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Capítulo 2.

La construcción del otro por la diversidad

Los Argonautas del Pacífico Occidental

B. Malinowski

III [Los artículos que se intercambian]3

[…] Los brazaletes de concha por una parte y las largas muy importante en un día muy festivo. Aunque todos los
cintas de conchas de espóndilo por otra, los dos artículos collares de conchas se pueden usar, algunos de ellos están
principales del Kula, son ante todo adornos. Como tales, considerados también demasiado valiosos, y son incó-
se usan solamente con los vestidos de danza, más compli- modos para el uso frecuente y sólo se llevan puestos en
cados, en ocasión de las grandes festividades: las danzas ce- ocasiones muy excepcionales.
remoniales más importantes, las grandes fiestas y las enor- Esta descripción negativa nos fuerza a la pregunta: ¿por
mes asambleas en que hay representaciones de varias qué, pues, se valoran estos objetos?; ¿para qué sirven? La res-
aldeas. Nunca pueden usarse como adorno diario ni en puesta completa a estas preguntas surge del conjunto del re-
ocasiones de menor importancia, tales como pequeñas lato que contienen los capítulos siguientes, pero de mo-
danzas de aldea, asambleas de la cosecha, expediciones mento se debe dar ya una idea aproximada. Como siempre
amorosas en las que se lleva la cara pintada, adornos flo- es mejor abordar lo desconocido a partir de lo conocido, re-
rales y ornamentos más pequeños, aunque no completa- flexionemos un momento para ver si existen entre nosotros
mente cotidianos. Pero aunque sean utilizables y a veces mismos este tipo de objetos que desempeñen un papel si-
utilizados, esta no es la función principal de estos ar- milar, que se usen y posean de la misma manera. Cuando,
tículos. De manera que un jefe puede poseer varias cintas después de seis años de ausencia en los mares del Sur y Aus-
de conchas y algunos brazaletes. Suponiendo que en su tralia, volví a Europa e hice mi primer conato de visita turís-
poblado, o en alguno vecino, se celebre una gran danza, él tica al Castillo de Edimburgo, se me mostraron las joyas de
no se pondrá sus abalorios si asiste a la fiesta, a menos que la Corona. El guía contó muchas historias sobre cómo las
pretenda bailar y decorarse a este efecto; pero cualquiera llevaron éste o aquel rey o reina en tal o cual ocasión, cómo
de sus parientes, hijos o amigos, e incluso vasallos, pueden algunas de ellas fueron trasladadas a Londres ante la grande
usarlos con sólo pedirlos. Si usted va a una fiesta o danza y justa indignación de todo el pueblo escocés, cómo fueron
donde hay varios hombres que llevan tales adornos y le restituidas y ahora, para satisfacción de todos, están a salvo
pregunta a algunos de ellos, escogidos al azar, a quién per- bajo siete llaves y nadie las puede tocar. Mientras las obser-
tenecen, lo más probable es que más de la mitad contesten vaba iba pensando cuán feas, inútiles, sin gracia e incluso
que ellos no son los propietarios, que se los han prestado. pretenciosas eran, y tuve la impresión de haber escuchado
Estos objetos no se poseen con el propósito de usarlos; el narraciones similares y haber visto muchos otros objetos de
privilegio de poderse embellecer con ellos no es el verda- esta clase que me habían causado una impresión similar.
dero objetivo de la posesión. Y entonces se me presentó la imagen de una aldea indí-
Es más –y esto es bien significativo– la gran mayoría de gena sobre suelo de coral y una pequeña plataforma destar-
los brazaletes de concha, casi el noventa por ciento, son de talada, temporalmente instalada bajo un cobertizo de
una talla demasiado pequeña para podérselos poner, in- hojas de pandano, alrededor de un grupo de hombres mo-
cluso para los muchachos y muchachas más jóvenes. Unos renos y desnudos, y uno de ellos enseñándome unas cintas
cuantos son tan grandes y valiosos que no se usan en abso- largas y delgadas, de color rojo, y unos objetos gordos y
luto, excepto una vez cada década y lo hace un hombre blancos, gastados por el uso, de aspecto tosco y tacto prin-

3 Fragmento del apartado III del capítulo III: Principales Características del Kula, en Los argonautas del Pacífico Occidental. Península, Barcelona,
1975. pp.99-103.

