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Apuntes de Psicología Colegio Oficial de Psicología

G. Torrente y J. A. Ruiz Familia y conducta antisocial de adolescente


2005, Vol. 23, número 1, págs. 41-52. de Andalucía Occidental y
ISSN 0213-3334 Universidad de Sevilla

Procesos familiares relacionados con la


conducta antisocial de adolescentes en
familias intactas y desestructuradas
Ginesa TORRENTE HERNÁNDEZ
José Antonio RUIZ HERNÁNDEZ
Universidad de Murcia

Resumen
En los últimos años el número de separaciones y divorcios en España se ha incre-
mentado considerablemente y, por lo tanto, el de familias monoparentales, en su gran
mayoría encabezadas por la madre, que es la que suele hacerse cargo de la custodia de
los hijos. En este trabajo pretendemos conocer qué procesos familiares están influyendo
en la aparición y el desarrollo de la conducta antisocial en la preadolescencia y adoles-
cencia, en dos muestras de sujetos, una de ellas con estructuras familiares intactas y la
otra perteneciente a familias desestructuradas encabezadas por la madre. Los resultados
indican que las variables relacionadas con el clima familiar aparecen como predictores de
la conducta antisocial en familias intactas, pero no en las desestructuradas. Sin embargo,
el uso de la reprimenda verbal aparece como predictor en ambos grupos.
Palabras clave: conducta antisocial, adolescencia, estructura familiar.

Abstract
In the last years separations and divorces are rising in Spain and, therefore, the
number of one-parent families. In most of cases, the mother is the head of the family
because she usually is who has the children custody. The aim of this work is to know
the family processes linked to pre-adolescence and adolescence antisocial behaviour, in
two samples; one is composed by subjects from intact families and another by subjects
from broken homes head by mother. The results show that the variables linked to family
climate appear as predictors of antisocial behaviour in intact families. However, the
verbal reprimand appears as predictor in both groups.
Key words: Antisocial behaviour, Adolescence, Family structure.

Dirección de la primera autora: Departamento de Psiquiatría y Psicología Social. Área de Psicología Social.
Edificio Luis Vives, Campus de Espinardo. 30100 Murcia. Correo electrónico: gine@um.es
Recibido: mayo 2005. Aceptado: julio 2005.

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En los últimos años estamos asistiendo Consecuencias de la desestructuración


a una de las transformaciones más trascen- familiar
dentales que está sufriendo la institución
familiar: el incremento del número de sepa- La influencia que el cambio en la es-
raciones y divorcios y, como consecuencia, tructura familiar ejerce sobre la adaptación
del número de familias monoparentales y de del niño tiene lugar, principalmente, por
las formadas en nuevas nupcias. las importantes alteraciones que se dan en
En España, el número de matrimonios el funcionamiento del grupo familiar. Entre
celebrados ha ido disminuyendo progresiva- ellas podemos destacar la ausencia del pro-
mente desde el año 1976: un total de 260.974 genitor no custodio del hogar, con impor-
frente a la cifra provisional de 210.155 tantes repercusiones tanto a nivel afectivo
matrimonios que se celebraron en el año como económico (McLanahan, 1999), el
2003 (INE, 2004). Si bien el número de ma- aumento del estrés emocional y económico
trimonios ha disminuido, el de separaciones de la madre, que suele recibir escaso apoyo
y divorcios se ha incrementado considerable- social, la percepción de abandono en los
mente en nuestro país. Así, el total de separa- hijos, la presencia de conflictos familiares
ciones en España en el año 1998 fue de 39619 pre y post-divorcio (Lamb, 1997), ya que los
y el de divorcios de 25726; mientras que en el conflictos y las peleas no siempre acaban tras
año 2002 estas cifras se incrementaron hasta el divorcio de los padres, sino que en no pocas
llegar a 54560 separaciones y 30104 divor- ocasiones aumentan, entre otras razones por
cios (INE, 2004). Las estadísticas, además, la custodia de los hijos, los horarios de visi-
arrojan otras cifras que pueden ser esclarece- tas del progenitor no custodio, el pago de la
doras de las consecuencias de este fenómeno pensión u otras cuestiones relacionadas con
social. Frente a 1099 mujeres encargadas de los deberes y los derechos sobre los menores
pagar la pensión alimenticia a sus hijos, eran (Hetherington, 1999); Otra de las consecuen-
39254 los padres encargados de hacerlo en cias es la alteración de las pautas normativas
el año 2002 (INE, 2004), lo que confirma el establecidas, con un incremento de la coer-
hecho de que las familias monoparentales ción y la incongruencia, una disminución de
estén formadas, en la mayoría de los casos, interacciones basadas en la comunicación y
por la madre y los hijos. el afecto y de las habilidades de resolución de
Estos cambios en la estructura familiar problemas (De Garmo y Forgatch, 1999).
pueden afectar al desarrollo de los menores, Este deterioro del clima familiar gene-
favoreciendo la aparición de problemas rado, en numerosas ocasiones, después de
de conducta (el más frecuente la conducta una situación de divorcio y los cambios en
antisocial y delictiva), de niveles bajos de el comportamiento manifestado por uno o
competencia y de habilidades sociales, así los dos progenitores son importantes pre-
como un número elevado de problemas en sus dictores de los problemas de conducta de
relaciones con sus pares y con los miembros los hijos (Deater-Deckard y Dunn, 1999).
de su familia (Hetherington y Anderson, Específicamente, los niños que conviven en
1997). Restablecer un nuevo equilibrio en familias desestructuradas encabezadas por la
el funcionamiento familiar puede necesitar madre suelen presentar más problemas tanto
de dos a tres años después de la separación a nivel cognitivo como social, comparados
(Hetherington, 1999). con aquellos que conviven con ambos pa-

