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Carta pública al Sr. Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti de Alicia H.

Barchuk, ex Docente-
Investigadora universitaria, Ingeniera Agrónoma, Consultora Ambiental y Ciudadana en defensa de
los derechos de los bosques nativos. Número de sticker 61969011150520.

Córdoba, 17 de diciembre de 2020.

Al Sr. Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti


S./D.

Ref.: Aportes para la restauración de los bosques nativos serranos de la


provincia de Córdoba

Visto la noticia de que el Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y su par de


Misiones, firmaron un convenio de colaboración en proyectos de investigación, desarrollo y
promoción forestal y prestación de servicios científico-tecnológicos, basados en una política
de reforestar áreas afectadas por los incendios con una inversión de $10 millones de pesos
para que se críen en una biofábrica de Misiones 250 mil semillas de algarrobos (Prosopis
alba) recolectadas en Córdoba para su germinación.
Considero que esta acción que se va a iniciar como restauración, está completamente
apartada del espíritu de la Ley de PRESUPUESTOS MINIMOS DE PROTECCION
AMBIENTAL DE LOS BOSQUES NATIVOS Ley 26.331 (y su decreto reglamentario), de
los conocimientos que proporciona la ciencia ecológica y el conocimiento tradicional
popular. Estos últimos brindan la experiencia necesaria para colaborar con la naturaleza en
la recuperación de los bosques nativos de la provincia de Córdoba.
Según el Decreto reglamentario de la Ley 26.331, Art. 2: “Quedan comprendidos en
el concepto de bosque nativo, aquellos ecosistemas forestales naturales en distinto estado de
desarrollo.” En la ciencia ecológica, estado de desarrollo implica reconocer que los
ecosistemas forestales van atravesando diferentes etapas sucesionales hasta alcanzar un
máximo estado estable; mientras en su trayectoria, el ecosistema va aumentado su
biodiversidad, biomasa y productividad primaria, y se hace cada vez más complejo y auto-
organizado. Obviamente, cabe aclarar que un ecosistema bosque dista muchísimo de una
plantación forestal.
En el artículo Art. 2º de la Ley 26.331, dice: “ considéranse bosques nativos a los
ecosistemas forestales naturales compuestos predominantemente por especies arbóreas
nativas maduras, con diversas especies de flora y fauna asociadas, en conjunto con el medio
que las rodea - suelo, subsuelo, atmósfera, clima, recursos hídricos-, conformando una
trama interdependiente con características propias y múltiples funciones, que en su estado
natural le otorgan al sistema una condición de equilibrio dinámico y que brinda diversos
servicios ambientales a la sociedad, además de los diversos recursos naturales con
posibilidad de utilización económica. Se encuentran comprendidos en la definición tanto los
bosques nativos de origen primario, donde no intervino el hombre, como aquellos de origen
secundario formados luego de un desmonte, así como aquellos resultantes de una
recomposición o restauración voluntarias.” Si se analiza el concepto de secundario, hace
referencia al tema de que un bosque una vez degradado por desmonte con maquinarias, fuego
u otros disturbios, su recuperación natural se produce a través del proceso de la sucesión
secundaria, que se define como aquel proceso mediante el cual la vegetación vuelve a crecer
en un sitio que ha sufrido un disturbio. En términos generales, la sucesión secundaria se ve
influenciada por eventos probabilísticos, por la biología de las especies remanentes al

