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Introducción

Este trabajo es una abreviación de la historia de los primeros estudios, definición, funciones y
estrategias para mejorar la memoria. Es necesario conocer la herramienta en la cual retenemos lo
conveniente para sobrevivir y desarrollarnos en los contextos que la vida presenta. La memoria nos
ayuda a percibir y evocar lo entendido de una realidad compleja y, de hecho, lo concebido externamos,
y esto último somos. Por eso es necesario no solo conocerla sino, también, saber que prácticas y
alimentos la mantienen en su mejor estado.

Este trabajo se elaboró analizando fuentes en línea para hablar brevemente de los pioneros del estudio
de la memoria y detalles de su procesos, tipos y clasificaciones de la misma con el fin de desglosar a
estudiantes una de las herramientas que le dará éxito en su carrera.
Breve historia y evolución

El estudio teórico de la memoria y el aprendizaje se inició desde los tiempos de Platón y Aristóteles. En
las teorías del conocimiento de este último se hace alusión por primera vez a distintos niveles de
conocimiento (conocimiento sensible vs. entendimiento), pues para Aristóteles el verdadero saber
estaba más allá de la sensación y la simple experiencia, pues además implica el conocimiento acerca de
la causa y motivo de los sucesos u objetos; además señaló que el fundamento del aprendizaje y la
memoria son las asociaciones entre dos sucesos.

El psicólogo William James (1890) fue el primero en hacer una distinción formal entre memoria primaria
y memoria secundaria (memoria a corto y memoria a largo plazo, respectivamente). Esta distinción
reside en el centro del influyente modelo de almacenamiento múltiple de Atkinson y Shiffrin (1968).9

En general, se considera que Hermann Ebbinghaus (1885) fue el pionero en el estudio experimental de


la memoria, al haberse utilizado a sí mismo para estudiar fenómenos básicos tales como las curvas de
aprendizaje y del olvido e inventar sílabas sin sentido para dicho propósito.

Durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, la memoria no constituyó un tema respetable para
los psicólogos experimentales, lo que refleja el dominio del conductismo. Sin embargo, algunos
conductistas —en particular, los estadounidenses— estudiaron la llamada conducta verbal utilizando el
aprendizaje de pares asociados, en el cual se representan pares de palabras no relacionadas, donde el
primer miembro del par representa el estímulo y el segundo la respuesta.

Este enfoque asociacionista hizo que el estudio de la memoria tuviera una posición firme dentro del
marco conceptual conductista, y que desde entonces se le observa de manera más clara en la teoría de
interferencia, que es una de las principales teorías del olvido.

¿Qué es la Memoria?

Algunas teorías afirman que la memoria surge como resultado de las conexiones sinápticas repetitivas
entre las neuronas, lo que crea redes neuronales, pero, en términos prácticos, la memoria (o, mejor, los
recuerdos) es la expresión de que ha ocurrido un aprendizaje.

Según la Británica-canadiense, pionera de la neuropsicología, Brenda Milner, la memoria es una función


del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado. Y,
como Brenda pudo demostrar tras sus investigaciones con pacientes con trastornos de memoria, esta no
se encuentra en un lugar concreto del cerebro, sino que consiste en varios sistemas que permiten lo que
se conoce como las tres fases de la memoria: la codificación, el almacenamiento y la recuperación.

Fases de la memoria:

Codificación: en la fase de codificación, la persona recibe un conjunto de inputs externos, los cuales son
procesados y transformados en códigos verbales, visuales y/o sensoriales a los cuales atribuimos un
significado.

Almacenamiento: una vez la información recibida ha obtenido un significado, en esta fase se almacena,
reteniéndose en el cerebro. Su retención puede ser distinta en función del tipo de memoria que se
utilice, por ejemplo, si es de corto plazo se evocará antes que, si es de largo plazo, cuyo mensaje
quedará almacenado durante más tiempo.

Recuperación: esta fase de la memoria consiste en extraer la información que previamente ha sido
dotada de significado y almacenada, es decir, recuperamos la información que está guardada en
nuestros recuerdos.

Clasificación y tipos de memoria

Existen distintos tipos de memoria, y William James (1890) fue pionero en formular la distinción entre
éstas, pues concluyó que existían la memoria primaria y memoria secundaria.

Más tarde apareció la denominada teoría multialmacén de Richard Atkinson y Richard Shiffrin, que
entiende que la información va pasando por diferentes almacenes de memoria a medida que se va
procesando. Según esta teoría, contamos con tres tipos distintos de memoria: la memoria sensorial,
la memoria a corto plazo (MCP) y la memoria a largo plazo (MLP). Las memorias primaria y secundaria
de James, harían referencia a la MCP y MLP respectivamente.

