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ESPECIALIZACIÓN EN DOCENCIA UNIVERSITARIA

TALLER “PRÁCTICAS DE INTERVENCIÓN ACADÉMICA”

Intervención educativa para los y las estudiantes en contexto de encierro.


Los desafíos, problemas y soluciones en el desarrollo de clases intramuros.

Segundo cuatrimestre de 2020


Docente a cargo: Prof. Mónica Paso
Tutora docente: Prof. Rocío Levato
Alumnos:
Ariel H. Simone, Auxiliar Docente Ayudante de Primera Categoría Interino –ad-honorem- de la
asignatura Derecho Penal 1 (Parte General), en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Pablo G. González, Profesor Adjunto de la asignatura Derecho Penal 2 (Parte Especial) en la Fa-
cultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
DELIMITACIÓN DE UN NÚCLEO PROBLEMÁTICO DE LA PRÁCTICA

1.- Los obstáculos prácticos en la educación universitaria en contextos de encierro.

Ambos hemos tenido a cargo clases de nuestras asignaturas o del curso de adaptación
universitaria en Unidades Penitenciarias Bonaerenses, más precisamente en los Estableci-
mientos Carcelarios Nº 1 de Olmos, Nº 9 de La Plata (Villa Elvira), Nº 45 de Melchor Rome-
ro, y Nº 35 de Magdalena (Que integra el complejo Penitenciario junto a las Unidades 36, 28
y 51, esta última de mujeres).
Los estudiantes privados de libertad en condiciones de afrontar una carrera universita-
ria, en su mayoría estudian abogacía. En el ámbito de los privados de libertad de la provincia
de Buenos Aires, casi la totalidad de los estudiantes universitarios en este contexto están ins-
criptos en la carrera de Derecho, y en un porcentaje menor, en las carreras de Licenciatura en
Historia, Sociología, y algunas pocas otras.
En estos ámbitos, las complejidades que se nos presentan resultan ser totalmente dife-
rentes a las que diariamente podemos afrontar en el “aula convencional”, ya que lo que repre-
senta la educación en contexto de encierro, en varias oportunidades excede los conocimientos
o posibilidades a las cuales nos encontramos habituados los docentes, en especial quienes nos
aventuramos a afrontar las clases en Unidades Penitenciarias, sin la debida formación al res-
pecto.
La Unidad Académica cuenta desde hace muchos años con una Oficina de Educación
en Contextos de Encierro que promueve en forma constante el acceso a la educación de los in-
ternos privados de libertad, y canaliza todos los problemas que se puedan suscitar; aunque
muchos de ellos persisten en la práctica por diversas razones estructurales.
En esta faena, afrontamos diversas situaciones que pueden, de acuerdo al momento y a
las circunstancias, ver involucrados a los funcionarios de la Unidad Penitenciaria que se trate,
a los mismos estudiantes y sus vicisitudes, a otros docentes; o relacionarse con cuestiones
operativas y las instalaciones utilizadas como aulas, bibliotecas, lugares de espera, etc...
En efecto, en la generalidad de los casos no se cuenta con aulas específicas para los es-
tudiantes universitarios, de modo que debe utilizarse el mismo espacio de lo que comúnmente
se denomina “la escuelita”, es decir, las aulas destinadas a la enseñanza primaria y media o se-
cundaria. Ello implica reducción y dependencia en cuanto a los espacios y los horarios, ya
que muchas veces se debe esperar a que termine otra clase para poder emprender y comenzar
la del curso.