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dres (Aronson y Huston, 2004), los cuales antisocial de niños y adolescentes. Autores
presentan un mayor logro y ajuste educativo como McCord (1986), han señalado que es
(Jafee , Moffit, Caspi y Taylor, 2003). Ade- necesario tomar en consideración el motivo
más, comparados con chicos que crecen con que propició esta desestructuración. Así,
dos padres biológicos, las familias de un solo parece que los hogares desestructurados
progenitor tienen más relaciones conflictivas por muerte de uno de los progenitores son
con ellos (Dunn, Deater-Deckard, Pickering y menos crimonógenos que los rotos por
O’Connor, 1998; O’Connor, Dunn, Jenkins, motivos de divorcio o separación, y los más
Pickering y Rabash, 2001), reciben menos criminógenos de ellos son los hogares rotos
estimulación cognitiva, apoyo emocional y por abandono de uno o los dos progenitores
supervisión y tiene lazos afectivos más po- (Heck y Walsh, 2000).
bres con sus padres (McLanahan y Sandefur, Otros autores, como Henry, Moffit,
1994; Carlson y Corcoran, 2001). Robins, Earls y Silva (1993), llegaron a la
Otros resultados no han sido tan conclu- conclusión que la estructura familiar que
yentes. En España, autores como Morgado con más frecuencia se asocia a problemas de
y González (2001) hallaron que los niños y conducta es la formada por la madre y el hijo,
niñas de padres separados presentaban un con una rotación continua en los cuidadores
desarrollo normalizado, semejante al de los auxiliares como hermanos mayores, abuelos,
niños que crecían en familias intactas. Fuera padres adoptivos o de acogida o compañeros
de nuestro país, Amato y Keith (1991a y sentimentales de la madre. Junto a este, otro
1991b) después de llevar a cabo un metaaná- predictor era el tipo de interacción entre
lisis llegaron a la conclusión de que, si bien madre e hijo y la disciplina incongruente y
la separación o divorcio se relacionaba con autoritaria. Simons y Chao (1996), por su
problemas de adaptación en los hijos, esta in- parte, compararon dos tipos de estructuras
fluencia era pequeña, siendo más importantes familiares: intactas y monoparentales, enca-
otras variables que acompañan este proceso y bezadas por la madre. Los resultados, una
parecen tener más influencia en la aparición vez controlado el nivel de satisfacción ma-
de esos problemas de conducta (Amato y trimonial de las familias intactas, indicaron
Keith, 1991, Emery y Forehand, 1993). Entre que los menores y jóvenes pertenecientes a
estas variables parece que los efectos de la familias monoparentales tenían unos niveles
estructura familiar sobre la conducta de los significativamente más elevados de conducta
hijos esta mediado por las relaciones de los antisocial y delictiva que los hijos de familias
hijos con sus padres y del clima familiar intactas. Además, esta diferencia era espe-
(Jaffee, Moffit, Caspi y Taylor, 2003). cialmente alta cuando se tenía en cuenta la
persistencia de dicha conducta.
Desestructuración familiar y conducta Esta mayor incidencia de conducta an-
antisocial tisocial en familias desestructuradas es más
acentuada al comparar grupos de adolescentes
Existe una vía de investigación clásica con medidas de autoinforme y procedentes de
sobre la hipótesis de que los delincuentes centros de reforma. En un reciente estudio, el
procedan de familias desestructuradas. La porcentaje de adolescentes en esta situación
ausencia de uno o de los dos progenitores familiar ascendía a un 76,2% del total de
parece estar relacionada con la conducta chicos internados mientras que en el caso de
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los menores seleccionados con autoinforme analizar: 1) si hay diferencias significativas


