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El 28 de mayo de 2014, el abogado A.B.L.M., inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el n.°
16.957, actuando con el carácter de apoderado judicial de la ASOCIACIÓN CIVIL VILLAS DEL SOL, presentó ante
la Secretaría de la Sala Constitucional solicitud de revisión de la sentencia dictada el 2 de julio de 2013 por la Corte
Segunda de lo Contencioso Administrativo, Accidental “A”, que declaró i) con lugar el recurso de apelación ejercido
por la abogada R.N.D., apoderada judicial del Municipio Baruta del estado Miranda contra el fallo emitido el 9 de
febrero de 2006, por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil y Contencioso Administrativo de la Región Capital, que
declaró con lugar el recurso contencioso administrativo de nulidad interpuesto por la Asociación Civil Villas del Sol
contra la resolución identificada con el alfanumérico J-DIM-004-04 del 18 de febrero de 2004, emanada de la Alcaldía
del Municipio Baruta del estado Miranda; ii) revocó el referido fallo apelado; y iii) sin lugar el recurso contencioso
administrativo de nulidad.
El 29 de mayo de 2014, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado
quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
ANTECEDENTES
La Gerencia de Ingeniería Municipal de la Alcaldía del Municipio Baruta del estado Miranda resuelve
otorgar los permisos de iniciación de la construcción de un (1) conjunto de viviendas compuesto por
siete (7) unidades para ejecutar en la parcela “Cívico 43-S” ubicada en la Manzana “S”, calle La Lupe,
urbanización Prados del Este de la ciudad de Caracas, a través de los actos administrativos n.° 721, del
11 de abril de 2000, en el que se acepta la propuesta de un conjunto para vivienda, y n.° 00658 del 14
de abril de 2000, mediante el cual se otorga la C.d.C.d.V.U.F..
El 10 de octubre de 2001, la Gerencia de Ingeniería Municipal de la Alcaldía del Municipio Baruta del
estado Miranda, mediante la Resolución n.° 2254, concluyó el procedimiento de Revisión de Oficio del
acto administrativo n.° 721 del 11 de abril de 2000, relativo a la aprobación del proyecto para construir
siete (7) viviendas en una parcela en la urbanización Prados del Este, así como del n.° 00658 del 14 de
abril de 2000, mediante el cual se otorga la C.d.C.d.V.U.F. y declaró la nulidad absoluta de dichos
actos.
El 16 de octubre de 2001, la Gerencia de Ingeniería Municipal de la Alcaldía del Municipio Baruta del
estado Miranda, mediante Oficio Motivado n.° 2312, dictó una extensión a la decisión n.° 2254 del 10
de octubre de 2001, en la que declara la paralización de la obra que se ejecutaba sobre la parcela
identificada con el n.° de catastro 110/59-81, “Cívico 43-S”, Manzana “S”, calle La Lupe, urbanización
Prados del Este de la ciudad de Caracas.
El 18 de febrero de 2004, la Alcaldía del Municipio Baruta del estado Miranda dictó la Resolución
identificada con el alfanumérico J-DIM-004-04 en la que declaró parcialmente con lugar el Recurso
Jerárquico intentado por los ciudadanos A.B.L. y H.S.N., en su carácter de apoderados de la Asociación
Civil Villas del Sol; asimismo, concluyó que los actos administrativos contenidos en el Oficio n.° 721
del 11 de abril de 2000, en el que se acepta la propuesta de un conjunto para vivienda, así como, el n.°
00658 del 14 de abril de 2000, mediante el cual se otorga la C.d.C.d.V.U.F., habían sido dictados por
una autoridad manifiestamente incompetente.
El 7 de marzo de 2006, la abogada R.N.D., apoderada judicial del Municipio Baruta del estado
Miranda, apeló de la decisión dictada el 9 de febrero de 2006 por el Juzgado Superior Segundo en lo
Civil y Contencioso Administrativo de la Región Capital que declaró con lugar el recurso contencioso
administrativo de nulidad interpuesto.
El 13 de junio de 2006, la referida apoderada judicial del Municipio Baruta consignó escrito de
fundamentación de la apelación.
El 27 de junio de 2006, el abogado A.B.L. apoderado judicial de la Asociación Civil Villas del Sol,
consignó escrito de contestación a la fundamentación de la apelación.
II
DE LA SOLICITUD DE REVISIÓN
El apoderado judicial del solicitante esgrimió como fundamento de la presente solicitud de revisión, los
siguientes argumentos:
Que “… la Sala puede revisar la sentencia dictada en fecha 2/7/2013 por la Corte Segunda de lo
Contencioso Administrativo (Corte Accidental A), en vista que la misma viola el principio de seguridad
jurídica que debe imperar en todo Estado de Derecho…”.
Sostuvo que “… [d]e acuerdo al criterio de esta Sala (Sentencia N° 1310 del 16/10/2009) el principio
de seguridad jurídica, supone que los cambios en el sentido de la actuación del Poder Público, no se
produzcan en forma irracional, brusca, intempestiva, sin preparar debidamente a los particulares sobre
futuras transformaciones, pues ello atentaría contra las expectativas de continuidad del régimen legal y
de los criterios preexistentes…”.
Que “… ese principio de seguridad jurídica fue violentado en un primer momento por las actuaciones
llevadas a cabo por la Alcaldía del Municipio Baruta del Estado Miranda, y posteriormente por la
decisión dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo (Corte Accidental A)…”.
Indicó que “… la decisión de la Corte en vez de analizar todos los elementos precedentes en un sentido
positivo, se empeña en establecer limitantes que la propia normativa no contempla, por lo que tal
proceder violenta el principio de seguridad jurídica que según ésta Sala consiste que en todo Estado de
Derecho la normativa vigente debe ser aplicada con la mayor certeza posible, principio que persigue la
existencia de confianza por parte de la población y de allí que la interpretación debe ser estable y
reiterativa, por lo que resulta incongruente que se acepten los Desarrollos de Conjunto para luego
impedir su construcción, como lo establece la sentencia; todo lo cual en [su] criterio determinada (sic)
la procedencia de la presente solicitud de revisión constitucional…”.
Que “… la parcela de terreno autorizada por la Gerencia de Ingeniería Municipal para el Desarrollo de
Conjunto y anteriormente identificada, tiene una extensión de 7.630,35 metros cuadrados, siendo el
caso que la decisión de la Corte Accidental restringe su uso cuando establece que en la misma puede
ser construida una sola vivienda en lugar de la (sic) siete (7) autorizadas inicialmente; de manera pues,
que la función social de la propiedad se ve reducida a su mínima expresión y a pesar de que el estudio
técnico determinó que la intervención del suelo se reduce a un mínimo…”.
Señaló que “… se debe resaltar que la sentencia de la Corte Contenciosa no toma en cuenta el momento
o etapa histórica del asunto, ya que se basa en una regulación a todas luces anacrónica (Acuerdo N° 18)
que data del año 1965 y que afecta una extensión de 7.630,35 metros cuadrados, a la cual se pretende
imponer la realización de una solo (sic) vivienda, impidiendo la utilización eficaz del terreno y sin
tomar en cuenta que el volumen de personas que la ocuparían resulta realmente mínimo sobretodo (sic)
en una Urbanización que no tiene problemas en cuanto a la ocupación poblacional refiere…”.
Que “… la sentencia dictada por la Corte Accidental restringe el derecho de propiedad al establecer
limitaciones para la construcción del Desarrollo de Conjunto en la parcela identificada, e impide el
cumplimiento de la función social que comporta el ejercicio de tal derecho; todo lo cual resulta en una
violación de rango constitucional que en [su] criterio determina la procedencia de la presente solicitud
de revisión constitucional…”.
Manifestó que “… el fallo dictado por la mencionada Corte declara Con Lugar la apelación interpuesta
por la representación del Municipio Baruta del Estado Miranda y con base al vicio de incongruencia
negativa y para lo cual señala que se incurre en el mismo ‘...cuando no se resuelve alguna de los
pretensiones o defensas expresadas por los sujetos del litigio, así pues el sentenciador omite el debido
pronunciamiento sobre alguno de los alegatos presentados por la parte en la controversia judicial’…”.
Que “… la Corte consideró que no fueron resueltos todos los asuntos controvertidos en el caso, en
particular las denuncias sobre las infracciones urbanísticas, y por ello declara procedente el recurso de
apelación…”.
Expuso que “… a pesar de que el fallo de la Corte consideró la existencia de un vicio de incongruencia
negativa: sin embargo, la decisión en cuestión incurre en el mismo vicio al no resolver los alegatos
formulados por es[a] representación en el escrito de contestación de la formalización de la
apelación…”.
Que “… la Alzada tan sólo se limitó a reseñar el contenido del escrito de contestación de la apelación,
pero no hizo pronunciamiento alguno sobre los alegatos que en soporte del fallo dictado formulase
[esa] representación (apertura del procedimiento administrativo, incompetencia de la Gerencia de
Ingeniería Municipal, cosa juzgada administrativa, prueba de experticia)…”.
Arguyó que “… Según el criterio de esta Sala (Sentencia N° 2087 del 14/12/2002), entre los distintos
principios o instituciones que integran y dan sustancia a la noción de orden público constitucional, uno
de sus fundamentos es el debido proceso, por cuanto es éste el que permite articular válidamente las
etapas, formas, actos y fines que componen e informan a todos y cada uno de los diferentes
procedimientos judiciales…”.
Sostuvo que “… es de resaltar que la Corte Contenciosa declaró Con Lugar la apelación interpuesta
tomando como base la incongruencia del fallo de primera instancia que omitió pronunciamiento sobre
las violaciones urbanísticas denunciadas; siendo que, sobre ese aspecto, es decir, sobre la posibilidad de
revisar las variables urbanas fundamentales, el escrito de contestación de la apelación expuso sus
consideraciones, las cuales fueron omitidas por la Alzada…”.