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Pocas unidades carcelarias cuentan con Centro de Estudiantes y Biblioteca; pero las
que tienen estas instituciones, cabe resaltar que fueron logradas a partir de la iniciativa y es-
fuerzo de los propios estudiantes, y se emplazan en los mismos espacios físicos de las aulas.
Aquí es donde la experiencia, la aptitud o las facultades de los docentes entran en jue-
go a fin de poder afrontar y solucionar esos problemas. Hemos afrontado situaciones, como
ingresar a un aula y encontrarla totalmente vacía, donde los funcionarios de dicha Unidad es-
grimen que los estudiantes se niegan a concurrir a clase, pero al consultar a dichos estudiantes
refieren que desde el servicio penitenciario manifestaron que no se iba a dictar clases ese día,
desconociendo el verdadero motivo. Lo que identifica que debemos afrontar constantemente
situaciones problemáticas diversas y a su vez, lograr superarlas de la manera menos conflicti-
va con el fin de evitar represalias o cierre total del curso en dicha Unidad Penitenciaria.
Pero lo que fundamentalmente interesa comprender es que el régimen de enseñanza y
aprendizaje en este ámbito específico se encuentra adaptado a las necesidades propias del con-
texto. Veamos:
Los grupos son reducidos, lo cual puede resultar una ventaja a los fines de los aborda-
jes prácticos de los contenidos, y la evacuación de consultas; pero también se trata de grupos
muy heterogéneos que no resultan constantes ni compactos. Es decir, se trata de grupos cam-
biantes, con integrantes con distintos intereses y realidades. Ciertamente la mayor parte de los
cursantes se encuentra cursando la carrera a conciencia. Pero también debe reconocerse, sin
ánimo de estigmatizar, que muchos de ellos se encuentran inscriptos a la carrera incluso por
cuestiones relacionadas con los estímulos que el sistema carcelario recepta mediante el ofreci-
miento de beneficios o ventajas en la obtención de los institutos propios de la progresividad
carcelaria. Este dato resulta significativo en nuestras asignaturas, que forman parte de los pri-
meros años del plan de estudios.
La frecuencia de los encuentros es mucho menor a la de los cursos de la misma asigna-
tura que se desenvuelven en el medio libre o “corriente” en la sede de la Unidad Académica.
En efecto, los contenidos del programa, que debe ser el mismo por tratarse de la currícula ofi-
cial de la materia, deben abordarse en como máximo cuatro o cinco encuentros en total en el
cuatrimestre, a razón de una clase por mes, debido a las limitaciones que generalmente impo-
ne el ente administrador carcelario. Ello, en comparación con las posibilidades con las que
cuentan los estudiantes externos, torna dificultosa la captación de todos los contenidos, y dis-
minuye la calidad desde el punto de vista pedagógico, pues se cuenta con mucho menor tiem-
po para no solo desarrollar los contenidos, sino fundamentalmente para afrontar los mismos
desde una perspectiva práctica y crítica, generar debates, problematizar, etc.

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A los efectos de precisar datos que pueden resultar ilustrativos desde el punto de vista
comparativo, repárese que las materias Penal 1 y Penal 2 resultan ser Cuatrimestrales, con una
carga horaria de 96 horas reloj.
Es decir, mientras en el medio convencional se dictan 3 clases semanales, lo cual equi-
vale a 6 horas reloj (dos correspondientes al titular de la asignatura y cuatro de las comisiones
a cargo de los adjuntos), durante al menos 16 semanas corridas; en el contexto en trato ello se
reduce significativamente, a lo sumo, en 5 encuentros de 3 horas cada uno, que se ven reduci-
dos a su vez por las vicisitudes y obstáculos propios que pueden ir surgiendo (uso de instala-
ciones, cuestiones de horarios, etc).
La carga práctica de la carrera (incrementada y puesta en valor a partir de la última re-
forma e implementación del nuevo Plan de Estudios -Plan VI de 2016- en la carrera de Dere-
cho), que representa hasta un 12 por ciento de las horas, se ve anulada casi por completo en
este contexto, salvo en lo que respecta al tratamiento de los ejemplos a los que se pueda aludir
durante los encuentros esporádicos.
En lo que respecta a las evaluaciones, y salvo en pocas excepciones, nos hemos vistos
obligados a reducirla a una sola instancia final, debido a lo comprimido de los tiempos. De
ese modo, se ha restringido a los estudiantes la posibilidad de rendir los contenidos en forma
parcial y de manera progresiva. Las evaluaciones se realizan en el seno mismo de la Unidad
Carcelaria, o se fija una mesa a las semanas de haber terminado el curso, de acuerdo a lo que
fije el área de Educación en Contextos de Encierro de la unidad Académica.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que los estudiantes universitarios en este contexto,
aún cuando cuenten con equipos con acceso a internet, encuentran limitaciones a la hora de
conectarse a los sitios de interés académico. La conectividad en los centros de detención sue-
le ser baja, y además las computadoras se encuentran bloqueadas para acceder a la red en for-
ma libre, y solamente se autoriza el acceso a determinadas páginas. Esta situación se ha real-
zado en el presente ciclo lectivo en virtud de la situación de aislamiento generada por la pan-
demia. Recién a principios de 2020 se permitió a los internos el uso de celulares, situación
que fue reforzada entrada la pandemia debido a la imposibilidad de que reciban visitas, a los
fines de que se comuniquen con sus familiares.

2.- La frustración de los encuentros en los Establecimientos Penitenciarios.


