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Villa Giardino, 27 de abril de 2021

Presentación Audiencia Pública: Alternativa Ruta N 38 - Tramo Variante Costa Azul - La


Cumbre

Buenos días a todxs,

Mi nombre es Cecilia Cargnelutti, soy pobladora y vecina de Villa Giardino, valle de Punilla de la
provincia de Córdoba.

Primero que nada, porque mi palabra es también palabra de muchos/as, vengo a expresar ante
todo la INVALIDEZ DE LA PRESENTE AUDIENCIA ya que se ha vulnerado nuestro Derecho
Humano a la información y al verdadero proceso de participación ciudadana, que debe existir
antes de una audiencia pública. Agravado esto por las nuevas condiciones restrictivas, tanto de
inscripción (CiDi2), como su modalidad (virtual) que implica disponer de conocimientos y
tecnología que no todos tienen. Esta Audiencia debe ser declarada INCONSTITUCIONAL por la
autoridades administrativas y judiciales pertinentes, en cumplimiento del mandato del art. 41 de la
Constitución Nacional, así como por la violación a los Principios de Igualdad, Transparencia,
Progresividad y No Regresión. También denunciar la violación del art. 16 CN, art. 19 - Ley
General de Ambiente y Ley 27.566 - Acuerdo de Escazú. Solicitamos asimismo, al Sr. Secretario de
Ambiente que rechace el estudio de impacto ambiental de conformidad a lo establecido en el
artículo 17 de la ley 10.208.

Hoy es un día hermoso de otoño, y podría estar tomando mate, o trabajando tranquila en lugar de
estar hecha una bola de nervios en este espacio, entonces me pregunto ¿por qué estoy acá? ¿Por
qué estoy acá opinando y preguntando sobre un proyecto de ingeniería civil, de rutas? La verdad es
que nunca fui muy buena con las respuestas, pero si puedo hacer muchas preguntas.

Por ejemplo ¿En qué momento para ejercer nuestra ciudadanía tuvimos que convertirnos en
expertos/as de todo? ¿En qué momento pasamos a dedicar nuestro tiempo a investigar sobre
ecosistemas, ingeniería, energías hídricas, geología y tantas cosas de las que cada vez más tenemos
que leer y aprender para hacer defender nuestros derechos?

Y como venimos acostumbrados a preguntarnos, me pregunto, ¿será este proyecto de autovía


parecido a lo que vivieron los/as vecinos/as de Santa Fé en el 2003? Porque cuando el 29 de abril de
ese año el agua empezó a entrar en la ciudad, en una inundación que se llevó la vida de 158
personas y dejó casi la mitad (la más pobre, claro) bajo el agua, los vecinos/as comenzaron a
evacuar cuando el gobierno dijo “no se preocupen, las bombas de agua están funcionando” y ahí
supieron que debían irse. Porque esa sí era una obra perfecta de ingeniería, de rutas… perfecta salvo
que para no arruinar un hoyo de una cancha de golf la obra no llegó a terminarse como debía.
Entonces el agua entró, pero nunca pudo salir de la ciudad. Las canchas de golf. Punilla sabe bien
cuánto cuesta cada una de ellas.

Y me pregunto, ¿será este proyecto de autovía parecido al Camino del Cuadrado? Porque en 2008 /
2009 cuando los vecinos/as de Punilla decían que el Camino del cuadrado estaba mal trazado, y
proponían alternativas, y presentaban estudios geológicos el gobierno nos dijo “no se preocupen,
dejemos a los/as que saben”. Y desde entonces como estado gastamos millones arreglando al
infinito lo in-arreglable, además de comprometer y dañar las fuentes de agua de la reserva de
Vaquerías; como si nos sobrara agua, nos sobrara monte y nos sobraran reservas.
Y me pregunto, ¿pasará con este proyecto de autovía como cada cosa que sucede con los incendios?
Porque desde que vivo en este valle, veo pasar junto a los/as vecinos/as una tras otra las llamas. Y
porque los/as pobladores no dejamos de agarrar chicotes, y baldes, y vemos con desesperación al
fuego - como sucedió una vez más el año pasado- arrasar nuestro monte y nuestra diversidad.
Porque durante dos meses nos desesperamos denunciando y apagando; y los recursos siempre
fueron escasos, y los bomberos siempre voluntarios (en una de las provincias con mayor indice de
incendios del país)… pero escuchamos a nuestroa gobernantes hablar de “catástrofes” y agredecer a
dios por la lluvia salvadora… cuando ya habíamos perdido todo, hasta la vida de dos personas.
Porque los relatos son los mismos “llamamos, pero nadie vino, y el fuego (que era chiquito ahí) se
fue para allá, y todos sabemos que si se va para allá no se para más…

Y me pregunto, ¿Será esta autovía como la misma autovía del 2018, sólo que más al oeste?

Varios expositores en esta audiencia, algunxs funcionarios es decir que actualmente toman
decisiones sobre la vida de los/as pobladores, nos pidieron estos días “confianza”, “fe”… Pero ante
estas grandes obras, no cabe la “fe”… yo confío en el conocimiento, en las preguntas, y en las cosas
que ya SI sabemos como pobladores de estas tierras. Por todo eso estoy acá una mañana hermosa de
otoño, hecha un manojo de nervios.

