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Había una

vez un rey
que estaba
gravement
e enfermo.
¡El duende
Sus tres
se sintió
hijos,
feliz! Al fin
desespera
le habían
dos,  ya no
tratado con
sabían qué
educación –
hacer para
y ¡Estupendo
curarle. Un
amabilidad. ! ¡Me
día,
Miró a los alegro
mientras
ojos al mucho por
paseaban
joven y ti!
apenados
percibió
por el
que era un
jardín de
hombre de
palacio, un
buen
anciano de
corazón.
ojos
vidriosos y
barba
blanca se
les acercó.

– Sé que
os – ¡Yo te
preocupa ayudaré!
la salud de Conozco el
vuestro lugar
padre. donde
Creedme puedes
Pero de
cuando os encontrar
repente, el
digo que lo el agua de
joven bajó
único que la vida.
la cabeza y
puede Tienes que
su cara se
sanarle es ir al jardín
nubló de
el agua de del castillo
tristeza.
la vida. Id a encantado
buscarla y porque allí
que beba está el
de ella si manantial
queréis que
que se buscas.
recupere.
– ¡Oh,
gracias!
Pero… – Mi única
– ¿Y dónde
¿Cómo pena ahora
podemos
puedo es saber
conseguirla
entrar en el dónde
? –
castillo, si están mis
preguntaro
como hermanos
n a la vez.
dices, está …
encantado
?
– ¡A tus
hermanos
les he dado
un buen
merecido!
Se
comportaro
n como
unos
maleducad
os y
egoístas.
Espero que
hayan
El duende
aprendido
metió la
la lección.
mano en el
Les
bolsillo y
condené a
sacó dos
quedarse
panes y
atrapados
una varita
en las
mágica.
montañas,
pero al final
me dieron
pena y les
dejé libres.
Les
encontrará
s a pocos
kilómetros
de aquí,
pero
ándate con
ojo ¡No me
fio de ellos!
– Ten, esto
es para ti.
Cuando
llegues a la
puerta del
castillo, da
tres golpes
de varita
sobre la
cerradura y
se abrirá.
– Siento Si
deciros que aparecen
es muy dos leones,
difícil de dales el
– Eres muy
encontrar, pan y
generoso…
tanto que podrás
¡Gracias,
hasta pasar. Pero
amigo!
ahora has de
¡Hasta
nadie ha darte prisa
siempre!
logrado en coger el
llegar hasta agua del
su manantial,
paradero. pues a las
doce de la
noche las
puertas se
cerrarán
para
siempre y,
si todavía
estás
dentro, no
podrás salir
jamás.
El hijo del Reanudó el
rey dio las trayecto y
gracias al tal y como
duende por le había
su ayuda y dicho el
se duende,
fundieron encontró a
– ¡Ahora en un sus
mismo iré a fuerte hermanos
buscarla! – abrazo de vagando
dijo el despedida. por el
hermano Partió muy bosque.
mayor animado y Los tres
pensando convencido juntos,
que si de que,  regresaron
sanaba a tarde o al castillo.
su padre, temprano, Allí se
sería él encontraría encontraro
quien el agua de n una
heredaría la vida. escena
la corona. Cabalgó muy triste:
sin su padre,
descanso rodeado de
durante sirvientes, 
días y por agonizaba 
fin, divisó en silencio
el castillo sobre su
encantado. cama.
le había
indicado.
Dio tres  ¡No había
golpes en tiempo que
la entrada perder! El
con la hermano
varita y la pequeño
enorme se
verja se apresuró a
abrió. En darle el
Entró en el ese agua de la
establo, momento, vida. En
ensilló su dos leones cuanto la
caballo y a de bebió, el
galope se colmillos rey
adentró en afilados y recuperó la
el bosque. enormes alegría y la
En medio garras, salud.
del camino, corrieron Abrazó a
 tropezó hacia él sus hijos y
