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Juan Luis Segundo

Liberación de la teologia
C u ad ern o s latinoam ericanos | 17
Ediciones C arlos Lohlé
Buenos A ires - M éxico
Introducción

(jQué quedará, de aqui a un tiempo, de la Teologia de la Liberación? La pre-


Ünica edición debidamente autorizada por gunta puede parecer pesimista, como si esa teologia hubiera sido una moda
el autor y protegida en todos los países. superficial y efímera. Y ciertamente no lo fue ni lo es. La pregunta puede y
Prohibida su reproducción total o parcial.
debe, por lo tanto, ser contestada de manera positiva y esperanzada.
Queda hecho el depósito que previene
la ley N? 11.723. Todos los derechos reservados. I En América Latina la —-bien o mal llamada— Teologia de la Liberación1
© 1975 by Carlos Lohlé S. A. I. C., calle Tacuarí Lsenala. a mi parecer, un punto irreversible en el proceso cristiano de creación
n° 1516, Buenos Aires. : de una nueva conciencia y de madurez de la fe. Innumerables cristianos se
Primera edición: mayo de 1975. han comprometido en una nueva y radical interpretación y experiencia de su
Tirada: 3.000 ejemplares. fe. Y ello no como personas aisladas, sino como grupos i/nportantes y pode­
Impreso en la Argentina. rosos en la Iglesia.
Printed in Argentina. Aunque tal proceso sea irreversible, no es fácil determinar con precisión,
dada la extensión y diferencias dei proceso, qué contenido tiene para dichos
cristianos la Teologia de la Liberación. Sin duda, çiertos puntos son claros
iy comunes: que el acento en la salvación individual y extra terrena constituye
una deformación dei mensaje de Jesus, interesado en una liberación integral
dei hombre. liberación que actúa ya en el proceso histórico y con médios
1 Cuando se quiere informar al lector no familiarizado con el tema dónde podrá en­
contrar literatura sobre la “Teologia de la Liberación”, es difícil superar el escollo de las
bibliografias que se guían por títulos, y no por contenidos o metodologias. Así las biblio­
grafias comunes han agrupado obras o ãrflculos donde figura explicitamente el término
Nihil Obstat “liberación” (y, en el mejor de los casos, palabras de contenido político, tales como “de-
Carlos Meharu, S. J. pendencia”. “política*, “ideologia”, etcétera) mutilando así una teologia que tiene, por
una parte, un contenido mucho piás vasto —el de la teologia en su totaüdad— y, por otro
Montevideo, 8 de diciembre de 1974. lado, una metodologia (y problemática mêfodõTõgica) “mucho mas 'restringida. No es
nuestra tarea aqui brindar tal bibliografia. Tanto más cuanto que trataremos de métodos
Imprimatur más que de contenidos y, en tal sentido, |m e ^ s ^ í ^ i Í u s m ^ f u n à ''â ^ '.% _ à o ú o . v á I o c '
Mons. Haroldo Ponce de León en contenido, o auiTõpuesta a la teologia de ía liberación’ que ima obra relativa a Tã~li-
Montevideo, 19 de febrero de 1975. Kerácíón teológica que sigã Im a metodologia mas o menos cláslcã.
nunca de manera explícita y convincente, a la pregunta de si, en el estádio C a p ítu lo V III
comunista de la sociedad, las masas se habrán despojado de las estructuras
de conducta egoísta, inmediatista y simplificadora, que hacen imposible, por
el momento, aun en las sociedades socialistas, una división dei trabajo de
acuerdo con la vocación espontânea de todos ^
Un evangelio para minorias
otros t^rm^nos> subsiste, después de lo visto, el gran interrogante: la
división entre conductas mayoritarias — cuantitativamente victoriosas y mi­
noritárias — cualitativamente decisivas— dconstituye una ley inexorable o el
resultado eventual de procesos y estructuras históricos dados? En caso de que
a respuesta debiera ser afirmativa, cabría pasar a la decisiva pregunta teoló­
gica: eCómo concebir la tarea “ expansiva” de la Iglesia? El capítulo anterior habrá mostrado que el principal punto frágil, el talón de
Considero que la sospecha d ejin a radical ambigüedad en este punto deci­ Aquiles que, en los últimos siglos, hizo ceder a la teologia ante los mecanismos
sivo constituye un factor esencial de un autentico círculo hermenêutico en ideológicos, fue la necesidad de mantener a las masas dentro de un nivel
teologia. mínimo de pertenencia al cristianismo. Y, por ende, la necesidad de proveer
a las masas de una concepción religiosa de acuerdo con tal finalidad. Esto
volvió a la teologia más y más maleable a los instrumentos que mueven los
mecanismos masivos dentro de las sociedades dadas en Occidente.
La Iglesia buscó, consciente o inconscientemente, aplicar a la pertenencia
al cristianismo los mismos mecanismos que aseguraban la pertenencia a la
sociedad civil y obtener así un resultado paralelo. Para quien considere el
quehacer teológico con mirada realista, resultará evidente que esta ocupación,
por especulativa que parezca, quedó subordinada a tal intención, hasta en
sus contenidos más conceptuales.
Prueba de ello, por ejemplo, es la pretensión, ya estudiada, de poseer en
la revelación un código moral total, absoluto e intemporal. El Evangelio hu-
biera podido establecer, clara y explicitamente, que la moral extraída de la
revelación variaba según la madurez humana o, de un modo más concreto,
según el grado de dureza o apertura de la sensibilidad, dei juicio y de las
posibilidades dei hombre. El Antiguo Testamento podría haber ilustrado este
principio con mil ejemplos. Pablo podría haber explicado esta realidad evi­
dente con una elaborada teologia de la historia, desde el comienzo de la huma-
nidad hasta Cristo.
Sin embargo, pudo más en la balanza un hecho socialmente decisivo: las
masas requieren un código absoluto para integrarse sólidamente a la sociedad
global. La libertad en este plano se vuelve para las masas un peso intolerable,
sólo soportable por una minoria “heróica” .
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alfabetizada. Dicho en otras palabras, un elemento minoritário al comienzo,
Porque existe, como es lógico, una minoria que sabe. Y* que manipula la sin perder su cualidad, se torna cuantitativamente masivo o, si se quiere,
relatividad sin decirlo. A derecha y a izquierda dei abanico político. En Amé­ totalizador.
rica Latina es cosa sabida que se invoca la democracia para suprimir por la Ya no ocurre lo mismo, por de pronto, si de alfabetización pasamos a con­
fuerza las opiniones “no-democráticas”, y se esgrime la democracia para pre­ cientización. De ahí el problema que, cada vez más claramente, plantea a
parar la dictadura dei proletariado. <;Hipocresía? No precisamente. Necesidad, nivel político el conocido método de Paulo Freire. En parte por estar unida
más bien, de librar a las masas dei peso de una opción relativa, de la obliga- a un proceso de alfabetización y en parte por pensársela en términos políticos,
ción, inevitablemente destinada al fracaso, de una coherencia insoportable con la concientización y sus resultados se concibieron en un primer momento
una realidad compleja. según el modelo de la alfabetización. Sin embargo, la experiencia primero y la
Y precisamente nos topamos aqui con una inesperada confirmación de —y misma explicitación conceptual de Paulo Freire después, establecieron dife­
con un nuevo aporte a— el círculo 'hermenêutico que estudiamos en el primer rencias esenciaíes entre ambos procesos.
capítulo de esta obra. Aunque todo pensamiento especulativo está condicionado En efecto, y a el mismo término de aUahetización apunta a un mecanismo
por una realidad más decisiva y concreta (generalmente económica), este adouirido: saber leer y escribir. Ahora bien, un mecanismo o capacitación
condicionamiento se vuelve más poderoso y evidente cuando se trata de un poseída supone, en primer lugar, lo que podríamos llamar un “beneficio
pensamiento destinado a incorporarse a la (falta de) conciencia y a la conducta neto”. En otras palabras, saber leer y escribir abre nuevas puertas y práctica-
masivas. mente no cierra ninguna. Más aún, la posesión de dicho mecanismo se facilita
Aunque todo pensamiento tiene un vínculo ideológico, se piensa diferen­ con su mismo ejercicio. Es una carrera cuesta abajo, si se nos permite la
temente cuando se tiene en vista la influencia directa de un pensamiento en expresión.
las masas o cuando se apunta a conceptos destinados en primer término a ser Tomemos ahora el caso de la concientización. De acuerdo con la experiencia
captados y puestos en práctica por minorias. y con la terminologia de Paulo Freire, ya no puede tratarse aqui de un meca­
Constituye, pues, ufl.prob!ema metodológico esencial para la teologia latino- nismo “poseído”, sino de un proceso indefinido. De ahí que la definición más
americana. y, más en general, para toda teologia que apunte a la liberación, elocuente dei resultado dei proceso de concientización sea la fórmula: volverse
saber si el mensaje cristiano original estaba destinado a las masas como tales s u ie to —y ya no objeto— de la historia. Ahora bien, en el momento en que
y h abía de ser pensado y comunicado en función directa de ellas, o a minorias, el mecanismo se diera por “poseído”, la persona recaería en su situación de
que se suponen habrán de ser elementos esenciaíes en la transformación y objeto. Esto supone dos características exactamente opuestas a las estudiadas
liberación de diohas masas. en la alfabetización. A medida que se adquiere y acepta la condición de sujeto
Pero, como decíamos al final dei capítulo pasado, el problema no seria histórico, aumenta la complejidad de la vida, se multiplica la resistência de
grave ni mereceria tal vez nuestra discusión aqui si el paso de minorias a la sociedad y, con ella, los peligros y sanciones que provienen dei sistema
masas fuera un asunto meramente gradual o numérico. Tal sucederia, por social y tienden a perpetuarlo y cosificar a sus miembros. En segundo lugar, el
ejemplo, en un proceso de alfabetización. ejercicio de la nueva capacidad, lejos de facilitaria — como un hábito— la
No es fácil lograr la alfabetización de las masas a través de los llamados complica y dificulta. Çuanto más “ conciencia” se adquiere, más difícil se hace
“medios masivos de comunicación” . Pero aun en ese caso, la utilización de traducir sus exigencias crecientes en la compleja y objetivada realidad social.
tales medios para un fin semejante supondría siempre la creación de una Es una carrera cuesta arriba.
minoria experta en procedimientos educativos. Tomando ejemplos históricos Para sintetizar, el proceso de concientización replantea el problema ya
conocidos, un proceso de alfabetización masiva comienza con la preparación de citado en el capítulo anterior: a menos que cambien las proporciones numé­
minorias. Eso si, una vez terminado, el resultado cualitativo — esto es, la alfa­ ricas entre lo fácil y lo difícil a escala de la humanidad, una alfabetización
betización— es común a ambos grupos: la minoria alfabetizadora y la masa
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puede, si, ser masiva (o total); una concientízación, no. Empujar a situaciones con que se comunican la justicia y la vida, si se lo compara con la comu­
mas y más difíciles, mediatos o complejas. es crear minorias. nicación dei pecado y la muerte? éSobre todo, siendo tan fácil y casi automá­
El que llamemos o no “élites” — con su matiz peyorativo— a tales mino­ tica esta última?
rias dependera, en buena lógica, de que pongan o no al^ervicio de las masas Aun si nos rehusáramos a tener en cuenta, por ser interpolado, el pasaje
la difícil capacidad adquirida o, por mejor decir, en vias de adquísición. Los de Mc. 16,16 en que la fe y el bautismo parecen constituir una condición
médicos, por ejemplo, serán siempre minorias. El que el tipo de minoria restrictiva para participar en esa justicia y vida salvíficas, siempre quedaria en
constituída por la medicina sea o no “elitista” dependerá de que la medicina pie el hecho de que tanto Marcos como M ateo1 le senalan a la Iglesia naciente,
se desarrolle como un privilegio para quienes la poseen o se ponga d servido de acuerdo con el espíritu de Jesús, la tarea de ir por el mundo entero con-
de todos, aun cuando nunca llegue a ser la capacidad de todos. virtiendo los hombres a la doctrina de Jesús.
^lasas y minorias ^constituyen, pues, una constante esençial de la huma- Precisemos, pues, un poco más. ^Cuál puede ser la relación entre la victoria
l nidad? Y, si ello es así, ^gertenece el cristianismo al tipo de procesos similares —^universal— de Cristo sobre Adán, y la función de convertir a los hombres
l a la alfabetización — esto es, masivos— o al de la concientízación — esto es, en discípulos de Cristo? <;De identidad?
minoritários— ? El presente capítulo tratará de responder a tales planteos e Por de pronto, sentimos ya aqui algo extrano. Adán.nojnecesitó, al parecer,
indicar las consecuencias de dichas respuestas para la metodologia teológica. y ciertamente según el pensamiento de Pablo, convertir a nadie para hacer de
todos los hombres pecadores, Es, por ende, bastante difícil imaginar una
victoria universal de Cristo sobre Adán que suponga la conversion de los
1. EL PLANJEAM IENTO ECLESIÁSTICO DEL PROBLEMA mismos hombres afectados, por el pecado y la muerte. Aun prescindiendo dei
problema de las limitaciones históricas de una Iglesia cuya fundaçión_está_
Aunque parezca extrano, la Iglesia cristiana vive ihace ya veinte siglos frente separada por miles de siglos dei Adán histórico o mítico, quedaria por explicar
a un problema central que ha sido, no sólo ignorado, sino, lo que es tal vez cómo puede ser victoriosp, cuantitadyamente, un proceso que implique una
peor, solucionado de manera contradictoria. decision, sobre otro que actúa automàticamente. _ _
Pablo subrayó, tanto en su carta a los Romanos como en la primera a los No obstante, y por extrano que parezca, la misma Iglesia que, de acuerdo
Corintios, el paralelismo tipológico entre Cristo y Adán. Adán comunico a con el testimonio de Pablo, creia, apenas nacida, en una victoria total de
todos los seres humanos el pecado y la muerte. Cristo asimismo comunico Cristo sobre Adán — esto es, en relación con la humanidad entera— pareceria,
a todos la justicia y la vida. por otra parte, identificar el número de los convertidos con el de los salvados.
Pablo anadió a este paralelismo, ya de por si difícil de concebir, un elemen­ El mismo Pablo, y al encabezar la misma primera carta a los Corintios, escribe:
to de mayor desequilibrio con ese misterioso “ aún más” que él aplica a la “ Plugo a Dios salvar a los que creen mediante la locura de la predicación. . . ”
comunicación de justicia y vida hecha a la humanidad por Cristo. Décimos ( 1,21 ).
misterioso porque ese aún más que caracteriza la obra de Cristo puede ser Tal vez parezca muy natural la tendencia de una pequena comunidad entu­
susceptible de numerosas interpretaciones. Lo que, fuera de dudas, aparece siasta recién nacida a identificar salvación y participación. Pero no podia, en
como contradictorio con esa victoria en lo paralelo, con ese aún más, seria que todo caso, dejarse de percibir la contradicción existente en proclamar la
el pecado y la muerte hubieran llegado, como en realidad llegaron, por Adán victoria sin restricción alguna de la gracia de Cristo (cf. Rom. 5,1 8 o, más
a todos los hombres, y que la justicia y ía vida, por medio de Cristo, a sólo general, Rom. 5, 15-20), y su rechazo, asimilado a la perdición (cf. 2 Cor.
una parte, cuanto más a una minoria. 4, 3; 1 Cor. 1,18; 2 Cor. 2 ,1 5 ), por la gran multitud de quienes se negaban
Ahora bien, <;cuál será, según Pablo, el papel de la Iglesia, es decir, de la 1 En pasajes post-pascuales, lo cual ya exigiria una exégesis más compleja: Mt. 28,
comunidad cristiana, en esa victoria de Cristo sobre Adán, en ese “ aún más” 16-20; Mc. 16, 9-20; Lc. 24, 47.

