Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A. Compendio de Casos Prácticos
A. Compendio de Casos Prácticos
Delfina Ponce quien mantiene una deuda con Mario Benitéz y cuyo origen
es un documento pagaré suscripto por la Sra Ponce el 28 de Abril de 1999
por igual valor recibido en mercaderías. Mario Benitez intimó
telefónicamente a Delfina Ponce, pero cansado de no tener respuesta y
sabedor de que aquella carece de fortuna, no insistió al respecto. Delfina
Ponce quiere que el Sr Benitéz le provea nuevamente de mercadería y para
ello concurre al local comercial a pagar su deuda. Recibido el pago,
Benitéz le manifiesta que no tiene interés en tener relación comercial
alguna con ella por lo que se niega a la venta de los insumos de
computadoras. La Sra. Delfina Ponce comenta lo sucedido con un amigo y
éste le advierte la posibilidad de que el pago sea por error atento que la
deuda está prescripta y corresponde le sea desembolsado lo que pagó por
equivocación.
La Sra Ponce concurre a su estudio:
1. Procede la acción por repetición? ¿Porqué?
2. Iniciada la acción referida, Ud. Juez como resolvería fundadamente.
INFORME:
Como respuesta general al caso, podemos decir que : La obligación de pago de la Sra.
Ponce si bien esta suscripta en un pagaré, su causa es un contrato de compra-venta, con
el Sr. Benítez el 28/04/1999.
Por lo tanto el privilegio de ejecutar por vía ejecutiva, vence a los tres años, con el
documento que lo fundamenta. Lo que no vence es la posibilidad de obtener el pago
por vía ordinaria, atento al plazo ordinario de las obligaciones según el Art. 4023 CC. :
Toda acción personal pos deuda exigible se prescribe por diez años ... . Entonces, la
obligación es perfectamente exigible, y el pago realizado al acreedor es totalmente
valido y no corresponde iniciar ninguna acción tendiente a obtener su repetición.
PAGO POR ERROR: Esta definido en el Art. 784 CC.: “El que por un error de
hecho o de derecho, se creyere deudor, y entregase alguna cosa o cantidad en pago,
tiene derecho a repetirla del que la recibió.” En este caso es necesario que el accipiens
no tenga titula, para exigir el pago. Según al nota del código y siguiendo a Marcadé: “...
el principio de equidad del derecho civil, no permite enriquecerse con lo ajeno y que un
supuesto acreedor se quede con una suma o con una cosa que no se le debía, o que no la
debía el que la entrega. Cuando a el nada se le debe, es indudable que no puede
apoyarse en el error ajeno...”
791CC.: “ No habrá error esencial, ni se puede repetir lo que se hubiese pagado, en
los siguientes casos:
inc2. Cuando se hubiere pagado una deuda que ya se hallaba prescripta.
No podemos asociar la situación plateada con el pago por error, ya que en el pago
realizado por la deudora, ya que se encuentran perfectamente identificados tanto deudor
como acreedor validos. Ni aún en el caso de que la deuda haya prescripto habria error,
aunque la deuda es perfectamente exigible al momento del pago.
Vencido el plazo, lo único que pierde el acreedor es la posibilidad del juicio ejecutivo,
luego le solo puede ejecutar por vía ordinaria, hasta los10 años.
CONTRATO:
El contrato definido en el Art. 1137 del Código Civil como “ acuerdo de varias
personas sobre una declaración de voluntad común destinada a reglar sus derechos”,
es una de las especies dentro del genero acto o negocio jurídico.
El Codificador previo, la figura del Acto Jurídico en el Libro Segundo, Sección
Segunda, Titulo II; lo definió (Art. 944: Son actos jurídicos los actos voluntarios licito,
que tengan por fin inmediato, establecer entre las personas relaciones jurídicas, |
crear, modificar, transferir, conservar o aniquilar derechos ), la nota especifica del
acto jurídico que sirve para distinguirlo de los demás actos es su fin jurídico:
nacimiento, modificación o extinción de una relación jurídica. Luego lo clasifico en los
Art. 945 y 947, preciso su objeto (Art. 953) y se ocupo especialmente de los vicios que
pueden afectarlo: simulación (Art. 955 a 960) y fraude (arts. 961 a 972), así como dela
forma (arts. 973 a 978)
CONTRATO DE DONACION
1789: HABRA DONACIÓN, CUANDO UNA PERSONA POR UN ACTO ENTRE
VIVOS TRANSFIERA DE SU LIBRE VOLUNTAD GRATUITAMENTE A OTRA,
LA PROPIEDAD DE UNA COSA.
Siguiendo la teoría de los contratos, resulta imprescindible clasificarlos, ya que hace a la
esencia de cada tipo, la característica especifica que se le asigna, de esta manera
tenemos que el Contrato de Donación tiene como caracteres esenciales:
. Acto entre vivos, ya que en nuestro derecho no hay donaciones para después de la
muerte según lo establece el Art. 1790
. Obliga a transferir una cosa, la redacción del Art. 1789 es impropia, porque en el dice
que la donación transfiere la propiedad de una cosa, que no es exacto porque no basta el
solo titulo para producir ese efecto, sino que también es necesaria la tradición de la cosa
y tratándose de inmuebles se requiere la inscripción en el registro de la propiedad.
. A titulo Gratuito, debe haber un desprendimiento de bienes por parte del donante, sin
compensación por la otra parte o sea del donatario. Debe haber un empobrecimiento por
una de las partes y un enriquecimiento por la otra. ANIMUS DONANDI: La donación
exige gratuidad, la transferencia del bien se hace sin recompensa patrimonial. Lo que no
es lo mismo que desinterés.
. Formal y Solemne, en principio la donación es un acto no solemne, pero la excepción
es la solemnitatem, según lo prescribe el Art. 1810 “ Deben ser hechas ante escribano
público, en la forma ordinaria de los contratos, bajo pena de nulidad:
1. Las donaciones de bienes inmuebles;
2. Las donaciones de prestaciones periódicas o vitalicias.
Respecto de los casos previstos en este articulo no regirá el Art. 1185.
Las donaciones al Estado podrán acreditarse con las constancias de actuaciones
administrativas.”
Jurisprudencia: La Escritura Publica tiene el carácter del requisito Ad Solemnitatem,
en las donación de inmuebles (Cámara Civil 2da 11/5/931 J.A., 35-950, SCBS, 3/7/951,
L.L.
Debe estimarse que la partición por donación (Art. 3523) se hizo por
escritura publica si en esta no solo se transcribe el convenio privado por el que aquella
se celebro, sino que también concurrieron todas las partes ratificando su consentimiento
( Cámara Nacional Civil D. 12/5/952 L.L. 70-684).
Las donaciones del Art. 1810 deben ser aceptadas en la misma escritura publica, si
estuviere ausente por otra escritura de aceptación que pueda ser otorgada ante escribano
publico o a falta de este, ante el juez de paz del lugar y dos testigos.
Se toma como punto de partida el instante e que el contrato queda perfecto, que dentro
de nuestro régimen es cuando se produce el acuerdo de voluntades:
Art. 1809 “La capacidad del donante debe ser juzgada respecto al momento en que la
donación se prometió o se entrego la cosa. La capacidad del donatario, debe ser
juzgada respecto del momento en que la donación fue aceptada. Si la donación fuese
bajo condición suspensiva, en relación al día en que la condición se cumpliese.”
Art. 1797 “Nadie puede aceptar donaciones, sino por si mismo o por medio del que
tenga poder especial suyo al intento, o poder general para la administración de sus
bienes, o por medio de su representante legitimo”.
No es objetable que la aptitud del beneficiario para recibir por donación se considere
respecto del momento en que presto su conformidad; pero en cambio parece de
fundamento el subordinar este requisito al cumplimiento de la condición. Con esta
modalidad o no, el contrato ha existido desde que medió el acuerdo de voluntades; fuera
de que el efecto retroactivo del cumplimiento ( Art. 543) desvanecería cualquier
dificultad de orden técnico.
PATRIA POTESTAD:
294. “La administración de los bienes de los hijos será ejercida en común por los
padres cuando ambos estén en ejercicio de la patria potestad.....
Los podrán designar de común acuerdo a uno de ellos administrador de los bienes de
los hijos, pero en ese caso el administrador necesitará el consentimiento expreso del
otro para todos los actos que requieran también la autorización judicial. .....”
295. “La condición que prive a los padres de administrar los bienes donados o
dejados a los hijos, no los priva del derecho al usufructo.”
RESOLUCION
En la actualidad existen una serie de leyes complementarias del Código que consagran
la protección de un derecho personalísimo en particular y de la defensa de un aspecto
especial de alguno de ellos.
Como por ejemplo:
- la Ley 11.723 que en sus artículos 31 a 35 regula y protege el derecho a la
imagen;
- la Ley 18248 que establece la regulación del derecho al nombre;
- la Ley 21.173 que incorpora al texto del Código Civil el artículo 1071 bis que
tutela el derecho a la intimidad;
- la Ley 23.592 modificada por la Ley 24.782 que tutela el derecho a la igualdad,
prohibiendo y penalizando los actos discriminatorios;
- la Ley 24417 de protección contra la violencia familiar que tutela la integridad
física y psíquica de las personas frente a eventuales lesiones o maltratos en el
seno familiar y
- la Ley 24192 de trasplantes de órganos y materiales anatómicos
Los Derechos Humanos que vienen de las Constituciones y del derecho interno de los
Así tenemos, que dentro de los Tratados con rango constitucional, están los siguientes,
de los cuales se extrae lo referido al tema en cuestión:
Germán Bidart Campos, agrega, que la dignidad del hombre es “inherente a su ser, a
su esencia, a su naturaleza(...)Quién no ‘es’ hombre (ausencia ontológica de ser) no
puede resistir el predicado de la dignidad””
Los derechos naturales tienen su raíz en la eminente dignidad del hombre, como una
realidad ontológica, que es “un orden ideal relativo a las acciones humanas, una
división entre lo conveniente y lo inconveniente, lo adecuado e inadecuado,(...)” pero
también como una realidad gnoseológica, que significa el progresivo conocimiento de
las normas de derecho natural que el hombre viene haciendo, desde que existe la
humanidad, guiándose, según Santo Tomás, por las inclinaciones y no sólo por la
racionalidad de la naturaleza humana. Esto es lo que nos permite hablar de un derecho
natural de contenido progresivo, que alude al modo con que la razón ha llegado a
conocer las reglas del derecho natural a través de los tiempos y nos impide referirnos a
los derecho como “nuevos” o “viejos”.