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goso. También él los nombraba con reverencia y contaba se usan en las festividades, pero no toman parte en ritos ni
sus historias, quiénes y cuándo los llevaron puestos y cómo en ceremonias y sólo sirven para adorno, por lo que debe-
pasaban de manos y de qué modo su posesión temporal rían llamarse objetos de gala. Por último, parte de estos ar-
era un gran signo de importancia y gloria para la aldea. La tículos funcionan en realidad como instrumentos de ritos
analogía entre los vaygu´a (objeto preciosos) europeos y mágicos o religiosos y pertenecen al aparato inherente a
los trobiandeses debe precisarse mejor. De hecho, las Joyas toda ceremonia. Éstos y solamente éstos pueden llamarse
de la Corona, como todas las alhajas de familia demasiado con propiedad ceremoniales. En las fiestas So´i del Massim
valiosas e incómodas de llevar, son del mismo género que del Sur las mujeres llevan en la mano un hacha de hoja pu-
los vaygu´a, en el sentido de que se las posee por afán de lida con mango estéticamente esculpido y acompañan,
posesión y el privilegio que supone esta propiedad es lo con paso rítmico al son de los tambores, la entrada de los
que les confiere un valor intrínseco. También se aprecian, cerdos y las plantas de mango en el pueblo. En este caso,
tanto las alhajas de familia como los vaygu´a, por el halo como forman parte de la ceremonia y las hachas son un ac-
histórico que los rodea. Sin embargo, por feo, inútil y de cesorio indispensable, su uso puede llamarse legítima-
poco valor que sea un objeto -según los criterios al uso-, si mente “ceremonial”. Además, en ciertas ceremonias má-
ha figurado en escenas históricas y ha pasado por las gicas de las Trobiand, el towosi (mago de los huertos) tiene
manos de personas célebres, y sí es además el testimonio que llevar sobre el hombro un hacha y con ella descargar
invariable que evoca importantes sucesos emotivos, no es un golpe ritual sobre el montón de kamkokola.
de extrañar que nos resulte precioso. Este sentimentalismo Los vaygu´a –objetos preciosos kula– son, en uno de
histórico, que en realidad supone buena parte de nuestro sus aspectos, objetos excesivamente grandes para usarlos.
interés general por el estudio de los acontecimientos del Pero también son objetos ceremoniales en el sentido res-
pasado, existe también en los mares del Sur. Todo artículo tringido y correcto de la palabra.
kula realmente bueno tiene su nombre propio, cada uno [...]
tiene una especie de historia o leyenda en las tradiciones No debemos olvidar que estamos tratando de formar
indígenas. Las Joyas de la Corona o las alhajas de familia una idea clara y vívida de lo que para los indígenas repre-
son una insignia de rango y un símbolo de riqueza, respec- sentan los objetos preciosos kula, y no de describirlos de
tivamente, y en otro tiempo entre nosotros y todavía hasta forma minuciosa y detallada, ni de definirlos con preci-
hace muy pocos años en nueva Guinea, rango y riqueza sión. La comparación con las alhajas de familia y las Joyas
iban a la par. La diferencia principal consiste en que los de la Corona europeas se ha hecho con la intención de
bienes kula se poseen sólo temporalmente, mientras que sentar que este tipo de propiedad no es sólo una extrava-
en Europa, para que un tesoro tenga todo su valor, debe gante costumbre de los mares del Sur, extraña a nuestras
poseerse sin ninguna limitación. concepciones. En efecto –y quiero insistir en este punto–
Enfocando el problema desde el punto de vista etnoló- la comparación que he hecho no se basa en una similitud
gico, más amplio, podemos clasificar los objetos valiosos puramente externa y superficial. Las actitudes psicológicas
kula entre los muchos objetos “ceremoniales” de valor; las y sociológicas en juego son las mismas, es realmente la
enormes armas esculpidas y decoradas, los útiles de piedra, misma actitud mental la que nos hace valiosas nuestras al-
los artículos de uso doméstico e industrial demasiados hajas de familia y la que les hace valiosos a los nativos de
bien decorados y demasiado pesados para usarse. A tales Nueva Guinea su vaygu´a.
objetos se les llama “ceremoniales”, pero esta palabra pa-
rece abarcar un gran número de significados, hasta tal La vida sexual de los salvajes
punto que llega a no significar nada concreto. En realidad,
se califica de “ceremonial” a un artículo simplemente por 4. Poligamia de los jefes4
el hecho de que no se sabe nada acerca de sus usos ni de su La monogamia es en cierto modo reglamentaria entre los
naturaleza general. Ciñéndome en exclusiva a las exposi- trobiandeses, y en todo lo que hasta aquí hemos dicho del
ciones relativas a Nueva Guinea, puedo afirmar que mu- matrimonio hemos supuesto la existencia de una sola
chos de los susodichos objetos ceremoniales no son más mujer. Creemos haber seguido el método bueno, pues en
que objetos de uso que por la riqueza de su material y la el caso de un hombre que posee varias mujeres, nuestra
cantidad de trabajo requerido para su fabricación se han descripción se aplica, en sí, a cada una de las uniones en
transformado en bienes de atesoramiento. Además, otros que se encuentra comprometido. La poligamia propia-