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disturbio, por las interacciones entre plantas y animales, es decir, por los componentes
bióticos (vegetación), y abióticos (tipo de suelo, clima) del lugar. Estos factores determinan
que en una etapa dada de la sucesión se tenga una determinada composición florística
(trayectoria). Estos factores influyen además, en la velocidad a la que un bosque recupera su
estructura (estratos arbóreos, arbustivos, herbáceos, musgos, epífitas, entre otros) y
funcionamiento (flujo de energía, ciclos de nutrientes y agua) originales. La sucesión puede
ser visualizada como un “continuo”, que parte desde una etapa inicial que depende de los
factores que gobiernan el proceso de colonización inicial: rebrotes, momento de llegada de
semillas, presencia de semillas viables en el suelo, tipo de sustrato, etc. (Walker y Chapin III,
1987).
La Ley 26.331 en el Art 1º firmemente “establece los presupuestos mínimos de
protección ambiental para el enriquecimiento, la restauración, conservación…”, y en el Art.
12 inc. “d” del Capítulo 4: Programa Nacional de Protección de los Bosques Nativos,
dictamina o hace énfasis en “d) Promover planes de reforestación y restauración ecológica
de bosques nativos degradados…”; lo que indica es que de acuerdo a las definiciones de
sucesión secundaria, se debe promover planes de restauración a escala predial y regional que
se basen en los conceptos de sucesión secundaria donde las intervenciones se deben sustentar
en procesos naturales ecológicos.
Si bien en el Artículo n° 24 inc. c, referido al Capítulo 6 Evaluación de Impacto
Ambiental dice: “c) Plan de manejo sostenible de los bosques nativos, comprendiendo
propuestas para prevenir y mitigar los impactos ambientales adversos y optimizar los
impactos positivos, acciones de restauración ambiental y mecanismos de compensación,
medidas de monitoreo, seguimiento de los impactos ambientales detectados y de respuesta a
emergencias;” es necesario aclarar que este artículo hace referencia o está ubicado en el
contexto de evaluación de impacto ambiental ante posibles cambios de usos del suelo. Por lo
que no es apropiado que el gobierno de la provincia se refiera a mecanismos de compensación
a las acciones previstas por la misma para restaurar los bosques incendiados a través de
forestaciones. El mecanismo de acción muestra una perspectiva muy reduccionista con
respecto al bosque nativo.
En realidad, gran parte de la zona incendiada pertenece a las Categorías: I, Roja de
Alto Valor de Conservación y II, Amarilla de Mediano Valor de Conservación, según la Ley
Provincial de Ordenamiento Territorial de Bosque Nativo n° 9814. De acuerdo al artículo n°
40 de la Ley Nacional n° 26.331, las zonas incendiadas no cambian la categoría de
conservación definido en el ordenamiento territorial, y por lo tanto la provincia de Córdoba
debe asegurar la restauración del bosque a perpetuidad, y esto también lo determina la Ley
provincial n° 9814 (Art. 30). Además, para el ordenamiento territorial de la recuperación de
los bosques nativos pos-incendios deben aplicarse los Criterios de Sustentabilidad Ambiental
enunciados en el Anexo de las Leyes 9.814 y n° 26.331, tanto los de conectividad de bosques
como el de valor que tienen las cuencas hídricas de la sierras de Córdoba:
1. “Superficie: es el tamaño mínimo de hábitat disponible para asegurar la
supervivencia de las comunidades vegetales y animales. Esto es especialmente importante
para las grandes especies de carnívoros y herbívoros.”

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2. “Vinculación con otras comunidades naturales: Determinación de la vinculación


entre un parche de bosque y otras comunidades naturales con el fin de preservar gradientes
ecológicos completos. Este criterio es importante dado que muchas especies de aves y
mamíferos utilizan distintos ecosistemas en diferentes épocas del año en búsqueda de
recursos alimenticios adecuados.”
3. “Vinculación con áreas protegidas existentes e integración regional: La ubicación
de parches de bosques cercanos o vinculados a áreas protegidas de jurisdicción nacional o
provincial como así también a monumentos naturales, aumenta su valor de conservación, se
encuentren dentro del territorio provincial o en sus inmediaciones. Adicionalmente, un
factor importante es la complementariedad de las unidades de paisaje y la integración
regional, consideradas en relación con el ambiente presente en las áreas protegidas
existentes y el mantenimiento de importantes corredores ecológicos que vinculen a las áreas
protegidas entre sí.”
4. “Conectividad entre eco regiones: los corredores boscosos y riparios garantizan
la conectividad entre eco regiones permitiendo el desplazamiento de determinadas
especies.”
9. “Potencial de conservación de cuencas: consiste en determinar la existencias de
áreas que poseen una posición estratégica para la conservación de cuencas hídricas y para
asegurar la provisión de agua en cantidad y calidad necesarias. En este sentido tienen
especial valor las áreas de protección de nacientes, bordes de cauces de agua permanentes
y transitorios,… las áreas de recarga de acuíferos, los sitios de humedales o Ramsar, áreas
grandes con pendientes superiores al 5%, etc.”
La superficie estimada afectada por incendios, reportados entre el 01/01/2020 y el
15/10/2020, de acuerdo al informe realizado por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego,
es de 315.944 hectáreas. El 95 % de los incendios ocurrieron entre los meses de julio y
octubre (Mari y Pons, 2020). Fue considerado uno de los 10 incendios forestales más grandes
del mundo en el año 2020. En la mayor parte de la zona incendiada, los bosques nativos
pertenecían a un territorio de alto valor de conservación por su valor de conectividad y
protegían cuencas con pendientes superiores al 5 %, situación que genera alto riesgo de
erosión hídrica, y la pérdida del funcionamiento hídrico a escala de cuenca y de los servicios
ecosistémicos que brindan aquellos para la vida humana.
Desde un punto de vista político es importante considerar, en el tema de las
restauraciones ecosistémicas, que los objetivos de las acciones deberían apuntar a la
recuperación de los servicios ecosistémicos de los bosques nativos. La relevancia de los
servicios ecosistémicos están declarados en la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de
Protección Ambiental n° 26.331 y en los acuerdos realizados en las convenciones
internacionales de Biodiversidad y Cambio Climático a las que Argentina ha adherido
mediante leyes. Cabe aclarar que a partir de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio
(Millennium Ecosystem Assessment – MEA, 2005) los servicios ecosistémicos se agrupan
en cuatro categorías:
a- Soporte (Biodiversidad). La biodiversidad es fundamentalmente necesaria
para producir todos los demás servicios, incluyendo la producción primaria, formación y
retención de suelos, producción de oxígeno, ciclo de nutrientes, entre otros.