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cada dia a engrosar las filas de los discípulos, como lo senala, por otra parte, el y sí el impacto ejercido sobre la metodologia teológica, por el hecho de haber
mismo Pablo en el versículo siguiente al ya citado (1 Cor. 1 ,2 2 ). orientado esta última el supuesto de que el número de convertidos a un mínimo
Como ya fue dicho, si Adán vuelve pecadores a todos los seres humanos de participación eclesial tenía relación directa y proporcional con la victoria
sin una ratificación libre y personal por parte de cada uno de ellos, como lo universal de la gracia y la salvación sobre el pecado y la muerte.
indica su misma imagen de padre físico de la humanidad en su totalidad, no Es cierto que el supuesto contrario gana terreno dia a dia. Se açepta ofi-
es facil imaginar una victoÃa sobre él basada en una conversion libre y cialmente unpl_an de salvación operante tanto dentro como fuera de los limites
personal. Tanto más si se tiene en cuenta que tal conversion, como lo senala eclesiales (“ Gaudium et spes”, n? 22 y pass.). Pero es tan fuerte la costumbre
Pablo, tiene que hacerse a contracorriente de las convicciones espontâneas opuesta que esta tendencia, lejos de aliviar la actividad eclesial de una respon-
de la humanidad entera, ejemplificada, como es habitual para el pensamiento sabilidad exagerada y enfermiza, ha provocado una profunda crisis paralizadora
neotestamentario, en sus dos constitutivos clásicos: judios y griegos (1 Cor. en el concepto de la actividad expansiva o misionera de la Iglesia. Si el número
1, 22-24). Esto es, todos. dç convertidos a la fe y prjctiça cristianas no. se relaciona directamente^çqp el
-YÍ£íptia universal de Cristo como imagen de la meta, y la conversion númerq..de .salvados, épara qué cqnyertir? Más aun, épara que la Iglesia y
&1 Evangelio y la pertenencia a la. Iglesia como imagen dei camino jhada tal la. fe?
ffiÇíâ- esta contradicción forzosa es tal vez la clave para comprender la ambi- Estamos lejos de haber llegado en este punto a un nuevo consensus, Io
gyedad. de çsa historia de veinte siglos vivida por la comunidad cristiana7 Por cual es una nueva y fehaciente prueba de la ambigüedad en la que se ha vivido
un lado, las heróicas y aun sobrehumanas exigencias —inseparables puesto que durante siglos con respecto a una realización masiva o minoritária dei cris­
esenciales dei mensaje cristiano: la cruzi 'por otro, la desesperada e inescru- tianismo.
pulosa utilización de todos los medios para asegurar la participación de las Lo que nos interesa destacar aqui son los resultados históricos de ese
masas, es decir, de todo ser humano, en un nivel mínimo de aceptación dei largo vaivén entre dos poios irreconciliables: un jd a n sdvífico universal, por f
Evangelio y de la comunidad de fe y sacramentos: la cristiandad. un lado, y una exigencia esencial de actitudes minoritárias, por otro.
Es verdad que se ha puesto de moda dividir la historia eclesiástica en dos En prirner lugar, la tendencia pastoral a identificar el número de los fieles
grandes períodos: el pre-constantiniano y el constantiniano (que estaria siendo con el de los salvados fracasó totalmente. Como no podia ser menos. Estaba,
desplazado hoy en dia por un tercer período o, simplemente, por la vuelta por decirlo así, cantado. En la medida en que se masificaba el mensaje
al primero y autentico). Pero, si bien es cierto que el período constantiniano cristiano, aumentaba sí su facilidad, pero disminuía tambien jsu_. valor. De
dio a la Iglesia los medios y la ocasión para acentuar desproporcionadamente ahí la tendencia creciente a apoyar el valor cristiano desmonetizado, con otros
el segundo término de la contradicción, el problema trasciende la division en valores ajenos a él, como la adaptación social o los bienes seculares de la
períodos. sociedad. Este mecanismo no obtuvo más que un éxito relativo, y era evidente
Ello es tan así que Karl Barth, en pleno siglo xx, ha sido el primer teólogo que, desde el momento en que dichos bienes seculares se pudieran alcanzar
ÇE £SE£ÍÍM?„dawgiente esta ambigüedad o contradicción fundamental, hasta el sin pasar por las (mínimas) exigencias de la pertenencia al cristianismo, k
punto de romper con uno de jos principales — si no el principal— dogmas tendencia masiva iria en esa direeción de facilidad. Ese y no otro ha j i d o e l j.
luteranos: lajustificación por la fe. Una victoria universal de Cristo sobre Adán origen de lo que hoy llamamos secularismo o ptoçeso de_secularizacion, o 1
HPPjfc® B2£® Bartfa que aun la fe~3eja de ser una condición para la justificación secularidad.
y salvación. En.,..iénilinQS ba£thianps, la fe no es la disposición humana para Én segundo lugar, esta continua derrota en lo que toca a una meta consi­
| alcanzar la salvación de Dios, sino sólo el reconocimiento dei hecho de la derada de valor absoluto, como era la de la salvación, debia provocar una
1 redención y salvación otorgadas a todos. exacerbación tanto teórica como práctica. En otras palabras, los conceptos
No me concierne aqui, empero, juzgar este contenido dogmático preciso, para negar u ocultar la derrota y, por otro, la concepción de los medios que

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debian ser utilizados para conjuraria, no podían sino adquirir una especie de
autonomia cancerosa. En el plano práctico, la exacerbación de los medios pastorales frente a
En el plano teórico no faltó, por ejemplo, la tentativa de disculpar la la “misión imposible” , está patente en todos los medios inhumanos, violentos
derrota. La doctrina de la predestinación y, más especialmente la de la “massa e injustos usados por la cristiandad para mantener, por lo menos en ciertas
damnata” (m ^ a condenada) de la teologia agustiniana son, mucho más que naciones, la proporción entre seres humanos y miembros de la Iglesia. Inqui- ,
una interpretación bíblica, el reflejo teórico de una derrota pastoral, precisa- sición, cruzadas y ghettos son signos claros, no tanto de costumbres violentas
m entefrente a esa meta jjue era darle a Cristo una victoria cuantitativa me­ y primitivas, sino más bien de un cíoble critério moral, de una incqherencia o
diante la membresía eclesial. esquizofrenia típica de lo que los psicologos han llamado una situación de
Mucbo más que Ia época de Agusjyp, la Edad Media en Occidente, lo que double bind, donde las exigencias paternas desoriéntan por superponer, sin
se llamó la cristianâad, fue lo más parecido a un triunfo en negar la contra­ explicación posible, odio y amor.
dicción entre exigencias cristianas y membresía numérica. Pero, aun entonces, El fin ( absoluto) justifica ( todos) los medios: muchos siglos antes de
la contradicción sólo podia ser olvidada, no superada en rigor de verdad. El que le fuera atribuido este principio a la moral marxista, fue conducta normal
precio para lo primero era olvidar también los pueblos no cristianos que de la Iglesia y de los cristianos individuales cuando actuaban en beneficio
rodeaban por todas partes — aunque el litoral marítimo fuera propicio al en­ o defensa~3e ella.
gano— la cristiandad mediterrânea. Y algunos de esos pueblos no se dejaban Dijimos que la desesperación ante la misíon imposible llevaba a utilizar
fácilmente olvidar, como el islam. medios inhumanos y a justificarlos en nombre de la finalidad absoluta y
No es, pues, de extranar que en esa misma Edad Media, y con respeto al universal: la salvación. Y el primer sentido que dimos a inhumanos fue el
Islam, por ejemplo, encontremos tentativas de racionalizar artificialmente la de injustos, violentos, bárbaros y desleales.
situación, convirtiéndola en un extrano triunfo. Minimizando el mundo cir­ No obstante, la inhumanidad de los medios usados por la pastoral es
cundante, reduciéndolo a un obstáculo temporal y accesorio, se lograba o se muchísimo más universal y resulta evidente aún en siglos y naciones refi­
rescataba la imagen de un cristianismo coextensivo al mundo o, por lo menos, nadas. Y, por supuesto, hoy en dia. Si por inhumano tomamos todo lo que
al mundo verdadero y civilizado, al mundo Occidental. Así, un himno litúrgicó disminnve al hombre. todo lo que lo vuelve domesticado y unidimensional,
dirigido a san Rafael pide al arcángel: objeto de la historia, la contradicción más grande de la práctica de la Iglesia
ha sido buscar efectos de gracia y salvación (liberadores por definicion)
Auferte gentern perfidam con medios masivos (contrários a la liberacion).
Credentium de finibus Existe, por ejemplo, una creciente evidência y una arrolladora conciencia
Ut omrtes unus unicum cristiana, dentro de los E stados Unidos, de que un- país que, con el 6 % ,
Ovile nos Pastor regat. de la población mundial, consume anualmente el 40 % de los recursos dei ,
planeta, constituye sin más uno de los mecanismos mas inhumanos y des-
(Separa a los pueblos infieles dei territorio de los creyentes, para que ur» humanizadores de ía tierra. Ãhora bien, para la Iglesia católica en Estados
solo Pastor dirija a todos nosotros, su único rebano.) Así, una de las fórmulas Unidos, la manera acostumbrada de mantener dentro de su membresía Ias olas
más conocidas de la victoria universal de Cristo (Jn. 10, 16), se convierte, sucesivas de inmigrantes católicos — irlandeses, italianos, polacos, latinoame-
contra la lógica, en ideal de exclusión ,y separación. ricânos— ha sido la de integrarlos lo más estrechamente posible a ese enorme
Y que esta contradicción, tambien en el plano teórico, continue en nues- mecanismo deshumanizador de la sociedad de consumo. Hasta tal punto, que
tros dias, es cosa que quedara de manifiesto en el último párrafo de este la ostentación material de los pastores catolicos de esas minorias fue mirada
capítulo. y defendida como el símbolo de la adquisición de un verdadero status y
ciudadanía dentro dei sistema norteamericano. Más aún, uno de los factores
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más importantes de adaptación al sistema, la educación, se empleó profusa y esto es, de las masas obreras, resultantes, a su vez, de la revolución in­
beligerantemente en todos sus grados para mantener la membresía católica, dustrial.
uniendo ésta al acceso a los canales de la sociedad de consumo. La tendencia La dirección que Lenin va a dar al movimiento revolucionário en Rusia
actual a recobrar, frente a los factores deshumanizadores, los profundos valo­ (país donde no había tenido aún lugar una revolución industrial) se basa
res liberadores de crítica, justicia y liberación en el mismo sistema educativo, sobre el supuesto de que entre el tiempo en que Marx escribió sus obras y
es decir, usando el mismo medio adaptador al sistema — como si pudiera el tiempo en que actúa Lenin, ha aparecido un elemento nuevo y decisivo
funcionar en sentido o p u esto -^ es. jjn ap ru eb a, la más evidente, de que ls_ para la revolución. En su famoso librito éQ ué hacer?, Lenin escribe: “No
I hipótesis de^uiTcristianismci fermentai y minoritarig) no es ni siquiera tenida puede ponerse en duda que el movimiento de masas es un fenómeno de la
i en cuenta de manera seria frente a la tendencia al universalismo numérico mayor importância.. . Pero la cuestión estriba en el modo de interpretar
/ centrado en la idea de salvación. ‘la determinación de las tareas’ por este movimiento de masas. Puede inter-
Y así, a través de la historia eclesiástica, se Ueva adelante la contradic- pretársela de dos maneras: o bien en el sentido dei culto de la espontaneidad
ción fundamental: predicar el estilo de vida más heroico, personal y_creador, de ese movimiento, es decir, reduciendo el papel de la socialdemocracia al de
! y aceptar, por otro lado, los mecanismos masivos como base para una perte- simple servidor dei movimiento obrero como tal, o bien en el sentido de que
nencia igualmente masiva a la Iglesia. aceptación que, a pesar de todos los el movimiento de masasjúantea ante nosotros\jmevas tareas teóricas, políticas
pesares, continua siendo el critério principal de la pastoral, o, por lo menos, y de organización, mucho más complejas que las tareas con que podíamos
la clave más coherente para comprenderla. contentamos en el período que precedió a la aparición dei movimiento de
masas.” 2
Prescindamos aqui de la cuestión de saber si Lenin creia verdaderamente
2. EL PLANTEAMIENTO SOCIOPOLfTIOO en la novedad dei fenómeno masivo o si usaba el argumento de esa novedad
contra las pretensiones de un marxismo literal. Lo que sí importa es que la
El problema de que pueda existir una diferencia constitutiva y permanente, elección hecha por Lenin de la segunda hipótesis habría de ser decisiva para
no gradud y Occidental , entre masas y minorias, o entre conductas masivas y la historia de las sociedades socialistas de este siglo.
minoritárias, es relativamente nuevo y, casi cabría decir, prácticamente no Importa, empero, todavia más para nuestro propósito en estas páginas
estudiado aún. Aunque hace mucho que se babla de masas y de élites o determinar por qué, en la concepción de Lenin, la existencia de movimientos
minorias, de las sociedades de masas, dei hombre-masa, en la mayoría de los masivos implica nuevas tareas revolucionarias. La primera respuesta es que,
casos tales términos parecen referirse a realidades nuevas, suscitadas por aun dando por sentado el determinismo ecónomicista sostenido por sus adver­
fenómenos recientes tales como los nuevos inventos en comunicaciones, la sários, Lenin ya no puede aceptar, frente a hechos nuevos, que la conciencia
coerción ideológica o política, etcétera. de las masas se vuelva revolucionaria por el hecho de sufrir el peso cre-
Nadie piensa, por ejemplo, que cuando Martin Fierro exclama: “Mi gloria ciente de la explotación y el de sentir su propia fuerza multitudinaria. “Por
es vivir tan libre como el pájaro dei cielo” pueda estar expresando un ideal eso mismo la relación entre lo consciente y lo espontâneo ofrece un enorme
tan masivo como los que surgen de las seriales de televisión. interés general.”'*
Sea de ello lo que fuere, en el comienzo dei siglo (1901), Lenin, al tratar Si preguntamos por qué, según él, la clase trabajadora —como masa—
los problemas prácticos de planear una revolución marxista en Rusia, se ve “ sólo está en condiciones de elaborar una conciencia sindicalista’*'* y por
obligado a criticar un cierto simplismo — sea de Marx mismo o de sus segui­
dores “ortodoxos”— , según el cual la revolución habría de ser el resultado de ■ 2 /Q ué hacer?, en Obras escogidas, ed. cit., p. 155.
las contradicciones dei capitalismo más la espontaneidad dei proletariado, 34 lb., P- 14L . „
p. 142. Substituímos el literal “tradeunismo” por sindicalismo .

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qué “la tarea de la socialdemocracia consiste en combatir la espontaneidad,
hacer que el movimiento obrero abandone esta tendencia espontânea dei La descripción que acabamos de leer, aunque aplicada a obreros, por ser
sind icalism o a cobijarse bajo el ala de la burguesia”, 6 la respuesta de Lenin
ellos quienes deberían tener intereses revolucionários objetivos, se aplica en
consistirá en un análisis de los mecanismos de la conciencia y de la espon­ realidad a una actitud mucho más global dei hombre. La pódríamos resumir
taneidad a nivel de las masas. y conceptualizar en forma doble: como simplificación (aumento de un kopek
A primera vista, Lenin parece ubicar la conciencia (revolucionaria) en por rublo versus socialismo y política) e inmediatismo (para ellos mismos y
la intelectualidad burguesa dada la cualificación (profesional) de esta última para sus propios hijos versus para vagas generaciones futuras). Si se quiere,
para comprender la complejidad dei sistema social y verificar así que los ambos aspectos pueden coincidir en uno: simplificación, ya sea en cuanto a
autênticos intereses dei proletariado no están en el sindicalismo sino en la los medios, ya sea en cuanto a las etapas de la solución.
revolución que cambia de manera radical el sistema de producción.6 No es, pues, de extranar que Lenin, finalmente, afirme la presencia de
Sin embargo, investigando más a fondo, en el análisis de Lenin las posi- este mecanismo masivo en todas las clases sociales. Ser intelectual no es, por
bilidades de conciencia revolucionaria están relacionadas con algo que tras- lo tanto, en modo alguno, garantia de conciencia revolucionaria: “ <jE s que
ciende la ubicación de sus agentes dentro dei esquema de lucha de clases. Es entre los intelectuales no hay también hombres avanzados, elementos ‘medios’
ciertó que Lenin espera que dicha conciencia surja no por obra dei proleta­ y ‘masas’?” 10 Así, la cualificación, la profesión intelectual, no constituyen
riado mismo sino “por representantes instruídos de las clases poseedoras, sino una suerte de umbral que delimita la zona de donde puede más verosí-
por los intelectuales. Los propios fundadores dei socialismo científico moder­ milmente surgir la aptitud intelectual decisiva: la que resiste a la simplifi­
no, Marx y Engels, pertenecían por su posición social a los intelectuales bur­ cación y al inmediatismo en su concepción dei proceso social, y cuya imagen,
gueses”. 7 Pero, al profundizar el análisis, no es el interés de clase lo que, para Lenin, era, sin duda alguna, Karl Marx. No por burguês precisamente,
obviamente, hace posible esta paradójica y decisiva aptitud. Como se verá, en sino por su manera anti-masa de concebir la revolución para las masas.
la burguesia existen posibilidades — casi diríamos físicas— de escapar a los Treinta anos después de iQ ué hacer?, un filósofo espanol, Tosê Ortega
movimientos de masa. En otras palabras, Jp esencial para el surgimiento de y Gasset, escribió La rebelión de las masas, un clásico en esta matéria. Des-
íuna conciencia revolucionaria no es -perteneccr a tal o cual.dase social: es la graciadamente el hecho de que la palabra masas figurara explicitamente en
-i posible inmunidad a las tendencias masivas. el título de la obra hizo olvidar a muchos el precedente de Lenin. Y como
Por eso Lenin describe la espontaneidad masiva como regida “por la una cierta sensibilidad aristocrática aparece claramente en el punto de partida
línea de la menor resistência” . 8 La imagen física de la inércia aplicada a las de la reflexión de Ortega, se originó el malentendido de que el mero plan-
masas hace aqui su aparición decisiva. Lenin ejemplificaba así esta línea de teo dei problema de masas y minorias llevaba el estigma de origen de una
conducta de la espontaneidad de las masas: “Esto era someter por completo posición elitista y oligárquica. Este juicio simplista dificilmente habría tenido
la conciencia a la espontaneidad... de aquellos obreros que se dejaban lugar si se hubiera notado el estrecho paralelismo entre La rebelión de las
arrastrar por el argumento de que obtener un aumento de un kopek por masas y ?Quê hacer?
rublo valia mucho más que todo socialismo y que toda política; de que Cierto, es difícil imaginar un punto de partida más antitêtico. Mientras
debían ‘luchar, sabiendo que Io hacían no para imprecisas generaciones futu­ que las masas estorban a Lenin por no ser espontáneamente revolucionarias,
ras, sino para ellos mismos y para sus propios hijos’.” 9 las masas estorban aparentemente a Ortega por revolucionar todo lo esta-
blecido. A Ortega le molesta la multitud y, sobre todo, una multitud que
s Ib., p. 150. ha perdido el respeto por las barreras seculares que separaron al hombre
e Cf. ib., p. 142.
i Ib. cualificado dei hombre común, en otras palabras, a la aristocracia de la plebe.
s Ib. p. 151.
» Ib., p. 147. io Ib , p. 227

244 245
No obstante, y cualquiera que sea el juicio que nos merezca esta reaction fines, y la “radical ingratitud” hacia los pasos dei proceso conduce al inme­
que constituye el punto de partido de La rebelión de las masas, hay que diatismo en las decisiones.
convenir que el análisis hecho por O rtega de los mecanismos masivos de Más aún, en la caracterización orteguiana de la conducta masiva aparece,
la conducta es mucho más complejo y profundo, y _aun que llega a conclu- ya desde el título de uno de los capítulos,13 la imagen física de la inércia,
siones muy similares, si no idênticas, a las de Lenin. El proceso del análisis correspondiente a “la línea de la menor resistência” en el análisis de Lenin.
es casi paralelo en ambos. Ortega escribe además a este respecto: “Conforme se avanza por la exis­
Por de pronto, Ortega comienza definiendo masas y minorias por la tencia, va uno hartándose de advertir que la mayor parte de los hombres
cualificación profesional: “ La sociedad es siempre una unidad dinâmica de — y de las mujerefr— son incapaces de otro esfuerzo que el estrictamente .-
.dos factores: minorias y masas. Las minorias son indivíduos o grupos de indi­ impuesto como reacción a una necesidad externa. Por lo m ism p quedan
víduos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no más aislados y como monumentalizados en nuestra experiencia los poquísimos
Iespecialmente cualificadas.” 11 seres que hemos conocido capaces de un esfuerzo espontâneo y lujpso. Son ■
Ortega advierte que no debe identificarse esta oposición con la que media los hombres selectos, los nobles, los únicos activos y no sólo reactivos. . . ” 14
entre clases sociales altas y bajas, pero se ve obligado a reconocer, como Se comprende así que la noción de “nobleza” en Ortega se desplace más
Lenin, que la cualificación se asocia normalmente con el status social. Cultura, y más del status social a una capacidad de la conducta para atravesar las apa-
profesión y status se dan la mano. riencias simples e inmediatas hacia lo que es verdadera y finalmente
A pesar de ello, una profundización del análisis lleva a Ortega a redefinir decisivo.
las masas de un modo más independiente de la clase social. En efecto, nota La descripción que hace Ortega de la política dominada por las masas
que en este tipo emergente de ser humano existen dos características esen- muestra, en un ejemplo por demás claro, los dos rasgos esenciales ya sena-
j dales: “la libre expansion de los deseos vitales. . . y la radical ingratitud lados, los mismos que llevaban a Lenin a rechazar la espontaneidad masiva
I hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia” .12 para su propia línea política: “ Si se observa la vida pública de los países
Es sumamente importante destacar, en esta nueva definición constitutiva donde el triunfo de las masas ha avanzado más, sorprende notar que en
de la conducta masiva, el neutro dei segundo término. No se trata, en . ellos se vive politicamente al dia. . . De aqui que su actuación se reduzca
efecto, de agradecer a los que hicieron posibles tales realizaciones de los a esquivar el conflicto de cada hora; no a resolverlo, sino a escapar de él
deseos vitales, sino a lo que las posibilita. En otros términos, no se trata de por el pronto, empleando los medios que sean, aun a costa de acumular con
que las masas, en cuanto tales, no agradezcan a las êlites la posibilidad de su empleo mayores conflictos sobre la hora próxima. Así ha sido siempre
expansion de sus deseos vitales; se trata de no reconocer el delicado, el poder público cuandcTlo ejercieron directamente las masas: omnipotente
complejo v largo proceso que brinda tal posibilidad. Y, consiguientemente, y efímero.” 15 ^
están dispuestas, mirando hacia el futuro, a sacrificar lo remoto, por funda­ Así no resulta extrano observar que Ortega, como Lenin, después de
mental que sea, en aras de lo momentâneo. haber comenzado por una definición bastante “clasista” de masas y minorias,
Así considerada, la redefinición constitutiva de las masas dada por Ortega llegue a una constatación aparentemente contraria. Cualificación es sinónimo
coincide significativamente con los dos rasgos que ya les atribuyera Lenin: de especialización. y es tal vez el especializado, dentro de la civilización mo­
simplificación e inmediatismo. La “ libre expansion de los deseos vitales” es, derna, el que, por el limite de su vision y la consiguiente inércia, propone
en efecto, una simplificación ejercida sobre los medios en relación a los soluciones más simplificadas e inmediatistas. Lenin decía que hay intelec-
11 José Ortega y Gasset, La rebelión de las ».asas, Ed. de la Revista de Ocddente, w Cap. V III.
Madrid, 1930, p. 12. i i Ib., p. 99.
12 Ib., p. 87. 15 Ib., pp. 70-71.

246 247
&tuales “masa” . Ortega dice aún más: “Resulta que el hombre de ciência en términos fijistas o negar que el hombre sea el producto de la evolución
i actual es el prototipo dei hombre-masa.” ie de ciertos mamíferos superiores, no siempre se es lógico en aceptar las
Ahora bien, al descubrir ambos la conducta masiva como dominada por implicaciones que ello trae. No es fácil, en especial, introyectar los hábitos
la inércia y, por ende, incapaz, cuantitativamente hablando, de llegar a las. men tales correspondientes con tales implicaciones.
soluciones más complejas, mediatas y prometedoras de los problemas sociales, No es posible, por ejemplo, en pura lógica, pensar en términos de evolu­
<no están ambos afirmaflo implicitamente que la proporción entre masas y ción universal y negarse a percibir, aun en lo humano, el impacto de ciertas
■minorias es una ley inexorable dei universo humano, como la inércia pro- leyes que son evidentes en el mundo de la materia llamada inerte. O, tal
; piamente dicha lo es dei universo físico? A estudiar esta hipótesis consa­ vez, percibir el impacto de dichas leyes, pero mantener a cubierto de ellas
graremos el párrafo siguiente. zonas determinadas dei actuar humano, como si éste estuviera compuesto
de energias venidas de galaxias diferentes y opuestas. Por otra parte, esta
exigencia de coherencia, y de coherencia científica ciertamente, no tiene nada
3. EL PLANTEAMIENTO CIENTÍFICO que ver, como lo ha mostrado Teilhard, con un materialismo simplista y
reductor de cuanto fenómeno exista a procesos mecânicos.
Dijimos que el problema de masas y minorias era reciente. No lo es en el Prueba concreta de esta falta de coherencia en la manera de pensar es
sentido de que el tema es muy antiguo, pero- si en la medida en que el que la mayoría de los sociólogos que se inclinan sobre el problema de masas
planteo apunta a una constante universal. Lo cual comienza a aparecer cada y minorias consideran a ambas, sea como dos especies de razas determinadas
vez más claramente cuando se aplican a la distinción entre ambas, imágenes así desde el comienzo de la creación, sea como el resultado accidental de
físicas como la de la inércia. una cultura o de un sistema social determinado.
En efecto, el hombre puede, es cierto, manipular la inércia. Puede parecer Por el contrario, masas y minorias tienen una estrecha relación con las
hasta violentaria haciéndola servir para permitir producir y acelerar movi- leyes cuantitativas que son tan evidentes en ese nivel de lo que llamamos, tal
mientos. Todo lo cual, a primera vista, seria una negación de la inércia. Pero, vez sin la precision necesaria, materia pura, física, inorgânica. En efecto, tres
en realidad, no es tal, pues las realizaciones no cambian la ley general simbo­ hechos generales dominan la energia de dicha materia o lo que, en términos
lizada en lo que se llama inércia. Ninguna manipulación de las leyes de la más especializados, se llama la termodinâmica.
inércia crea la más mínima anti-inercia en términos absolutos, como seria, por El primero es el hecho llamado de la conservación de la energia. La
ejemplo, un movimiento a la vez comenzado y perpetuo, en las condiciones misma cantidad de energia asiste a cada parte y a la totalidad dei proceso
físicas conocidas. evolutivo. El mundo ha evolucionado desde la materia inerte hasta las más
Claro está que es siempre peligroso pasar de una imagen —como es la complejas actividades humanas empleando el mismo quantum o cantidad de
inércia aplicada a las conductas morales dei hombre— a la realidad. Sin energia, sin haber recibido jamás una inyección de nueva energia, pero tam-
. embargo, el que ciertos mecanismos, válidos para la física, se prolonguen, por bién sin haber perdido jamás la más mínima unidad de ella.
lo menos analógicamente, en planos superiores como el humano, va volvién- El segundo hecho, que no es más que una aplicación de la ley anterior, es
dose un supuesto necesario para pensar el mundo en términos evolutivos. que la diferencia entre todos los seres empíricos, esto es, compuestos de
Es interesante observar, en efecto, que si bien es cierto que la idea de materia, ya sean piedras, plantas, animales o seres humanos, se debe no a
la evolución universal está avalada con tantos datos — por lo menos indi­ una energia mayor disponible para los superiores entre ellos, sino a j a dife-
rectos— que seria hoy anacrónico en una persona medianamente culta pensar rente distribución y especialización de la misma energia. Así el ser humano es
una especial — no anormal— distribución de energia caracterizada por el
lb., p. 174. gran gasto de esta misma energia hecho en las moléculas *—y células y

