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Ensayo Simce 4 Aplicar Respuestas
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"Lluvia inmóvil"
2. ¿Cuál de los siguientes versos representa mejor la actitud del hablante lírico de este
poema?
a) Y mi nuevo nombre le pertenece.
b) Tú me dices que todo se recupera.
c) Pero a mí me han dicho que elija la lluvia.
d) Y estoy condenado a permanecer / inmóvil en este pueblo.
3. Los versos, "No importa que me hayas cortado siete espigas / yo he roto todos los espejos /
he cerrado todas las ventanas", pueden interpretarse como:
a) Una prueba de su rebeldía.
b) Una amenaza en contra de sí mismo.
c) Una demostración de que ha perdido el juicio.
d) Un llamado de atención sobre las condiciones de abandono en que vive.
El mundo ha presenciado y sufrido el fenómeno del terrorismo desde hace mucho tiempo. Aunque la mayor parte de la gente
sabe qué quiere decir terrorismo, no se ha arribado a un consenso sobre cómo definirlo, aunque debe reconocerse que la
mayoría de los expertos coinciden en la descripción de algunos de sus elementos esenciales como la violencia y la creación de
temor.
Pero persisten las diferencias, entre ellas: ¿es el terrorismo parte de una guerra, o solo un delito, aunque más grave que
otros?, o ¿es terrorismo el ejercicio del derecho de resistencia a la ocupación extranjera?
Las nuevas tecnologías y el mundo global en el que vivimos han transformado las consecuencias del acto terrorista –asociado
muchas veces en el pasado al magnicidio o de efecto limitado en cuanto al número de víctimas-en verdaderas catástrofes, por
lo que ha comenzado a circular la expresión “terrorismo catastrófico” para reflejar un aspecto cuantitativo que, a juicio de
muchos, es de la esencia del terrorismo que hoy enfrenta la comunidad internacional.
Un ejemplo de ese terrorismo catastrófico es el sufrido por Argentina en 1992 y 1994, con los atentados a la Embajada de
Israel y a la AMIA. Es también el caso de las Torres Gemelas en Nueva York en el 2001. Precisamente el proceso de
globalización y las nuevas tecnologías han convertido al acto terrorista en una amenaza global por lo que razonablemente
puede pensarse que ningún estado está libre del flagelo. Su dimensión internacional está dada por el hecho de que actos de
esa naturaleza ocurren también en territorios no vinculados, o no vinculados directamente, con áreas de conflicto.
La comunidad internacional considera hoy al terrorismo como una amenaza a la paz y la seguridad internacionales y, por
consiguiente, la lucha contra el terrorismo es uno de los temas principales de la agenda internacional y cuestión relevante en la
política exterior de las naciones.
Los atentados de Madrid pusieron en marcha nuevos mecanismos de lucha antiterrorista en la Unión Europea, entre ellas la
creación del cargo de Coordinador Europeo de la Lucha Antiterrorista, y de una estructura de seguridad que incluye la
publicación de un listado de personas y de asociaciones calificadas como terroristas. Los atentados de Londres renovaron la
percepción de indefensión y vulnerabilidad en amplios sectores de la población mundial.
Por otra parte, se ha tomado conciencia de la necesidad de promover el diálogo y mejorar el “entendimiento entre las
civilizaciones”, a fin de prevenir que se atente indiscriminadamente contra diferentes culturas y religiones, como lo expresara el
Consejo de Seguridad en ocasión de la reciente Sesión Cumbre de este órgano celebrada el 14 de septiembre de 2005. Los
sucesos registrados recientemente en varias ciudades francesas, que para algunos reflejarían teorías académicas sobre un
“choque de civilizaciones”, y para otros el problema de la exclusión social y la discriminación, revelan la urgencia de que la
comunidad internacional inicie cuanto antes un diálogo profundo y a la vez generoso sobre esas cuestiones.
