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CONFERENCIA

LA CONFIGURACIÓN DEL ‘‘ YOD ’’ O ‘‘ DEDO


DE DIOS ’’

MARIA JESÚS MARTÍNEZ

Explicar lo que es un Yod tiene una temática muy complicada, se han hecho
importantes estudios sobre esta Configuración y no hay una aclaración total y absoluta
sobre la misma, quizás para entenderlo habría que experimentarlo ( casi siempre ocurre
esto en todas las circunstancias de la vida ), pero en este caso y dado el cariz que
marcan los Quincuncios, el Yod se convierte en algo escurridizo, difuso, pero
totalmente bullicioso, presente, es decir, no se puede obviar aunque no se entienda ni
mucho menos se domine.

Algunos autores lo presentan como ‘‘ Dedo de Dios ’’, explicando que no se


manifiesta hasta que la persona puede asumirlo o desarrollarlo, siendo entonces su
manifestación total, pareciendo que por fin se ha descorrido la cortina que lo ocultaba.

Evidentemente, esta Configuración compuesta por dos Quincuncios unidos por


un Sextil, manifiesta este carácter, se siente algo que se agita en nuestro interior
pugnando por salir, pero no puede o no encuentra la forma de hacerlo, lo peor es que
tampoco se sabe que es. Lo cierto es, que anteriormente a su posible manifestación, el
Yod que ha tenido tránsitos por sus puntos desencadenantes ( Apex y punto opuesto a
éste ) de cualquier planeta, ha recibido golpes que, aunque no determinantes, si han
podido ir resquebrajando la estructura de la Configuración.

No obstante, cuando un planeta algo más importante le aspecte en tránsito, los


efectos de su tendencia en cuanto a la forma en sí contenida en el Yod, se han tenido
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que sentir en la persona, otra cosa es que el individuo sea capaz de percatarse del
suceso, ya que si ha sido provocado por planetas rápidos, el efecto ha desaparecido de
inmediato, dejando a la Configuración casi inmutable.

Pero, si por el efecto en sí estos tránsitos no son importantes, por la acumulación


de ellos es seguro que marcará su naturaleza, quizás a la espera de un tránsito lento que
termine por abrir una importante grieta que haga resquebrajar su estructura y aparezca el
efecto perseguido a continuación.

El Yod como toda Configuración astrológica, es un abanico de posibilidades


que, no por darse una se supone terminado su efecto, el Yod actúa durante la existencia
del individuo transformándolo consecutivamente hasta alcanzar el contenido final o
máximo de su significado.

El efecto transformador está presente en todo Yod dado su aspecto de


Quincuncio con la Casa VIII, que le eleva a un plano escorpiano donde la resurrección
está implícita en su naturaleza. Pero para resucitar es necesario primero morir, lo cual
significa llegar a las últimas consecuencias de la experiencia, realizar el proceso
completo de nacimiento, desarrollo y muerte para alcanzar, como dicho anteriormente la
resurrección.

Esto podría ser manifiesto en cuanto al ubicamiento del Yod de Casa I, VI y


VIII. La experiencia viene al punto Apex o Casa I, recogiendo lo manifestado por la
unión de planetas en sextil, mediante las crisis sentidas por los Quincuncios al Apex.

Los planetas integrantes del Sextil unen sus energías de Tierra – Agua de forma
armónica y fructífera para llevarlas al Elemento Fuego del Apex, donde estas energías
se concentran y adquieren un matiz intuitivo que sirve para la propia autoconsciencia y
para prestar un servicio de guía para los demás.

Este sería el esquema propio del Yod, no obstante, el punto opuesto al Apex
marcaría una apertura hacia los demás como acabo de decir, que reflejaría un proceso de
salir de uno mismo mediante la transformación, para integrarse con los otros a través de
la Casa VII.
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La experiencia transformadora del Yod revela un paso adelante en las personas


que lo poseen, pero el trabajo en su consecución es desafiante y aterrador, y la persona
no debe olvidar que como siempre que se consigue algo, se tiene que pagar un precio
por ello, que el caso del Yod es ineludible y está en proporción al beneficio conseguido.

