Está en la página 1de 15

lo /10_1'"]<11

J]-Sfd.

, /.'" MARGARET MEAD

ADOLESCENCIA, SEXO
Y'CULTURA

EDITORIAL LA lA
. BARCELONA, 1975
-

La edición original inglesa fue publicada por William Morrow &


Company, de Nueva York, con el título Coming 01 Age in Samoa.

Versión de
E . L.
Prólogo de
Franz. Boas
-.
Cubierta de
Enrie Satué

A las muchachas de Tau

'Ou te avatu
lenei tusitala
ia te 'outou
O Teinetiti ma le Analuma
o Tau

e by William Morrow & Co., Nueva York, 1968


1.- edición bolsillo: Editorial Laia, octubre 1972
2.& edición bolsillo: Edit9rial Laia, agosto 1975
Propiedad de esta edición
(incluidos la traducción y el diseño de la cubierta):
EDITORIAL LAIA, S. A., Constitución, 18-20,
Barcelona-14

Impreso y encuadernado en RomanyA/Valls


Verdaguer. I - Capellades <Barcelona)

Depósito legal: B. 35.007 - 1975


ISBN: 84-7222-221-7

Printed in Spain
AGRADECIMIENTOS

Agradezco la generosidad del Consejo Nacional de


Investigación de Ciencias Biológicas que, al concederme
su beca, me dio la posibilidad de realizar esta investi-
gación. Los gastos del viaje a las islas de Samoa fueron
costeados por mi padre. También debo expresar mi
mayor agradecimiento al profesor Franz Boas que
inspiró y dirigió la investigación y criticó sus resul-
tados.
Por la cooperación que prestaron para el prpgreso
de mis estudios en el Pacífico, estoy en deuda con el
doc tor Herbert E. Gregory, director del P. B. Bishop
Museum y con el doctor E. C. S. Handy y Stella Jones
de la misma entidad.
Agradezco igualmente el apoyo brindado a mi tra-
bajo por el almirante Sitt y la amabilidad del coman-
dante Owen Mink, USN, y la cooperación otorgada
por los servicios médicos de Samoa en las personas de
Ellen M. Hodgson, enfermera jefe, y el equipo a sus
órdenes, y en particular a G. F. Pepe. la enfermera
samoana que me enseñó el idioma. Agradezco también
la generosa y hospitalaria cooperación recibida de
Edward R. Holt, ayudante del jefe de farmacia y su
esposa, quienes me llevaron a su hogar, donde perma-
necí durante cuatro meses, y me brindaron una base
imparcial para estudiar a los habitantes de la aldea y
permanecer ajena a sus luchas intestinas.
El éxito de esta investigación corresponde en reali-
dad a la cooperación prestada por centenares de samoa-
nos. Es imposible mencionarlos a todos, pero quiero