- Medios de protección de los derechos de la personalidad
Amparo: «es la acción que tiene por objeto la pretensión tendiente a que se deje sin
efecto un acto u omisión de autoridad pública o de un particular que en forma actual e
inminente, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, los
derechos o garantías explícita o implícitamente reconocidos por la Constitución
Nacional, con excepción de la libertad individual tutelada por el hábeas corpus».
En el orden nacional la Corte Suprema de Justicia de la Nación marcó el rumbo a partir
de los casos «Siri» y «Kot».
La protección de los derechos tutelados constitucionalmente resulta una cuestión que va
más allá de las vulneraciones concretas que puedan producirse. Se trata sin duda de uno
de los pilares del sistema institucional. De nada servirían las garantías constitucionales
si no hay un mecanismo al cual recurrir en caso de violación de aquellas.
En nuestro país la primera manifestación en este sentido se da con el Habeas Corpus,
destinado a proteger la garantía constitucional de la libertad personal. Es una garantía
típica de la libertad. Institución dada en amparado de todos los derechos que constituyen
el elemento dinámico de la libertad (facultad de hacer) y todas las inviolabilidades que
constituyen su elemento estático.
El habeas corpus nació en 1215, cuando que se firmó la carta Magna, y rigió el principio
de la libertad individual para todos los súbditos ingleses, pero este principio fue
fácilmente burlado por los que disponían de la fuerza como supremo argumento.
Así nació este recurso como garantía contra los atropellos de la autoridad.
Desde un punto de vista lógico el recurso de amparo es el género, en cuanto tutela todas
las garantías constitucionales, y el habeas corpus una de sus especies.
Cuando hay un acto u omisión de una autoridad o de un particular lesivo de un derecho
constitucionalmente garantizado, expresa o implícitamente, se puede recurrir a la
justicia solicitando en virtud de su contradicción con la norma constitucional que se
constituye en ilegítima, para que dicho acto cese o la omisión se transforme en acción.
Ya podemos advertir que el sistema funciona como un resorte de protección. Quien es
afectado por la violación constitucional puede accionar provocando la reacción del
sistema.
También de lo dicho se desprende cual es la solución que se persigue. El juez ordenará
el cese del acto lesivo o la comisión de la actividad omitida.
Otro corolario de lo expuesto es que podemos distinguir dentro del género Recurso de
Amparo a dos especies: la acción de prohibición y la acción de ejecución, según se trate
de provocar el cese o el ejercicio de un acto u omisión respectivamente.
Hoy aparecen nuevas manifestaciones especiales como por ejemplo el habeas data y el
amparo ambiental.
Según Matilde Zavala de González, se advierte que, pese al desarrollo doctrinario que
los derechos de la personalidad han tenido en los últimos tiempos, el aspecto relativo a
su protección y a la instrumentación de medios de tutela eficaces y rápidos se encuentra
descuidado, siendo los existentes insuficientes para tales fines.
Los medios de protección de los derechos de la personalidad, pueden ser clasificados
en:
a) preventivos;
b) de cesación,
c) repertorios y
d) punitivos.
Los preventivos tienen por objeto o bien evitar el acaecimiento del daño cuya
producción ha sido amenazada, o bien eliminar la continuación del acto lesivo que ya ha
comenzado a producirse, mediante la destrucción de sus causas.
Los remedios de cesación del daño representan en el ámbito de los derechos
personalísimos un papel importante, que es previo a la propia reparación y punición. En
efecto, al sujeto afectado le interesa en primer lugar, y antes que nada, hacer cesar los
efectos o consecuencias lesivas del acto.
Los medios de protección repertorios, como su mismo nombre lo indica, son aquellos
que tienen por objeto reponer al titular en el goce y disfrute del derecho lesionado, ya
mediante el restablecimiento de las cosas a su estado anterior, ya mediante la
indemnización pecuniaria de los daños y perjuicios materiales y/o morales padecidos.
Finalmente, los instrumentos de protección punitivos son aquellos que tienen por
finalidad el prevenir la producción de daños futuros similares por el mismo ofensor.
Analicemos pues, por separado, los diversos medios de protección existentes en nuestro
ordenamiento jurídico. Los instrumentos de prevención de daños a los derechos
personalísimos pueden ser judiciales y extrajudiciales.
Dentro de las medidas de prevención extrajudicial se han mencionado el autocontrol
por parte de las propias entidades prestadoras de servicios peligrosos, de las empresas
de informática, de los centros de salud, etc. y la fiscalización estatal mediante el
ejercicio del poder de policía. Como medidas de prevención judicial se distinguen:
a) La acción inhibitoria(cuando la persona peticiona ante los órganos jurisdiccionales
que se impida la realización del acto dañoso, que aun no habiendo comenzado, ha sido
amenazado)
b) La acción de remoción (cuando el titular del derecho solicita la eliminación de las
consecuencias de un hecho dañoso a sus derechos de la personalidad);
c) La acción de amparo y de habeas data (como medios sumarios que permiten la
supresión o rectificación de una información inexacta);
d) La acción de cumplimiento forzoso (cuando se exige que el ofensor del derecho
cumpla con lo prometido u ofertado);
e) Las medidas cautelares innovativas (que imponen al ofensor la modificación de su
actitud amenazante) y
f) Las medidas autosatisfactivas (que pueden tener por objeto la protección preventiva
de un derecho personalísimo).
No cabe duda que en los comienzos de este tercer milenio, el paciente es un consumidor
del servicio de salud.- En el mes de septiembre de 1.994, en oportunidad de realizarse
las Primeras Jornadas de Derecho Civil, una de las recomendaciones aprobadas por
unanimidad de la Comisión 2, fue: " la Constitución Nacional de 1.994, en su artículo
42, párrafo primero, proclama como derecho de los consumidores y usuarios, el de ser
protegido en su salud, seguridad é intereses económicos, y su derecho a una
información adecuada y veraz, a la libertad de elección y a las condiciones de trato
equitativo y digno. Cabe inferir, como consecuencia de los enunciados, el derecho a
prevenir su menoscabo o a ser resarcido, de mediar daño". ( despacho I, de lege lata).-
Y no podemos dejar de referirnos al "caso Bahamóndez", cuyo pronunciamiento
correspondió a nuestro más Alto Tribunal.-
Se trató de un paciente internado en el Hospital Regional de Ushuaia a raíz de una
hemorragia digestiva, que profesaba el culto Testigos de Jehová, quién se opuso a
que se le suministre una transfusión de sangre, fundando su negativa en motivos
religiosos.- Los médicos y el hospital obtuvieron una orden judicial para realizar la
práctica, entendiendo que el deber profesional de preservar la vida y la salud del
paciente así lo imponía.- Frente a la sentencia de Primera Instancia que hacía
lugar a la medida, Bahamondez interpuso recurso de apelación, pero el veredicto
de la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia, también le resultó
adverso, ordenando la transfusión.- Sostuvo el tribunal, entre otras razones, que
aceptar la oposición del paciente implicaría convalidar un "suicido lentificado",
por vía de omisión.-
Ante sendos fallos adversos, firme en sus convicciones, Bahamóndez acudió
mediante la interposición de un recurso extraordinario a la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.- En su sentencia, seis de los nueve integrantes del tribunal se
pronunciaron - en el caso de conflicto de normas y valores - en favor de la libertad
personal y protección de la esfera íntima de la persona.-
Ello merece una aclaración. La Corte, consideró que al momento de dictar su fallo
resultaba inoficioso pronunciarse en la causa. En efecto, quién había llevado el planteo
al más Alto Tribunal, había recuperado su salud, desapareciendo el cuadro clínico que
hacía aconsejable la transfusión y por ende se había tornado abstracta la cuestión,
desestimándose el recurso extraordinario.-
A ello agregamos: el fallo de segunda instancia data del 15 de junio de 1.989 ( El
Derecho, 134-297 y el de la Corte del 6 de abril de 1.993. Ello hizo que al momento de
tratarse la procedencia del recurso cuatro jueces, Boggiano, Cavagna Martínez, Petrachi
y Belluscio que el recurso fuera concedido.- Fundaron su opinión en " dada la rapidez
con que se produce el desenlace de situaciones como las de autos, es harto difícil que,
en la práctica, lleguen a estudio del Tribunal las importantes cuestiones constitucionales
que aquéllas conllevan sin haberse vuelto abstractas. Para remediar esta situación, que
es frustratoria del rol que debe poseer todo tribunal al que se le ha encomendado la
función de garante supremo de los derechos humanos, corresponde establecer que
resultan justiciables aquellos casos susceptibles de repetición, pero que escaparían a su
revisión por circunstancias análogas a las antes mencionadas".-
También haciendo aplicación de célebre adagio del derecho romano " insipienter
volenti non fit iniuria" en otro precedente jurisprudencial se sostuvo: " Los únicos
protagonistas en este acto médico ( esterilización, ligadura de las trompas de Falopio),
tanto en los períodos previos e iniciales de información y gestación de la decisión,
como en los subsiguientes de toma responsable de la misma y los finales dirigidos a
concretarla o actuarla, no son otros que el paciente y el médico. La Ley no requiere
para nada la intervención del órgano judicial".- JUBA. B 201458. CC0103 LP
229.959. RSD-363-97 S 18-11-1.997, Juez Roncoroni (SD). Carátula: R.N.A. s/
Autorización Judicial para ligamiento de trompas. Publicaciones: LLBA 1.998, 987..
MAG. VOTANTES: Roncoroni-Pérez Croco.-
Entendemos que el precedente jurisprudencial citado, no se ajusta a derecho.- En efecto,
se trata del caso previsto por el Art. 20 inc. 18 de la ley 17.132, que prohíbe a los
médicos practicar intervenciones que provoquen la esterilización sin que medie
indicación terapéutica perfectamente determinada y sin que se hayan agotado todos los
recursos para la conservación de los órganos reproductores.-
El Pfsor. Alberto J. Bueres, en su clásica obra Responsabilidad Civil de los Médicos,
ED. Hammurabi, Pág. 240, había sostenido años antes, similar criterio, aunque con
algunas restricciones: " Estimamos que si el paciente se encuentra en el pleno uso de
sus facultades mentales, es decir, absolutamente lúcido, y se opone a someterse a la
actividad médica, el facultativo no podrá desconocer la voluntad de aquél ( ni ella
podrá ser suplida por una autorización judicial)".- A ello debemos agregar que en el
caso de incapacidad, deben prestar el consentimiento los representantes legales.
