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CONSULTA:
RESPUESTA:
El principio de lesividad de bienes jurídicos (artículo IV del CP) constituye uno de los
enunciados garantistas esenciales del Derecho Penal, derivado de un principio fundamental
más amplio: el principio de exclusiva protección de bienes jurídico-penales, según el cual el
Derecho Penal tiene por misión primordial la protección de bienes jurídico-penales.
Se suele utilizar el enunciado del principio de lesividad para afirmar que nuestro Derecho Penal
exige que todo injusto penal (legítimamente incorporado al CP) deba estar conformado, junto al
desvalor de la acción, por un desvalor de resultado, consistente este último en la lesión o
puesta en peligro de un bien jurídico-penal.
Esta postura es cuestionable, por cuanto, aceptando que no todos los delitos “lesionan” un bien
jurídico-penal y que la puesta en peligro como característica predicable de una conducta
peligrosa pertenece al desvalor de acción, la puesta en peligro como auténtico desvalor de
resultado solo puede ser entendida como la puesta en peligro concreto del bien jurídico,
caracterizada por la producción de un resultado de peligro, que un gran número de ilícitos
penales “no lesivos”–cuya ilicitud y legitimidad nadie discute– no requieren para su
configuración.
La “puesta en peligro” de un bien jurídico (artículo IV del CP) no es identificable con su “puesta
en peligro concreto” (es decir, de un resultado de peligro concreto producido por la ejecución de
una conducta peligrosa, imputable normativamente a su autor). De lo contrario, se debería
exigir siempre para aquella los requisitos de esta; así, en todos los casos –sin excepción– la
producción de un resultado de peligro concreto, lo que sin duda no es correcto.
Que estos ilícitos penales y la tentativa no posean un desvalor de resultado solo significa que
escapan a una concepción dualista de lo injusto penal, pero no que vulneran el principio de
lesividad. Este únicamente repara en las maneras en que una conducta puede perturbar un
bien jurídico-penal (en su lesión y puesta en peligro), lo que no coincide con la exigencia de un
desvalor de resultado (lesión o peligro concreto), pues la perturbación (puesta en peligro a
secas) de un bien jurídico también puede provenir de la pura ejecución de una conducta ex
ante peligrosa, aun perteneciente al ámbito del desvalor de la acción, sin necesidad de un
desvalor de resultado.
En suma, los ilícitos conformados solo por un desvalor de la acción, únicamente constituyen
excepciones a la concepción dualista de lo injusto penal. Ello no quiere decir, en cambio, que
vulneren el principio de lesividad, pues si bien no requieren producir un resultado de peligro, sí
requieren poner en peligro un bien jurídico (sin producir un resultado) a través de la ejecución
de una conducta ex ante peligrosa.
BASE LEGAL