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b- Regulación (Flujo de energía, Ciclos de nutrientes y agua). Servicios


derivados de la regulación de los procesos ecosistémicos: mantenimiento de la calidad del
aire, regulación del clima, regulación del ciclo hidrológico, control de la erosión, mitigación
de riesgos, control biológico, control de plagas y polinización de plantas, entre otros.
c- Provisión o abastecimiento. Bienes producidos o proporcionados por los
ecosistemas: alimentos, agua limpia, combustibles, maderas, fibras, recursos genéticos,
medicinas, entre otros.
d- Culturales. Beneficios no materiales que enriquecen la calidad de vida:
diversidad cultural, valores religiosos y espirituales, conocimiento tradicional y formal,
inspiración, valores estéticos, relaciones sociales, sentido de pertenencia, valores de
patrimonio cultural, recreación y ecoturismo.
Es fundamental comprender que la cuenca es una unidad regional en donde funciona
el sistema hídrico, es decir, que circula y produce agua, simultáneamente con los sistemas
ecológicos y socio-económicos. Así, el adecuado funcionamiento ecosistémico de una
cuenca permite: 1- suministro continuo de agua dulce: la vegetación favorece la captación de
agua, distribuyendo desde los cauces; 2- regulación de la cantidad de agua: la vegetación
favorece que el agua de lluvia fluya más lentamente, lo cual amplía, en las épocas más secas,
el período en el que quede disponible; 3- regulación climática: la conservación de los
humedales y los bosques dentro de la cuenca tiene efectos microclimáticos y macroclimáticos
innegables, ya que la evapotranspiración de la vegetación permite que gran parte del agua de
las lluvias regrese a la atmósfera por evaporación o transpiración volviendo a precipitar en la
zona circundante (Novoa-Goicochea, 2011).
Una cuenca incluye una serie de ecosistemas: bosques, matorrales, pastizales, ríos,
lagos, humedales que interactúan dentro de sus límites, establecidos por la divisoria de aguas
desde donde escurre el agua que precipita en ese espacio delimitado, hasta un punto de salida,
un río principal. La función hidrológica consiste en la captación de agua de las
precipitaciones para formar el escurrimiento de manantiales, arroyos y ríos. El
almacenamiento del agua puede hacerse desde la descarga del agua como escurrimiento (a
diques) o desde la recarga de los acuíferos (Barchuk, 2019).
El agua es un recurso escaso en las zonas áridas y semiáridas de Córdoba y la pérdida
cobertura vegetal por los incendios incrementa los riesgos de desertificación y la
redistribución de los recursos en el ecosistema, especialmente del agua; ocasiona mayor
evaporación, escorrentía superficial intensa hacia las zonas sumidero produciendo un
incremento importante del riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra (Scanlon et al.,
2005).
¿Qué cobertura vegetal pueden aportar plántulas de Prosopis alba a la cobertura total
del ecosistema serrano? Si se plantaran al menos 250 plántulas por hectárea representarían
0,0001% - 0,01 % de cobertura total en 1000 hectáreas, con las 250.000 semillas previstas
por la provincia. A manera de simulación, si se quisiera plantar en las 300.000 hectáreas
quemadas a la misma densidad sugerida (250 plántulas / ha) se requerirían más de 75 millones
de plantines y aún este esfuerzo sería inútil.

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¿Cuál sería la supervivencia esperada de las plantaciones de plántulas en las sierras


de Córdoba que se caracteriza por un clima semiárido (Capitanelli, 1979b)? Actualmente, la
región se encuentra transitando un evento de anomalía climática de la Niña (años de sequía)
de moderada a fuerte que está completamente establecida en la región, de acuerdo a lo
informado por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego. Ya en los últimos años se han
incrementado las sequías de manera recurrente, además en las sierras dominan suelos poco
profundos, tipo Entisoles, arenosos, pedregosos y en pendientes pronunciadas (Capitanelli,
1979a; Jarsún et al., 1989; Jarsún et al., 2003), suelos con baja capacidad de retención de
agua de lluvia y elevado escurrimiento. Sin duda, es de esperar altas tasas de mortalidad de
lo plantado y encima con un enorme esfuerzo de recursos económicos y de trabajo humano.
En base a mi experiencia en plantaciones de algarrobos y quebrachos, en zonas
semiáridas de llanura, comprobé que la tasa de supervivencia de las poblaciones de plántulas
a un año de plantadas, no supera el 20 %, y la tendencia de esta tasa es a disminuir (Barchuk
et al., 1998). Es decir que, si se prevén criar 250.000 plántulas de algarrobo, una vez plantadas
sobrevivirán 50.000 plántulas y sin ningún valor en la posible contribución a mejorar los
servicios ecosistémicos. Además, la política de plantación ha mostrado en todas las latitudes
un elevado fracaso.
La biodiversidad es la columna vertebral para la mayor parte de los bienes y servicios
ecosistémicos. La consecuencia negativa inmediata de la reducción de la biodiversidad
causada por los incendios es la reducción en gran medida de la capacidad de provisión de
bienes y servicios esperados, como ya fue dicho anteriormente. Es sabido que la composición
florística del Bosque Chaqueño Serrano (Prado, 1993) de la provincia de Córdoba es de una
majestuosa diversidad (Luti et al., 1979; Cabido et al., 1994; Zak y Cabido, 2002; Atala et
al., 2010 a, b, c y d; Barboza et al., 2006; Sérsic et al., 2015 y Sérsic et al., 2017). Sin
embargo, la biodiversidad está en riesgo, dentro de ésta, la mayor parte es la faunística que
forma parte del ecosistema serrano y está en vías de extinción (Fernández et al., 1997; Kufner
y Giraudo, 2001; Giraudo et al., 2006). Entonces, cuanto mayor es el tamaño mínimo de
hábitat disponible recuperado para las comunidades vegetales mayor será la diversidad
posible de animales. A lo largo de los cuatro cordones montañosos que componen la
provincia de Córdoba, se registraron un total de 106 familias de especies vegetales, 476
géneros y 896 especies de plantas vasculares. Las especies de árboles nativos registrados
fueron 27, total de especies arbustivas fueron 124, el número de especies de hierbas perennes:
221 y graminoides: 143 (Giorgis et al., 2011). 1 Sin embargo, la provincia prioriza
principalmente una especie como acción política de restauración, a Prosopis alba.

1
A modo de ejemplo se destacan las siguientes especies estrato arbóreo alto (hasta 6 m – 10 m de altura):
Molle de beber (Lithraea ternifolia). Orco molle (Maytenus boaria). Manzano del campo (Ruprechtia apetala).
Tala árbol (Celtis ehrenbergiana). Tala falso (Bouganvillea stipitata). Coco (Fagara coco). Chañar (Geoffroea
decorticans). Durazno del campo (Kageneckia lanceolata). Mato (Myrcianthes cisplatensis). Horco quebracho
(Schinopsis haenkeana). Quebracho colorado serrano (Schinopsis lorentzii). Palma (Trithrinax campestris).
Quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco). Sombra de toro (Jodina rhombifolia). Algarrobo negro
(Prosopis nigra). Algarrobo blanco (Prosopis chilensis). Algarrobo dulce (Prosopis flexuosa). Tintitaco (Prosopis
torquata). Algarrobo blanco (Prosopis alba) (esta especie es una de las especies menos frecuentes en el
bosque serrano). También, son numerosas las especies del estrato arbóreo bajo (hasta 3 – 4 m de altura):
Garabato (Acacia praecox). Espinillo negro (Acacia atramentaria). Aromito (Acacia caven). Tusca (Acacia