4 Apartado 4 del capítulo V. El matrimonio. En: La vida sexual de los salvajes. Morata, España, 1968. Pp 134-136.

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mente dicha sólo exige algunas observaciones suplemen- jefes menos importantes-; este distrito se hace tributario
tarias. La poligamia (vilayawa) está permitida por la cos- del jefe por medio del matrimonio. Cada comunidad tri-
tumbre a las gentes de categoría elevada o que jueguen en butaria proporciona al jefe una contribución considerable,
la vida de la tribu un papel importante; a los hechiceros pero únicamente en forma de una dotación anual de
de fama, por ejemplo. En ciertos casos, en efecto, el ñame. Cada aldea y, en el caso de una aldea mixta, cada
hombre, por razón de su situación está obligado a tener una de las partes que la componen, es “propiedad” de un
gran número de mujeres. Tal, especialmente el caso de subclan. El jefe del distrito toma mujer en cada uno de
un jefe, es decir, de todo hombre de rango elevado que esto subclanes; el matrimonio que contrae puede decirse
ejerce un poder sobre un territorio, más o menos extenso. que es perpetuo, pues cuando la esposa muere es reempla-
Para poder ejercer este poder y cumplir con las obliga- zada inmediatamente por otra, su sustituta (kaymapula),
ciones inherentes a su cargo debe ser rico, y en las islas tomada del mismo subclan. Todos los miembros mascu-
Trobiand sólo se puede ser rico poseyendo varias mu- linos de éste contribuyen a la dotación de esta mujer, que
jeres. representa al subclan ante el jefe, y es el jefe del subclan
Uno de los rasgos más notables de la constitución de quien, en nombre de todos sus subordinados, rinde el tri-
la tribu de que hablamos consiste en que la fuente del buto anual. Así, pues, todos los hombres de un distrito tra-
poder es principalmente de orden económico, y en que el bajan para su jefe, pero lo hacen como para un pariente
jefe no puede realizar muchas de sus funciones ejecutivas político, bastante alejado, es verdad.
ni hacer valer mucho de sus privilegios, como no sea el El jefe de Omarakana, jefe a la vez de Kiriwina, supera
hombre más rico de la comunidad. Tiene derecho a a todos los demás, en categoría, poder, extensión de in-
exigir pruebas de profundo respeto, obediencia a sus ór- fluencia y reputación. Su territorio tributario, hoy consi-
denes y prestación de servicios; puede contar con la parti- derablemente reducido a consecuencia de la intervención
cipación de sus vasallos en la guerra, en una expedición o de los blancos y la desaparición de algunas aldeas, com-
en una solemnidad; pero todas estas cosas las tiene que prendía toda la parte norte de la isla, y se componía de va-
pagar a un precio elevado. Debe dar grandes fiestas y cos- rias docenas de comunidades o subdivisiones aldeanas,
tear todas las empresas, alimentando a los que en ellas que le entregaban hasta sesenta mujeres (de las que se
participan, y recompensando a los actores principales. pueden ver algunas aún en la foto 30). Cada una de estas
En las islas Trobiand, pues, el poder es esencialmente mujeres le proporcionaba un apreciable ingreso de ñame.
