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13.04.

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Mientras la matanza en Irak pasa a las páginas interiores de los diarios y los
locutores sonríen sus bromas de bienestar ante las cámaras, tendremos
elecciones presidenciales.
Podremos “elegir” entre el expresidiario liberado por La Corte, el gobernador
petrolero custodiado por el manco, el Cabezón y la bonaerense... etc.
Entre ellos disputan las cajas (Macri Jr., dueño del Correo y el transporte,
disputa la Capital) y territorios: demasiada guita invertida en drogas, armas y
petróleo, como para dejarla a la deriva del mercado. Se aprestan a poner orden,
vale decir, eliminar competidores.
¿Qué nos proponen a nosotros?: ¿restaurar la vigencia del 14 bis de la
Constitución?, ¿nacionalizar la banca y el comercio exterior?, ¿el control de
cambios?, ¿la reforma agraria?, ¿el boicot a EEUU, Gran Bretaña y España?
No: elegimos gerente del interés ajeno... Bah, ajeno: el interés de los dueños.
Ya nos acostumbramos al genocidio perpetuo, somos carne de represión, de
golpes de Estado y de mercado, de la impune publicidad, de pagar para trabajar a
quienes nos niegan el trabajo. Y además, votamos todo eso... ya está bueno,
¿no?.
Revísese nuestra historia: ninguna elección presidencial mejoró nuestra suerte.
Si las de Yrigoyen y Perón modificaron algo, no fue por obra y gracia de los
mecanismos institucionales de la democracia, sino porque primero los
violentamos.
La democracia es el súbdito más fiel de Los Mercados, por eso cada dictadura
tuvo como objetivo restaurarla. Y la restauró (acaba de hacerlo en Irak). Y así nos
va.
Hágase una revisión cuantitativa de los períodos democráticos: tenemos más
muertos en cada año de democracia que en las dictaduras.
¿Prédica fascista? ¿Propuesta de mano dura?: sí, predico al respecto. Nuestra
democracia es fascismo. Sí, la mano dura: ¿de qué manera sacarnos de encima la
dura mano del mercado, de la policía y los jueces del mercado democrático, de los
medios de comunicación y partidos políticos demócratico fascistas del mercado
argentino? Sus duras manos de encima, sus palabras de la mente, sus dedos del
culo.
Acerca de eso hablo y estoy podrido de tener que discutir pelotudeces acerca
de la democracia y la legalidad. ¿Cuándo tuvimos democracia? ¿Cuándo las leyes
garantizaron algo para nosotros?
La democracia se construye entre iguales. Por eso está bien -aunque todo “el
periodismo serio” diga lo contrario- está bien la consigna “que se vayan todos”. Y a
la vez está re-mal, incompleta, le falta autocrítica: pero ése es un problema entre
iguales; lo que opine la televisión al respecto a veces me chupa un huevo, en
general me da dolor de estómago.
Nuestra vida cotidiana está mal. No sólo lo malo: lo mejor de nuestra vida
cotidiana está mal, es parte del problema. Tomás una cerveza, un café, un vino
con amigos: ¿quién factura?. Te sentás en el inodoro y te echás el mejor garco,
histórico, catártico, desintoxicante, placentero. Tirás la cadena (¡qué antigüedad!),
agua cristalina fluye con fuerza, se lleva la mierda y encima, alguien factura.
¿Quién factura? Extrañás un amigo que se fue a Jujuy, le mandás una carta o un
mail: ¿quién factura? Hay basura en las calles: no la utilizamos, pedimos limpieza
a la municipalidad. Vienen -cuando vienen- los camiones y se llevan la basura y,
además, facturan. Y según el 14 bis de la Constitución el empleado recolector, a
fin de año cobrará un proporcional de las ganancias de la empresa recolectora.
Buen chiste. Te agarra la ansiedad y comés o te fumás un pucho: ¿quién factura?
(la anorexia sería una enfermedad con más conciencia nacional que la gula y el
tabaquismo).
Bush está siempre más cerca de nuestras cajas registradoras que cualquiera de
nosotros. Bush es un símbolo: lo que entra en las cajas es para cualquiera -no
cualquier cualquiera, por supuesto- menos para nosotros.
Así que ¡qué importa si hay elecciones!, y si votamos o no, o a quien votamos.
Muchos se escandalizan porque muchos votarían por Menem. Es lo de menos: lo
que resulta escandaloso es que a esta altura, con la experiencia que hemos
acumulado, sigamos discutiendo las elecciones. ¿Alguno de nosotros puso la
fecha, decidió sobre candidatos y programas? Es cierto: muchos se prendieron (yo
me prendo cada tanto) en las discusiones acerca de si tenía o no que haber
elecciones y si tal o cual candidato es menos malo. Pero derivar de ese
pasatiempo la conclusión de que es importante discutir acerca de las elecciones, y
que votar a fulano es mejor que votar a mengano, es sólo un error.
La cuestión somos nosotros: la manera en que nuestras necesidades y deseos
cobran forma en nuestra vida cotidiana. No sólo está mal -muy mal, etc.- todo lo
que nos falta: está mal también lo mejor.
Estamos rodeados, programados, presos, numerados en la frente para el
genocidio: eso nos parece normal, natural, aceptable. Desde esa normalidad
hablamos de las desgracias del mundo y las injusticias de las matanzas, sólo
porque todavía no llegó la hora en que la matanza tome mi propia vida.
No somos dueños del pan que comemos ni del agua que bebemos: somos
iraquíes, a la espera de que algún Bush nos declare terroristas usurpadores de las
tierras que sus empresas necesitan.
Mientras tanto, podemos opinar sobre las elecciones. Por la espera, solo nos
cobran la deuda externa.-
Eugenio Perrone

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