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La Justicia dictó la primera condena por daño punitivo colectivo. Se trató de un reclamo por
el cobro de primas en cuotas por parte de una aseguradora, donde se resolvió que se
devuelva el doble de lo cobrado a cada usuario afectado durante los últimos diez años. La
opinión de la presidente de PADEC, Isabel Novosad.
En los años 70, Ford sacó al mercado el modelo “Pinto”, tenía una falla de fábrica, en el
tanque de combustible. Ford sabía de este vicio oculto, se arreglaba con 15,30 dólares por
auto.
Pero la compañía hizo cálculos, tenía un stock de 3 millones de vehículos con el defecto, lo
que significaba desembolsar 45,9 millones de dólares. Si alguno de los adquirentes del
modelo eventualmente falleciera o se lesionara gravemente y demandaba a la empresa por
esa falla, la Justicia, a lo sumo, lo condenaría a pagar una indemnización de, como máximo,
2 millones de dólares.
Una mujer y su hijo pequeño fallecieron en una carretera a causa de ese desperfecto. Su
familia demandó a Ford y en el juicio se comprobó la conducta de la compañía. Por ello, la
Cámara de Apelaciones del Cuarto Distrito del Estado de California, la condenó a abonar
125 millones de dólares en concepto de daño punitivo. El caso fue conocido “Grimshaw vs.
Ford Motor Company”, y allí los magistrados entendieron que no pueden permitirse que un
proveedor de bienes o servicios se vea beneficiado por el no cumplimiento del
ordenamiento vigente. Se trata del precedente más antiguo de lo que se conoce como Daño
Punitvo.
En Argentina la figura fue aplicada en diversos fallos que versaban sobre reclamos
individuales, hasta principios de este mes de septiembre, ya que la jueza Comercial Marta
G. Cirulli dictó una sentencia en la que aplicó la figura del daño punitivo a un reclamo
colectivo.
El rubro fue incorporado en la Ley de Defensa del Consumidor en 2008, con la reforma
efectuada por la Ley 26.361, que agrega a la Ley 24.240 el artículo 52 bis de que dice que
“Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el consumidor, a
instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del consumidor, la
que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso,
independientemente de otras indemnizaciones que correspondan”.
Se trató de “Raspanti, Sebastián c/AMX Argentina S.A” en el que se confirmó una multa
de $280.000 a la empresa Claro porque a un usuario le llegaba la factura mensual del
servicio de telefonía celular un cargo "por gestión de cobro" y le computaban el tiempo de
llamada a los números que él tenía como gratuitos, y además en las audiencias en la sede de
Defensa del Consumidor la abogada de la empresa dijo que se iba a seguir cobrando el
cargo
Según la accionante, en esos casos lo que debió hacerse era descontarse de las cuotas por
prima adeudada, la suma cargada en concepto de intereses, por haber sido pagadas con
anticipación al plazo de vencimiento originalmente pactado.
En ese sentido, peticionó a la Justicia el reintegro a los clientes que se encontraban ante esa
situación la carga financiera o los intereses que no se les hayan deducido al momento de
liquidarse el siniestro; y reclamó que se fije una indemnización por daño punitivo, “no
inferior al doble de cada reintegro que deba efectuar la accionada”.
La demandada se defendió diciendo que la Ley de Defensa del Consumidor no era aplicable
al caso, porque la contienda debía ser analizada bajo el prisma de la Ley de Seguros, y bajo
esa premisa, solicitó que se rechace el reclamo por daño punitivo.
Al analizar las pruebas producidas en el caso, la jueza Cirulli estimó que la “carga
financiera” señalada “es un componente accesorio de la prima, que no afecta el “fondo de
primas” con el cual el asegurador debe afrontar las indemnizaciones debidas a los
asegurados y los costos derivados de su actividad.
“Ahora bien, del informe acompañado por la perito contadora, que no fue impugnado por
las partes, se evidencia que la demandada cobró, en los casos referidos (donde se
encontraba vigente el plan de pago en cuotas de la prima), una carga financiera sobre las
cuotas que fueron canceladas con anticipación”, adelantó la magistrada.
La magistrada recordó, al respecto, que para que exista el deber del deudor de cumplir con
cierta prestación a favor del acreedor (como es el pago de los intereses) “debe existir una
causa fuente que de origen a la obligación (la financiación)”, lo que no ocurrió en el caso,
siendo que además “la restitución de lo abonado encuentra su razón de ser no solo en la
carencia de ‘causa fuente’, sino también en la imposibilidad de admitir un ‘enriquecimiento
incausado’ como resultado del cobro de un servicio financiero que no se ha
proporcionado”.
Todo ello la llevó a decidir que la demandada debía restituir a los afectados por la
operatoria “las sumas que éstos hubieren abonado en exceso en concepto de ‘carga
financiera’, en los supuestos donde se hubiere pactado el pago de la prima en cuotas y
cuando éstas hubieran sido abonadas de forma anticipada”.
“Es importante destacar que se trató de una maniobra realizada en forma constante,
habitual y generalizada, que le generó un enriquecimiento a la compañía aseguradora.
Por otro lado, cabe agregar que la demandada omitió informar a los usuarios las
características de la operatoria que realizaba”, subrayó el fallo.
La presidente de PADEC –que obtuvo un fallo de la Corte Suprema que fue un “leading
case” y gracias al cual las asociaciones de consumidores están legitimadas a iniciar
acciones de clase- también llamó a los consumidores a iniciar reclamos individuales
surgidos de las sentencias por acciones colectivas. “Por el apagón en la Capital Federal en
1999 hubo una sentencia que ordenó resarcir a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de
Buenos Aires por los daños ocasionados a casi 160.000 usuarios, a raíz de ese fallo, hubo
15.000 reclamos más en la Justicia”, recordó.