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Violencia de género contra las mujeres (parte II)

En esta lectura continuaremos realizando un análisis sobre las definiciones y regulaciones sobre la violencia de género contra las mujeres. Así como
también veremos en particular el desarrollo que ha tenido la categoría de femicidio como acto extremo de vulneración del derecho de la mujer a la
vida y a una vida libre de violencia.

¿En qué ámbitos se produce la violencia contra las mujeres?

Femicidio: una categoría necesaria

Referencias
LECCIÓN 1 de 3

¿En qué ámbitos se produce la violencia contra las mujeres?

En el capítulo anterior vimos cómo se fue delineando la definición de lo que es la violencia contra las mujeres; también vimos que existen diversas economías de violencia
sobre el cuerpo de la mujer, la psiquis, la sexualidad, el desarrollo social y el disfrute patrimonial.

Además, aprendimos que las tipologías de violencia física, sexual, económica, psicológica y simbólica definidas por la Ley de Protección Integral argentina (Ley 26485) son
parte del cumplimiento de las disposiciones y recomendaciones que emanan de los tratados internacionales por el derecho de la mujer a una vida libre de violencia, y de las
comisiones de seguimiento de dichos tratados.

Pues aquí hemos llegado al punto en el que analizaremos los ámbitos de producción de la violencia de género que la Ley de Protección Integral y la Convención de Belém do
Pará han receptado dentro del contenido de sus normas, para develar que la violencia contra las mujeres es un complejo fenómeno que no queda reducido al ámbito privado de
las relaciones interpersonales, afectivas o familiares, sino que también se acciona en el ámbito social, comunitario y público.

La definición de lo que se entiende por cada uno de los ámbitos de ejercicio de violencia no es cerrada, en sí no
agota otros que se puedan presentar o definir, pero permite visualizar la complejidad de líneas de entrada a
situaciones de violencia de género, expandiendo la capacidad de compresión sobre la responsabilidad social y
estatal en su producción o tolerancia.

Recordemos la definición de violencia contra las mujeres tanto en la Convención de Belém do Pará como en la Ley de Protección Integral 26485:

"Cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el

privado"1.

[1] Art. 1. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará”. (1994). Organización de los Estados Americanos.

Recuperado de https://bit.ly/30xe75c

Toda conducta, acción u omisión, que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de
poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan

comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.2

[2] Art. 4. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

La Ley de Protección Integral define estos ámbitos donde se desarrolla la violencia contra las mujeres como modalidades en las que se manifiestan las distintas tipologías de
violencia (física, sexual, psicológica, patrimonial y simbólica):

ÁMBITO DOMÉSTICO Á M B I T O S O C I A L O C O M U N I TA R I O
Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio
físico donde esta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad,
comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el originado en el
parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes
o finalizadas, no siendo requisito la convivencia.3

[3] Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

Hablar de violencia doméstica o del ámbito doméstico no quiere decir que esta deba ocurrir puertas adentro del hogar, sino que el acento está puesto en el sujeto que
inflige violencia contra las mujeres y, en este sentido, la definición de pareja y de parentesco es amplia, no se reduce a que se cumplimenten requisitos formales
como el matrimonio o el parentesco sanguíneo. Es decir, que el grupo familiar abarca toda la red familiar/familiarizada relativa al ámbito de vida y relaciones de una
mujer. Así, puede ocurrir en el matrimonio, en un noviazgo, en uniones de hecho —concubinato—, en parejas no formales, en exesposos divorciados o no, en
exnoviazgos, en exparejas, etcétera. Tal fue el caso que observamos previamente con Verónica, donde la violencia era ejercida por su pareja.

La misma amplitud se encuentra receptada en la composición del resto del grupo familiar, tanto por relaciones de consanguinidad (padres, tíos, hermanos, primos) o
relaciones de afinidad (conocidas como parentesco político: cuñados, suegros, concuñados, etcétera).

La violencia doméstica es la que mayor circulación tiene en el discurso social y esto no es casual, porque, dados los altos índices de desarrollo de la violencia contra
las mujeres en el ámbito intrafamiliar, la mayoría de las políticas públicas se focalizan en esta modalidad/ámbito, así como también la mayor circulación por la
prensa. Pero debemos tener presente que esta no es la única modalidad y, además, comprender que las otras modalidades de violencia se interrelacionan con la
violencia doméstica.

Tolerar o consentir violencia en el ámbito público se vuelca hacia el ámbito privado como un acontecimiento permitido o con escasas consecuencias y viceversa.