Por algo está impreso en la Configuración la bifurcación de caminos, es decir,


para seguir uno, se tiene que dejar otro, esta alternativa es siempre dolorosa puesto que,
la persona, pese a los inconvenientes y las crisis, se ha acostumbrado a la alternancia
entre los dos ya que el Sextil tiende muchas veces a servir de puente entre uno y otro.

Pero una vez que el Yod se desencadena, el tema queda claro y las tendencias
del individuo hacia algo concreto se delimitan de forma aplastante, sin dejar más
alternativas.

Esta nueva y drástica situación hace que la persona manifieste ciertas


alteraciones psíquicas de reajustes mentales a la capacidad existente. En todo proceso de
desencadenamiento de una Configuración de Yod existe un proceso psíquico de
alteración que revierte en el individuo que lo contiene de forma, evidentemente
transitoria, por lo que la lucha o el esfuerzo por llevar a cabo el proceso del Yod se
manifiesta en varios planos a la vez.

Esto es característico de toda transformación importante que actúa por así


decirlo al unísono entre varios planos para alcanzar un resultado óptimo ya que de lo
contrario, no se trataría de transformación sino de experiencias, y la suma de éstas es lo
que produce la transformación.

Asimismo, hay autores que manifiestan la ausencia de Yod verdadero cuando el


planeta en Apex es más rápido que los dos en Sextil. Yo discrepo de esta observación en
cuanto a la ausencia de Yod. Según mis investigaciones, la Configuración de Yod existe
en estos supuestos aunque no reviste el carácter aplastante de un Yod con Plutón en el
Apex.
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El planeta lento en el vértice de la Configuración reviste a esta con un carácter


especial propio de este planeta, que además de llevar el ‘‘mando’’ por así decirlo, de la
configuración, ejerce un poder limitador en cuanto a los planetas en Sextil, que al ser
más rápidos, parecen querer escapar a la presión y barreras impuestas por el Apex, cosa
que de ninguna manera, pueden hacer.

En cambio, si el planeta focal es más rápido que los planetas en Sextil, parece
como si éstos pudieran someter al Apex con su tenacidad en cuanto a movimiento, pero
no es así, el planeta más rápido que lleva el ‘‘mando’’ de la Configuración como en el
caso precedente, increpa y estimula a los planetas más lentos en Sextil haciéndoles
acelerarse para no perder el ‘‘tren’’, es decir, le obliga a tener reflejos rápidos y un
carácter más airoso en su manifestación en la configuración. Se parece a la situación
establecida cuando el Jefe de Departamento es más joven y dinámico que los
empleados. Por un lado existirán unos inconvenientes y por otro unas ventajas por todos
entendidas.

Lo que sí es digno a tener en cuenta es que estas dos posibilidades se pueden dar
en la Configuración del Yod, por lo que en el primer caso, el planeta lento revertirá en
la misma con unas atribuciones propias y en el segundo de los casos, será el planeta
rápido quien aportará su naturaleza al Yod, lo cual servirá de punto de partida en el
estudio de esta Configuración de Yod, dando a entender en este último caso, que el
desencadenante será un proceso rápido, aunque se deberá tener en cuenta el planeta que
por tránsito lo desencadene, ya que si el Apex es un planeta rápido pero el planeta
transitante es muy lento, el proceso se retrasará y, por el contrario, si el Apex es lento y
el planeta en tránsito es algo más rápido, por ejemplo, Marte o Júpiter, el proceso podría
adelantarse.

Así pues, en la interpretación de un Configuración de Yod se requiere un largo y


exhaustivo estudio de casos para poder acceder a ella, es necesario observar cómo
actúan los planetas así relacionados en ciertos individuos los cuales parecen estar
marcados por un destino arduamente elaborado. Es obvio que lo primero a tener en
cuenta es hacerse consciente de las propias capacidades existentes en el individuo, las
cuales, una vez desarrolladas, darán lugar a la puesta en escena del Yod. A veces esta
etapa es lenta pues la persona no sospecha de estas capacidades hasta bien entrada su
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existencia, lo que sería del todo significativo si la faceta primera se adelantara en el


proceso.