la cifra establecida era del 15,5% (Torrente, entre los adolescentes que viven en familias
2002; Torrente y Rodríguez, 2003, Torrente, intactas y los que viven en familias desestruc-
Rodríguez y Ruiz, 2003). turadas encabezadas por la madre biológica
Una cuestión relacionada con las altera- en diferentes medidas de clima familiar,
ciones en la estructura familiar, es el cambio educación materna y conducta antisocial y 2)
que se puede dar en los estilos educativos establecer cuales de esas variables aparecen
de los padres divorciados. En general, los como predictoras de la conducta antisocial en
estilos educativos puestos en marcha por los ambos tipos de estructura familiar.
padres suelen afectar directamente al grado
de adaptación social y personal que desa- Método
rrollan los adolescentes (Herrera-Gutierrez,
Brito, Pérez-López, Martínez-Fuentes y Sujetos
Díaz-Herrero, 2001). Específicamente, en
familias desestructuradas, los estudios in- La muestra total de sujetos estaba consti-
dican que después del divorcio se producen tuida por 660 menores, con edades compren-
modificaciones importantes en las prácticas didas entre los 11 y los 18 años de edad que
de crianza de los padres, tanto en el custodio cursaban estudios de Educación Secundaria
como en el no custodio; éstas suelen carac- Obligatoria (1º-4º) y 1º Bachillerato en tres
terizarse por la coerción, la irritabilidad, la centros públicos de la Región de Murcia.
falta de supervisión, de afecto, de control y Seis encuestas no pudieron ser utilizadas
de comunicación (Conger, Patterson y Ge, por estar incompletas y trece estudiantes
1995; Simons y Johnson, 1996; De Garmo y fueron excluidos por tener 18 años o más. Así
Forgatch, 1999). Además, otros resultados mismo, se excluyeron en esta investigación
indican que las familias monoparentales son aquellos sujetos que no cumplieran uno de
las que ejercen menos control sobre los hijos los dos requisitos siguientes: 1. que ambos
y las que presentan los niveles de cohesión padres vivieran juntos y que él conviviera
más bajos (Florsheim, Tolan y Gorman-Smi- con ambos; ò 2. que sus padres no vivieran
th, 1998). Características que se relacionan, juntos y que conviviera con su madre. El nú-
a su vez, con la aparición de los problemas mero total de sujetos que cumplían la primera
de conducta en los niños. condición ascendía a 564 (media edad=14,33;
Frente a estos estudios, otros (por ejem- D.T.= 1,51), el 52% eran varones y el 48%
plo, Casion, 1982; Ensminger, Kellam, Rubin, mujeres, y los que cumplían la segunda con-
1983) concluyen que no hay relación o que la dición sumaron 58 (media edad=14,57; D.T.=
hay muy débil (Wadsworth, 1976; Mednick, 1,78), el 51,7% hombres y el 48,3% mujeres.
Rebzbnick, Hocevar y Backer, 1987, Van Vo- Respecto al nivel educativo de la madre, en
orhis, Cullen, Mathers y Garner, 1988, ) entre los sujetos que vivían con ambos progenitores
las manifestaciones de conducta delictiva en el 24,7% no tenía estudios o tenía primarios
general y familias monoparentales. sin terminar, el 48,5% tenía graduado escolar,
Tomando como parte de partida esta con- el 8,3% F.P., el 11,6% Bachillerato y el 6,8%
troversia nuestro estudio tiene dos objetivos tenía estudios universitarios. En el caso de
fundamentales, esto es, usando medidas los sujetos que vivían sólo con su progeni-
de autoinforme en población normalizada, tora aparecía el siguiente perfil: el 26,3% no