Que “… la decisión dictada hace mención sobre las irregularidades denunciadas respecto a la
paralización de la obra; sobre el alegato de la potestad de autotutela revisora invocado por el Municipio
en su escrito de contestación; sobre lo que la Corte considera representa la garantía del debido proceso;
asimismo, determina que el objeto de la controversia era establecer si la Administración podía ejercer
de oficio la potestad de autotutela para revisar el acto administrativo de otorgamiento de las variables
urbanas y declarado nulo…”.
Que “… en la demanda de nulidad interpuesta por la Asociación Villas del Sol contra la resolución N°
J-DIM.004-04 del 18/02/2004, la cual se encuentra certificada en el anexo marcado “D”, y
particularmente en su Capítulo II, [su] representada expuso una serie de consideraciones acerca de la
reposición del procedimiento al estado que la Gerencia de Ingeniería Municipal diere contestación a la
solicitud de obra nueva presentada por el propietario original Prefabricado Mercantil, C.A, reposición
esta que plantea la propia resolución en referencia y antes indicada; pues bien, este aspecto de la
reposición fue tratado en un total de cinco (5) puntos en el escrito de demanda, siendo el caso que la
decisión de la Corte Contenciosa omite todo pronunciamiento al respecto…”.
Que “… la decisión de la Corte Contenciosa realizó una serie de consideraciones acerca de la potestad
de autotutela y sobre la nulidad absoluta del acto de otorgamiento de las variables urbanas, lo cual en
todo caso, resulta en un contrasentido. En efecto, se debe observar que es la resolución dictada por el
Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda la que plantea la reposición del procedimiento, de
allí que no podría existir pronunciamiento en cuanto al fondo el asunto; por tanto, resultaba imperioso
para el órgano jurisdiccional pronunciarse en cuanto al punto de la reposición, lo cual no hizo y por
tanto la sentencia resulta viciada de incongruencia negativa…”.
Que “… la decisión de la Corte al considerar la garantía del debido proceso prevista en el artículo 49
constitucional y en relación a las actuaciones administrativas, señala tal y como aparece expresado en
el último párrafo de la página 44 de la sentencia, que conforme al criterio de este M.T. el debido
proceso se conjuga con las garantías indispensables para que exista una tutela judicial. En razón de ello
se debe señalar que la sentencia de la Corte no indica de donde extrajo el criterio de jurisprudencia que
aplica…”.
III
… De la competencia.
Ello así, esta Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo pasa a resolver el recurso
de apelación interpuesto, y al efecto se observa lo siguiente:
Planteada de esta forma la controversia esta Corte considera conveniente hacer mención a
lo siguiente:
- Incongruencia de la sentencia.
En este orden de ideas, resulta conveniente señalar que el caso bajo estudio, se
circunscribe en que la Asociación Civil Villas del Sol, presentó un proyecto ante la
Gerencia de Ingeniería Municipal para construir siete (7) viviendas en una parcela
zonificada como R-E, y que luego de a.d.p.l. referida Gerencia decidió aprobarle el
proyecto de construcción, así como el otorgamiento de la constancia de conformidad de las
variables urbanas fundamentales.
Por otra parte, la Asociación Civil Villas del Sol intento recurso de reconsideración e
igualmente recurso jerárquico ante el Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda,
quien decidió que efectivamente la construcción pretendida violaba las variables urbanas,
sin embargo, indicó que la Gerencia de Ingeniería Municipal había incurrido en un falso
supuesto al determinar que los actos debían ser revocados por la causal 1º del artículo 16
de la Ordenanza sobre Procedimientos Administrativos, ya que a su criterio debía ser
declarada nula por la causal 4º del referido artículo, toda vez que la Gerencia de
Ingeniería Municipal resultaba ser manifiestamente incompetente para dictar acto que
violen las disposiciones normativas, por lo que en la definitiva decidió declarar
parcialmente con lugar, modificando únicamente que la causal a través de la cual se
revocaban los actos administrativos, confirmando todo el resto del contenido del acto,
además de ratificar la orden de paralización de la construcción de las siete (7) viviendas.
‘[…] Siendo así, resulta contrario a la norma in comento, el argumento utilizado por el
Alcalde de Municipio Baruta para anular el acto administrativo dictado por el Gerente de
Ingeniería Municipal, señalando que éste no tiene competencia para ello, siendo que,
quien frente a la colectividad representa al Municipio en toda la materia urbanística y
autoriza, previo el cumplimiento de los requisitos previstos en la Ley, la construcción de
edificaciones conforme a la Ordenanza de Zonificación aplicable, es dicho funcionario.
Mas [sic] aún, quien da inicio al procedimiento de revisión de oficio del acto
administrativo con fundamento en el artículo 79 de la Ordenanza sobre Procedimientos
Administrativos del Municipio Baruta, es el Gerente de Ingeniería Municipal de ese
Municipio, por lo que si conforme a lo expuesto por el Alcalde en el acto recurrido no tiene
la competencia para otorgar la C.d.C. de las Variables Urbanas, mal puede entrar a
revisar tal acto, cuando éste emanó del mismo órgano municipal, contrasentido que queda
plasmado en el mismo acto administrativo impugnado (Resolución Nº J-DIm-004-04)
cuando el mencionado Alcalde […] establece: ‘… en el presente caso, y en uso de la
potestad de autotutela que tiene atribuida, la Gerencia de Ingeniería Municipal, órgano
que dentro de la Administración Municipal es el competente para expedir la C.d.C.d.V.u.F.,
consideró que estaban dadas las condiciones para iniciar una revisión de oficio…’
(resaltado del Tribunal). En consecuencia, queda evidenciado que la máxima autoridad del
Municipio Baruta incurrió en el vicio de falso supuesto al considerar que el acto de
otorgamiento de la citada Constancia fue dictada por una autoridad manifiestamente
incompetente, lo cual produce la nulidad del acto administrativo aquí impugnado, de
conformidad con el artículo 17 de la Ordenanza sobre procedimientos Administrativos del
Municipio Baruta del Estado Miranda. Así se declara.
Aunado a ello, resulta claro que al ser otorgada la C.d.C.d.V.U.F., conforme a los
requisitos previstos en el artículo 87 de la Ley Orgánica de Ordenación urbanística en
concordancia con la Ordenanza de Zonificación respectiva, la Administración Municipal
asume la responsabilidad frente al interesado y el resto de la colectividad de que su acto
fue producto de una revisión exhaustiva de dichos requisitos, por lo que su actividad
posterior sólo estará dirigida a supervisar que la construcción de la obra se mantenga
ajustada a dichas variables y , en caso que no lo sea, debe paralizarla hasta tanto se
encause dentro de los parámetros legales. De manera que, aceptar una constante revisión
de dichas variables por parte de la Municipalidad, crea una inseguridad jurídica y
económica al ejecutante de la obra, quien siempre estará a merced de la posibilidad de
cambios por parte del órgano municipal, lo cual es atentatorio al principio de la cosa
juzgada administrativa, recogido en el artículo 16, ordinal 2º de la Ordenanza sobre
Procedimientos Administrativos y, en su similar, previsto en el artículo 19, ordinal 2º de
la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos […].
En este sentido, resulta relevante señalar que el acto que resuelve el recurso jerárquico
interpuesto por la Asociación Villas del Sol, declara parcialmente con lugar el recurso,
modificando la causal a través de la cual la Gerencia de Ingeniería Municipal decidió
revocar sus propios actos, confirmando así todo el resto del contenido del acto originario,
es decir, confirmando las violaciones a las variables urbanas fundamentales verificadas,
acto contra el cual se intenta recurso contencioso administrativo de nulidad.
De este modo, si bien es cierto que el Tribunal que conoció en Primera Instancia observó
que el acto dictado por el Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda, incurre en un
falso supuesto al señalar que el acto administrativo que permite la construcción de las
siete (7) viviendas presentada por la Asociación Civil Villas del Sol, y la conformidad de
las variables urbanas fundamentales, incurrió en el vicio de falso supuesto, al considerar
que habían sido dictadas por un órgano manifiestamente incompetente, pues la propia
legislación es quien le atribuye la competencia para dictar los actos antes mencionados,
también es cierto que dicho acto ratifica en todo lo restante el acto dictado por la Gerencia
de Ingeniería Municipal que revocó sus propios actos, el cual señala que la actuación
desplegada al momento de aprobar el proyecto de construcción contraviene lo dispuesto en
la normativa legal aplicable y especial al caso, materia que además es de orden público y
que por lo tanto es de interés colectivo.
Así pues, el a quo debió a.l.a.p.l. parte recurrida en el escrito de contestación al recurso
contencioso administrativo de nulidad, con relación a las violaciones denunciadas, toda
vez que la materia de ordenación urbanística representa una materia de orden público,
pues, la misma afecta a toda la colectividad, y se encarga de garantizar el derecho
colectivo de la población de vivir en un territorio adecuadamente ordenado y aprovechado
de acuerdo a sus características propias, de allí deviene la gran importancia del
cumplimiento de las variables urbanas fundamentales, en especial de la variable de uso.
Por lo tanto, en el presente caso este Órgano Jurisdiccional no evidencia que el Iudex a
quo se manifestara en cuanto al tema de las violaciones a la normativa urbanística
alegadas por la parte recurrente en el escrito de contestación al recurso contencioso
administrativo de nulidad, con lo que se observa que el Sentenciador que conoció en
Primera Instancia incurrió en el vicio de incongruencia negativa al no resolver todas las
defensas y alegatos invocados por la parte recurrida en la contestación al recurso
interpuesto en su contra, omitiendo pronunciamiento sobre las violaciones urbanísticas
denunciadas. Así se establece.