248 249
funciones correspondientes— dei sistema netvioso y más particularmente dei locomotora. Cuando se acaba de consumir el carbón, cesa también la energia
cerebro. en forma de vapor y la energia en forma de tracción. Queda, no obstante,
Por supuesto, esta distribución “desequilibrada” de energia desguarnece actuando la misma cantidad de energia, pero ella se ha transformado total-
otras tantas funciones y posibilidades, en las que otros animales, vegetales mente en calor, un calor que impregna el medio ambiente y se difunde, por..
o minerales, con diferente distribución de energia, muestran evidente superio- él hasta volverse “irrécupérable” . Irrécupérable, por supuesto, para el hom­
ridad con respecto al hombre. La concentración compleja y especializada de bre y sus fines. Del mismo modo, de la energia liberada en cualquier explo­
energia toma, empero, su revancha, pues, no obstante su debilidad en muchos sion nuclear se puede decir que queda todo y que no queda nada, pasados
sectores, logra poner a su servicio la energia de otros seres para superar sus diez o quince anos. Queda todo en términos cuantitativos — calor casi infi­
propias zonas débiles. El hombre corre menos que un caballo, pero es capaz nitamente difundido— y no queda nada cualitativamente útil para mover el
} de fabricar “caballos” que lo transportan a mucha mayor velocidad. Más que peso más pequeno.
ante una victoria, estamos aqui frente a una cierta complementaridad dinâ­ En otras palabras, la energia, como la materia — con la cual, cientifica­
mica, de equilíbrio inestable. En otras palabras, frente a una dialéctica. Lo mente hablando, parece identificarse— , présenta la misma tendencia irrever­
que debe por el momento quedar claro es que las actividades más sublimes, sible, o determinismo cuantitativo hacia las formas más simples de sintesis,
desencarnadas, espirituales y especulativas no tienen energia propia . . . y consistentes en meros agregados de elementos idênticos. Esta tendencia o
opuesta a la material: se asientan en la misma energia general constante determinismo degradativo tiene una evidente traducción en números: las
y están condicionadas por una distribución elemental de energia que los formas más complejas y especializadas de energia, esto es, las sintesis más
psicólogos llamarán instinto y los sociólogos producción económica. Aun ricas, son minoria en el universo^ La combinación de energia que da origen
,j la gracia de Dios y todos los “hechos” de que se qcupa la teologia, deben, a un ser vivo es infinitamente más improbable y menos numerosa que la
:l de ahora en adelante, ser pensados en el contexto de la energia constante dei energia dispuesta en formas más simples y de rendimiento inmediato: la ma­
' universo .17 teria inorgânica; el hombre es una minoria ínfima dentro de la ya minoritaria,
El tercer hecho comúnmente aceptado y llamado entropia, consiste en la aunque aparentemente infinita, materia viva.
continua degradación de la enertia. De esa misma energia cuantitativamente Lo que impide caracterizar sin más cientificamente a los hombres como
constante en el universo evolutivo. En efecto, si la cantidad de energia per­ masas o minorias es que esta ley numérica rige dentro de cada individuo. Es
manece la misma en términos absolutos, experimentamos, en el terreno cua- una consecuencia evidente de lo que precede el que cada individuo humano
litativo, que las fuentes más simples e inmediatas de energia se nos agotan está sometido a la misma economia energética que rige al universo entero.
con el uso. La explicación de esta contradicción aparente es la siguiente. Con Si es ya compleja y especializada la forma de energia que lo caracteriza en
cada cambio o actividad, esto es, con cada ejercicio de energia, ésta sigue cuanto hombre, ella permanece, por otra parte, dependiendo, por la base, de
constante en términos absolutos, pero se transforma en otras formas de ese precio energético que hay que pagar cuando se trabaja con una energia
energia “degradada”, es decir, más simple, difusa e inoperante y, finalmen­ constante. Un genio depende de su proceso digestivo; una conducta heróica
te, en calor, la más degradada de todas las formas de la energia. en lo político, de la mecanización de un número infinitamente mayor de otras
Así, por ejemplo, de la energia producida por la combustión dei carbón conductas en otros planos.18 En otras palabras, nadie escapa a la ley de la
se pasa a la misma energia — salvo un coeficiente que ya se “degrada” en
En el plano de lo religioso, por ejemplo, Mircea Eliade constata una huella de esta
calor, esto es, en pérdida cualitativa— en forma de pulsión provocada por esencial ambivalência cuantitativo-cualitativa. El • hombre tiende a construir ‘ centros”
la expansión dei vapor, y de ésta a la tracción ejercida sobre las ruedas de la de lo sagrado. “Aunque se concibe el ‘centro’ como situado ‘en alguna parte donde rolo.
algunos iniciados pueden esperar penetrar, no deja por eso cada casa de pretender haber
17 Cf. Gordon D. Kaufman, God the problem, Harvard Press, Cambridge, 1972, espe­ sido construída en el centro mismo del mundo. Podemos decir que un grupo de tradi-
cialmente caps. 6 y 8. ciones atestiguan el deseo dei hombre de encontrarse sin esfuerzo en el Centro dei Mundo,

250 251
base: la solidaridad en y con lo cuantitativo, tanto en su forma individual dimensionales. A fin de ahorrar energia para las actitudes que más valoramos
como grupal y social. O, lo que es lo mismo, una solution compléta y me­ en la existencia, elegimos no elegir en el resto mayoritario de nuestra con­
diata se logra sobre una pirâmide de soluciones simples e inmediatas a los ducta. La libertad exige un alto costo de energia120 y este costo nos hace
problemas de la existencia en todos los ordenes. solidários con los mecanismos individuales y grupales.
Recordemos ahora las características que, tanto Lenin como Ortega, obser- Pienso que con estos datos podemos pasar adelante y llegar a cuatro
vaban en las conductas masivas: simplificaciôn e inmediatismo. Comprende- conclusiónes fundamentales acerca de masas y minorias.
mos así cómo este fenómeno de las masas no es reciente sino sólo en ciertas
manifestaciones exteriores de uniformidad que las dimensiones e instrumentos A ) Cuantitativamente hablando, la economia de la energia en todos los
de la sociedad moderna han hecho posibles. El hecho en si es tan viejo como niveles de un universo con energia constante determina que la mayoría de
el mundo. He aqui por qué las masas y las minorias son precisamente eso: las actividades, desde lo físico a lo psicológico, sigan la línea de la menor _
masas y minorias, esto es, las dos vertientes necesarias, cuantitativa y cuali- resistência. Esto significa que las leyes estadísticas manifestarán, en todos
_tativa, de la economia energética universal, presentes en cada grupo humano, los niveles, una mayoría de reacciones dirigidas mecánicamente hacia las
pero también en las conductas de cada indivíduo humano. soluciones más simples e inmediatas. Y cuando hablamos de actitudes o con­
Masa y minorias son, pues, tan eternas como la inferioridad numérica de ductas humanas, el resultado de ese mismo cálculo estadístico ineludible se
la vida con respecto a la matéria inorgânica.19 Y la misma proportion habrá traduce en la noción de masas, esto es, de una conducta mayoritariamente
de hallarse, de manera necesaria, en lo que respecta, por ejemplo, a un situada en la línea de la energia de bajo costo. Sin ser de alguna manera
amor que constituye una síntesis de centros personales — tan rica como cos- hombre-masa* y cooperar con masas, ningún ser humano podría subsistir ni
tosa en energia— en relación con conductas instintivas, mecânicas y uni- avanzar hacia conductas cualitativamente ricas y minoritárias.
B) Sin excluir cientificamente la posibilidad de una total masificación
mientras que otro grupo insiste en la dificultad y por ende en el mérito que existe en de un ser humano,21 la mayoría de las personas aceptan la condición de
llegar a penetrar en él” (Traité d’histoire des religions, Payot, Paris, 1953, p. 327). Eliade ahorrar energia para campos selectos de conducta personal rica y compleja:
no se pronuncia sobre la mayor originalidad de una u otra tradition, pero constata: “El amor, matrimonio, familia, política, profesión, etcétera. Esta economia sólo
deseo humano de hallarse de manera natural y permanente en un espacio sagrado, en el
‘Centro dei Mundo’, era más fácil de satisfacer en el marco de las sociedades arcaicas que
en el de las civilizaciones que las sucedieron. Este resultado se vuelve, en efecto, cada 20 Cf. el pasaje yá citado de E. Froinin: nota 21 del cap. V II.
vez màs difícil de realizar. Los mitos del ‘héroe’ que fue el único capaz de penetrar en un 21 Nos encontramos aqui con lo que el Freud más profundo llamó la lucha entre las
‘Centro’ se vuelven cada vez más frecuentes a medida que las civilizaciones que lo pro- dos direcciones del instinto (más bien que entre los dos instintos, porque, en rigor de
ducen o propagan son más desarrolladas” ( ib., p. 328). verdad, sólo admite finalmente una única fuente instintiva: la libidinal): Eros y Tánatos.
19 Como ejemplo, otra vez en el plano particular de lo religioso, de esta tendencia a la Al hablar, a propósito de este último, de la tendencia regresiva de toda la vida instin­
facilidad regre&iva, inorgânica, propia de los instintos, pero que, a su manera, la razón tiva, de la tendencia a regresar a lo inorgânico, Freud permite e induce a volver a unir
puede continuar y confirmar (como en el caso del superyô), véase esta réflexion de M. dos términos que el pensamiento Occidental había separado, con consecuencias psíquicas
Eliade sobre la tendencia religiosa a fadlitar la construction de, y la entrada en, “centros realmente trágicas: culpa (como regresión) y muerte. Dedmos que cientificamente es
sagrados” : “Hemos hallado casi en todas partes, en la historia de las religiones, un fenó­ imposible excluir la posibilidad de que, en un caso u otro, se “regrese” de manera total
meno de im itación‘fácil’ del arquétipo, que hemos llamado infantilismo. . . El infantilis- e irreversible de lo humano a lo animal, o de lo animal a lo inorgânico. De tales “re­
mo présenta casi siempre una nota de facilidad, de automatismo. . . Desciframos en ello, caídas”, el testimonio más fehaciente es la misma muerte física. Aun así, Eros, según
sin embargo, otra cosa más: el deseo de unificar la creaciôn y abolir la multiplicidad; el último Freud, estará siempre presente en el hecho de que “ siempre” se retrasa y se
deseo que, también él, a su manera, es una imitación de la actividad de la razón, puesto complica tal regreso a la muerte. Pareceria, pues, que no es posible hablar, sin rantra-
que Ia razón tiende asimismo a la unification de lo real y, por lo tanto, en última ins­ dictión intrínseca, de una total masificación del ser humano, esto es, de una constante, !
tancia, a la abolición de la Creaciôn-, çon todo, en e lc ã ío de las creationes del subcons- total e irreversible victoria de las leyes cuantitativas (culpa) sin revancha alguna de la
j hifantilizadôn de las hierofanías, estamos más bien frente a un movimiento cualidad, para hablar en los términos de Teilhard, o sin victoria alguna de la gratia sobre
qe la Vida que tiende hacia el reposo, que aspira a recobrar el estado original de la ma- la muerte, para emplear los términos de Pablo. Cf. nuestra Teologia abierta para el laico
terta: la tnercia" (ib., pp. 387-388)7 ' ------ adulto, t. II, Gracia y condición humana, nota 3 al cap. IV, pp. 232-240.

