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1.

INTRODUCCIÓN

La belleza ha sido objeto de consideración y tratamiento de la filosofía en


general, a lo largo de casi toda su historia junto con lo verdadero y lo bueno y
que luego a partir del siglo XVIII comienza a desarrollarse y ser tomada como
objeto principal de investigación de la estética.
Platón ha considerado la belleza como un trascendental al referirse a ella en
términos ontológicos, pues ha fundamentado su teoría de lo bello en su teoría
de las ideas, para él lo bello en sí o la belleza absoluta es una idea y las cosas
bellas es sólo una participación de esa Idea absoluta, además la ha colocado
como Idea de perfección donde el hombre llega a través del Eros, en una
escalera en ascenso, a contemplarla.

2. CONCEPTO DE IDEA PARA PLATÓN

Platón se dió cuenta de que el mundo de los objetos sensibles (objetos


percibidos por los sentidos) era insuficiente para explicar la realidad.
Estaba de acuerdo con Heráclito, en que "todo fluye", pero Platón aplicó
tal afirmación exclusivamente al mundo de los objetos sensibles, de lo
percibido por los sentidos. Por eso, también coincidía con el sofista
Protágoras en la relatividad del conocimiento; pero eso sí, sólo del
conocimiento sensible.
Para Platón la Idea no es un concepto mental, algo que sólo exista en la
mente, sino una entidad. Como el concepto de lo bello, la Idea de Belleza
existe por sí misma, más allá de la mente y con independencia de los objetos
sensibles. Igualmente ocurre con las Ideas de Verdad, Bondad y Justicia.
Las Ideas son inmutables y sólo captables por el entendimiento: para
Platón las Ideas poseen los mismos atributos que el ser de Parménides, esto
es, son inmutables, inmóviles, eternas, simples, únicas, incondicionadas y
absolutas y sólo pueden ser captadas por el entendimiento. Sólo ellas y no los
objetos sensibles existen verdaderamente; el mundo de las Ideas o mundo
inteligible es el mundo real verdadero.

1
De este modo, las Ideas serían causas formales y finales de las cosas: causas
formales porque serían las responsables del carácter de una cosa en general.
Es decir, serían responsables de lo que las cosas verdaderamente son, de su
esencia.

Podemos establecer las características fundamentales de las Ideas para


Platón:
> Tienen existencia real.
> No pertenecen al ámbito del mundo sensible.
> Pertenecen al ámbito del mundo inteligible.
>Subsistentes: Permanecen ante cualquier cambio aparente.
> Su existencia es independiente de los sujetos, por tanto son objetivas.
> Trascienden al mundo sensible y son la justificación de la existencia de
éste.
> Su existencia no tiene ni principio ni fin. Son eternas
>Son inmutables
> No pueden perecer o destruirse.
> Son inmateriales.
> Son Modelos de los que participan las cosas sensibles.
> Se justifica su existencia por sí mismas, sin recurrir a otras entidades
superiores, subsisten por sí solas.