Desde otro punto de vista, no puede negarse que acciones de fuerza decididos sin la aprobación de las Naciones Unidas ni el
consenso de la comunidad internacional, y sin apoyo de su opinión pública han dado lugar a cuestionamientos a la actual lucha
contra el terrorismo al confundir eventos de naturaleza diferente.
Antes de considerar la influencia e impacto de la problemática del terrorismo en la política exterior argentina, es conveniente
examinar brevemente, a manera de introducción, ciertos elementos conceptuales que al respecto ha ido precisando la
comunidad internacional, principalmente las Naciones Unidas.
No existe una definición internacionalmente convenida del terrorismo. Sin embargo, en su Resolución 1566 (2004) el Consejo
de Seguridad recordó que los actos criminales, inclusive contra civiles, cometidos con la intención de causar la muerte o
lesiones corporales graves o de tomar rehenes con el propósito de provocar un estado de terror en la población en general, en
un grupo de personas o en determinada persona, intimidar a una población u obligar a un Gobierno o a una organización
internacional a realizar un acto, o a abstenerse de realizarlo, que constituyen delitos definidos en los Convenios, las
Convenciones y los protocolos internacionales relativos al terrorismo y comprendidos en su ámbito, no admiten justificación en
circunstancia alguna por consideraciones de índole política, filosófica, ideológica, racial, étnica, religiosa y otra similar.
El Grupo de Alto Nivel sobre las Amenazas, los Desafíos y el Cambio, convocado por el Secretario General de las Naciones
Unidas ha propuesto también una descripción similar, en la que se caracteriza al terrorismo como “cualquier acto, además de
los ya especificados en los Convenios y Convenciones vigentes sobre determinados aspectos del terrorismo, los Convenios de
Ginebra y la Resolución 1566 del Consejo de Seguridad, destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o
a un no combatiente, cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población u obligar a
un Gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo”.
En general, tanto en medios académicos como en las leyes de países que han incorporado el delito de terrorismo a su
legislación penal, los sujetos “civiles inocentes y no combatientes” y la inaceptabilidad de “motivos políticos, religiosos, étnicos,
etc.” son elementos determinantes para la calificación del delito. Al mismo tiempo, en la mayoría de los casos se vincula la
acción de prevención con el debido respeto a las libertades fundamentales y a los derechos humanos. Terrorismo en el mundo
actual.
6. Según el texto, ¿cuál es el principal problema para comenzar a abordar el problema del
terrorismo a nivel global?
a) La discriminación.
b) La exclusión social.
c) El choque de civilizaciones.
d) La falta de un concepto de terrorismo.
Voz 1:(Masculina, en off). Por última vez te lo digo, Nacho: ¡tienes que cambiar!
Voz 2:(Femenina, en off). ¿Qué he hecho yo para merecer un hijo como tú?... ¡Qué cruz!... Pero, ¿es que no te
miras en el espejo?
Nacho:(Tomando un espejo y mirándose), La lavadora no se atranca, el que tiene una “tranca” soy yo. (Saca la
lengua y se la mira en el espejo. Hace morisquetas. Se desordena el pelo, gesticula). ¿Por qué justo a mí me tocó
ser yo? Todos me dicen: Tienes que cambiar. ¿Por qué? Así estoy bien. ¿O no?... No sé. (Levantando la voz). Sí,
¡estoy bien! (Dudando). O quizás no. Tienes que cambiar, tienes que cambiar... Tengo la oreja como una
empanada de oír siempre lo mismo. ¿Cambiar qué? No puedo cambiar la nariz ni el color del pelo ni mi esqueleto.
Y entonces, ¿qué puedo cambiar? La manera de ser. ¿Y cómo es mi manera de ser?... No tengo idea. Soy como
soy. Y no estoy tan mal. La Loreto dice que tengo una voz bonita cuando hablo por teléfono. Y la Beatriz dice que
bailo bien. ¿Por qué tengo que cambiar? Bueno, me gustaría no tener caspa ni espinillas, pero no sé si se refieren
a eso cuando me dicen...