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puede ser realizada permitiendo que, en otros campos, la conducta siga carri­ tiempo y energias en obtener por si los datos necesarios, y así tendrá que
les pobres, de bajo costo energético, acumulando lo idêntico, esto es, bus­ comprometerse en este servido solidário, a pesar de ser, o, mejor dicho,
cando soluciones simples e inmediatas a medida que se presentan los proble­ porque es masivo.®3
mas. Cuantitativamente es cierto de todo el universo lo que Ortega dice dei Otro ejemplo. Un amor familiar previsor, rico y complejo, dependerá de un
dominio de las masas: vivimos al dia. Muy pocas veces elegimos verdadera- alto grado de supresión de reacdones primarias (dentro y fuera dei hogar)
mente. Aun cuando deliberamos, la mayor parte de las veces el resultado o, lo que es lo mismo, de un alto nivel, en complejidad y negación de inmedia-
de tal deliberación es una simple ecuación entre energia disponible y urgência tismos, en el plano de lo que llamamos “buena educación” y que, en el fondo,
externa. Dividir a los seres humanos en masas y minorias sin especificar de no es otra cosa que un mecanismo masivo para ahorrar energia, por más
qué campos de actividades o actitudes hablamos carece, pues, de valor cien­ diferente que sea en cada nivel o clase social.
tífico. Todos los hombres somos, por definición, masas y minorias. El “pue- Para decirlo de un modo más abstracto, la temática de masas y minorias
blo” no es ni más masivo ni más minoritário que las “élites” que lo gobier- no lleva en modo alguno a canonizar “la supervivencia dei más apto” . No es
nan, lo explotan o lojexpresan. elitista, aristocrática o anti-popular. Tampoco, es cierto, deberá desaparecer de
C) Sólo esta economia universal de energia permite la existencia de nuestro pensamiento para que podamos pensar “con el pueblo y para el
ciências humanas, esto es, trasladar leyes estadísticas y previsiones al campo pueblo” , en aras de una utopia anti-científica, la de generalizar masivamente
de las decisiones humanas donde un espiritualismo mal entendido cree poder conductas tipicamente minoritárias. Una concepción integrada de esta temá-
excluir lo científico invocando la libertad de cada ser humano. tica lleva a la conclusión de que todo crecimiento minoritário está condicio­
En realidad, si un Gallup pre-electoral tiene una determinada y a.m nado por — a la vez que condiciona— una suba de nivel de conducta masiva.
elevada posibilidad de prever la conducta futura de los electores, supuesta- Y ello significa una revolución cultural. À su vez, ninguna revolución cultural
mente libres, ello se debe a que la economia energética evidencia que la es posible sin el gasto energético de una minoria distanciada dei pensar y sentir
mayoría de los electores no gastarán sumas elevadas de energia en rever mecanizados, estén éstos donde estén, aun en el pueblo.
profundamente sus análisis y opciones políticas ya hechas, a no ser que surjan
nuevos y destacados factores externos. Sin este presupuesto general, una Sólo si se tienen en cuenta estas cuatro conclusiones se puede escapar al
ciência humana careceria de toda base.22 terrorismo verbal que envuelve a uno de los problemas más cruciales tanto
D ) No es, pues, de extranar que el sentido de las inversiones de energia en el campo político como en el teológico: el de la interacción entre masas y
(ahorrada en conductas más o menos mecanizadas) dependa dei nivel de la minorias.
mecanización masiva. En otras palabras, la probabilidad de que surja un En efecto, el uso consciente de los “medios masivos” de comunicación y
descubrimiento matemático importante (por definición minoritário) está con­ 28 “Una prohibidón absoluta que es automaticamente seguida por todos, especial­
dicionada a un alto nivel en la ensenanza (masiva) de las matemáticas. mente cuando se aplica sin excepción alguna para todos los miembros de la sodedad, nos
aborra una buena parte de energia anímica. La formuladón incondidonal de la prohibidón
Siempre será absolutamente posible, ãunque altamente improbable, la exis­ ‘no debes’ es mucho más sencula que las largas reflexiones sobre los pro y los contras,
tencia de un genio en gran medida independiente de su ambiente. Pero aun sobre todos los riesgos y responsabilidades posibles frente a las posibles ganandas. Compa­
él, en la medida en que pretende avanzar, sentirá más y más la necesidad rado con la persona que açtúa automàticamente, çLhombre que dedde por si mismo es.
desde luego. çruçho más libre y se encuentra mudio menos atado en_SM5_ çsfuetzos j g g
de conocimientos generalizados, aunque no sea más que para no perder aícanzar la felicidad. Pero precisamente como consecuencia de_ su mayot libertad,.sus
riesgos. tãmbién soa. mayores jju e los que acepta el hombre medio normd de la actua-
22 “Sólo es posible hacer la más mínima predicción en la medida en que están pre- lidad, ,j Y entonces, la próxima pregunta es, naturalmente: ^Cómo podemos educar en
sentes las limitaciones de la Ebertad” (R .W ad d er, “The problem ot freedom in psyclio- el futuro hombres libres sin poner en peligro los verdaderos valores de la dviliaidón?”
analysis an J tEe problem ot realíty testing”, en International journal of psychoanalysis, (Midiael Balint, “Sexualidad y sodedad”, en la obra colectiva Freud en la actualidad, ed.
pot Th. Adorno y W. Dirks, trad. cast., Ed. Barrai, Barcelona, 1971, pp. 187-188).
17 [1936], p. 98).

254 255
de otros mecanismos de masa para mantener tranquilas y pasivas a las clases “revolución cultural”, ante la nueva masificación post-revolucionaria.24 De
desposeídas, hace que la derecha rehúya por lo general entrar en la problemá­ ahí tal vez el apasionante interés de las discusiones entre el Che Guevara y
tica de masas y minorias, lo que supondría en pura lógica deber aplicar dichos otros marxistas sobre la posibilidad de introducir una radical transformación
conceptos a las “élites” que detentan el poder. Sólo en momentos de crisis
en las motivaciones masivas para el trabajo en Cuba, sin que pueda decidirse
rádicales ha apelado la derecha a esta terminologia para justificar, a despecho
a priori si su posición era excesivamente minoritária (por no tener bastante
de su lógica, los derechos que cree tener para ejercer el poder.
en cuenta la economia energética humana) o previsora de una inevitable ma­
La izquierda, a su vez, obligada a hablar en nombre de los intereses po­
sificación de las conductas post-revolucionarias.
pulares como si las “ mayorías silenciosas” participaran de sus valores y op-
De todos modos, si este problema es decisivo para todo proceso político, es
ciones, se opone tal vez más visceralmente aún que la derecha a la distinción
igualmente decisivo para una teologia liberadora. Las teologías se distinguixán
entre actitudes y conductas masivas o minoritárias. En círculos donde se usan
y se opondrán metodológicamente. aunque no lo quieran ni sean conscientes
; palabras tales como “ vanguardia” o “conciencia” dei proletariado, para auto-
de ello, según la manera que tengan de relacionar el mensaje cristiano con
í dèfinirse, el término “elitista” descalifica paradójicamente, y de modo auto­
ideas y conductas masivas o minoritárias.
mático, toda tentativa de estudiar, con la precisión necésaria, la interacción
ide masas y minorias en un proceso revolucionário. Se prefiere suponer, para
uso externo, que la masa adquirirá la “conciencia” necesaria y se sumará a la
4. LA RESPUESTA BÍBLICA
“vanguardia” por un proceso gradual, cuando, en realidad, toda organización
dè masas está basada en otros supuestos no explicitados sino en camarillas de
Si se hace un rápido examen de las Escrituras en busca de una posible relación
dirigentes.
con este problema, la respuesta evidente que bailaremos puede resumirse
Así, por ejemplo, los procesos revolucionários de izquierda ocurridos en
con las siguientes palabras de Joseph Ratzinger: “Es esencial a este plan [de
Cuba y en Chile muestran ( sobre todo el último, por la “espontaneidad” que
la salvación única] el implicar una correlación entre ‘el pequeno número’ y ‘l a ,
le dejó su legalidad) que mientras la masa espera de la revolución redistribu-
multitud’. Esta correlación en que los dos términos existen el uno para e l\
cíón de riqueza, disminución notorià de los aspectos más crueles dei trabajo
otro, es un aspecto de la manera en que Dios salva al mundo,, y no la expresión j
yuna mayor libertad para discutir tales condiciones a nivel sindical, los grupos
dei fracaso dei querer divino. . . Én términos más claros, se constata que Dios
minoritários que dirigen la revolución se devanan los sesos para compaginar
divide, es cierto, a la humanidad en dos grupos: ‘el pequeno número’ y ‘la
dicha imagen masiva con las duras condiciones que requiere un cambio radical
multitud’, división que se repite sin cesar en la Escritura: ‘Estrecha es la puerta
de sistema económico en la coyuntura política internacional, por lo menos en
y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo hallan’ (Mt. 7,
sus primeras etapas: capitalizadón estatal de la riqueza, trabajo aún más duro
14); ‘pocos son los òbreros’ (Mt. 9, 37); ‘pocos son los elegidos’ (Mt. 22,
enr muchos casos para hacer sobrevivir el sistema y desarrollar los planes so­
14); ‘no temáis, pequeno rebano’ (Lc. 12, 32). Jesús da su vida como rescate
cialistas, disminución de la libertad sindical y de sus reivindicaciones, etcétera.
por una ‘muchedumbre’ (Mc. 10, 4 5 ).” 25
Es obvio que las “élites” que dirigen la revolución y saben de complejidad
Ratzinger, en estrecho paralelo con las conclusiones dei párrafo anterior,
y de plazos, pueden recaer en actitudes masivas, sea cediendo a la concepción
muestra que tal división bíblica no es “elitista” : “Dios no divide así a la huma­
que Ias masas tienen de la revolución, sea prolongando, como solución de fa-
nidad para lanzar a la multitud al abismo de la perdición y salvar al pequeno
eilidad, la coacción con la que se encuadra a las masas en las primeras etapas,
número; ni tampoco para salvar a la multitud de manera fãcil, y al pequeno
Ias más duras, dei proceso revolucionário. En esta última dirección, es sinto­
mático que Lenin, que quiso en iQ ué hacer? distanciarse de la espontaneidad 24 Sobre la cooperación, en Obras escogidas, ed. cit., t. I II , pp. 784 y _ss.
masiva, terminara su vida abogando, en uno de sus últimos escritos, por una 28 Jfoseph Ratzinger, Le nouveau peuple de Dieu, trad. franc., Aubier, Paris, 1971,
p 140.

