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04/9/13

Reseña Nº3: Alcántara Matías

El objetivo de esta breve carilla es intentar presentar, de manera esquemática y sintética, la


característica más relevante de la Comunidad Científica. Para dicha tarea me apoyare en el
ya clásico, y polémico, trabajo de Thomas Kuhn (1922-1996): “La estructura de las
revoluciones científicas” (1962). El historiador y filosofo de la ciencia estadounidense no
presenta de manera explicita una definición de comunidad científica, con sus principales
características y especificidades; pero, de todos modos, se puede intentar describir dicha
noción realizando una lectura en clave de los primeros dos capítulos de su magnum opus. En
otras palabras, la idea central de esta reseña es, por medio de las categorías kuhnianas de
“ciencia normal” y “paradigma”, intentar comprender: ¿que es eso llamado comunidad
científica?.
La mejor forma que encontré para responder a esa pregunta es pensarla como un proceso
histórico dinámico, en constante (re)producción. He aquí el porque de rescatar y utilizar los
argumentos que T.K. presenta en la primeras paginas de dicha obra. Pensando a la comunidad
científica como un proceso histórico, y específicamente desde una tónica genética o
genealógica (preguntase por el origen), es posible aproximar una respuesta para la pregunta
que guía este humilde ensayo.
Kuhn por medio de dos ejemplos empíricos e históricos –el de la óptica física y el de la
electricidad– nos explica como surgieron, “nacieron” (o mejor dicho inventaron) las disciplinas
científicas que estudian fenómenos naturales concretos; y como un grupo de estudiosos paso a
convertirse, por medio de la adopción de una conjunto de nociones, ideas, creencias, reglas y
normas comunes, o sea, un paradigma en términos del propio Kuhn, en un grupo particular de
científicos: una “Comunidad Científica”. Esta explicación peca de ser demasiado simple y
simplista, pero nos sirve para comprender una de las características primordiales, y diría hasta
fundacionales, de una comunidad científica. La adopción de un Paradigma común es el
principio necesario y fundamental –no en todos los casos, las denominas ciencias sociales son
un ejemplo paradigmático de ellos– que debe, y de hecho adopta (muchas de la disciplinas de
las denominadas ciencias naturales son un ejemplo fehaciente de ello) un grupo de individuos
para cristalizarse en eso que solemos llamar comunidad científica; la cual se encarga de una
manera particular –basándose en una/s teoría/s, una/s praxis/s, y uno/s método/s especifico/s,
regidos por normas y reglas concretas, propios del paradigma vigente en una época determina
del desarrollo de dicha disciplina– de describir (y podríamos decir “prescribir”) y explicar los
fenómenos que les son propios como objeto de estudio o unidad de análisis.
Sin ninguna duda, este análisis no tiene la pretensión de ser exhaustivo, su única pretensión
es presentar la característica esencia que presenta toda comunidad científica. Por ultimo, es
interesante pensar esta tesis en contraposición con la de Robert K. Merton (1910- 2003) de
Ethos de la ciencia, en relación a la estructura normativa (léase paradigma) que es necesario
que posea todo disciplina que tenga intención de ser llamada científica, en base a los
parámetros modernos (pensando a la Ciencia como una institución social, que ha sufrido un
procesos de profesionalización e institucionalización)

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