ÁMBITO DOMÉSTICO Á M B I T O S O C I A L O C O M U N I TA R I O

Esta modalidad se encuentra íntimamente relacionada con la que respecta al ámbito estatal o institucional, por lo que pueden confluir ambos aspectos a la vez. Pero,
a los fines de organizar la clasificación que la ley provee, incluiremos, dentro de esta modalidad / ámbito de desarrollo, la violencia contra la mujer que tiene campo
de acción en las relaciones sociales o comunitarias en donde está integrada, como el trabajo, los espacios públicos, los espacios recreativos, los medios de
comunicación, etcétera.

Una tipología de violencia que se desarrolla en esta modalidad es la violencia simbólica, pero no es la única, ya que el resto de las tipologías de violencia podrán
estar presentes en mayor o menor medida, dependiendo del ámbito de producción.

Veamos estas modalidades con mayor profundidad:

1 Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al
empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por
igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su
exclusión laboral.4

[4]Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

Como vimos en la lectura anterior, el acoso como forma de violencia sexual está presente en el tipo de modalidad / ámbito de violencia laboral junto a otras formas de violencia
con base en actos discriminatorios, hostigamientos, persecuciones, que viven las mujeres tanto en las etapas de búsqueda laboral como en el desarrollo del trabajo. El requisito
conocido como buena presencia implica, en muchos casos, la intersección de violencia de género contra las mujeres con discriminación racial o discriminación de clase, pero no
se agota solo en ellos, puede impactar el color de la piel, el peso, la edad, la altura, la belleza, ser casada o soltera, tener hijos o no tenerlos.

Es interesante despejar la cantidad de estereotipos con sesgos negativos de género que funcionan de subtexto a los pedidos de buena presencia y corrección, que trascienden la
significación textual de que la persona concurra a la entrevista laboral "limpia y aseada" (Chiarotti, 2012, p. 19).

El Informe Estadístico sobre Violencia Laboral de Argentina revela que, en el primer semestre de 2019, del total de casos, el 63 % fueron mujeres que denunciaron situaciones
de violencia o acoso en el lugar de trabajo. Los tipos de violencia que sufrieron fueron un 85 % psicológica, un 9 % sexual y un 6 % violencia física. Estos actos en su gran
mayoría fueron realizados por un varón (Díaz Virzi, 2019).

2 Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el
intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.5

[5]Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

Esta modalidad / ámbito de la violencia se integra con todas las vulneraciones o afectaciones que puedan acontecer sobre el derecho de la mujer a decidir libremente su
fecundidad; esto implica el acceso universal a pastillas anticonceptivas, el derecho a decidir sobre ligadura de trompas sin que se requiera el consentimiento del esposo (práctica
muy común), a no verse coaccionada a esterilizaciones forzosas, a acceder a los abortos no punibles permitidos por la ley y a gozar de todo el marco de derechos que hace a sus
derechos sexuales y reproductivos, que con mayor profundidad veremos en el módulo 4.

3 Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato
deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929.6

[6]Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

Se refiere a numerosos tipos de tratos crueles, inhumanos o denigrantes que vulneran a las mujeres en gestación o sobre el derecho de decir qué tipo de parto llevar adelante
(siempre que por razones médicas válidas no sea aconsejable uno en particular); de hecho, muchas mujeres son llevadas a cesáreas programadas que serían evitables, por
razones de lucro o comodidad. Se han observado tratos inhumanos con parturientas a las que se les niegan analgésicos o cuidados acordados durante el trabajo de parto
(principalmente mujeres jóvenes y adolescentes).

Se puede citar el caso de Johanna Piferrer, quien, tras perder a su hijo antes del parto, tuvo que esperar diez horas hasta que el personal médico de una reconocida clínica porteña
accediera a practicarle una cesárea en lugar de un parto tradicional. El cuerpo sin vida del nonato les fue entregado en una caja de las que se utilizan para archivo, ya que las
clínicas no cubren ningún tipo de servicio de cochería fúnebre en estos casos (Galarza, 2019).

Figura 1: Violencia obstétrica - Campaña Ceprevide


Fuente: [Imagen sin título sobre violencia obstétrica]. s.f. Recuperada de https://bit.ly/39hdwsq

Entre los abusos encontrados, hemos visto críticas a las mujeres porque están muy gordas; porque tienen muchos hijos; porque quedaron embarazadas
teniendo un problema de salud; o porque se quieren ligar las trompas y el personal de salud considera que son muy jóvenes, etc. Se han observado
violaciones al derecho a la intimidad, como cuando hacen que varios estudiantes revisen a las mujeres que están internadas o acuden a la consulta, sin
requerir antes su consentimiento. También se constató que niegan información a la interesada sobre su salud, mientras comentan entre ellos, con términos
técnicos, las medidas a tomar sobre su cuerpo. (Chiarotti, 2012, p. 21).

