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Ética y deontología:

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DEL ABOGADO VENEZOLANO

TITULO I

Disposiciones generales

Artículo 1. Las normas contenidas en este código serán de obligatorio


cumplimiento para todos los Abogados en su vida pública y privada. Su aplicación
corresponderá previstos en la Ley y sus disposiciones no podrán enervarse ni
relajarse por convenios de ningún tipo. Serán nulos todos los actos que pretendan
contrariarlo, ya emanen de personas o entidades públicas o privadas.

Artículo 2. El Abogado tendrá como norte de sus actos servir a la justicia, asegurar
la libertad y el ministerio del Derecho. El Abogado que conozca de cualquier hecho
que atenta contra las prohibiciones de este Código, está en el deber de dar
información inmediata al Colegio de Abogados al cual este inscrito el infractor.
TITULO II De Los Deberes Profesionales

Artículo 3. Constituyen faltas disciplinarias que acarrean las sanciones previstas


en la Ley, la violación de los deberes establecidos en este Titulo. CAPITULO I De
Los Deberes Esenciales

Artículo 4. Son deberes de Abogado:

1-.Actuar con probidad, honradez, discreción, eficiencia, desinterés, veracidad y


lealtad.

2-.Conservar absoluta independencia en sus actuaciones profesionales.

3-.Mantener en todo momento el respeto a su dignidad como persona y como


profesional.

4-.Defender los derechos de la sociedad y de los particulares cooperando en la


conservación y perfeccionamiento del orden jurídico y en la realización de una
recta y eficaz administración de justicia.

5-.Fortalecer la fraternidad de sus colegas, mediante el respeto mutuo con trato


cordial y racional tolerancia.

CAPITULO II

De los Deberes Institucionales.


Artículo 5. El honor de la Abogacía es indivisible; la dignidad y el decoro han de
caracterizar siempre la actuación del Abogado. Lesiona el patrimonio moral de
todo gremio, el Abogado que incurra en una acción indigna.

Artículo 6. La conducta privada del Abogado se ajustará a las reglas del honor, de
la dignidad y de la delicadeza propia del hombre honesto.

Artículo 7. El Abogado combatirá por todos los medios lícitos la conducta


moralmente censurable de sus colegas, investidos o no de autoridad y deberá
hacer las denuncias pertinentes. Incurre en grave falta si elude el cumplimiento de
este deber, observando una actitud pasiva, indiferente o complaciente.

Artículo 8. El Abogado en ejercicio de su profesión deberá conservar su dignidad e


independencia; estas son irrenunciables e incompatibles con toda ocupación que
obstaculice. No deberá aceptar sugerencias de su patrocinado, representado o
asistido que pueda lesionar su honorabilidad.

El Abogado hará respetar su independencia frente a los poderes públicos, los


magistrados y demás autoridades administrativas frente a las cuales ejerza su
ministerio, y actuará siempre conforme a su conciencia, rechazando todo lo que
contraríe a la justicia y a la libertad de la defensa.

En su condición profesional y como representante de terceros, tendrá derechos


ante los órganos públicos a una atención preferente para el cabal cumplimiento de
su ministerio.

Artículo 9. El Abogado no debe utilizar los medios de comunicación social para


discutir los asuntos que se le encomienden, ni dar publicidad a las piezas del
expediente en los asuntos aún no sentenciados, a menos que sea necesario pare
la corrección de los conceptos cuando la justicia y la moral lo exijan. Una vez
concluido el proceso, el Abogado podrá publicar los documentos y actuaciones,
así como también sus comentarios exclusivamente científicos, hechos en
publicaciones profesionales que deberán regirse por principios profesionales de la
ética. Se omitirán los nombres propios si la publicación puede perjudicar a alguien
en su honor y buena fama. Tampoco podrá utilizar los medios de comunicación
para amenazar con acciones judiciales y forzar convenios.

El Abogado puede publicar informaciones o comentarios con fines científicos en


diarios o revistas especializadas, observando las normas morales y la omisión de
nombres y apellidos de las partes, cuando tal circunstancia causare perjuicios a
los mismos.