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tenía estudios o tenía primarios sin terminar, 1974, adaptación TEA, 1984), que evalúa las
el 33,3% graduado escolar, el 17,5% F.P., el principales características socioambientales
10,5% Bachillerato y el 12,3% tenía estudios de todo tipo de familias. Cada una de estas
universitarios. subescalas está formada por ítems dicotó-
micos (verdadero-falso). Las subescalas de
Procedimiento cohesión y conflicto conforman la escala de
relaciones (junto con la de expresividad). La
Previa autorización de la Consejería de subescala de cohesión evalúa el grado en que
Educación y Universidades los cuestionarios los distintos miembros de la familia se apoyan
se aplicaron de forma colectiva en las aulas, mutuamente. La subescala de conflicto mide
durante dos horas consecutivas, en tres cen- el grado en que el conflicto y la agresividad
tros de Educación Secundaria de la Región de se expresan abiertamente. Las subescalas or-
Murcia. A instancias de los directores de los ganización y control conforman la escala de
centros se informó a los padres, mediante nota estabilidad, la primera de ellas, organización,
informativa, de la realización del estudio. En mide el grado en que las responsabilidades
todo momento se respetó la voluntariedad y y actividades familiares se planifican y la
el anonimato de los menores. Así mismo, se subescala de control mide el grado en que
respetó el deseo de algunos padres de que su se regula normativamente la vida familiar.
hijo no fuese entrevistado. Estas subescalas presentan suficiente validez
y consistencia interna, variando los índices
Instrumentos utilizados y variables test-retest de 0,86 a 0,76 y los de consistencia
analizadas interna de 0,78 a 0,67 (TEA, 1984).
Cuestionario sobre los estilos educativos
Los sujetos eran entrevistados sobre su de los padres: utilizamos tres subescalas,
sexo, edad, nivel educativo de sus padres y referidas sólo a la figura materna, de este
estructura familiar. cuestionario elaborado por nosotros (Torren-
La variable nivel educativo de los padres te, 2002) que han demostrado tener buenos
incluía cinco niveles: a. estudios primarios no índices de fiabilidad: a) apoyo, con un índice
finalizados, b. estudios primarios finalizados de fiabilidad de 0,80; compuesta de siete
o graduado escolar, c. formación profesional, ítems que hacen referencia al grado en que
d. bachillerato y e. estudios universitarios. el menor percibe ayuda y apoyo de su madre;
La estructura familiar era evaluada por b) castigo físico, compuesta por seis ítems,
dos cuestiones tus padres viven juntos, con con un índice de fiabilidad de 0,76, sobre
dos categorías de respuesta, SI o No y por una manifestaciones de castigo de este tipo sobre
segunda cuestión acerca de con quién convi- los menores, c) reprimenda verbal, con un
vía el menor, con las siguientes categorías de índice de fiabilidad de 0,56, compuesta por
respuesta, con ambos progenitores, sólo con un total de cuatro ítems sobre el uso de riñas
mi madre, sólo con mi padre, con otro fami- de la madre sobre el hijo.
liar (ver en descripción de la muestra). Cuestionario de Conductas Antisociales-
El clima familiar fue evaluado por las Delictivas (TEA, 1988): de este cuestionario
subescalas de cohesión, conflicto, orga- utilizamos la Escala de conductas antisocia-
nización y control de la Escala de Clima les-A, formada por 20 ítems que hacen refe-
Social en la Familia (Moos, Moos y Trickett, rencia a conductas antinormativas llevadas
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a cabo por menores. En muestras españolas (ver tabla 1) comenzamos los análisis para
este cuestionario ha mostrado suficiente determinar si los procesos familiares implica-
fiabilidad, con un índice 0,866 en el caso de dos en el desarrollo de la conducta antisocial
los chicos y con un 0,86 en el de las chicas en uno u otro grupo son semejantes o no.
(Seisdedos, 1988).
Análisis de correlaciones
Análisis de datos
Como adelanto del análisis de regresión,
En primer lugar, llevamos a cabo un llevamos a cabo un análisis de correlaciones
análisis de comparación de las puntuaciones entre las variables predictoras y la variable
medias, ANOVA, con el fin de determinar conducta antisocial. En la parte superior de
posibles diferencias entre los sujetos en las la tabla 2 se exponen las correlaciones en
variables analizadas según su estructura aquellos sujetos que conviven con ambos
familiar. En segundo lugar, anterior al aná- progenitores. Si ordenamos estas variables
lisis predictivo, realizamos un análisis de de mayor a menor según la magnitud de esa
correlación entre las variables familiares correlación (en valor absoluto) podremos ob-
analizadas y la medida de desviación. Final- servar como las variables cohesión (r=-0,26)
mente, se llevarán a cabo una serie de análisis y conflicto muestra la mayor correlación
de regresión jerárquica para establecer qué (r=0,26), seguidos de las siguientes variables
variables familiares se pueden considerar apoyo materno (r=-0,253), reprimenda verbal
como predictoras de la conducta antisocial en (r=0,237), organización en la familia (r=-
las dos estructuras familiares establecidas; la 0,212) y uso del castigo físico por la madre
edad y el nivel académico de la madre fueron (r=0,173). La variable control no mostró una
introducidas en los primeros pasos como correlación significativa.
variables control. En la parte inferior de la diagonal po-
demos observar las correlaciones entre las
Resultados

