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Reflexión sobre mi vida.

Para dar inicio a esta reflexión es necesario evaluarse en los diferentes ámbitos, luego
responder algunas preguntas tales como: ¿Para dónde voy con mi vida? ¿Estoy seguro
de la dirección que llevo es correcta? ¿Estoy haciendo las cosas correctas para lograr
lo que quiero? ¿Hago las cosas porque me gustan o porque otros esperan que las
haga? ¿Me acompañan las personas correctas?, y lo que no puede faltar (si el mañana
no lo llego a ver) es, ¿Qué quieres que digan de ti?, estas preguntas las debo de
contestar de manera abierta, pero a la vez, siendo sincero conmigo mismo.

En la vida siempre se toman decisiones, yo suelo decir que las decisiones son
decisiones, es decir, nunca hay decisiones buenas ni decisiones negativas, es por eso
que, cada que suelo tomar una decisión me planteo que estoy tomando el control de mi
futuro, ósea, el rumbo hacia donde quiero ir, dicho de otra manera, hacer todas las
cosas que me gustan, pero sin que afecte mucho a las demás personas. Aunque el
rumbo de mi vida no tiene una dirección correcta, eso es, porque la mayoría de las
cosas que hago, no es tomada como buena para algunas personas, pero en sí, es
correcta, ya que, estoy logrando conseguir mis objetivos de la mejor manera, poniendo
empeño a mis metas.

Muchas de mis acciones de las que hago es porque me gusta, en cambio, algunas no
me disgustan, pero la realizo porque es esencial para avanzar a alcanzar mis metas, y
esos tipos de actividades que realizo son las que muchas personas esperan de mí,
aunque tienda a decepcionarlas por realizar cosas que me gustan, ya que no son vista
de manera correcta para ellas. Por otro lado, no pueden fallar las personas que siempre
están apoyándome, y otras que no, en la dirección que llevo de mi vida estoy
acompañado por las mejores, ya que, estas me apoyan o me critican las cosas que
hago mal.

Me he dado cuenta que una vez fallecido, me gustaría que hablaran sobre de como fui
en el tiempo que estuve con vida, no solamente, en el mismo día de mi fallecimiento
hable cosas maravillosas, sino que también, en cada ocasión que se hable de mí,
relaten todas las cosas positivas y negativas que hice, ya que he notado, que cuando
se muere alguien solo ese día se habla bien de la persona que ha muerto.

No obstante, en mi lapida quiero un epitafio que diga lo siguiente: “Cuando nació, todos
reían, y el lloraba, pero ahora que se fue de este mundo, todos lloramos, pero él se fue
riendo”, ya que soy una persona carismática, y no estoy ideando un plan para hacer
sufrir a los demás, a como algunos lo han hecho conmigo, y, además, que no me
espero morir en sufrimiento. Por otro lado, siempre he defendido mi pensamiento que
es estar siempre alegre, aunque sufra por dentro.
Jonathan David Robleto Acuña

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