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yan hoy mUY 314 jArre, burro! Ya no s€ oye s iJma y enaguas de castor de un gendarme, no pu por pasar cerca ‘ d puntapié ala compafiera de su mala vida El Imparctal, 26 de agosto de 1906 an EL DECANTADO FEMINISMO En a lo mismo que en América, al hombre le hace movimiento feminista como si le pluma por las fosas nasales. Eso de Pel género que la parte del géne humano a que los filésofos en la Antigiiedad scgaron ‘e — tener alma, y los de los tiempos modernos tel raciocinio, etcétera, les dispute el rend taller , tes: puesto en la = L y enel laboratorio, no es cosa de pod aguantar sin poner el grito en el cielo. Y i co Pore turlaree de la onjer ielo. Y vaya si lo ponen. ‘omen Elapehavee ee invadla las atribuciones con "Lai TOM ire sara tiempo ha una si ot in. En ella se hace escarnio * oe on ae ee por completo el autor de la Gnelinenti: es es eter st men Senin " pata va . etal rm hombre sabe ieee cae erate eeeccnee ole quizé porque la casa, hizo mof: supone embobecii o ida con los a re EL pec ANTADO FEMINy M libros y apartada de los deberes del I desdichadisimo, por no alcanzarle necesatio para la amanezca, actriz que le ayuda a hacer la amable embrutecimiento que la rutina_prescribis para su Preparacion de reinas del hogar y Angeles de guarda de los hombres » Y €n un momento dado, viéndose en alguna difi- cultad doméstica, supieron sacar de sf mismas energias, buen juicio, tantas cualidades que nadie habia tratado de descubrir en ellas ni de desarrollar. Porque, téngase bien entendido-que, en-el concepto del hombre, el Angel del hogar de sus suefios ha de ser una bes- tia de reata, sin individualismo, ni responsabilidad, ni nada. Su criterio ha de ser el del sefior su padre, el sefior su her- mano, el sefior su esposo o el sefior su hijo; sus luces, cuan- do luces le entren en la mente, deben ser reflejos de las del varén que hace para ella de jefe de familia; su misién en el mundo, de joven, ser el ideal del sefior, el Pretexto para que si el sefior es artesanoj no se emborrache mas que los domin- si estudiante, pinto venado con menos frecuencia; si faltar menos al cumplimiento de su deber. yo el hombre se confiesa apocado y ella en un punto cualquiera S12 votre) ran Mantoo GUT 1 Law i sido menester inventar ese Ay : jzonte, ha sic soge dt de su hor agar / : “Pero he aqui que ese Aingel del hogar se ha cansado \ © a storbosas que le han pegado como las ado también de ser adorada e incensa cargar sas alas ¢ de learo, y se ha cat ; 1 da a costa de la ignorancia que es la rebajacion del espiritu y la inaccién que es la muerte del cuerpo. Parte de la espe. cie humana quiere tener derecho a la verdadera vida. A la intelectual que es la luz y no a la del topo a la que se le ha condenado. Quien ha dicho que su verdadero puesto es el hogar, ha dicho bien, pero quien supone que para ocupar dignamente ese “verdadero puesto” no ha menester sino tinturando los conocimientos humanos no tiene ni siquiera nocién del significado moral de la familia. La mujer, forma- da por la naturaleza para vivir en sociedad con el hombre, necesita compartir con él el sentimiento y la virtud lo mismo que la ciencia y el arte. Siel hombre fuera justo y honrado consigo mismo o ante s{ mismo y la mujer ilustrada, educada no sdlo en el dominio de las pasiones sino en el ensanche de la inteligencia, los matrimonios “a tres” serfan menos fre- cuentes; porque ni el marido irfa a buscar fuera del hogar quien le distrajese del idiotismo de su consorte, ni la esposa exasperada del egofsmo de su cara mitad, se forjara en la mente otro marido ideal. Y menos mal cuando sdélo lo haya en Ia mente as Porque la mujer es de suyo honrada y generosa, anhela ee ee aprovecharse del abando- darse cuenta de su ieee ot goa ipeepesce justicia que se la dote oil cate ia Sen Nes nvenientemente para la | lucha por pene EL DECANTADO FEMINISMO. sda; que Se Ja respete de dia y de noche ge 8 eae ae peed igual que al hombre, : ando la labor es »y no se € acorte la Paga desesti. pando su obra por ser mujer. Nacida para la maternidad, la mauiet al lado de la cuna de