En ausencia de estos y de mediar suma urgencia en virtud del riesgo de vida, el
profesional podrá obrar por sí en virtud de lo normado por el Art. 34, inc. 4º, o ad
eventum inc. 3º del Código Penal.-
Adherimos a la postura del eximio jurista, en cuanto a que el consentimiento del
paciente, resulta ineficaz, en el caso de intervenciones ilícitas, verbigracia aborto.-
El mencionado Profesor, sin embargo, justifica la intervención coactiva de los médicos,
con abstracción de la voluntad del paciente lúcido,..." toda vez que se interprete que la
pasividad de éste configura una forma ostensible o larvada de suicidio". Ob. citada,
Pág. 243.-
El argumento en que se sustenta su opinión, es que los derechos subjetivos
personalísimos, a la vida, a la integridad corporal, a la salud, etc. tienen un amplio
margen de ejercicio pero no son absolutos.-
En cuanto a los Principios Aplicables cuando la Investigación Médica se combina con la
Atención Médica, merecen ser destacados el 31: "El médico debe informar cabalmente
al paciente los aspectos de la atención que tienen relación con la investigación. La
negativa del paciente a participar en una investigación nunca debe perturbar la
relación médico-paciente".-
Resulta un antecedente legislativa de importancia, en el ámbito de la Provincia de
Buenos Aires, la ley 11.044 y fundamente su Título 2: Aspectos Eticos de la
Investigación en Seres Humanos.-
En efecto, a varios de sus artículos, se refiere al consentimiento informado, en materia
de investigación practicada sobre seres humanos.- Me referiré puntualmente al Artículo
4º inc. e) que textualmente dice: " Obtener mediante instrumento público donde
consten los riesgos a correr, el consentimiento de los sujetos de la investigación o de
sus respectivos representantes legales, con las excepciones establecidas en Ley
debidamente acreditadas".
La información que brinde el médico tratante al paciente, debe ser adecuada, completa y
continua. Si ella es escasa o deformada, induciendo a error al paciente, su
consentimiento carecerá de validez, Art. 954 del Código Civil.-
Debemos concluir, en cuanto a la prueba en materia de acreditar del deber de
información, se ha sostenido con razón, que el que se pretende acreedor de un derecho
de tal naturaleza, debe demostrar su existencia. Establecido el mismo, corresponde al
deudor, demostrar su cumplimiento.-
Conclusión: El paciente que se encuentra en pleno uso de sus facultades mentales
puede oponerse a una determinada práctica o tratamiento médico, debiendo
respetar el profesional su contenido de voluntad. Este, no podrá ser suplida por la
autorización judicial, salvo que convalide una forma indirecta de suicidio y/o
perjudique a terceros.-
EL DERECHO A UNA MUERTE DIGNA Y LA OBJECION DE CONCIENCIA
La expresión “objeción de conciencia” que recientemente ha adquirido gran atención de
la doctrina y jurisprudencia ha evolucionado con el tiempo, siendo susceptible de
diversas acepciones. El tema no solo es moral o religioso, sino fundamentalmente
jurídico.
Fundamento: El soporte de justificación teórica del derecho a la objeción de conciencia
está dado por la Escuela del Derecho Natural que sostiene que por encima de las normas
positivas están los valores y/o principios de derechos inherentes a la condición humana
de las personas y que confieren el sustrato a las reglas del derecho vigente. Tales
principios pueden ser religiosos o de recta conciencia moral, sin connotaciones a
creencia religiosa alguna.
En sentido amplio, tradicionalmente se consideró por objeción de conciencia el
incumplimiento de un deber o mandato legal, por parte de quien lo considera contrario
a los mandatos de su propia conciencia, asumiendo el objetor las consecuencias
disvaliosas que ese incumplimiento legal le trae aparejado.
Desde esta perspectiva consiste en una forma de desobediencia jurídica que se consuma
de la siguiente manera:
a) Dada la necesidad de obedecer la ley, es decir, dada la obediencia a la ley como
conducta jurídica debida y esperada
b) el obligado simplemente la desobedece, asumiendo el riesgo de sufrir un castigo por
la infracción.
Este tipo de desobediencia tiene las siguientes características:
1.- No es activa, como la revolución, la protesta en todas sus formas, sino pasiva.
2.- No es colectiva, sino individual
3.- No se confunde con la desobediencia civil, pues no tiene por fin provocar el cambio
de la ley.
4.- Puede fundarse en una regla o norma religiosa en sentido estricto, caso de los
Testigos de Jehová. Puede fundarse en exigencias profundas de tipo moral sin
referencia alguna a sistema religiosos de creencias.
En suma: la “objeción de conciencia” es un acto individual, aunque sea repetido
por un número indeterminado de personas. No es susceptible de tener una
expresión colectiva y deriva directamente de la libertad de conciencia personal.
Es un acto enteramente privado que consiste nada más ni nada menos que en una
manifestación exclusiva y privada de un imperativo interior. El objetor no cumple la ley
por entender que ella es injusta, no para que deje de serlo.
Colocado el sujeto ante la alternativa de violar la ley o su imperativo de conciencia opta
por la infracción legal y el castigo. Su pretensión radica en que se le reconozca el
derecho a la diferencia, a no tener que realizar conductas que interpreta que son
inmorales.
b) Sentido estricto: Es el comportamiento individual basado en los motivos de
conciencia y contrario a la norma estatal.
Sus caracteres son:
1.- Es un comportamiento, no el reconocimiento que la ley hacer al individuo de
eximirlo de cumplir la norma, dadas ciertas condiciones.
2.- El objetor hace lo que su conciencia le dicta, es decir el comportamiento está
directamente vinculado a la ética, a la moral, a la norma axiológica de que se trata.
3.- El comportamiento es omisivo, referido a cuestiones poco frecuentes, de baja
peligrosidad social, controlables, respecto de las cuales el ordenamiento jurídico no
tiene problemas en conceder la exención de cumplimiento.
4.- La consecuencia de la omisión antijurídica es la sanción.
El Sr. Ángel Villagra, es plenamente capaz, por ende posee intención, discernimiento y
libertad, al expresar su voluntad de negarse a la propuesta medica para salvar su vida. Ya
que para el, en su concepto de vida, tiene amplia importancia el poseer sus dos piernas,
o no someterse al tratamiento posterior de rehabilitación, luego de la amputación.
Mi postura es la siguiente: se debe respetar la voluntad de la persona, ya que es ella , la
que soportará el tratamiento medico, y la que lo sufre.
El Derecho subjetivo comprometido es el derecho personalísimo de libertad de
conciencia (artículo 19 de la CN), en este caso se niega a determinados tratamientos
médicos considerados lesivos a dicha libertad por convicciones morales profundas no
vinculadas a creencias religiosas.
Cada persona es la única que tiene el derecho personalísimo a disponer sobre su cuerpo,
la vida y la salud. Entonces el hijo, no puede suplantarse en ese derecho, teniendo en
cuenta que su padre esta en pleno uso de sus facultades mentales, y su decisión de debe
a su propia convicción moral.
Como abogada del Sr. Villagra (hijo) , solicitaría acción inhibitoria al órgano
jurisdiccional, para que se impida la realización del acto dañoso, que seria la no
amputación.
UNNE
1. Concepto de Astreintes:
Según el artículo 37 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación 2 establece que
esta facultad de los jueces tiene como finalidad lograr que "las partes cumplan sus
mandatos", y el art. 666 bis del Código Civil, introducido en 1968 por la ley 17.711,
establece estas condenaciones conminatorias para quienes no cumplieran "deberes jurídicos
impuestos en una resolución judicial".1
Las astreintes son un medio de compulsión del deudor, un procedimiento de coerción que
ejerce sobre los bienes del condenado; se persigue presionar la voluntad del deudor,
constreñido a ejecutar la condena. No se relacionan con el perjuicio sufrido por el
acreedor a causa de la inejecución del deudor, porque no se busca la reparación del
interés afectado.
Las astreintes son un medio de compulsión del deudor, un procedimiento de coerción
que ejerce sobre los bienes del condenado; se persigue presionar la voluntad del deudor,
constreñido a ejecutar la condena. No se relacionan con el perjuicio sufrido por el acreedor
2
a causa de la inejecución del deudor, porque no se busca la reparación del interés afectado.
Las astreintes no tutelan el interés privado del acreedor, sino el interés público,
vulnerado por la ofensa a la justicia que significa la desobediencia de sus mandatos.
Características:
- de arbitrariedad, en el sentido que el juez tiene un amplio margen discrecional
para aplicarlas o no, son esencialmente conminatorias, porque su única función es
–como dijimos antes- constreñir al deudor,
1
Las "astreintes" y la desobediencia de resoluciones judiciales, Por Luís Moisset de
Espanés. Zeus, T. 74, D-47.
2
Llambías, J., "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones". T. I, p.
- son provisionales porque el juez puede revisarlas en cualquier momento, sea
aumentando el importe, si advierte que el escaso monto no hacen mella en el ánimo
del deudor; sea disminuyéndolas, si el deudor ha cedido ante la amenaza y cumplió
la prestación debida. No pasan en autoridad de cosa juzgada ya que, destinadas a
vencer la resistencia del deudor, deben adecuarse y variar con ella. Gozan de la
inestabilidad que consagra el artículo 666 bis del ordenamiento de fondo, cuando
autoriza a los jueces a dejarlas sin efecto si el obligado desiste de su resistencia y
justifica total o parcialmente su proceder. 3
- Subsidiariedad. Carácter facultativo: Las astreintes poseen un carácter
intimidatorio y no punitivo; son, además, subsidiarias. Se trata de una disposición
excepcional, por lo que su aplicación debe restringirse a los casos en que no exista
4
otro medio legal o material para impedir la desobediencia de una decisión judicial
- Carácter excepcional: La aplicación de astreintes es de carácter excepcional y
debe responder a un criterio restrictivo, cuando no existe otro medio compulsivo de
lograr el cumplimiento de lo ordenado. Se considera que sólo son aplicables a las
obligaciones de hacer y de no hacer alguna cosa, y siempre que, en el primer caso,
no pueda ser efectuada por tercero; no así en las obligaciones de dar sumas de
dinero ni en las de dar o restituir cosa cierta y determinada, ya que en el primer caso
el mandato se ejecuta por vía de apremio y en el segundo con mandamiento de
desapoderar u obtener lanzamiento. Hechos: El actor demanda a una firma;
secuestra unos acoplados, que son entregados en depósito al contador de la firma
demandada. Subasta los bienes, y los adquiere el propio actor. En el momento de
retirarlos no lo hace por no estar conforme con el estado en que se encontraban.
