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Enfermedad Celiaca
Enfermedad Celiaca
La respuesta adaptativa es liderada por linfocitos T CD4+ anti-gliadina que se activan al interactuar
con el péptido en el contexto de las células presentadoras de antígenos con complejo mayor de
histocompatibilidad HLA-DQ2 o HLA-DQ8, expresando citoquinas pro-inflamatorias,
especialmente Interferón gamma. Lo anterior genera una cascada inflamatoria con liberación de
metaloproteinasas y otros mediadores que inducen hiperplasia de criptas y daño de las vellosidades.
Ambos tipos de respuesta inmune determinan el daño de intestino delgado caracterizado por
infiltración de células inflamatorias crónicas en lámina propria y epitelio y atrofia vellositaria
La enfermedad celiaca casi solo se manifiesta en aquellos individuos que expresan HLA-DQ2 o HLA-
DQ8, lo que en parte explica la agregación familiar de la enfermedad. Sin embargo para el desarrollo
de la enfermedad deben involucrarse otros factores puesto que el 30% de la población general expresa
HLA tipo DQ2 y evidentemente solo una minoría de estos es susceptible de desarrollar EC. Algunos
de estos genes no HLA son COELIAC2 que contiene clusters de genes de citoquinas, COELIAC3
que codifica la molécula CTLA4 (cytotoxic T-lymphocyte antigen 4), COELIAC4 que codifica una
variante del gen de la miosina y otras variantes en regiones que albergan los genes para las
interleukinas y otros genes relacionados a la respuesta inmune.
Existen factores ambientales en la infancia que pudiesen tener un rol en el desarrollo de EC. Se ha
descrito una ventana entre los 4 y 6 meses de edad en la cual la introducción de gluten disminuiría el
riesgo de desarrollar EC posteriormente; sin embargo, recientemente se publicó un estudio
randomizado que no mostró diferencias en el desarrollo de EC en infantes de alto riesgo expuestos
en esta ventana etaria al compararlos con placebo.
Además, se considera que la lactancia materna protege del desarrollo de EC y que la sobreposición
de la lactancia materna con el consumo de gluten es lo que realmente disminuye el riesgo de
desarrollar la enfermedad. Se ha descrito también en estudios epidemiológicos una relación inversa
entre infección por Helicobacter pylori y EC, encontrándose que la frecuencia de infección en
celiacos es la mitad que en aquellos no celiacos, postulándose un rol inmunomodulador de la bacteria
en la ingesta de gluten
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de EC se basa en la historia clínica, serología, endoscopía e histología. Existen otras
entidades que deben diferenciarse de la EC, como la sensibilidad al gluten no celíaca y la alergia al
trigo
MARCADORES SEROLÓGICOS
Aunque la EC se puede diagnosticar a cualquier edad, se presenta con mayor frecuencia durante la
primera infancia (entre 9 y 24 meses), poco después de que se introduce el gluten en la dieta, o en la
tercera o cuarta década de la vida. Las presentaciones subclínicas o atípicas se encuentran con mayor
frecuencia, y se diagnostican más casos como resultado de los siguientes factores: mejor
reconocimiento de la enfermedad y sus trastornos asociados; uso generalizado de pruebas serológicas
altamente sensibles y específicas, especialmente: Los anticuerpos antigliadina, Los anticuerpos
antiendomisio (AAE), Los anticuerpos antitransglutaminasa (AAT)
Se utiliza una biopsia de intestino delgado, que es el estándar de oro para el diagnóstico, para
confirmar los resultados positivos de la prueba de anticuerpos. A partir de esto, se puede hacer un
diagnóstico presuntivo de EC; se confirma un diagnóstico definitivo cuando se resuelven los síntomas
Los anticuerpos antigliadina han sido empleados desde hace muchos años en el diagnóstico de la
EC, y desde el año 2000 han sido desplazados por los más específicos anticuerpos anti-péptidos
deaminados de gliadina (AAG), dirigidos contra fragmentos de gluten, una vez han sido deaminados
por la enzima transglutaminasa tisular a nivel del intestino. Se determinan por técnica de ELISA
comercial, y aunque su sensibilidad es mayor que la de AAE o AAT en menores de dos años, su
menor especificidad por encima de esta edad hace que no sea recomendable su utilización con fines
diagnósticos tras esta edad. Los de la clase IgA parecen ser los más indicados para el seguimiento de
los pacientes con DSG.
Los anticuerpos antiendomisio (AAE) son determinados por inmunofluorescencia indirecta, sobre
unos cortes de porción distal del esófago de mono o cordón umbilical humano. Los de tipo IgA
resultan muy útiles en el diagnóstico, no así en el seguimiento de la DSG, pues su coste es muy
superior a los AAT y los AAG.
Los anticuerpos antitransglutaminasa (AAT) aparecen en el año 1997, cuando Dieterich identifica
la transglutaminasa tisular como el autoantígeno reconocido por los AAE. Es, actualmente, el método
serológico de elección para el despistaje y seguimiento de la EC, ya que tiene un elevado valor
predictivo (superior al 90-95%), una sensibilidad global entre 92-100% y una especificidad entre 91-
100%. Se realiza mediante un ELISA comercial, es cómodo, relativamente económico y se puede
automatizar.
TRATAMIENTO