Memoria sensorial: dura entre 200 y 300 milisegundos e inmediatamente desaparece o se transmite a la
memoria a corto plazo. Esta nos permite poder seguir el hilo de una película, leer un libro o mantener
una conversación, un conjunto de acciones automáticas relacionadas con este tipo de memoria. Esta ha
recibido su división en la memoria icónica, háptica y ecoica.

-Memoria icónica: este tipo de memoria sensorial registra la información que proviene del sentido de
la vista, reteniendo las imágenes que se asocian a un objeto determinado durante un breve periodo de
tiempo.

-Memoria háptica: así como la memoria icónica hace referencia a los inputs visuales, la memoria háptica
procesa los estímulos que provienen del sentido del tacto, registrando inputs que hacen referencia al
dolor, al picor o calor, entre otros. Es conocido que su retención es más duradera que la de la memoria
icónica.

-Memoria ecoica: este tipo de memoria es muy potente y hace referencia a la información percibida por
el oído. Su almacenamiento es de corta duración, como en la memoria icónica y es muy importante
debido a que nos permite comprender el lenguaje y poder mantener una conversación.

Memoria a corto plazo: en esta memoria la información se retiene durante un periodo de tiempo breve,
no superior a 30 o 40 segundos. La memoria a corto plazo tiene la capacidad de recordar 6-7 ítems. No
obstante, si la información se va repitiendo o manipulando, puede ser almacenada en otro tipo de
memoria, como en la memoria a largo plazo. A esta se le denomina memoria de trabajo por su
importancia funcional, pues permite el cumplimiento de tareas cognitivas como el razonamiento, la
comprensión y la resolución de problemas y se fragmenta en cuatro subcomponentes.

-Bucle fonológico: es un sistema especializado que opera con información verbal, y permite mantener el
habla interna que está implicada en la memoria a corto plazo. El bucle fonológico intervendría en la
lectura o en el aprendizaje de un número de teléfono.
-Agenda visoespacial: opera de manera similar al bucle fonológico, pero su función es el mantenimiento
activo de información, pero en este caso con un formato de imágenes, viso-espacial. La agenda
visuoespacial intervendría, por ejemplo, o en el aprendizaje de un itinerario.

-Almacén episódico: Este sistema integra información procedente de una variedad de fuentes, de
manera que se crea una representación multimodal (visual, espacial y verbal) y temporal de la situación
actual.

-Sistema ejecutivo: Su función es el control y la regulación de todo el sistema de memoria operativa.

Memoria a largo plazo: La memoria a largo plazo permite almacenar la información de forma duradera,
y la podemos clasificar en memoria implícita y explícita.

-Memoria implícita: (también llamada procedimental) se almacena de manera inconsciente. Está


implicada en el aprendizaje de diversas habilidades y se activa de modo automático. Montar en bicicleta
o conducir un automóvil, no sería posible sin este tipo de memoria.

-Memoria explícita o declarativa, está asociada a la consciencia o, al menos, a la percepción consciente.


Incluye el conocimiento objetivo de las personas, los lugares y las cosas y lo que ello significa. Por tanto,
se distinguen dos tipos: la memoria semántica y la episódica.

-Memoria semántica: Se refiere a la información mnésica que hemos acumulado


durante toda nuestra vida. Son los conocimientos sobre el mundo exterior (históricos,
geográficos o científicos) los nombres de las personas y las cosas, y su significado, que
hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Este tipo de memoria es necesaria
para el uso del lenguaje. Saber que Madrid es la capital de España es un ejemplo de este
tipo de memoria.

-Memoria episódica: Es la memoria autobiográfica que permite recordar hechos


concretos o experiencias personales, como el primer día de colegio, el cumpleaños de
los 18 años o el primer día de universidad.

Estrategias prácticas y alimentos saludables que mejoran tu memoria

Somos nuestra memoria ya que de ella evocamos o guardamos lo necesario para interactuar con el
medio ambiente. Por eso consideramos tocar algunas técnicas practicas y alimentos accesibles para
mantener saludable nuestras memorias.

-Relaciónate con otras personas. Vivir en soledad hace que nuestro cerebro se acomode y que trabaje
poco. En cambio, si tienes una vida social activa vamos a potenciar el ir y venir de ideas, las
conversaciones y las emociones, y esto ayuda a nuestra memoria. Además, el hecho de estar en
contacto con amigos y conocidos nos permite tener nuestro cerebro ocupado en recordar datos y
escuchar y entender a nuestro interlocutor. Esto es muy beneficioso para la memoria.

