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Unidad X: Títulos valores

ARTÍCULO 1815. Concepto. Los títulos valores incorporan una obligación incondicional e irrevocable de una
prestación y otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo previsto en el artículo 1816. Cuando en
este Código se hace mención a bienes o cosas muebles registrables, no se comprenden los títulos valores.

Terminología: La doctrina no se ha puesto de acuerdo en la utilización de una terminología que caracterice al


grupo de documentos con características similares. Es por ello que en nuestro medio se ha usado
indistintamente la de títulos valores, títulos de crédito, títulos circulatorios, títulos negociables, títulos
mobiliarios y otros.

Estructura: se asienta sobre tres pilares:

1) La instrumentación. Se trata de documentos que poseen fuerte valor probatorio, ya que acreditan la
relación crediticia y la asunción de la obligación de cumplir con una prestación determinada. Poseen, a su vez,
carácter constitutivo en tanto su libramiento origina el derecho del portador legitimado a exigir el
cumplimiento, y función dispositiva porque debe detentarse su posesión material para poder ejercer los
derechos que de ellos dimanan.

Aunque el título es un papel al cual se le incorpora un derecho, actualmente la relevancia del sustrato material
se halla en crisis debido al desarrollo de la tecnología y en especial de los medios electrónicos de reproducción
que ha ocasionado un proceso de desmaterialización de los títulos valores de notable influencia en la
negociación. Salvo estos casos, el título valor es un documento en tanto elemento material que hace las veces
de soporte jurídico del derecho.

2) La declaración obligacional cambiaria. El documento contiene una declaración de voluntad que es


constitutiva dado que el derecho se constituye con el documento, y por ello el documento es necesario para
ejercer los derechos que contiene. Se trata de una declaración unilateral de voluntad del emitente, que plasma
el contenido de la obligación asumida en favor del portador legitimado. Tal declaración debe ajustarse a las
formalidades exigidas por las distintas normas que regulan los títulos en particular.

Esta declaración no es recepticia, dado que el emisor queda obligado sin necesidad de aceptación por el
portador.

3) Incorporación. Así se denomina a la conexión entre el derecho incorpóreo y la cosa mueble título, es decir
entre la declaración cambiaria y el documento, necesaria para el ejercicio de los derechos que surgen de él.
Para ejercer el derecho incorporado, es imprescindible disponer del instrumento, y por ello finalmente, el
título posee carácter declarativo, constitutivo y dispositivo.

Al papel se le incorpora un derecho dando lugar al nacimiento de un documento. Ese derecho consiste
básicamente en una obligación a cumplir una prestación, obligación que no se halla sometida a
condicionamiento de ninguna naturaleza debido básicamente a su desvinculación causal, por lo que no es
admisible subordinar su cumplimiento a contraprestación alguna del acreedor o del portador. La obligación es
a su vez irrevocable, ya que una vez exteriorizada y emitido el título, no es posible volver sobre ella y dejarla
sin efecto por la sola voluntad del emitente.

Caracteres

1) Necesariedad. Ningún derecho que emane del título puede ejercerse sin la posesión del documento, que
debe ser exhibido a tales efectos. Si es destruido, el derecho queda suspendido hasta que sea sustituido por el
equivalente. La función de legitimación es consecuencia de este principio, de modo que el simple poseedor del
título queda investido formalmente para ejercer el derecho como si fuera el titular. Así, se sustituye la
concepción de la titularidad material o real del derecho por la de la titularidad formal o aparente con la
finalidad de brindar la mayor seguridad posible a la negociación del título.

La titularidad aparente constituirá al poseedor del documento en su tenedor legitimado, quien al ostentar a su
vez la propiedad formal del título, se encontrará habilitado para ejercer el derecho contenido en él. Este
carácter sólo quedará evidenciado en los títulos materiales, es decir, los cartulares.

En los títulos inmateriales, el derecho queda plasmado en un asiento en cuentas o libros de registro.

2) Literalidad. Ello implica que la extensión y el contenido del derecho expresado en el título, se constriñe
estrictamente a su propio texto, sin que resulten admisibles referencias a otros documentos distintos. El
portador legitimado no podrá invocar derechos que excedan el tenor literal del instrumento; a él no le serán
oponibles defensas que vayan más allá de lo escrito. Y, como contrapartida, el deudor no podrá alegar
circunstancias extracartáceas p/liberarse cumpliendo c/una prestación distinta a la emergente del título.