Luego solicita "astreintes", para que se le entreguen los bienes y la documentación
para su inscripción registral. El juez de primera instancia hace lugar. La Cámara
revoca la sentencia. 5
2. Finalidad y Naturaleza:
3
Jurisprudencia: Cam. Civ. Capital, sala E, 26 julio 1979, "Ziubreckyj, Teodoro y otro c/ Hervé
Ignacio", J.A. 1980 - IV - 115 (síntesis, semanario Nº 5182, p. 32).
4
Cam. 1ª Civ. y Com. Bahía Blanca, 20 noviembre 1984, "C. de R., M. c/ R., J.", síntesis
Jurisprudencial (183-S.J.), E.D. T. 115 - 645.
5
Cam. Civ. Com. y Laboral Reconquista, 26 marzo 1992, "Dalla Fontana, Elvio N. c/ La
Gallareta S.A.I.C.A.", Zeus, T. 60, J - (8946).
-Las astreintes se caracterizan por ser de naturaleza provisional y por no pasar en
autoridad de cosa juzgada. De manera que si la conminación resulta eficaz y el deudor
acata lo mandado, el juez puede reducir la multa correspondiente y aun dejarla sin efecto.
-Si la parte actora reconoció que la demandada cumplió con las obligaciones a su cargo,
la sanción de "astreintes" impuesta cumplió con su finalidad. Admitir su pretensión de que
se incremente la multa por la incidencia de la depreciación monetaria importaría darle a
aquella una función que no tiene.
6
Cam. Civ. Cap., sala E, 21 septiembre 1987, "Fredkes de Rubinstein, Paulina c/ Grispun,
Abraham (suc.)", J.A., 1988 - III, 53.
7
Tribunal: Cámara Civil de la Capital, sala C. Fecha: 17 de noviembre de 1978. Autos: "Caltero de
Rodríguez, Nélida c/ Manzone, Jorge" 2ª Instancia. Buenos Aires, noviembre 17 de 1978.
8
Llambías, J., "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones". T. I, p.100, Nºs. 83 y 84
9
Llambías, J., "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones". T. I, p.103, Nºs. 86 a
ambas instancias, atento el resultado del incidente, se declaran por su orden (arts. 271 y 279,
Cod. Procesal). 1011
- Carácter y Naturaleza I.- La figura autónoma de las "astreintes" se trata de una
medida que tiene carácter instrumental porque siempre está al servicio de la
sentencia definitiva. II.- La condenación conminatoria de astreintes no constituye
una pena; la decisión judicial que fija las astreintes apunta al futuro y se limita a
anunciarle al deudor que si no cumple, y sólo en este caso, será condenado a pagar
una suma susceptible de aumento indefinido. III.- La imposición de astreintes
implica una condena susceptible de ejecución tan pronto quede firme la resolución
respectiva que deviene preordenada a una decisión judicial, resolución principal de
la cual asegura su eficacia. Hechos: En el caso no se hace lugar a la aplicación de
astreintes, que se peticionaban contra un tercero, institución bancaria, que no era
parte en el juicio, por presunta demora en depositar unas sumas embargadas. 12
3. Requisitos de Aplicación:
- Las astreintes deben aplicarse una vez que ha mediado el incumplimiento del
deber impuesto en la resolución judicial. No cabría imponerlas como amenaza
para la eventualidad de incumplimiento. 13
- El instituto de las astreintes supone la existencia de una obligación que el deudor
no satisface deliberadamente, o sea de una actitud intencionada y manifiesta de
incumplimiento. Para la aplicación de las astreintes debe existir una resistencia por
parte del deudor a cumplir la condena, la que no puede ser acompañada ab initio de
la imposición de astreintes por si no cumple, sino que una vez vencido el plazo que
determine la resolución judicial para ser cumplida, si efectivamente no lo fuere,
procederá la fijación de las condenaciones conminatorias. No puede supeditarse la
imposición de las sanciones conminatorias sólo para el caso de fracasar todas las
medidas que fueran pertinentes para la ejecución in natura del deber jurídico de
que se trate.
10
Santos Cifuentes - Jorge H. Alterini - Agustín Durañona y Vedia (Sec. Ana M. Conde).
11
Cam. Civ. y Com. Rosario, sala 2ª, 4 agosto 1983, "Puccinelli, F. c/ Johansen, J.A.", Zeus, T. 33, J - 28 (5228).
12
Cam. Civ. y Com. Rosario, sala 4ª, 13 julio 1983, "Cappone Hnos. S.C.A. c/ Coninge, S.A.", Zeus, T. 34, J - 151
(5352).
13
Cam. 1ª Civ. y Com. Bahía Blanca, 20 noviembre 1984, "C. de R., M. c/ R., J.", síntesis jurisprudencial (183-S.J.),
E.D. T. 115 - 645.
- Oportunidad: La solicitud de aplicación de astreintes para el caso de
incumplimiento de la demandada, no es procedente al promoverse la demanda por
cuanto tal aplicación únicamente puede decretarse a posteriori del dictado de una
resolución firme, cuyo mandato no es satisfecho. 14
- La ley dice que los jueces pueden imponer sanción conminatoria; queda, pues,
librado a su recto criterio la oportunidad de hacerlo. Las astreintes son facultativas
del juez; derivan de la potestad judicial y proceden en todo tipo de
obligaciones. Pero deben aplicarse con cautela, pues constituyen un arbitrio
excepcional al que sólo debe recurrirse si el cumplimiento de la sentencia no puede
lograrse por otro medio.
- Obligaciones a las que son aplicables: I.- Las "astreintes" constituyen una vía de
compulsión legítima a la que pueden recurrir los jueces para conseguir el
acatamiento de sus decisiones. II.- Tendiendo las "astreintes" a obtener el
cumplimiento directo de un deber jurídico, son aplicables a todo tipo de
obligaciones. Hechos: En el caso el actor consigue que se le permita retirar un
galpón desmontable instalado en el campo del demandado. Como no lo hace en el
plazo fijado por la sentencia, el demandado pide que se lo intime a retirarlo, y -de
no cumplir con la intimación- que se le apliquen "astreintes". Comentario: Juez y
Cámara, con acierto, consideran procedente aplicarlas). 15
4. Elementos a tener en cuenta, según el 666 bis del CC. Para fijar el quantum de
la penalidad.
A modo de ejemplo del criterio que debe aplicarse o tener en cuenta a fin de fijar el
quantum de la sanción, determinar su cuantía, tenemos el fallo “Alderete, Martín E. y otro
c/Cotillo, Gutemberg”:
I.- En los juicios de escrituración sólo corresponde aplicar las "astreintes", por su
carácter excepcional, una vez que el comprador haya agotado los recursos normales a
su alcance para lograr el cumplimiento de la sentencia, o sea que tiene que haber solicitado
que se haga efectivo el apercibimiento contenido en aquélla.
II.- Conforme se dispone en los artículos 666 bis del Código civil y 37 C.P.C.C. Nación,
las "astreintes" se graduarán en proporción al caudal económico de quien deba
satisfacerlas. Lo que se tiene en cuenta es la capacidad patrimonial del obligado,
14
: Juzgado 1ª Instancia Civ. y Com. San Lorenzo, 1 marzo 1990, "Ibarra, Domingo c/ Lencina, Pablo (sentencia
firme)", Zeus, T. 54, J - 155 (7901).
15
Cam. Civ. y Com. Rosario, sala 2ª, 4 agosto 1983, "Puccinelli, F. c/ Johansen, J.A.", Zeus, T. 33, J - 28 (5228).
pues es un modo de presionarlo para que cumpla el mandato judicial; y sólo una
presión de esta clase puede ser eficaz.16
5. Que le sugiere la idea que “las astreintes” configuran una pretensión eventual y
accesoria de una condena desoída”
Uno de los requisitos de aplicación de esta institución, es que exista una decisión
judicial desoída, y trasformaría en necesaria, para el cumplimiento del mandato judicial, su
aplicación. Por lo tanto, la eventualidad se relaciona con el incumplimiento de la
disposición y la “accesoriedad” con el mandato judicial desoído.
Sucede que es una característica propia de las sanciones conminatorias que su empleo
resulte procedente en todos los casos en que un litigante desobedece mandatos emanados de
una "resolución" judicial, no solamente de una "sentencia" en sentido estricto. La doctrina
se ha preocupado siempre en destacarlo, y el legislador, tanto en el ámbito procesal, como
en el Código Civil han sido cuidadosos en el lenguaje empleado, para evitar que pueda
pensarse que las astreintes sólo proceden frente al incumplimiento de sentencias.
Vemos así que el Hace ya un cuarto de siglo, en febrero de 1973, al juzgar una monografía
de adscripción sobre las astreintes señalamos como uno de sus defectos el que se afirmase
que las "astreintes" sólo proceden cuando hay "una resolución jurisdiccional definitiva o sea
pasada en autoridad de cosa juzgada"; insistiendo luego el adscripto que entendía por
16
Cam. Civ. Capital, sala C, 16 mayo 1985, "Alderete, Martín E. y otro c/ Cotillo, Gutemberg", Zeus, T. 40, R - 39
17
STJSL-S.J.Nº 1 /07.- San Luis, febrero 6 de dos mil siete. AUTOS Y VISTOS: El expediente sobre el
pedido de Avocamiento Directo en los autos caratulados “CASELLA, EDGARDO DANIEL c/ BANCO
BANKBOSTON s/ AMPARO – AVOCAMIENTO DIRECTO” Expte. Nº 01-C-05.
resolución jurisdiccional a "la sentencia en sentido estricto o sea aquella decisión fundada
del magistrado por la cual se da por finalizado el litigio".
Esta interpretación está en abierta pugna con lo dispuesto por las normas legales que hemos
mencionado, ya que ellas no reducen el campo de aplicación de las "astreintes" a la
desobediencia de las sentencias, sino que lo hacen extensivo a todas las "resoluciones" o
"mandatos" judiciales.
Ello tiene su razón de ser, por cuanto uno de los campos en que prestan mayor utilidad las
sanciones conminatorias, es en la desobediencia al cumplimiento del "régimen de visitas", y
al "deber de prestar alimentos" que -según es bien sabido- se fijan por resoluciones que no
comportan jamás una sentencia definitiva.