Por tanto, en criterio de esta Alzada, el Tribunal de Primera Instancia debió conocer de
las infracciones urbanísticas denunciadas en el escrito de contestación del recurso
contencioso administrativo de nulidad, toda vez que las mismas inciden en los derechos
colectivos de todos los que habitan el referido Municipio, de modo que al apreciar
únicamente el error en cuanto a la causal para declarar la nulidad pudo haber declarado
parcialmente nulo el acto, razón por la cual esta Corte considera que no fueron resueltos
todos los asuntos controvertidos en el caso, por lo que resultando forzoso para este
Órgano Jurisdiccional declarar CON LUGAR el presente recurso de apelación interpuesto
por los apoderados judiciales de la Alcaldía del Municipio Baruta del Estado Miranda, en
contra del fallo dictado por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil y Contencioso
Administrativo de la Región Capital en fecha 9 de febrero de 2006 y en consecuencia se
REVOCA el fallo apelado. Así se decide.
Hecha la declaratoria anterior, en virtud de haber establecido que el fallo apelado adolece
del vicio de incongruencia de la sentencia, este Órgano Jurisdiccional, pasa a analizar los
argumentos expuestos por la representación judicial de la Asociación Civil Villas del Sol
en su escrito de nulidad relativos a: (i) De la supuesta violación del debido proceso; (ii)
Del supuesto vicio de inmotivación del acto; (iii) Del presunto falso supuesto de hecho, al
determinar que se estaba cambiando el uso legalmente establecido; (iv) De la densidad
bruta; (v) De la presunta violación del derecho de propiedad de los recurrentes; (vi) De la
supuesta violación a la cosa juzgada; (vii) Del falso supuesto de derecho al considerar
incompetente al Gerente de Ingeniería Municipal; y (viii) De la supuesta reedición del
acto.
Vistos los anteriores argumentos, esta Corte estima oportuno resaltar primeramente que el
Debido Proceso, representa un conjunto de derechos que se encierran dentro de sí, un
conjunto de garantías, entro (sic) los cuales se encuentran el derecho a acceder a la
justicia, el derecho a ser oído, el derecho a la articulación a un proceso debido, derecho de
acceso a los recursos legalmente establecidos, derecho a un tribunal competente,
independiente e imparcial, derecho a obtener una resolución de fondo fundada en derecho,
derecho a la ejecución de las sentencias, a promover y evacuar pruebas, a controlar y
hacer oposición a los medios probatorios de la otra parte, a que el proceso sea llevado sin
dilaciones indebidas, a tener una doble instancia y, en fin, todos aquellos derechos que
conlleven dentro del iter procedimental a una perfecta adecuación de la legalidad formal
con la legalidad material. Todos estos derechos se desprenden de la interpretación de los
ocho ordinales que consagra el artículo 49 de la Carta Fundamental. (Vid. Sentencia N°
1159, de fecha 18 de mayo de 2000, dictada por la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, caso: Fisco Nacional contra DACREA APURE C.A.).
Por otro lado, nuestro M.T. se ha pronunciado al respecto y ha establecido que hay debido
proceso cuando se conjugan las garantías indispensables para que exista una tutela
judicial efectiva. En efecto, es a esta noción a la que alude el artículo 49 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuando expresa que el debido
proceso se aplicará a todas las actuaciones administrativas y judiciales, al mismo tiempo
que ha establecido de que formas puede manifestarse la violación del debido proceso, y ha
señalado que existe violación al debido proceso cuando se prive o coarte a alguna de las
partes la facultad procesal para efectuar un acto de petición que a ella privativamente le
corresponda por su posición en el proceso. Cuando esa facultad resulte afectada de forma
tal que se vea reducida, teniendo por resultado una indebida restricción para las partes de
participar efectivamente en plano de igualdad, en cualquier juicio en que se ventilen
cuestiones que les afecten.
Tanto la revisión en cualquier momento, sea de oficio o a instancia de parte de los actos
administrativos viciados de nulidad absoluta, se encuentran establecidos en las normas
previstas en los artículos 82 y 83 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos,
los cuales establecen:
‘Artículo 82. Los actos administrativos que no originen derechos subjetivos o intereses
legítimos, personales y directos para un particular, podrán ser revocados en cualquier
momento, en todo o en parte, por la misma autoridad que los dictó, o por el respectivo
superior jerárquico.
Así pues, vale destacar que conforme a los principios contenidos en la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, la Administración Pública está facultada para revisar sus
propios actos de oficio o a instancia de parte e incluso para revocarlos o anularlos, lo que
puede hacer tanto la propia autoridad emisora del acto como su superior jerárquico. A
esta facultad se la ha denominado en doctrina ‘potestad de autotutela administrativa’.
Por otro lado, la potestad declaratoria de nulidad que está prevista en el artículo 83
eiusdem, autoriza a la Administración para que en cualquier momento, de oficio o a
instancia del particular, reconozca la nulidad absoluta de los actos por ella dictados.
Dicha facultad ha sido definida, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia del Alto
Tribunal, como el ‘[…] poder de la Administración de revisar y controlar, sin intervención
de los órganos jurisdiccionales, los actos dictados por el propio órgano administrativo, o
dictados por sus inferiores. Tal potestad de autotutela se ve materializada en nuestro
ordenamiento, a través del ejercicio de diversas facultades, como lo son la posible
convalidación de los actos viciados de nulidad relativa a través de la subsanación de
éstos; la revocatoria del acto, por razones de oportunidad e ilegalidad, siempre que no se
originen derechos adquiridos, o bien a través del reconocimiento de nulidad absoluta, y
por último, mediante la corrección de errores materiales […]’. (Vid. Sentencia N° 00625
del 20 de mayo de 2009, de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia).
En este sentido la doctrina ha clasificado esta potestad de autotutela sobres (sic) sus
propios actos administrativos, como la revocación por ilegalidad señalando que ‘En
Venezuela la declaración de nulidad de un acto administrativo por ilegalidad, es decir, la
revocación por ilegalidad, sólo puede ser hecha por la administración cuando se trate de
un acto absolutamente nulo, y no de un acto simplemente anulable. En efecto, el artículo
83 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos dispone que la administración
podrá en cualquier momento, de oficio o a solicitud de particulares, reconocer la nulidad
absoluta de los actos dictados por ella.’ (Vid. E.L.M., ‘Manual de Derecho Administrativo’
Edición XIII, 2010). [Resaltado de esta Corte].
Del mismo modo se ha señalado que ‘el acto viciado de nulidad absoluta no se convalida
por la acción del tiempo. La declaración de nulidad puede ser hecha de oficio o a solicitud
de parte interesada. En este caso el principio de la autotutela de la administración sobre
sus propios actos no encuentra límite en los derechos adquiridos por los particulares,
porque en los actos viciados de nulidad absoluta no puede basarse derecho alguno.’ (Vid.
E.L.M., ‘Manual de Derecho Administrativo’ Edición XIII, 2010). [Resaltado de esta
Corte].
Tenemos pues, que a través del acto Nº 21 (sic) de fecha 11 de abril de 2000, la Gerencia
de Ingeniería Municipal decidió aceptar la propuesta del desarrollo del conjunto de siete
(7) viviendas, (folios 19 al 24 de la primera pieza del expediente judicial), en base a las
siguientes consideraciones:
‘CONCLUSION: [sic] De acuerdo con los argumentos expuestos y salvo mejor criterio, el
‘Estudio de Conjunto’ recomendado por la Dirección de Ingeniería Municipal, cumple a
cabalidad con la reglamentación prevista en el ordenamiento legal correspondiente, (área
mínima de parcela, densidad, intensidad de uso y tipología) reglamentación ésta que
constituye el mínimo a cumplir por los desarrollos del Distrito Sucre… En tal virtud, quien
suscribe considera procedente la recomendación efectuada por la Dirección de Ingeniería
Municipal en el sentido de que se apruebe el ‘Estudio de Conjunto’ en referencia.
Atentamente, O.E., Presidente.
[…Omissis…]
Por otra parte, en los folios cuarenta y dos (42) al cincuenta y ocho (58) consta acto
administrativo Nº 2254, de fecha 10 de octubre de 2001, emanado de la Gerencia de
Ingeniería Municipal, a través del cual se decidió revocar el acto antes transcrito,
indicando lo siguiente:
‘CAPÍTULO III
[…Omissis…]
CAPÍTULO IV
[…Omissis…]
Ahora bien, en virtud de las consideraciones expuestas, resulta preciso para esta Corte
concluir que el ejercicio de la potestad revocatoria por parte de la Administración opera
únicamente cuando se verifica una violación del ordenamiento jurídico, lo que genera
como consecuencia, la ilegalidad de ese acto y su nulidad absoluta, aún si el mismo ha
causado estado, es decir, que contra el se hayan interpuesto todos los recursos
administrativos a que hubiere lugar, o que no interponiéndose dichos recursos, hayan
vencidos los lapsos para impugnar el mismo, independientemente de que el particular
considere que se le han violado derechos.
Por las razones antes expuestas, resulta forzoso para esta Corte concluir que la Dirección
de Ingeniería Municipal del Municipio Baruta del Estado Miranda, en uso de la potestad
revocatoria y de autotutela, una vez detectado que el acto administrativo que aprobó la
construcción de las siete (7) viviendas así como el acto de Conformidad de Variables
Urbanas Fundamentales padecía de ilegalidad por lo que resultaba ser nulo de nulidad
absoluta, y siendo que la Administración se encuentra habilitada para anular dicho acto
aún cuando éste haya creado para el particular intereses legítimos y derechos subjetivos,
esta Corte debe señalar que en el presente caso no fue violado el debido proceso como
erróneamente lo señala el recurrente, toda vez que la Gerencia de Ingeniería Municipal del
Municipio Baruta del Estado Miranda lo hizo en apego a las potestades conferidas por la
ley como lo es la potestad de autotutela, que le permite revisar sus propios actos. Así se
establece.
En cuanto a este punto, la parte actora señaló que ‘[…] la Gerencia de Ingeniería
Municipal no cumplió con tal despliegue de actividad probatoria, debiendo indicar que ni
siquiera expresa su resolución cuales fueron los medios probatorios que utilizó o consideró
a los efectos de dictar su decisión, lo cual determina la inmotivación de la resolución […]’
[Corchetes de esta Corte].