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3. LA BELLEZA PARA PLATÓN

La estética es una constante en el pensamiento de Platón, inmerso en


tradición estética griega, identifica Kalón Agathos1 como una unidad
indisoluble. El Universo es bello y bueno, pero no supone una igualdad con el
bien moral, sino con el bien metafísico, entendido como perfección de la
naturaleza. La cosmología platónica abunda en referencias estéticas que
explican su origen y finalidad. Cada una de las partes que lo componen se
ordenan conforme al bien y la belleza gracias a la inteligencia del Demiurgo, el
supremo artífice del universo, quien tomando las ideas como modelo, ordena
e imprime una forma en la materia desorganizada.
La perfección del universo y su belleza la concibe Platón como orden y
medida, porque es imagen de la belleza de las ideas. Así, nos explica Platón,
que el Demiurgo dio belleza al universo al quitarle imperfección, para lo cual
miró las ideas, las siguió como su modelo y tomó la masa visible, desprovista
de reposo y quietud, sometida a un proceso de cambio sin medida y sin orden,
y llevó las cosas del desorden al orden.
Este acto de llevar la materia del desorden al orden, es el que hizo bellas las
cosas, porque están pensadas para ser buenas: así, Platón nos dice que en un
acto de generosidad “El Dios ha querido que todas las cosas fuesen
buenas…” y por eso quiso que todo dejara la imperfección, razón por la cual
tomó la masa visible, desprovista de reposo y quietud, sin orden, ni medida y
la llevó al orden y medida y esto es hacerla bella.
Por eso, bajo la concepción platónica, la perfección del universo y su
consecuente belleza no es azarosa o accidental, sino que ha sido ordenada por
el Demiurgo, quien por ser inteligente, le imprime inteligencia y le da una
condición de necesidad al universo de que sea bello. De aquí que al ser el
Demiurgo la más perfecta y mejor de las causas, el cosmos hecho por él será
“necesariamente bello y bueno”, pues ha sido producido de acuerdo con lo
que es objeto de intelección y reflexión y es idéntico a sí mismo.
La concepción metafísica de la belleza platónica establece una relación
entre el ser, la bondad y la belleza, por lo cual el Cosmos será bello cuando se
adecua a las ideas que le sirvieron de modelo.
En la medida en que más se acerquen a esta perfección será más bello,
porque lo que está incompleto no es bello.

1
Los filósofos atenienses, le dieron a este término el significado o connotación de
hombre ideal o perfecto. La posesión de la belleza y el bien.

3
En esta visión que tiene Platón, el universo tiende a una finalidad y se
mueve según un orden inteligente, por acción del Demiurgo le fue puesta al
cuerpo el alma inteligente y así se modeló el Cosmos, con el propósito de que
la naturaleza fuera la más bella y la mejor.
El hombre es también parte de este universo encaminado a la armonía y la
belleza, pues recibió al ser creado la inteligencia y el alma por parte del
Demiurgo y habitaba en el mundo de las ideas donde contemplaba la belleza
imperecedera. El hombre está a la belleza.
Para Platón, si por algo vale la pena vivir la vida, es para disfrutar de la
belleza absoluta.
Tanto eros como la belleza sensible, juegan un papel importante en el
pensamiento platónico, y diálogos como el Banquete2 o el Fedro3 nos revelan
que la belleza no es aquello que nos aparta de la felicidad, ni de los fines
propios del hombre, sino que eros es la vía mediante la cual el hombre se
cautiva por la belleza de este mundo, y a la vez, es impulsado gracias a la
contemplación de la belleza de este mundo a reunirse con la belleza absoluta.

De aquí que Platón no desprecie la contemplación de los cuerpos bellos, y


afirme que esta contemplación nos impulsa ya a trascenderla para llegar a un
nivel superior de contemplación. Así, eros y la belleza son la vía de
perfeccionamiento moral.
Platón en el Banquete para concebir y alumbrar se necesita la belleza, pues
en lo feo no se puede generar.
Por otro lado El Banquete, nos habla de la contemplación de la belleza de
este mundo como una vía de ascenso hasta llegar a la contemplación de la
belleza en sí, para lo cual es necesario el perfeccionamiento moral e intelectual
del contemplador.
Platón reconoce en el Banquete que es gracias al amor inicial por la belleza
del mundo sensible, que es posible y necesario ascender a la belleza divina,
razón por la cual el Banquete asume una importancia capital dentro del
desarrollo del pensamiento platónico y nos permite ver junto con Giovanni
Reale4 que la belleza es el puente entre lo sensible y lo inteligible, pues en
cierto sentido es la única realidad metafísica que se hace palpable en el mundo
sensible, las demás son producto de la reflexión y la intelección. En el caso de
la belleza no es así, ella se manifiesta en lo sensible y nos encamina a lo
inteligible.