Pero no es necesaria una "sentencia", ya que el campo de aplicación de las sanciones
conminatorias es más amplio y alcanza a todas las hipótesis en que, aun antes de una
sentencia definitiva, los magistrados, por vía de otras resoluciones: autos, decretos, etc.,
imponen a una de las partes el deber de observar una determinada conducta. Lo que sí es
necesario es que se trate de una resolución firme, es decir que no pueda ser atacada por
ningún recurso, y origine el deber actual de observar la conducta ordenada por el
magistrado.
Existen numerosas y variadas resoluciones emanadas de los magistrados, en las etapas
anteriores al dictado del fallo, que establecen conductas que deben ser observadas por las
partes y si éstas, sin justificativo, no las cumplen, los magistrados deben contar con armas
adecuadas para obtener obediencia. La experiencia demuestra que las sanciones pecuniarias
poseen eficacia pues son fácilmente ejecutables y golpean al remiso en uno de los puntos
más sensibles, su "bolsillo", lo que permite con frecuencia doblegar la actitud de litigantes
contumaces. 18
Nuestro ordenamiento jurídico tiene primordial interés en que las partes involucradas en
un proceso acaten las disposiciones judiciales, pues si pudiesen desobedecerlas
19
impunemente se resquebrajaría totalmente el sistema de derecho.
18
Jorge MOSSET ITURRASPE que: "El incumplimiento es un presupuesto para el dictado de la
condena, sin incumplimiento, no hay astreintes", en "Medios para forzar el cumplimiento", p. 57,
Rubinzal - Culzoni, Santa Fe, 1993.
19
"Astreintes: una revisión de los elementos salientes de las sanciones conminatorias", Anuario de Derecho
Civil, Fac. de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Católica de Córdoba, Nº 1, Año Académico 1993, p.
95
(ver en especial p. 97 y 98.
Caso Nº 2
El Sr Juan Murgui inicia Juicio de repetición en contra del Sr Carlos Velazco basándose en un
contrato de locación que celebra Marina Murgui en calidad de Locataria y Carlos velazco en calidad
de Locador. En dicho contrato el actor se constituye en fiador de la locataria. Manifiesta en la
demanda que a los quince dias de celebrado el contrato (15/6/04) la inquilina solicita que el
suministro del servicio electrico perteneciente a dicho inmueble se preste a su nombre,
constituyéndose asimismo el accionante en fiador ante la Epec. Sigue diciendo que en el mes de
Junio de 2006 , la arrendataria restituye el inmueble a los propietarios, retomando los mismos la
posesión plena. Desde el mes de junio de 2004 hasta marzo de 2007 inclusive, la energía eléctrica
fue efectivamente prestada en el inmueble de propiedad del demandado, no obstante lo cual fue
pagado por el actor. El 2 de mayo de 2007 la Sra Fabiola Anitori solicita se coloque a su nombre el
medidor Nº 36548, perteneciente a la vivienda propiedad de los accionados. Resalta en su libelo
introductorio qe la cláusula sexta del convenio reza: “La fianza y garantía subsistirá aún vencido el
contrato y hasta tanto el locatario restituya al locador la unidad arrendada y entregue comprobantes
de pagos de luz y gas que debe abonar el locatario”. Finaliza afirmando que si finalizó la obligación
principal también se extingue la accesoria, que se ha producido un cambio de deudor (novación
subjetiva. Cita las siguientes normas legales 1197, 1198,1199,1986,525 y 2047 del Código Civil
Corrido el traslado de la demanda al Sr Carlos Velazco, afirma que en el caso no existe relación
jurídica sustancial entre la actora y los demandados. Argumenta en su defensa que la cláusula
séptima del contrato dice” que el locatario deberá solicitar la conexión a su nombre del servicio de
energía eléctrica y solicitar la baja al momento de la entrega del inmueble”, esto último no sucedió,
solicita el rechazo de la demanda interponiendo la excepción de falta de acción.
Al respecto se presenta las siguientes cuestiones:
1. Cuáles son los institutos jurídicos en juego que presenta el caso en cuestión?
2. Conceptualice la teoría de los actos propios.
3. Enumere los requisitos de procedencia de dicha teoría.
4. Como Juez de la causa: ¿Cómo resuelve la cuestión?
5. Elabore 5 preguntas teniendo como eje ”que pasaría si…” que le insinúa el presente caso a los
fines de intercambiar opiniones con el resto de sus compañeros.
La Doctrina de los actos propios que en latín es conocida bajo la fórmula del
"principio del venire contra factum proprium non valet", proclama el principio general
de derecho que norma la inadmisibilidad de actuar contra los propios actos. Constituye
un límite del ejercicio de un derecho subjetivo, de una facultad, o de una potestad, como
consecuencia del principio de buena fe y, particularmente, de la exigencia de observar,
dentro del tráfico jurídico, un comportamiento consecuente.
Esta teoría ha sido definida tanto por autores nacionales y extranjeros como por la
jurisprudencia. Entre ellos podemos citar a Enneccerus-Niperdey 20, quienes afirman
que "a nadie le es lícito hacer valer un derecho en contradicción con su anterior
conducta, cuando esta conducta interpretada objetivamente según la ley, según las
buenas costumbres o la buena fe, justifica la conclusión de que no se hará valer el
derecho, o cuando el ejercicio posterior choque contra la ley, las buenas costumbres o la
buena fe".
Contenido: En esta teoría no basta la mera contradicción de un acto previo con otro
posterior. En base a la autonomía moral de todo individuo, y considerando la
falibilidad humana, toda persona tiene libertad y, por ende, puede corregir y enmendar
sus errores cambiando la futura conducta. El núcleo de la teoría del acto propio se halla
en las expectativas legítimas (E. Gandulfo). 21 Dado que el individuo es un agente
racional, puede planificar su futuro en base a ciertas razones, que son hechos, creencias,
deseos, etc. Ahora bien, el supuesto es que un agente, con su conducta, bajo ciertas
condiciones de contexto -que no indiquen precariedad o provisionalidad-, puede abrir o
crear ciertas expectativas a terceros, que sean justificadas en razones, y que sean
legítimas según los principios del ordenamiento jurídico. Al planificar su
desenvolvimiento en el tráfico, el tercero puede invertir tiempo y esfuerzo, y el agente
con su conducta inconsecuente puede cerrarle o frustrarle las expectativas, causándole
un daño injusto.
20
Enneccerus, Ludwig y Nipperdey, Hans Carl, Derecho Civil, Parte General, Tº I, Vol. II, Pto. 208, pág. 482.
21
Eduardo Gandulfo, La Aplicación del PPio ”Venire contra factum propriom non valet” . Un caso de vulgarismo
juridico, en Revista Chilena de Derecho (Chile) Vol 32 (2005) Nº 3 pp 363-374.
declaraciones previos), esta prohibición no está fundada técnicamente en una "promesa"
de base (Ch. Fried). 22
Se ha señalado que por tales motivos, la extensión de casos abarcados por ella ha
variado en el tiempo, ya que originalmente podría haber servido para fundar la fuerza
vinculante de los contratos, en ausencia de una teoría que justificara en mejor forma tal
propiedad.
En la doctrina nacional, Alsina Atienza 23 sostiene que la doctrina de los actos propios
"se reduce a que quien, mediante cierta conducta, positiva o negativa, infunde o crea en
otra persona, la confianza fundada de que aquél mantendrá su comportamiento en lo
sucesivo, deberá, sí, mantenerlo efectivamente, aunque en su fuero interno hubiere
abrigado otro propósito en realidad".
En este orden de ideas, la Jurisprudencia ha sostenido que "las partes no pueden
contradecir en juicio sus propios actos anteriores, deliberados, jurídicamente relevantes
y plenamente eficaces, como asimismo que devienen inadmisibles las pretensiones que
ponen a la parte en contradicción con sus comportamientos anteriores jurídicamente
relevantes"24
Es por ello que podemos afirmar que la teoría de los actos propios constituye un
principio general del derecho derivado de otro, cual es la buena fe 25 , que sanciona
como inadmisible toda pretensión lícita pero objetivamente contradictoria con
respecto al propio comportamiento anterior efectuado por el mismo sujeto.
Por último queremos subrayar que la teoría de los actos propios encuentra su
fundamento último en la regla moral, que se funda en el respeto de la buena fe, la
protección de la confianza suscitada, el comportamiento coherente en bien de terceros y
el rechazo a la sorpresa y a la emboscada
La teoría de los “propios actos”, 26 cuyos elementos conceptuales son descriptos con
bastante justeza en el caso que comentamos, fue acuñada por la Glosa, y tuvo abundante
aplicación en los países de Europa continental, encontrando su paralelo en el common
law en la figura del stoppel.
Esta doctrina tiene como fundamento el principio general de la buena fe, que impregna
la tonalidad del ordenamiento jurídico, y condena la adopción por el sujeto de actitudes
reñidas con las que ha observado anteriormente en la misma relación jurídica.27
El ámbito de aplicación de la teoría de los propios actos ha sido muy amplia antes de
que el derecho codificado incorporarse de manera específica a los textos legales figuras
como las renuncias o ratificaciones tácitas, que brindan armas al juzgador para impedir
el avance de muchas pretensiones ilegítimas.
En el caso particular del ordenamiento jurídico argentino se cuenta con una norma de
gran amplitud, pues Dalmacio Vélez Sársfield se anticipó a su época al destinar la
Sección Segunda del Libro Segundo a los hechos y actos jurídicos como fuente
22
Charles Fried, La Obligación contractual. El contrato como promesa, cap 8 Editorial Jurídica de Chile.
23
Alsina Atienza, Dalmiro. El sometimiento voluntario a un régimen jurídico y la impugnación de
inconstitucionalidad. ED, Tº 119, pág. 819, punto V.
24
“oyano, Juan C.” Cám. Segunda Penal San Nicolás, 18/11/81, LL, tº 1984-A, pág. 152.
25
Borda, Alejandro. «La teoría de los actos propios.» Ed.Abeledo Perrot, pág. 55, con cita de Mairal, Héctor
26
Por Luis MOISSET de ESPANÉS La Ley, 198A - A - 152 y Bol. Fac. de Der. y C. Sociales de Córdoba, años
XLVI-XLVII, 1982-1983, p. 223
27
Diez Picazo, “La Doctrina de los propios actos”, ed. Bosch, Barcelona, 1963
generadora de los derechos, e incluyó allí un dispositivo genérico sobre las
manifestaciones tácitas de voluntad (artículo 918), que ha permitido dar solución a la
mayor parte de los casos que en algún tiempo fueron considerados como hipótesis de
aplicación de la teoría de los actos propios.