Artículo 10. La Formación decorosa de patrocinados, representados o defendidos


debe fundamentarse en la honorabilidad y capacidad profesional del Abogado,
quien deberá abstenerse de utilizar agentes que le procuren nuevos casos
profesionales, ni proporcionará publicidad a su propio elogio, ni inducirá a que se
hagan noticias o comentarios vinculados a asuntos en los que intervenga o a la
manera de conducirlos.

La publicidad del Abogado a través de los medios escritos o audiovisuales se


limitará a la mención de su nombre, títulos científicos, especialidad autorizada por
su correspondiente colegio, dirección de su bufete y teléfono y apartado postal, así
como las horas de atención al público. Todo anuncio contenido cuasicomercial en
el que se prometan resultados y ventajas especiales, configura falta grave de la
ética profesional del abogado. Atenderá a sus patrocinados y demás interesados
en los casos que lleve en su bufete, salvo que les sea imposible concurrir al
mismo y no autorizará con su nombre la apertura de bufetes u oficinas cuando no
los atienda diaria o personalmente.

Artículo 11. El abogado debe abstenerse de ofrecer sus servicios y de dar


consejos no solicitados con el fin de provocar juicios y obtener patrocinados o
defendidos, a menos que vínculos de parentesco o amistad intima se lo imponga
como un deber.

Artículo 12. El abogado que directa o indirectamente, remunere o recompense a


las personas que lo hubieren recomendado, incurre en grave infracción de la ética
profesional.

Artículo 13. El abogado aceptará o rechazará los asuntos sin exponer las razones
que tuviere para ello, salvo el caso de nombramiento de oficio, en que deba
justificar el rechazo. En su decisión no deberá influir el interés personal, el monto
pecuniario del asunto, ni la capacidad financiera del adversario. Tampoco aceptará
el abogado un asunto en el que tuviere sostener principios contrarios a sus
convenios personales, incluso políticas o religiosas, ni aquellos en que su
independencia se viere obstaculizada por motivos de amistad, parentesco o de
otra índole. En suma, no intervendrá en un asunto sino cuando tenga libertad para
actuar.

Artículo 14. El abogado como servidor de la justicia y colaborador en su


administración, no deberá olvidar que la esencia de su poder profesional consiste
en defender los derechos de su representado o asistido con diligencia y estricta
sujeción a loa normas jurídicas y la ley moral.

Artículo 15. El abogado acusador en el juicio penal considerará como su primer


deber, velar por el que se haga justicia y no por que se obtenga una condena. En
sus actuaciones frente a la nación y a las entidades estatales y municipales, el
abogado tendrá cuidado de no lesionar los intereses legítimos de éstas.
Artículo 16. Ningún abogado permitirá que sus servicios o bien su nombre sean
usados de modo que personas legalmente desautorizadas para el ejercicio del
derecho puedan practicarlo.

El abogado se abstendrá de suscribir y visar documentos en cuya redacción no


haya participado.

Artículo 17. Es deber del abogado ser puntual en su asistencia en los tribunales,
así como también en sus citas o reuniones con los colegas, sus clientes o la parte
contraria.

Artículo 18. Cuando un abogado no pudiere concurrir a un acto judicial en el cual


deba participar, por motivo de enfermedad u otro plenamente justificable, solicitará
oportunamente al juez el diferimiento del acto y prevendrá del hecho a su colega
adversario, quien, por espíritu de confraternidad estará obligado también a
adherirse a la solicitud del diferimiento del acto.

Investigación:

El decálogo del abogado:

1º Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos,


serás cada día un poco menos abogado.

2º Piensa. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

3º Trabaja. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.

4º Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en


conflicto el Derecho con la justicia, lucha por la justicia.
5º Sé leal. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que
comprendas que no es digno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea
desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo
que tú le dices; y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez, debe confiar en
el que tú le invocas.

6º Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea
tolerada la tuya.

7º Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su


colaboración.

8º Ten fe. Ten fe en el Derecho como el mejor instrumento para la convivencia


humana; en la justicia, como destino normal del Derecho; en la paz, como
substitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual
no hay Derecho, ni justicia, ni paz.