De entre los problemas descritos en el primer punto, habremos de priorizar como cen-
tral y más relevante es el relativo a la imposibilidad de la efectiva realización o frustración de
los encuentros áulicos en los Establecimientos Penitenciarios. Consideramos que el encuentro
en el aula es fundamental para que la educación en contextos de encierro se realice de modo

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eficaz, y se propenda a la desaparición, o al menos disminución, de las diferencias entre la
misma actividad (a la que consideramos derecho humano) en comparación con quienes la
practican en el medio libre.
Muchas veces, las clases no se pueden desarrollar debido a la imposibilidad de que el
docente se traslade a la unidad; y otras veces, si bien ello se produce, a su arribo se le presen-
tan ciertos problemas concomitantes que atentan contra la prestación del servicio, como la no
presencia de los alumnos o su arribo tardío. También hemos tenido el problema de que la
clase deba concluir antes del tiempo fijado debido a que por normas de los reglamentos carce-
larios de seguridad los internos no pueden volver a la noche más allá de acaecida la noche, lo
cual se agrava en épocas invernales.
La imposibilidad de asistencia de los docentes a los cursos que se desarrollan en las
sedes carcelarias, puede estar motivada a su vez en diversos factores, como la falta de recur-
sos, o las medidas dispuestas por la administración penitenciaria, también por razones de se-
guridad.
En ocasiones, y debido a la imposibilidad de contar con un aula propia porque se com-
parte con la de la “escuelita”; se ha tenido que esperar a que esta termine, y debiendo comen-
zar la clase en forma tardía, lo cual se agrava porque por razones de seguridad la administra-
ción carcelaria requiere que en horario nocturno ya los internos deben encontrarse en su pabe-
llón. Por ejemplo, si el encuentro estaba fijado para desarrollarse de 16 a 19 hs, hubo situa-
ciones en donde se debió esperar hasta las 17 hs., y siendo invierno a las 18 hs. se nos impuso
que debíamos concluirla.

Problemas-consecuencias: De este problema principal podemos desprender una serie


de sub-problemas o consecuencias disfuncionales. En efecto, la falta de encuentro con los do-
centes, que en estos casos resulta aún más necesaria porque se trata del único contacto que
pueden tener con los representantes de la comunidad educativa, conlleva a que se verifiquen
otros problemas asociados, como la falta de material, la disminución del componente práctico,
la ausencia de intercambio de ideas y debates (que en nuestra carrera es fundamental para for-
talecer el debate y la argumentación), y la ausencia de trabajo en talleres, la imposibilidad de
realizar consultas a los docentes y plantearles las dudas; entre muchos otros.
Otro problema está dado por la falta de conectividad de los alumnos, en comparación
con las posibilidades de quienes se encuentran realizando la misma actividad en el medio li-
bre, lo cual constituye una limitación que solamente puede mitigarse con la intervención o el
contacto periódico con los alumnos.

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Muchas veces ocurre que los estudiantes son habilitados para asistir a la clase pero
como desde la lógica penitenciaria es necesario que sean trasladados a las aulas bajo pautas de
seguridad, ello conlleva que el grupo quede conformado luego de un tiempo considerable, lo
cual genera que el tiempo para trabajar se vea reducido considerablemente.
De este problema central, como así de las problemáticas asociadas que surgen en de-
rredor de él, tenemos como docentes posibilidad de intervenir, aunque como lo anunciamos,
buscando conciliar y tener en cuenta la relación de fuerzas que se desenvuelve en los ámbitos
penitenciarios; es decir, del modo menos conflictivo posible.
En este sentido, es importante evaluar la viabilidad al momento de formular reclamos,
analizando comparativamente los eventuales costos y beneficios de determinada actitud, pues
lamentablemente la lógica burocrática y las invocaciones a la tan mentada seguridad carcela-
ria muchas veces priman en la toma de decisiones.

Problemas-Causa: Los factores o causas que a nuestro criterio originan el problema


están dados principalmente por las apelaciones a esa seguridad y la inversión de intereses o
prioridades que tiene cada uno de los sectores (hipótesis sobre el origen del problema). En
efecto, mientras para los docentes se trata de alumnos, para los funcionarios se trata de reclu-
sos o internos. Es permanente la tensión que existe entre el ejercicio de los derechos (en este
caso la educación) con la necesidad, por parte de los funcionarios penitenciarios, de mantener
el orden y disciplina dentro del establecimiento. Debemos recordar al respecto que en el ám-
bito carcelario todas las actividades se encuentran regladas por representar un ejemplo de lo
que Goffman denomina “Instituciones Totales”, donde todo emprendimiento requiere ade-
más de la venia o autorización de los funcionarios administrativos.
En los casos en donde algunos de los grupos de estudiantes llegaban tarde, y ante el
planteo de los docentes, los guardias explicaban que eran los únicos empleados asignados a tal
tarea y que debían traer a cada grupo, y una vez que acompañaban a uno hasta el aula, iban a
buscar al otro, y así con todos. Esta situación se ve agravada cuando se desarrolla un encuen-
tro en una unidad carcelaria, y a él asistían grupos de otras unidades, aunque dependientes del
mismo complejo penitenciario. Estas unidades se encuentran generalmente ubicadas a algu-
nas cuadras de la sede del centro universitario, por lo que los alumnos tenían que ser traslada-
dos en vehículos (que también escasean, cuando los hay).