2
PLATÓN. El Banquete, 262 –265.
3
PLATÓN. Fedro o de la Belleza.
4 G. REALE, Eros, 220 y 225.

4
El Banquete nos relata los niveles de ascenso que sigue el alma a través de
la belleza, y cada uno de estos niveles lleva a un grado mayor de intelección y
contemplación espiritual de la realidad.
De esta manera encontramos que este itinerario por la belleza es el camino
que permite acceder al mundo de las formas, a la realidad inteligible,
abandonando el aspecto material de las cosas. Es importante aclarar que en
este sentido la visión de ascenso de la belleza no está en un despreciar el
mundo, cuanto en penetrar en mayor grado de inteligibilidad a la realidad
metafísica. Sólo así es posible comprender este despreciar el mundo sensible y
abandonarlo, no tanto por el simple hecho de abandonarlo, sino por lo que no
puede ya aportar y satisfacer la inteligencia.
En la visión de Platón, el hombre está llamado a una plenitud mayor que la
de la realidad sensible, por eso, cuando se contempla la belleza del cuerpo, nos
olvidamos de la concupiscencia y se busca ir más allá, pues ante esta belleza
cobra un interés nuestra mirada en algo superior.
Otro elemento intrínsecamente vinculado con la idea de Belleza es el amor,
ya que éste es fruto de aquélla, es decir, la percepción de la belleza conlleva al
estado amoroso, esto es en cuanto el sujeto del objeto; el amor es pues un
atributo, no inmerso en la belleza, sino secuela de ésta.

Platón desarrolla el tema del amor en dos de sus diálogos el Fedro y el


Banquete, en este último nos presenta diversas perspectivas del amor a través
de los interlocutores asistentes al banquete, pero además, en boca de Sócrates,
ofrece un particular modo de concebir el amor que, en cierta manera, se riñe
con los otros atributos de la belleza que hemos tratado.

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4. LA BELLEZA ABSOLUTA

La belleza se considera una propiedad de las cosas que nos hace amarlas
infundiendo en nosotros deleite espiritual. Así pues, si queremos profundizar
en la manifestación de la belleza, tenemos que recurrir a la realidad más
patente y, al mismo tiempo, más misteriosa del Ser.
Pero para llegar a la pura perfección, al esplendor desde la pura forma se
debe antes pasar por una escalera ascendente de la percepción estética hasta
comprender su esencia; es decir, el inicio de la captación de la belleza
suprema y absoluta está en partir de la belleza visible para luego ir
ascendiendo a la intuición de la belleza espiritual culminando con la
contemplación de la belleza suprema en sí.
Dado el carácter que las Ideas platónicas tienen, es evidente e indudable
que Platón veía la belleza no como algo meramente subjetivo, sino como algo
objetivo y real. La belleza de las cosas particulares, ya sean objetos, hombres,
poemas, lo es en virtud de su participación en la Idea de Belleza. Así, las
cosas bellas serían materiales y la belleza en sí sería inmaterial; las primeras
pertenecerían al mundo sensible y serían captadas por los sentidos y la
segunda pertenecería al mundo inteligible y sólo será aprehendida por la
inteligencia.
En el Banquete Platón coloca como intermediario a Eros5, pues manifiesta
que es éste quien conducirá al filósofo hasta la verdadera ciencia, la cual
consistirá en la contemplación de “lo bello en sí” y para ello se esfuerza
Platón, en boca de Sócrates, por caracterizar esa Idea de Belleza mediante
diversas determinaciones negativas, método que le permite ir desbrozando la
Idea hasta llegar a su descubrimiento, es decir, si bien no exponen que es, al
menos establecen lo que no es la Idea en cuestión.