4 Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de
comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o
atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas,
legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.7

[7] Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

Este tipo de modalidad/ámbito se vincula con el ejercicio de la violencia simbólica, se relaciona con las publicidades que muestran roles estereotipados de las mujeres, titulares
de diarios y revistas que injurian a las mujeres víctimas de abusos sexuales o femicidios, entre otros ejemplos relativos al ejercicio de prejuicios negativos de género.

Figura 2: Titular del diario Clarín sobre una joven víctima de femicidio
Fuente: Clarín, 2014, https://goo.gl/yyu93b

Figura 3: Publicidad de corbatas Duncan Quinn (2008)

Fuente: [Imagen sin título sobre violencia de género en publicidades]. (s.f.). Recuperada de https://goo.gl/37Qj5E

Á M B I T O E S TATA L
Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a
cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas
públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil.8
[8] Art. 6. Ley 26485. (2009). Ley de Protección Integral a las Mujeres. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2ZTjxbL

La modalidad de violencia institucional puede darse en escuelas, hospitales, prisiones, albergues para la infancia, entre otros, pero a su vez también involucra la que
se desempeña desde los y las funcionarias del Estado, por su puesto, en el ejercicio de sus tareas.

El abuso policial, la violencia obstétrica en maternidades del Estado, el retardo de justicia, la negación de investigar denuncias de violencia hechas por mujeres, la
desidia en una investigación de desaparición de persona, etcétera, son escenarios en donde advertimos este ámbito de producción de la violencia contra las mujeres.
LECCIÓN 2 de 3

Femicidio: una categoría necesaria

Cuando se habla de femicidio, al igual que de violencia de género, suelen surgir algunas preguntas: ¿qué significa la afirmación de que el femicidio es una categoría necesaria?
¿Por qué es diferente del homicidio, si todas las personas tienen derecho a la vida? ¿Por qué no buscamos que todas las personas dejen de ser violentadas y no solo las mujeres?
A todas cuestiones podemos responder que sí, es cierto, existen homicidios; sí, es verdad, comunitariamente aspiramos a una sociedad sin violencia e igualitaria. Ahora bien,
podríamos contrapreguntar lo siguiente: que exista la categoría de femicidio ¿hace que los homicidios desaparezcan o se dejen de punir? ¿Atenta contra la idea de sociedades
igualitarias? La respuesta a estas preguntas sería negativa, ya que, por el contrario, que exista una categoría específica para nombrar la muerte de las mujeres por su condición
de tales, o que haya categorías de violencia que permitan nombrar los daños, persecuciones y violencias sobre los cuerpos y vidas atravesados por las relaciones de género es
necesario y es, además, una categoría política.

Video 1: Violencia doméstica. Capítulo 1

Аргентина: Гендерные истории / Violencia doméstica Capítulo 1

Fuente: Canal Encuentro. [abuse.media]. (23 de noviembre del 2016). Violencia doméstica. Capítulo 1. [Video de YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?

v=WEh9thWZQE4&t=66s

(minuto 20:05-22:19).

Pensemos cómo podemos investigar las condiciones particulares, las especiales complejidades de la violencia de género si a priori negamos la posibilidad de nombrarlas, si
consideramos que una categoría universal como homicidio —definida tradicionalmente como dar la muerte a una persona por otro— abarca todas las explicaciones posibles
sobre los mecanismos y praxis de lo que, como venimos viendo, es una compleja trama de violencias que no se agota en la existencia de casos individuales o de autores
aislados.

Estas son las razones por la cuales femicidio se convierte en una categoría necesaria que nos permite pensar en las interconexiones de la violencia en el patriarcado, las
relaciones primarias de poder del género, la misoginia social, las relaciones de subalternidad y dominación impuestas sobre las mujeres por el hecho de serlo y los patrones
históricos, culturales y simbólicos que nos permiten comprenderla y normalizarla, como condiciones de posibilidad y constitución de la violencia feminicida.

Dijimos en la lectura anterior que el extremo de la violencia física conduce a la muerte de la mujer por su condición de tal y que a esta violencia extrema se la llama femicidio.

Entonces, ¿qué es el femicidio?

Cuando hablamos de femicidio nos referimos a muchas cosas:

1 Una categoría política, en cuanto permite politizar y problematizar los mecanismos que habilita la violencia de género extrema sobre las mujeres, las
praxis que la avalan, la institucionalización social de la violencia y el hecho de encontrarnos frente a un fenómeno mayor que tiene coherencia social
dentro del sistema patriarcal y heteronormativo. Es decir, no son acontecimientos asilados, deben ser vistos y comprendidos en la compleja red de
relaciones de género, normativizaciones del género y violencias de género.