GRÁFICOS: Las causas de los problemas que constituyen el deterioro del servicio edu-
cativo en contextos de encierro.
Técnicas gráficas utilizadas: Árbol de problemas y esquema de espina de pescado:

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Posibles alternativas de solución a los problemas planteados: Encontramos como
posibles alternativas aquellas vinculadas con la idea de jerarquizar el vínculo con las autorida-
des del Establecimiento; y procurar vías de diálogo no conflictivos pero en donde el docente
deje en claro que ha advertido la situación y no quiere desentenderse de la misma.

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Una alternativa viable sería la de considerar la posibilidad de que deban plasmarse en
un acta las razones de la ausencia de los alumnos. En ese caso, se han advertido situaciones
conflictivas donde el interno estaba sancionado disciplinariamente, lo cual a criterio del servi-
cio penitenciario conllevaba la imposibilidad de asistir a las clases, como especie de castigo.
Esto, claro está, en vulneración de la concepción del acceso a la educación como derecho hu-
mano que no debería encontrar limitaciones de orden administrativo ni disciplinario, y no es-
tar tampoco condicionada al buen comportamiento u otra conducta deseada desde la lógica
penitenciaria de la seguridad (lógica securista).
En este contexto, y aún agravado esto por la situación generada por el aislamiento de
la pandemia, podría resultar provechoso que todos los estudiantes tengan acceso al contacto
con los docentes y tutores en las clases presenciales o en su defecto de forma “virtual” o “re-
mota” a fin de que puedan plantear las problemáticas y en todo caso poder conocer y poner en
evidencia la verificación de ciertas arbitrariedades. Por ello, la conectividad de los estudian-
tes es primordial en estos casos, no solo por las ventajas que detenta la educación virtual o a
distancia, sino también y fundamentalmente por las vicisitudes que surgen del encarcelamien-
to y la educación. De esa manera, podrían tener contacto con el profesor o la profesora direc-
tamente o con alguno de los integrantes del equipo que haga las veces de tutor. Sin embargo,
esta situación también es compleja en tanto la administración de las unidades carcelarias ge-
neralmente no admite, o al menos pone reparos para que ingresen en calidad de cuerpo, más
de un integrante del equipo docente.
Descartamos, en principio, como una demostración de nuestras limitaciones, la posibi-
lidad de que como docentes nos involucremos en los reclamos, ya sea particulares o colecti-
vos, que los estudiantes puedan realizar por intermedio de sus representantes legales - aboga-
dos defensores oficiales o particulares - ante los jueces de ejecución o jueces competentes.
Esto implica no tomar parte en la iniciativa de los reclamos sino en todo caso comunicar la
existencia de los obstáculos a la Oficina de Educación en Contextos de Encierro de la Unidad
Académica; y eventualmente acudir al llamado como testigo en alguna incidencia judicial si
es que somos requeridos.
Por otro lado, podrían canalizarse muchos de estos inconvenientes mediante la inter-
vención de los Centro Universitarios (que resultan ser instituciones con personería dentro
del Servicio Penitenciario, con un espacio físico determinado dentro de los “colegios” ubica-
dos en dicha Unidad Penitenciaria, con autoridades propias). En las Unidades 1 de Olmos y 9
de La Plata los Centros de Estudiantes llevan muchos años de funcionamiento y resultan un
verdadero actor en defensa de los derechos y minimización de los obstáculos. Entendemos

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en este sentido que la integración multilateral y especialmente la participación de los propios
alumnos resulta fundamental.
Todo ello, a los fines de lograr el aprovechamiento máximo posible del tiempo áu-
lico y servir como nexo entre la dirección administrativa de la unidad y los intereses de
los estudiantes y docentes desde lo académico y pedagógico. Sin embargo, pueden existir
reparos en ello debido a que los representantes de los Centros de Estudiantes (elegidos demo-
cráticamente entre los mismos y mismas estudiantes que se encuentran privados o privadas de
su libertad) son quienes deben convivir con los funcionarios penitenciarios y el resto de los o
las personas privadas de su libertad, lo cual da lugar a situaciones, intereses y conflictos que,
aún cuando hemos percibido algunas situaciones complejas, escapan a nuestro conocimiento
como docentes que venimos “desde afuera”.