Pero es del caso señalar que la doctrina de los actos propios excede el campo de las
manifestaciones tácitas de voluntad, 28encuentra aplicación tanto con relación a ellas,
como respecto a manifestaciones expresas. En realidad la teoría funcional cuando se
pretende impugnar una conducta anterior (expresa o tácita), y el derecho pone límites a
esa impugnación por estimarla contraria a la buena fe; o cuando se pretende ejercitar
algún derecho o facultad, también en contradicción con anteriores conductas
jurídicamente relevantes, y en pugna con la buena fe. Así, por ejemplo, cuando un acto
está viciado de nulidad, ella no podrá alegarse por “el que ha ejecutado el acto, sabiendo
o debiendo saber el vicio que lo invalidaba” (artículo 1047), y “la persona capaz no
puede pedir ni alegar la nulidad del acto fundándose en la incapacidad de la otra parte”
(artículo 1049).
Parece conveniente que la doctrina y jurisprudencia nacionales replanteen el tema, pues
la teoría de los actos propios tiene ciertos límites en su aplicación que no deben
olvidarse; ya hemos visto que la conducta anterior no es obstáculo para que el
sujeto plantee la nulidad del acto, cuando esta nulidad fue instituida por la le para
protegerlo de aprovechamientos injustos, o en salvaguardia de su situación de
inferioridad o incapacidad; tampoco puede esgrimirse como obstáculo la conducta
“contradictoria”, cuando se ha adoptado solamente en otra relación jurídica.
En los últimos años la jurisprudencia nacional ha vuelto a hacerse eco en fallos cada vez
más numerosos de la teoría de los actos propios. Sin duda ha contribuido a ello la
incorporación de un texto expreso sobre el principio de la buena fe (artículo 1198), y la
actitud inteligente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, desde hace algo
más de una década, ha renovado en varias de sus decisiones la inquietud sobre el tema,
ejemplo que luego han seguido numerosos tribunales.29
30
La moderna doctrina italiana asigna a la buena fe el rol de "regla de gobierno de la discrecionalidad privada",
conceptualización que recoge la notable aptitud jurígena del standard y sus posibilidades de empleo dúctil (Nanni,
Luca, "La buona fede contrattuale", Padova, Cedam, 1988, pags. 336 y ss.; Di Majo, Adolfo, "Obligazioni in
generale", pag. 295; Giampiccolo, Giorgio, su estudio publicado en "Studi sulla buona fede", Giuffré, Milano, 1975,
pags. 79 y ss).-
31
El principio cardinal o deber general de actuar de buena fe tiene la función de colmar las inevitables lagunas del
sistema legal; la ley, por muy analítica que sea, no puede preveer todas las situaciones posibles mediante normas
concretas, ni todos los abusos que las partes pueden cometer la una en perjuicio de la otra. La ley sólo previene las
situaciones más frecuentes, eliminando o prohibiendo los abusos más comunes; muchas conductas reprochables
escaparían a las espesas redes de la ley, si debiera considerarse permitido o lícito cualquier comportamiento que la ley
no prohibiera. El principio general de corrección y buena fe permite identificar otras prohibiciones y otras
obligaciones no contenidas en la ley. Como suele decirse cierra el sistema legislativo, es decir ofrece criterios para
colmar aquellas lagunas que se pueden manifestar en las cambiantes circunstancias de la vida social ( Galgano,
Francesco, op cit, pag. 454).
32
Esta doctrina es una respuesta problemas concretos y acuciantes dada, por ello mismo, solvitur ambulando; siendo
tal cosa, no debe extrañar que se hayan acuñado para alcanzar similar objetivo diversos brocárdicos, entre otros, los
de aquél, ha sido utilizada en forma intensiva en nuestro medio a partir
de los últimos quince años 33, cumpliendo una destacable labor de
moralización.
Fallos judiciales de los más diversos tribunales de nuestro país,
han resuelto que "Nadie puede ponerse en contradicción con sus
propios actos anteriores, a través del ejercicio de una conducta
incompatible con una anterior deliberada, jurídicamente relevante y
plenamente eficaz". 34
Siendo el derecho un método y no un fin 35 y estando dirigido a
seres humanos, dejar de plano a un lado las intenciones, los móviles,
los vicios que pudieran tener los actos de las personas es dar el último
paso hacia la deshumanización de un derecho ya bastante
deshumanizado.
Los actos propios constituirían de tal modo un altar pagano
donde se sacrificarían los derechos de toda persona que no obre con
pleno conocimiento y exteriorice perfecta y acabadamente su voluntad.
Y lamentablemente la realidad enseña que la mayoría de las personas
no hace ni lo uno ni lo otro, en muchos casos por falta de educación o
de posibilidades, en otros por apuro, por desconocimiento del derecho,
etc. 36.
No se trata de negar entidad o proyección a la figura, que la tiene
y en grado sumo, sino de recordar que como casi toda institución
jurídica debe aplicarse con mesura. En el foro todo, o casi todo, es
cuestión de medida, prudencia y sereno juicio; ya lo sintetizó
gráficamente el estagirita: “In medio veritas”.
siguientes: "venire contra factum proprio non valet", "Nemopotest mutare consilium suum in alterius injuriam",
"Quod semel placuit, amplius displicere non potest", "Patere legem quam ipse fecisti", "Non est tolerabilis ignorantia
in factum proprio", "Nemo licet adversus sua facta venir" (Mans Puigarnau, Jaime, "Los principios generales del
derecho", Bosch, Barcelona, l947, pag. 25).
33
Con anterioridad al mes de Noviembre de 1983 en que se desarrollaron en Mar del Plata las IX Jornadas
Nacionales de Derecho Civil, cenit de la doctrina, ya existía una importante corriente jurisprudencial que había
seguido el principio (Vid. E.D. 85-348; idem, 81-610; idem,85-539 y 83-473;R.E.D. 11-81;E.D. 87-152; idem, 88-
686 y 76-610; E.D. 80-544 y 75-370 y 81-157, entre otros).-
34
(13) S.C.B.A., 23/12/985, "Castilla de Bertres, suc. c/ Moyano, José y otros", en L.L. 1987-A-655; Cam. Nac.
Civil, Sala B, 8/11/978, "Galarza, Juán c/ Heselman, Judka", R.E.D. 13-104; Sala D, Abril 14-983, "Bianchini, y otra
c/ Municipalidad de la Capital", en L.L. l984-A-295: Cam Nac. Com, Sala E, Febrero 8-984, in re "Muñoz, María c/
Italar SA", en L.L. l984-B-150;Cam. Nac. Fed. Civil y Com., Sala II, Junio 25-982, in re "Cabrera, Roberto c/
Gobierno Nacional", en E. D. 102-446; Cam. Apel. C.C. San Isidro, Sala I, 5/8/987, "Ballesteros de Senna, Manuel
suc. c/ Aranchipe de Allievi, Nélida y otros", D.J. 1988-I-1034.-
35
“Derecho y justicia no son la misma cosa: hay entre ellos la relación de medio a fin; derecho es el medio, justicia
es el fin. El producto suministrado por las oficinas del derecho es bueno o malo según que sirva o no a la justicia...”
(Carnelutti, Francesco, “Como nace el derecho”, Monografías Jurídicas, Edit.Temis, Bogotá, 1994, Trad. de Sentís
Melendo y Ayerra Redín, 2º edic., pag. 81 y ss).
36
Esa perfección en el actuar que se requieren o contempla que el derecho de fines del milenio no es ni siquiera
conocido en su totalidad por los letrados, que la gente común se halla, en general, ajena a sus dictados y que la
igualdad es ideal y no efectiva. En tales condiciones, extremar ese tipo de exigencias implicaría tanto como recrear un
calendario de días fastos y nefastos. Marcelo J. López Mesa
8. Enumere los requisitos de procedencia de dicha teoría.
Que los actos propios sean inequívocos, en orden a que intersubjetivamente
pueda determinarse el sentido de los actos del agente.
Que entre la conducta anterior y la pretensión actual exista una incompatibilidad
o una inconsecuencia, según el sentido que, de buena fe, hubiera de atribuirse a
la conducta anterior.
Que en la conducta del agente no ha de existir ningún margen de error por haber
actuado con plena conciencia para producir o modificar el sentido del acto
anterior.
Que sea razonable la generación de la expectativa primigenia, considerando
todas las razones disponibles. Por ejemplo, del contexto no debe desprenderse
que el acto prístino sea un acto de mera tolerancia.
Que tal expectativa sea legítima, es decir, que guarde conformidad con los
principios del ordenamiento jurídico.
Que se produzca la frustración de tal clase de expectativa.
Que se provoque un daño a terceros con la conducta cambiante; de lo contrario
será irrelevante para el Derecho.
La doctrina nacional 37 sostiene que la teoría de los actos propios requiere de tres
condiciones básicas o requisitos para que pueda ser aplicada: a saber:
1) Una conducta relevante y eficaz. la teoría de los actos propios requiere, para
poder ser aplicada, la existencia de una conducta anterior jurídicamente relevante
y eficaz, es decir, una conducta vinculante que revele una determinada actitud de
una persona respecto de algunos intereses vitales.
En este sentido, para que la teoría de los actos propios pueda ser aplicada deberán
tenerse en cuenta las conductas ejecutadas dentro de una situación jurídica, es decir que
repercutan en ella, susciten la confianza o que revelen una actitud, debiendo excluirse
las conductas que no incidan o sean ajenas a dicha relación jurídica.
37
Gagliardo, Mariano. “a doctrina del propio acto en el derecho societario” LL tº 1987-B, Pág. 44.
sentenciar que: resulta inadmisible la pretensión de aportar razones de derecho que
contravengan la propia conducta anterior, cuando ésta ha sido adoptada de un
modo formalmente relevante y jurídicamente eficaz(6)”
En el caso en análisis, la pretensión contradictoria consiste en procurar invocar una
causal de caducidad con el objeto de dar por decaído un plan de facilidades de pago, que
se contradice con la conducta vinculante, cual fue la de seguir aceptando los pagos hasta
ahora. El derecho le permite la defensa al sujeto -invocando la teoría de los actos
propios-que ha receptado ambas conductas, que ha confiado en la primera de ellas y que
ha actuado consecuentemente con dicha confianza
38
Marcelo J. López Meza, De nuevo sobre el principio general de la buena fe y la doctrina de los actos propios.