Desarrollar una Configuración de Yod requiere un gran esfuerzo por parte del
individuo y sería conveniente observar el contenido de la Carta Natal para saber si esta
persona posee la suficiente energía para llevar a cabo este proceso, de lo contrario,
podrían acaecer situaciones descompensatorias de la estructura psíquica de la persona
que se vería sometida a procesos ‘‘inflamatorios’’ sin que llegaran a abrirse, lo cual
siempre daría lugar a una falta de equilibrio en el conjunto, pudiéndose convertir en
taras o defectos en la transmisión del contenido genético en las próximas generaciones
del individuo.

Cuando la persona siente desencadenar su Yod, el sentimiento de seguridad


unido a la energía así generada, le hacen adoptar un equilibrio existencial que se expresa
en muchos campos de su vida.

El individuo madura a unos niveles superiores y su capacidad resolutiva parece


revestirle de cierto poder de adaptación a situaciones extremas.

La sensación de objetivo cumplido parece situar a esta persona por encima de


ciertos temores propios de individuos que les queda algo por completar de su vida.

No obstante, esta persona ha tenido un largo y penoso camino, ha pagado un


precio muy alto y ahora parece que todo está concluido, pero no es así, el Yod
desarrollado sigue siendo inquietado por otros planetas en tránsito o progresión que le
incitan a nuevas experiencias transformadoras, siendo desarrolladas éstas en planos
distintos de consciencia, que como esta Configuración indica, no son sospechados por el
individuo inmerso en el proceso, hasta que nuevas manifestaciones del Yod son
manifiestas, dando de esta manera un carácter cíclico a la Configuración a lo largo de la
vida de la persona que la posee.

La configuración de Yod determina una situación nueva distinta a todo lo que la


persona ha podido intuir, por lo que, como dicho anteriormente, es muy difícil predecir
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el destino que le puede marcar un Yod a un individuo, solo mediante tránsitos y


progresiones se podría calcular la época de su posible manifestación.

La posición de estos planetas en tránsito y progresados nos indicarían la


naturaleza del evento, siendo el posible resultado manifiesto por los aspectos de estos
planetas entre sí y con los natales.

Asimismo, se debería tener en cuenta la posición de los regentes de los Signos


ocupados por los planetas de la Configuración de Yod y los aspectos entre ellos, al igual
que los tránsitos y progresiones a éstos últimos en el tiempo de la posible manifestación
del Yod.

Robert Hand en su libro los Símbolos del Horóscopo habla con relación al Yod
del síndrome del duodécimo armónico.

Para explicar este término indica que en una Carta puede haber un número
mayor de cierto aspecto, como por ejemplo un número mayor de trígonos formando así,
como si dijéramos, una familia de trígonos, al igual que se podría dar una de sextiles,
cuadraturas, etc.

Pero este predominio de un aspecto determinado se puede manifestar en el Mapa


de dos maneras, una que los pares de trígonos del ejemplo no se conecten entre sí, o
bien que se relacionen formando configuraciones como el Gran Trígono ( tres trígonos )
o en el ejemplo de las cuadraturas, la Cruz Cósmica ( cuatro cuadraturas ) a las cuales
Hand denomina como el Síndrome del Tercer y Cuarto Armónico respectivamente.

Por tanto, el síndrome así llamado, unifica la carta de acuerdo con el principio
armónico, siendo el máximo común divisor de los ángulos que forman un síndrome
armónico o configuración armónica, quien establece el número de este último y
establece también el carácter simbólico dominante por aspecto.

