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Existen evidencias que confirman el asentamiento estable de ¶¶ Llegada de las comunidades judías
comunidades judías en la península ibérica desde al menos a la península ibérica
¶¶ Las comunidades judías en
el siglo I e. c. Las comunidades judías formaron parte de la
Hispania visigoda y en el Califato
vida cotidiana de las diferentes sociedades y reinos en las que de Córdoba
estuvieron integradas durante más de catorce siglos, hasta que ¶¶ Las comunidades judías en
fueron definitivamente expulsadas por los reyes españoles y Al-Ándalus y en los territorios
portugueses entre 1492 y 1497. Durante los siglos IX a XI e. c. cristianos
¶¶ La expulsión de las comunidades
los judíos españoles protagonizaron una edad de oro en la
judías y el exilio Sefardí
que individuos notables como Ibrahim ibn Yaqub y Hasdai ¶¶ Referencia bibliográfica
ibn Shaprut influyeron significativamente la cultura europea
y mediterránea en campos tan diversos como la filosofía, la
poesía, la política o la medicina.
todas las festividades judías, de prohibir que los judíos pudiesen entablar
pleitos con cristianos y de introducir un segundo juramento ante los jueces
en caso de litigantes conversos —dado que el rey consideraba que estos eran
menos sinceros y fiables que otros cristianos.
La persecución a las comunidades judías en Hispania entre 589 e. c. y
711 e. c. no tuvo reflejo en ningún otro reino cristiano. En este periodo se
documenta una huida hacia el norte de la península, y más allá de los piri-
neos, de un número significativo de familias judías. Pese a no protagonizar
ninguna revuelta en contra de la monarquía, no es de extrañar que hombres
judíos apoyasen la rebelión fallida de Ilderico, conde de Nimes, contra el
rey Wamba (673 e. c.). Los casi dos siglos de persecución por parte de la mo-
narquía visigoda explicarían también la actitud de las comunidades judías
frente al avance de los ejércitos árabes en 711 e. c.
Disponemos de fuentes limitadas para comprender qué ocurrió tras la
muerte del rey Witiza en 710 e. c. y la llegada del rey Rodrigo al trono, aunque
parece ser que su ascensión se produjo de forma violenta y provocó revueltas
y divisiones entre la nobleza visigoda. En 711 e. c. el rey Rodrigo se vio obli-
gado a hacer frente de forma simultánea a la proclamación de Argila II como
rey en el noreste peninsular, y a una incursión —o serie de incursiones— del
Califato Omeya desde el Magreb. El rey Rodrigo eligió confrontar en primer
lugar la invasión desde el sur, y se sorprendió al descubrir que estas tropas
La historia judía de España
3. Introducción: historia de los judíos en España 27
estaban reforzadas por los familiares del difunto rey Witiza. El ejército real
quedó destruido tras la batalla, y parece ser que los familiares del rey Witiza
murieron poco tiempo después —aunque las fuentes no especifican en qué
circunstancias. Al ejército Omeya se le platearon condiciones favorables
para avanzar rápidamente y conquistar la península, pero se encontró con el
problema de cómo asegurar que las ciudades conquistadas en la retaguardia
permanecían fieles tras el avance del ejército. Según las crónicas árabes y
mozárabes, las comunidades judías que habían sobrevivido a la persecución
visigoda jugaron un papel fundamental en la solución de este problema.
El militar judío, Kaula al Yahudi, apoyó con sus tropas al general Táriq ibn
Ziyad durante la conquista, y facilitó que personajes notables de las comu-
nidades judías en cada una de las ciudades conquistadas obtuvieran cargos
de responsabilidad para asegurar la fidelidad de éstas.
Durante el periodo califal y hasta la llegada de los almorávides en
1090 e. c., las comunidades judías en Al-Ándalus obtuvieron la condición de
religión protegida —al igual que las comunidades cristianas— y personalida-
des importantes de estas comunidades tuvieron acceso a puestos destacados
en las cortes de gobernantes musulmanes. Es durante esta época cuando en
la zona musulmana se desarrollan los tópicos literarios del «sirviente fiel»
y del «sirviente sabio» en relación con ministros, médicos y cortesanos de
origen judío.
asesinadas en una sola noche. Tanto la invasión almorávide (1090-1155 e. c.) Interior de Santa María la Blanca, una
como la almohade (1146-1248) supusieron un giro hacia la intransigencia, antigua sinagoga de Toledo (siglo
animando la huida de algunas comunidades judías hacia Oriente Medio y XII e. c.) actualmente reconvertida en
hacia los reinos cristianos del norte. La presencia de expertos y traductores un centro cultural propiedad de la
judíos en Toledo se debe en gran parte a la intolerancia almorávide. Iglesia Católica | Caminos de Sefarad.
La población judía continuó existiendo en los territorios fronterizos Red de Juderías de España
con Al-Ándalus bajo dominación cristiana después de 711 e. c., así como
existía más allá de los pirineos y en otras regiones europeas. Las fuentes
documentales de las que disponemos para explicar la historia de las comu-
nidades judías entre el siglo VIII y el siglo XI e. c. en los territorios cristianos
del norte son escasas, pero comparaciones con otros reinos cristianos en
Europa sugieren que las comunidades judías tendieron a estar localizadas
en zonas delimitadas de la ciudad, zonas que paulatinamente comenzaron a
estar segregadas por unas murallas interiores. Estas murallas podían servir
tanto para la segregación y el control de la población judía, como para su
eventual protección de sus vecinos cristianos durante episodios puntuales de
violencia. La doctrina oficial de la iglesia católica en la Edad Media reservaba
a los judíos la función de ser testigos del retorno del Mesías, argumentando
que como primer pueblo elegido, los judíos deberían poder sentir y validar
su llegada —dando la razón a los cristianos. Sin embargo, la presencia de
las comunidades judías —especialmente si estas eran exitosas— suponía un
reto teológico constante para los pensadores cristianos, llevando a algunos
a sugerir la necesidad de humillaciones simbólicas periódicas como herra-
mienta para desincentivar el interés de la sociedad cristiana general hacia
el judaísmo como alternativa religiosa.
Las comunidades judías en el área cristiana de la península ibérica
mantuvieron contacto con las comunidades de Al-Ándalus, y se beneficiaron
de una mayor integración y reconocimiento por parte de las autoridades en
comparación con las comunidades askenazíes. Al igual que en otras partes
de Europa, las comunidades judías quedaron situadas fuera del esquema
feudal tradicional, como bolsas de población directamente dependientes
del rey para su protección, pero también para el pago de impuestos. En nu-
merosas ocasiones, los reyes cristianos concedían monopolios sobre ciertas
La historia judía de España
3. Introducción: historia de los judíos en España 29
5. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA