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Acto: 25 de Mayo de 1810-2019

“DIA DE LA REVOLUCION DE MAYO”


D I S C U R S O      D E L     P R O F E S O R

Hoy nos encontramos aquí reunidos para conmemorar el 25 de mayo de


1810.

Cuando un pueblo toma la iniciativa de encarar un proyecto que implicará


la transformación total de su idiosincrasia, dos ingredientes se hacen
indispensables: Valor y Decisión.

Valor para llevar a cabo una empresa que pone en riesgo la seguridad de
un estilo de vida y decisión para actuar con firmeza en las situaciones
extremas.

Para los criollos esa situación extrema se produjo en mayo de 1810,


cuando llegaron a Bs. As. las noticias de un clima caótico en la Metrópoli:
el rey legítimo Fernando VII había sido encarcelado por Napoleón y
sustituido por el hermano de éste.

Criollos y españoles se unieron entonces para formar un gobierno de


emergencia frente al francés usurpador. Pero los criollos ya tenían en sus
corazones el germen del espíritu independiente y democrático que
alcanzaría su punto culminante en el Cabildo abierto del 22 de mayo.

Es a partir de ese momento que el país se plantea dejar de ser colonia


para formar una verdadera Nación bajo la guía de ilustres figuras con
grandes cualidades: el valor y las condiciones militares de Saavedra; la
pasión democrática de Moreno; la decisión de Juan José Paso; la valentía
y la inteligencia de Manuel Belgrano; la erudición de Castelli, la
consagración total de Alberti, la vocación republicana de Azcuénaga y la
generosidad de Matheu y Larrea.

Sin embargo, no debemos caer en la falsa ilusión de un 25 de mayo con


paraguas y cintas celestes y blancas. La revolución no fue tan pacífica
como aparentó y muchas veces se impuso con violencia ante sus
opositores. Como toda ruptura, ella trajo aparejada temores, desgarros y
dolor.

Es indudable que para asumir el rol protagónico que nos corresponde en la


historia actual de nuestro país, todos, sin excepción, necesitamos el valor
de Saavedra, la cultura de Moreno, la decisión de Paso, la inspiración de
Belgrano, el entusiasmo de Castelli, la caridad de Alberti, la vocación de
Azcuénaga y el desprendimiento de Matheu y Larrea.
Es nuestro deber, entonces, recoger la herencia de estos grandes
patriotas''.

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