9
~~pr~sar es~eci~lmente mi reconocimiento al jefe tribal PREFACIO
,UtI de Valt~gl y a todos· los miembros de su familia
aSI c?mo al Jefe hablante Lolo, que me enseñó lo;
prmcIplOS de la~ r~laciones sociales de su pueblo.
Ill';'al reconocImIento dirijo a Tufele, gobernador de
Manu a, y a los Jefes tribales Tui Olesega Misa Soto
Asoao y Leui, a los jefes Pomele Nua 'Tialig~ Moa,
['faualupe, Asi y a los jefes hablaníes U:pui y M~ao' :
,os pastores samoanos Solomona y Lakopo í
profesores Sua, Napoleón y Eti; a Toaga la es~~a ~s
Sotoa; a Fa'ap~a'.a, los taupo de Fitiuta;' Fofoa, Laula~ Las modernas descripciones de pueblos primitivos
~auala y Felohama y a los jefes y probladores de las nos ofrecen un cuadro de su cultura clasificada de
a eas de Ma~1U'a ~ a sus hijos. Su gentileza, hospitali- acue rdo con los diversos ¡¡spectos de la vida humana.
dad y carteSIa facIlItaron mi estancia entre ello . . ·os enteramos de sus - invenciones, economía domés-
~oope~aci~n e interés hicieron posible proseguirS, m~~ tica, organización familiar y política, creencias y prácti-
InvestigacIOnes provechosamente
cas religiosas. A través de un estudio comparativo de
Si en el ~exto no utilizo los ~ombres verdaderos de estos datos y de la información que nos refiere su cre-
los protagon!stas es para evitar susceptibilidades. cimiento y desenvolvimiento, nos esforzamos por re-
d 1Por la erI.tlca y consejos recibidos en la preparación construir, lo mejor posible, la historia de cada cultura .
e .manuscnto estoy en deuda con el doctor R F B particular. Algunos antropólogos hasta confían en que
nedlct, doctor L. S. Cressman y las señoras M E' E: h e- d estudio comparativo revele ciertas tendencias de desa-
berger y M. L. Loeb. . . IC e-l
rrollo que, al repetirse con frecuencia, permitirán des-
a:brir significativas generalizaciones con relación al
M. M.
¡mxeso del crecimiento cultural.
Museo Americano de Historia Natural Para el lector profano estos .estudios son interesantes
Marzo de 1928. debido a lo extraño de la escena, las actitudes peculiares
características de culturas extranjeras que hacen resal-
Lar con fuerte luz nuestras propias acciones y conducta.
embargo, una descripción sistemática de las acti-
des humanas nos proporciona muy escasa com-
prensión de las actitudes mentales del individuo. Sus
pensamientos y acciones aparecen meramente · como
expresiones de formas culturales estrictamente defi-
meas. Aprendemos poco sobre su estructura racional, sus
amistades y conflictos con sus semejantes. El aspecto
¡>enanal de la vida del individuo se ha eliminado casi en
la presentación sistemática de la vida cultural del pue-
blo. El cuadro es uniforme, al. igual que una colec-
ción de leyes que nos dicen cómo debemos o no com-
10
11
portarnos, lo mismo que reglas establecidas que definen nuestra. Los resultados de su seria "investigación con-
el estilo del arte, pero no la forma en que el artista ela- firm an la sospecha largament~ alimentada P?r ~os antro-
bora sus ideas de la belleza; como un catálogo de inven- pólogos acerca de que mucho de lo que atnbUlmos a la
ciones que no establece la fórma en que el individuo natural~za huqtana no es más que una rea:c~~n f~~nte a
supera las dificultades técnicas que ellas presentan. las restricciones que nos impone nuestra CIVlhz.a.clOn.
Y, sin embargo, la forma en que la personalidad re-
FRANZ BOAS
acciona ante la cultura es una cuestión que debe im-
portarnos. profundamente y que con,-,:ierte el estudio de
las culturas extranjeras en un campo de investigación
fructífero y eficaz. Estamos acostumbrados a considerar
todas - esas acciones que constituyen el contenido de
nuestra cultura como modelos que seguimos automá-
ticamente en tanto son comunes a toda la humani-
dad_ Se hallan hondamente arraigados en nuestra con-
ducta. Estamos moldeados en sus formas de modo tal
que no podemos pensar sino que deben ser válidas en
todas partes.
La cortesía, la modestia, las buenas maneras, la con-
formidad con normas éticas definidas, son formas uni-
versales, pero su contenido específico no lo es. Es
instructivo saber que los modelos difieren de la ma-
nera más inesperada y es aún más importante observar
cómo reaccionan los. individuos ante estos modelos.
En nuestra civilización el individuo está rodeado de
dificultades que tendemos a atribuir a rasgos humanos
fundamentales . Cuando hablamos de las dificultades de
la R' - ez y la adolesc.e--ncia, pensamos en ellas como en
periodos mevitables de adaptación por los cuales deben
pasar todos. El enfoque psicoanalítico está ampliamen-
te basado en esta suposición.
El antropólogo' ¡luda de lo correcto de estas opinio-
nes, pero .hasta ahora casi nadie se ha tomado el traba-
jo de identificarse suficientemente con una población pri-
mitiva a fin de obtener una comprensión de estos pro-
blemas. Por lo tanto, sentimos gratitud hacia Margaret
Mead p'or haber intentado una identificación tan com-
pleta con la juventud samoana. dándonos un cuadro lú-
cido y claro de las alegrias y dificultades con que tro-
piezan los jóvenes en una cultura tan distinta de la
13
12
-
PROLOGO A LA EDlCION DE 1961

En la isla de Bali se piensa que los ancianos se re-


encarnan al morir en los nietos, razón por la cual no
pueden encontrarse ambos vivos al mismo tiempo. Como
ocurre a pesar de todo algunas veces, cuando un anciano
se encuentra con su nieto, antes de poder hablar con él
debe darle una moneda. Al escribir este prólogo treinta
_ cinco años después de haber publicado Adolescencia,
SL70 y cultura en Samoa, me encuentro también un
¡>oco como si estuviese pagándole a alguien -quizá al
iector- una moneda; o en lugar de una moneda, como
si intentase la tarea bastante más ardua de considerar
¡>OT qué este libro va a ser leído tantos años después
del clima de opinión en el que fue pensado y escrito.
Mi padre, critico incansable aunque amistoso, me
jo en cierta ocasión que ya nunca escribiría un . libro
:a:l bueno como este primero porque, al tiempo que
hatia mayor y más juiciosa, llegaría a «saber dema-
siado. y los libros serían de lectura más pesada. Estuve
ó. acuerdo con esta opinión durante cierto tiempo has·
:z que un psicoanalista europeo me dijo 'que al leer el
habla tenido la impresión de que debía estar
escrito por una señora muy anciana. Diez años antes, a
los ,..,inticinco de haberlo escrito, tuve que preparar el
-=-ologo para una nueva edición y desde entonces ' no
c:a:><:edí mayor importancia a este asunto. De todas ma·
zras, volviendo al problema aunque de mala gana, he
ar:h-ertido contrastes en la manera de pensar y en las
ClIlIldusiones que se apuntan en este libro entre media-
<!os de la década de los veinte y la de los sesenta.