2 Una categoría legal, ya que recientemente varios países han comenzado a modificar sus legislaciones para hacer lugar a la categoría de femicidio como
una tipificación legal específica que implica la investigación de las muertes de mujeres por violencia feminicida en el contexto de su producción. En
Argentina, si bien no tiene una entidad nominativa propia, es decir, el Código Penal no habla de femicidio textualmente, se la describe desde su
conceptualización e integra una de las condiciones de agravantes a la pena de homicidio simple. Esta reforma implica reconocer que, en la muerte de una
mujer por violencia feminicida, existe un agravante específico a esta condición. Fue conseguida en el año 2012 a través de la reforma del Código Penal9.

[9] Ver art. 80 del Código Penal, incisos 1.º, 4.º y 11. Todas modificaciones conforme a la Ley 26791 de reforma del Código Penal. Ley 11179. (1984). Código Penal.
Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3huwIpr.

3 Una categoría de análisis, pues permite que nos adentremos en las condiciones específicas de su generación para ir enervando los mitos que refieren a que
son acontecimientos aislados, acciones de sujetos enfermos o eventos que no se conectan con redes mayores de pedagogías de la violencia (género, raza,
sexo, clase, orientación sexual, identidad de género, etc.).

… es una de las formas extremas de violencia de género; está conformado por el conjunto de hechos violentos misóginos contra las
mujeres que implican la violación de sus derechos humanos, atentan contra su seguridad y ponen en riesgo su vida. Culmina en el
asesinato de […] niñas y mujeres. (Lagarde y de los Ríos, 2008, p. 235).

La categoría de femicidio fue retomada por las feministas latinoamericanas de la compilación teórica que estaban desarrollando feministas anglosajonas, particularmente a
través de los trabajos de Diana Russell y Jill Radford. Los esfuerzos de una teoría sobre el femicidio se enfocaron en ubicar la muerte de las mujeres y niñas en el contexto del
patriarcado y como una dominación extrema sobre el cuerpo y la vida de la mujer.

La traducción literal de femicide es femicidio, pero algunas autoras hablan de feminicidio para adicionarle a las especificidades de esta violencia la complicidad por omisión del
Estado, a través de la dilación de los procesos de investigación, el escaso presupuesto a políticas públicas preventivas, la falta de punición a los agresores, la aplicación de
atenuantes, como la emoción violenta entendida a través de los celos incontrolables que le fueron generados al autor de femicidio por "la conducta de la mujer". Sin embargo,
no efectuaremos esta distinción que ingresa en un debate dentro del movimiento feminista, pues excede los márgenes de la presente lectura, y utilizaremos la voz femicidio para
hacer referencia a todo el conjunto de hechos mencionados, por acciones, conductas u omisiones que vulneren sistemáticamente el derecho de la mujer a una vida libre de
violencia en cualquiera de sus ámbitos de producción y que concluyan con el asesinato de mujeres y niñas.

Lo más notable es la omisión de lo que, por constante y evidente, es la clave: la inmensa mayoría de los crímenes son cometidos contra niñas y mujeres. Esta
consideración, el género de las víctimas solo se toma en consideración como un dato (…), sin contenido social ni de poder opresivo. En el extremo, se le da
contenido prejuicioso y sí se toma en cuenta para señalar la evidente culpabilidad de la víctima.

Así, se elude reconocer e investigar la condición de género de las víctimas niñas y mujeres y de los agresores que, en su inmensa mayoría, son hombres. Se
omite el análisis de las condiciones integrales en el análisis de un hecho multideterminado. Se hace de lado la perspectiva científica de género presente en el
ámbito académico, en el político y en el de defensa de los derechos humanos, en particular, de las mujeres. El androcentrismo envuelve la mayor parte de la
información y de la investigación que rodea el problema y deriva en especulaciones parciales y que eluden el meollo del problema. (Lagarde y de los Ríos,
2008, p. 214).