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En este escrito he estimado rescatar algunos conceptos teóricos que permiten la


comprensión de tan importante proceso ecológico como es la sucesión secundaria. Entre los
conocimientos ecológicos importantes para ayudar a conocer el camino de la restauración a
través de la sucesión secundaria, sugiero revisar los siguientes:
1- Existen abundantes conocimientos científicos y experiencias que utilizadas
adecuadamente servirían para interpretar y contribuir a que se favorezcan los procesos
naturales, es decir, insisto que bajo el concepto de sucesión secundaria natural se permitiría
la recuperación de los bosques nativos de los ecosistemas serranos incendiados en la
provincia de Córdoba.
2- Las actividades de recuperación y restauración de los ecosistemas implica responder
principalmente a reconocer la importancia del “proceso de la sucesión que es equivalente a
un proceso de acumulación de información” (Margalef, 1978) o sea la “memoria pasada” del
ecosistema incorporada por ejemplo, en un banco persistente de semillas y de meristemas,
entre otros. Es decir, es un proceso de auto-organización que ocurre gracias a un trascurso de
acumulación de información que existe en el ecosistema.
3- Los bosques a escala de paisaje están relacionados por diferentes estados sucesionales
a través de amplias zonas paisajísticas, incluidas en variabilidades geomorfológicas, edáficas,
microclimáticas y climáticas (Forman, 1995). Al considerar la multiplicidad de factores que
actúan e interactúan durante los procesos de la sucesión (cambios climáticos, geomorfología,
suelo, regímenes de disturbio, migración de individuos e interacciones poblacionales), surge
que el estado de la vegetación en un sitio y en un momento determinado (por ejemplo en
cuanto a la composición de especies), es consecuencia de factores que actúan a diferentes
escalas de tiempo y espacio, las cuales están íntimamente relacionadas (Austin y Belvin,
1981). A escala de paisaje puede estudiarse nuestra región desde una perspectiva integral
mediante series de tiempo retrospectivas de imágenes satelitales y con técnicas y modelos en
Sistemas de Información Geográfica (Chuvieco, 2006; Britos y Barchuk, 2013).
4- La resiliencia es la capacidad del bosque de recuperarse tras fenómenos de
perturbación (Folke et al., 2004). Esta propiedad ecosistémica surge de la biodiversidad a
múltiples escalas, desde la diversidad genética (dada por la aptitud de la especie de persistir
en una amplia gama de condiciones), diversidad de especies (especies que desempeñan
funciones claves en el bosque y son por lo tanto esenciales para el mantenimiento de la
totalidad de sus procesos funcionales) y la diversidad paisajística: a escala del paisaje, la
heterogeneidad de los bosques puede proporcionar una medida de la redundancia de las
especies y constituir una fuente de colonizadores que, a medida que el bosque se vuelve a
desarrollar o se recupera tras el episodio de perturbación, podría permitir a las comunidades
converger en los bosque “originales” (Thompson et al., 2009).
5- Otra situación probable es que una vez ocurrida una perturbación, si el bosque ha
perdido su resiliencia, comienza un proceso irreversible de degradación en el tiempo. El
punto en el cual el ecosistema pierde su capacidad de recuperación o su resiliencia se

aroma). Garabato (Acacia gilliesii). Garabato hembra (Acacia praecox). Palo de leche (Sebastiania
commersoniana) Brea (Cercidium praecox), entre otras. Entre Arbustos: Moradillo (Schinus fasciculatus), Ichil
(Lycium cestroides), Lagaña de perro (Caesalpinia gilliesii), Romerillo (Heterothalamus alienus), romerillo de
las sierras (Bacharis aliena), chilca blanca (Baccharis dracunculifolia), atamisqui (Capparis atamisquea), tala
churqui (Celtis pallida), pichana (Senna aphyla), Piquillín (Condalia microphyla), entre otras (Barchuk, 2019).