Además, este principio otorga una importante seguridad en la circulación, dado que al tercero, para
interiorizarse acerca de los límites de su derecho, le resulta suficiente con el examen atento del documento.
En el caso de títulos inmateriales, el alcance del derecho se halla expresado en el instrumento de emisión o
prospecto que el emitente elabora y somete a aprobación, en caso de oferta pública, o en el estatuto o ley de
referencia.

3) Autonomía. Quien recibe el título no adquiere un nuevo derecho; el derecho transmitido se mantiene en
sus términos originarios, operando una independencia en cada adquisición respecto de las situaciones
personales anteriores. El derecho del adquirente deviene por la propiedad del documento y no por el derecho
del transmitente.

Ello implica que al portador legitimado, no podrán oponérsele excepciones o defensas de carácter personal —
no formal— que en su caso pudieran existir entre anteriores portadores del documento. Entonces, el título se
desprende de las relaciones personales originadas entre anteriores sujetos vinculados a través de él.

La interacción entre los tres principios de necesariedad, literalidad y autonomía, tratándose de documentos
circulatorios, otorga seguridad al acreedor tanto como al deudor, más cobra especial relevancia frente al
tercero portador de buena fe del título, a quien el sistema busca tutelar preferentemente, brindándole
confianza y facilitándole la negociación del documento. Sin perjuicio de ello, hacemos notar que el CCyC
distingue entre títulos cartulares y no cartulares, no siendo aplicables a estos últimos los principios de
necesariedad y literalidad como consecuencia del fenómeno conocido como de la “desmaterialización”.

Función social. Circulación

Los títulos valores se hallan destinados a circular en el comercio, y de forma segura pero simple, facilitando de
tal modo el tránsito de la riqueza. De ahí la importancia de su régimen de transmisión. Poseen hoy en el tráfico
mercantil, una relevancia similar al contrato. En algunos casos se trata de instrumentos de crédito
indispensables a los fines de la realización de ciertas operaciones, ya que permiten diferir el cumplimiento de
la obligación en el tiempo. En otros casos son considerados medio de pago, reemplazando al dinero efectivo.

Pero la verdadera función social que poseen reside en la fácil, rápida y segura circulación de créditos, exigencia
absoluta del tráfico mercantil.
La naturaleza eminentemente circulatoria de los títulos valores permanece inalterada no obstante la
progresiva desaparición del título como instrumento materializado, para transmutarse en asientos en cuentas
virtuales o en libros de registro.

Prestación

La prestación debe poseer contenido patrimonial, y dependerá del título pertinente. Podrá tratarse de una
suma de dinero, por lo común, pero puede también consistir en la entrega de mercaderías depositadas como
en el caso del warrant, participación en sociedades y otros.

ARTÍCULO 1816. Autonomía. El portador de buena fe de un título valor que lo adquiere conforme con su ley
de circulación, tiene un derecho autónomo, y le son inoponibles las defensas personales que pueden existir
contra anteriores portadores. A los efectos de este artículo, el portador es de mala fe si al adquirir el título
procede a sabiendas en perjuicio del deudor demandado.

El Código centraliza la conceptualización de los títulos valores en el carácter de autonomía del derecho común
a todos ellos, dejando, como señaláramos, los de necesariedad y literalidad para los denominados “cartulares”
dado que no todos se representan documentalmente.

La autonomía para el adquirente del título importaba reconocerle un derecho propio independiente de la
persona del transmitente o de los anteriores tenedores. Su derecho no es derivado sino originario,
resguardado de las relaciones creadas entre el deudor de la obligación y los poseedores pretéritos del título o
de los vicios que pudieren afectarlos. El derecho no se transmite sino que se adquiere en forma originaria cada
vez que es adquirido el documento, sin que interese la invalidez de alguna otra obligación cambiaria.

Una de las consecuencias más importantes derivadas de la autonomía cambiaria, es la imposibilidad para el
requerido a cumplir la prestación, de oponer defensas de carácter personal que tuviere contra los portadores
anteriores del documento, dada la adquisición en origen del derecho del portador legitimado, ie no serán
admisibles excepciones relativas a contingencias acaecidas con precedentes portadores.