Voz 1:(Femenina, en off). ¡Nacho, tienes que cambiar!
Voz 2:(Masculina, en off). ¡Nacho, tienes que cambiar!
Nacho: ¿Por qué justo a mí me tocó ser yo?... Parece que yo tendría que ser como ese, como aquel o como
usted, sí, señor... pero, jamás como soy yo, o como yo creo que soy yo... ¡Qué enredo! Me gusta ser como soy,
pero lo que me gusta a mí no le gusta a los demás. ¿Por qué justo a mí me tocó ser yo?
Mamá:(Voz en off)¡Nacho!
Nacho: Sí, mamá.
Mamá: Tienes hora con el sicólogo.
Nacho: ¿Por qué no vas tú, mamá?
Mamá: Yo no soy la que tiene que cambiar.
Nacho:(Para sí) ¿Y qué es lo que tengo que cambiar? Me cambiaré de zapatillas. (Nacho se saca las zapatillas y
no encuentra las otras. Está con las viejas en la mano cuando se escucha la voz de la enfermera)
Enfermera:(Voz en off) Que pase el siguiente. (Nacho cambia de zona iluminada. Va con las zapatillas en la
mano. En la zona iluminada a la cual entra hay una silla en la que está sentado el sicólogo)
Sicólogo:(Tomando notas en una libreta) ¿Por qué estás descalzo? ¿Por qué llevas las zapatillas en la mano?
Nacho: Es que quería cambiar... cambiarme las zapatillas.
Sicólogo: ¿Y?
Nacho: No las encontré por ninguna parte. Mi hermano chico me las habrá escondido, seguro.
Sicólogo: Y, claro, tú odias a tu hermano chico.
Nacho: ¡No! Me divierte mucho. Nos llevamos muy bien.
Sicólogo: ¡Pero tú tienes que odiar a alguien!
Nacho: ¿Odiar?... No sé lo que es eso. ¿Por qué?
El afecto
Empiezo con el más sencillo y más extendido de los amores, el amor en el que nuestra experiencia parece
diferenciarse menos de la de los animales. Debo añadir inmediatamente que no por eso le doy menos valor; nada
en el ser humano es mejor o peor por compartirlo con las bestias. Cuando le reprochamos a un hombre que es
«un animal», no queremos decir que manifieste características animales —todos las tenemos—, sino que
manifiesta éstas, y sólo éstas, cuando lo que se requiere es lo específicamente humano. Y al decir de alguien que
es «brutal», generalmente queremos significar que comete crueldades de las que la mayoría de los brutos son
incapaces, porque no son inteligentes.
Los griegos llamaban a este amor storgé (dos sílabas, y la g es «fuerte»). Aquí lo llamaré simplemente afecto. Mi
diccionario griego define storgé como «Afecto, especialmente el de los padres a su prole», y también el de la prole
hacia sus padres. Y ésta es, no me cabe duda, la forma original de este afecto, así como el significado básico de
la palabra. La imagen de la que debemos partir es la de una madre cuidando a un bebé, la de una perra o una
gata con sus cachorros, todos amontonados, acariciándose unos a otros; ronroneos, lametones, gemiditos, leche,
calor, olor a vida nueva.
Lo importante de esta imagen es que desde el principio se nos presenta como una especie de paradoja. La
necesidad y el amor-necesidad de los pequeños es evidente; lo es así mismo el amor que les da la madre: ella da
a luz, amamanta, protege. Por otro lado, tiene que dar a luz o morir; tiene que amamantar o sufrir. En este sentido,
su afecto es también un amor-necesidad. Y aquí está la paradoja: es un amor-necesidad, pero lo que necesita es
dar. Es un amor que da, pero necesita ser necesitado. Volveremos sobre este punto.