15
-
Este estudio fue el primero llevado a cabo por una también quienes lo han utilizado- c~mo un comienzo
antropóloga profesional y escrito para profanos cultos, d e mayor flexibilidad e imaginación.
en el que .~Odos los adornos clásicos de los trabajos de Pero aquella energía liberada poseía también entre
mveshgaclon realIzados con beca y destinados a con ven· sus ingredientes la rebelión y la autocritica, los odios y la
cer a los p~opios colegas -y a confundir a los profanos- desesperación cínica que se nutrían en la continuada
fueron dehberadamente olvidados. No trato de enfren- crisis del mundo posterior a la Primera Guerra Mun-
tarme a lo~ especialistas contemporáneos con la espe- dial, el derrumbamiento económico en Europa, la crisis
ranza de marcarles algún tanto de tipo teórico, sino y la depresión en los Estados Unidos y los nacientes
que estoy luchando por el futuro de los jóvenes, que en totali tarismos que iban a echar por tierra todo lo que
.los Estados Unidos están siendo muchos menos de los habíamos conseguido. Quienes veían la sociedad ameri-
que deberían, por el hecho de que nosotros apenas he- cana de los años veinte como ·un l:Ilonstruo rapaz y de-
'tOcador habrán acogido este libro como una escapato-
mos entendido lo que puede derivarse de una diferencia
ria. como una huida en el espíritu que podria ponerse
cult~ral: . en término~ de tensión y fatiga, en cuanto a e::o. relación con una huida corporal a una isla de los
reahzaclOo personal o bien en cuanto a frustración . Me lobres del Sur donde el amor y la tranquilidad están
parece. que la gente a quien más interesaba ' ganar no a la orden del día. Es posible que una parte de. la satis-
e~n ni los antropólogos profesionales ni los psicólogos facx::ión que el libro puede proporcionar a quienes desean
SinO los profesores, y aquellos ya salidos de la adolescen- traponer «lo primitivo» --como natural y paradisía-
cia, que pronto serán padres y que plantearán a sus hijos ur-- a . 10 civilizado» - no natural y represivo- hayan
una determinada concepción del mundo. ax:on trado una buena fuente en mi inexperiencia; en
En la década de -los veinte el mundo era joven y es- fSU' primer libro, incluso cuando entré en contacto con
taba lleno de esperanza. Parecía que muchos problemas ecos pueblos primitivos. dominadores y bruscos con
iban a solucionarse con toda rapidez en el momento en hijos, los samoanos pennanecen inevitablemente
que ~o.minár~mos los hechos científicos necesarios que ta=lO el prototjpo de «lo primitivo». En aquel momento
permItIeran Juzgar la iI11portancia de la lengua hablada solía advertirlo cuando pronunciaba una conferen-
en la familia , las presiones familiares sobre los niños ::i:! q uizás el mayor problema que debía exponer resi-
la falsa interpretación de la importancia de la raza y eÍ :R. en el contraste entte una sociedad simple -en la que
color, los efectos que se derivan del distanciamiento ar- las individuos deben forzosamente compartir una tal
tificial en lo que respecta a los datos sobre el nacimien- -cidad y, por tanto, una falta de complejidad- y
to, la proéreación y la muerte a que se somete al niño. sociedad como la nuestra en la que, con nuestras
Comenzábamos ya a utilizar tales métodos en el estudio 1icadas instituciones, la complejidad y la tensión
de esos problemas. Algunos llegábamos a pensar que acompañadas por una mayor intensidad y profun-
bastaba aplicar tales métodos y presentar los resultados en aquellos que se educan en ella. Intenté encon-
para que .se vier~n liberadas montañas de energía y no~ =-zr formas para e-xpresar el sentido de cuanto había-
fuese pOSIble reVIsar nuestra cultura con el fin de hacer- conseguido en la larga carrera del hombre hacia la
la más acorde con las necesidades y las potencialidades :ilri!i-izac:i'ÓD, por lo que en ningún momento estaba pi-
humanas. Partiendo de la base de que la cultura es obra _ ~ un retorno a 10 primitivo sino un conocimiento
del hombre y que el hombre es libre de construirla ~:= mayor que proporcione al hombre moderno un
según los deseos de su propio corazón, vi este libro _y ':: superior .sobre el propio proceso civilizador.
16
17
Quise demostrarlo de modo claro cuando dije que si de la humanidad, descripción tras descripción, todas
(lo mismo que Robert Louis Stevenson) padeciese una ellas escogidas por su importancia, construyendo un edi-
enfennedad incurable, me gustaría volver a Samoa a ficio en el que nosotros mismos teníamos que estar si-
pasar los últimos días de mi vida entre una gente que tuados en la plataforma superior desde la que los ladri-
me proporcionaría amistad segura y sin estridencias, llos de la construcción levantaban otro edificio distinto,
entre una gente acostumbrada por igual al nacimiento mucho mejor planeado gracias a nuestros conocimientos
y a la muerte, a la juventud y a la vejez; pero también básicos. Inevitablemente Samoa cambiaría. El momen-
afirmé que yo no quería vivir en Samoa, sino en Nueva lO de su decurso histórico que yo había recogido fina-
York, para poder realizar aquí algo de lo aprendido en lizaría y los aires modernizadores pasarían sobre la isla.
Samoa. En el futuro, Adolescencia, sexo y cultura en Samoa
A medida que fueron pasando los años, mientras yo deberá leerse como una forma más de extender nuestra
misma dedicaba mucho más tiempo del que debiera a experiencia acerca de lo que han sido los seres humanos
los Mares del Sur estudiando pueblos cuyas arcaicas de una determinada cultura. Algunos lo leerán con nos-
f?rmas de vida la guerra que se avecina barrerá para talgia , otros con la alegría de saber que somos más
sIempre del mapa, Adolescencia, sexo y cultura en Sa- complejos que los samoanos, pero todos estaremos
moa se ha convertido en lectura obligada para los estu- l"i\dendo en un mundo que intente dar solución a aque-
diantes de las carreras que ahora denominamos ciencias problemas para los que estudios así ofrecen una
humanas o de la conducta. Cuando pronunciaba una base. Los capítulos finales, en los que se compara nues-
conferencia llegaba a calibrar la edad de mi auditorio ua fo rma de vida con la de ellos, se extinguirán tan fe-
tomando como base el que me creyera~ mucho mayor lizmente como el dido (aunque tal especie se haya per-
que ellos por haberse visto obligados a leer uno de mis <!ido muy recientemente ), como parte de un pasado al
libros en el colegio. Era el período en que hacíamos par- que hemos sobrevivido y que ahora apenas tiene interés ..,......
ticular hincapié en Ja validez exclusiva de las monogra- No ha sucedido como esperábamos. En estos treinta
fías sobre sociedades primitivas precisamente porque y cinco años los problemas de la cultura humana no
recogían el testimonio de un orden de cosas que pronto han disminuido sino que han aumentado en intensidad.
perecería para siempre. Al igual que los buenos retratos La excesiva tensión de muchos pueblos que evolucionan
de personajes famosos ya fallecidos, tales monografías a ri tmos distintos, partiendo desde puntos tan diversos,
permanecerían indelebles para enseñanza y uso de ge- c::aidos por el riesgo de aniquilación si cualquiera de
neraciones futuras, siempre valiosas porque no se podía dios levanta una mano contra otro, pero no acos'tum-
realizar un retrato más verídico del que se había llevado ~ radas aún a esta unión y dependencia mutuas, ha inten-