ARTÍCULO 1817. Pago liberatorio. El deudor que paga al portador del título valor conforme con su ley de
circulación queda liberado, excepto que al momento del pago, disponga de pruebas que demuestren la mala
fe del que lo requiere. Sin embargo, si el deudor no recibe el título valor, se aplica lo dispuesto por el
artículo 1819.

De acuerdo al art. 880, el pago efectuado por el deudor que satisface al acreedor, lo libera extinguiendo el
crédito. Culmina por ende, la vinculación entre ellos.

En relación a la prueba del pago, la forma cambiaria típica de acreditar que se ha cancelado la prestación
contenida en el título, es mediante la posesión de él, ya que quien paga tiene derecho a hacerse del
documento y según el caso, ejercer los derechos que correspondan contra otros obligados.

ARTÍCULO 1828. Títulos representativos de mercaderías. Los títulos representativos de mercaderías


atribuyen al portador legítimo el derecho a la entrega de la cosa, su posesión y el poder de disponerla
mediante la transferencia del título.

1. Introducción En Argentina se regularon, por leyes 928 y 9643, los certificados de depósito y warrants, que
son documentos que representan a la mercadería que se especifica en el propio título y que pueden
constituirse en garantías de operaciones crediticias.

Estos títulos permiten la comercialización de las mercaderías sin que resulte necesario el traslado material de
ellas. Autoriza al propietario de las mercancías a darlas en custodia a un sujeto emisor debidamente
autorizado, que emite un certificado de depósito y un warrant. El warrant permite el acceso al financiamiento,
con la garantía de los bienes depositados, de modo que la empresa accede a préstamos garantizados por
mercaderías.

2. Interpretación. Se trata de títulos valores que circulan mediante endoso, y que otorgan al portador
legitimado derecho a exigir la entrega de la cosa a que hace referencia el documento, mantenerse en la
posesión de ella y negociarla transfiriendo el título.

ARTÍCULO 1829. Cuotapartes de fondos comunes de inversión. Son títulos valores las cuotapartes de fondos
comunes de inversión.

1. Introducción Los fondos comunes de Inversión fueron regulados por la ley 24.083, las normas de la Comisión
Nacional de Valores y además, cada fondo por su propio reglamento de gestión. Están constituidos por
patrimonios que carecen de personalidad jurídica, que se hallan a cargo de una sociedad depositaria
básicamente de custodia, y una sociedad gerente encargada de su administración.

Los titulares de las cuotapartes son los suscriptores, propietarios de cierta porción de los activos del Fondo, sin
que las sociedades Gerente y Depositaria tengan obligación de restituir con fondos propios las sumas
aportadas por los cuotapartistas.

2. Interpretación Los fondos comunes de inversión son denominados “Productos financieros colectivos” por la
Ley 26.831 de Mercado de Capitales, al igual que los fideicomisos financieros.

Dispone el art. 18 de la ley 24.083, que las cuota partes que emita el fondo común se representaran en
certificados de copropiedad nominativos o al portador en los que se dejará constancia de los derechos del
titular de la copropiedad, y que deberán ser firmados por los representantes de ambas sociedades del fondo.
También podrán emitirse cuotapartes escriturales, quedando a cargo de la sociedad depositaria el registro de
cuotapartistas.

El art 1829 indica que las cuotapartes emitidas por los Fondos poseen carácter de título valor, lo que implica
que se les aplicará a los mencionados certificados nominativos, al portador o escriturales, la normativa del
Capítulo 6 sobre títulos valores que venimos analizando.

Sección 2ª. Títulos valores cartulares


ARTÍCULO 1830. Necesidad. Los títulos valores cartulares son necesarios para la creación, transmisión,
modificación y ejercicio del derecho incorporado.

ARTÍCULO 1831. Literalidad. El tenor literal del documento determina el alcance y las modalidades de los
derechos y obligaciones consignadas en él, o en su hoja de prolongación.

Títulos valores “cartulares”: caracterizados por su materialidad —plasmados en soporte papel— y asimilados a
la concepción tradicional de los títulos de crédito.

Por obra de la literalidad, los términos en que se ha redactado el documento marcan con estrictez el contenido
y límites del derecho del portador, términos que excepcionalmente pueden extenderse en la prolongación
física del título en tanto no existiera espacio suficiente o resultase conveniente por razones de claridad.