9º Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras


cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti.
Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

10º Ama tu profesión. Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en
que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti
proponerle que se haga abogado.
EDUARDO J. COUTURE (1904-1962)

Nació el 24 de mayo de 1906 en Montevideo , considerado el procesalista más


influyente del Derecho Continental en el siglo XX. Sus padres fueron don Eduardo
Couture y doña Aurelia Etcheverry. Tanto sus cursos primarios como secundarios
los realizó en la capital uruguaya. En 1923 ingresó como estudiante a la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República, en Montevideo.

Producto de las modestas condiciones de su hogar, a los 15 años de edad asumió


su primer trabajo en el Centro Odontológico del Uruguay, institución a la que
permanecería vinculado hasta el día de su muerte. Ya como estudiante de
derecho, comenzó a colaborar en el estudio jurídico del abogado Federico
Escalada. El 29 de diciembre de 1927, recibió el título de Doctor en Derecho y
Ciencias Sociales.

Jurista y docente. Fue profesor titular de Derecho Procesal en la Universidad de la


República en Montevideo. Dirigió la "Revista de Derecho, Jurisprudencia y
Administración", fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y
Presidente del Colegio de Abogados.

Sobre los temas de su especialización (procedimientos jurídicos y organización de


tribunales) dictó cursos universitarios y conferencias en varios países y también
dio a conocer diversos trabajos, entre otros un frecuentado "Vocabulario jurídico".

En América Latina es muy conocido el famoso “Decálogo del Abogado”, redactado


por el eminente jurista uruguayo Eduardo Couture, quien fue incorporado al
“Colegio de Abogados de Lima”, como Miembro de Honor en 1951.

Presidió el Instituto Cultural Uruguayo - Brasileño y fue miembro de Número y vice


- presidente de la Academia Nacional de Letras. De su viaje por países de
América Latina, Europa y Estados Unidos dejó testimonio en un libro, "La comarca
y el mundo" (1953).

Su famosa frase quedará grabada para la posteridad: “Si el Derecho se


contrapone con la Justicia, inclínate por la Justicia”.

Derecho:

El Derecho es, en términos generales, el ordenamiento jurídico que regula las


relaciones establecidas en una determinada nación o entre Estados.

Derecho deriva del latín directus que significa 'recto' o 'colocado en línea recta' en


lo que deriva en términos generales a la justicia.

En latín clásico, ius fue el término que se utilizaba para designar el derecho


objetivo, el conjunto de reglas que evolucionó para lo que se conoce como
Derecho. El término ius (jus) originó la creación de palabras como justo, justicia,
entre otras.

El significado de derecho, se refiere de manera general al conjunto de normas


jurídicas vigentes en un país, denominado también como derecho objetivo.

La palabra derecho también puede tener el sentido de recto, correcto o justo.

La expresión “'tener derecho” significa que algo es de alguien por justicia de


igualdad como son los Derechos Humanos, derechos de los niños y derechos
civiles.
Mora y ética:

En contexto filosófico, la ética y la moral tienen diferentes significados. La ética


está relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el
comportamiento humano en la sociedad, mientras que la moral son las
costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad.

La relación entre ética y moral estriba en que ambas son responsables de la


construcción de la base que guiará la conducta del hombre, determinando su
carácter, su altruismo y sus virtudes, y de enseñar la mejor manera de actuar y
comportarse en sociedad.

Aunque ambas palabras suelen relacionarse, remiten a conceptos diferentes.


Veamos primero cada una por separado.

Ética

La palabra ética viene del griego ethos que significa 'forma de ser' o 'carácter'.

La ética estudia los principios que deben regir la conducta humana al tratar de
explicar las reglas morales de manera racional, fundamentada, científica y teórica.

Se puede decir que la ética es, en este sentido, una teorización de la moral, que
incluso ayuda a definir criterios propios sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.

Aunque normalmente la ética respalda o justifica las prácticas morales, otras


veces parece entrar en contradicción con estas.

Por ejemplo,

El respeto al otro es un principio fundamental de la ética. En tanto máxima de la


ética, el respeto no está subordinado a ningún contexto cultural sino que se debe
practicar ante todo tipo de persona sin discriminación de origen, raza, sexo,
orientación o religión. La ética, por lo tanto, no discrimina de acuerdo al universo
de usos y costumbres.