Así, en un síndrome o configuración que contenga trígonos, sextiles y


semisextiles, el carácter simbólico global será el semisextil, es decir, el más pequeño de
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los comunes ( ya que como saben es lo que manifiesta el máximo común divisor ), o
duodécimo armónico, el que resulta de dividir el Zodiaco entre doce.

Pero a diferencia de una serie de sextiles o trígonos desconectados entre sí, el


síndrome o configuración del duodécimo armónico hace también una resonancia de las
características del trígono y el sextil, es decir, de los armónicos Tercero y Sexto
respectivamente.

Por lo que, una de las formas del duodécimo armónico es el Yod, el cual es
muchas veces considerado como una señal de fatalidad dando a entender que los tres
planetas de la configuración indican un tema subyacente constante y relativamente
inalterado en la vida del individuo.

Esto podría ser manifiesto dado el carácter ya conocido por todos del
Quincuncio, que en un principio era considerado junto con el Semisextil como un sextil
débil, pero después se comprobó que no es así. La opinión sobre estos aspectos ha
cambiado mucho y actualmente se les puede considerar como aspectos altamente
difíciles, pues estos aspectos relacionan signos que no tienen nada que ver. Los signos
que están en trígono, cuadratura u oposición tienen mucha similitud, pero los que están
en Quincuncio no tienen ninguna por elementos, cualidades ni polaridades.

La naturaleza de estos aspectos se puede aclarar aún más si señalamos que el


significado de las Casas VI y VIII deriva de los aspectos de Quincuncio que estas Casas
hacen con la Casa I.

De igual manera el significado de las Casas II y XII tiene que ver con los
Semisextiles que forman con la Casa I. Todas estas Casas, a excepción quizás de la II,
representan sectores de la vida difíciles y ambiguos con los que muchas personas tienen
dificultades en su manejo.

Aunque estas dificultades no sean nada importantes sino más bien molestias
cotidianas la excepción a esto podría darse según varios investigadores, en la conexión
existente al parecer entre los Quincuncios, las enfermedades y la muerte, quizás por lo
señalado anteriormente con la Casas relacionadas.
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Un Quincuncio o un Semisextil entre el Sol y la Luna por ejemplo, significaría


que la cooperación entre la conciencia y las emociones no es fácil. Si fuera con Venus
los deseos de la persona estarían a menudo en conflicto con lo que éste ha escogido
conscientemente como lo mejor.

Así pues, con el Yod se tiene la sensación de tener dentro de uno mismo dos
entes completamente diferentes, que ni siquiera se pelean entre sí, simplemente
funcionan cada uno como si el otro no existiera.

La única solución para este caso es la de ser consciente de estas dificultades y


despegarse lo máximo posible de ellas para poder verlas con mayor claridad y de esta
forma poder corregirlas.

Por tanto, aunque el Yod tiene el carácter pasivo y estático de la serie del tres
también puede representar crisis a las que hay que enfrentarse directamente, durante las
cuales hay que seguir acciones específicas para que las energías funcionen de forma
positiva.

De esta manera el Yod contiene el germen de su propia resolución de un modo


que no se da en los Quincuncios Simples, siempre y cuando se mantenga un orbe
mínimo en estos aspectos.

La interpretación así descrita de esta Configuración de Yod nos lleva a un


exhaustivo trabajo de investigación que sería conveniente llevar a cabo entre todos para
dar a la interpretación astrológica un carácter actual y riguroso, lejos de soluciones
rápidas e intuitivas que parecen acompañar a esta Configuración de un matiz de ‘‘
semiDios ’’ que lleva tan lejos de su verdadero contenido.

Los aspectos aquí relacionados revisten un carácter sumamente fuerte cada uno
de ellos, por lo que, al formar la figura de Yod intensifican su problemática y hacen al
individuo que la posee altamente sensible de su potencialidad, estimulando resortes que
no todas las personas están en condiciones de manejar, por lo que, esta persona debería
prepararse en conciencia para poder cumplir con el destino que su existencia demanda,
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el cual le puede aportar transformaciones extraordinarias que no pudo siquiera


sospechar.

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