Son ejemplos clásicos de esta modalidad, el endoso y el aval en la letra de cambio y el pagaré, que pueden
insertarse en la prolongación debidamente unida (arts. 14 y 33 del decreto-ley 5965/1963).
ARTÍCULO 1832. Alteraciones. En caso de alteración del texto de un título valor cartular, los firmantes
posteriores quedan obligados en los términos del texto alterado; los firmantes anteriores están obligados en
los términos del texto original.

Si no resulta del título valor o no se demuestra que la firma fue puesta después de la alteración, se presume
que ha sido puesta antes. (reproducción casi literal del art. 88 del decreto-ley 5965/1963).

La cuestión acerca del sujeto que corre con la carga de acreditar la alteración se rige por los principios
generales procesales que gobiernan la materia probatoria, que determinan que la prueba de la adulteración
queda a cargo de quien la alega. Al haberse reconocido la firma, se admite la constitución válida de la
obligación, derivándose de ello una presunción de que el documento es también auténtico.

En esta línea, respecto de los instrumentos privados, el art. 314 CCyC dispone que el reconocimiento de la
firma implica reconocer el cuerpo del documento.

El problema que encierra dificultades de relevancia, pasa por la acreditación del momento en que se suscribió,
es decir, antes o luego de la alteración, de modo de conocer quiénes han quedado sujetos a las distintas
declaraciones. El artículo establece que si ello no puede determinarse con las solas constancias del título o si
no quedó demostrado que la firma fue colocada con posterioridad, se presume que se estampó con
antelación.Se trata de una presunción que admite su invalidez mediante la producción de prueba en contrario.
Al suscriptor del título le alcanzará con acreditar que ha sido adulterado para que opere la presunción legal.
Será el portador que alegue que el deudor se obligó en los términos de la declaración modificada, el encargado
de probarlo, para lo cual deberá destruir esa presunción.

ARTÍCULO 1833. Requisitos. Contenido mínimo. Cuando por ley o por disposición del creador, el título valor
debe incluir un contenido particular con carácter esencial, no produce efecto cuando no contiene esas
enunciaciones. El título valor en el que se omiten las referidas menciones al tiempo de su creación, puede
ser completado hasta la fecha en que debe cumplirse la prestación, excepto disposición en contrario.

En el origen de la formalidad se halla la necesidad de dotar a estos títulos de celeridad y certeza en la


circulación y cobro, derivación de exigencias del tráfico mercantil.

En los títulos valores inmateriales, la formalidad se desdibuja y todo lo atinente a ellos debe surgir de las
condiciones de emisión.

Ejemplos comunes acerca de normas regulatorias en materia de formalidad de títulos cartulares, son el
decreto-ley 5965/1963 de letra de cambio y pagaré, y la Ley 24.452 de Cheques, que debe complementarse
con la reglamentación de la autoridad de aplicación, es decir, del Banco Central de la República Argentina.

La disposición admite que el título pueda crearse y circular sin que se hallen cumplidos los requisitos
esenciales necesarios para que sea considerado válido. Pero la posibilidad de completar la letra con los
recaudos indispensables fenece en el momento en que debe cumplirse la prestación, o sea al vencimiento del
documento, quedando a salvo lo que disponga el régimen particular del título.

Se trata de un derecho que posee el portador al momento en que adquiere el instrumento, ya que la letra no
solo puede crearse en blanco, sino que también puede así circular.

Mas es indispensable que posea al momento de su libramiento, al menos la firma del emisor —requisito
formal del título y sustancial como instrumento privado, arts. 287 y 288 CCyC—, y además que, de algún
modo, se infiera que lo querido fue emitir un título valor, ya que de otro modo quedará sometido al régimen
de documentos firmados en blanco (art. 315 CCyC), incompatible con el de los títulos valores.
ARTÍCULO 1834. Aplicación subsidiaria. Las normas de esta Sección:

a) se aplican en subsidio de las especiales que rigen para títulos valores determinados;

b) no se aplican cuando leyes especiales así lo disponen, incluso en cuanto ellas se refieren a la
obligatoriedad de alguna forma de creación o circulación de los títulos valores o de clases de ellos.