a cabo en aquellos trabajos. De la misma manera que sificado nuestro sentido de la urgencia, al mismo tiempo
Keats había elegido los amantes de una urna griega e ha colocado a mucha gente en el camino de una
como tema de uno de sus poemas, éramos también cons- mdiferenle desesperación. En lugar de las islas de los
cientes del capricho histórico que representaba selec: res del Sur -en sentido literal ahora sabemos que
cionar un puñado de muchachas de una diminuta isla allí no había islas-, se ha encontrado una nueva forma
con el fin de conservarlas para siempre. A pesar del huir de los acucian tes problemas del mundo moderno
contenido dinámico de la materia objeto del estudio, en rttluyéndonos en pequeñas islas domésticas. Y hoy día,
el fondo de nuestra investigación existía un cierto grado iDcluso más aún que entonces, el antídoto contra este
de estatismo. Debíamos añadir a nuestro conocimiento tipo de escapismo -tan inútil y más peligroso que el

lB 19
-
escapismo de los años veinte-:- consiste en mirar hacia berle dejado mi viejo ejemplar del "diccionario samoano
adelante, no hacia el pasado, utilizando nuestro conaci· de Pratt y un teleobJetivo que utilicé recientemente en
mie"n to de lo que hemos siao no para construir respues- ot ro lugar del Pacífico para fotografiar a los hijos de
tas simples sino para aprender a movernos y para ver los hijos de aquellos a quienes yo había estudiado ante-
cómo la misma naturaleza de tal movimiento determi· riormente. Sostuvimos una larga conversación en mi
nará la futura condición del hombre. estudio l.).ue en otro tiempo había sido una habitación
Durante éstos años la antropología ha pasado de ser de cuyas paredes colgaban los tapas samoanos pero qye
una disciplina cuyo obje~ivo principal era el de recoger act ualmente está tan abarrotada de objetos recogidos
y analizar modos de vida fósiles y transitorios, primiti- durante tantos años de trabajo de campo que incluso
vos o muy próximos al primitivismo, a ser una ciencia se le hace difícil a un joven antropólogo de campo mo·
que se interesa especialmente por el cambio. Nuestros verse por ella. Hablando con Gloria Cooper fui cons-
instrumentos científicos se han afilado y se han forja- ciente del período de profundos . cambios en que nos
do instrumentos nuevos: De la misma manera que en ha tocado vivir y me di cuenta de que Adolescencia,
otro tiempo nos interesábamos por lo que era la cultura sexo y cultura en Samoa no era el recuerdo de un mundo
y pensábamos que al cambiar podía perder, ahora nos que ya había perecido, sino un comienzo. Pero como cada
preocupa particularmente en qué se está convirtiendo generación debe comenzar de nuevo y, para hacerlo,
cada pequeña cultura en . otro tiempo primitiva. Y el debe apoyarse en la anterior, quizá este libro conserve
clima de opiniop. mundial ha afec.tado y se ha visto aún su utilidad aunque lo escribí cuando yo era muy
afectado al mismo tiempo por este cambio de intereses. joven, cuando Samoa estaba todavía empezando a vis-
Ahora sabemos que 1)0 podemos construir hasta las úl- lumbrar el mundo lJloderno, cuando comenzábamos a
timas consecuencias un cuadro completo y satisfac- estudiar la conducta humana y antes de que supiésemos
torio de instituciones que englobe todas las necesidades basta qué punto tales estudios iban a formar parte de
humanas, pero sí que cada eambio creará nuevas necesi- esta cultura cambiante, dentro de la cual una educación
dades y que lo que perseguimos cambiará las respues- en cambio perpetuo puede llegar a ser crucial para la
tas que los seres vivos dan siempre a la pregunta sobre supervivencia de la humanidad.
el lugar que debe ocupar el hombre en el universo.
Hoy, treinta y cinco años después, otra joven antro- MARGARET MEAD
póloga, Gloria Cooper, está preparando el terreno en
Samoa. Posee herramientas de trabajo que en otro tiem- _'ueva York, 1 de abril de 1961 .
po ni siquiera hubiéramos soñado. Lo que observa de los
movimientos de la gente --que · yo sólo podía recoger
con palabras- ella lo capta con una cámara de filmar
cuya película será posteriormente analizada con una
moderna metodología cinética; lo que oye con un oído
educado en la moderna lingüística puede recogerlo en
un magnetofón. Un hecho que en 1925 sólo daba lugar a
una frase puede ahora explicarse con todos les detalles,
y otros científicos que nunca irán a Samoa pueden utili-
zar estos nuevos documentos una y otra vez. Podían ha-