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denomina umbral ecológico crítico (Folke et al., 2004). Si la perturbación es demasiado


intensa, esta da origen a una cascada de efectos que generan cambios marcados en el
ecosistema forestal, los cuales determinan el paso del bosque a un nuevo estado de no retorno.
Los incendios recurrentes pueden convertir un bosque en sabana, pastizal e incluso en un
semi-desierto (Thompson et al., 2009). También, después de una gran perturbación como un
(intenso y extenso) incendio, la fragilidad del ambiente aumenta, prevalecen los factores
físicos de estrés como reguladores y se pueden iniciar procesos de desarrollo de umbrales
críticos (Britos y Barchuk, 2013). Es decir, ¿estamos cerca de un umbral crítico de
irreversibilidad? Lo debemos investigar.
6- ¿En los ecosistemas serranos existe “redundancia funcional”? Ambas palabras
describen cuán sobrepuestas son las especies en cuanto a su desempeño en el funcionamiento
del ecosistema, o sea que permita aumentar la resiliencia, es decir, si se pierden especies que
tengan una función, hay compensación funcional?, sino hay se ubicaría el ecosistema en el
corto tiempo en situaciones de colapso? Sin embargo, en el bosque serrano existe un grupo
de especies con alta capacidad de recuperación que es tipo funcional de rebrotadoras:
arbustos, árboles, pastos, entre otros. En la región, la estrategia de regeneración vegetativa
es el mecanismo de compensación funcional más relevante para explicar la respuesta de este
sistema después de un incendio (Lipoma et al., 2016).
7- Entonces, la recuperación de la estructura de las comunidades del Bosque Chaqueño
Serrano podría explicarse por medio de las propiedades de las especies que persisten por
rebrote. Muchas especies leñosas tanto del estrato arbóreo como arbustivo tienen la habilidad
de responder al daño produciendo nuevas ramas o rebrotes a lo largo del tallo, en el cuello o
desde la raíz remanente (Bond y Midgley, 2001; Gurvich et al., 2005).
8- El rebrote permite recuperar la estructura de las comunidades vegetales después de
cambios drásticos como el fuego. Esta capacidad de persistencia puede variar según la
especie, el desarrollo de la comunidad, la disponibilidad de nutrientes y la energía
almacenada (Barchuk, 2019).2 . Las leguminosas leñosas son rebrotadoras y fijadoras de
nitrógeno y especies claves para procesos de recuperación del bosque debido a lo siguiente:
(1) poseen un capital inicial alto al momento de la instalación y rebrotan desde el estado de
plántula; (2) producen más biomasa; y (3) destinan más biomasa por unidad de longitud de
raíz que aquellas especies que no producen nódulos fijadores de nitrógeno (Barchuk, 2019).3
9- Muchas Leguminosas y otras plantas leñosas nativas son proveedoras de
frutos y semillas que son fuente de alimento para animales domésticos y fauna nativa. El
pastoreo con ganado doméstico favorece la regeneración de los algarrobos, acacias, chañar,
entre muchas otras, en la región a través de un proceso de dispersión denominado dispersión

2
Por ejemplo, en un Plan de conservación de bosque nativo ubicado en Potrero de Garay del año 2020, se ha
recuperado completamente el bosque nativo a una altura de 4 metros en promedio después de un incendio
que quemó completamente el campo en el año 2004. La única especie ausente en el inventario forestal fue
“Molle de beber” (Lithraea ternifolia) (Alicia Barchuk, inédito).
3
En zonas donde ha ocurrido incendios o sobrepastoreo, la vegetación presenta una mayor cantidad de
especies rebrotadoras con muchos tallos o “multitallares” (ejemplos: la mayoría de los arbustos y otros
árboles como el algarrobo y el tintitaco). Es conocido, que todas las especies de Prosopis presentan un
porcentaje alto de individuos con más de dos fustes (Álvarez et al., 2015). La destrucción de la biomasa aérea
por fuego, favorece el rebrote del cuello de la raíz de las plantas monotallares como tusca, aromito, tala árbol.
La velocidad de crecimiento es mayor comparado con otras de tallo único (no rebrotadoras monotallares).

