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INTRODUCCIÓN
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De este modo, las Ideas serían causas formales y finales de las cosas: causas
formales porque serían las responsables del carácter de una cosa en general.
Es decir, serían responsables de lo que las cosas verdaderamente son, de su
esencia.
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3. LA BELLEZA PARA PLATÓN
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Los filósofos atenienses, le dieron a este término el significado o connotación de
hombre ideal o perfecto. La posesión de la belleza y el bien.
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En esta visión que tiene Platón, el universo tiende a una finalidad y se
mueve según un orden inteligente, por acción del Demiurgo le fue puesta al
cuerpo el alma inteligente y así se modeló el Cosmos, con el propósito de que
la naturaleza fuera la más bella y la mejor.
El hombre es también parte de este universo encaminado a la armonía y la
belleza, pues recibió al ser creado la inteligencia y el alma por parte del
Demiurgo y habitaba en el mundo de las ideas donde contemplaba la belleza
imperecedera. El hombre está a la belleza.
Para Platón, si por algo vale la pena vivir la vida, es para disfrutar de la
belleza absoluta.
Tanto eros como la belleza sensible, juegan un papel importante en el
pensamiento platónico, y diálogos como el Banquete2 o el Fedro3 nos revelan
que la belleza no es aquello que nos aparta de la felicidad, ni de los fines
propios del hombre, sino que eros es la vía mediante la cual el hombre se
cautiva por la belleza de este mundo, y a la vez, es impulsado gracias a la
contemplación de la belleza de este mundo a reunirse con la belleza absoluta.
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PLATÓN. El Banquete, 262 –265.
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PLATÓN. Fedro o de la Belleza.
4 G. REALE, Eros, 220 y 225.
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El Banquete nos relata los niveles de ascenso que sigue el alma a través de
la belleza, y cada uno de estos niveles lleva a un grado mayor de intelección y
contemplación espiritual de la realidad.
De esta manera encontramos que este itinerario por la belleza es el camino
que permite acceder al mundo de las formas, a la realidad inteligible,
abandonando el aspecto material de las cosas. Es importante aclarar que en
este sentido la visión de ascenso de la belleza no está en un despreciar el
mundo, cuanto en penetrar en mayor grado de inteligibilidad a la realidad
metafísica. Sólo así es posible comprender este despreciar el mundo sensible y
abandonarlo, no tanto por el simple hecho de abandonarlo, sino por lo que no
puede ya aportar y satisfacer la inteligencia.
En la visión de Platón, el hombre está llamado a una plenitud mayor que la
de la realidad sensible, por eso, cuando se contempla la belleza del cuerpo, nos
olvidamos de la concupiscencia y se busca ir más allá, pues ante esta belleza
cobra un interés nuestra mirada en algo superior.
Otro elemento intrínsecamente vinculado con la idea de Belleza es el amor,
ya que éste es fruto de aquélla, es decir, la percepción de la belleza conlleva al
estado amoroso, esto es en cuanto el sujeto del objeto; el amor es pues un
atributo, no inmerso en la belleza, sino secuela de ésta.
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4. LA BELLEZA ABSOLUTA
La belleza se considera una propiedad de las cosas que nos hace amarlas
infundiendo en nosotros deleite espiritual. Así pues, si queremos profundizar
en la manifestación de la belleza, tenemos que recurrir a la realidad más
patente y, al mismo tiempo, más misteriosa del Ser.
Pero para llegar a la pura perfección, al esplendor desde la pura forma se
debe antes pasar por una escalera ascendente de la percepción estética hasta
comprender su esencia; es decir, el inicio de la captación de la belleza
suprema y absoluta está en partir de la belleza visible para luego ir
ascendiendo a la intuición de la belleza espiritual culminando con la
contemplación de la belleza suprema en sí.
Dado el carácter que las Ideas platónicas tienen, es evidente e indudable
que Platón veía la belleza no como algo meramente subjetivo, sino como algo
objetivo y real. La belleza de las cosas particulares, ya sean objetos, hombres,
poemas, lo es en virtud de su participación en la Idea de Belleza. Así, las
cosas bellas serían materiales y la belleza en sí sería inmaterial; las primeras
pertenecerían al mundo sensible y serían captadas por los sentidos y la
segunda pertenecería al mundo inteligible y sólo será aprehendida por la
inteligencia.
En el Banquete Platón coloca como intermediario a Eros5, pues manifiesta
que es éste quien conducirá al filósofo hasta la verdadera ciencia, la cual
consistirá en la contemplación de “lo bello en sí” y para ello se esfuerza
Platón, en boca de Sócrates, por caracterizar esa Idea de Belleza mediante
diversas determinaciones negativas, método que le permite ir desbrozando la
Idea hasta llegar a su descubrimiento, es decir, si bien no exponen que es, al
menos establecen lo que no es la Idea en cuestión.
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PLATON, El Banquete ,148.
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Primero nace el amor a la belleza corporal, es una educación estética, se
ama un cuerpo y más allá se ve que lo bello no está circunscrito a un solo
cuerpo, es ver que la belleza de un cuerpo es hermana gemela de la del otro, y
no solo los seres humanos, mujeres y hombres son bellos, hay belleza en todo
ente.