con un dispuestos se puso a
duendecillo a atacarle. comer para
que le hizo Con un recuperar
frenar en rápido fuerzas
seco. movimiento ¡Ver para
, cogió los creer!
bollos de ¡Hasta
su bolsillo y parecía
se los que había
lanzó a la rejuvenecid
boca. Los o unos
leones los cuantos
atraparon años!
y, mansos
como
se reunió
en torno a
la
chimenea.
El pequeño
Entró en el de los
castillo y al hermanos
llegar a las aprovechó
puertas del el
gran salón, momento
las derribó. para relatar
Allí, todo lo que
sentada, le había
con la sucedido.
mirada Les contó
– ¿A dónde perdida, la historia
vas? – dijo estaba una del
el extraño hermosa duende,
ser con voz princesa de del castillo
aflautada. ojos tristes. embrujado
La pobre y de cómo
muchacha había
 llevaba liberado de
mucho su
tiempo encantamie
encerrada nto a la
por un princesa.
malvado Al final, les
encantamie comunicó
nto. que debía
volver a
por ella,
pues le
esperaba
impaciente
– ¡Oh,
gracias por
liberarme!
¡Eres mi
salvador! –
dijo
besándole
en los
labios –
Imagino
que vienes
a buscar el
agua de la
vida…
– ¿A ti que
¡Corre, no
te importa?
te queda
¡Apártate
mucho
de mi
tiempo! Ve
camino,
hacia el
enano
manantial
estúpido!
que hay en
el jardín,
junto al
rosal
trepador.
Yo te
esperaré
aquí. Si
vuelves a
buscarme
antes de
un año,
seré tu
esposa.
apasionada
mente y
salió de allí
¡Se había
enamorado
a primera
El duende vista!
se sintió Recorrió a
ofendido y toda prisa
le lanzó el jardín
una y…  ¡Sí, allí
maldición estaba la
que hizo deseada
que el fuente!
camino se Llenó un
desviara frasco con
hacia las el agua de
montañas. la vida y
El hijo del salió a la
rey se carrera
desorientó hacia la
y se quedó puerta,
atrapado donde le
en un esperaba
desfiladero su caballo.
del que era Faltaban
imposible segundos
salir. para las
doce de la
noche y
justo
cuando
cruzó el
umbral, el
Viendo que
su
hermano
no
regresaba,
el mediano
Ya de
de los hijos
vuelta por
decidió ir a
el bosque,
por el agua
 el duende
de la vida,
apareció
deseando
de nuevo
convertirse
ante él. El
también en
joven
el futuro
volvió a
rey.  Siguió
mostrarle
la misma
su
ruta a
profundo
través del
agradecimi
bosque y
ento.
también se
vio
sorprendid
o por el
curioso
duende.

– ¡Hola,
amigo!
¡Gracias a
tus
– ¿A dónde
consejos
vas? – le
he
preguntó
encontrado
con su
el
característi
manantial
ca voz
del agua
aguda.
de la vida!
Voy a
llevársela a
mi padre.

– ¡A ti te lo
voy a decir,
enano
preguntón!
¡Lárgate y
déjame en
paz!
El duende
se apartó
y,
enfadado,
le lanzó la
misma
maldición
que a su
hermano:
le desvió
 hacia el
profundo
desfiladero
entre las
montañas,
de donde
no pudo
escapar.

El hijo
menor del
rey estaba
preocupad
o por sus
hermanos.
Los días
pasaban,
ninguno de
los dos
había
regresado
y la salud
de su
padre
empeoraba
por
minutos.
Sintió que
tenía que
hacer algo
y partió con
su caballo
a probar
fortuna. El
duende del
bosque se
cruzó,
cómo no,
en su
camino.
– ¿A dónde
vas? – le
preguntó
con cara
de
curiosidad.

– Voy en
busca del
agua de la
vida para
curar a mi
padre, el
rey,
aunque lo
cierto es
que no sé
a dónde
debo
dirigirme.

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