256 257
número de manera difícil, sino quejifciliza al pequeno número, por así decir,
“ eso, (>qué tiene de extraordinário}” (Mt. 5, 47). Además, los “pecadores”
como el punto de Arquímedes a partir dei cual elevar a la muítitud.” ** :
de Lucas — los que son capaces de un amor con tal que sea simple y de
Pero es menester advertir además que Ratzinger trabaja en esta síntesis
retribución inmediata— son, en Mateo, los “pubUcanos” y los “paganos”-.
con sólo algunos pasajes explícitos dei Evangelio sobre este problema. No adu-
Reuniendo todos estos datos, resulta fácil comprender que se supòhe què
ce, por ejemplo, los pasajes más profundos, aunque implícitos.
la “gracia”, según Mateo, está destinada a hacer de los discípulos de Cristo
Así es sabido que la última redacción de los sinópticos es posterior al
amadores “extraordinários”, y que la diferencia está en poder escapar a los
cuerpo principal dei pensamiento paulino, centrado sobre la gracia de Dios.
mecanismos simplistas e inmediatistas con que habitualmente se resuelven los
Según Pablo. toda la vida cristiana depende de un don gratuito. de un regãlcT,
problemas planteados por las relaciones interpersonales: reaccionar en for­
de una gracia. Este don gratuito, a su vez, vuelve a las personas humanas
ma paralela a las reacciones de los demás. Así este amor mecânico es conside-
capaces de amar, siendo el amor, como lo expondrá más tarde ampliamente
rado pecado— y por ende, propio de pecadores— en comparación con el amor
Juan, la esencia y la vida misma de Dios. En otras palabras, el don gratuito de
de gratuidad. Y eso significa que se espera de los cristianos que desafíen las
Dios vuelve a los hombres capaces de algo análogo, si no idêntico, es decir,
estadísticas en este plano, que seanminoritarios o “extraordinários” a causa
capaces de gratuidad ( amor — gratuidad = gracia ) .
dei don gratuito dei Ünico que es todo gratuidad.
Así, la significación teológica de la palabra gracia era ya central para la
Otro pasaje al que no suele prestar atención la exégesis clásica es el dei
comunidad cristiana aun antes de que se fijara por escrito él lenguaje de los
encuentro de Jesús con el joven rico. La pregunta de éste es muy clara: “ iQ ué
Evangelios. Desde este punto de vista es de notar que los sinópticos parecen
debo hacer para poseer la vida eterna?” La primera parte de la respuesta de
constatar que el leneuaie teológico paulino en torno al término gracia no fue
Jesús es también clara y a menudo se la confunde con la respuesta total:
materialmente el de Tesús. Sólo Lucas, probablemente bajo la influencia de la
“Conoces los mandamientos. . . ” Pero, suponiendo la veracidad de la respuesta
teologia paulina. coloca cuatro veces la palabra “gracia” en boca du Jesus.
dei joven: “ Los 'he cumplido todos desde mi juventud” , Jesús continua con
Ahora bien, en très de esas ocasiones, la palabra empleada por Jésus tiene
una segunda parte de la respuesta a la misma pregunta-. “Hay algo que debes
relación directa con ese más que él exige por encima de la legislation veterotes-
h a c er.. . ”, se entiende, para poseer la vida eterna. Y la condición — no e!
tamentaria y, más en particular, con un amor gratuito-. “ Si amáis a los que
consejo— consiste en poner por obra concretamente el amor empezando por
os aman, eso, ^qué gracia tiene? Aun los pecadores aman a quienes los aman.
quienes tienen necesidad y con los instrumentos que se poseen.
Si hacéis el bien a quienes os hacen bien, eso, <»qué gracia tiene? También los
Que tanto Jesús como sus discípulos no hayan entendido esta segunda
pecadores lo hacen. Si prestáis a aquellos de quienes esperáis retribución, eso,
parte como un simple consejo, sino como una condición estricta para la po-
dqué gracia tiene? También los pecadores prestan a los pecadores con la espe-
sesión de la vida eterna, lo muestra el comentário que siguió al diálogo. Jesús
ranza de tener retribución completa” (Lc. 6, 32-34; ver también 17, 9).
comentó: “ iQué difícil es que un rico entre en el Reino de Dios! En efecto, es
Cualquiera que sea la respuesta que se dé a la cuestión de si J a palabra
más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico
“ gracia” fue o no usada por el mismo Jesús, constituye sin duda alguna un
entrar en el Reino de los cielos.” Y los discípulos comentaron: “ Entonces,
puente entre el vocabulário teológico de Pablo y el lenguaje que Mateo atri-
(jquién puede salvars e t” (Lc. 18, 18-26; Mc. 10, 17-27; Mt. 19, 16-26).
buye aJesú s, y donde esa palabra precisa está ausente. Por eso esinteresante
Ya los diez mandamientos parecen un peso y una complicación insoportable
õEservar qué término fue el que así tradujo Lucas o, a la inversa, cómo tradujo
al hombre-masa que hay en cada uno de nosotros. Pues bien, las exigências
Mateo el término lucano. Pues bien, la palabra en Mateo es “extraordinário".
de Jesús comienzan precisamente por encima de esos niveles, considerados
Ante las mismas actitudes mecânicas e interesadas, Jésus, en Mateo, pregunta:
mecânicos, dei cumplimiento deiaJey.
Pablo, que desarrolla este tema en sus cartas a los Gálatas y Romanos,
2« Ib., pp. 140-141. muestra a i los cristianos como liberados de la ley en vistas a la compleiidad
258 259
5. CONSECUENCIAS HERMENÊUTICAS
de un amor creador. Eso supone para la socieebd que legisla y espera la su-
misión más automática posible a tales, leyes, la existência de una comunidad
' humana que juzga dichas leyes yestructuras en lugar de someterse a dias. En Parece, pues, elemental que el círculo hermenêutico de una teologia liberada y
d contexto de una economia energética, tal grupo exige un aíto costo de liberadora debe pasar por la sospecha sistemática de que la teologia vivida,
energia y sólo puede ser minoritário. Si su actitud se generalizara, cosa por tanto como su expresión académica, han sido desviadas hacia finalidades ma-
otra parte imposible, ello no provocaria un milagro sino un desastre. sivas con su correspondiente distorsión de contenidos.
La exégesis dei término joánico de mundo puede también mostrar la anti­ Pareceria, por lo mismo que, operativamente hablando, una teologia de
nomia entre las leyes cuantitativas y las cualitativas en la conducta cristiana. El la liberación debería tener como cometido devolver en lo posible su autenticidad
mundo, para Juan, aparece como un círculo cerrado donde prevalece una a la fe cristiana, convertida hoy por las tendencias mencionadas en infanti-
lismo y sumisión al orden establecido.
conducta mecânica. Cristo luoha con tales mecanismos conservadores para
introducir una crisis creadora mediante la luz aplicada a esa praxis de energia No obstante, esto último está lejos de ser aceptado sin reservas aun por
a bajo costo. Da asimismo tal misión a sus discípulos, previniéndolos de que aquellos que apoyan la teologia de la liberación en América Latina. Así, por
esa praxis conservadora defenderá enérgicamente — con el peso de su nú­ ejemplo, se ha presentado, no sin hechos aparentemente significativos en su
mero— sus mecanismos contra la luz. Si. Cristo puede decir: “He vencido.al abono, una tipologia que pretende descubrir profundas diferencias entre los
teólogos de la liberación según sean. precisamente, sus compromisos masivos
mundo” (Jn. 16, 33), su victoria es cualitativa, obtenida mediante el precio
de su muerte, esto es, de un fracaso cuantitativo. Y ciertamente deja a sus o minoritários.
César Aguiar, un sociólogo uruguayo, sostiene que la exigencia de una
discípulos frente a idêntica ecuación en el futuro. No pertenecer al mundo
(Jn. 15, 19; 17, 14), pero permanecer en él amando ese mundo que e sla mo­ fe madura ouede constituir una línea divisória entre ambas tendencias. Bajo
rada y la construcción de la humanidad (Jn. 17, 15; 17, 18; 3, 16) es una de el título “ La élite y 'las masas”, escribe: “Otra línea divisória entre grupos
las tensiones que sólo una minoria es capaz de sobrellevar de manera continua, católicos latinoamericanos fue la de posiciones distintas en lo concerniente a
o para decirlo en palabras equivalentes, que constitme una minoria como tal. élites y masas, minorias y mayorías, el resto fiel y el pueblo como tal. A partir
Podríamos citar otros pasajes (M t. 10, 16.37-37; 11, 12, etc.) o hacer el de 1960, algunos de los pensadores más avanzados en la Iglesia latinoamericana
análisis exegético de imágenes como fermento y sal en los sinópticos, o carne llegaron a convencerse de la necesidad que tenía la gente de una fe ‘adulta y
en las cartas paulinas. Pero la exégesis ya hecha basta, a mi parecer, para madura’. Sus fuertes puntos de vista acerca de la crisis de la cristiandad y de
mostrar: a) que las exigencias evangélicas son minoritárias por esencia y de- la necesidad de un catolicismo aceptado libremente los hizo acentuar la for-
finición; b) que esta característica las lanza no hacia pequenos intereses gru- mación de élites, pequenos núcleos de cristianos lenta y cuidadosamente pre­
pales, sino hacia la liberación de k humanidad entera, esto es, de las masas; c) parados, sólidos en su fe y conscientes de las implicaciones teológicas de
ésta. . . Al apuntar a la vida comunitária y a la madurez, tienen que dar
que esta liberación no consiste en destruir la proporción cuantitativa entre
énfasis a la formación de pequenos grupos que a menudo quedan algo aparte
masas v minorias (dado que ella trabaja igualmente dentro de la vida cristiana)
y aun menos en teducir a un nivel mínimo y masivo las exigencias evangélicas de los programas oficiales de la pastoral de la Iglesia.” 27
Desde ya, algunos elementos se destacan en el pasaje que acabamos de
para adquirir o mantener la adhesión de las masas a ella, y a) que el proyecto
citar. El primero, explícito, es que el origen y el resorte de la teologia de la
minoritário p ara las masas no consiste en imponer a éstas exigencias elitistas o
liberación en América Latina no consistió en una nueva manera — pastoral—
en construir una sociedad basada en exigencias minoritárias, sino en crear,para
de dirigirse a las masas “cristianas”, sino en profundizar el contenido políti-
sTy para otros. nuevas formas de energia que permitan a las conductas, mecani­
zadas necesariamente,_establecer la base para nuevas y más creadoras posibili- 27 “The elite and the masses”, en Conscientization for liberation, ed por L. M.
dades minoritárias en cada ser humano. Colonnese, USCC, Washington, 1971, p. 43.

261
260
co de la fe y el compromiso riesgoso que ello implicaba. El segundo, implícito, teólogos de esta línea] son circunspectos y escépticos acerca de la actividad
es que el carácter relativamente “pequeno” y “marginal” que Aguiar atribuye política por ser la política asunto de masas.” 29
a los grupos influídos por dicha teologia no fueron una opción de ésta, sino con- El argumento en que se apoya esta presunta línea divisória es un simple
secuencia de un factor que debe agregarse al anterior: la Iglesia oficial no hizo malentendido, tanto en la cita de Gutiérrez como en la referencia a mi libro.
suyos, salvo raras excepciones, programas pastorales de contenido liberador. En cuanto a Gutiérrez, éste constata un hecho evidente: que la teologia de la
Aun las declaraciones de Medellín no produjeron câmbios decisivos en esta liberación, como vimos, nace en medio de una Iglesia de tendencias, estruc­
matéria. De ahí la marginalidad y la escasez cuantitativa que Aguiar senala. La_ turas y pastorales masivas. Este condicionamiento, incuestionable, no significa,
ambición eclesiástica de ser liberadora por un lado, y de continuar contando empero, para Gutiérrez, que la teologia de la liberación sienta un complejo de
con la adhesión de las masas nor otro, se resolvió prácticamente, por ia s e ­ culpa por dividir las energias que antes iban a sostener la religion de las masas
gunda opción. Prescindiendo, pues, de que las circunstancias van cambiando latinoamericanas. Su crítica dei impacto anti-liberador de dichas energias es
y, con ellas, las proporciones numéricas, el “ elitismo” supuesto de los grupos por demás evidente en su ob.ra. Por otra parte, quien lee Teologia de la libe- ,
que, en la primera hora, siguieron la teologia de la liberación edificando sobre ración cpmprende inmediatamente que el desarrollo teológico que allí se hace
ella una fe madura, no fue un deseo, y menos una decisión o tendencia. no está destinado a “contagiarse” a las masas sin pasar por una maduración
Podríamos agregar, por nuestra cuenta, un tercer factor que es preciso de la fe. .
tener presente. Esta posición ambigua de la teologia de la liberación frente En mi caso, el lector habrá ya percibido el malentendido. No hay política
a las estructuras eclesiásticas, entre la aceptación y la desconfianza (u omi- sin masas. Pero tampoco hay política sin minorias. El 'hecho de que el Evan-
( sión), hizo que los grupos influenciados por dicha teologia nacieran y se gelio no constituya un instrumento que puedan usar politicamente las masas
| desarrollaran dentro de la Iglesia^ yjao como grupos heréticos. No existiendo para sus reivindicaciones, no hace de los cristianos seres apolíticos o encerrados
r una ruptura, tales grupos aprovecharon para su desarrollo todos los medios en valores intemporales.
| posibles que una Iglesia estructurada para las masasjy viviendo de ellas, ponía La dlcho en este párrafo debería, pues, ser suficiente para mostrar que
a_ sudisposiçióq, no existen los tipos opuestos que senala Aguiar entre las metodologias teoló-
Este dato es importante, porque Aguiar se basa en él para calificar a gico-pastorales que confluyeron en el origen de la llamada “ teologia de la
Gustavo G utiérrez como jefe de fila de la línea “masiva”, por el solo hecho liberación” . Desde este punto de vista no deja, además, de ser una ironia
de ser sensible a esa indiscutible realidad. Como abono, cita las siguientes el que, recientemente, el mismo Gutiérrez haya sido atacado de elitista por
palabras de Gutiérrez: “Una cierta crítica puede surgir a propósito de la un joven teólogo argentino, Ernesto López Rosas, en un artículo titulado
atención especial consagrada por tales programas pastorales a las minorias. Las “ Teologia de la liberación. Su profundización a partir de la experiencia pero­
masas eran menos importantes, tal vez por causa de que en nuestro conti­ nista” .80 Con ese título, el autor muestra a las claras que su crítica está dirigida
nente otros dos esfuerzos pastorales se dirigieron a ellas: el de la ‘cristiandad’ desde el mismo frente de una teologia liberadora.
y el de la ‘nueva cristiandad’. .. Uno se pregunta, con todo, qué actitud pas­ Pero ello es mucho más que una ironia — o lo seria sólo con respecto a
toral se habría tenido hacia las masas si nadie se hubiera preocupado por ellas. la tipologia ensayada por Aguiar— y puede dar la verdadera pauta de esa
A veces pareceria que esta actitud [de los teólogos de la liberación en pas­ línea divisória situándola precisamente en el tema que nos ocupa en este capí­
toral] fuera parásita de otras.” 28 tulo. Ên realidad, cuartdo López Rosas critica a Gutiérrez, lo único nuevo en
Por otro lado, Aguiar pretende resumir la mentalidad liberadora “ elitista” ello es el osar poner en tela de juicio la obra teológica de este último. La
mediante la referencia a uno de mis libros. Y escribe: “Algunos de ellos [los
29 Ib., p. 44.
30 En Revista dei Centro de Investigación y Acción social (Buenos Aires, abril de
28 Ib., pp. 43-44. 1974, pp. 5-27).