20 21
1. INTRODUCCIóN

Durante los últimos cien años, padres y maestros han


dejado de dar por supuestas las dificultades de la niñez
y la adolescencia, y trataron de adecuar la educación a
las necesidades del niño, antes que presionarlo en un
• inflexible patrón educativo. Dos fuerzas les movieron
a esta tarea: el desarrollo de la psicología y las dificul-
tades e inadaptaciones de la juventud. La psicología
indicó que podía lograrse mucho mediante el conad·
:::::il.iento de la forma en que los niños se desarrollaban,
de las etapas que atravesaban, de lo que el mundo adulto
podría esperar razonablemente-del niño de dos meses o
del de dos años. Y las amenazas del púlpito, los agu-
dos lamentos del filósofo social conservador, los docu-
entos de los tribunales de menores, de las organiza-
ciones de ayuda social, todo señaló que debía hacerse
algo con el período que la ciencia ha denominado adoles-
cencia. El espectáculo de una generación joven que di-
rerge cada vez más de las normas e ideales del pasado,
marchando a la deriva sin el amarradero de normas fa-
ciliares respetadas o de valores religiosos, aterrorizó al
cauto reaccionario, indujo al propagandista izquierdista
_ realizar cruzadas misioneras entre los jóvenes indefen-
sos, e inquietó hasta al más despreocupado.
Esta situación de indecisión e inestabilidad de la
~ 'entud era más evidente en la civilización de Estados
~::üdo s que en la europea, porque mientras se daban en
~ élla múltiples corrientes inmigratorias, normas de
:::onducta antagónicas. ésta era más antigua y estable.
~ condiciones de vida estadounidenses indujeron al

23
-
psicólogo, al educador, al filósofo de la sociedad, a "XJSeell sus definidos acompañantes psicológicos. No
ofrecer explicaciones aceptables de los problemas de iJO<!éis olvidar ninguno de los dos: así como vuestra hija
los niños en edad de crecimiento. Como hoy en la Ale- se transforma corporalmente de ñiña en mujer, cam-
mania de posguerra,l donde la -.joven generación ha . ~ también inevitablemente su espíritu, y de una
de considerar problemas de adaptación más difíciles .i:W3Dera turbulenta. Los teóricos volvieron a observar
que los afrontados por nuestros hijos, inunda las libre- .. Jos adolescentes de nuestra civilización y repitieron
rías una gran corriente de teorías sobre la adolescencia, convencidos: «Sí, turbulentamente.»
en igual forma el psicólogo en los Estados Unidos oro- Tal punto de vista, aunque no sancionado por el
curó explicar ' el desasosiego de la juventud. El resul- a;>erimentador cuidadoso, adquirió vasta popularidad,
tado se expresó en obras como las de Stanley Hall, :ó sobre nuestro sistema educativo, paralizó nues-
Adolescencia, que atribuía las causas de sus conflictos = -esfuerzos paternales. Así como la madre debe
y angustias al período atravesado por los niños. La l:I:ao::erse fuerte frente al llanto de su hijo cuando a éste
ado lescencia era caracterizada como el lapso en el cual ~ece su primer diente, de igual modo debe so-
floreCÍa el idealismo y se fortalecía -la rebelión contra xs::ar con toda la ecuanimidad de que sea capaz las
las autoridades, período en que las dificultades y anta- ..:LSí!:iti adables y tempestuosas manifestaciones de la
gonismos eran absolutamente inevitables. -=."d delicada •. Si no hay por qué culpar al niño,
El especialista en psicología infantil, · que era caute- :E'ñpOCo debe haber un programa euyo cumR!imiento
loso y confiaba en el experimento para apuntalar sus exigirse del maestro, excepto el de la tplerancia.
conclusiones, no suscribía estas teonas. Decía: «No - :eórico continuó observando la conducta de los ado-
tenemos datos. Sólo conocemos .algo sobre los prime· b::::eates norteamericanos y año tras año iba justifi-
ros meses de la vida de un niño. Estamos empezando sus hipótesis, a medida que las dificultades de
a investigar cuándo siguen una luz por primera vez los ;.;,rentud se mostraban y documentaban en los irifor-
ojos de una criatura. ¿Cómo podemos dar respuestas = de las escuelas y de los tribunales de menores.
definidas a las preguntas acerca de cómo una persona- Pero, entretanto, otra . manera de estudiar el des-
lidad desarrollada, de la cual nada sabemos, · respon- o humano había ido ganando terreno: surgía el
derá ante la religión?» Pero las advertencias negativas sioque del antropólogo, quien estudia al hombre en
de la ciencia. nunca son populares. El experimentador :nás diversos marcos sociales. El antropólogo, mien-
no se comprometía, y el sociólogo, el predicador y el examinaba su creciente conjunto de materiales so-
pedagogo trataron arduamente de ofrecer una respues- _ las costumbres de los primitivos, llegó a reparar en
ta categórica. Observaron la conducta de los adoles- _ """rrrie papel desempeñado en la vida de cada in-
centes en nuestra sociedad, anotaron los omnipresentes - - por el ambiente social en que nace y se des-
y obvios síntomas de desasosiego, y los proclama- .r:-oIJa. Aspectos de la conducta que estábamos habi-
ron característicos de ese período. Las. madres fueron ~lÓlS a considerar como complementos invariables de
prevenidas de que «las hijas menores de veinte años» :;aruraleza humana, aparecieron uno a un.o como me-
presentan problemas particulares. tste, decían los teó- resultados de la civilización, presentes en los habi-
ricos, es un período difícil. Los cambios físicos que de un país, ausentes en los de otro, y esto sin
tienen lugar en el cuerpo de vuestros hijos ·e hijas cambio de raza. Se determinó así que ni la raza ni la
1. Téngase en cuenta que la primera edición es de 1926. naturaleza humana pueden ser responsables
(N. del E. ) roas de las formas que asumen, en diferentes cir-