Como avance de los análisis que realiza- Tabla 1. Análisis de varianza.


mos a continuación y con el interés de cono- FAMILIAS
cer qué variables familiares son predictoras Intactas No intactas
de la conducta antisocial en familias intactas F
M dt M dt
y en familias no intactas, comparamos am-
Clima familiar
bas muestras en nuestra variable criterio, la
Cohesión 50,2 9,3 48,6 9,3 1,62
conducta antisocial. El resultado indica que Conflicto 48,0 8,2 48,8 8,1 0,48
entre ambos grupos no aparecen diferencias Organización 51,2 8,0 50,5 8,0 0,36
significativas (F=0,005; p=0,945). Tampoco Control 51,5 7,7 50,8 7,6 0,47
aparecieron diferencias entre ambos grupos Educación materna
en el resto de variables estudiadas. Apoyo 3,9 0,7 4,0 0,8 0,221
Una vez que conocemos que entre ambos Castigo físico 1,3 0,4 1,3 0,6 0,005
Reprimenda verbal 3,1 0,7 3,0 0,8 0,072
grupos no aparecen diferencias significativas
en dicha variable, ni en el resto de variables Conducta antisocial 59,1 24,4 58,8 25,5 0,005
que hemos considerado como predictoras Todas las comparaciones resultan no significativas.

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Tabla 2. Correlaciones divariadas.


1 2 3 4 5 6 7 8
Cohesión - 0,503** 0,439** - 0,107* 0,455** - 0,259** - 0,231** - 0,260**
Conflicto - 0,542** - 0,325** 0,146** - 0,280** 0,304** 0,317** 0,260**
Organización 0,396** - 0,217 0,122** 0,297** - 0,219** - 0,056 - 0,212**
Control - 0,004 0,211 0,198 - 0,052 0,117** 0,238** - 0,022
Apoyo 0,382** - 0,143 0,144 0,118 - 0,392** - 0,213** - 0,253**
Castigo físico - 0,366** 0,360** 0,025 0,290* - 0,423** 0,368** 0,173**
Reprimenda verbal - 0,141 0,065 0,062 0,060 - 0,259* 0,370** 0,237**
Conducta antisocial - 0,194 0,121 - 0,049 - 0,242† - 0,360** 0,096 0,346**

**p<0,01, * p<0,05.and †p<0,1


Los números en cursiva no son estadísticamente significativos. Las correlaciones en la parte superior de la diagonal
hacen referencia a aquellos sujetos cuyos padres viven juntos; las correlaciones de la parte inferior de la diagonal a
aquellos sujetos cuyos padres no viven juntos.

