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Inicios de la OPEP
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La primera sede del organismo se estableció en Ginebra (Suiza) para más tarde,
en 1965, trasladarse a Viena (Austria), enclave en el que a día de hoy continúa.
Otros países miembro se integraron al grupo con el transcurrir de los años: Qatar,
en 1961; Libia e Indonesia, en 1962; Emiratos Árabes Unidos, en 1967; Argelia, en
1969; Nigeria, en 1971; y, finalmente, Angola, en 2007. Así, la OPEP está
conformada actualmente por doce países -seis en Oriente Medio, cuatro en África,
y dos en América del Sur-.
Analistas del tema que nos ocupa aseguran que “entre las principales causas que
motivaron la creación de la organización, se encuentra el hecho de que todos sus
participantes son países subdesarrollados, exportadores de un recurso natural no
renovable; con intereses comunes que dependen en gran medida de los ingresos
petroleros para el financiamiento de sus presupuestos y programas de desarrollo
económico; y que, en último lugar, tienen que enfrentarse prácticamente a las
mismas compañías matrices de las empresas concesionarias que operaban en
cada uno de sus territorios. Todos estos factores les hicieron tomar conciencia de
la necesidad de unirse y de coordinar sus políticas petroleras”.
No viene mal recordar en este sentido que en la década de los 50, siete grandes
compañías petroleras internacionales como Esso, Texaco, Royal Dutch Shell,
Mobil Oil Company, Gulf, British Petroleum(BP) y Standard Oil de California,
dominaron el panorama petrolero internacional comercializando el crudo que
producían en sus extensas concesiones en todo el mundo y por las cuales
pagaban modestas sumas de dinero a los correspondientes gobiernos. Estas
empresas eran conocidas como “Las Siete Hermanas” y tenían el control absoluto
de los precios del petróleo y del mercado, lo cual les produjo inmensas ganancias
y poder, que contrastaba dramáticamente con lo que recibían los países
propietarios de las reservas.
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Así pues, los inicios de la OPEP no fueron fáciles ya que su fundación provocó el
rechazo de los países industrializados y de las grandes organizaciones petroleras.
Además, resultó bastante complicado consolidar una agrupación de la que no
había precedentes y que trataba de unificar por primera vez objetivos comunes de
países y pueblos muy diferentes entre sí.
Cuando estos subieron se arriesgaron a invertir con resultados positivos, como fue
el caso del Mar del Norte, cuyos yacimientos fueron desarrollados por Noruega e
Inglaterra. Sin embargo, la incorporación de estos nuevos volúmenes de petróleo
fuera de la OPEP le restó mercado a la organización y, además, estimuló el
desarrollo de otras fuentes alternativas de energía como la nuclear, eólica,
geotérmica y solar.
Actualmente, “la OPEP acaba de respaldar el giro impuesto el pasado otoño por
Arabia Saudí a la política de la organización, al dejar de defender los precios como
prioridad del grupo y asegurar su peso en el mercado petrolero mundial. Es decir,
la asociación apuesta por hacer frente a la creciente competencia insuflando más
petróleo”, según declaran fuentes cercanas.
Por su parte, Irak, Kuwait y Emiratos Árabes están produciendo a su mayor ritmo
en 20 años y la oferta saudí ya supera los 10 millones de barriles por día. De
hecho, los grandes productores del Golfo tratan así de hacer frente a la creciente
competencia de Rusia, que está bombeando petróleo por encima incluso de
Arabia Saudí (10,7 millones de barriles diarios en mayo). Pero también de Estados
Unidos que, mediante la técnica de extracción de fractura hidráulica -fracking- ha
logrado cubrir buena parte de su consumo interno y se plantea revertir la
prohibición de exportar petróleo, en vigor desde 1975, y convertirse en competidor
directo de la OPEP en los mercados asiáticos.
Los expertos también sostienen que Alaska es el único territorio en EE UU que
puede exportar crudo por el momento. “Cuando decidió aprobar una venta de
petróleo a Corea del Sur el pasado mes de octubre de 2014, Arabia Saudí
contraatacó con una rebaja de precios a todo el mercado asiático. Comenzaba así
el giro en la crisis y que, por el momento, parece haber funcionado”, aseguran.
Por su lado, los analistas de UBS determinan que “mientras la OPEP está
sufriendo un exceso continuo de oferta, los bajos precios parece que han logrado
su objetivo de reducir la inversión en los países de fuera de la organización”. A la
vez, la AIE (Agencia Internacional de la Energía) estima que para equilibrar oferta
y demanda (véase Ley de oferta y Demanda) habría que retirar del mercado algo
más de dos millones de barriles diarios. Pero parece que nadie está dispuesto a
dar el primer paso: “los productores estadounidenses han abaratado los costes de
extracción y los distintos estados han puesto en marcha rebajas fiscales para
apoyar a la industria”, advierten.