Moral

La palabra moral deriva de la palabra latina morālis, que significa 'relativo a las


costumbres'. La moral, por lo tanto, se centra en la práctica, en las expresiones
concretas del comportamiento que derivan del sistema de valores y principios.

En otras palabras, la moral es el conjunto de reglas que se aplican en la vida


cotidiana y todos los ciudadanos las utilizan continuamente.
Estas normas guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre
lo que es correcto o incorrecto, es decir, bueno o malo dentro de una escala de
valores compartida por el grupo social.

Por ejemplo,

De acuerdo con las costumbres vigentes hasta el siglo XIX, la moral dictaba que
toda mujer estaba subordinada a la voluntad del hombre de la casa, y rebelarse
hacía de ella una "inmoral". Esta norma ha ido cambiando progresivamente entre
los siglos XX y XXI en las sociedades occidentales. Así, los usos y costumbres
morales de la actualidad admiten la independencia de la mujer y se considera
inmoral su impedimento.

Diferencia entre ética y moral

Para comprender mejor la diferencia entre ética y moral, presentamos el siguiente


cuadro comparativo:

Asunto Ética Moral

Concepto Teoriza sobre los Se refiere a las prácticas y


principios y valores que costumbres establecidas según
deben regir la conducta una escala de valores.
humana.

Carácter Es una disciplina Es una disciplina descriptiva.


normativa.

Fundamento Se funda en la reflexión Se basa en la costumbre social.


individual.

Método Reflexión. Imposición (normas y


costumbres).

Alcance en el Pretende construir valores Sus valores son relativos a la


tiempo absolutos, universales e sociedad que los comparte y
imperecederos. cambian de acuerdo a la época y
a la ideología dominante.
La abogacía:

Se denomina abogacía al trabajo, la función o la tarea del abogado. Un


abogado, por otra parte, es el profesional en Derecho que se dedica a brindar
asesoría jurídica o que defiende o representa a una de las partes en un proceso
judicial.

Por ejemplo: “Exiten distintas maneras de ejercer


al abogacía: en mi caso, no defiendo a
narcotraficantes ni a asesinos”, “Comencé en la
abogacía hace treinta años”, “La abogacía ha
cambiado mucho en las últimas décadas”.

Aunque la legislación cambia de acuerdo al país,


lo habitual es que se obligue al sujeto que desea
ejercer la abogacía a contar con título
académico en Derecho (licenciatura o doctorado) y a estar registrado en una
institución que agrupe a los abogados y que brinde aval a sus miembros (como
un colegio de abogados).

El ejercicio de la abogacía, por lo tanto, exige completar estudios universitarios.


Es importante mencionar que, si bien se suele nombrar a todos los abogados
como “doctores”, hay abogados que son licenciados pero que no han cursado
ningún doctorado. En estos casos, la mención de “doctor” se vincula a un trato
protocolar y no a un grado alcanzado.

No menos importante es conocer que se establece, en líneas generales, que todo


buen abogado debe contar con las siguientes características:
-Tiene que saber darle forma y defender buenos argumentos.
-Entre otras muchas habilidades, tiene que contar con una notable capacidad de
persuasión.
-Del mismo modo, se establece que no únicamente debe estar dispuesto a llegar a
acuerdos sino que debe ser exhaustivo, preciso y sagaz a la hora de conseguir los
mejores para sus clientes.
-Es fundamental que sea alguien organizado y que sepa planificar muy bien su
trabajo.
-Por supuesto, es necesario que no cuente con prejuicios y que intente dejar de
lado siempre los sentimientos. Y es que los mismos le pueden impedir realizar su
trabajo de la manera correcta.
-Debe contar con una buena capacidad de oratoria.
Quien ejerce la abogacía suele trabajar en un estudio, ya sea propio o de otro
abogado. A la compañía que ofrece servicios de tipo jurídico se la
denomina bufete y suele contar con un plantel de diversos expertos en abogacía.

Supongamos que un hombre es estafado en una operación de compra de un


automóvil. La víctima de la estafa decide acudir a un estudio jurídico para solicitar
ayuda. De este modo, es recibido por un especialista en abogacía que le ofrece
sus servicios y le explica cuáles son los pasos formales a seguir para obtener un
resarcimiento.