39
Conclusión Nro. 5ta. de la Comisión Nro 8 de las Novenas Jornadas Nacionales de Derecho Civil, desarrolladas en
Mar del Plata en 1983. El desarrollo acabado de este punto amerita un estudio aparte, por lo que a mayor
abundamiento remitimos a las consideraciones que efectúan sobre los distintos presupuestos, los profesores Dres.
Alberti, ("Prólogo", cit, pag. XVIII/XXII) y Compagnucci de Caso ("La doctrina de los actos propios y la
manifestación tácita...", en L.L. 1985-A-1002 y sigs.).
“Son presupuestos que hacen aplicable la teoría de los actos propios: un comportamiento vinculante y eficaz, un
comportamiento posterior que afecta las expectativas que surgen del anterior, e identidad jurídica de los sujetos
actuantes en ambas situaciones” (CN Fed. Contencioso administrativo, sala III, noviembre5/991,”Narvaiz, Pedro C.
c/Corte Suprema de Justicia de la Nación”, LALEY, 1992-B, 558yDJ. 1992-2-95).
40
“Son requisitos de los actos propios, entre otros, que sean claros y explícitos, que hayan sido adoptados y
realizados con plena libertad y que los mismos causen o puedan causar estado por ir dirigidos a crear, modificar o
extinguir un hecho opuesto” (TRB. Supremo de España, Sala 1º, sentencia del 19/6/992, Ponente: Dr. Martín Granizo
Fernández, Archivo 1992-3343, en Revista Jurídica española La LEY, Rep. XII, pag. 66, Nº 375).
41
Trib. Sup. de España, Sala 1º, sentencia del 26/12/991,Ponente: Dr. Almagro Nosete, Archivo 1992-2833, en
Revista Jurídica española La LEY, Rep. XII, pag. 66).
Consecuencia del Principio
Sin embargo, hay algunas posiciones que piensan que sus efectos pueden extender más
allá, hacia ámbitos sustantivos de responsabilidad.
Ámbito de Aplicación
No sólo está reservado a disputas entre particulares, sino que también se extiende a la
Administración Pública y al Ministerio Público, con ciertas adecuaciones, en virtud del
sometimiento al Imperio del Derecho. 44 En efecto, en la medida en que tanto la
Administración Pública, como la Fiscalía, puedan generar las expectativas justificadas
en los ciudadanos y defraudarlas, éstos pueden quedar sometidos a esta regla. El cambio
de sus conductas sólo debe producirse previo aviso a los ciudadanos (los criterios de
fondo del cambio quedan sometidos a otros principios). El Tribunal Constitucional
español ha decretado que: "aunque tal doctrina puede ser aplicable a las relaciones
jurídicas regidas por el Derecho administrativo y por el Derecho público en general,
como ha venido reconociendo la jurisprudencia del Tribunal Supremo, sólo puede serlo
con las necesarias matizaciones, que no la desvíen de los principios rectores que
constituyen su fundamento último, que son, como acabamos de recordar, la protección
de la confianza y la protección de la buena fe. Deriva de ello el que si el juego de tales
principios puede encontrar alguna conexión con la idea de seguridad jurídica, no tiene
ninguna con el derecho de los ciudadanos a la igualdad ante la ley que consagra el art.
14..."(Sentencia 73/1988)[3].
43
Luís Díez-Picazo y Ponce de León, (1963), La doctrina de los propios actos, Editorial Bosch.
44
Marcelo J. López Meza, De nuevo sobre el principio general de la buena fe y la doctrina de los actos propios.
45
Por Luis MOISSET de ESPANÉS La Ley, 1983 - D - 523
-El que pide la nulidad de la venta hecha por su mandatario, después de haberse
aprovechado del precio;
-El que ejercita derechos anteriormente renunciados;
-El que desconoce o niega una representación que anteriormente ha reconocido;
-El locador que pide la resolución del contrato por cesión cuando la ha consentido y
convalidado;
-Quien impugna un testamento, que ha reconocido como válido para recibir un legado.
que el actor pudo razonablemente creerse con derecho a litigar, las costas de
46
(cfr. Lino E. Palacio, Derecho Procesal Civil, Edit. Abeledo-Perrot, Bs. As. 1990, T. I, pág. 406).
47
(ob. cit. T. I, pág. 409).
48
La Suprema Corte de Justicia Provincial siguiendo el pensamiento chiovendano consagra la teoría objetiva de la
condena en costas, atribuyendo a estas el carácter de una indemnización debida a quien se ha visto obligado a litigar,
para obtener el reconocimiento de su pretensión jurídica (Chiovenda, La condena en costas, Madrid, 1928, p. 232; La
Ley v. 66, p 202).- En otras palabras, las costas son las erogaciones que necesariamente deben hacer los sujetos del
proceso, para obtener la actuación de la ley mediante la resolución judicial que pretenden siendo principio general en
la materia que el objetivamente derrotado debe resarcir íntegramente las mismas al vencedor (Podetti, Tratado de los
actos procesales, p. 111, nº 30).-
Este principio general prescinde de toda idea subjetiva de buena o mala fe, la condena en costas al vencido es la regla,
pues quien hace necesaria la intervención del Tribunal por su conducta debe cargar con los gastos efectuados por
quien ha debido iniciar una demanda justa, o defenderse de una injusta, para obtener el reconocimiento de su
derecho.-
Por su parte, la facultad judicial para eximir de costas al vencido reviste carácter excepcional y no está condicionada
por la temeridad, mala fe o culpa del litigante, sino inspirada en razones de equidad ajustables a cada caso..." (esta
Sala en Causa nº 27.140, R.S. 219/92, sent. del 29-11-1992, entre muchas otras).-
10. Elabore 5 preguntas teniendo como eje”que pasaría si…” que le insinúa el presente caso a los
fines de intercambiar opiniones con el resto de sus compañeros.
1. ¿Qué pasaría si la Locataria, Marina Murgui, hubiese cumplido con la obligación de restituir el
inmueble, junto con las debidas bajas de suministros y servicios?
2. ¿Qué pasaría si el garante en el contrato de locacion, que pago a la empresa de suministro de
energía eléctrica, hubiese accionado la repetición de pago, a la misma empresa?
3. ¿Qué pasaría si el inmueble hubiese seguido sin alquilarse durante un año mas, el actor, hubiera
tenido que pagar el suministro de energía por todo ese periodo también?
Caso practico Nº 3
El Sr César Florenti, en su carácter de locador del departamento designado como “B” planta baja del
Edificio Sur inicia demanda de desalojo contra Jorge Santos debido a la falta de pago de los arriendos de
dos meses consecutivos. Previo a ello, cursó intimación del art 5 de la ley 23.091 mediante carta
documento. Vencida aquella, impetra la demanda referenciada, cuya admisión posee efectos rescisorios
de la relación contractual con efectos retroactivos al dia de la presentación de la demanda.
Corrido el traslado de ley al demandado, Sr Jorge Santos realiza la consignación judicial de los meses
adeudados con más los intereses compensatorios devengados, oponiéndose a la cláusula penal fijada en el
contrato denunciando usura. Afirma que en materia de sumas de dinero el deudor moroso tiene siempre la
posibilidad de liberarse pagando los intereses debidos.
En su defensa, el actor-locador resiste la consignación fundándose en extemporaneidad del mismo por
haber iniciado acción de desalojo con anterioridad. Invoca la resolución del contrato de locación por falta
de pago, citando el art. 1579 del C.C..
Punto Nº 1
El pago por consignación.
a) Procedencia. Regla general.49
El pago por consignación es un mecanismo que la ley prevé para facilitar al deudor que
se libere, es decir ejercite su "derecho a pagar", en los casos en que no cuenta con la
colaboración del acreedor, sea porque éste se niega a brindar esa colaboración, sea
49
Luís MOISSET de ESPANÉS Publicado en Zeus, T. 88, D - 155, y en Actualidad Jurídica, T. 96,
noviembre 2001, p. 33.
porque no puede hacerlo. Este procedimiento judicial tiene como finalidad primordial
poner fin a la vida de la relación jurídica obligatoria, que no ha podido concluir de
manera normal.
La lectura de las distintas hipótesis en que la ley admite la consignación, enunciadas en
el artículo 757 del Código civil argentino, nos permite dividirlas en dos categorías
principales, a saber:
a) Casos en que el acreedor, dolosa o culposamente, negó su colaboración, es decir en
que se ha configurado la mora "creditoris"; y
b) Casos en que la falta de colaboración se debe a otras causas, extrañas a la voluntad
del acreedor, y que no le son imputables. En estos casos nada puede reprocharse al
acreedor por su conducta, ni se lo puede considerar incurso en mora, pero como no sería
correcto mantener al deudor sujeto indefinidamente por el vínculo obligacional, se le
concede este medio excepcional para que pueda extinguir la obligación.
En resumen, la regla general para que proceda la consignación es la falta de
colaboración del acreedor en recibir el pago; pero esa falta de colaboración, insistimos,
puede tener muy diversas causas y ser, o no, imputable al acreedor50.
Cuando la falta de colaboración es imputable al acreedor, que obrando culposamente no
recibió el pago, estamos frente a casos en que la mora "creditoris" hace posible la
consignación (artículo 757, inciso 1); pero también se admite la consignación cuando
esta falta de cooperación es inimputable, como sucede cuando el acreedor es incapaz o
estuviese ausente (incisos 2 y 3 del artículo 757); e, inclusive, puede suceder que la ley
le imponga el deber de no recibir el pago, como ocurre cuando la deuda ha sido
embargada (inciso 5 del artículo 757). O sea que puede consignarse cuando el acreedor
no quiere recibir el pago (mora creditoris), o cuando no puede hacerlo por
circunstancias de hecho justificables, o impedimentos legales, casos estos últimos en
que estamos frente a una simple falta de colaboración que no produce los efectos
jurídicos de la mora, sino que tiene únicamente como consecuencia el habilitar al
deudor a que realice, si quiere, el pago por consignación.
b) Efectos.
El artículo 759 del Código argentino nos dice que la consignación válidamente
efectuada "surte todos los efectos del verdadero pago", es decir que con ella se pondrá
fin de manera definitiva a la relación jurídica obligatoria.
50
Conf. CAZEAUX - TRIGO REPRESAS, obra citada, T. 2, vol. 2, 1ª ed., La Plata, 1972, p. 189.
No es éste el lugar indicado para extenderse en consideraciones sobre la poco feliz
redacción del último párrafo del artículo 759, que pareciera computar los efectos de la
consignación a partir del día de la sentencia; la resolución judicial en este caso, como en
tantos otros, es meramente declarativa, produciéndose entonces una "unificación" del
tiempo jurídico del proceso en un momento "ideal”51, que debe retrotraerse al instante
en que la parte peticionó la declaración de su derecho.