Además manifiesta que ‘[…] en la decisión del recurso jerárquico el ciudadano Alcalde del
Municipio Baruta reconoce que existe el mencionado vicio de inmotivación y así lo declara
en la parte motiva de la resolución […]’ [Corchetes de esta Corte].
De lo precedente expuesto, observa esta Corte que lo denunciado por la recurrente es, por
una parte la inmotivación del acto administrativo impugnado, y por la otra, que dicho acto
se encuentra viciado de falso supuesto de hecho, así pues, previo al pronunciamiento de las
denuncias supra señaladas, las cuales fueron simultáneamente esgrimidas por el actor en
su escrito de nulidad, esta Instancia Jurisdiccional encuentra imprescindible realizar las
siguientes consideraciones:
En efecto, en cuanto a la inmotivación del acto administrativo, cabe precisar que conforme
lo ha interpretado la doctrina y la jurisprudencia patria, la motivación consiste en el
señalamiento de las diferentes razones que la Administración tomó en cuenta para
manifestar su voluntad y configurar así la decisión administrativa. Así las cosas, se ha
sostenido que el vicio de inmotivación aparece ante la falta absoluta de fundamentos en el
acto, pues se entiende que la motivación está vinculada con la defensa de los
administrados y con la posibilidad de que la autoridad judicial pueda revisar su legalidad
con posterioridad a su emisión.
Igualmente, resulta imperioso indicar que mediante sentencia Nº 1137, de fecha 4 de mayo
de 2006, caso: Constructora Clador C.A, de la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, señaló respecto de la denuncia simultánea de ambos vicios lo
siguiente:
‘Ante tal planteamiento, cabe precisar que [esa] Sala ha sido constante en afirmar la
contradicción que supone la denuncia simultánea de los vicios de inmotivación y falso
supuesto por ser ambos conceptos excluyentes entre sí, por cuanto la inmotivación supone
la omisión de los fundamentos de hecho y de derecho que dieron lugar al acto, y el falso
supuesto alude a la fundamentación del acto en base a hechos inexistentes, a la
apreciación errada de las circunstancias presentes, o bien a la fundamentación en una
norma que no resulta aplicable al caso concreto; por lo que no se puede afirmar que un
mismo acto, por una parte, no tenga motivación, y por otra, tenga una motivación errada
en cuanto a los hechos o el derecho’. [Destacado de esta Corte].
También, es pertinente resaltar, respecto al punto en estudio, que la misma Sala a través de
la sentencia Nº 696, de fecha 17 de junio de 2008, caso: Auto Taller Anfra, S.R.L. Vs.
Ministerio del Poder Popular para las Industrias Ligeras y el Comercio, dispuso que:
(…omissis…)
Tal como se pudo apreciar del fallo precedentemente transcrito de la Sala Político
Administrativo, se admite la posibilidad de la existencia simultánea de los vicios de falso
supuesto e inmotivación, cuando los argumentos respecto de este último vicio no se
refieran a la omisión de las razones que fundamentan el acto, sino que estén dirigidos a
evidenciar una motivación contradictoria o ininteligible, es decir, cuando el acto haya
expresado las razones que lo fundamentan pero en una forma que incida negativamente en
su motivación, haciéndola incomprensible, confusa o discordante.
Ahora bien, de acuerdo a lo explanado por la parte recurrente en su escrito contentivo del
recurso contencioso administrativo de nulidad se evidencia que la misma señala que el
acto adolece del vicio de inmotivación del acto, toda vez que no desplegó su carga
probatoria, a los fines de demostrar que efectivamente había incurrido en los hechos
denunciados, lo cual permite a todas luces entender a esta Corte que no se refiere a una
inmotivación por motivación contradictoria, sino que se refiere a una falta absoluta de
motivación del acto, lo que resulta una contradicción, ya que como ha sido señalado
anteriormente el recurrente denunció el vicio de el falso supuesto que será analizado con
posterioridad, al determinar que existía un cambio de uso, situación que no podría ser
denunciada si el acto no fue debidamente motivado.
De esta manera, resulta pertinente señalar que en el acápite anterior, fue verificado por
esta Corte que el acto administrativo impugnado fue debidamente motivado, toda vez que
señala los hechos sobre los cuales versa la controversia además de establecer la normativa
aplicable al caso, realizando así la debida subsunción de los hechos al derecho,
permitiéndole a la parte hoy recurrente presentar los argumentos que consideró necesarios
antes este Órgano Jurisdiccional a través del recurso contencioso administrativo de
nulidad.
Así pues, debe este Órgano Jurisdiccional desechar el argumento expuesto por la parte
recurrente, ya que no puede existir una inmotivación del acto y además un falso supuesto,
pues los referidos vicios resultan ser contrarios, puesto que si el acto no contiene los
elementos que fundamentaron la decisión como indica la parte actora, no puede haber
errado en los hechos apreciados para incurrir en el vicio de falso supuesto, razón por la
cual se desecha el vicio de inmotivación del acto denunciado. Así se establece.
Conforme a lo anterior, pasa esta Corte a conocer del vicio de falso supuesto denunciado
por la representación judicial de la Asociación Civil Villas del Sol en el escrito del recurso
contencioso administrativo de nulidad.
iii) Del falso supuesto de hecho al determinar que se estaba cambiando el uso establecido.
En este sentido, los recurrentes señalan que cuando la Gerencia de Ingeniería Municipal
estableció que al otorgarle la conformidad de variables urbanas fundamentales se estaba
cambiando el uso establecido en la zonificación, resulta ser falso, ya que la construcción
pretendida se encuentra ajustada a derecho, puesto que en la referida zona se permite el
reparcelamiento, por lo que no debe existir obstáculo para que se apruebe el desarrollo de
conjunto pretendido.
Por otro lado, la representación judicial de la parte recurrente manifestó que la parcela
objeto de estudio se encuentra ubicada en un área con zonificación R-E, es decir,
Reglamentación Especial, y que por lo tanto se rige por lo previsto en el oficio Nº 510 de
fecha 1º de octubre de 1958, emanado de la Dirección de Ingeniería Municipal del Distrito
Sucre, así como por el Acuerdo Nº 18 de fecha 22 de junio de 1965, que son los encargados
de la rezonificación de las parcelas ubicadas en Prados del Este, en las cuales se establece
que el uso permitido para la referida parcela es el de vivienda unifamiliar aislada.
Precisados los términos en que quedó trabada por las partes la denuncia bajo estudio, en
relación al falso supuesto esta Corte observa que la jurisprudencia ha establecido que el
mismo alude a la inexistencia de los hechos que motivaron la emisión del acto, a la
apreciación errada de las circunstancias presentes, o bien a una relación errónea entre la
Ley y el hecho, que ocurre cuando se aplica la norma a un hecho no regulado por ella o
cuando su aplicación se realiza de tal forma al caso concreto, que se arriba a
consecuencias jurídicas distintas o contrarias a las perseguidas por el legislador. (Vid.
Sentencia de esta Corte Nº 2008-603 de fecha 23 de abril de 2008, caso: M.C.R.d.Á. y
sentencia Nº 307 de fecha 22 de febrero de 2007 de la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, caso: R.E.Q.H.)
Aunado a lo anterior, para la determinación del vicio de falso supuesto de hecho a los fines
de lograr la anulación del acto administrativo es necesario que resulte totalmente falso el
supuesto o supuestos que sirvieron de fundamento a lo decidido, ya que cuando la falsedad
es sobre uno o algunos motivos, pero no sobre los restantes, no puede decirse que la base
de la sustentación de la decisión es falsa, ergo, la certeza y la demostración del resto de los
motivos impiden anular el acto, siempre que la prueba de éstos últimos lleven a la misma
conclusión a la Administración, tal y como al respecto ha sido asentado por la
jurisprudencia de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia de la
República Bolivariana de Venezuela mediante sentencias de fechas 7 de noviembre de 1985
y 20 de noviembre de 2001. (Vid. Sentencias Números 00092, 00044 y 06159, de fechas 19
de enero de 2006, 3 de febrero de 2004 y 9 de noviembre de 2005, respectivamente).
Así pues, planteada como ha sido la controversia en cuanto a este punto, este Órgano
Jurisdiccional considera necesario realizar las siguientes consideraciones con relación a
la legalidad de las construcciones que se pretenden llevar a cabo por los particulares, las
cuales deben estar en total y absoluto apego a las variables urbanas fundamentales.
La legalidad de una construcción viene demarcada por un proceso de análisis dentro del
cual el ente regulador debe estudiar las características especiales que comporta cada
edificación, a los fines de constatar su adecuación al cumplimiento de los planes
urbanísticos, pues desde el punto de vista jurídico-administrativo, el urbanismo comprende
normas generales y especiales relativas a las actividades de planeamiento, fomento,
ejecución y control del proceso de desarrollo urbano. Este proceso afecta por igual el uso
de la tierra, el transporte de personas y cosas, las construcciones y edificaciones y un
amplio espectro de servicios comunales y de infraestructura. Por ello, rectamente
entendido, el urbanismo no admite una consideración fragmentaria o parcial del fenómeno
urbano sino que, por el contrario, exige una visión o consideración unitaria de éste.
En tal sentido, puede afirmarse que el urbanismo resume las principales variables que
afectan la vida de las comunidades locales y que es esta disciplina la llamada a satisfacer
las exigencias de equilibrio global entre la población que habita un espacio urbano del
territorio nacional y las actividades y servicios que en dicho espacio se realizan.
En ese sentido, por variables urbanas ha de entenderse aquellos aspectos del proyecto de
urbanización o edificación que deben ser constatados por el órgano competente y que, en
consecuencia, exigen una cierta apreciación o valoración en función de la normativa
aplicable. Pero, esas mismas variables, consideradas como restricciones o limitaciones a
la libertad del órgano decisorio, pueden también denominarse parámetros, sobre todo si se
tiene en mente que la distinción entre variable y parámetro es relativa. (Vid. Sentencia de
esta Corte Nº 2011-0953 de fecha 21 de junio de 2011, caso: A.F.F. contra Municipio
Caroní Del Estado Bolívar).