Llega en segundo lugar el amor a la belleza de las almas, a la belleza moral, a
la conducta, y es una belleza mucho más preciosa. A partir de ahora se es ya
capaz de reconocer lo bello en todas las actividades y leyes, y se desarrolla el
amor al conocimiento, amar las proyecciones del espíritu, las artes nos
conducen a lo supremo: el amor a lo bello, que se ofrece de repente cuando
se ha recorrido el camino anterior.6
Esta iluminación, en el hombre se produce una vez ha comprendido toda la
escala de los valores estéticos, sin embargo, hay que acotar, que también viene
dada como una revelación, y toda revelación supone una unión directa con el
principio universal, esta chispa universal se encenderá desde dentro de nuestro
ser, y el camino de iniciación que ha de tomarse no es otro que el del Amor, y
siendo el más noble y más inmediato para dicho ascenso, el del Amor a la
Sabiduría.
6 Ibid., 172.
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5. EL ARTE SEGÚN PLATÓN
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Además Platón descubre qué efectos producen las artes en los hombres y
en cuanto a esta problemática se perfilan al menos dos aspectos:
Los placeres serán condenados, a causa de sus perniciosos efectos sobre el
carácter. Platón está convencido que el arte no va dirigido a la mejor parte de
nuestra alma, sino al contrario, nos conduce al vicio, a la inmoralidad.
6. BELLEZA Y PROPORCIÓN
Para Platón la belleza tenía que ser atemporal, perfecta y que, por supuesto
partiera de las ideas que constituyen el origen de todas las cosas «belleza en sí»,
pues ya que ésta constituye uno de los trascendentales, o bien es el resultante
de la esencia del Ser, pues resulta de los demás trascendentales (Unidad,
Verdad, Bondad) como su perfección y, como vimos, reside en la
concordancia de éstos, concordancia a la que corresponde la armónica
compenetración de un cierto conocer contemplativo. Por tanto en la belleza,
el Ser y el espíritu descansan porque se han encontrado de manera perfecta.
La medida y la proporción constituyen belleza y excelencia y ya que la
belleza es, o depende de la medida se le asigna un elevado puesto en la lista
final de los bienes. Así pues, cuando un ente está proporcionado entre todas
sus partes, y entre todas sus partes hay que considerar también su Idea, es
decir esa armonía entre forma y esplendor, se puede considerar bello, ya que
se encuentra cercano a la perfección.
Si llevamos esta concepción a la naturaleza humana, resultará que dicha
armonía o proporción con su Idea más pura no es otra cosa que la apoteosis
o deificación humana, es pues, la asimilación de la divinidad por medio de la
contemplación de la Belleza en su ápice culminante y comprender o avistar tal
Belleza es ya traspasar el umbral físico hacia la mística del Ser.
A manera de conclusión, hay que destacar que el contexto tanto histórico
como cultural de nuestro filósofo está marcado por la perfección y el
estereotipo humano, siempre perfecto, armónico y por supuesto
proporcionado. Ninguna manifestación en la antigua Grecia carece de
proporción, todo estaba planeado para mostrar un ideal de belleza, un canon
de simetría y extensión, de orden y límite, y aquello que no entrara en este
cánon, no era considerado bello8. Y ciertamente estas concepciones
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imperaron a lo largo de los siglos en toda Europa y que por supuesto ha
marcado nuestra manera occidental de percibir la belleza.
Platón, en su concepción de la belleza y el arte, expresa la relevancia que le
confiere a ambas para él, lo bello es el resultado de un proceso de ascensión
que van a experimentar las almas, partiendo de las bellezas sensibles hasta el
encuentro con una realidad verdadera a través de la contemplación, lo cual
permite experimentar el conocimiento de las esencias.
La Belleza absoluta es trascendental y es a través de su contemplación es
como llegamos a vislumbrar la Verdad
Las manifestaciones artísticas en cambio, están ligadas a la esfera terrenal o
visible, ubicándose en el último escalafón del conocimiento debido según el
filósofo, a ser imitaciones o imágenes de las imitaciones del mundo sensible,
las cuales a su vez son reflejos de los arquetipos que se encuentran en el
mundo de las Ideas y que constituyen la base doctrinal de Platón.
El arte al estar constituido por signos aparenciales, pierde el carácter
unívoco para prestarse a la confusión. Por tanto, Platón subordina el arte y en
cierto modo lo considera fuente de engaño e irracionalidad.
Su teoría de las ideas, y su particular universo, tendrán sin duda gran
repercusión en movimientos filosóficos posteriores e incluso dentro del
cristianismo.
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BIBLIOGRAFÍA
BAYER RAYMOND, Historia de la Estética, Fondo de Cultura Económica, México
1965.
FRIEDLÄNDER, P., Platón Verdad del Ser y Realidad de Vida, Editorial Tecnos S.A.,
Madrid 1989.
LOMBA FUENTES, J., Principios de filosofía del arte griego, Editorial Anthropos, Barcelona
1987.
PÁNIKER SALVADOR, Filosofía y Mística Una lectura de los griegos, Editorial Anagrama,
Barcelona 1992.
VERNEAUX, R., Textos de los Grandes Filósofos. Edad Antigua, Editorial Herder,
Barcelona 1982.
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ÍNDICE
1.INTRODUCCIÓN.........................................................................................................1
4. LA BELLEZA ABSOLUTA..........................................................................................6
7. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................11
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