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Salvador de que «la sintaxis nunca ha sido hasta ahora ocupación seria de
dialectólogos, sino de filólogos» 3. Se suele afirmar que tal situación estaba
plenamente justificada en una época en la que no existían medios apropiados
para recoger un material hablado que pudiera ser significativo en sintaxis,
pero que en la actualidad los medios magnéticos de registro de la voz humana
hacen injustificable nuestro desconocimiento del habla real en los diversos
ámbitos geográficos del español. Esta afirmación me parece cierta sólo a
medias. Es verdad que en la actualidad disponemos de medios, a veces muy
sofisticados, de recoger y, reproducir cuantas veces se quiera grandes frag-
mentos de habla. Sin embargo, en mi opinión, eso sólo no basta para describir
la estructura sintáctica de nuestros dialectos. Sucede con bastante frecuencia
que cuando alguien realiza una recolección de material de este tipo termine
por no saber qué hace con ellas v la investigación, así, muere antes de haber
nacido. En otras palabras, para que una investigación sea fructífera es necesa-
rio saber lo que se busca . La situación es análoga a la que se planteaba antes
del nacimiento de la dialectología científica : la variación dialectal era un hecho
conocido cuya observación estaba al alcance de cualquiera, pero esa observa-
ción únicamente fructificó en una tarea científica cuando se partió de una
hipótesis (la teoría de las leyes fonéticas) que orientara la búsqueda . De ese
modo se pudo recoger un amplio caudal de datos sistemáticos y perfilar un
método para nuevas recolecciones. Exactamente esto es lo que creo que falta
para poder emprender la tarea de describir la sintaxis dialectal del español:
una hipótesis de la naturaleza de la variación sintáctica dialectal y, a partir de
ella, un método para recopilar un material sistemático y homogéneo, con el
que poder trazar la geografía de los fenómenos observados .
La formulación de una hipótesis sobre la .naturaleza de la variación dialec-
tal, tarea que, en suma, implica el postulado de un conjunto de «modelos» de
tales variaciones, tropieza con un serio inconveniente : la inmensa mayoría del
acervo de nuestros conocimientos de sintaxis se refieren a la sintaxis literaria,
mientras que el estudio del español coloquial apenas empieza a abrirse camino
entre las preocupaciones de los especialistas 4.
Sin un adecuado conocimiento de las estructuras sintácticas del español
coloquial, cualquier intento de descripción de la sintaxis de los dialectos o de
los niveles lingüísticas está condenada de antemano al fracaso . Es como si, por
seguir con la analogía apuntada antes, se intentara describir la pronunciación
real del español, partiendo del conocimiento que de ella tenían los ortólogos
clásicos . En efecto, el conocimiento de la fonética real de las hablas hispanas
sólo pudo tener lugar tras la constitución de la fonética como ciencia indepen-
diente, cuya fundación puede situarse en la aparición de la obra de E. Sievers,
Gründzuge der Phonetik, en 1876, Sólo a partir de ese momento se dispuso de
los mecanismos necesarios para describir con rigor y fidelidad las característi-
seno de esa especificidad coloquial donde hay que buscar la variación que
obedece a causas geográficas, estratificacionales o estilísticas .
En este sentido, es posible señalar (sin ninguna pretensión de exhaustivi-
dad) algunos puntos en los que una indagación atenta y orientada podrá poner
de manifiesto variedades sintácticas del tipo que nos ocupan .
En primer lugar, puesto que el análisis de las estructuras sintácticas colo-
quiales es indesligable de la inclusión de éstas en organizaciones más amplias,
corno el texto, el enunciado, etc ., y como tales estructuras son inseparables de
sus respectivos contextos pragmáticos, parece claro que una primera fuente
de variaciones podremos encontrarla en la observación de la manera en que
las unidades lingüísticas entran a formar parte de estas estructuras superiores,
se engarzan entre sí y se relacionan con los participantes en el acto comunica-
tivo y el contexto extraverbal que sirve de marco de referencia. Se trata, en
suma, de analizarlas desde la perspectiva de una gramática del hablar tal
como la entiende Coseriu 6, cuya tarea fundamental, según él mismo reconoce,
es la de «describir las funciones específicas del hablar / . ../ y de indicar sus
posibles instrumentos...» 7 . Habrá, pues, que indagar sobre la existencia de una
posible variación lectal, tanto en las funciones del hablar, como en los instru-
mentos que para desarrollar estas funciones se arbitran en las distintas varie-
dades lingüísticas . En este sentido distingue Coseriu la determinación como un
conjunto de operaciones encaminadas a dirigir hacia la realidad un signo
virtual (perteneciente a la «lengua») y los entornos, corno instrumentos cir-
cunstanciales de la actividad lingüística. Es, por tanto, tarea de una sintaxis
dialectal describir las distintas maneras que las diversas modalidades de una
lengua utilizan para orientar tales signos virtuales hacia la realidad concreta y
analizar el modo en que el discurso se articula con su entorno como fuentes de
posibles variaciones sintácticas.