variables en la muestra de sujetos que per- Análisis de regresión jerárquico


tenecen a familias no intactas encabezadas
por la madre. En esta ocasión la correlación Dos análisis de regresión jerárquica se
más alta la encontramos en la variable apoyo muestran en la tabla 3, en ellos se ha preten-
materno (r=-0,360) seguido de la variable dido examinar el efecto de cada una de las
reprimenda verbal (r=0,346). El resto de dimensiones consideradas, clima familiar y
variables no fueron significativas. educación familiar, sobre las manifestaciones

Tabla 3. Análisis de regresión jerárquica.


Familias intactas Familias no intactas
β R² ΔR² β R² ΔR²
Paso 1: Edad 0,197*** 0,070 0,070*** 0,342* 0,169 0,169**
Paso 2: Nivel de estudios de la madre 0,011 0,070 0,000 - 0,046 0,177 0,008
Paso 3: Clima familiar 0,157 0,086*** 0,239 0,062
Cohesión - 0,079 0,032
Conflicto 0,074 0,098
Organización - 0,126** - 0,034
Control - 0,046 - 0,192

Paso 4: Educación materna 0,181 0,024** 0,365 0,125*


Apoyo - 0,103* - 0,214
Castigo físico 0,014 - 0,182
Reprimenda verbal 0,124** 0,315*

***p<0,001; ** p<0,01, *p<0,05

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de conducta antisocial en ambos subgrupos. Respecto al primer objetivo, podemos


Para ello se llevaron a cabo los cuatro pasos concluir que entre ambas muestras no apa-
del análisis para cada uno. En un paso inicial, recen diferencias significativas ni en las
la variable edad fue introducida, seguida del variables relacionadas con el clima familiar,
nivel académico de la madre, clima familiar cohesión, conflicto, organización y control,
y educación materna. Los resultados indi- ni en las relacionadas con los estilos de
can que respecto a los chicos que viven con educación materna, apoyo, castigo físico o
ambos progenitores el clima familiar explica reprimenda verbal. Además, no han apare-
la mayor varianza (ΔR²=0,086; p<0,001), cido diferencias significativas en los niveles
específicamente, la organización familiar de la variable conducta antisocial. A tenor
aparece como predictor significativo de la de estos resultados podemos decir que la
conducta antisocial en estos adolescentes. estructura familiar no es una variables que
También significativo fue el primer paso este influyendo en las manifestaciones de
de regresión, el relativo a la variable edad conducta antisocial en la adolescencia, por
(ΔR²=0,070; p<0,001) y el último paso, re- lo tanto, no se puede afirmar que la conducta
lativo a los procesos de educación materna antisocial este mediada por la pertenencia o
(ΔR²=0,024; p<0,01), más específicamente no a una familia desestructurada, en conso-
el uso de la reprimenda verbal por parte de nancia con otros estudios (p.e. Wadsworth,
la madre y la falta de apoyo. 1976, Casion, 1982, Ensminger, Kellam, Ru-
En el grupo de adolescentes que convi- bin, 1983, Mednick, Rebzbnick, Hocevar y
vían sólo con sus madres la variable edad, Backer, 1987, Van Voorhis , Cullen, Mathers
incluida en el primer paso fue la que más y Garner, 1988) que concluyen que no hay
varianza explicó (ΔR²=0,169; p<0,01). relación o que hay una débil relación entre
Además, sólo los procesos de educación las manifestaciones de conducta antisocial
materna explicaron a nivel de significación en general y la pertenencia a familias mo-
la conducta antisocial (ΔR²=0,125; p<0,05), noparentales. Sin embargo, contradice otros
específicamente, la reprimenda verbal de resultados anteriores (Torrente, 2002), que
nuevo surgió como predictor significativo de trabajaban con grupos extremos y que mos-
la conducta antisocial en esta muestra. traban que vivir en familias desestructuradas
era un predictor válido en el caso de menores
Discusión internados en centros de reforma, aunque en
este caso otras variables relacionadas con el
En este estudio teníamos como objetivos clima y la educación familiar resultaban ser
generales dos, uno comprobar si había o no también significativos.
diferencias en las variables relacionadas con Como en otras investigaciones ante-
el clima familiar y la educación familiar riores, la edad aparece como predictor en
en dos muestras, una de ellas de familias conducta antisocial (Torrente, 2002, Rodrí-
intactas y otra de familias desestructuradas guez y Torrente, 2003, Torrente y Vazsonyi,
encabezadas por la madre y, en segundo manuscrito bajo revisión) con la edad se
lugar, comprobar si los procesos familiares incrementa la probabilidad de cometer actos
implicados en el desarrollo de la conducta antisociales.
antisocial eran iguales o diferentes en ambas Un resultado que, en principio, con-
estructuras familiares. tradice la dirección esperada, indica que