Comienza pues indicando que la belleza no es un rostro; no tiene manos, ni


es nada corporal, ni ninguna otra cosa que pertenezca al cuerpo; no se trata
tampoco de un razonamiento, señala que es inmutable, pues no existe en
ningún otro ser.
Ahora bien, si bien es cierto esto, también Platón reconoce que hay una vía
a seguir para llegar a la contemplación de lo bello en sí, una iniciación, un
ascenso a través de etapas dialécticas:

5
PLATON, El Banquete ,148.

6
Primero nace el amor a la belleza corporal, es una educación estética, se
ama un cuerpo y más allá se ve que lo bello no está circunscrito a un solo
cuerpo, es ver que la belleza de un cuerpo es hermana gemela de la del otro, y
no solo los seres humanos, mujeres y hombres son bellos, hay belleza en todo
ente.
Llega en segundo lugar el amor a la belleza de las almas, a la belleza moral, a
la conducta, y es una belleza mucho más preciosa. A partir de ahora se es ya
capaz de reconocer lo bello en todas las actividades y leyes, y se desarrolla el
amor al conocimiento, amar las proyecciones del espíritu, las artes nos
conducen a lo supremo: el amor a lo bello, que se ofrece de repente cuando
se ha recorrido el camino anterior.6
Esta iluminación, en el hombre se produce una vez ha comprendido toda la
escala de los valores estéticos, sin embargo, hay que acotar, que también viene
dada como una revelación, y toda revelación supone una unión directa con el
principio universal, esta chispa universal se encenderá desde dentro de nuestro
ser, y el camino de iniciación que ha de tomarse no es otro que el del Amor, y
siendo el más noble y más inmediato para dicho ascenso, el del Amor a la
Sabiduría.

6 Ibid., 172.

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5. EL ARTE SEGÚN PLATÓN

Platón cuando determina la esencia, la función y el rol que ha de cumplir el


arte solo se preocupa de establecer cuanto valor de lo verdadero posee éste, es
decir, cuanto se acerca a la Verdad, en cambio pasa por desapercibido si
aporta algún beneficio al hombre, o si acaso porta algún valor educativo. Y es
que ciertamente a este respecto Platón ofrece una respuesta completamente
negativa, pues, para él el arte no es propicio para desvelar la Verdad, más bien
es considerado un velo, no aporta ningún beneficio al hombre, más bien lo
corrompe puesto que es falsedad y por ende no transmite ningún valor
educativo, más bien todo lo contrario.
En su escritos Platón tiene una postura negativa frente a la poesía,
considerándola inferior a la filosofía, pues el poeta no es tal ni por la vía de la
ciencia, ni del saber sino por un instinto irracional. El poeta cuando compone
su obra, está inspirado, fuera de sí, es invadido por un dios, y por ello es
inconsciente, ignorante, no sabe dar razón de aquello que hace, ni tampoco
sabe mostrar a otros cual es el procedimiento.
No obstante Eriximaco pone de manifiesto y aprueba la doble naturaleza
de Eros que establece Pausanías y demuestra que esta realidad no se limita a
la reacción del alma humana ante la belleza, sino que es visible en toda la
naturaleza y en las artes.7
Más precisas y determinantes son las concesiones que Platón expresa en el
décimo libro de “La República” allí expone que el arte en todas sus
manifestaciones (ya sea poesía, arte pictórico o artes plásticas) es simplemente,
una imitación de cosas y sucesos sensibles; pues sea la poesía o el arte
figurativo, describen hombres, cosas, hechos y sucesos de varios géneros
buscando reproducirlos mediante palabras, colores, relieves, etc. pero ya
sabemos que las cosas sensibles son, desde un punto de vista ontológico, no el
verdadero Ser sino su imitación y por tanto distan de la Verdad en la medida
en el cual la copia dista mucho del original.
Ahora bien, si el arte es imitación de las cosas sensibles, entonces tal arte
no es más que una imitación de una imitación, una copia que reproduce a otra
copia, y por tanto viene a estar alejada de lo verdadero aún mucho más de
cuanto lo están las cosas sensibles, así pues se puede afirmar que se aleja
enormemente de la Verdad.

7 PLATÓN, El Banquete, 169.

8
Además Platón descubre qué efectos producen las artes en los hombres y
en cuanto a esta problemática se perfilan al menos dos aspectos:
Los placeres serán condenados, a causa de sus perniciosos efectos sobre el
carácter. Platón está convencido que el arte no va dirigido a la mejor parte de
nuestra alma, sino al contrario, nos conduce al vicio, a la inmoralidad.