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secundaria (Campos et al., 2008; 2011; Villagra et al., 2002). La dispersión secundaria es el
principal mecanismo de regeneración natural de muchas especies leñosas de los bosques de
zonas áridas y semiáridas de la región central del país.
10- La resiliencia de la vegetación leñosa depende, fundamentalmente, de la
capacidad de rebrote que regenera la biomasa. En condiciones de estrés hídrico y
perturbaciones cobra especial relieve la capacidad de regeneración vegetativa de las
poblaciones de plantas leñosas que conforman el bosque en zonas áridas y semiáridas de la
región central del país. Estudios estiman que a dos años y medio de un desmonte, el 80 % de
las especies rebrotan por medio de rebrotes subterráneos y por rebrotes aéreos (Moglia y
Jofre, 1998). La capacidad de rebrote en el cuello de la raíz y la reproducción vegetativa
prevalecen frente al de semillas. Al mismo tiempo se produce un “rejuvenecimiento” de la
comunidad leñosa aunque la diversidad puede disminuir considerablemente al principio. 4
11- Una información relevante es que muchas especies leñosas del bosque serrano
tienen adaptaciones vegetales a la aridez, que les permiten tolerar el estrés de las sequías y
entre estas se pueden citar: - Rasgos foliares específicos: arquitectura foliar específica,
microfilia, caducifoleidad, esclerofilia, entre otros. - Sistemas radiculares extensos y
profundos, uso eficiente del agua. - Tallos fotosintetizadores. - Tejidos almacenadores de
agua y plantas suculentas. - Altas concentraciones osmóticas que les permiten extraer la
humedad de suelos muy secos. - Crecimiento adaptado a las estaciones en que el agua está
disponible, para escapar, evadir y tolerar los factores adversos a que están expuestas las
plantas (Barchuk, 2019). Esto significa que ante un escenario de creciente desertificación,
existe “la memoria” necesaria para la recuperación del ecosistema.
12- Ante la escasez de agua, las interacciones locales entre individuos de especies
vegetales arbóreas y arbustivas, en general son positivas (relaciones de facilitación). Si
ocurren perturbaciones o el estrés incrementa, la vegetación se dispersa y las plantas se
agrupan en parches donde los recursos tienden a acumularse. Una mayor cobertura vegetal
puede capturar y aprovechar más cantidad de agua e incrementar su crecimiento. En dichos
parches crecen las raíces, se alargan permitiendo la captura de agua de zonas más alejadas,
aumenta la infiltración, se reduce la escorrentía y finalmente aumenta la regeneración natural
y aceleran la sucesión vegetal (Barchuk, 2019). Por lo tanto las plantas buscan reunirse y
generar condiciones de islas de fertilidad donde la regeneración natural es exitosa.
13- La sucesión vegetal se desarrolla en los predios donde coexisten los bosques
nativos con la producción agropecuaria, entre otras actividades. Un aspecto fundamental para
desarrollar manejos a escala predial que colaboren con la sucesión vegetal es el Mapeo de
los recursos: - caracterización de los tipos de ecosistemas presentes en el predio, por ejemplo:
bosques altos, bosques bajos, bosques de rehache, arbustales, áreas desmontadas, pastizal etc.
- Ubicación de parajes, casas, puestos, linderos de los campos, caminos y pueblos. – Situación
geomorfológica y edáfica. - El predio en relación con el agua: vías de escurrimiento,
ubicación en relación a los límites de cuencas, pendientes, arroyos y ríos. - Áreas de chacras,
pastoreo, tala, corrales, aguadas. - Historia de disturbios anteriores y de manejo (Barchuk,
2019). Es decir, no podemos ignorar que estamos en una matriz natural integrada con las
actividades humanas (Herrera, 2011), de la cual dependemos absolutamente.

4
Las especies más perjudicadas por los incendios son las especies más altas del bosque como quebracho
blanco y atamisqui, el molle, orco quebracho, quebracho clorado serrano, y también las cactáceas (Moglia y
Jofré, 1998).