En razón a ello, la asignación de uso a los inmuebles urbanos, por parte de los
correspondientes planes y ordenanzas, implica derechos y obligaciones para sus
propietarios y origina relaciones de éstos entre sí, así, el beneficio de aprovechamiento
urbanístico, en los términos del respectivo régimen, y, de la carga de respetar el uso y los
términos y condiciones de su aprovechamiento. En este orden de ideas, puede afirmarse
que una de las más importantes obligaciones urbanísticas es precisamente la de respetar el
uso asignado a un inmueble urbano tanto en términos de destinación formal como de
actividad material. La propiedad urbana es, pues, el derecho de usar y gozar de un
inmueble urbano en el marco de las obligaciones establecidas en la Ley en beneficio,
precisamente, de la colectividad (Cfr. GARRIDO ROVIRA, Juan).
Se trata, por tanto, de una materia de la competencia concurrente entre el Poder Nacional
y el Poder Municipal, que ha sido regulada detalladamente en la Ley Orgánica de
Ordenación Urbanística, en la cual además del sistema de planes, se establece el marco
regulatorio del control urbanístico que ejercen la autoridades locales mediante el
otorgamiento de las constancias de la variables urbanas fundamentales, tanto para
urbanizaciones como edificaciones (Vid. S.G., ‘El Derecho Administrativo
Iberoamericano’, Estudios y Comentarios Nº 9).
En este sentido, el proceso lógico del desarrollo urbanístico, impone que toda actividad
urbana se ejecute conforme los parámetros de los planes y, concretamente, de las variables
urbanas fundamentales previstas en las ordenanzas urbanísticas. Así, el control urbanístico
comprende por tanto la verificación de la adecuación de la obra de que se trate, a las
variables urbanas fundamentales.
Así pues, se debe señalar que la zona en la que la Asociación Civil Villas del Sol, pretende
realizar la construcción de siete (7) viviendas, está regulada como zona R-E, de acuerdo a
los propios dichos de las partes, por lo que no representa un hecho controvertido esta
situación, a lo que resulta necesario hacer mención a lo dispuesto en la Ordenanza de
Reforma Parcial de la Ordenanza de Zonificación del Distrito Sucre, de fecha 1º de
septiembre de 1982, que establece lo siguiente:
ARTÍCULO 182º.- Las zonas R-E son aquellas sometidas a reglamentos especiales
dictados por el Concejo Municipal y también aquellas Urbanizaciones cuyos permisos de
construcción fueron otorgados estableciendo normas especiales o distintas a las previstas
para zonas similares en esta Ordenanza.
Los permisos de edificación y la zonificación se regirán para tales zonas, por lo previsto en
los mencionados reglamentos especiales o permisos de construcción de urbanizaciones,
según el caso.’ [[Mayúsculas del original].
De lo anterior se debe entender, que las zonas de reglamentación especial son aquellas que
serán reguladas por disposiciones especiales que dicte el Concejo Municipal, así como los
permisos que sean otorgados de acuerdo a las necesidades del Municipio y que se adecuen
a las condiciones de la zona, manifestando además que para la construcción en las
referidas zonas se debe cumplir con lo establecido en los reglamentos especiales, o
dependiendo del caso con los permisos que sean otorgados por la Administración
Municipal.
Del mismo modo, riela en el expediente administrativo folio trescientos treinta y ocho
(338), Acuerdo Nº 18, de fecha 17 de noviembre de 1965, que se encarga de la
rezonificación de las parcelas ubicadas en la Urbanización Prados del Este, estableciendo
lo siguiente:
‘ACUERDO Nº 18
ACUERDO DE ZONIFICACIÓN:
Artículo 1º- Las parcelas ubicadas en la Urbanización Prados del Este y aprobados en su
debida oportunidad con zonificación R-2 y R-3 especiales de la mencionada Urbanización,
quedan sometidas a la zonificación R3E (especial de Prados del Esta), con las
características establecidas en el presente Acuerdo.
Artículo 2º- Uso: El uso a que pueden destinarse es para vivienda unifamiliar aislada.
Artículo 3º- Área mínima: El área mínima de cada parcela deberá ser de setecientos
cincuenta metros cuadrados (750 m2) y la longitud mínima de su frente deberá ser de
dieciocho metros (18m.).
Artículo 6º- Altura: Siete metros (7 m) (dos plantas) cuando la pendiente del terreno es
paralela a la rasante de la calle, en casos contrarios a la altura estará sujeta a las
características topográficas del terreno.
Artículo 9º- Las parcelas cuyas pendientes sean mayores de cuarenta por ciento (40 %)
conservaran la aprobación especial.
Artículo 10- Se permitirá el reparcelamiento si las parcelas resultantes cumplen con los
siguientes requisitos.
2.- las ‘reglamentaciones especiales’ para urbanizaciones, que son aquellas que fueron
otorgadas mediante permisos de construcción u Oficios por la Dirección de Ingeniería
Municipal y no por la Cámara Municipal, que enuncian condiciones de uso y de desarrollo
especiales o distintas a las previstas o tipificadas para zonas similares en la Ordenanza de
Zonificación, en el proceso administrativo de permisar sucesivamente las parcelas de
dicha Urbanización.
En ambos casos, tanto en las R-E aprobadas por el órgano legislativo como en las R-E
aprobadas por la Dirección de Ingeniería Municipal, el significado sustancial de la
reglamentación se refiere al conjunto de las condiciones de uso y de desarrollo de un
sector o área, y no de un texto legislativo como sucede en la aceptación tradicional de la
figura reglamentaria como potestad del Ejecutivo o del legislativo estatal.’ (Vid. H.T.C.,
‘Temas de Derecho Urbanístico’, 2011).
Ahora bien, la Dirección de Ingeniería Municipal del Municipio Baruta del Estado
Miranda en el acto administrativo Nº 721, de fecha 11 de abril de 2000, indicó que ‘De
acuerdo con los argumentos expuestos y salvo mejor criterio, el ‘Estudio de Conjunto’
recomendado por la Dirección de Ingeniería Municipal, cumple a cabalidad con la
reglamentación prevista en el ordenamiento legal correspondiente, (área mínima de
parcela, densidad, intensidad de uso y tipología) reglamentación ésta que constituye el
mínimo a cumplir por los desarrollos del Distrito Sucre. En tal virtud, quien suscribe
considera procedente la recomendación efectuada por la Dirección de Ingeniería
Municipal en el sentido de que se apruebe el ‘Estudio de Conjunto’ en referencia.’ Por lo
que, procedió a ‘[…] aceptar la propuesta del desarrollo de un conjunto de Siete (7)
unidades de viviendas aisladas sobre el área bruta de la parcela, motivado a que la
intervención del suelo urbano se reduce a un mínimo […]’. [Corchetes de esta Corte].
En este sentido, la parte recurrente señaló que la autoridad municipal tenía el deber de
demostrar que efectivamente se estaba violando la densidad bruta poblacional, ya que
únicamente hace mención a que el sector posee una población de 9.714 habitantes, sin
embargo no logró demostrar lo anterior.
Por otro lado, manifestó que el Municipio no podía pretender que en un área de terreno de
7.630,35 m2, fuera ocupado únicamente que por cinco personas, indicando que resultaba
incongruente pretender que en siete viviendas sólo vivan cinco personas.
Así pues, se evidencia que la resolución resulta ser bastante clara al establecer la
población del conjunto de parcelas, por lo tanto cuando la parte recurrente señala que la
Administración Municipal no demostró la densidad poblacional, resulta contradictorio, ya
que la Gerencia de Ingeniería Municipal del Municipio Baruta, procedió a aplicar la
Resolución que rige la zona, para lo cual cualquier proyecto Urbanístico de viviendas
familiares debía adecuarse a la normativa dictada al efecto.
De este modo, que con una simple subsunción de los hechos al derecho, se puede entender
que si para la parcela el uso permitido es el de Vivienda Unifamiliar aislada, es decir una
sola vivienda, la cual se entiende que será habitada por una familia, no se puede pretender
construir siete (7) viviendas, lo que viene siendo siete (7) familias en una sola parcela, ya
que esto va en contra del uso establecido como ha sido señalado anteriormente.
Igualmente, ya ha sido desarrollado anteriormente por esta Corte que en una parcela
zonificada para el uso de vivienda unifamiliar aislada, quiere decir que cada parcela debe
ser habitada por una única familia, sin embargo, en el caso bajo análisis se pretenden
construir siete viviendas en una sola parcela, lo que permite entender que en una parcela
vivirán siete familias, lo cual aumenta de manera exagerada la densidad poblacional
establecida, violando la normativa dictada al efecto para la zona, afectando a la
colectividad en general, ya que al existir un aumento de habitantes se alteraría la
zonificación predeterminada.
En este sentido, la parte recurrente señaló que en el caso de marras no se trataba de una
pretensión de iniciar la obra, sino que era una obra que ya estaba en proceso de ejecución,
e incluso que ya para la realización de la misma se había designado un Ingeniero
Inspector de Obra y que el trámite para la ejecución de la misma se llevó adecuadamente
de conformidad con lo establecido en la legislación.
‘Artículo 53.- Los planes de ordenación urbanística y de desarrollo urbano local delimitan
el contenido del derecho de propiedad, quedando éste vinculado al destino fijado por
dichos planes.
Esta sólo podrá ser acordada en los casos de limitaciones que desnaturalicen el derecho
de propiedad y produzcan un daño directo, cierto actual, individualizado y cuantificable
económicamente. En estos casos, a los efectos de determinar la indemnización, se seguirán
los criterios establecidos en la presente Ley y en la Ley de Expropiación por Causa de
Utilidad Pública o Social.’ [Resaltado de esta Corte].