6. BELLEZA Y PROPORCIÓN

Para Platón la belleza tenía que ser atemporal, perfecta y que, por supuesto
partiera de las ideas que constituyen el origen de todas las cosas «belleza en sí»,
pues ya que ésta constituye uno de los trascendentales, o bien es el resultante
de la esencia del Ser, pues resulta de los demás trascendentales (Unidad,
Verdad, Bondad) como su perfección y, como vimos, reside en la
concordancia de éstos, concordancia a la que corresponde la armónica
compenetración de un cierto conocer contemplativo. Por tanto en la belleza,
el Ser y el espíritu descansan porque se han encontrado de manera perfecta.
La medida y la proporción constituyen belleza y excelencia y ya que la
belleza es, o depende de la medida se le asigna un elevado puesto en la lista
final de los bienes. Así pues, cuando un ente está proporcionado entre todas
sus partes, y entre todas sus partes hay que considerar también su Idea, es
decir esa armonía entre forma y esplendor, se puede considerar bello, ya que
se encuentra cercano a la perfección.
Si llevamos esta concepción a la naturaleza humana, resultará que dicha
armonía o proporción con su Idea más pura no es otra cosa que la apoteosis
o deificación humana, es pues, la asimilación de la divinidad por medio de la
contemplación de la Belleza en su ápice culminante y comprender o avistar tal
Belleza es ya traspasar el umbral físico hacia la mística del Ser.
A manera de conclusión, hay que destacar que el contexto tanto histórico
como cultural de nuestro filósofo está marcado por la perfección y el
estereotipo humano, siempre perfecto, armónico y por supuesto
proporcionado. Ninguna manifestación en la antigua Grecia carece de
proporción, todo estaba planeado para mostrar un ideal de belleza, un canon
de simetría y extensión, de orden y límite, y aquello que no entrara en este
cánon, no era considerado bello8. Y ciertamente estas concepciones

8 A. CAPPELLETTI , La Estética Griega.

9
imperaron a lo largo de los siglos en toda Europa y que por supuesto ha
marcado nuestra manera occidental de percibir la belleza.
Platón, en su concepción de la belleza y el arte, expresa la relevancia que le
confiere a ambas para él, lo bello es el resultado de un proceso de ascensión
que van a experimentar las almas, partiendo de las bellezas sensibles hasta el
encuentro con una realidad verdadera a través de la contemplación, lo cual
permite experimentar el conocimiento de las esencias.
La Belleza absoluta es trascendental y es a través de su contemplación es
como llegamos a vislumbrar la Verdad
Las manifestaciones artísticas en cambio, están ligadas a la esfera terrenal o
visible, ubicándose en el último escalafón del conocimiento debido según el
filósofo, a ser imitaciones o imágenes de las imitaciones del mundo sensible,
las cuales a su vez son reflejos de los arquetipos que se encuentran en el
mundo de las Ideas y que constituyen la base doctrinal de Platón.
El arte al estar constituido por signos aparenciales, pierde el carácter
unívoco para prestarse a la confusión. Por tanto, Platón subordina el arte y en
cierto modo lo considera fuente de engaño e irracionalidad.
Su teoría de las ideas, y su particular universo, tendrán sin duda gran
repercusión en movimientos filosóficos posteriores e incluso dentro del
cristianismo.

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BIBLIOGRAFÍA
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1965.

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REALE, G., Eros, demonio mediador, Editorial Herder, Barcelona 2004.

VERNEAUX, R., Textos de los Grandes Filósofos. Edad Antigua, Editorial Herder,
Barcelona 1982.

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ÍNDICE

1.INTRODUCCIÓN.........................................................................................................1

2. CONCEPTO DE IDEA PARA PLATÓN......................................................................1

3. LA BELLEZA PARA PLATÓN...................................................................................3

4. LA BELLEZA ABSOLUTA..........................................................................................6

5. EL ARTE SEGÚN PLATÓN.......................................................................................8


6. BELLEZA Y PROPORCIÓN.......................................................................................9

7. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................11

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