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La pandemia de la COVID-19 y sus efectos

económicos en las mujeres: la historia


detrás de los números
Fecha: miércoles, 16 de septiembre de 2020

Riya Akter, 22, es una trabajadora de la industria textil. Cuando le preguntaron si tenía miedo
de contraer COVID-19, respondió que el trabajo estaba en primer lugar y que debía hacerlo, de
lo contrario, no tendrían para comer. Desempeña sus tareas laborales manteniendo la debida
distancia social con las demás trabajadoras, puesto que las fábricas del sector de la confección
retomaron sus actividades en medio de la pandemia de la COVID-19 en Dhaka, Bangladesh.
Mayo del 2020. Fotografía: ONU Mujeres/Fahad Abdullah Kaizer

Los efectos de las crisis nunca son neutrales en materia de género,


y la COVID-19 no representa una excepción.
En resumen
Las crisis económicas afectan más duramente a las mujeres. Esto se debe a lo
siguiente:
 Las mujeres suelen ganar salarios más bajos.
 Las mujeres tienen menos ahorros.
 La economía informal concentra un número muchísimo más alto de
mujeres.
 Las mujeres tienen menos acceso a la protección social.
 Es más probable que las mujeres sean quienes deban ocuparse del
trabajo doméstico y de cuidado no remunerado y, por lo tanto, deban
abandonar el mercado laboral.
 La mayoría de las familias monoparentales son encabezadas por
mujeres.
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Para la madre soltera de Sudán del Sur, las medidas de
confinamiento impuestas por la COVID-19 han provocado el cierre
de su pequeña empresa que le permite alimentar a su familia.
Para la empleada del hogar en Guatemala, la pandemia significó
dejar de trabajar y no recibir prestaciones por desempleo u otra
protección.
Para innumerables mujeres en países con economías de todos los
tamaños, además de perder los ingresos, aumentó de manera
desmedida la carga de trabajo doméstico y de cuidado no
remunerado.
Si bien todas las personas están enfrentando dificultades sin
precedentes, las mujeres están soportando el peso de los efectos
socioeconómicos de la COVID-19.
Las mujeres pobres y marginadas corren, incluso, un mayor riesgo
de contraer la COVID-19 y morir a causa de la enfermedad, perder
los medios de subsistencia y estar expuestas a más situaciones de
violencia. A nivel mundial, el 70 % del equipo de respuesta inicial y
profesionales de la salud está integrado por mujeres, y aun así, no están
en pie de igualdad con sus colegas masculinos. En el 28 % de los
casos, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en el sector de
la salud es mayor que la diferencia salarial general por razón de género
(16 %).
A continuación, mostramos cómo la COVID-19 está anulando los
beneficios económicos conseguidos en favor de las mujeres en las
décadas pasadas, a menos que actuemos ahora, y lo hagamos de
manera deliberada.