24 25
cunstancias sociales, emociones humanas aun funda- _ tal simplicidad de condiciones de trabajo. Lo que
mentales como el amor, el miedo y la ira. : mos verificar es nada menos que el efecto de la
Así, pues, el antropólogo, deduciendo efe sus obser- ::r-iJización sobre un cambiante ser humano, en la edad
vaciones sobre la conducta de los seres humanos adul- .2. la pubertad. Para verificarlo más rigurosamente
tos en otras civilizaciones, alcanza muchas conclusiones .;end.riamos que construir diversas especies de civiliza-
idénticas a las que logran los behavioristas, trabajando .::iones y someter gran cantidad de adolescentes a estos
con niños cuya naturaleza m'aleable no había sido aún - eren tes ambientes. Deberíamos enunciar las influen-
configurada por la civilización. .:i3s cuyos efectos deseamos estudiar. Si deseáramos
Con tal actitud hacia la naturaleza humana, 'el antro- esmdiar la influencia del número de miembros de
pólogo prestó atención a las opiniones corrientes sobre .. a, construiríamos una serie de civilizaciones pa-
la adolescencia. Observó cómo actitudes que le parecie- ::-ecidas en todo aspecto salvo en la organización fami-
ron dependientes del ambiente social -la rebelión con- _ Entonces, si encontráramos diferencias en la con-
tra la autoridad, los interrogantes filosóficos, el flo- de nuestros adolescentes, podríamos decir con
recimiento del idealismo, el conflicto y la lucha- eran ~dad que el número de familiares ha causado esta
atribuidas a un período de desarrollo físico . Y sobre erencia; por ejemplo: el hijo único tiene una adoles-
la base de su conocimiento del determinismo de la ~ más agitada que el que pertenece a una familia
cultura, de la plasticidad de los seres humanos, vaci- rosa. y así podríamos proseguir a través de una
ló. ¿ Se debían estas dificultades al hecho de ser ado· · amidad de situaciones posibles: conocimiento y expe-
lescente o al de ser adolescente en los Estados Unidos? ~ia sexuales tempranos o tardíos, premura u oposi-
Para el biólogo que duda de una vieja hipótesis o - a un desarrollo precoz, separación de los sexos o
desea verificar una nueva, existe el laboratorio bio- ~ción mixta desde la infancia, división del trabajo
lógico. Allí, bajo condiciones sobre las cuales puede los sexos o tareas comunes para ambos, presión
ejercer el más rígido control, puede variar la luz, el -r:! escoger en materia religiosa o ausencia de tal

aire, el alimento que sus plantas o animales reciben ""Ir'eSión. Variaríamos un factor, mientras los demás
desde el momento del -nacimiento a través de toda s~ -.er.nanecerían absolutamente constantes, y analizaría-
vida. Manteniendo constantes todas las condiciones me- cuál de los aspectos de nuestra civilización, si
nos una, puede llevar a cabo una medición exacta del !:lEiste alguno, es responsable de las dificultades por
efecto de aquella condición. Éste es el método ideal de pasan nuestros niños en su adolescencia.
la ciencia, el método del experimento controlado, gracias Desgraciadamente, se nos niegan esos métodos idea-
al cual todas las hipótesis pueden ser sometidas a una de experimentación cuando nuestros materiales son
estricta prueba objetiva. oaturaleza humana y la contextura entera de un orden
Aun el estudioso de psicología infantil puede repro- ,lIcial. La colonia de prueba de Heródoto, en la cual
ducir parcialmente estas ideales condiciones de labo- criaturas debían ser aisladas y anotados los resulta-
ratorio. No puede controlar el ambiente prenatal del . no es un enfoque posible. Tampoco es posible el
niño a quien más tarde someterá a la medición obje- a!todo de seleccionar, en nuestra civilización, grupos
tiva. Le es dado sin embargo, controlar el primer niños que satisfagan uno u otro requisito. Tal sis-
ambiente del niño, los primeros días de su existencia, ~ consistiría en elegir quinientos adolescentes de
y decidir a qué sonidos, figuras, olores y sabores debe ilias reducidas y quinientos de familias numerosas,
exponérsele. Mas para el estudioso del adolescente no Ja tar de descubrir cuáles han experimentado las

