio, lucho introdujo color a
las “chaquiras”, implementando procesos de entintado con resinas y anilinas, siempre buscando
referentes en los procesos cerámicos de los indígenas. Fue una industria tan exitosa que se llegaron
a hacer exportaciones de hasta de 4 toneladas de “chaquiras” a Europa y países de Latinoamérica,
por tanto, se transformó en un proceso de interés internacional, generando mas de 300 empleos
directos y más de 1000 indirectos. La alta demanda trajo consigo tal sobreproducción, que se tradujo
en un declive de la industria y una precipitada caída de los precios.

Llegamos a los años ochenta, el torno y la cerámica tradicional siguieron haciendo parte del proceso
creativo del maestro lucho. Organizo por aquella época el encuentro nacional de la quindianidad,
donde participaron mas de 500 artistas, realizado en el colegio Jorge Isaac, un espacio de
reconocimiento a los saberes y oficios tradicionales de todos los municipios del Quindío.

Después de dejar la presidencia de la asociación departamental de artesanos, su hermano Ricardo


Franco, tomaría el cargo, lucho por su parte se enfoco en el ejercicio de la docencia por casi diez
años, apoyado por Luis Fernando Ramírez, fundador del desfile del “YIPAO”, dictando talleres de
torno y cerámica tradicional en instituciones como la correccional de menores, la cárcel
departamental entre otros, siempre con grupos poblacionales con necesidades especificas o en
riesgo. Cabe resaltar que a partir de estos talleres cada institución donde lucho brindo sus
conocimientos, construyo su propio taller de cerámica.

En el año de 1986, a partir de su reconocimiento nacional, y de su relación académica con su


estudiante, Nani Quiroz de Bernal directora de “artesanías de Colombia”, y esposa del ministro de
desarrollo Rodrigo Marín Bernal, lucho gano una beca para un intercambio cultural y académico en
la ciudad de México con la Universidad autónoma de México, junto con Fernando Valencia. Aquí
desarrollarían estudios en diseño y torno, compañero inseparable de la vida de lucho. Durante su
estadía en México, y su acercamiento a las obras de Diego Rivera y Siqueiros, lucho reconfirmaría la
importancia con las raíces indígenas que tanto caracteriza su obra y su labor.

A su regreso a Colombia, lucho retomaría la docencia, enseñando lo aprendido a centenares de


estudiantes. Las obras de lucho se empezaron a comercializar en países como republica dominicana,
donde se hicieron muy populares los móviles cerámicos del maestro. Nelson Gómez, comerciante
colombiano radicado en dominicana busca al maestro lucho para que lo asesore en la construcción
de un taller de cerámica en el vecino país. Lucho fue el responsable de la construcción del primer
torno eléctrico de cerámica de la republica dominicana.

A su regreso al país, Lucho fue docente permanente del museo Quimbaya, enseñando sobre los
saberes de la cerámica alrededor de nuestras raíces y saberes precolombinos, se le da el
reconocimiento “cafeto de oro” por su labor. Entre sus ultimas experiencias se destaca el proceso
de docencia con las NACIONES UNIDAS (ONU), para apoyar procesos de reconciliación entre ex
paramilitares y ex guerrilleros en proceso de reinserción.

La obra del maestro Luis Carlos franco a llegado a centenares de países del mundo, su trabajo
artesanal y académico a tocado miles de personas del Quindío y el país. Su familia es una de las
pocas de ceramistas tradicionales que sobreviven en el departamento. Durante más de 45 años, el
torno de lucho no ha parado de girar.

También podría gustarte