El futuro de la brecha de género en relación


con la pobreza
"En los últimos 22 años, los niveles mundiales de pobreza extrema
venían disminuyendo. Luego apareció la COVID-19, que trajo
aparejadas pérdidas masivas de empleo, la contracción de las
economías y la pérdida de medios de subsistencia, en particular,
para las mujeres. "Los sistemas de protección social debilitados
dejaron indefensas a las personas más desfavorecidas de la
sociedad, sin ninguna salvaguardia para capear el temporal",
comenta Ginette Azcona, autora principal del último informe de ONU
Mujeres From Insights to Action y especialista superior en datos e
investigación de ONU Mujeres.
El informe publicado recientemente revela que la pandemia sumirá a
96 millones de personas en la pobreza extrema en el 2021, de las cuales
47 millones son mujeres y niñas. Como consecuencia, el número
total de mujeres y niñas que viven con USD 1,90 o menos ascenderá
a 435 millones.
El aumento de la pobreza ocasionado por la pandemia también
profundizará la brecha de pobreza entre los géneros. En otras
palabras, más mujeres que hombres caerán en la pobreza extrema. Esto
ocurre, en especial, entre las personas de 25 a 34 años, es decir, en
su período productivo y de formación de la familia. En el 2021, se
prevé que, en el mundo, habrá 118 mujeres de 25 a 34 años en
situación de pobreza extrema por cada 100 hombres del mismo
grupo etario, y este índice podría elevarse a 121 mujeres pobres por
cada 100 hombres pobres en el 2030.
"El resurgimiento de la pobreza extrema como resultado de la
pandemia reveló la seguridad económica precaria de las mujeres",
añade Antra Bhatt, especialista en Estadística y coautora del
informe From Insights to Action. "Las mujeres suelen ganar salarios
más bajos y tienen empleos menos seguros que los hombres. A raíz
del desplome de la actividad económica, las mujeres están
particularmente expuestas a los despidos y la pérdida de los medios
de subsistencia".
El trabajo remunerado de las mujeres y las
empresas dirigidas por ellas serán los más
afectados
Las mujeres están perdiendo sus trabajos. La pandemia y las
medidas para prevenir su propagación están provocando un
aumento desproporcionado de la tasa de desempleo de las mujeres
(en comparación con los hombres), así como reduciendo su cantidad
total de horas de trabajo.
En Sudán del Sur, Margaret Raman, una madre soltera con cinco hijas
e hijos que vende frijoles y maní en un mercado local, perdió más
del 50 % de sus ingresos, dado que las medidas de distanciamiento
físico redujeron en gran medida la cantidad de personas que visitan
el mercado.
Margaret Raman. Foto: CAO/Alison Hassen
 "Nuestros negocios han estado creciendo y sólo se vieron
interrumpidos por la COVID-19", comentó. "Desde la aparición de la
enfermedad, nuestras vidas no han sido las mismas. En
circunstancias normales, gano alrededor de SSP 28.000 [USD 100]
por semana. Esta cantidad se redujo recientemente a menos de la
mitad, a SSP 10.000 [USD 34] semanales".
La historia de Raman se está repitiendo también en otras partes del
mundo. Desde el inicio de la pandemia, en Europa y Asia Central, el
25 % de las trabajadoras por cuenta propia perdieron sus empleos , en
comparación con el 21 % de los hombres, una tendencia que se
prevé que continuará a medida que aumente el desempleo. De
acuerdo con los pronósticos de la Organización Internacional del
Trabajo, se podría perder el equivalente de 140 millones de empleos
a tiempo completo como consecuencia de la COVID-19, y las
mujeres tienen un 19 % más de probabilidades de perder su empleo
que los hombres.
Estas mujeres son los rostros detrás de los titulares, las personas
más afectadas por los efectos económicos de la COVID-19. A menos
que las políticas permitan la adopción de medidas de ayuda
económica y estén centradas específicamente en las mujeres,
apoyen las empresas dirigidas por mujeres y garanticen sus
ingresos, su situación sólo empeorará.
Las industrias más afectadas son aquellas
donde hay más mujeres
Las mujeres prevalecen en muchas de las industrias más golpeadas
por la COVID-19, como las de servicios de alimentación, las
minoristas y del entretenimiento. Por ejemplo, el 40 % de todas las
mujeres empleadas (510 millones de mujeres en todo el mundo) trabajan
en los sectores más afectados, frente al 36,6 % de los hombres
empleados.
Ryancia Henry. Foto cortesía de Ryancia Henry.

"El efecto económico tan sólo en el sector hotelero es muy


alarmante", expresa Ryancia Henry, una ciudadana caribeña de 32
años que trabaja en la industria hotelera de los Estados Unidos de
América. "Dependiendo de cuánto tiempo dure esta pandemia, me
preocupo por el tipo de decisiones que debo tomar para estar en
una buena situación económica, y tengo las mismas preocupaciones
por mi equipo. Envío algo de dinero a casa para ayudar a mi mamá.
Me preocupa poder seguir cubriendo algunos pagos".
En algunos de estos sectores donde el empleo informal es moneda
corriente, antes de la pandemia, las trabajadoras ya estaban sujetas
a bajos salarios, malas condiciones de trabajo y falta de protección
social (jubilación, atención médica, seguro de desempleo).
En el mundo, el 58 % de las mujeres empleadas trabajan en el
sector informal y se calcula que, durante el primer mes de la
pandemia, las trabajadoras informales perdieron, en promedio, el
60 % de sus ingresos.

Cuando todas las personas permanecían en


casa, las empleadas del hogar perdían sus
trabajos
La situación del personal del hogar, del cual el 80 % está
conformado por mujeres, ha sido grave: en todo el mundo, un
porcentaje abrumador del 72 % de las empleadas del hogar se
quedaron sin trabajo. Incluso antes de la pandemia, el trabajo
doméstico remunerado, al igual que otros trabajos de la economía
informal, no gozaba de protecciones laborales básicas, como
vacaciones pagadas, plazo de preaviso o indemnización por despido.

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