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06 - López Rosas - Historia Constitucional Argentina
06 - López Rosas - Historia Constitucional Argentina
Convocatoria de la Asamblea
El viejo anhelo de los hombres de Mayo de reunir un Congreso General que
organizara al incipiente gobierno y diera sistema constitucional a las Provincias
Unidas, parecía concretarse en la firme decisión del Triunvirato surgido de la
revolución del 8 de octubre de 1812, convocando a elecciones de diputados para
una Asamblea General (24 de octubre). “Después de haber afianzado el primer
paso a la libertad y con un esfuerzo y resistencia tan general como sublime decía
el Triunvirato; después de sostener por el espacio de tres años una lucha de
ferocidad y de barbarie peninsular, de una parte, y de virtud y constancia
americana, por la otra; cuando la España no puede justificar su conducta de
constituirse en tribunal de las naciones imparciales, sin confesar, a pesar suyo, la
justicia y santidad de nuestra causa; cuando el eterno cautiverio agrega el
decreto del señor Fernando VII ha hecho desaparecer los últimos derechos con
los postreros deberes y esperanzas más ingenuas...; en fin, cuando la hidra de las
facciones se ha acallado, felizmente, con la creación de una autoridad para llenar
las intenciones de los pueblos; ¿qué otro tiempo puede esperarse para reunir en
un punto la majestad y fuerza nacional? Ésta termina debe ser, sin duda, la
memorable época en que el pueblo de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
abriendo con dignidad el sagrado libro de sus eternos derechos, por medio de
libres y legítimos representantes, vote y decrete la figura con que debe aparecer
en el gran teatro de las naciones.
Instalación de la Asamblea
Previa una misa de acción de gracias oficiada en la catedral de Buenos Aires, la
Asamblea fue inaugurada el 31 de enero de 1813, solemnemente, en el Tribunal
del consulado. El doctor Juan José Paso la dio por inaugurada previo un
conceptuoso discurso donde expresó que en la Asamblea allí reunida “se
concentraba toda la autoridad, y de la cual debían emanar las primeras órdenes y
disposiciones que el gobierno esperaba para darle cumplimiento”. Paso
comprometía toda su autoridad y la del gobierno para autorizar y respaldar la
obra del congreso, sometiendo así sus impulsos, contrarios a la convocatoria y a la
política a encararse, demostrados en la conjuración de enero de ese año contra la
reunión de la Asamblea, donde le cupo un papel destacado.(2)
En el primer decreto que da la Asamblea, apenas instalada, proclama que en ella
“reside la representación y ejercicio de la soberanía de las Provincias Unidas del
Río de la Plata”, afirmación ratificada en el juramento de los diputados al
reconocer representada en la Asamblea “la autoridad soberana de las Provincias
Unidas del Río de la Plata”, y confirmada, como ya lo expresáramos, en los
diversos decretos que arrancaban para siempre de nuestros documentos e
instituciones la máscara fernandina. En el art. 4º del referido decreto se
consagraba la inviolabilidad de los diputados, no pudiendo ser aprehendidos
agregaba ni juzgados sino en los casos y términos que la misma Soberana
Corporación determinara. Es éste el primer antecedente nacional sobre la
materia (fuente de los arts. 60, 61 y 62 de la Constitución de 1853). El doctor
Vicente López y Planes presentó en 10 de marzo para su tratamiento un decreto
reglamentario sobre la inviolabilidad de los diputados, el que luego de algunas
reformas fue aprobado. Constaba de 11 artículos, donde se asentaban los más
avanzados principios constitucionales sobre la materia.
El tercer proyecto fechado en 27 de enero de 1813 se cree fue redactado por una
comisión interna de la Asamblea, en sus deliberaciones preparatorias. Se conocen
algunas copias cuyas confrontaciones han servido para reestructurar
definitivamente su articulado; una de ellas se encuentra en manos del doctor
Diego Luis Molinario, según su propia afirmación; otras dos se hallan en la
Biblioteca Nacional. Su texto es muy similar a los proyectos elaborados por la
Sociedad Patriótica y la Comisión oficial, por lo que no haremos especial mención
del mismo. El cuarto proyecto, de neto corte federal, fue encontrado por el
doctor José Luis Busaniche en el año 1939 y se halla guardado en el Archivo
General de la Nación, Colección Carranza, Caja nº 27, año 1813. En su portada
manuscrita se puede leer el nombre que el autor dio a su proyecto: “Plan de una
constitución liberal federativa para las Provincias Unidas de la América del Sur.