-Fíjate en las cosas pequeñas. En tu vida diaria, ya sea en casa, en la oficina o caminando por la ciudad,
debes saber que hay un mundo de pequeños detalles que están esperando a captar tu atención.
Observa y pregúntate por ellos, tu memoria lo agradecerá.
-Intenta recordar por tus propios medios. Si cada vez que dudas sobre algún dato recurres a Google, tu
memoria no se ejercitará debidamente y perderás una ocasión de que tu cerebro desarrolle la capacidad
de rescatar datos o informaciones.

-Sé amigo de los libros. Leer habitualmente es una forma magnífica de potenciar la memoria (entre
otros muchos beneficios). Independientemente del tipo de lecturas que más te gusten, debes saber que
el reto de leer un libro ayuda a tu cerebro a estar despierto y estimula enormemente tu memoria.
También es interesante comentar con algún amigo o familiar el libro una vez lo has acabado de leer,
puesto que esto forzará tu cerebro a recapitular sobre lo que has aprendido.

Lo que comemos cada día afecta no solo a nuestra salud física, sino también a nuestras funciones
cognitivas. Para que nuestro cerebro y el resto de nuestro organismo funcione correctamente
necesitamos mantener una dieta variada y equilibrada.

-Aguacates: son una de las frutas más saludables y nos ayudan a mejorar las funciones
cognitivas. Aunque tienen un alto contenido de grasas, es importante saber que éstas son
monoinsaturadas, un tipo de grasas que mantiene a raya los niveles de azúcar en sangre. Además,
también reducen la presión arterial (relacionada con el deterioro cognitivo). Esta fruta también contiene
ácido fólico, que ayuda al organismo a mantener y crear nuevas células, y vitamina K, esencial para
prevenir los coágulos sanguíneos en el cerebro y mantener los huesos fuertes. Además, los aguacates
son ricos en vitamina B y vitamina C. Un alimento imprescindible en una dieta saludable.

-Nueces: el consumo de nueces es recomendable, ya que contienen gran cantidad de ácidos grasos
omega-3 y antioxidantes. Se ha sugerido que una mayor ingesta general de nueces está relacionada con
una mejor función cerebral en la edad avanzada. Además, las nueces son una fuente de vitamina E, un
potente antioxidante que protege a las células del estrés oxidativo causado por los radicales libres y
cuyos efectos podrían contribuir a mejorar la cognición y a reducir el riesgo de desarrollar
la enfermedad de Alzheimer.

-Huevo: los huevos son una fuente de nutrientes ligados a la salud cerebral, entre los que cabe destacar
las vitaminas B6 y B12, el ácido fólico y la colina. Esta última es un micronutriente que el organismo
utiliza para producir acetilcolina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo y la memoria, entre
otras funciones. Además, las vitaminas del grupo B y el ácido fólico podrían ayudar a retrasar el
deterioro cognitivo relacionado con la edad.

-Tomate: los tomates son la fuente de un potente antioxidante llamado licopeno. Este antioxidante
ayuda a reducir el daño celular que puede contribuir a la enfermedad de Alzheimer y la demencia. El
licopeno también puede ayudar a prevenir la depresión, que puede causar más inflamación en el
cerebro. Además, los tomates (especialmente los de tipo Cherry) contienen carotenoides, unos
nutrientes que ayudan a mejorar las capacidades cognitivas y a promover la capacidad de memoria.

-Té verde: como en el caso del café, la cafeína del té verde aumenta el rendimiento cognitivo,
mejorando el estado de alerta, la memoria y la concentración. Uno de los componentes hallados en el té
verde, la L-teanina, es un aminoácido que cruza la barrera hematoencefálica del cerebro y ayuda a
aumentar la actividad del neurotransmisor GABA, relacionado con la reducción de la ansiedad.  La L-
teanina también aumenta la frecuencia de las ondas alfa, lo que te ayuda a relajarte sin tener la
sensación de estar cansado.
Conclusión

El campo de la neuropsicología es sumamente extenso y la memoria es definitivamente uno de los


objetos de estudios más importante por guardar en ella funciones muy complejas que permiten la
interacción efectiva del ser humano con el medio ambiente. Conocer la memoria, como funciona y como
mejorarla es esencialmente importante para quienes la consideran su mejor herramienta, (como en el
caso de nosotros, los estudiantes).

La interacción con un mundo que cambia constantemente y la ingesta de alimentos que potencien sus
funciones, son imperativo para mantenernos a la par desde un punto de vista psíquico.

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