27
26
más grandes dificultades de adaptación en la adoles- OliiIlplejas de la civilización europea o americana. En
cencia. Pero no podríamos saber cuáles eran las influen· o:a:nbio, elegimos grupos primitivos que han tenido
das que actuaban sobre estos niños, qué efecto pueden es de años de desarrollo histórico bajo sistemas
haber tenido sus conocimientos sexuales o el ambiente :xliLilpletame nte diferentes de los nuestros, cuyo idioma
sobre su desarrollo en la adolescencia. ca posee nuestras categorías indoeuropeas, cuyas ideas
¿Qué método, pues, debemos emplear los que desea- rdigiosas son de" naturaleza diferente y su organiza-
mos realizar un experimento humano pero carecemos .::ion social no sólo es más sencilla, sino muy distinta de
del poder de crear las condiciones experimentales o de nuestra. De estos contrastes, que son bastante vívidos
hallar ejemplos controlados de las mismas en toda nues- o:xno para asombrar e iluminar a quienes están acos-
tra civilización? El único método es el del antropólogo; b rados a nuestro modo de vivir, y bastante simples
ir a una civilización diferente y efectuar un estudio ::amo para ser captados rápidamente, es posible apren-
de los seres humanos bajo diferentes condiciones cul. :ler muchas cosas relativas al afecto de una civilización
turales en alguna otra parte del mundo. Para tales estu· sobre sus individuos.
dios el antropólogo elige pueblos muy sencillos, pri- Así, a fin de investigar este problema, decidí no ir
mitivos. cuya sociedad no ha alcanzado nunca la com- 2 Alemania o a Rusia, sino a Samoa, isla del Mar del
plejidad de la nuestra_ En esta elección de pueblos situada a unos trece grados del ecuador, habitada
primitivos, como los esquimales. los australianos, los ;or un pueblo polinesio moreno. Resolví dedicarme al
insulares del Mar del Sur o los indios pueblo el = dio de la adolescente de Samoa porque, siendo yo
antropólogo se guía por el principio de que cuanto más jer, podía lograr una mayor intimidad al trabajar
simple es una civilización más posible es el logro del muchachas que con varones, y porque debido a la
análisis. escasez de etnólogas, nuestro conocimiento de las jóve-
Si se tomaran civilizaciones intrincadas como las de =es primitivas es mucho más superficial que el de los
Europa, o superiores como las del Oriente, serían nece- hachos. .
sarios largos años de estudio antes que el observador Pero actué de modo muy distinto que si me dedi-
pudiera comenzar a comprender las fuerzas actuantes ::ara, por ejemplo, al estudio de la adolescente de
dentro de ellas. Un estudio de la familia francesa, sola- a mo, Indiana. En tal caso, iría directamente a lo
mente, involucraría un estudio preliminar de la histo- esencial del problema; no tendría que detenerme en el
ria y el derecho fnincés, de las actitudes católica y - ma de Indiana, en los modales de la mesa, o en
protestante respecto de la cuestión sexual y las rela- .2S costumbres referentes a la manera de dormir de
ciones personales. En cambio, un pueblo primitivo sin - sujetos, ni debería realizar un estudio exhaustivo
lenguaje escrito presenta un problema mucho menos cómo aprenden a vestirse, a usar el teléfono ' o qué
complicado, y un estudiante preparado puede dominar ._ ifica el concepto de conciencia en Kokomo. Todas
la estructura fundamental de una sociedad primitiva estas cosas están formadas por la contextura general
en pocos meses. I . ;!le la vida norteamericana, conocidas por mí en cuanto
Además, no elegimos una simple comunidad campe- ::restigadora y por vosotros en cuanto lectores.
sina de Europa o un grupo aislado de blancos monta- Pero con este nuevo experimento sobre la adolescente
ñeses de la América del Sur, pues el modo de vida de ;:rimitiva el asunto era muy distinto_ Ella hablaba un
estos pueblos, si bien sencillo, pertenece esencialmente . ma del cual hasta los sonidos me eran extraños,
a la tradición histórica en que se sitúan las partes ~ lenguaje en el que los sustantivos se transforman