En la vida animal, y más aún en la nuestra, el afecto se extiende mucho más allá de la relación madre hijo. Ese
cálido bienestar, esa satisfacción de estar juntos abarca toda clase de objetos. Es el menos discriminativo de los
amores. De algunas mujeres podemos augurar que tendrán pocos pretendientes, y de algunos hombres que
probablemente tengan pocos amigos: no tienen nada que ofrecer. Pero casi todo el mundo puede llegar a ser
objeto de afecto: el feo, el estúpido e incluso esos que exasperan a todo el mundo. No es necesario que haya
nada manifiestamente valioso entre quienes une el afecto: he visto cómo sienten afecto por un débil mental no
sólo sus padres sino sus hermanos. El afecto ignora barreras de edad, sexo, clase y educación. Puede darse
entre un inteligente joven universitario y una vieja niñera, aunque sus almas habiten mundos diferentes. El afecto
ignora hasta las barreras de la especie: lo vemos no sólo entre perro y persona, sino también, lo que es más
sorprendente, entre perro y gato; GilbertWhite asegura haberlo descubierto entre un caballo y una gallina.
19. En el texto, ¿qué quieren decir los versos, La poesía es el hondo susurro / de los
asesinados?
a) La poesía da voz a los que ya no la tienen.
b) La poesía tiene el mismo destino que los asesinados.
c) La poesía tiene como propósito mostrar el mundo que nos rodea.
d) La poesía surge desde la profundidad del alma de algunas personas.
20. A qué se refieren los versos: la tristeza por el muchacho / que conserva la lengua / pero ha
perdido el alma?
a) A la poesía.
b) A la pérdida de la identidad.
c) A la tristeza que produce la poesía.
d) A la pérdida del sentido de la vida.
23. ¿Cuál de las siguientes alternativas presenta datos que respaldan el punto de vista de la
autora?
a) Este nuevo asesinato no es producto del amor o de los celos, sino de la violencia machista.
b) La violencia hacia las mujeres es producto de un sistema de relaciones sociales en el que
predomina el poder masculino.
c) Estas concepciones pretenden hacernos creer que estos delitos son fruto del descontrol o
arrebatos por celos, lo que podría incluso atenuar la culpabilidad.
d) Así lo ratifican las cifras del Ministerio del Interior que señalan que una de cada tres mujeres
chilenas ha vivido violencia física, sexual o psicológica por parte de sus parejas o ex parejas.
24. En el texto, ¿para qué se menciona la convención internacional “Belem Do Pará”?
a) Para indicar que Chile ya la ha suscrito.
b) Para ejemplificar leyes que no se aplican en Chile.
c) Para especificar el tipo de violencia contra la que se debe legislar en Chile.
d) Para usarla como fuente de información para crear una ley contra la violencia intrafamiliar.
25. ¿Qué motivó a Carmen Andrade a escribir acerca de la violencia contra la mujer?
a) La portada de un diario nacional.
b) Su cargo en la Universidad de Chile.
c) La entrega del premio Elena Caffarena.
d) La conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
La casa de Asterión
Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión.
Apolodoro:Biblioteca, iii,I.
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré
a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas
(cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que
quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad.
Asimismo, hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra;(Mienten los que declaran que en Egipto hay
una parecida). Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que
yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por
lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las
caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el
desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba,
huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras.
Alguno, creo, se ocultó en el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque
mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo,
pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en
mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta
impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días
son largos. Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías
de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego
a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar
a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha
cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión.
Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la
encrucijada anterior o Ahora desembocaremos en otro patio o bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora
verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos
buenamente los dos.
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No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas
veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son
infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo.
Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y
he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que
también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos
cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he
creado las estrellas y el sol, la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz
en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras
otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una
galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna
vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se
levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanza todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve
a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un
hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.
—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.
26. ¿Cuál de los siguientes elementos está presente una sola vez en la casa de Asterión?
a) Sol.
b) Patio.
c) Aljibe.
d) Pesebre.
LA SEÑAL FUNESTA
I
Si te dicen que voy envejeciendo
porque me da fatiga la lectura
o me cansa la pluma, o tengo hartura
de las filosofías que no entiendo;