Como dije, lo mío son las preguntas. Así que me pregunté desde dónde hablar en una audiencia
pública. Soy muchas cosas, y somos muchas cosas todos/as. Pero para lo público de esta audiencia
elegí hablar y preguntar desde algunas identidades que están atravesadas por este proyecto, y que
no son sólo mías.

Como cordobesa puedo preguntar por esta autovía. Crecí en un pueblo que fue perdiendo su
diversidad de todo tipo en el monocultivo de la soja y vivo en otro que va perdiendo color en el
monocultivo del turismo. Desde que nací he visto a esta provincia dejando de ser paisaje para ser
postal, perdiendo territorio verde y apostando al cemento y al paisajismo mal iluminado. Invitamos
a personas de todo el país a visitarnos, les ofrecemos accesos rápidos con esta autovía. Y me
pregunto ¿qué los invitamos a visitar si no queda monte? ¿A quiénes beneficia este acceso rápido?
Porque sin fuentes laborales estables y dignas, nosotros pobladores de este espacio no tenemos a
dónde ir.
Vendemos postales. Vendemos la viejita yuyera, el arriero del campo, vendemos nuestra tonada.
Uso bien la palabra: vendemos. ¿qué venderemos cuando no haya yuyos, cuando no haya campo,
cuando no quede de qué reirnos?

Como docente puedo preguntar por esta autovía. En muchas exposiciones se habló de la autovía
para potenciar el turismo y las fuentes de laborales. Trabajo en la modalidad de jóvenes y adultos
hace 12 años, 10 en este pueblo de Punilla. Hace frío de noche, a veces gotea en la escuela. Los/as
estudiantes permanentemente están sin trabajo, o trabajan horas excesivas durante pocos meses, y
después el invierno crudo sin otra opción que esperar o emigrar. Trabajos precarios, en negro, sin
cobertura social, ni posibilidad de reclamar mejores sueldos porque “ya sabe profe, si no llaman a
otro/a y si no trabajo ahora que hago”. Uno de los primeros relatos que escuche fue de una alumna,
mayor, que trabajaba en un hotel del pueblo. La metieron en un placard hasta que se fuera una
inspección de empleados. Un hotel grande, orgullo de la localidad. Y me pregunto ¿esta autovía
hará que yo no escuche más esas historias? ¿traerá más empleo de calidad? ¿Dejarán nuestros
jóvenes de irse porque no hay opciones diferentes al turismo que solo les da como alternativas
empleadas de limpieza, mozos/as o jardineros/as, todos temporales? ¿Cuáles son las otras apuestas,
otras formas de generar empleo, a otras formas de industria sustentable, otras formas de generar
alimento? ¿Volverá la Huerta Grande a Punilla? ¿O seguiremos rogando a que nos “funcione” la
temporada, sabiendo que siempre funciona para pocos?
¿Cuántos emprendimientos podrían consolidarse con 100 millones de dólares?
¿Dejaré de escuchar estos relatos de la precariedad cuando la autovía nos llene de luces de colores
la noche de las sierras?

Como vecina puedo preguntar por esta autovía. Una señora del barrio me pregunta que “cuándo
voy a Córdoba, que capaz que si paso por ahí, que la pueda llevar porque acá no llegan los remedios
de su hermano”. Porque para ir al especialista hay que ir a Córdoba. Porque hay que ir una vez para
sacar turno, y otra para atenderse, si hay suerte. Y porque el pasaje de un transporte más o menos
rápido cuesta hoy cerca de $1000.00 ir y volver a la ciudad capital. Pero con la autovía nos
prometen llegar más rápido. Entonces me pregunto ¿esta autovía permitirá tener atención médica
cercana o tendremos que seguirnos trasladando a una ciudad que no alcanza en atender a sus
propios habitantes? ¿Por qué queremos que la ambulancia llegue rápido a la ciudad, como dicen
algunos argumentos, cuando la lógica indica que debe haber atención precisa, de calidad y pública
dentro del valle de Punilla, cerca de donde está su población? ¿Pagará la autovía mejor a los/as
médicos/as para que elijan trabajar en el valle? ¿Pagará la autovía mis pasajes cuando pueda llegar
rápido? ¿Pagará los de mi vecina? ¿Llegarán más rápido sus remedios? ¿Habrá ambulancias que
puedan ir más rápido o seguiremos sin tener acceso?
¿Cuántos recursos médicos se comprarían con 100 millones de dólares?

Y dejé de lado incluso hablar como ser humana que observa destruir el ambiente. Ya hablaron
científicos/as comprometidos con el monte. Dura tarea la suya. Y hablo poco porque esa parte duele
el doble. ¿Qué diría Don Ata?, ese que llevamos a todo el mundo como “nuestro”, ese que
nombramos para que nos conozcan... ¿qué diría Don Ata de este trato al río, a la piedra, al árbol?
¿De qué madera llorarán sus canciones? Y ahí llego, porque ahí las preguntas se me hacen silencio
y nudo.
¿Cuántas vidas podrán comprar con 100 millones de dólares?

Córdoba, Corazón de mi país. Regionalismo mal entendido, soberbia del desarrollo insostenible,
insustentable. Si fuéramos el corazón deberíamos marcar el pulso, el ritmo. Pero Córdoba, con
obras inconscientes y necias a las advertencias, no es el pulso. Es el centro del desangre.

Tal vez estén cansados de tantas manifestaciones y preguntas.


Nosotros, nosotras y nosotrxs también.
Y exigimos respuestas.

Muchas gracias.

María Cecilia Cargnelutti

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