sus hijos es cuando més ha sen- tido la insignificancia de su cultura, el descuido de su edu- cacion. Poseida de inmenso dolor ante el hijo enfermo, no sabe sino retorcerse las manos, en vez de darle asistencia; en presencia del hijo descarriado, precipitandose en la pendien- te del vicio, no sabe sino acudir a los santos, con triduos, novenas y piadosos ejercicios. Ella comprende que podria ser la nodriza inteligente, la enfermera adecuada, la aya capaz, la consejera juiciosa; y que todas esas cualidades, lejos de apartarla de la maternidad, la harian una madre a derechas._ Esto que hoy Ilaman feminismo y que ha Ilenado de alar- ma al sexo masculino, no es en realidad, nuevo més que como impulso de solidaridad. Como fermento ha existido desde que el hombre aparecié sobre la Pane lo a on la antigiiedad que en nuestros dias, la mujer aa re pa ticipacién en todas las luchas sociales y con! fos 1 han castigado al género portentosas de la naturaleza, a Tos trabajos y las angustias humano. La mujer €s ee ha labrado la tierra, com- de la vida; lado al lado igo, y empufiado el remo para batido, con armas, al nem BO, Fy : atido, . barcacién sobre las aguas. : conducir la frégil ST pacer, encontr6 las parejas dispuestas La industria, ‘ , epenpsfoe cuando el hombre egoista, para todo serv rura unas cuantas pulgadas mds grande notandose &P eee ‘més fornido y robusto, declaré bajo que su companer y en todo lugar; 347 a ) ror LA VIDA EN MEXICO (181 di en que la desproporcién exterior debfa cortesponder ictam 8 : z ‘ a f amente a otra interior. Desde entonces que aron orzoss a eric nes rtidos los papeles, ajustandose el hombre en el reparto repartidos F ; | a L ley del embudo: lo ancho para mi y lo angosto parse. Y los siglos corrieron dejando a cada sexo su Papel, como siglos que eran de supersticién y de santa ignorancia Pero como la ley del progreso no es la del embudo, el hombre adelanté y la mujer con él, aunque a despecho de él, encon- trandose los dos frente a frente. ' Ahora lo que motiva el griterfo del sexo feo) es que la rebelién femenil no parte del pueblo bajo-sino de la clase media. Las muchachas en las f4bricas y los talleres, las vie- jas en el surco, manejando el azadén o la podadera, las muje- res de media edad, mayormente en el mostrador de las casas de comercio, aunque lo Pasan muy amargo, no chistan boca, resignadas con su suerte. Se conforman, como en Francia, tantos cuyos nombres se hundieron en la f ‘Osa inidad aparecen ow Bs og La sey EMANA: VIENDO coRRER EL AGUA alld cada cuando con centurias de por medi griego desaparecido en el no ser, écudntos ra Entre tanto teridad sus nombres ?, ey la lista de los pan , i os tenemos noticia no abunda en asesinos b ibs de quienes sea en hombres de ciencia? FOMDONES, ¥ esca- No hemos de creer que la i , s_ Aspasias, | Teresas de Jess, las Rosas Bonheur y las Madame Cal se han de producir a millares, como los Solones, los Dantes, los Spinozas, los Veldsquez, etcétera, no han dejado su sello en nuestros laboriosos artistas, legisladores, filésofos : y poetas de todos los dias. Pero andando el tiempo, con una buena escuela y una educacién esmerada, la mujer se transformard de lo que es a lo que anhela ser. Time will bring roses ha dicho Carlyle: esperémoslas. Por ahora a los sefiores no les queda sino el derecho del pataleo. Lo siento mucho, pero que rabien; harto nos hacen ellos rabiar. Me acuerdo, con gusto, de una sefiorita a quien un impertinente quiso molestar en una reunién. Al presentar- le al individuo descomedido, 1a persona que tenia a su cargo esa ceremonia hizo mil elogios del talento y Pe ason ide la joven, a lo que él comenté: “Una mujer inteligente es ador- * «ito en sociedad, pero inadecuada para el hogar. A la a e casarfa con una mujer inteligente.” ~~) verdad, yo DO. ondié con viveza: “No tenga usted temor No 4 La audi de. pues ninguna mujer inteligente se casa- le que eso- sucess ria conus cfa sino que Madame de Stael o Hipatra, estaban allf No vadole su blanca mano. ~ LAURA MENDEZ DE CUENCA pic ‘ EL Imparcial, x7 de noviembre de 1907 349

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