28 29
en verbos y los verbos en sustantivos de la manera ro prima para un estudio de las situaciones familiares
más parecida a un juego de prestidigitación. Todos sus las relaciones sexuales, los tipos de amistad, de leal-
hábitos de vida eran diferentes. Se sentaba de piernas Lad. de responsabilidad personal: todos impalpables y
cruzadas sobre el suelo, y el hacerlo en una silla la ~rmentosos centros de 'perturbaciones en la vida de
hubiera tornado torpe y menguada. Comía, con los estras jóvenes adolescentes. Dado que es~as. partes
dedos, en un plato tejido; dormía en el suelo. Su casa :::leDOS mensurables de sus vidas eran tan SImilares y
era un me.ro círculo de pilares, techada por un cono de ..:! existencia de una muchacha tan parecida a la de
paja y alfombrada con fragmentos de coral desgas- otra en una cultura uniforme y nada compleja como
tados por la acción del agua. Todo su ambiente ma- de Samoa, considero justificadas mis gene~alizacio­
terial era diferente. Cocoteros, árboles del pan y man- xs. a ·pesar de haber estudiado solamente CIncuenta
gos se mecían sobre su aldea. Nunca había visto un - ;-enes en tres pequeñas aldeas vecinas.
caballo, no conocía más animales que el cerdo, el En los capítulos siguientes he descrito la. vida de
perro y la rata. Constituían su comida, el taro, el fruto estas jóvenes. la de sus hermanas meno.res cercanas. a
del árbol del pan y bananas, pescado, palomas silves- adolescencia, de sus hermanos, con qmenes un estnc-
tres, cerdo semiasado y cangrejos terrestres. Y del mis- tabú les prohíbe hablar, de sus hermanas mayores
mo -modo que era necesario comprender este ambien- ~ ya han dejado atrás la pubertad, de sus madres y
te físico, la rutina de esta vida, tan diferente de la --:adres, cuyo concepto de la vida determma las actl-
nuestra. así también su ambiente social y las acti tudes de sus hijos. Y con esta descripción he tratado
hacia los niños, el sexo y la personalidad. presentaban % responder al interrogante que me llevó a Samoa:
un intensísimo contraste con el ambiente social de la perturbaciones que afligen a nuestros <l:dole~centes
muchacha norteamericana. se deben a la naturaleza de la adolescenCIa mIsma o
Me dediqué a las jóvenes de la comunidad. Pasé la los efectos de la civilización? Bajo diferentes condi-
mayor parte de mi tiempo con ellas. Estudié muy aten- ::iones, ¿la adolescencia presenta un cuadro distinto?
tamente las casas en que vivían las adolescentes. Con- Además, dada la naturaleza misma del problema,
sagré más tiempo a los juegos de los niños que a las ?CK"que no me era familiar esta existencia simple en
reuniones de los adultos. Hablando su idioma. comien- pequeña isla del Pacífico, he tenido que ofrecer
do sus alimentos sentada, descalza, con las piernas croo. - cuadro de toda la vida social de Samoa~ selecclo-
zadas sobre el pedregoso suelo, hice todo lo posible por o siempre los detalles con la intención de ~scla­
reducir al mínimo las diferencias existentes entre nos- -=r el problema de la adolescencia. Las cuestIOnes
otras y aprender a conocer y comprender a todas las -eferentes a la organización política que no afectan
jóvenes de tres a ldehuelas situadas sobre la costa de . influyen sobre la joven, no están incluidas. Las
la pequeña isla de Tau, en el archipiélago de Manu'a. . ucias acerca de sistemas de parentesco o cultos
A lo largo de los nueve meses que pasé en Samoa, :crestrales, genealogías y mitologías, qu.e son de inte-
recogí muchos detalles sobre esta.s jóvenes, la amplitud -es sólo para el especialista, serán publIcadas en otro
de sus familias. la posición y fortuna de sus padres. el _ . He procurado presentar al lector la muchacha
número de sus hermanos y hermanas, e! grado de expe- ~oana en su grupo social. describir el curso de su
riencia sexual que habían tenido. Todos estos hechos . desde el nacimiento hasta la muerte, los proble-
rutinarios están resumidos en un cuadro del apéndice. que debe resolver, los valores que la guían en sus
No son sino el esqueleto más desnudo, apenas la mate- ciones, los humanos sufrimientos y placeres que la

30 31
suerte quiso le tocara vivir en una isla del Mar del Sur.
e nunca ha abandonado su propia casa, así también
Tal descripciÓn anhela algo más que esclarecer este
el conocimiento de otra cultura debe aguzar nuestra ca-
problema social. Debe dar también al lector cierta
¡sacidad de escudriñar más hondamente y apreciar con
noción de una civilización diferente y contrastante, afecto la nuestra.
:;;;::¡,ás .
. de una manera distinta de vivir que otros miembros de
Dado que nos habíamos planteado un problema es-
la raza humana han hallado satisfactoria y grata.
pecial. cuya solución ' intentamos, este relato acerca
Sabemos que nuestras percepciones más sutiles, nues- ~ o tro modo de vida se refiere principalmente a la
tros valores máximos, se basan en el contraste, que la
educación, al proceso según el cual el niño que llega sin
luz sin oscuridad o la belleza sin fealdad perderían las
wJ tura a la escena humana se convierte en un miem-
cualidades que ahora parecen tener para nosotros. : oro adulto de alta significación en su sociedad. Coloca-o
análogamente, si quisiéramos apreciar nuestra propia ~o s el acento sobre los aspectos en que la educa-
civilización, esta complicada fon:na de .vida que nos 3)D samoana, en su sentido más amplio, difiere de la
hemos elaborado como pueblo y que tanto nos cuesta RIeStra. Y por este contraste qu izá podamos llegar, con
transmitir a nuestros hijos, deberíamos contraponerla 7esca y vívida autoconciencia y autocrítica, a juzgar
a otras muy diferentes. El viajero que ha visitado un modo nuevo y tal vez a forjar de manera distinta
Europa regresa a Estados Unidos sensible a matices educación que damos a nuestros hijos.
de sus costumbres y filosofía de la vida que hasta e~­
tonces no había ·notado, y sin embargo Europa y Ame-
rica forman parte de una sola civilización. Observ~n.do
las variaciones que se producen dentro de una UOIca
gran estructura, el estudioso de la .Europa actu~l ~ . el
de nuestra historia aguzan su sentldo de apreclaclon .
Pero si nos alejamos de la corriente de la cultura
indoeuropea, la apreciación que podemos acord?r a
nuestra c"ivilización se acrecienta más aún . AqUl, en
regiones rerp.otas del mundo, bajo condiciones histó-
ricas muy diferentes de las que hicieron florecer y de-
caer a Grecia y Roma, grupos de seres humanos han
estructurado formas de vida tan distintas de las nues-
tras que no podemos aventurar conjetura al~una acerca
de si llegará alguna vez a nuestras solUCIOnes, Cada
pueblo primitivo ha escogido un conjunto de done~ y
valores humanos e ideó para sí un arte, una orgamza-
ción social, una religión, que constituyen su contri-
bución extraordinaria a la historia del espíritu hu-
mano.
La de Samoa constituye sólo una de estas diferentes
y agradables formas; pero tal como el viajero que se
ha alejado una vez de su patria es más culto que el

32 33

También podría gustarte