Es importante conocer, por ejemplo, que en España existe lo que se conoce como
Abogacía General del Estado, que tiene la categoría de subsecretaría y que
depende del Ministerio de Justicia. En concreto, podemos determinar que es el
órgano directivo de los servicios de asistencia jurídica al Estado y a otras muchas
instituciones de tipo público.

Numerosas son las funciones que realiza y, entre las mismas, podemos destacar
las siguientes:
-Asesorar de manera jurídica a la Administración General del Estado.
-La representación y defensa en juicio del Estado y de sus correspondientes
organismos.
-La gestión de lo que son los servicios de registro, archivo y estadística.
-La correspondiente inspección de los servicios que dependen precisamente de la
Abogacía General del Estado.

II:

La abogacía es una profesión libre e independiente que presta un servicio a la


sociedad en interés público y que se ejerce en régimen de libre y leal
competencia, por medio del consejo y la defensa de derechos e intereses públicos
o privados, mediante la aplicación de la ciencia y la técnica jurídicas, en orden a la
concordia, a la efectividad de los derechos y libertades fundamentales y a la
justicia.

III:

La abogacía es una profesión que sólo puede ser desempeñada por aquellas
personas que han estudiado la ley. El término se desprende de la etimología de la
palabra “Abogado” la cual proviene del latín “Advocatus” utilizada en la antigua
Roma como un “Llamado” a la defensa a aquellas personas que interactuaban en
las relaciones de terceros. Es considerada como aquel factor social que usa el
hombre para defenderse en sociedad a través la norma jurídica. Quien ejerce la
abogacía es llamado abogado, un profesional con licencia para manipular la ley en
los diferentes contextos en los que se amerite.

La abogacía, o estudios jurídicos es estudiada por las personas de todo el mundo


en instituciones educativas que forman al estudiante bajo un régimen de
aprendizaje caracterizado por los diferentes matices históricos de la sociedad en
cuanto a leyes se refieren, es común que se estudie a fondo el marco legal de la
nación en la que se vive, sin embargo, muchas instituciones toman como
referencia las leyes y constituciones de otros países en los que se garantizan los
valores morales y éticos de un abogado. Inclusive el estudio del Derecho Romano
en muchos países es la base de la abogacía, ya que su cultura fue la que dejó
todo el conocimiento para su estudio.

Diariamente vemos como la abogacía es aplicada en la vida cotidiana, cada vez


que se sabe que se realiza un juicio para determinar la culpa o inocencia de un
individuo de la sociedad, la abogacía está presente en cada parte de los
involucrados utilizando la ley para cumplir con sus objetivos. En cada escenario de
la sociedad, se puede juzgar a las personas por las decisiones o acciones que
toman pero a la hora de condenar judicialmente, existe un patrón o estructura legal
en la que interviene el abogado para defender o condenar según sea el caso.

Con la abogacía se puede legislar, que no es más que la creación de la


herramienta esencial del derecho, la ley. Un abogado, puede ayudar a construir
todo un compendio de leyes y reglas que puedan conducir a una comunidad de
personas por las buenas costumbres.

La deontología jurídica:

a deontología jurídica trata sobre la moral del abogado y la forma de actuar con


su cliente, el profesional del derecho tiene que defender los intereses de su
patrocinado siempre actuando con la verdad y siempre teniendo en cuenta
su ética profesional.

El abogado que es honesto tiene como deber ético el guardar reserva de los
asuntos vinculados con la vida privada de sus clientes. Ello, porque se debe
proteger el bien jurídico correspondiente a la intimidad de la vida privada de las
personas, protegidas por la normatividad jurídica.
La ética constituye el ámbito que inspira y cobija los más nobles sentimientos del
ser humano. Sin ética el hombre estaría sin "hogar", a la intemperie, desamparado
en un mundo en el que sólo imperaría la ley de la selva y la de los más bajos
instintos.

Es un importante deber de las Facultades de Derecho y de los colegios de


abogados preocuparse seriamente y con sentido de responsabilidad de recordarle
a los que ejercen o han de ejercer la abogacía cuales son sus deberes.

