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TEORÍAS FILOSÓFICAS PARA ENFRENTAR LA PROBLEMÁTICA

ECONÓMICA ACTUAL

El liberalismo, amparado bajo la filosofía de ADAM SMITH, Malthus, David


Ricardo entre otros, se fundamenta sobre la base de la exaltación del interés
individual, la propiedad privada, autorregulación de los mercados, ventaja absoluta
por la división y especialización del trabajo, que actualmente se evidencia en la
posibilidad de que los países compitan internacionalmente (principio de la Ventaja
Comparativa) lo que permite reducir el precio de bienes y productos, el precio de
acuerdo a la cantidad de mano de obra incorporada y a la interacción entre la
oferta y la demanda, pero sobre todo, uno de los principios fundamentales era la
no intervención del estado en la economía.

Sin embargo, uno de los principales problemas que encontró esta teoría, fue el
aumento indiscriminado de la población, lo que hace que los recursos naturales y
los alimentos disminuyan generando escasez y hambruna y para contrarrestar esa
situación, se propusieron ideas como infundir la celebración de matrimonios a
edades tardías, disminuir los salarios para que no se pague más de lo “justo” y así
el excedente sea destinado a la acumulación de ganancias del capitalista,
propiciación de guerras, pestes y enfermedades para evitar el incremento de la
natalidad, de lo contrario, los países entrarían en ruina. En ese sentido, era
importante no brindar ayudas a los pobres por cuanto ello contribuía al
sedentarismo y crecimiento de la población, según David Ricardo y Malthus.

Frente a estos planteamientos podemos decir que existe una contradicción entre
las ideas liberales y la realidad vivida en aplicación de su régimen, puesto que se
fundamenta sobre bases ilusorias, en su anhelo de buscar un mundo perfecto,
pero en realidad lo que se evidencia en su querer es lograr que los ricos sean más
ricos y los pobres sean más pobres, por eso, los postulados liberales no son la
solución para la problemática actual, máxime cuando a lo largo de los años hemos
visto el rotundo fracaso en su aplicación.

Por su parte, el Socialismo es un sistema de organización social y económica que


se basa en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de
producción y se propone que progresivamente las clases sociales desaparezcan,
pero se centra en reformas sociales realizadas en el seno del capitalismo.

Entre sus primeros teóricos se encontraban el aristócrata francés conde de Saint-


Simón, Charles Fourier y el empresario británico Robert Owen quienes, como
otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas, según
las cuales el capitalismo constituía una injusticia, pues se explotaba a los
trabajadores, los degradaba, transformándolos en máquinas o bestias y permitía a
los ricos incrementar sus rentas y fortunas, mientras los trabajadores se hundían
en la miseria, por ello, el socialismo suponía una reacción al extremado valor que
el liberalismo concedía a los logros individuales y a los derechos privados, a
expensas del bienestar colectivo.
Gracias a Karl Marx y a Friedrich Engels, el socialismo adquirió un soporte teórico
y práctico a partir de una concepción materialista de la historia. El marxismo
sostenía que el capitalismo era el resultado de un proceso histórico caracterizado
por un conflicto continuo entre clases sociales opuestas.

El socialismo ha seguido estando limitado a Europa occidental o a países cuya


población es o ha sido de origen europeo, como Australia, Nueva Zelanda, Israel o
varios países latinoamericanos. La principal excepción la constituyen los Estados
Unidos, donde nunca ha existido un partido socialista importante. Los
socialdemócratas creían que un crecimiento económico continuado serviría de
apoyo a un floreciente sector público, aseguraría el pleno empleo y financiaría un
incipiente Estado de bienestar. Estos supuestos eran a menudo compartidos por
los partidos conservadores o democristianos y se ajustaban de una forma tan
estrecha al desarrollo real de las sociedades europeas que el periodo
comprendido entre 1945 y 1973 ha recibido a veces el nombre de ‘era del
consenso socialdemócrata’.

El creciente desempleo, sin embargo, debilitó a los sindicatos y, al hacer aumentar


la pobreza y los problemas con ella asociados, hizo que la protección social del
sistema del bienestar fuera mucho más costosa de lo que lo había sido en los días
del pleno empleo. Mantener los niveles de bienestar con una tasa elevada de
desempleo exigía un alto nivel de impuestos, medida que no gozó del favor de los
ciudadanos.

Finalmente, no soy yo quien pueda hablar con contundencia de hacia dónde


debemos ir para lograr en definitiva un mundo con más igualdad y legalidad, pero
en mi concepto, considero que una buena propuesta para solucionar la crisis
económica mundial es plantear un nuevo esquema político que plantee un cambio
en el pensamiento del individuo, infundiendo la aplicación de valores humanos y
políticos, principalmente la solidaridad, lealtad y respeto por la dignidad humana,
que se evidencien en el mérito y la integridad personal, lo cual se traduciría en un
desarrollo humano con calidad de vida y una comunidad sostenible.

En ese sentido, se hace necesaria la intervención limitada del Estado, que regule
el derecho de propiedad, la producción, el intercambio y consumo de bienes,
servicios materiales y monetarios.

Es así como, en virtud de las condiciones actuales del desarrollo de la economía,


se deben fortalecer los mercados nacionales y los convenios internacionales,
propendiendo por un adecuado manejo, explotación y conservación de los
recursos; así mismo, se hace necesario garantizarle a las personas mejores
condiciones laborales y remuneración salarial, realizar un control sobre el capital y
sobre los precios de la canasta familiar y demás productos de consumo, para
evitar la pobreza extrema.
REFLEXIÓN PROBLEMÁTICA ECONÓMICA

EN LA MATERIA DE:

PENSAMIENTO ECONÓMICO

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