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Esta etapa estuvo signada por crisis económicas e inflacionarias motivadas por los

desequilibrios en la balanza de pagos. La economía adquirió una modalidad de Stop And Go


donde por su propia dinámica no podía avanzar de forma continua y esa inestabilidad se
buscaba resolver mediante medidas que generaban la contracción de la economía provocando
movimientos descendentes que ante la resistencia de los sectores perjudicados y el alivio de la
balanza de pagos reactivaba el proceso circular hacia la fase ascendente.
En el sector agrario no se opta por el agribusiness (que le daría a la estancia pampeana un
carácter intensivo en capital y tecnología) ya que las inversiones necesarias eran de largo plazo
y en el marco de precios relativos pampeanos fue microeconómicamente racional mantener la
modalidad extensiva de explotación.
Además esto sería posible si se daba una alianza en el largo plazo con la Burguesía industrial
Concentrada (BIC) pero ambas tenían intereses encontrados.
El concentrado sector agrario, fuerte y generador de divisas tenía un crecimiento limitado y
desequilibrado por dicha inestabilidad de precios y por los propios condicionamientos
espaciales. Esta escasa productividad contrastaba con un sector industrial con mayor
capacidad de diversificación ya se tratara de industrias dedicadas a los sectores populares o de
otras orientadas a un consumo no masivo.
De todas maneras era deficitario en materia de comercio exterior y consumo de divisas.
El déficit en la balanza de pagos originado por la falta de divisas podía revertirse mediante dos
modalidades que frenaban el desarrollo industrial:
Con la contracción de la economía, reduciendo los salarios, la inversión, el gasto público y el
consumo. Y con la devaluación para estimular al sector agrario y encarecer los productos
importados.
Esto se llevaba a delante con ‘programas de estabilización’ que fueron acompañados por
períodos de inflación producto de la devaluación que transfería ingresos al sector agrario y el
industrial ajustando la actividad económica.
Las características de esta etapa descendente del ciclo eran:
1. el alza interna de los precios (alimentos) consecuente al valor de los exportables,

2. el alza de los bienes importados,

3. la fuerte iliquidez,

4. la reducción del déficit fiscal,

5. el congelamiento de los salarios,

6. el aumento de la tasa real de intereses,

7. la desocupación y la inflación.

Estas medidas específicas se vinculaban con la toma de decisiones del Estado. La BIC era el
único miembro estable de la alianza gobernante, poseía acceso al crédito internacional e
interno y no se perjudicada por la devaluación. Estas características le otorgaban capacidad de
decisión para llevar a cabo estas reformas y planes dentro del desarrollo económico en pos de
modificar situaciones que iban en contra de sus intereses.
La contracción económica que estimulaba al sector agrario, en otro sentido perjudicaba a los
sectores populares (SP) y a las fracciones débiles de la burguesía industrial.
La Burguesía Industrial débil era más sensible a las fluctuaciones de los precios y la baja de los
salarios. Este sector producía bienes de primera necesidad y a su vez los consumía por lo que
la disminución del consumo interno afectaba sus intereses.

Los asalariados también se veían perjudicados con la inflación y la baja de salarios pero
poseían herramientas para sostener medidas que los beneficiaran llevando a cabo luchas
reivindicativas.

Esta resistencia sumada al alivio de la crisis de la Balanza de Pagos generaba presiones para
adoptar políticas que reactivaran la economía ingresando así a la fase ascendente
caracterizada por:

1. bajos precios internos de los alimentos,

2. tasa de cambio estable,

3. una distribución más igualitaria del ingreso

4. menor inflación

5. mayor tasa de crecimiento del PBI

6. incremento de la ocupación

7. y disponibilidad de divisas.

Pero todas estas características llevaban a una nueva crisis en la Balanza de Pagos que
reactivaba el ciclo al implementarse los programas de estabilización.

Esta modalidad tuvo lugar de la mano de diferentes alianzas políticas y los vaivenes del estado
argentino que fue durante todo el periodo inestable políticamente.

En el caso de la Gran Burguesía esta era la más internacionalizada y la que sacaba mayor
provecho del alivio de la Balanza de Pagos ya que permitía la libre transferibilidad internacional
de capitales (mayor acceso al crédito).

Siguiendo esta lógica, la BIC pendulaba en el tramo final de la fase ascendente hacia la
Burguesía agraria (BA) aliándose en igualdad de reclamos propiciando los programas de
estabilización que transferían una gran masa de ingresos hacia ambos.

Al generarse la respuesta de aquellos que se perjudicaban con dichas políticas y también una
mejora en la posición de las divisas, la BIC pendulaba hacia el otro extremo abandonando a la
BA para (sin un E que lo impidiese) atender sus propios intereses económicos permitiendo que
se suceda la reactivación económica al sumarse al conjunto del sector urbano.
Este movimiento pendular que caracterizó a la BIC que incluso pretendió imponerse
unilateralmente, impidió la alianza con la BA y dio pie en lo político para la formación de la
alianza defensiva entre los SP y la BID.

El rol que ocupaba esta alianza dentro de la sociedad, a diferencia de las de la burguesía
pendular, no le otorgaba herramientas para llevar a cabo planes económicos.
Al no plantear un sistema alternativo el ciclo se repetía, volviéndola una alianza recurrente pero
victoriosa.

Al llegar al punto culmine de la fase descendente, los SP y la BID se unían en pos de la


reactivación económica, gracias a la capacidad de lucha y reivindicación de los sectores
públicos y obreros, herencia de un movimiento obrero con gran disposición de activación
política. Así se iniciaba la fase ascendente exitosamente.

Lograban suprimir los programas de estabilización, acotar la expansión interna del capital
internacional y provocaban la caída de los precios del sector agrario. Asimismo con la mejora
salarial, el PBI también crecía.

Esta alianza impidió la fusión entre BA y BIC (de carácter externo e internacionalizado) al
unirse como sociedad civil en su contra e influenciar de esta manera la decisión de la BIC en
pendular hacia ese sector.

El hecho de que fuese policlasista le otorgaba una orientación nacionalista y capitalista.


A la BID, la alianza le dio base popular a sus demandas y la colocaba en un lugar ‘progresista’
que supuestamente apoyaría un ‘desarrollo socialmente justo’ basándonos en sus reclamos por
aumentos salariales y acuerdos públicos con los sindicatos.
En lo que respecta a los SP, el componente burgués le dio acceso a recursos, medios de
difusión y además le proporcionaba respetabilidad burguesa.

Ambas clases coincidieron en metas de corto plazo muy concretas y operacionales.


Políticamente se constituían en el peronismo y organizativamente en los sindicatos marcados
por un agresivo economicismo extrayendo desde los mismos significativas ventajas
institucionales al débil Estado.

Una vez lograda la reactivación la alianza se diluía porque en esencia se trataba de dos clases
diferentes con intereses particulares desiguales.

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