En consecuencia debemos entender que si la obligación producía intereses, por ejemplo,
y la sentencia acepta la consignación, esos intereses cesaron de producirse desde el
momento en que se efectuó la consignación. El punto es más claro cuando se trata de la
entrega de cuerpos ciertos, pues en tal caso el artículo 764 previene que los efectos de la
consignación se producen desde el momento de la intimación, lo que significa poner a
cargo del acreedor los riesgos de la prestación.
Además, con relación a los intereses y a los riesgos de la prestación, estas normas sólo
tienen interés cuando se llega a la consignación porque el acreedor "no puede"
colaborar, ya que cuando el acreedor "no ha querido" hacerlo, es un requisito previo
para consignar el que se lo constituya en mora, y desde el momento en que se lo haga
los riesgos de la cosa habrán pasado al acreedor, y también habrá cesado el curso de los
intereses.
En resumen, el principal efecto de la consignación es extinguir la obligación, como si
hubiese mediado un pago.
51
"Nosotros creemos que... ...jurídicamente el momento presente es un complejo temporalmente más
extenso y no se limita solamente a la sentencia, ni a la demanda, sino que comprende al litigio en su
totalidad, desde la demanda hasta la decisión definitiva del juez o tribunal. Advertimos que toda esa
actividad que requiere el litigio, cuya duración se prolonga en el tiempo y se proyecta a lo largo del
período que comienza con la deducción de la pretensión ante la justicia, pasa a través de la actividad
probatoria desarrollada en el pleito, y termina con la sentencia, debe concebirse idealmente como un
instante único. El juez en su sentencia, deberá referirse a aquello que se reclamó, alegó y probó, es decir a
actividades desarrolladas en momentos anteriores, como si realmente estuviesen fusionadas en un instante
único con el momento de la sentencia" (ver "Reflexiones sobre el daño actual y el daño futuro...", El
Derecho 59- 791, en especial ap. III, p. 793).
Algunos autores, especialmente en otros sistemas jurídicos, han pretendido asimilar la
mora del acreedor con el pago por consignación 52; esta asimilación es inadmisible en el
derecho argentino53,
La mora del acreedor da lugar a una situación transitoria, en cuyo transcurso todavía
existe la posibilidad de que se haga efectivo el cumplimiento de la prestación, si el
acreedor desiste de su actitud y se allana a recibir el pago54.
La consignación, en cambio, aunque se extienda en el tiempo -por la necesidad de
sustanciar el proceso- es un hecho "idealmente" instantáneo, que tiende a poner fin
de manera definitiva a la relación jurídica obligatoria.
La mora del acreedor exige siempre de su parte una conducta culpable o ilegítima; a la
consignación puede llegarse en casos en que el acreedor no ha tenido ninguna culpa y su
omisión de colaborar se encuentra justificada.
El deudor que ha constituido a su acreedor en mora no está obligado a consignar, sino
que puede esperar que el acreedor purgue su mora, y pagar recién cuando el acreedor se
avenga a recibir la prestación.
La constitución en mora del acreedor tiene solamente como efecto trasladar los riesgos
de la prestación y hacer cesar el curso de los intereses. La consignación va más allá,
puesto que extingue la obligación, y en tal caso ya no podrá hablarse de riesgos de la
prestación, ni de intereses...
Para constituir en mora al acreedor se aplicarán, por analogía, las reglas establecidas en
el artículo 509 del Código civil argentino para la mora del deudor, lo que nos llevará a
sostener que, las más de las veces, será necesaria una interpelación extrajudicial. La
consignación es siempre un procedimiento judicial.
52
BORDA, con respecto a las obligaciones de dar ("Tratado de Derecho Civil Argentino - Obligaciones",
2ª ed., Perrot, Buenos Aires, 1967, T. 1, Nºs. 78 y 79, p. 75 a 77).
53
ALTERINI - AMEAL - LÓPEZ CABANA, obra citada, T. 1, Nº 873, y
prácticamente toda la doctrina nacional.
54
LLAMBÍAS: "Tratado de Derecho Civil argentino -Obligaciones", ed. Perrot, Buenos Aires, 1967, T.
1, p. 158
Conclusiones.
1) La falta de colaboración del acreedor, cualquiera sea su causa, habilita al deudor a
consignar.
2) Cuando la falta de colaboración es culpable, acarrea como consecuencia la mora del
acreedor, quien deberá asumir los riesgos, e indemnizar los perjuicios que su mora
ocasione.
3) La consignación, válidamente efectuada, libera al deudor de su obligación.
4) La consignación es siempre un procedimiento judicial.
5) Frente a la mora del acreedor, el deudor tiene el “derecho” de consignar, pero no la
obligación de hacerlo. Puede esperar que el acreedor purgue su mora, prestando la
colaboración debida que permita ejecutar la prestación.
6) Para constituir en mora al acreedor es menester, como regla general, intimarlo a
prestar la colaboración debida.
Luego de la exposición de institución del Pago por consignación por mora del acreedor,
no podemos establecer que se den dichos requisitos en el caso propuesto. Ya que en
ningún momento se menciona la actitud del acreedor de rechazar con anterioridad a la
interposición de la demanda de desalojo, la recepción del pago.
Además de éstos ya enumerados, como bien observa LLambías: “Hace a la eficacia del
pago la concurrencia los principios de integridad e identidad…, el demandante no está
obligado a recibir algo distinto de lo prometido, ni menos cantidad de lo acordado.
Fallando la concurrencia de estos principios, se impone el rechazo de la consignación.
El principio de identidad del pago está contemplado claramente en los arts. 740 y 741,
el primero de los cuales dispone: “El deudor debe entregar al acreedor la misma cosa a
cuya entrega se obligó. El acreedor no puede ser obligado a recibir una cosa por otra,
aunque sea de igual o mayor valor”.
Punto Nº 2
VIABILIDAD DEL DESALOJO POR FALTA DE PAGO
Para que el desalojo por falta de pago sea procedente es necesario que se den ciertos
requisitos de fondo a saber55:
a) La existencia de una relación locativa cierta,
b) El retraso moroso en el pago del alquiler.
Sobre éste último punto, hay que hacer algunas observaciones: aunque el locador
sustente el hecho de que el inquilino no abona los alquileres, no implica que éste se
encuentre incurso en mora, y ésta es componente necesario de la acción de desalojo.
Para que ella exista es necesario que el retardo tenga origen en la culpa o dolo del
deudor y que además le sea imputable. Podría presentarse al situación de que no se haya
convenido en el contrato por escrito el lugar de pago, y éste sea el domicilio del deudor,
si el acreedor no presta su colaboración para facilitar el pago concurriendo a dicho
domicilio, va de suyo que el inquilino no puede ser considerado moroso.
55
Alí Joaquín Salgado, “Locación, comodato y desalojo”, 3ra edición actualizada. Ediciones la Rocca,
1994.
Punto Nº 3
Art. 5 “Intimación de pago. Previamente a la demanda de desalojo por falta de
pago de alquileres, el locador deberá intimar fehacientemente el pago de la
cantidad debida, otorgando para ello un plazo que nunca será inferior a 10 días
corridos contados a partir de la recepción de la intimación, consignando el lugar de
pago.” Ley de Locaciones Urbanas.
La intimación previa a la demanda (art. 5 de ley 23.091), es requisito ineludible para
entablar la demanda por desalojo, posee un carácter predominantemente formal, que no
tiene un fin en sí mismo, sino que es un medio que ha empleado el legislador para evitar
abusos por parte del locador, que no ha prestado la debida colaboración e hiciera
incurrir en mora al locatario, dando además certezas sobre las sumas adeudadas. La
intimación hecha al locatario no es una exigencia impuesta por la ley para constituir en
mora al deudor, ya que la mora se produce por el mero vencimiento del término (art.
509 del C.C.), sino para brindarle una oportunidad extra de abonar los arriendos,
liberarse de la deuda y advertirle que si no la aprovecha será demandado por desalojo
Punto Nº 4
No caduca, simplemente no produce efectos, ya que lo que se persigue con el juicio de
desalojo es la recuperación del inmueble dado en locación y no la percepción de los
alquileres adeudados, que se podrá hacer a través de un ejecutivo por cobro de intereses.
La percepción de alquileres atrasados por el locador con posterioridad al ejercicio de la
demanda de desalojo, no se puede entender como renuncia del derecho de perseguir la
rescisión del contrato por incumplimiento del deudor. Aún cuando el locador recibiere
los importes debidos, durante la sustanciación del proceso, no obsta al progreso de la
demanda, ya que es incuestionable el derecho del locador a recibirlos sin perjuicio de
obtener desahucio del inquilino moroso.
De igual forma, los depósitos de alquileres realizados en el juicio de desalojo, en tanto
no fueron aceptados por el acreedor ni declarados legales por sentencia, no dejan de ser
una mera oferta de pago, y carecen del efecto cancelatorio del mismo, resultando
inadmisibles como fundamento de excepción de pago opuesta al cobro ejecutivo de
alquileres.
Punto Nº 5
El pago deber ser completo, de acuerdo a lo establecido en cuanto al tiempo, modo y
objeto. Si el deudor se comprometió a entregar X cantidad de dinero, pactando los
intereses, incluidos los moratorios, ésa es al cantidad a la que está obligado, pudiendo el
acreedor negarse a recibirlos e impugnar la consignación judicial si esta se hiciere,
cuando falten alguno de los requisitos de procedencia.
En cuanto a los intereses moratorios, son acumulables a la obligación principal y son
asignables al interés punitorio, por lo que deberán ser abonados en su totalidad, y
quedará al arbitrio judicial la determinación de su calidad de usurarios o si han
beneficiado con un enriquecimiento ilícito al acreedor.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1.Buteler Cáceres, José A., Manual de Derecho Civil Parte General, Advocatus, 1989.
2.Clariá Olmedo, Jorge A., Derecho Procesal, Depalma, Buenos Aires, 1983.
3.Llambías, Jorge Joaquín, Código Civil anotado, Abeledo-Perrot, Buenos Aires.,
1979.
4.Pizarro, Ramón Daniel, Instituciones de Derecho Privado Obligaciones, Hammurabi,
Buenos Aires, 1999, Tomos I a III.
5. Fontanarrosa, Rodolfo O. “ Derecho Comercial argentino. Parte General”, Zavalia,
1992