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Articulo de Opinion Sobre La Division de La Entidades Territoriales y Sus Funciones
Articulo de Opinion Sobre La Division de La Entidades Territoriales y Sus Funciones
Constitución Política
El presente artículo busca abordar el tema de la división de las entidades territoriales y sus
funciones, de igual manera como la corrupción en Colombia no permite la realización
satisfactoria de dichas funciones.
Las principales funciones de las entidades territoriales son la de administrar los recursos y
establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones, participar en las rentas
nacionales y ejercer las competencias que les correspondan asignadas por la ley.
Ahora bien, al hablar de corrupción hoy en Colombia es tan natural como el origen mismo del
fenómeno, referirse a los efectos que ella produce, ya no genera asombro y menos estupor en el
seno de la sociedad, los escándalos van y vienen como el pan de cada día, el caso que se conoce
hoy, mañana es olvidado y reemplazado por otro y así sucesivamente van pasando nuestros días.
Las contralorías regionales, cuya misión principal es controlar el manejo eficiente y pulcro de
los recursos de los entes territoriales, tienen más alto riesgo de corrupción que sus vigilados. Esa
es la conclusión del último informe de Transparencia por Colombia a 28 ciudades capitales, 13
municipios pequeños, 32 gobernaciones y 32 contralorías.
Los resultados resultan preocupantes, más ahora cuando el país intenta caminar hacia la
transición y se habla, tras la firma del acuerdo entre el Gobierno y las Farc, de la creación de
nuevas instituciones que se encargarán de ejecutar programas para la consecución de la paz en
Colombia.
Las cifras son vergonzosas. Las contralorías departamentales obtienen un promedio general
de 55 sobre 100. Es decir que el 56% de esas entidades del orden departamental se encuentran en
nivel alto y muy alto de riesgo de corrupción. De hecho, solo dos contralorías logran un nivel
moderado de riesgo, es decir que pasan raspando. Son ellas, Huila y Meta.
Es importante mirar que, tanto en gobernaciones como en municipios, los peores lugares los
ocupan justamente las regiones por donde es casi seguro que comience la inversión de programas
para construir la paz, dados los conflictos que se han vivido allí por décadas y el número de
víctimas.
Lo primero que hay que decir es que los candidatos, en campaña, siguen mintiendo. Cuando
llegan a ocupar los cargos públicos, las promesas de luchar contra la corrupción se van a la
caneca.
Otro problema grave es que no se informa sobre la ejecución presupuestal. Es decir que los
colombianos no tenemos acceso público y abierto a la ejecución del Sistema General de
Participaciones, el Sistema General de Regalías y los recursos propios de las entidades del
Estado.
Las reformas sólo pueden emprenderse después de despertar cierta conciencia pública
sobre la necesidad de realizar cambios y sobre las ventajas que representan. Los mensajes
deben incidir de manera directa sobre las vidas de los ciudadanos y la cuestión de la
corrupción no debe tratarse sólo desde un punto de vista “moral”.
En general, las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses.
En tal virtud, se gobiernan por autoridades propias elegidas popularmente; ejercen las
competencias asignadas por la Constitución y la ley; administran los recursos y
establecen los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones; y participan en
las rentas nacionales.
REFERENCIAS