Ahora bien, resulta pertinente en cuanto a este punto hacer mención a lo que la doctrina
ha denominado como la función social de la propiedad y de la ciudad, entendida como la
prevalencia, en la formulación e implementación de las políticas urbanas, del interés
común sobre el derecho individual de propiedad; implica el uso socialmente justo y
ambientalmente sustentable del espacio urbano.
Como fin principal, la ciudad debe ejercer una función social, garantizando a todos sus
habitantes el usufructo pleno de los recursos que la misma ciudad ofrece. Es decir, debe
asumir la realización de proyectos e inversiones en beneficio de la comunidad urbana en
su conjunto, dentro de criterios de equidad distributiva, complementariedad económica,
respeto a la cultura y sustentabilidad ecológica, para garantizar el bienestar de todos y
todas los habitantes, en armonía con la naturaleza, para hoy y para las futuras
generaciones.
Los espacios y bienes públicos y privados de la ciudad y de los ciudadanos deben ser
utilizados priorizando el interés social, cultural y ambiental. Todos los ciudadanos tienen
derecho a participar en la propiedad del territorio urbano dentro de parámetros
democráticos, de justicia social y de condiciones ambientales sustentables. En la
formulación e implementación de las políticas urbanas se debe promover el uso
socialmente justo y ambientalmente equilibrado del espacio y el suelo urbano, en
condiciones seguras y con equidad entre los géneros.
La ciudad ejerce una función social cuando garantiza a todos sus habitantes el usufructo
pleno de los recursos que la misma ofrece. Como forma de ejercer su función social, la
ciudad debe realizar proyectos e inversiones en beneficio de la comunidad urbana en su
conjunto, dentro de criterios de equidad de distribución, complementariedad económica,
respeto a la cultura y sustentabilidad ecológica para garantizar el bienestar de todos los
habitantes, en armonía con la naturaleza, para hoy y para las generaciones futuras. Para
ello, los espacios y bienes públicos y privados de la ciudad y de los ciudadanos deben ser
utilizados priorizando el interés social, cultural y ambiental.
En este orden de ideas, el concepto constitucional de la propiedad privada señala que “su
contenido esencial no puede hacerse desde la exclusiva consideración subjetiva del
derecho o de los intereses individuales que a éste subyacen, sino que debe incluir
igualmente la necesaria referencia a la función social, entendida, no como mero límite
externo a la definición de su ejercicio, sino como parte integrante del derecho mismo”.
(Vid. RUIZ-NAVARRO, J. “La función social de la propiedad”, 2004). P. 1).
‘Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso,
goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las
contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad
pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante
sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la
expropiación de cualquier clase de bienes.’ [Resaltado de esta Corte].
Así, la idea de que la propiedad no es en sí misma una función social, pero si es necesario
que cumpla no solo necesidades individuales sino también colectivas.
Es decir, a la finalidad o utilidad social que cada categoría de bienes objeto del dominio
esté llamada a cumplir, aun sin abandonar la idea de que la función social es un elemento
estructural de la definición del derecho a la propiedad privada, que forma parte integrante
del derecho mismo.
Está claro que el ejercicio de las facultades de la propiedad urbana está condicionado al
cumplimiento de una serie de requisitos objetivos, como la preexistencia de plan nacional y
proyecto para urbanizar, o que el suelo reúna las condiciones para edificar. El contenido
del derecho de propiedad inmobiliaria será en cada momento el que derive de la
ordenación urbanística.
En el supuesto de que el propietario solo persiga sus intereses individuales olvidándose de
los colectivos, podrá ser compelido por la Administración a la satisfacción de la función
social.
Para el caso del derecho de propiedad se permite que determinados sujetos puedan
ejercitar el derecho a edificar que se entiende incito en el mismo, con sujeción a los
parámetros de las normas generales urbanísticas y territoriales, en especial en los planes
correspondientes.
Por lo tanto, de acuerdo a todo lo antes expuesto, en el caso que nos ocupa estima esta
Corte que no le fue violado el derecho de propiedad a los recurrentes, toda vez que se trató
de una actuación de la Administración Municipal, ajustada a derecho la cual dentro del
margen de sus competencias procedió a revocar la constancia de conformidad de las
variables urbanas fundamentales y como consecuencia directa de dicha declaratoria y de
acuerdo con lo establecido en el artículo 88 de la Ley Orgánica de Ordenación
Urbanística procedió a ordenar la paralización de la obra realizada por transgredir la
normativa legal correspondiente al área urbanística, por tanto, si bien es cierto que en
principio se le había aprobado el proyecto presentado y que el mismo ya se estaba
ejecutando, habiéndosele expedido la Conformidad de Variables Urbanas Fundamentales,
también es cierto que la Gerencia de Ingeniería Municipal procedió a examinar los
referidos actos en virtud de que consideró que los mismos presuntamente se encontraban
viciados de nulidad absoluta, todo esto haciendo uso de la potestad de autotutela, tal y
como fue ampliamente señalado en los capítulos anteriores.
Así pues, no tiene mayor relevancia si la obra se estaba ejecutando o se pretendía iniciar,
ya que no se puede permitir la construcción de una obra que vaya en contravención con la
legislación urbanística, como fue demostrado y constatado en el caso autos.
En este sentido, esta Corte debe desechar lo denunciado por la recurrente en cuanto a este
punto de la violación del derecho de propiedad, ya que no se le está impidiendo ejercer su
derecho a la propiedad, sino que debe hacerlo de conformidad con lo establecido en las
Ordenanzas y demás disposiciones especiales, es decir, puede construir lo que esté
debidamente permitido por la zonificación de la parcela. Así se declara.
Por otro lado, la parte actora denunció que el acto administrativo impugnado adolecía del
vicio de violación de la cosa juzgada administrativa, consagrado en el artículo 19 numeral
2º de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, en virtud que ya la Gerencia de
Ingeniería Municipal del Municipio Baruta del Estado Miranda, había resuelto lo
correspondiente al uso de la parcela y demás características de la pretendida
construcción, evidenciando que se está conforme a las variables urbanas fundamentales,
dictando los actos posteriormente anulados.
Igualmente, señaló que dichos actos habían creado en los particulares derechos subjetivos
a su favor, y que el acto que los anula desconoce los referidos derechos incurriendo así –
según sus dichos- en la violación de la cosa juzgada administrativa.
De este modo se evidencia que en este punto el tema controvertido es determinar si había
cosa juzgada administrativa, y por lo tanto si la Administración podía revisar de oficio el
acto administrativo dictado por ella misma, y declararlo nulo de nulidad absoluta; para lo
cual resulta necesario realizar las siguientes consideraciones:
Así pues, como ha sido señalado en capítulos anteriores la revisión de los actos
administrativos viciados de nulidad absoluta, se encuentra establecida en la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos en los artículos 82 y 83, antes transcritos.
En efecto, se emplea como criterio a los fines de diferenciar aquellos actos susceptibles de
ser revisados por la vía administrativa de aquellos sujetos únicamente a revisión por los
órganos jurisdiccionales, la noción de “cosa juzgada administrativa”, con lo cual,
aquellos actos portadores de la cosa juzgada no son susceptibles de ser extinguidos en
sede administrativa.
‘La cosa juzgada administrativa es un concepto o locución que traduce la idea de que,
cuando ella exista, la Administración Pública no puede extinguir por sí y ante sí el acto
administrativo. Vincúlense, así, los conceptos de ‘cosa juzgada administrativa’ e
‘inmutabilidad’ del acto administrativo, con lo cual quiere expresarse la idea de que el
acto administrativo que reúne ciertos requisitos es ‘inmutable’ o ‘inextinguible’ en sede
administrativa’. (MARIENHOFF, M.S., ‘Tratado de Derecho Administrativo’, Ediciones
Glem S.A, Buenos Aires). [Resaltado de esta Corte].
Precisado lo anterior, se observa que los actos administrativos que adolezcan de vicios de
nulidad absoluta y los que no sean declarativos de derechos a favor de los particulares,
una vez que adquieren firmeza, por haberse intentado los recursos administrativos
contemplados en la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, los cuales
garantizan el derecho a la defensa de los justiciables, o por haber vencido los lapsos para
su impugnación tanto en vía administrativa como en vía judicial, pueden ser revocados por
la Administración en cualquier momento, sea bien de oficio o a instancia de parte. (Vid.
Sentencia Nº 906 de la Sala Político Administrativa Accidental del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha 27-07-2004, caso: L.G.L.R.L. contra el Consejo de la Judicatura).
Además, como ya fue indicado un acto administrativo que se encuentre viciado de nulidad
absoluta no puede crear derechos subjetivos a los particulares, ya que “En este caso el
principio de la autotutela de la administración sobre sus propios actos no encuentra límite
en los derechos adquiridos por los particulares, porque en los actos viciados de nulidad
absoluta no puede basarse derecho alguno.” (Vid. E.L.M., “Manual de Derecho
Administrativo” Edición XIII, 2010). [Resaltado de esta Corte].
En este mismo orden de ideas, conviene destacar que la declaración de nulidad, entendida
como el reflejo de la concurrencia en el acto administrativo de un vicio especialmente
grave y manifiesto, produce siempre efectos ex tunc, es decir, el acto administrativo se
agota en una sola operación de aplicación y se retrotraen hasta el mismo momento en que
fue emanado, por lo tanto, el acto es ineficaz ab initio, ergo es imposible que un acto
declarado nulo sea creador de derechos subjetivos e intereses personales. Así lo ha
establecido la Sala Político-Administrativa en sentencia de 15 de octubre de 2003 (Banco
de Venezuela S.A.C.A. Banco Universal), al determinar que:
Así pues, de lo anterior se observa que aunque los actos administrativos anulados
pudieran crear alguna expectativa de derechos subjetivos en los particulares, esto no
resulta un impedimento para que la Administración en uso de su potestad de autotutela
pueda anular un acto administrativo en cualquier momento, bien sea a solicitud de parte, o
de oficio, cuando se evidencie que el mismo adolece de algún vicio de nulidad absoluta,
como ocurrió en el presente caso, en la cual se constató que los referidos actos se
encontraban viciados de ilegalidad por contravenir lo dispuesto en la normativa legal
aplicable a la parcela en cuestión.