ARTÍCULO 1836. Desmaterialización e ingreso en sistemas de anotaciones en cuenta. Los títulos valores
tipificados legalmente como cartulares también pueden emitirse como no cartulares (lo cual implica la
desaparición del papel y su reemplazo por un asiento registral especial), para su ingreso y circulación en una
caja de valores o un sistema autorizado de compensación bancaria o de anotaciones en cuenta.

Los títulos valores emitidos efectivamente como cartulares pueden ingresarse a alguno de estos sistemas,
conforme con sus reglamentos, momento a partir del cual las transferencias, gravámenes reales o
personales y pago tienen efecto o se cumplen por las anotaciones en cuenta pertinentes.

En el 2º párr. se prevé la posibilidad de que aquellos títulos ya emitidos como cartulares, se desmaterialicen y
se incluyan en alguno de los antedichos sistemas. Es decir, que ingresen en un sistema de depósito colectivo o
de valores en cuenta. Operado el ingreso efectivo, la circulación y demás circunstancias hasta el pago se
sujetan a las anotaciones en la respectiva cuenta, lo que implica sujeción a las normas que dicten las
reglamentaciones pertinentes, que deberán prever minuciosamente todo lo referido a dichas anotaciones.

Entran en este concepto, pagaré, cheques de pago diferido, certificados de depósito, warrants y otros con
capacidad para ser negociados.

Parágrafo 1°. Títulos valores al portador


ARTÍCULO 1837. Concepto. Es título valor al portador, aunque no tenga cláusula expresa en tal sentido,
aquel que no ha sido emitido en favor de sujeto determinado, o de otro modo, cuando no ha sido indicada
una ley de circulación diferente. La transferencia de un título valor al portador se produce con la tradición
del título.

En los títulos al portador, la legitimación para el ejercicio de los derechos que confiere el título surge de la
detentación material del documento. Al acreedor le basta con tener el título en su poder, y precisamente ello
le confiere su legitimación sin que resulte necesaria ninguna especificación en el propio instrumento y sin
perjuicio de la concurrencia de los demás elementos q resulten imprescindibles p/q la letra sea válida como
tal.

En esta clase de títulos, la circulación se produce con la simple tradición manual del documento, como
acontece con la transmisión de cosas muebles, de modo tal que si posee reglada otra forma de transmisión, no
se tratará de un documento calificable como emitido al portador.

El régimen de la letra de cambio y pagaré que instituye el decreto-ley 5965/1963 y que no pierde vigencia por
efecto de la derogación del Código de Comercio, no admite el libramiento de los títulos mencionados al
portador, sin perjuicio de lo dicho en torno a la posibilidad de que se creen y circulen sin alguno de los
recaudos formales imprescindibles, pero que deben hallarse completos al momento del vencimiento (arts. 1° y
101 de dicho decreto).

Parágrafo 2°. Títulos valores a la orden


ARTÍCULO 1838. Tipificación. Es título valor a la orden el creado a favor de persona determinada. Sin
necesidad de indicación especial, el título valor a la orden se transfiere mediante endoso.
Si el creador del título valor incorpora la cláusula “no a la orden” o equivalentes, la transferencia del título
valor debe hacerse conforme con las reglas de la cesión de derechos, y tiene los efectos propios de la cesión.

La persona

La determinación concreta de una persona determinada, nos indica que nos hallamos frente a un título que
debe ser cancelado a la orden de ese sujeto o del portador legitimado en tanto haya circulado. La persona
puede ser humana o jurídica y que exista o pueda llegar a existir en tanto se halle debidamente identificada,
aplicándose las normas comunes sobre la existencia de la persona.

Circulación

El endoso: La transferencia opera, en esta clase de títulos, mediante endoso, expresión que hace referencia al
lugar del instrumento en donde suele colocarse (en el dorso), modo típico de circulación cambiaria, sin que
resulte necesario incluir referencia alguna relativa a la forma de transmisión en el cuerpo del documento.

Definición: es un acto jurídico cambiario unilateral completo y formalmente accesorio, mediante el cual un
sujeto llamado endosante transfiere a otro, denominado endosatario, la propiedad de un título circulatorio, la
titularidad de los derechos que este confiere, y la legitimación para ejercer todas las potestades cartulares,
convirtiéndose, a su vez, en garante del cumplimiento de la obligación cambiaria inserta en el documento.