LA DEONTOLOGÍA JURÍDICA

Proviene del griego y significa "lo obligatorio, lo justo, lo adecuado". Es la rama de


la filosofía jurídica que tiene como finalidad específica la determinación de cómo
debe ser el derecho y cómo debe ser aplicado.

La deontología es la disciplina que se ocupa de los deberes de los profesionales.


En el caso de los abogados se trata de una multiplicidad de deberes como son
aquellos consigo mismo, con la sociedad, con la profesión, con los clientes, con
los colegas, con los jueces, con la entidad gremial.

Es aquella parte de la ética profesional que se ocupa de los deberes morales de


los abogados, de los deberes de estos servidores del derecho.

LA IMPORTANCIA DE LA DEONTOLOGÍA ANTE UN MUNDO GLOBALIZADO

Es obvio que los aspectos deontológico-jurídicos influyen en muchos aspectos


positivos de la globalización. Los temas deontológico-jurídicos influyen en diversos
aspectos del Comercio Internacional. Así, antes de firmar el Tratado de Libre
Comercio, Estados Unidos exigió a México que modificara los artículos de
la Constitución que atentaban contra la libertad religiosa. Asimismo el Tratado con
la Unión Europea difícilmente se hubiera firmado en el "Antiguo régimen", ya que
la Comunidad europea  exigía un avance en el rubro de la democracia y de
los derechos humanos.

También es muy conocido que muchas naciones exigen como condiciones para
realizar inversiones, seguridad jurídica y efectivo combate a la corrupción y al
crimen organizado.

Finalmente, la Deontología podría contribuir a superar los efectos negativos de


la globalización.

LA FUNCIÓN HUMANIZADORA DE LA DEONTOLOGÍA JURÍDICA SOBRE EL


DERECHO
A lo largo de la historia de la humanidad se ha manifestado claramente la
influencia benéfica y humanizadora de la Deontología sobre el Derecho. El hombre
debe respetar la justicia y evitar la violencia y la desmesura, a fin de disfrutar los
bienes del derecho. 

Desde la antigüedad vemos que la necesidad de la ética en casi todos los ámbitos
de la vida humana, pero de modo especial en el ámbito jurídico: corrupción, robos,
violaciones, homicidios, delitos de cuello blanco, fraudes, impunidad... El derecho,
que alguien ha descrito con acierto, como el mínimo de ética exigible, estaría
destinado a, de algún modo, restaurar el orden y la armonía en la sociedad. Pero
si el derecho en su aplicación se corrompe, el caos es mayor, y se hace más
urgente recurrir de nuevo a la ética para romper el circulo vicioso y que se
propicie, al menos, la aplicación justa y equitativa del derecho.

Von Ihering nos recuerda que en los primeros tiempos de Roma el juez que se
dejaba corromper era castigado con la pena de muerte. No existe reproche más
grave contra la autoridad judicial que la figura sombría de los que víctimas de una
flagrante injusticia se hacen, en su frustración, criminales o ejecutan la justicia por
sus propias manos.

Cuando las instituciones legales no están a la altura de su misión la "justicia


popular" entra en acción, y con sed de venganza, aplica a los criminales lo que en
los Estados Unidos se conoce como la ley de Lynch.

Por consiguiente, la importancia de la ética en el mundo jurídico es algo urgente e


imprescindible. Es cierto que el derecho no lo es todo, pero si lo jurídico estuviera
impregnado de valores éticos, se daría un paso decisivo hacia un mundo más
humano y más justo. La Deontología,  por lo demás, es más necesaria en aquellas
profesiones que como la jurídica,  han caído en gran desprestigio.

El camino ético del abogado venezolano. Consideraciones generales

Toda profesión genera un conocimiento de utilidad para resolver problemas de


diversa índole. Lograrlo requiere no solo de la apropiación del conocimiento
formal. Además se necesita de una profunda comprensión de los principios éticos
que rigen el ejercicio de la actuación profesional.