Lo que nos resulta importante destacar, para los fines de esta exposición, es que el hecho de retomar la voz femicidio se da en un contexto en el cual la muerte de las mujeres
pasaba inadvertida de la praxis y contextos de su producción. Se desenvolvían a su alrededor teorías criminalísticas que fomentaban una visión de causalidad aleatoria en el
entrecruzamiento con visiones patologizantes de algunos agresores (asesinos seriales, enfermos mentales, locos, perversos, crímenes pasionales, etc.) apuntando a la
excepcionalidad de sus características, como hechos poco comunes que ocurren solo en ese espacio, solo de esa manera y solo en particulares casos. Pero las estadísticas —las
muy pocas que había y las que lentamente se están construyendo— mostraban y muestran otra cosa: más regularidades de las que se imaginaban, es decir, que un grueso
porcentaje de las muertes se daba y se da en contextos de relaciones de familiaridad, donde los autores eran y son personas conocidas y de confianza de las mujeres. Esto fue
llevando a desarrollar líneas de investigación sociológicas y antropológicas que pusieron el acento en las condiciones de complejidad de la organización social patriarcal y las
relaciones de poder que en ella se gestan (Lagarde y de los Ríos, 2008).

Dadas la espectacularizaciones de las muertes de mujeres y niñas (violencia sexual extrema seguida de empalamientos, quemaduras, apuñalamientos múltiples, muerte por
golpes reiterados, destrucción de los cuerpos, desechos de estos en parajes, ríos, contenedores, basureros o en el hogar mismo), una parte de las teóricas feministas hace hincapié
en que el femicidio es un crimen de odio contra las mujeres (voz recuperada del concepto hate crimes pensado para los crímenes raciales, por identidad de género, por
orientación sexual, etc.). Otra parte de la biblioteca no enfatiza en este concepto para pensar las características del femicidio, entendiendo que puede llevar a anular su
comprensión dentro de la normalidad de las relaciones de género que la sociedad patriarcal produce.

El femicidio es un acto de violencia extrema contra la mujer y es siempre una absoluta violación al inalienable
derecho de la mujer a una vida libre de violencia.

Por lo que, para poder esbozar algunas respuestas a las preguntas iniciales de este apartado, necesitamos comprender que: a) femicidio es una categoría política necesaria y b)
que el entramado de subalternidades y desigualdades de género (intersecado con otras violencias de raza, de clase, de etnia, de edad, etcétera) es la condición de posibilidad para
esta violencia extrema que trae consigo estadísticas alarmantes en el mundo entero. En nuestras latitudes, una mujer es asesinada cada 18 horas y en el 49 % de los casos la
mujer convivía con su feminicida.

El feminicidio se fragua en la desigualdad estructural entre mujeres y hombres, así como en la dominación de los hombres sobre las mujeres, que tienen, en
la violencia de género, un mecanismo de reproducción de la opresión de las mujeres. De esas condiciones estructurales surgen otras condiciones culturales,
como son el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, y de normalización de la violencia contra las mujeres. (Lagarde y de los Ríos, 2008, p.
217).
LECCIÓN 3 de 3

Referencias

Canal Encuentro. [abuse.media]. (23 de noviembre del 2016). Violencia doméstica (Capítulo 1). [Video de YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?
v=WEh9thWZQE4&t=66s

Chiarotti, S. (2012). Por el derecho a una vida sin violencia. Rosario: Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (INSGENAR). Recuperado de
https://insgenar.files.wordpress.com/2012/04/manual-violencia.pdf

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará”. (1994). Organización de los Estados
Americanos. Recuperado de http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html

Díaz Virzi, S. (22 de noviembre del 2019). Violencia de género. Casi 9 de cada 10 mujeres sufrieron violencia laboral: la mitad no hizo denuncias. Clarín [versión digital].
Recuperado de https://www.clarin.com/entremujeres/carrera-y-dinero/violencia-laboral-mujeres-denuncia-genero_0_bD1k4uDz.html

Galarza, D. (15 de abril del 2019). Violencia obstétrica: "Luchás por vos, en honor a él, en beneficio de todas" La Nación [versión digital]. Recuperado de
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/violencia-obstetrica-luchas-vos-honor-el-beneficio-nid2229125

Imagen sin título sobre violencia de género en publicidades. (s.f.). Recuperada de http://educagenero.blogspot.com/2012/05/cartel-publicitario-de-duncan-quinn.html

Imagen sin título sobre violencia obstétrica. (s.f.). Recuperada de http://www.ceprevide.gob.mx/tipos-de-violencia-contra-la-mujer/

Lagarde y de los Ríos, M. (2008). Antropología, feminismo y política: violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres. En Bullen M. y Diez Mintegui. C. (Coord.),
Retos teóricos y nuevas prácticas (pp. 209-240). Recuperado de https://www.ankulegi.org/wp-content/uploads/2012/03/0008Lagarde.pdf

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Una fanática de los boliches que abandonó la secundaria. (13 de septiembre del 2014). Clarín [versión digital]. Recuperado de https://www.clarin.com/policiales/fanatica-
boliches-abandono-secundaria_0_S1ek3YcD7g.html

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