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INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN FRANCISCO DE SALES

“amablemente exigentes”

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CÓD. GA-R04 VERSIÓN: 1.0 FECHA: 17/01/17 PÁG. 1 DE 7

Estudiante Curso 11____


Área Espiritualidad, Ética y Valores Asignatura Espiritualidad, Ética y Valores
Docente Periodo Primero

Nº Competencia 1 Nº Aprendizaje 1-2 Nº Evidencia 1-2-3 Fecha 2021

• Vocación proviene del latín vocatio, que se derivó, a su vez,


del verbo vocare ‘llamar’, vocablo originado en la raíz indoeuropea
wekw-, de la cual provienen también voz, evocar, invocar,
provocar y vocabulario.

REFLEXIÓN BIBLICA
El Señor se dirigió a mí, y me dijo: «Antes de darte la vida, ya te había yo escogido;
antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta
de las naciones.»
Yo contesté:
«¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!» Pero el Señor me dijo:
«No digas que eres muy joven.
Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene.
No tengas miedo de nadie,
pues yo estaré contigo para protegerte.
Yo, el Señor, doy mi palabra.» (Jer. 1, 4-10)

¿PARA QUIÉN SOY?


Delante del espejo, arreglándome para ir al colegio,
me asaltó la pregunta: ¿para quién soy?
No era uno de esos cuestionamientos recurrentes
que todos nos solemos hacer de vez en cuando: ¿quién
soy?, ¿qué quiero estudiar?, ¿para qué sirvo?
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Se trataba de una pregunta nueva y desconcertante.


Una pregunta de la que no podía huir sin aventurar
una respuesta.
Permanecí inmóvil delante del espejo en un lapsus de tiempo que se me hizo eterno.
“¿Para quién soy?”, la pregunta se instaló en mi cabeza como una mosca molesta que
no me dejaba pensar en nada más.
¿Estaba mi vida vinculada con los deseos y esperanzas de otros u Otro? ¿Quién o
quienes esperaban algo de mí?, ¿qué era ese algo?, ¿dónde encontrar una respuesta
que iba más allá de mi capacidad de respuesta?, ¿a quién preguntar?
Unos golpes en la puerta del baño me sacaron de mi ensimismamiento: “¿María estás
bien? –preguntó mi madre con preocupación.
–Sí mamá, estoy bien. Enseguida salgo.
De camino al colegio, mi cabeza parecía estallar. Una mosca
molesta revoloteaba nerviosa en mi interior: ¿para quién
eres?, ¿para quién eres?, ¿para quién eres?... (ELSA LÓPEZ, Esas preguntas
molestas)

El texto pertenece a la reconocida escritora Elsa López.


En él plasma con claridad uno de los dilemas morales que las personas tenemos a
menudo, ante la falta de comprensión con respecto a la misión que tenemos en el
mundo.

¿Alguna vez te han asaltado a ti las mismas preguntas? ¿Has podido contestarlas?
¿A quiénes has acudido para encontrar respuestas?

¿Crees que las personas estamos en el mundo para cumplir una misión?
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LA VOCACIÓN
Desde que tenemos uso de razón nos sentimos atraídos por determinadas personas
mayores que viven muchas cosas que a nosotros nos gustaría experimentar. Son
personas que representan valores que nos atraen y por eso las admiramos.
Esos hombres y mujeres tienen una vida que nos parece interesante porque
aportaron o aportan elementos muy importantes a la sociedad. Pueden ser médicos,
pensadores, inventores, artistas, sacerdotes, personas comprometidas en el
servicio a los más pobres, etc.
Cuando conocemos sus vidas nos sentimos “llamados” a dedicar la nuestra al servicio
de esos grandes ideales.
Llamamos vocación a esa atracción o llamada que sentimos en nuestro interior para
ser alguien y hacer algo realmente importante en la vida. Algo que pueda aportar
cosas nuevas al servicio de la sociedad. En el fondo deseamos que nuestra vida sea
útil y ser recordados por el bien que hicimos al mundo.
Saber encontrar la propia vocación es muy importante. Una buena vocación puede
ir dirigiendo poco a poco nuestra vida y conducirnos hacia la felicidad de hacer algo
bueno en servicio de la sociedad.