Como indicamos, se trata de un medio de transmisión propio del derecho cambiario, suficiente a los fines de
documentar las sucesivas transferencias del título, y no recepticio, es decir que no se encuentra subordinado
al reconocimiento o aceptación del receptor ni de los restantes firmantes del documento.

Es incondicional y completo porque transmite íntegramente la prestación, y formalmente accesorio porque


depende de la existencia del título, que debe ser transmitido manualmente para que se perfeccione el acto.

Como principio, el endoso debe inscribirse en el mismo título, más algunas regulaciones como las de letra de
cambio y pagaré y la de cheque, admiten que se inserte en una hoja de prolongación unida al documento. En
esos casos, se admite el añadido pero no el instrumento separado en virtud del principio de completividad.

Posee tres efectos básicos:

a) traslativo, que opera mediante la transmisión de derechos emergentes del título, y la tradición manual de él
al endosatario;

b) legitimante, al habilitar al receptor del título para ejercer tales derechos y acciones, para lo cual es
necesario que posea el documento y justifique su derecho conforme art. 1842 CCyC; y

c) garantía o efecto constitutivo, ya que el endosante que coloca su firma en el instrumento, se adiciona a la
garantía de pago frente al tercero portador legitimado, favoreciendo la circulación al ampliar el elenco de
obligados.

Cláusula “no a la orden”. Efectos

Si el emitente del título lo desea, puede insertar la cláusula “no a la orden”, de modo tal que el documento no
pueda circular mediante su forma típica, el endoso.

En tal caso, el título puede transmitirse únicamente mediante las reglas de la cesión de derechos de los arts.
1614 y ss. del CCyC, perdiendo el portador los beneficios de la autonomía cambiaria, por lo que el deudor
podrá oponer al portador todas las defensas que tenía respecto de portadores anteriores.
La imperatividad de la disposición contenida en el segundo párrafo del artículo en cuanto a que la transmisión
del título “debe” hacerse por cesión, excluye cualquier otro medio de transferencia.

Algunos autores sostienen que el documento que lleve la cláusula indicada no es un título valor, en tanto
pierde no solo su carácter autónomo sino también su literalidad, dado que la medida del derecho no se rige
solo por lo que resulta del propio instrumento, no bastando la exhibición del documento para ejercer el
derecho sino que habrá de acompañarse el contrato de cesión. Queda constreñido a su aspecto meramente
probatorio.

ARTÍCULO 1839. Endoso. El endoso debe constar en el título o en hoja de prolongación debidamente
adherida e identificada y ser firmado por el endosante (ello implica que se haga constar de algún modo la
relación concreta entre el cuerpo del título y la prolongación mediante signos, sellos o cruzando la firma en la
unión de ambas partes). Es válido el endoso aun sin mención del endosatario, o con la indicación “al
portador”.

El endoso al portador tiene los efectos del endoso en blanco. El endoso puede hacerse al creador del título
valor o a cualquier otro obligado, quienes pueden endosar nuevamente el título valor.

Endoso en la prolongación del título: Ahora el Código generaliza dicha posibilidad, por lo que como principio
será factible utilizar una prolongación del elemento material del título para insertar el endoso en él sin que se
afecten los principios propios que rigen la materia, cuando no exista ya más lugar en la propia letra siguiendo
el orden en que se insertan los distintos endosos.

El CCyC no limita la cantidad de endosos que puede contener el título, sin perjuicio de lo que prevean
regímenes particulares, como en el caso del cheque en donde solo se admite un endoso por reglamentación
del Banco Central (art. 66, ley 24.452).

Endoso nominal: Si en la extensión del endoso se indica al beneficiario, se trata de un endoso nominal o
completo. Se emite a nombre de una persona determinada, humana o jurídica. En este supuesto, se otorgan
mayores seguridades en la circulación para el caso de que el título fuera extraviado o hurtado. El único que
podrá endosar nuevamente la letra en este caso será el endosatario beneficiario, ya que de otro modo se
interrumpirá la regularidad de la cadena de endosos y se afectará la legitimación del portador.