plutocrático. Y otro aspecto de tal sistema de gobierno, La familia de cada cual debía llenar anualmente uno o dos
no menos notable e inesperado, es éste: no obstante nece- depósitos de provisiones (foto 31), con capacidad cada
sitar el jefe grandes ingresos, su cargo, como tal, no im- uno de cinco o seis toneladas de ñame. En total, el jefe
plica renta alguna, ni recibe de los habitantes ninguno de podía recibir de 300 a 350 toneladas de ñame por año5.
esos tributos sustanciales que pagan generalmente los Ciertamente, era ésta una cantidad suficiente para sufragar
súbditos a sus jefes. Los pequeños regalos o tributos los gastos de fiestas grandiosas, financiar expediciones ma-
anuales que reciben -los mejores peces de una pesca, pri- rítimas y guerreras, hacer fabricar por artesanos orna-
micias de legumbres, nueces y frutas especiales-, no son mentos preciosos, pagar hechiceros y asesinos peligrosos,
sino golosinas, y en ningún caso pueden ser consideradas para hacer, en suma, todo lo que se espera que haga un
como una renta. En efecto, el jefe reembolsa el precio en personaje poderoso.
su más alto valor. La totalidad de su renta proviene de las Así, pues, la riqueza constituye manifiestamente la
contribuciones anuales que recibe como hombre casado. base del poder; pero, en el caso del jefe supremo de Oma-
No obstante, esta renta, en su caso, es muy considerable, rakana, el poder estaba reforzado por le prestigio personal,
ya que posee muchas mujeres, cada una de las cuales se por el respeto debido a su carácter tabú o sagrado y por el
halla más ricamente dotada que si estuviese casada con hecho de poseer la terrible magia del tiempo, gracias a la
un plebeyo. cual podía hacer próspera o miserable la comarca entera.
Algunos detalles concretos nos permitirán dar una idea Los jefes de menor importancia no pueden contar general-
más clara de la situación. Cada jefe tiene un distrito tribu- mente sino con unas cuantas aldeas, y otros, cuya impor-
tario, que comprende varias aldeas -algunas docenas en el tancia es casi nula, sólo sacan sus ingresos de las dependen-
distrito de Kiriwina, una docena aproximadamente en el cias directas de su establecimiento personal. En todos los
de Luba o Tilataula, una o dos aldeas en los distritos de casos el poder y la situación del jefe dependen enteramente

5 Nota al pie en el texto original: “Este cálculo aproximado fue hecho para mí por un negociante que se ocupaba, entre otras cosas, de la exportación
de ñame para las plantaciones de la metrópoli. Como me ha sido imposible comprobarlo, lo doy aquí con toda reserva.”

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de su privilegio de poligamia y de la dote excepcional- pleja que el matrimonio y la poligamia ejercen sobre la
mente considerable que debe llevar la mujer que se casa constitución del poder y sobre toda la organización social
con un jefe. de los trobiandeses.
Aunque breve y necesariamente incompleta, esta expo-
sición bastará para mostrar la influencia enorme y com-

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