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14- A través de los mapas se pueden definir estrategias de manejo, conservación


y de zonas de restauración, también interpretar las consecuencias de los manejos. Entre zonas
se pueden establecer corredores biológicos, que son áreas de formas variadas en general
alargadas que conectan distintos áreas con distintas estrategias de conservación (Corredores
ecológicos para el Chaco Argentino, 2016).
El funcionamiento de los ecosistemas solo se puede mantener en el tiempo y el
espacio con altos valores de biodiversidad. La restauración ecológica es posible si se
conectan grandes extensiones afectadas por disturbios con los ecosistemas originales para
que se exprese todo el potencial de las especies a escala local y regional. En entre las
herramientas de conservación y restauración ecológica se destacan aquellas que promueven
el paisaje como unidad funcional ecosistémica. El objetivo principal de esta estrategia es
aumentar la calidad de hábitats para la fauna, la cobertura vegetal nativa y la conectividad
entre los elementos del paisaje.
A manera de objetivos a ser considerados para el ordenamiento territorial del bosque
nativo en restauración, propongo:
1- Promover masivamente la elaboración de planes de conservación y
recuperación de bosques nativos a escala predial con la estrategia de aumentar la calidad de
hábitats para la fauna, la cobertura vegetal nativa y la conectividad entre los elementos del
paisaje (Forman, 1995; Herrera, 2011).
2- Proteger la biodiversidad en todas las escalas (parche de bosque, mosaico del
paisaje, región) y para todos los elementos forestales (genes, especies, comunidades) sobre
la base del entendimiento de los umbrales críticos y de las futuras condiciones climáticas
esperadas.
3- Realizar intervenciones que se funden en principios ecológicos y en el
conocimiento de expertos de la región, con el objeto de recuperar y conservar la
biodiversidad.
4- Rechazar manejos reduccionistas basados en la repoblación de determinadas
poblaciones de especies arbóreas de interés forestal particular.
5- Promover estrategias de manejo predial que permitan la recuperación a través
de la sucesión secundaria natural, es decir, que las fuerzas sucesionales lleven a la
complejidad estructural de las comunidades y utilizar como referencia sistemas de bosques
diversos de la ecorregión.
6- Priorizar la conectividad entre parches de bosques, áreas naturales y
ecorregiones, recuperando los hábitats perdidos entre parches y direccionando a construir
redes de parches de bosques interconectados, de manera que se restablezcan naturalmente la
diversidad funcional y las tramas tróficas.
7- Reducir la competencia de especies arbustivas y arbóreas invasoras
promoviendo su explotación como recursos maderero y de esa forma reducir la renovabilidad
de tales especies invasoras.
8- Establecer redes locales de vecinos y campesinos para participar activamente
en la resiembra de bosque a través de compartir banco de semillas “in situ” y el producto de
la dispersión secundaria (mantillo y guano de animales domésticos). A partir de elaborar el
mapa de las zonas, se propone la elaboración de acuerdos de trabajo y actividades en las
distintas zonas que componen el territorio de la comunidad humana interesada en recuperar

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el bosque nativo. Es importante tener en cuenta cuales son las acciones prioritarias que la
comunidad realizará en el territorio comunitario y en el individual en relación estrecha con
el ambiente natural.
9- Promover la realización de planes de conservación y recuperación de bosque
nativo a escala predial para acceder a los Fondos de Compensación previstos por las leyes n°
9.814 y n°26.331. La realización de Planes de Conservación de Bosque Nativo permite que
la sumatoria de predios con planes incremente la matriz de bosques y por ende, el escenario
ideal para mantener la biodiversidad en el espacio y en el tiempo. Es decir, es necesario
trabajar para la conectividad entre predios incendiados con otros en buen estado de
conservación y con todas las acciones posibles para facilitar la dispersión secundaria, el
movimiento de las poblaciones y el mantenimiento de procesos ecológicos críticos a la hora
de proteger la biodiversidad.
10- Trabajar en instancias informativas-educativas en el conocimiento de los
reales mecanismos que utiliza la naturaleza para alcanzar la recuperación de los bosques
nativos y por ende el sostenimiento de los servicios ecosistémicos.
Por todo lo expuesto, espero que estos conocimientos ayuden para reformular las
políticas de recuperación de los bosques nativos de la provincia de Córdoba.
Atte.

Firma: Dra. Alicia H. Barchuk


Ex. Prof. Asociada de Ecología Agrícola de la UNC
Ingeniera Agrónoma
Consultora Ambiental

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