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EL CORONAVIRUS Y EL RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS.

A propósito de un precedente judicial.

Por Néstor E. Solari.

I. LA PROBLEMÁTICA.

Asistimos, en los últimos días, a un fenómeno mundial, que ha sido caracterizado como
pandemia, consistente en el denominado coronavirus (COVID-19).

Los últimos acontecimientos acaecidos en nuestro país ya han dado lugar a resoluciones
judiciales al respecto, en punto al cumplimiento de régimen de comunicación y contacto de
padres respecto de sus hijos menores de edad, sujetos a la responsabilidad parental.

Las motivaciones y situaciones pueden ser diversas, en cuanto a determinar cuáles son
los alcances que puede darse en el incumplimiento de un régimen de comunicación fijado
judicialmente o en aquellas situaciones acordadas expresa o tácitamente, en forma extrajudicial.

Atravesar estos períodos sociales no es fácil, tanto desde una mirada del sujeto
individualmente considerado, que debe cumplirlo, como de los efectos y consecuencias sociales
que ello genera. La conducta individual y social repercute claramente en distintos aspectos de
la vida diaria, que nos exigen respuestas sociales y responsables antes que individuales y
egoístas.

La realidad del coronavirus y sus consecuencias, ha motivado la declaración de la


Organización Mundial de la Salud (OMS) de una emergencia de salud pública de importancia
internacional (ESPII), en el contexto del Reglamento Sanitario Internacional.

En este contexto, debe encuadrarse la problemática de la relación de pareja, cuando –


por distintas circunstancias- los progenitores se encuentran educando y crianzo a sus hijos en
hogares diferentes, dada la no convivencia de la pareja.

II. EL CASO.

El presente comentario, está motivado en un precedente judicial, ocurrido en la


provincia de Buenos Aires, más precisamente, en el departamento judicial de San Isidro.

Se trata de una resolución judicial del juzgado de Familia N° 4, de San isidro, a cargo del
juez Gustavo Halbide, con fecha 19 de marzo de 2020.

La actora había solicitado la habilitación del asueto judicial a los fines del tratamiento de
su pedido, tendiente a exigir el cumplimiento del régimen de comunicación establecido en
autos. La cuestión debatida en autos, se centra en el planteo formulado por el actor, en virtud
de la negativa en la que estaría incurriendo la demandada, a dar cumplimiento con un régimen
de comunicación, justificando aquella su comportamiento en la situación actual derivada del
coronavirus.

El juzgador basó su decisorio en analizar el principio del interés superior del niño, y el
alcance que al mismo debe darse en las presentes actuaciones. Después de hacer un breve pero
completo recorrido de las normas que gobiernan el principio del interés superior del niño, tanto
constitucional, convencional y la ley nacional 26.061, concluyó que no era viable el
cumplimiento de la medida solicitada.

Además del interés superior del niño –que, en el caso, sería suficiente fundamentación
para el decisorio, tal como se hizo--, nosotros agregaríamos el interés familiar en juego,
fundamentalmente del progenitor que debe llevar adelante la medida, colocándolo en situación
de riesgo. También al propio niño, quien sería utilizado como medio para el cumplimiento de un
fin. Y, finalmente, el propio interesado que solicita la medida, pues no se encuentra exento de
las consecuencias en un eventual contagio del virus.

Adviértase que hacer lugar a la medida solicitada iría en contra del Decreto de Necesidad
y Urgencia (DNU) N° 297, del 19 de marzo de 2020, que ordena la medida de “aislamiento social,
preventivo y obligatorio” desde el 20 hasta el 31 de marzo de 2020.

Todo ello, permite concluir que la decisión judicial ha sido acertada, primando el sentido
común, antes que jurídico –aunque no por ello contrario-.

El contagio y la propagación del virus, permite, además, proteger a los miembros del
grupo familiar, y, en particular, a quién debe hacer efectiva la medida, poniendo en riesgo y en
juego la salud de dichas personas intervinientes en el cumplimiento de la medida.

Señala el juez en su resolución que las medidas de prevención implementadas, deben


tener por objeto reducir la circulación del virus, a fin de resguardar la salud de la población, y en
tal sentido se han encaminado las distintas decisiones tanto a nivel nacional como provincial,
afectando incluso el normal funcionamiento de la justicia y de la asistencia a clases de los niños.

De ahí que –creo que buen criterio- el juzgador resolvió que con la finalidad de fortalecer
la prevención y la salud como bien fundamental de la comunidad, corresponde desestimar el
planteo formulado por el actor, mientras dure la vigencia de las medidas de aislamiento dictadas
tendientes a la permanencia de los niños en sus hogares, evitando todo tipo de traslado de los
mismos.

III. A MODO DE REFLEXIÓN.

El efectivo cumplimento de un régimen de comunicación de los hijos con sus padres no


convivientes se ve claramente afectado por estas circunstancias derivadas de los efectos del
coronavirus. Nadie puede pretender, con una mirada social y humana, que las mandas judiciales
dictadas previamente puedan ser cumplidas fielmente en los regímenes de comunicación y
contacto de los padres con sus hijos no convivientes.

El carácter excepcional amerita soluciones excepcionales, a la luz de los hechos sociales


acaecidos.

Estimo que una medida judicial de buenas prácticas, sería decidir en punto a esta
cuestión, que –salvo circunstancias excepcionales de imposible cumplimiento- los niños deben
quedarse con el progenitor que estaban a cargo del cuidado personal, desde el 19 de marzo
hasta el 31 de marzo del 2020, en consonancia con los plazos indicados en el DNU 297 del 19 de
marzo de 2020. Ello así, para efectivizar el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Por otra parte, hay que recordar que en el día 19 de marzo de 2020, en una temática
sobre violencia, el Tribunal de Superintendencia, de conformidad al Reglamento para la Justicia
en lo Nacional Civil, con jurisdicción en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), se extendió
por sesenta días las medidas cautelares por violencia familiar decretadas oportunamente. En tal
sentido, resolvió: “Punto I. Hacer saber a la Policía Federal y de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires que en las medidas cautelares judicialmente decretadas de exclusión de hogar, prohibición
de acercamiento y contacto, perímetros de exclusión, otorgamiento de dispositivos de alertas
(DAMA, botón antipánico, tobilleras, etc.) o cualquier otro que haga a la protección de las
personas con carácter general, aún las vencidas dentro de los 40 (cuarenta) días, que deberán
prestar la asistencia que le sea requerida, considerándolas al efecto prorrogadas por el plazo de
60 (sesenta) días a partir del día de la fecha”.

Las cuestiones prácticas irán abriendo camino a nuevas situaciones que el poder judicial,
en ejercicio de sus funciones, tendrá que resolver a los fines de aplicarse dichas situaciones
especiales, considerando que el carácter excepcional de las mismas exige ir incluyendo
cuestiones que, en el marco general e inmediato que han dado lugar las resoluciones del poder
ejecutivo y las judiciales, no hayan sido previstas expresamente en las directivas dictadas.

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