Endoso en blanco: Es el caso en el que el endosante solo inserta su firma en el dorso del documento o en su
prolongación, sin designar un beneficiario. Quien recibe el título en estas condiciones, puede proceder según
el art. 1843. Es la especie de endoso + utilizada x su mayor flexibilidad a la hora de la negociación del título.

Endoso al portador: Es asimilable al anterior en cuanto a sus efectos jurídicos. Se diferencia del endoso en
blanco en que puede incluir, junto con la firma del endosante, expresiones como “al portador”, “a la orden del
portador”, “por endoso al portador” o similares. La consecuencia de ello será que el endosatario no podrá
llenar el endoso con su nombre o el de un tercero, sino que se verá constreñido a transmitir el documento
mediante nuevo endoso o por tradición manual.

ARTÍCULO 1840. Condición y endoso parcial. Cualquier condición puesta al endoso se tiene por no escrita. Es
nulo el endoso parcial.

ARTÍCULO 1841. Tiempo del endoso. El endoso puede ser efectuado en cualquier tiempo antes del
vencimiento. El endoso sin fecha se presume efectuado antes del vencimiento. El endoso posterior al
vencimiento produce los efectos de una cesión de derechos.
ARTÍCULO 1843. Endoso en blanco. Si el título es endosado en blanco, el portador puede llenar el endoso
con su nombre o con el de otra persona, o endosar nuevamente el título, o transmitirlo a un tercero sin
llenar el endoso o sin extender uno nuevo.

Parágrafo 3°. Títulos valores nominativos endosables


ARTÍCULO 1847. Régimen. Es título nominativo endosable el emitido en favor de una persona determinada,
que sea transmisible por endoso y cuya transmisión produce efectos respecto al emisor y a terceros al
inscribirse en el respectivo registro. El endosatario que justifica su derecho por una serie ininterrumpida de
endosos está legitimado para solicitar la inscripción de su título. Si el emisor del título se niega a inscribir la
transmisión, el endosatario puede reclamar la orden judicial correspondiente.

ARTÍCULO 1848. Reglas aplicables. Son aplicables a los títulos nominativos endosables las disposiciones
compatibles de los títulos valores a la orden.

Parágrafo 4°. Títulos valores nominativos no endosables


ARTÍCULO 1849. Régimen. Es título valor nominativo no endosable el emitido a favor de una persona
determinada, y cuya transmisión produce efectos respecto al emisor y a terceros al inscribirse en el
respectivo registro.

En los tres artículos precedentes se regulan los títulos nominativos endosables y no endosables. Ambos tienen
en común que se emiten respecto de sujeto determinado, y se diferencian por la forma de circulación, ya que
en los endosables es factible la transmisión por medio de endoso, forma no admitida, como su nominación lo
indica, en los no endosables.

Ejemplo más común de esta clase de títulos: las acciones de sociedades anónimas, que cuando se emiten
cartularmente, pueden ser al portador o nominativas endosables o no según el art. 208, LGS, sin perjuicio de
que desde la vigencia de la ley 24.587 sancionada el 08/11/1995 —norma que refiere a títulos valores
privados—, deben emitirse obligatoriamente en esta última variante, es decir nominativas no endosables.

Títulos endosables

Se trata de documentos cartáceos que pueden circular mediante la vía cambiaria típica que es el endoso.
Entre endosante y endosatario la transferencia quedará perfeccionada a través de la entrega del título y la
inserción del endoso. Sin embargo, en este caso la tradición manual del documento debe complementarse
mediante la inscripción de la transferencia en un registro, para que el nuevo titular pueda gozar de los
derechos que le confiere el título tanto respecto de terceros como del emisor.

El registro debe ser llevado por el originante del título, aunque nada impide que se encargue a un tercero sin
perjuicio de la responsabilidad del emisor.

El endosatario tendrá opción por hacer circular el instrumento mediante nuevo endoso, o requerir la
inscripción registral. A estos fines, se hallará legitimado quien posea el documento dado el carácter de
necesariedad propio de los títulos cartulares, y se halle al final de una cadena regular de endosos.

La negativa a la inscripción en el registro o su falta por motivos no imputables al requirente, hará responsable
al emisor del título y el legitimado podrá accionar judicialmente a fin de que el juez ordene la inscripción
además de los daños y perjuicios que correspondan. Ello, más allá de la responsabilidad personal interna de
quienes no asentaron la registración frente al originante.

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