Está en la página 1de 2

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas


Seminario de Procesos Familiares
Elaborado por: Nicolás Martínez Rojas

Síntesis de la lectura Entre dos siglos. Una lectura psicoanalítica de la posmodernidad.


Capítulo I.

Durante el primer capítulo los autores hablan sobre el cambio histórico del cambio de milenio y
las nuevas posibilidades de vida aún desconocidas que depara el futuro, además rememora los
acontecimientos más importantes del siglo pasado, especialmente el período entre guerras, en
donde la sociedad estaba en una profunda crisis fruto de la Primera Guerra Mundial y la crisis
económica del 29. Fue en este contexto en el cual Freud escribe sobre el malestar de la cultura
quizás con un tono desesperanzador, que respondía al contexto mundial, y en esa medida hace
puntualizaciones conceptuales significativas para entender la subjetividad humana en clave del
momento histórico, además de los malestares propios de cada época, que si bien son
desencadenados por motivos personales, están encadenados en una gran cadena de conceptos y
significados culturales, que reprimen las pulsiones humas y generan malestar.

Siguiendo con el desarrollo del capítulo, se toman los elementos importantes del acumulado
teórico del psicoanálisis, para comprender las formas específicas de malestar que cada época
genera, específicamente el malestar en la modernidad que a la par de su intento de resolver
algunas de las problemáticas inherentes a la modernidad, está gestado formas de insatisfacción.
Estás formas de insatisfacción posmodernas gravitan alrededor de los ejes reguladores de la
lógica social y con las modalidades de alineación actuales, qué se expresan principalmente en la
lógica de consumo, característica del capitalismo tardío, sugiriendo nexos entre el consumo
como organizador social y la vez lógica libidinal.

En cuanto a la cultura, trama y subjetividad, se dice que las particularidades de cada época
penetran hasta los reductos más íntimos de la subjetividad, en esa medida se definen ciertos
modos predominantes de relación del ser humano con su propio cuerpo y con el cuerpo del otro.
En esa medida el cuerpo y la sexualidad están enmarcados en un proceso histórico, y en
consecuencia los dispositivos de alianza y sexualidad también lo están. Se trata entonces, de un
sujeto anudado en haces vinculares que lo conforman, constituido así a partir de la marca de la
cultura, cuya intervención define al ser viviente como humana.
El infante se introduce al mundo por medio de su madre que hace parte del mundo cultural, y que
no solo desempeña el rol de madre para el infante, sino que a su vez desempeña el rol de hija,
hermana, esposa y amiga, lo cual la inscribe en un contexto particular. Además la madre
responde al desamparo del infante, quien gracias al factor biológico de prematuridad se expone a
las primeras situaciones de peligro y en esa medida tiene la necesidad de ser protegido y amado,
lo cuál es crucial, pues es una necesidad que ya nunca abandonará al hombre, llevándolo en
forma constante e inevitable a la búsqueda del otro.

Los autores tratan entonces de entender al sujeto como producto del mundo sociocultural, que a
la vez es transmisor y generador de cultura. La cultura se inscribe en el sujeto a través de los
grupos e instituciones, primordialmente la institución familiar, que es además, intermediario del
psiquismo infantil. La familia funciona como correa de transmisión de ideales y modelos
identificatorios, así como de valores y significaciones del mundo sociocutural. En adición, el
discurso familiar anticipa el nacimiento de cada sujeto y lo inviste desde antes de su nacimiento,
pues despliega en relación con él deseos, mandatos y expectativas, determinados no solamente
por las particularidades de la familia, sino también con las aspiraciones del contexto
sociohistórico. Finalmente cada familia acota la oferta cultural, y selecciona sectores de la
realidad que transmite a los descendientes a modo de propuesta fundamental. Por su parte las
modalidades de parentalidad, tampoco son imperecederas pues se modifican con las condiciones
sociohistóricas.

La contextualización de vínculos y subjetividades en los discursos sociales, en concepción de los


autores constituye una ampliación de la compresión psicoanalítica del sujeto y sus grupos, sin
desconocer el universo de singularidad propio de cada ser humano. Puesto que la introducción
de la dimensión histórica en la estructura acrónica y formal, en su encarnadura singular, da lugar
a una puesta en juego de distintos ordenes de determinación y al mismo tiempo abre paso a lo
azaroso, ya que da lugar a acontecimientos que desbordan la posibilidad predictiva de la
estructura, lo cuál implica la eliminación del factor determinístico de la vida de los individuos.

También podría gustarte