2. Un posible segundo camino de la observación de la variedad sintáctica
de la lengua se encuentra en el estudio de la forma en que la estructura
oracional se parcela, estableciéndose en ella segmentos que no se correspon
den con ninguna de las categorías sintácticas establecidas para la lengua lite-
raria, pero que en la modalidad coloquial parece ser lo que funciona como
unidad sintáctica básica, con la que se va construyendo, por acumulación, la
andadura del discurso . En la concreción de tales constituyentes sintácticos
parecen prevalecer dos criterios básicos: la función informativa, y la unidad
melódica y entonativa, pero sería necesaria precisar tales criterios, definir
estos constituyentes y analizar si existen modalidades dialectales en las formas
de establecerlos.
3. Por último, no cabe ninguna duda de que las preferencias por determina-
das «expresiones de encadenamiento ilativo y ordenadoras del discurso», así
como el valor sintáctico que tales expresiones adquieren tienen un importante
condicionamiento geográfico, social o estilístico que es preciso descubrir, esta-
bleciendo el sistema de tales expresiones y de los valores con que se utilizan que
se emplea en cada zona geográfica, en cada nivel y en cada registro de lengua.
b
«Determinación y entorno», en Teoría del lenguaje y lingüíslicu general, Madrid, 1973,
págs . 282-323 .
Ibídem, pág. 290.
UN MODELO DE VARIACIÓN SINTÁCTICA DIALECTAL: EL DEMOSTRATIVO DE REALCE 223
«Aquel paso del Cristo es un paseo con una jartá de alegría» (E Iii, P 1 V3,
pág. 73).
«Me parece bien la persona que sienta eso y que le guste esa hermandad,
y... y verdaderamente con el corazón en la mano, con ese costal o ese
capirote . ..» (E vi¡, P 1 H3, pág. 164).
«... pero ya Sevilla al crecer tanto como ha crecido, ya... y hacerse tan
famosa la Feria como se ha hecho, ya en el lugar que la han puesto,
resulta muy grande, muy suntuosa por la cantidad de gente que hay, pero
no tiene el encanto que tenía siendo en el centro de la ciudad como
estaba, que era en pleno centro, que estaba esa Plaza de España al lado,
que con la Plaza de España, que es del tiempo de la Exposición, esa Plaza
de España al lado de la Feria resultaba preciosa ...» (íd., pág. 363).
Sevilla, 1987.
224 RAMÓN MORILLO-VELARDE PÉREZ
v SALVADOR
FERNÁNDEZ RAMÍREZ, Gramática española . Los sonidos, el nombre y el pronom-
bre, Madrid, 1950, § 124 y sigs .
1 ` Teoría del lenguaje, trad . de J . Marías, Madrid, 1979, pág. 139 y sigs.
1' Ibídem, pág. 61 .
'z «Valores estilísticos del demostrativo en español», en Les Langues Ncú-Latines, 180/1,
1967, págs . 103-110.
" Ibídem, pág. 108.
14
Op. cit., § 131 .
1)N MODELO DE VARIACIÓN SINTÁCTICA DIALECTAL: EL DEMOSTRATIVO DE REALCE 225
demostrativos en la narrativa medieval, observa que, en realidad éstos nunca
pierden su función deíctica, sino que se utilizan para señalar seres y cosas que
«a) se hallan a la vista y se dan por presentes, b) o han sido mencionados antes,
e) o bien se relacionan con las circunstancias de la situación, pertenecen a
ella» ' 5. A esta categoría de demostrativo evocador pertenecen claramente los
usos que hemos ejemplificado más arriba. En ellos, en efecto, es posible obser-
var dos rasgos concomitantes :
1 . Los sustantivos precedidos por tales demostrativos se encuentran
implícitos en el contexto comunicativo (la Semana Santa de Sevilla, la Feria de
Abril, el Rocío).
2. La presencia del demostrativo introduce en ello un realce especial
imposible de conseguir con sólo el artículo determinado .
Tal realce, que, sin duda, constituye lo más destacable de este empleo de los
demostrativos se consigue utilizando el, mecanismo sintáctico de «variar la
función de un instrumento», en este caso, alterando la funcionalidad específica
de los determinantes.
En efecto, dentro del campo general de la determinación, los demostrativos
son instrumentos encargados de la función de «situación», «operación mediante
la que los objetos denotados "se sitúan", es decir, que se vinculan con las
personas implicadas en el discurso y se ordenan con respecto a las circunstan-
cias espacio-temporales del discurso mismo» 1 La «situación» es la última
<1.
«En aquel claustro de San Juan de los Reyes; en aquel claustro tan miste-
rioso y bañado en triste melancolía..., etc.» 19 .