La moral profesional muestra el camino que debe seguir cualquier


capacitado en un área determinada. Para dar cumplimiento legal y ético a su
acción en la vida laboral. El estudio de los deberes morales de un profesional se
denomina deontología.
Sin duda, en todas las profesiones la integridad y la ética son pilares
fundamentales para el debido ejercicio. Sin embargo, en el Derecho estos
valores tienen un peso especial, si tomamos en cuenta que el abogado se encarga
de defender y administrar la justicia.

La deontología jurídica rescata el conocimiento necesario para ser


abogado y todas las capacidades relacionadas con ello. Como la principal
obligación moral en esta carrera universitaria. Esto es equivalente a poseer las
herramientas para comprender las leyes, la jurisprudencia y la práctica de los
tribunales.

En líneas generales, un abogado durante un juicio debe seguir algunas


normas cuyo cumplimiento también denota profesionalismo en su actuación.
Entre ellas resalta el dominio del tema a tratar, la presentación de los argumentos
de acuerdo a lo establecido, el respeto por los colegas presentes y testigos, el uso
correcto del lenguaje en sus intervenciones y la puntualidad al presentarse.

A pesar de que existen códigos que rigen la conducta general de estos


profesionales, cada país tiene la potestad de establecer su manual de ética
correspondiente, ajustado a la naturaleza de la práctica jurídica en su territorio.

Moral y acción en Venezuela

En Venezuela el Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano es de


obligatorio cumplimiento para todos aquellos que tengan las capacidades
académicas para ejercer la profesión.

En el artículo dos del mencionado código se establece que «el abogado


tendrá como norte de sus actos servir a la justicia, asegurar la libertad y el
ministerio del Derecho. El abogado que conozca de cualquier hecho que atenta
contra las prohibiciones de este Código, está en el deber de dar información
inmediata al Colegio de Abogados al cual está inscrito el infractor».

La probidad, honradez, discreción, eficiencia, desinterés, veracidad y lealtad son


requisitos fundamentales para la actuación profesional. De igual manera, se
dispone que el abogado debe conservar la independencia en su actuación laboral
al no aceptar sugerencia de su representado o patrocinado para lesionar su
integridad y dignidad profesional.

En el artículo nueve el manual especifica que es relevancia para la actuación


legal que el profesional mantenga la confidencialidad en los casos manejados.
Evitando la exposición a los medios de comunicación para ofrecer información
sobre los asuntos que se le encomiendan. O evidenciar piezas del expediente que
todavía no hayan sido sentenciadas. En el artículo 25 se refuerza el cumplimiento
estricto del secreto profesional, extensivo también a sus archivos y papeles aún
cuando el abogado haya dejado de prestar sus servicios al defendido.

Celebrar arreglos con la contraparte a espaldas del patrocinado es


considerado una deslealtad infracción grave al ejercicio. En caso de tener
relaciones con la otra parte, el abogado deberá notificarlo a su defendido, tal como
se establece en el artículo 33 del código de ética.

Otro requisito moral para el abogado venezolano radica en la colaboración

Y apoyo irrestricto a la justicia en todo el ejercicio de su labor. Esto incluye la


contribución con colegas en caso de ser necesario.

La deontología jurídica recomienda a los abogados no prestar sus servicios


a causas ilícitas, injustas o que lesionen los derechos humanos. Igualmente se
aconseja estipular un costo justo y correcto para sus servicios que no perjudique al
cliente.

A la hora de cumplir con sus obligaciones es importante ser diligente y


eficiente. Pues los retrasos en los procesos perjudicarán al patrocinado. Sobre
todas las cosas, el ejercicio legal requiere del estudio, verificación y análisis
correcto de los casos, pruebas y argumentos.

Los códigos de ética establecen un modelo correcto de actuación apegado a


los principios de la justicia. Desde Alan Aldana & Asociados apoyamos el
cumplimiento obligatorio de cada una de las disposiciones correspondientes al
Código de Ética del Abogado Venezolano, garantizando eficiencia, honradez y
propiedad a la hora de hacer justicia.

El objetivo central del Código de Ética del Profesional Venezolano del Derecho, es
dirigir al abogado en su tarea imparcial y apegada a la ley, con una conducta
íntegra, ajustada y centradas en la moral, y la equidad, desprendiéndose de sus
intereses con tal de favorecer a su cliente que son siempre el motivo de su trabajo.

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