LLAMADOS A UNA MISIÓN


Importa mucho conocer para qué es cada persona, a qué está llamada; ya que este
ser para algo es lo que puede llegar a integrar la personalidad. Quien sigue la
vocación para la que ha sido creado forja su personalidad y vive con sentido.
Todas las vocaciones en el Antiguo Testamento tienen por objeto misiones: si Dios
llama es para enviar: a Abrahán, a Moisés, a Amós, a Isaías, a Jeremías, a Ezequiel,
a Rut, a Judith, a Ester, les repite la misma orden: ¡ve!
La vocación es el llamamiento que Dios hace oir al ser humano que ha escogido y al
que destina a una obra particular en su designio de salvación y en el destino de su
pueblo. En el origen de la vocación hay por tanto una elección divina; una voluntad
divina que realizar.
La vocación se inscribe en la existencia de una persona como acontecimiento
novedoso. Se toma conciencia de una misión confiada por Dios, a la que el ser
humano responde responsablemente.
La llamada a una misión es la génesis de toda vocación como intervención misteriosa
de Dios, cuya naturaleza se nos escapa; es siempre capaz de interesar al ser humano
hasta cambiar radicalmente su historia en orden al cumplimiento de una misión.
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VOCACION Y PROYECTO DE VIDA


El ser humano es libre para elegir su propio proyecto de vida. La razón de optar por
un determinado proyecto de vida es responder a la propia vocación.
Esa palabra viene del latín vocatus, que quiere decir llamado y alude a que todo ser
humano es llamado para consagrarse a una determinada misión. El no creyente
considera que la llamada procede del fondo de sí mismo; y lleva razón, aunque sea
una razón incompleta.
El cristiano cree que detrás de esa llamada procedente del fondo de uno mismo
está Dios y, por lo tanto, la vocación no se elige; se descubre y se acepta.
En la vocación cristiana confluyen el don gratuito de Dios y la libertad responsable
del ser humano.
En el pasado era frecuente aplicar la palabra vocación únicamente al sacerdocio, la
vida religiosa y otras formas de consagración laical.
El matrimonio se entendía como el camino que seguían quienes “no tenían vocación”.
Sin embargo, el Concilio Vaticano II lo calificó también de “vocación cristiana”
(Gaudium et Spes. n. 49b). Es más, el Papa Juan Pablo II, en un documento sobre
las familias, declaró: “El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser
humano.” (Familiaris Consortio. n. 11). El amor es la vocación de los casados y los
no casados, de los creyentes y los no creyentes.

ACTITUD Y APTITUD

Por ponerlo en términos simples, una actitud


es similar al lente a través del cual
observamos la realidad.

Es interesante y vale la pena considerar que


estos lentes si bien son “intercambiables”,
suelen construirse con elementos del terreno
de las emociones que terminan por moldear
una realidad subjetiva. En otras palabras, los
sentimientos, convicciones, ideas y creencias
que estructuran y expresan un modo de ser,
se conjugan pre-moldeando un modo general
de ver las cosas.
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Como reza el dicho inglés “beauty is in the eye of the beholder” – “lo bello está en
los ojos de quien lo mira”. En otras palabras, quiere decir que los adjetivos que
utilizamos para narrar una determinada realidad, generalmente hablan más de la
persona que los dice, que el objeto al cual intentan describir.
Así contamos con actitudes “pesimistas”, “optimistas”, “realistas”, “conformistas”,
“ambiciosos”, “pragmáticos”, y la lista puede extenderse hasta el infinito,
considerando las distintas posibilidades que cada cual ha podido adquirir y
eventualmente “naturalizar”.

Una “aptitud”, por su parte, constituye en rigor la capacidad mental o física


para abordar favorablemente un oficio o labor. Ser apto para llevar acabo ciertas
cuestiones implica tener destrezas, habilidades y fortalezas que posibiliten que lo
hecho cumpla rigurosamente con el trabajo exigido. No todos somos aptos, por
ejemplo, para construir una casa o pilotear un avión, así como algunos sí podrían
serlo para sembrar un jardín o curar una enfermedad.

La aptitud requiere de condiciones vocacionales muy particulares y la actitud


demanda de condiciones subjetivas y anímicas muy especiales. Desde luego que hay,
entre la actitud y la aptitud una correlación de fuerzas que se retroalimentan de
muchos modos posibles. Porque, bien visto, para que una condición aptitudinal
alcance una fuerza relevante, el individuo necesita, previamente, poseer una actitud
favorable o deseable.

Las respuestas de este taller las puedes escribir en línea en el siguiente Link:
https://forms.gle/GrBp4f3TySNmBUoUA

1. Cuando estábamos pequeños, nos preguntaban, que quieres ser cuando estés
grande. Ya has ido madurando en el proceso vocacional y seguro tienes claro
una respuesta mucho más madura, así que aquí va de nuevo la pregunta: ¿Qué
quieres ser como profesional? ¿Por qué?
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2. Desde la respuesta anterior ahora describe cuales serian los servicios que vas
a brindarle a tus semejantes desde tu profesión.

3. ¿Crees tener las actitudes suficientes para hacer frente a tu vocación


profesional?

4. Y… ¿Ya has pensado cuales son las aptitudes necesarias para tu perfil
profesional? Descríbelas.

Elaborado Por Revisado por Aprobado Por


Nombre: José Omar Hernández Nombre: Luz Helena Villamizar Nombre: Freddy Samir Izquierdo
Cargo: Docente Cargo: Jefe de área Cargo: Coordinador Académico
Fecha: 21/01/2021 Fecha: 21/01/2021 Fecha: 21/01/2021
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