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las variables de clima familiar considera- que las técnicas basadas en el control, como
das (cohesión, conflicto, organización y la reprimenda verbal, parecen relacionarse
control), tomadas como conjunto aparecen con la presencia de conducta antisocial, re-
como predictoras de la conducta antisocial sultados semejantes a los presentes en otras
en la adolescencia, específicamente la orga- investigaciones anteriores (Torrente, 2002,
nización o la falta de ella, pero tan sólo en 2003, Torrente y Rodríguez, 2003, Rodríguez
familias intactas, no en familias monopa- y Torrente, 2003, Torrente y Vazsonyi, ma-
rentales. A nuestro juicio, pueden darse dos nuscrito bajo revisión) y con independencia
explicaciones a este hecho: en primer lugar, de la estructura familiar de pertenencia.
en las familias intactas pueden resultar más La conclusión general que podemos
salientes los problemas en el clima familiar extraer de este trabajo es que los niveles de
y, específicamente, la falta de organización conducta antisocial en la adolescencia no
familiar. Sin embargo, las familias ya deses- parecen depender de la estructura familiar,
tructuradas posiblemente han soportado un aunque los procesos familiares en una y
proceso de reestructuración y reorganiza- otra estructura familiar si se diferencian en
ción (no olvidemos que en nuestra muestra cuanto a su capacidad predictiva respecto
sólo tenían cabida aquellos adolescentes al comportamiento inadaptado. Esto, por
que convivían en familias desestrucutradas tanto, nos permite suponer que las relaciones
encabezadas sólo por la figura materna) con familiares que se dan en las familias parecen
posterioridad a la ruptura que ha logrado que ser predictores más válidos respecto de la
este hecho no sea lo suficientemente saliente conducta antisocial en la adolescencia, que
en este tipo de familias como para convertirse específicamente la estructura familiar en la
en un predictor de la conducta antisocial de que viva el joven, aunque sin olvidar, que esas
los adolescentes. Quizás otra explicación, relaciones pueden estar, y sin duda lo están,
complementaria de la anterior, puede darse influidas por tipo de estructura familiar.
a este hecho. Debido a que los niveles de per- Aun así debemos de asumir una serie
cibidos de desorganización son semejantes de limitaciones en nuestro estudio. La
en ambos grupos, y por lo tanto, no podemos primera y más importante limitación, vie-
concluir que haya más desorganización en ne dada por la diferencia muestral entre
un grupo que en otro, es posible que en las ambos tipos de estructuras familiares, lo
familias desestructuradas hay una mayor que puede estar condicionando los resulta-
adaptación a la desorganización familiar, lo dos finales de nuestro trabajo. En segundo
que les protegería frente a su influencia, lo lugar, sería necesario realizar más estudios
que explicaría, a su vez, la no implicación donde se compararan los diferentes tipos
como predictor de la conducta antisocial en de estructuras familiares existentes, como
la adolescencia. las encabezadas por el padre o por otros
Dentro de los estilos de educación fami- familiares que no son los progenitores, como
liar, podemos comprobar como en la muestra los abuelos. Así mismo, cabría introducir el
de familias intactas la falta de apoyo materno análisis de aquellas familias que, además de
aparece como predictor significativo y en un proceso de desestructuración han sufrido
ambas muestras la reprimenda verbal apa- el de una reestructuración posterior, como
rece también como predictor. Esto también por ejemplo familias formadas por nuevos
nos permite extraer la siguiente conclusión: matrimonios del progenitor custodio. Estas
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