Por lo tanto, esta Corte debe desechar los argumentos expuestos por la parte actora en
cuanto a la violación de la cosa juzgada administrativa, ya que como fue señalado
anteriormente la Administración actuó conforme a su potestad de autotutela, en virtud de
haber observado que los actos administrativos dictados con anterioridad resultaban ser
ilegales y que por tanto nulos de nulidad absoluta. Así se establece.
En cuanto a este punto, indicó la representación judicial de la parte actora que el Alcalde
del Municipio Baruta al momento de resolver el recurso jerárquico determinó que la
Gerencia de Ingeniería Municipal había incurrido en el vicio de falso supuesto, ya que a
su criterio debió declararse la nulidad de los actos por la supuesta incompetencia
manifiesta, sin embargo, indicó la actora que el organismo facultado para otorgar las
Constancias de Variables Urbanas Fundamentales, es la Gerencia de Ingeniería
Municipal, por lo que mal se puede considerar que este organismo sea incompetente ya
que no encuadra dentro de ninguno de los supuestos de incompetencia.
Por lo que determinó que el acto administrativo que resuelve el recurso jerárquico se
encuentra incurso en un falso supuesto de derecho, ya que no existe tal vicio de
incompetencia y no podrían los hechos ser subsumidos en la causal 4º del artículo 16 de la
Ordenanza sobre Procedimientos Administrativos.
En este sentido, el falso supuesto de derecho surge cuando los hechos que originaron la
decisión de la Administración, los cuales son reales, no concuerdan con la norma en la
cual fueron subsumidos, es decir, la Administración aunque aprecia de forma adecuada los
hechos acontecidos, los subsume en una norma errónea o inexistente, lo cual incide en los
derechos subjetivos del administrado y por lo tanto acarrearía la anulabilidad del acto.
(Vid. Sentencia Nº 307 de fecha 22 de febrero de 2007, dictada por la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, caso: R.E.Q.H.).
La Dirección de Ingeniería Municipal, queda facultada para dar los usos a las áreas no
zonificadas, siempre y cuando ello redunde en pro del desarrollo y progreso racional del
Distrito. En el otorgamiento de los aludidos usos, la Dirección General de Ingeniería,
cuidará de que en ello priven las características generales previstas en esta Ordenanza,
para las áreas zonificadas, en forma tal que los usos concedidos sirvan de base para la
preparación del resto de las hojas del Mapa de Zonificación a que se refiere el 1er. aparte
del Artículo 242 y a los efectos previstos en el Artículo 4º de esta misma Ordenanza. La
concesión de estos usos por la Dirección de Ingeniería, será comunicada dentro de los
quince (15) días siguientes al C.C., el cual dará su aprobación en una sola
discusión.’[Resaltado de esta Corte]
Ello así, en el caso de marras se evidencia que para la parcela discutida se encontraba
establecido el uso que debía dársele, como ha sido anteriormente señalado, por lo que la
Gerencia de Ingeniería Municipal del Municipio Baruta del Estado Miranda, tenía que
verificar que la construcción pretendida cumpliera con el referido uso y con las demás
disposiciones de la zonificación.
Así pues, la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística en sus artículos 87, 88 y 89,
establecen, las variables urbanas fundamentales, y el procedimiento que debe llevar a cabo
el organismo municipal competente en caso de observar que no se cumplió con las
referidas variables, señalando lo siguiente:
‘Artículo 87.- A los efectos de esta ley se consideran variables urbanas fundamentales en el
caso de las edificaciones:
2. El retiro de frente y el acceso según lo previsto en el plan para las vías que colindan con
el terreno.
3. La densidad bruta de población prevista en la zonificación.
8. Cualesquiera otras variables que los planes respectivos impongan a un determinado lote
de terreno.
Por otra parte, resulta pertinente señalar que en este caso, el punto controvertido se
presenta en determinar si es correcta la apreciación realizada por el Alcalde del Municipio
Baruta al momento de resolver el recurso jerárquico interpuesto por la parte recurrente, al
establecer que los actos de la Gerencia de Ingeniería Municipal no debían ser anulados
por el ordinal 1º sino por el 4º del artículo 16 de la Ordenanza sobre Procedimientos
Administrativos, toda vez que la referida Gerencia resultaba ser manifiestamente
incompetente para dictar actos que violen o menoscaben las disposiciones normativas
establecidas para la zona.
En este sentido, planteada de esta forma la controversia se debe hacer mención al acto
administrativo que resuelve el recurso jerárquico, de fecha 18 de febrero de 2004, que riela
en los folios ciento dieciséis (116) al ciento sesenta y uno (161) de la primera pieza del
expediente judicial, que establece lo siguiente:
Es por ello que [ese] Despacho considera que la Gerencia de Ingeniería Municipal
incurrió en una falsa aplicación del derecho al declarar, en el acto administrativo Nº 2254
del 10 de octubre de 2001, la nulidad absoluta de estos actos de conformidad con lo que
establece el numeral 1º del artículo 16 de la O.P.A., ya que el supuesto del artículo 16 en el
que debió encuadrar la nulidad absoluta lo encontramos en el numeral 4º: ‘Cuando
hubiesen sido dictados por autoridades manifiestamente incompetentes o con
prescindencia total del procedimiento establecido en las Leyes u Ordenanzas’, en virtud de
que la nulidad absoluta deviene, en este caso, de la incompetencia manifiesta en que
incurre la Gerencia de Ingeniería por no existir norma alguna que le otorgue competencia
para expedir la c.d.c. de las variables urbanas fundamentales al proyecto presentado por
Prefabricados Marcotulli, C.A., adquirido posteriormente por la Asociación Civil ‘Villas
del Sol’, en violación de lo que prevén los numerales 1 y 3 del artículo 87 de la L.O.O.U. y
de lo que establece el a las zonas que están bajo reglamentación Especial.
‘La competencia administrativa ha sido definida tanto por la doctrina como por la
jurisprudencia, como la esfera de atribuciones de los entes y órganos, determinada por el
derecho objetivo o el ordenamiento jurídico positivo; es decir, el conjunto de facultades y
obligaciones que un órgano puede y debe ejercer legítimamente. De allí que la
competencia esté caracterizada por ser: a) expresa: porque ella debe estar explícitamente
prevista en la Constitución o las leyes y demás actos normativos, por lo que, la
competencia no se presume; y b) Improrrogable o indelegable: lo que quiere decir que el
órgano que tiene atribuida la competencia no puede disponer de ella, sino que debe
limitarse a su ejercicio, en los términos establecidos en la norma, y debe ser realizada
directa y exclusivamente por el órgano que la tiene atribuida como propia, salvo los casos
de delegación, sustitución o avocación, previstos en la Ley’.
En virtud de lo señalado, se desprende que en los casos que un funcionario u órgano haya
dictado un acto sin estar debida y legalmente autorizado para dictarlo, esto configuraría el
vicio de incompetencia por usurpación de autoridad o funciones.
De este modo, este Tribunal Colegiado debe señalar que ya en los acápites anteriores ha
quedado ampliamente demostrado que el acto administrativo Nº 721 del 11 de abril del
2000 y Nº 658 del 14 de abril de 2000, ambos dictados por la Gerencia de Ingeniería
Municipal, en los cuales se aprobó la construcción de siete (7) viviendas en una zona R-E,
zonificada para la construcción de vivienda unifamiliar aislada, y se emitió la c.d.c.d.v.u.,
violan lo dispuesto en la Ordenanza de Zonificación de Distrito Sucre, del 1º de septiembre
de 1982, y la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística, toda vez que viola la variable
urbana de uso, así como la de la densidad poblacional.
Dentro de este orden de ideas, esta Corte no evidencia que se hubiese incurrido en el vicio
de incompetencia, toda vez que el acto no fue dictado usurpando autoridad, usurpando
funciones o extralimitándose en las funciones que tiene atribuidas, ya que la referida
Gerencia es la competente para encargarse de la adecuación de las construcciones a la
ordenación urbanística, es decir, de la materia urbanística en el Municipio Baruta del
Estado Miranda, sin embargo, ningún funcionario puede dictar un acto administrativo en
contravención con las disposiciones normativas, ya que esto sería atentar contra el
ordenamiento jurídico.
Por otro lado, el acto administrativo que resuelve el recurso jerárquico dictado por el
Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda, declara la nulidad parcial del acto
dictado por la Gerencia de Ingeniería Municipal, únicamente en lo relativo a la causal por
la que se declara la nulidad de los actos que aprueban la constricción de las (7) viviendas,
confirmando el resto del acto primigenio en lo referente a las violaciones a la Ley,
Ordenanza, Acuerdo, y Resolución que regulan específicamente la parcela sobre la que se
pretende construir en incumplimiento de las variables urbanas fundamentales como ya ha
sido señalado en los acápites anteriores.
Por lo que esta Corte, debe concluir que en el presente caso el órgano que dictó el acto
administrativo no es manifiestamente incompetente, sin embargo, luego de la revisión que
hiciera la Administración Municipal en la cual constató que la pretendida construcción
contraviene lo dispuesto la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística, violando las
variables urbanas fundamentales, y por tanto la ordenación urbanística del Municipio
Baruta del Estado Miranda, razón por la cual viola normas de orden público,
ocasionándole un daño a los derechos colectivos a la población que reside en los
alrededores de la parcela en cuestión, siendo además verificadas efectivamente por este
Órgano Jurisdiccional tales irregularidades dan sustento suficiente para declarar la
nulidad absoluta de los actos administrativos que aprueban la construcción de una obra
ilegal.
