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“Eres como el tiempo incontrolable igual que siempre”

Porque tomo el paraguas y entonces es que no llueve.


Un piano bar, fuera, una lluviosa y gris ciudad, en vuelta en una ligera neblina.
Dos amantes tienen una cita a las seis. Al llegar alguien toca un saxo mientras
una ligera brisa golpea ambos rostros.
Cine clásico total.
El abecedario es una obra de amor, (quizás podría ser hasta la nuestra), cada
letra tiene una historia diferente. La “A” vive cansada de ser la más usada en mi
idioma y por ser junto a la J una muletilla en lo mensajes de textos, o sea, Aaaaah
y jjjjj.
Perdonen, un momento, acabo de darme cuenta de que son 27 letras y no tengo
tiempo para eso. Mejor cambiamos de tema.

En las nubes siento que floto, desde allá arriba todo se ve tan pequeño , y tú
sigues tan grande. Duele pensar que te perdí en una partida de dados. Nunca debí
tomarme la vida como un juego, sé que no cumplí mis promesas, entiende que
podría estar escribiendo un tópico de quinientas páginas para lograr tu perdón,
pero prefiero esos siete nombres que provocan siete emociones diferentes.

Sé cómo el lunes, porque de tanto ser odiado aprendió a amarse a sí mismo; el


martes, es un día de pensar, en ellos, solo pasa por cabeza el hecho de que restan
cuatro días para que se termine todo. Nunca intentes ser un miércoles, justo en el
medio de todo, y molestando con un día eterno. Oigo el nombre jueves y siempre
de mis ojos sale una lagrima, mi corazón se rompe en mil pedazos; el jueves es
un día olvidado, apenas alguien lo menciona, vive bajo la sombra de un viernes
efímero, porque ese último día es una venus, irradia una falsa satisfacción, mas,
yo no cambio mi jueves por nada. Es mi ella, es ese amor que a primera vista
resulta sombrío, es ese amor que conoces poco a poco, es ese amor, tan
inesperado que resulta único.
Todos tenemos esa felicidad hacia el sábado, queremos comernos el mundo en
23 horas, 56 minutos y 4,0905 segundos; es un día perfecto, salvo cuando le das
muchas vueltas al futuro. En el sábado déjate llevar por tus impulsos: roba un
libro, ama sin importar a quien, olvídate de los por qué y de la semana que está
al doblar de la esquina. En fin, ten tu propio romance antes de que llegue tu
amor-odio hacia el domingo. Es que este agobia, todos le echamos en cara que
es ingrato. Él nos demuestra que todo es pasajero, tanto lo bueno como lo malo;
de los domingos aprendí que el día tiene sombras y que, en la noche, siempre hay
algo de luz.
Vive como esos siete días; olvídate que fue del ayer, no pienses en el mañana y
ama nuestro presente como yo amo a mi jueves.

Por si te queda alguna duda: tú eres mi día a día, tu eres el intermedio entre
el miércoles y el viernes, tu eres quien empieza con una “J” que nunca será
reiterativa.

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