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Opinión

COMENTARIO

Aborto en Argentina: la revancha al


2020
Las activistas feministas forman parte de una larga tradición de militancia por los
derechos humanos. Hoy lograron una victoria crucial en un año nefasto.

Argentinas a favor de la legalización del aborto celebran la votación del Senado en


la madrugada del 30 de diciembre.Credit...Ricardo Ceppi/Getty Images

Por Jordana Timerman


Es periodista argentina.
30 de diciembre de 2020

1. La Argentina cierra el año de pandemia pintada de brillantina verde. Al fin


podemos decirlo: es ley. Años de lucha y movilización activista y ciudadana
lograron a la legalización del aborto en el país y dan esperanza en una región
donde los feminicidios fueron epidemia mucho antes del coronavirus. No es una
entelequia, aquí la lucha por la igualdad de género es de vida o muerte.

2. Es un cierre positivo para un año exageradamente nefasto: la pandemia letal


que afectó a todo el mundo complicó la seria crisis económica preexistente en
la Argentina. Como en el resto de América Latina, además del desempleo, cierre
de negocios y profundización de las desigualdades, los confinamientos
provocaron un aumento en la violencia contra las mujeres y la emergencia
sanitaria postergó la agenda de los gobiernos.
3. En este contexto, ni las más optimistas quisimos confiar en la victoria de la
legalización del aborto electivo en la Argentina hasta el último minuto. Pero la
certeza fue creciendo durante la sesión maratónica del Senado, que aprobó la
ley con 38 votos contra 29 el miércoles a la madrugada. Fue un voto que
respondió a la fuerza de un movimiento feminista que empujo el debate público
desde hace décadas.

4. Hace solo dos años una iniciativa similar naufragó en el mismo recinto. Sin
embargo, el reñido debate acerca del proyecto de ley en 2018 marcó el momento
bisagra en que el aborto dejó de ser tabú. Sinceramos lo que antes se hablaba en
susurros: que los abortos ocurren cotidianamente y siempre ocurrieron,
nuestras madres y abuelas padecieron —al igual que nosotras— la vergüenza, la
criminalización y los riesgos de salud. Pudimos compartir las experiencias
propias, los miedos y peligros que nos generó la clandestinidad. Y comenzamos
a dejar detrás, para siempre, el estigma. Eso formó la base para la victoria de
hoy.

5. Quienes impulsaron la legalización este año se apoyaron en argumentos de


salud, apropiados para el 2020 pandémico: el aborto es una cuestión de salud
pública, criminalizarlo les ha costado la vida y ha puesto en riesgo a miles de
mujeres. El gobierno argentino estima que 38.000 mujeres son hospitalizadas
cada año por abortos clandestinos y, aunque no hay cifras precisas, se cree que
al menos 3000 mujeres han muerto por esta causa desde el retorno de la
democracia, en 1983. Las consecuencias de criminalizar el aborto han sido
desastrosas: mujeres han sido encarceladas por complicaciones obstétricas
y niñas forzadas a parir porque no pudieron acceder a abortos permitidos. Solo
en 2018, el Ministerio de Salud de la Nación reportó 35 muertes causadas por
abortos, que se llevan a cabo en situaciones sórdidas por ser ilegales.

6. A la par del argumento de salud está el de la justicia social. Las “ricas abortan,
las pobres mueren”, se gritaba el martes en las calles. Un reciente informe
de Human Rights Watch, recuerda que la ilegalidad y confusiones en los casos
en los que estarían permitidos los abortos “perjudican de manera
desproporcionada a las personas con recursos limitados o escaso acceso a
información sobre sus derechos” y que “muchas personas gestantes, sobre todo
aquellas que viven en situación de pobreza o en zonas rurales, recurren al aborto
autoinducido o solicitan la asistencia de profesionales de la salud que no están
capacitados para proveerlo”. Por eso es tan importante que la nueva ley
argentina garantice que el procedimiento sea brindado dentro del sistema de
salud pública. No se logró solo la despenalización del aborto, sino también que
sea gratuito.
7. El presidente de la Argentina, Alberto Fernández, quien llegó al poder hace un
año, prometió durante la campaña enviar al Congreso un proyecto de ley para
despenalizar el aborto. En noviembre cumplió y brindó el apoyo político para
que avanzara a toda velocidad. Pero, aunque la gestión del presidente fue
determinante para la victoria, el éxito de la despenalización del aborto le
corresponde a las activistas.

8. Su movilización logró modificar el voto de senadores que hace solo dos años
rechazaron la legalización. Varios de los discursos en la sesión de anoche
reconocieron el poder de las campañas militantes. Ya en 2018, la actual
vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien durante su presidencia
se opuso a la legalización, dijo que cambió de parecer gracias a la convicción de
las jóvenes.

Personas reunidas dentro y fuera del Senado celebraron la decisión del Congreso de legalizar el aborto en
Argentina.Credit...Senado de la Argentina vía Reuters

Credit...Agustin Marcarian/Reuters

9. En la Argentina hablamos de “poner el cuerpo” como forma de apoyo entregado.


Las activistas por el aborto lo han hecho literalmente. Marcharon con la piel
pintada con lemas, cubierta con brillantina, y portaron durante años el
emblemático pañuelo verde que impulsó una ola de militancia por los derechos
de las mujeres que se extendió por la región, de México a Guatemala, de Perú a
Chile. Tiene sentido: los cuerpos de las mujeres son, justamente, el campo de
batalla de fondo del feminismo en la Argentina y en América Latina, una parte
del mundo donde una mujer es asesinada cada dos horas. Todos los días
luchamos por nuestra libertad de elegir si gestar, de no ser violentadas por ser
mujeres, de no ser esclavas de los quehaceres domésticos.
10. En ese sentido, la libertad para abortar que reclama el movimiento feminista no
es solo eso. Es parte de un amplio abanico de reivindicaciones que están
cambiado los paradigmas tradicionales acerca del rol de la mujer dentro de la
sociedad.

11. Y es que los movimientos feministas —activos en la Argentina desde finales de


los ochenta y que han ganado impulso en los últimos años, especialmente con
Ni Una Menos, las movilizaciones contra el feminicidio iniciadas en 2015— se
han dedicado a algo más profundo: cambiar las perspectivas que se
consideraban naturales. Cambiar las ideas de que la minifalda justifica
violación, que los celos excusan violencia, que las mujeres nacieron para ser
madres, que somos más aptas para cuidar, que es normal que ganemos menos.
Paradigmas que nos dejan más dependientes, más pobres y con menos
oportunidades. La despenalización del aborto es un paso importante, pero no
final, en esta lista de reivindicaciones.

12. Con el entusiasmo colectivo de la marea verde, quizás pasamos desapercibido


otro hito crucial. También el miércoles se aprobó en el Senado una ley que
brinda cobertura social integral para el embarazo y los primeros tres años de
vida de los bebés, incluyendo insumos de salud y subsidios de efectivo. Y apunta
hacia la que es, para muchas, la próxima batalla para 2021: los cuidados.

13. El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado es el sostén invisible de la


sociedad y son principalmente llevadas a cabo por mujeres. El costo de 96
millones de horas diarias de trabajo que hacen las argentinas en sus hogares sin
recibir paga se traduce en tiempo no dedicado a su desarrollo profesional, y el
resultado es la pobreza y precariedad que sufren de manera desproporcionada
las mujeres.

14. Así que aún falta mucho por hacer en la Argentina y en esta región tan peligrosa
para ser mujer. Pero ahora cerramos el año con verde esperanza.

Jordana Timerman es editora del Latin America Daily Briefing.

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