Quarto de nuestra emancipación política”. Al pie de la obra se encuentran las
iniciales “F.S.C.”, presumiblemente su autor y que corresponderían a Felipe
Santiago Cardozo, diputado artiguista al Congreso de 1813 y uno de los hombres
letrados que colaboraron junto al caudillo oriental.
Vamos a realizar una breve exégesis sobre los proyectos de que hemos dado
cuenta.
ningún ciudadano puede ser forzado a pagar contribución alguna con objeto de
religión, ni perseguido o molestado en su persona o bienes por opiniones
religiosas.
El proyecto que acabamos de estudiar ha sido tratado de manera muy dispar por
nuestros constitucionalistas o historiadores. Longhi y Ravignani hacen radicar su
importancia en el aporte que él significó para los posteriores ensayos
constitucionales argentinos, y también, porque de su estudio surgen numerosas
fuentes que más tarde recogiera la Constitución de 1853. Aristóbulo del Valle
exalta sus valores y destaca que merece ser recordado “por las declaraciones que
contiene y por su manifiesta superioridad sobre todos los ensayos constitucionales
de la época”. Clemente Fregueiro lo considera como “uno de los documentos más
representativos de la historia argentina”.(5) Seco Villalba, en cambio, concluye
que el proyecto se “resiente de falta de madurez” debido a la escasez de tiempo
que tuvieron sus autores para redactarlo, criticando a su vez la “indiscriminación
de las fuentes empleadas”.(6)
Ariosto González, con quien coincidimos, expresa sobre este proyecto: “Fórmula
abstracta, concebida y realizada en la ciudad por hombres que, si conocían el
ambiente bravío y hostil de la campaña, no habían recibido su influjo, incorporó
algunos de los más inadaptables principios de otras legislaciones, en vez de
descubrir en la realidad autóctona las normas adecuadas y eficaces”.
Proyecto Federal
El estudio de este proyecto no deja de ser interesante a pesar de su falta de
originalidad y de la copia servil de textos americanos. Consta de 64 artículos y
una nota final con cuatro artículos más. En su portada, como ya lo
adelantáramos, lleva la inscripción Plan de una Constitución liberal federativa
para las Provincias Unidas de la América del Sur. Se cree que su autor fue Felipe
Santiago Cardozo, diputado artiguista al Congreso de 1813; y a través de los
comentarios históricos este esbozo es más conocido como “Proyecto de
Confederación y perpetua unión entre las Provincias de Buenos Aires, Santa Fe,
Corrientes, Paraguay, Banda Oriental del Uruguay y Tucumán” que en realidad es
el subtítulo del trabajo.
Con respecto a la suerte que corrió este proyecto en el seno de la Asamblea nada
se sabe. Lo más probable es que haya sido presentado, pero que, a raíz de los
acontecimientos políticos contrarios a la posición asumida por Artigas, no haya
sido ni tan siquiera tenido en cuenta o tratado.
“Las dichas Provincias por la presente entran separadamente en una firme liga
de amistad con cada una de las otras para su defensa común, la seguridad de su
libertad y para su mutua y general felicidad, obligándose a asistir a cada una de
las otras contra toda violencia o ataques hechos sobre ellas, o sobre alguna de
ellas, por motivo de religión, soberanía, tráfico o algún pretexto cualquiera que
sea”.
“Además de esta Constitución General, cada provincia por separado debe formar
una, arreglada a su territorio, usos y costumbres de sus naturales, gobierno
económico de ella, reglas de policía, tráfico de comercio y demás puntos conexos
a su localidad, felicidad de sus habitantes y prosperidad de ella”. A continuación
se establecen los “puntos principales de la Constitución Provincial”.
De lo expuesto podríamos sacar en conclusión que ningún saldo positivo dejó este
proyecto, de oscura interpretación, por las razones que ya expresamos; sin
embargo, su importancia radica en que, de una manera u otra, sus autores
desearon instaurar en el Río de la Plata la corriente constitucionalista
norteamericana. En vísperas de misiones diplomáticas que tratarían de implantar
sistemas monárquicos en nuestra patria, proyectos como éste consagraban
republicanos principios, de indudable raigambre democrática y, bien o mal,
defendían los sanos ideales del Federalismo. La confusión en el sistema a
adoptar, como ya dijimos, estriba en la falta de formación jurídica y en la
inexperiencia que estos pueblos, recién nacidos a la libertad, tenían para el
manejo del gobierno.
Notas
1) Ravignani, Emilio, Circular de la Sociedad Patriótica-literaria, después de la
revolución del 8 de octubre de 1812, en Boletín Instituto Investigaciones
históricas, nº 61-63, Buenos Aires.
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