En este sentido, la parte recurrente señaló que el contenido del acto administrativo de
fecha 10 de octubre de 2001 que resuelve el asunto señalando que la construcción que se
pretende realizar viola las variables urbanas fundamentales y el del oficio Nº 2076, de
fecha 25 de septiembre de 2001, que notifica la apertura de la revisión de oficio, resulta
ser idéntica, cuando en realidad son actos distintos, ya que uno notifica del inicio de la
averiguación a los fines de constatar el cumplimiento o no de la obra con las variables
urbanas fundamentales, mientras que el otro es el acto definitivo que le establece la
ilegalidad y les ordena la paralización de la obra.
Así pues, se observa que el acto de fecha 25 de septiembre de 2001 es una notificación a la
parte para informarle de la apertura de una revisión de oficio a la obra que la Asociación
Civil Villas del Sol se encontraba construyendo, a los fines que la misma presentara las
defensas y demás argumentos que considera necesarios para defenderse de los hechos
señalados por la Administración, garantizándole en todo momento el derecho
constitucional al debido proceso, mientras que el acto de fecha 10 de octubre de 2001,
resuelve dicha revisión señalando que habían sido constatadas violaciones a las variables
urbanas fundamentales y que por lo tanto la construcción pretendida contraviene lo
establecido en las disposiciones normativas aplicables al caso, con lo cual esta Corte
evidencia que se trata de actos totalmente distintos dictados por la Gerencia de Ingeniería
Municipal del Municipio Baruta del Estado Miranda, pero que van destinados a cumplir
efectos distintos, siendo el primero un acto de mero trámite, el cual solamente pone en
conocimiento al actor de la apertura del correspondiente procedimiento de revisión,
mientas que el segundo es un acto definitivo, en el que se resuelve la controversia
administrativa.
Por lo tanto, observa este Órgano Jurisdiccional que en el presente caso no ocurrió una
reedición de los actos administrativos como lo denuncia la parte recurrente, toda vez que
se trata de actos totalmente distintos, por un lado un acto de mero trámite que notifica de
la apertura de la revisión de oficio, para de este modo garantizar el derecho a la defensa y
al debido proceso de la parte, y por otro lado un acto definitivo que resuelve que la obra
pretendida viola las variables urbanas fundamentales, lo cual es consecuencia del
procedimiento de revisión llevado a cabo por la referida Gerencia de Ingeniería Municipal
del Municipio Baruta del Estado Miranda. Así se declara.
Así las cosas, resulta forzoso para esta Corte declarar SIN LUGAR el recurso contencioso
administrativo de nulidad interpuesto por la Asociación Civil Villas del Sol contra Alcaldía
del Municipio Baruta del Estado Miranda, a los fines de que se declare la nulidad del acto
administrativo dictado por el Alcalde del referido Municipio que le ordenó la paralización
de la obra y les anuló la conformidad de variables urbanas fundamentales. Así se decide.
Por otro lado, este Órgano Jurisdiccional observa que en virtud de la solicitud realizada
por la representación judicial de la Asociación Civil Villas del Sol, en fecha 22 de mayo de
2013 y reiterada en fecha 28 de mayo de 2013, en la cual solicitó que se notificara a la
Alcaldía del Municipio Baruta del Estado Miranda, parte apelante en el caso bajo estudio,
del auto de abocamiento de fecha 3 de abril de 2013, en donde se estableció la nueva
conformación de esta Corte Accidental ‘A’, esta Corte observa que en el presente caso, la
Alcaldía del Municipio Baruta del Estado Miranda, resultó ser la parte efectivamente
vencedora, por lo tanto ordenar una reposición a los fines que se practique su notificación
resultaría inútil, toda vez que no se evidencia de autos ni de ninguno de los hechos que
existan razones que pudieran ser encuadradas en alguna de las causales establecidas en
el artículo 82 del Código de Procedimiento Civil, además que con la notificación de la
referida sentencia se estaría poniendo al tanto a la parte del estado y fase procesal de la
presente causa. Así se decide…
IV
DE LA COMPETENCIA
Debe esta Sala determinar su competencia para conocer la presente solicitud de revisión y al respecto
observa que, conforme lo establece el cardinal 10 del artículo 336 de la Constitución, la Sala
Constitucional tiene atribuida la potestad de “Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los tribunales
de la República, en los términos establecidos por la ley orgánica respectiva”.
Por su parte, en el fallo n.° 93 del 6 de febrero de 2001 (caso: Corpoturismo), esta Sala determinó su
potestad extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional, de revisar las siguientes decisiones
judiciales:
3. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás Salas de
este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país apartándose u obviando
expresa o tácitamente alguna interpretación de la Constitución contenida en alguna
sentencia dictada por esta Sala con anterioridad al fallo impugnado, realizando un errado
control de constitucionalidad al aplicar indebidamente la norma constitucional.
4. Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás Salas de
este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país que de manera evidente hayan
incurrido, según el criterio de la Sala, en un error grotesco en cuanto a la interpretación
de la Constitución o que sencillamente hayan obviado por completo la interpretación de la
norma constitucional. En estos casos hay también un errado control constitucional…
En este mismo orden de ideas, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia dispone en el artículo
25, cardinales 10 y 11, lo siguiente:
Artículo 25. Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:
(…)
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los tribunales de la
República, cuando hayan desconocido algún precedente dictado por la Sala
Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una norma o principio
constitucional; o producido un error grave en su interpretación; por falta de aplicación de
algún principio o nomas constitucionales.
11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se subsuman en los supuestos
señalados en el numeral anterior, así como la violación de principios jurídicos
fundamentales que estén contenidos en la Constitución de la República, tratados, pactos o
convenios internacionales suscritos y ratificados válidamente por la República, o cuando
incurran en violaciones de derechos constitucionales
Ahora bien, visto que en el caso de autos se solicitó la revisión de una sentencia definitivamente firme
emanada de la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo, Accidental “A”, a la que se imputa la
violación del principio de seguridad jurídica, el derecho de propiedad consagrado en el artículo 115 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como al derecho al debido proceso y a la
defensa contenidos en el artículo 49, cardinal 1, de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, esta Sala se considera competente para conocerla; y así se declara.
Establecida la competencia, pasa esta Sala Constitucional a pronunciarse sobre la solicitud de revisión
de la sentencia del 2 de julio de 2013, dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo,
Accidental “A” y al efecto se estima pertinente efectuar las siguientes consideraciones:
Esta Sala Constitucional ha reiterado a lo largo de su jurisprudencia que la revisión de las sentencias
prevista en el numeral 10 del artículo 336, de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, la ejerce de manera facultativa, por ende es discrecional entrar al análisis de los fallos
sometidos a su conocimiento. Ello es así, por cuanto la facultad de revisión no puede ser entendida
como una nueva instancia (Vid. sentencias n.° 44 del 2 de marzo de 2000 caso: F.J.R.A., n.° 714 del 13
de julio de 2000 caso: Asociación de Propietarios y Residentes de la Urbanización Miranda).
De tal manera, la Sala se encuentra en la obligación de considerar todos y cada uno de los fallos que
son remitidos para su revisión, pero no de concederla y proceder a realizarla, por lo que su negativa no
puede, en caso alguno, constituir violación de los derechos a la defensa y al debido proceso de las
partes.
Así, esta Sala en sentencia n.° 93 del 6 de febrero de 2001, (caso: Corporación de Turismo de
Venezuela (Corpoturismo)), sostuvo que la revisión viene a incorporar una facultad estrictamente
excepcional, restringida y extraordinaria para la Sala Constitucional, que debe cohesionarse con la
garantía constitucional de la cosa juzgada judicial, cuya interpretación debe realizarse de una manera
estrictamente limitada, por lo que “…esta Sala posee una potestad discrecional de admitir o no admitir
el recurso cuando así lo considere…” incluso “…sin motivación alguna, cuando en su criterio constate
que la decisión que ha de revisarse, en nada contribuya a la uniformidad de la interpretación de normas
y principios constitucionales…’.
En este orden, observa la Sala que el apoderado judicial del solicitante pretende mediante este
mecanismo de protección constitucional, el cuestionamiento de un acto de juzgamiento, por cuanto
obtuvo un pronunciamiento que no lo satisface, pues sus denuncias no encuadran en ninguno de los
supuestos que fueron dispuestos para la procedencia de la solicitud de revisión.
En virtud de las razones expuestas, estima la Sala, que las cuestiones planteadas por el solicitante en
nada contribuirían a la uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales, de
manera que, en el presente caso, decide no hacer uso de la revisión extraordinaria que le otorga el Texto
Fundamental, por lo que esta Sala considera que no ha lugar a la revisión solicitada. Así se decide.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara:
PRIMERO
Que es COMPETENTE para conocer la presente solicitud de revisión constitucional.
SEGUNDO
NO HA LUGAR a la solicitud de revisión interpuesta por el abogado A.B.L.M., actuando con el
carácter de apoderado judicial de la ASOCIACIÓN CIVIL VILLAS DEL SOL, contra la sentencia del
2 de julio de 2013, dictada por la Corte Segunda de lo Contencioso Administrativo, Accidental “A”,
que declaró: i) con lugar el recurso de apelación ejercido por la abogada R.N.D., apoderada judicial del
Municipio Baruta del estado Miranda contra el fallo emitido el 9 de febrero de 2006, por el Juzgado
Superior Segundo en lo Civil y Contencioso Administrativo de la Región Capital, que declaró con lugar
el recurso contencioso administrativo de nulidad interpuesto por la Asociación Civil Villas del Sol,
contra la resolución n.° J-DIM-004-04 del 18 de febrero de 2004, emanada de la Alcaldía del
Municipio Baruta del estado Miranda; ii) revocó el referido fallo apelado; y iii) sin lugar el recurso
contencioso administrativo de nulidad.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 17 días del mes de diciembre de dos mil catorce. Años: 204º de la
Independencia y 155º de la Federación.
La Presidenta,
G.M.G.A.
Ponente
El Vicepresidente,
F.A.C.L.
Los Magistrados,
L.E.M.L.
…/
…/
C.Z.D.M.
A.D.J.D.R.
J.J.M. JOVER
El Secretario,