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posición en sí misma, en cambio, no es original, y ya hemos hablado de ella tico. Y se dice de ese fermento que, por primera vez en la historia, coincide
al analizar, en el capítulo pasado, la posición de Büntig. con la acción masiva de los pueblos.
López Rosas, en una frase clave para su posición crítica, sostiene precisa­ La experiencia política a que se refiere Perón no es sólo presente, sino
mente que “Gutiérrez en ningún momento perfila un concepto adecuado de que hunde sus raíces en el pasado. Es posible mostrar, aparentemente, que la
pueblo” .31 Pues bien, se recordará que Büntig valoraba, no tanto la religio- mayoría del pueblo argentino siguió siempre en el pasado a los caudillos que
sidad (o, según su terminologia, el “catolicismo” ) popular, cuanto lo popular representaban las potencialidades más ricas de la nación, las más justas, las
como tal y, sólo por ser popular, la religión de las masas. más prenadas de futuro, contra pequenas camarillas aduenadas dei poder. En
Es, pues, cierto que, sobre todo en la Argentina gracias al fenómeno pe­ otros términos, las mayorías (numéricas) siguieron, más por instinto que por
ronista, pero no sólo allí,32 se está creando una “ teologia del pueblo” sub- raciocínio, las tendencias más ricas y prometedoras a largo plazo, mientras
sumida bajo la orientación general de la “ teologia de la liberación” y como la que las minorias gobemantes seguían la línea simplista e inmediatista dei
expresión más profunda de ésta. No por casualidad el artículo de López Rosas menor esfuerzo.
lleva el subtítulo de “profundización” de la teologia de la liberación. ,jDesmentido de las fórmulas aplicadas dei comportamiento de la energia
Para comprender mejor este fenómeno, que supera la mera demagogia universal? De todos modos, existe aqui una especie de “ mesianismo popular” ,
eclesiástica, es necesario comprender ciertos hechos políticos significativos. Tal paralelo dei “mesianismo proletário” de Marx, opuesto diametralmente a la
vez la frase que pueda sintetizarlos mejor sea la que el presidente Perón concepción de la “falsa conciencia popular” , paralela, a su vez, de la “falsa
dirigió al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y que éstos hicie- coneiencia prpletaria” que inspiró las reservas leninistas sobre la esponta-
ron suya: “Por primera vez coincide la acción masiva.de los pueblos con el neidad masiva. Se supone que, una vez que esa mayoría popular siempre
Evangelio.” 33 latente encuentre un líder que la lleve al poder — en este caso, Perón— , el
Como decíamos, la frase es importante porque no se refiere al Evangelio mismo instinto que la guió en el pasado la continuará guiando sin desviaciones
como elemento religioso — en ese sentido la acción masiva de los pueblos y el con, a través y después dei líder que la interpretó y le dio los instrumentos para
Evangelio coincidieron en la llamada cristiandad— , sino como fermento polí- realizarse desde el poder.
El lector tiene ya, en este capítulo, suficientes elementos de juicio para
31J£,p.l4. decidir si tal concepción es o no digna de crédito, realista o romântica. Inte-
82 Véase, por ejemplo, la formulación usada por Frei Betto en Brasil: “La función resa, sin embargo, sefialar algunas consecuencias metodológicas que de ella se
f d e l teólpao es sistematizar J a reflexion crítica que hace el pueblo de su praxis a la luz
dêTã fe.L o que en aquél és saber rarionaí, es en el pueblo sabiduríã. ÉÍ [teólogo] ayuda al seguirían — y ya se están siguiendo— para la teologia.
pueBlo a develar la dimensión liberadora de su fe. De esa fe que es vivida en la abun- En pwwer lugar, tal concepción prueba, por una reductio ad absurdum, lo
dancia de los dones dei Espíritu y- cuyo discemimiento permite d pueblo escrutar los que senalábamos al negarnos a llevar hasta: sus últimas consecuencias lógicas
designios de Dios en los hechos de la vi d a . .. Por eso la teologia como ciência sólo puede
ser elaborada por alguien que participa intensamente en la marcha dèl Pueblo de D ios.. la pretension de Assmann de que no existia un “ aporte específico cristiano” ,
La pastoral debe, en esa línea, realizarse según una metodologia capaz de liberar los previo a la hicha revolucionaria. Si se duda, por de pronto, y creo que el
elementos de fuerza latentes en la fe del pueblo, con el cuidado de no suprimir la ri­ mismo Assmann seria el primero en hacerlo, de. que el peronismo se identi­
queza de la religiosidad popular que no siempre es captada por los conceptos y fórmulas
de la escuela. Hay toda una gama de factores y tradiciones en la religiosidad popular que fique, sin más, con lo que Assmann Uama “el único proceso revolucionário”,
es eminentemente liberadora de las más profundas potencialidades y aspiradones humanas, va no hav manera de decidirlo sin incurrir, sea en el pecado de acudir a un
pero que, desgradadamente, no es raro que sea tomada como superstidón o folklore”
(“Deus é o ultimo dos homens”, en Experimentar Deus hoje, ed. por Leonardo Boff, Ed. “ aporte” ideológico previo (que le cobra cuentas por adelantado a la revolu-
Vozes, Petropolis, 1974, pp. 12-13). ción), cristiano o no; sea en el pecado no menos evidente de decidir el punto
33 Citado en el “Documento dei grupo de Capital Federal del MSTM (Movimiento desde motivgçiones minoritárias o elitistas, y no por mera sintonia con el
de Sacerdotes para el Tercer Mundo), 29 de abril de 1974”, en Gentro de documentation
(Buenos Aires), n° 16, p. 3.

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Si damos, en cambio, por sentada ia participación de los cristiânos en dicho
proceso — <;podrá ser llamado único cuando las disensiones están a la vista?— ,
<?Conclusiones generales?
el aporte específico cristiano no solo deja de ser previOj sino q u e d e ja de
existir en absoluto. En efecto, si el critério dei proceso autentico reside en las
cualidades dei pueblo, no caben sino dos posturas: o bien hacer un acto de
, I fe, no científico y menos cristiano, en que el cristianismo debe ser siempre
| vehiculado — mediante una especie de “harmonia preestablecida”— por esa
mayoría numérica dei pueblo, inmune desde siempre, ahora y para siempre, de
aburguesamientos, desviaciones, corrupción de los líderes en el poder, o bien
realizar las críticas pertinentes en nombre de los valores cristiânos contra la
' ' í mayoría popular, esto es, contra su sentir espontâneo, con lo cual se cuestiona
Cabe, si, el signo de interrogación, ya que el lector habrá advertido que
* ^fundam ento mismo de la adhesión. nuestra búsqueda no consistia en una disección, sino que, aplicada a un ser
En segundo lugar, y desde el punto de vista más estrechamente metodoló­ vivo, no tiene, en realidad, otro fin, otra conclusión, que el de ese mismo or­
gico, la teologia dei pueblo aparece como conducente a un círculo hermenêu­ ganismo viviente, en este caso, el de la teologia.
tico destinado a enriqueceria y a mantenerla viva. En efecto, una de las sospe- Los problemas metodológicos que hemos estudiado aqui son ciertamente
chas metodológicamente más fecundas reside en la comparación entre una los más obvios en la actual teologia latinoamericana de la liberación. No son,
cultura estructurada lógica y conceptualmente por una parte, y la sabiduría claro está, los únicos. Y nada hace pensar que el futuro no nos aboque a
popular, su contenido imaginativo y ritual, la lógica interna de sus actitudes muchos otros, tal vez más relevantes y decisivos aún.
más extranas. . . Lo que si puede quedar determinado es que si la teologia en América
Podría, por lo tanto, pensarse que estamos aqui frente a la posibilidad de Latina, o en cualquier otra parte, quiere seguir por los carriles esbozados
un círculo hermenêutico abierto a ricas promesas. Si ello no ocurre, en reali- aqui, este libro —como la misma teologia de la liberación— estará olvidado
dad, así, es porque, al identificar las exigencias evangélicas con la sabiduría siglos antes de que las nuevas tareas que en él se plantean hayan sido llevadas
popular, dejamos de estar frente a una doble norma, como la que postulaba a cabo con la seriedad, amplitud y resultados obtenidos, a lo largo de cente­
con acierto Cone para la teologia negra de la liberación. El mensaje cristiano, al nares de anos, por otras metodologias que han tenido vigência en la historia
identificarse con una sabiduría cultural determinada, se reduce hasta el punto de la teologia.
de cortarse a si mismo la vuelta creadora, seria, ajsus propias fuentes, ya que Las pistas abiertas, sean o no seguidas, tienen un largo e imprevisible
estas fuentes dejan de ser normativas al representar^ una instancia que no futuro. Lo único que, desde ya, puede decirse de ellas, es que parten de la
puede, en purãlógica, identiUcarse con la conciencia popular. carne y de la sangre de hombres concretos que sufren, trabajan y piensan
En tercero y último lugar, debe quedar manifiesto por lo que precede que para construir el Reino de Dios con los materiales humanos de este continente
la metodologia de una teologia liberada — siempre unpoco más— y liberadora
Í está leios de ser una sinecura temperamental donde basta pronunciarei nombre
. de la liberación v relacionarlo bien o mal con las Escrituras. Asimismo está
oprimido y maravilloso.

lejos de ser una ingenuidad que le permite al teólogo hacer a un lado con fa-
cilidad — tal cual lo hace a menudo la teologia académica— como pertene-
ciendo a otros terrenos y disciplinas, los grandes problemas actuales de la
historia, de la biologia, de la evolución, de los câmbios sociales y muchos más.
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