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El Santo de los periodistas, ¿por qué esa coronación papal?

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

• Por OSCAR LOPEZ REYES


• Fecha: 22/01/2021
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La palabra oral y las hojas sueltas suplicaron y obraron, en la baza de la


sotana, con pujante supremacía, en la persuasión y la convicción. La prédica
de Francisco de Sales reconquistó y atrajo hacia el catolicismo de la Iglesia de
Roma a más de 72 mil almas, virtuosidad que se enhebró como un referente
paradigmático en la memoria eclesiástica universal.

Entre 1594 y 1597 desarrolló su obra misionera en El Chablais, cerca de


Ginebra, que había sido influenciada y avasallada por el teólogo Juan Calvino,
un gestor de la Reforma Protestante contraria a la doctrina tradicional de la
Iglesia Católica Romana. Predicando a “las ovejas perdidas” en villas y
poblados, resistiendo frío y carencias alimenticias en el borde de atentados
criminales, reconquistó a una inmensidad de antiguos feligreses y potenciales
fieles católicos.

Para llegarles refutando las ideas calvinistas, Francisco de Sales se ingenió la


redacción de octavillas y pasquines, con noticias y mensajes en contra de “los
herejes” protestantes del calvinismo. Escribió manuscritos, que en horas
nocturnas tiraba clandestinamente por debajo de las puertas de las casas.
Esos textos fueron publicados, en 1672, en el libro “Controversias”.

Más alejado en el tiempo, en el siglo Primero antes de Cristo, el célebre


estratega político-militar Julio César colocó, en el “Foro Romano”, el Acta
diurna, un diario romano que marcó un hito en el reconocimiento de la
trascendencia de la opinión pública.
En 1450, Juan Gutenberg inventó la imprenta, en Alemania, y a partir de
entonces pulularon las hojas sueltas impresas. La primera fue distribuida en
1529, en Viena, para exhortar a sus nativos a prepararse para contener a los
turcos que sitiaban la ciudad. Y en 1605 apareció en Amberes, China, el primer
periódico de la historia: El Nieuwe Tijdingen. Ese mismo año circuló en
Alemania el periódico impreso “Strassburger Relation”.

Posteriormente, fueron editados el Mercurius Galo-Belgicus (una hoja volante),


El English Mercurie (1588) y el Mercurius Britnannicus (1632). Este último se
estampó como el primero en ser censurado por el gobierno y, a la vez, en
triunfar en una contienda por el derecho de ejercer libremente, en virtud de que,
en 1641, un juez evacuó una sentencia en la que se estipuló que “La libertad
de prensa es nuestra libertad”.

En el siglo XVIII, las hojas volantes reinaron en la Iglesia Católica de Alemania,


Francia e Inglaterra, que cada domingo distribuía en los templos con
informaciones y orientaciones a los congregantes.

Formado en una escuela de la Compañía de Jesús, instituida por San Ignacio de


Loyola, el antiguo plumilla (identificado como periodista a partir de 1763),
Francisco de Sales se convirtió así en un precursor de la prensa escrita
artesanal. Siguiendo sus pautas, casi 40 años después, la Iglesia Católica editó
(1631) su primer órgano de prensa: La Gazzeta de Francia, el primer periódico
del país y el séptimo mundial.

A los 219 años, contando con respaldo financiero del papa Pío IX, fue impresa
en Nápoles y muy pronto trasladada a Roma, Italia, la revista La Civilita
Catòlica (Civilización Católica), la voz de los jesuitas, para instruir a los devotos
sobre temas dogmáticos y teológicos y responder – el primer y el tercer sábado
de cada mes- las embestidas de los liberales y masones. Ha circulado durante
170 años (1850-2020), últimamente quincenalmente, en los idiomas español,
francés, inglés, coreano y japonés.

Otro rotativo, L´Osservatore Romano (Observatorio Romano), comenzó a ser


editado diariamente, en 1861, como vocero de la Ciudad del Vaticano, que
divulga informaciones sobre el Papa e inserta artículos escritos por clérigos.
Publicado en diferentes idiomas, con sus lemas “unicuique suum” (“A cada uno
lo suyo”) y “Non Praevalebunt” (“Las puertas del infierno no prevalecerán”, se
ha mantenido hasta el 2020.
En el ocaso del siglo XV (1599), Francisco de Sales prosiguió exhibiendo con
elegancia su túnica, alzacuello o collarín blanco en el pecho, su escapulario y
cogulla en monasterios o conventos, y en las liturgias clericales. Como obispo
coadjutor de Ginebra fundo la “Santa casa de Thon”, para la educación, que
amplio luego que tomó posesión como obispo.

En el ejercicio de su ministerio sacerdotal también fundó la Academia


Florimontaña, para fomentar los estudios de las artes y las ciencias, y la Orden
de la Visitación de Santa María, junto a la baronesa Juana Francisca de
Chantal, para la formación de las religiosas. En 1618 conoció a San Vicente de
Paúl, en quien influyó preponderantemente.

En el viaje de las centurias, su doctrina y labor pastoral también impactó al


santo italiano San Juan Bosco, quien postuló que “Francisco de Sales fue el
hombre que mejor ha reproducido al Hijo de Dios viviente en esta tierra”, y que
es “el más humano de los santos; el santo de la amistad, de la alegría y del
optimismo” (1).

En su diócesis del monasterio de la Visitación de la ciudad de Lyon, y fatigado


por la faena de los años, comenzó a tener problemas con el hígado. El 27 de
diciembre, Día de San Juan Evangelista, sufrió un desmayo, pero brevemente
se recobró de la parálisis. Pronto cayó en agonía, y pronunció su última
palabra: Jesús. El 28 de diciembre de 1622, Día de los Santos Inocentes,
exhaló por última vez, sosegado, a los 20 años y a los 56 años de edad,
cuando el promedio de vida era inferior a los 40 años.

Su cuerpo fue trasladado a Annecy, y luego de ser embalsamado, expuesto


con sus vestimentas episcopales, en la catedral del Monasterio de la Visitación,
donde lo sepultaron el 24 de enero de 1924; ahora esa fecha es su festividad en
el santoral católico.

El 21 de noviembre de 1877, el Papa Pío IX proclamó a Francisco de Sales


patrono y modelo de la prensa católica, por defender la verdad cristiana con la
palabra y la pluma. Y el 26 de enero de 1923, en la conmemoración de los 300
años de su fallecimiento, fue proclamado por el Papa Pío XI, mediante la
encíclica Rerum Omnium Perturbationem “La perturbación de todas las cosas”,
patrón de los periodistas y escritores.

La solemne carta circular del Vaticano “a nuestros venerables hermanos los


patriarcas, primates, arzobispos, obispos y otros ordinarios en paz y comunión

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