JUSTIFICACIÓN Y FUNDAMENTACIÓN
La escasa participación de docentes en el dictado de clases intramuros de las Unidades
Penitenciarias Bonaerenses; como asimismo las dificultades operativas o logísticas del Servi-
cio Penitenciario para que las personas privadas de su libertad bajo su tutela concurran a los
establecimientos educativos de esta Universidad con el objeto de dar curso a los estudios su-
periores primordiales para la obtención del título universitario que se propongan; nos lleva a
repensar la necesidad de una intervención educativa en dichos establecimientos penitenciarios
a fin de dar operatividad y resguardar el Derecho Humano a la Educación que toda persona
posee por el solo hecho de haber nacido, sin perjuicio de la situación coercitiva que transite
momentáneamente.
El derecho se divide en diversas ramas, como derecho público, privado, internacional,
etc., entre el derecho público se encuentra la rama del Derecho Penal, dividido en dos asigna-
turas (Derecho Penal I -Parte General- y Derecho Penal II -Parte Especial-), asignaturas que
dictamos, y que en conjunto abarcan una porción relevante de la carrera para poder coordinar-
nos y dar curso a una intervención educativa que se abastece por sí misma.
Lo que representa la intervención educativa en el ámbito de la educación en contexto
de encierro en Unidades Penitenciarias Provinciales ubicadas en la localidad de La Plata y la
zona de influencia, tiene como propósito el respeto y operatividad al Derecho Humano a la
Educación, como bien fuera adelantado.
Permitir el acceso a la educación -pública- superior a personas privadas de su libertad
busca empoderar en conocimientos a quienes por cuestiones sociales, culturales o económicas
no podrían tener acceso a la misma.

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La educación pública resulta ser de acceso para todos y todas, aunque la realidad de-
muestre que no todos y todas tengan las mismas posibilidades, sea por cuestiones personales,
étnicas, culturales, u otras causas, pero resultan ser los factores que para quienes representa-
mos a la educación pública debemos allanar, eliminar o menguar, para que estas desigualda-
des no sean tales o cada vez menores. Como lo refiere Philippe Meirieu (2020)1, las desigual-
dades se refieren a las condiciones materiales, sociales, culturales y psicológicas de las fami-
lias de los y las estudiantes, y aunque la escuela tradicional no haya logrado reducir las desi-
gualdades de manera muy significativa, se está en ese camino, y ello se logra manteniendo el
contacto de los estudiantes con el mayor número posible de pares, ofreciéndoles actividades
para consolidar sus logros y estimularlos intelectualmente.
Esta intervención educativa tiene el objeto de ir en ese sentido, no erradicando las de-
sigualdades que puede ser algo ambicioso, sino reduciéndolas, acercando la “escuela” (en
nuestro caso la Universidad) a quienes no pueden acercarse a ella.
Ahora bien, debemos entender a los Derechos Humanos como un grupos dependiente
uno del otro, ya que sus características principales son la universalidad, indivisibilidad, inter-
dependencia, irrenunciabilidad y el desarrollo progresivo, es por ello que todos los derechos
son uno, y necesitan del otro para existir y desarrollarse, ya que no podemos considerar anali-
zar por ejemplo en el presente caso, el derecho humano a la educación sin que se respete el
derecho a la vida, a la libertad ambulatoria, de pensamiento y expresión, entre otros; sin al-
guien vivo o libre de elegir, no puede acceder a su educación concretamente, se encontrara
afectado este derecho.
Desde este punto, ahora debemos considerar si existe una obligación de medios o de
resultados en su cumplimiento, ello en atención al pretexto de parte de la doctrina con relación
a lo que enuncia el artículo 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y
Culturales, que debe en realidad analizarse con lo desarrollado por dicho Instrumento Interna-
cional, que los Estados se obligan a establecer un mínimo, un piso indispensable que la misma
Comunidad Internacional considera como elemental y punto de partida para el cumplimiento
de las obligaciones asumidas en el marco de estos Instrumentos Internacionales, con un desa-
rrollo siempre progresivo del mismo, nunca regresivo, siempre en miras de lograr mayores de-
rechos y protección.
En el marco de esa perspectiva, el Derecho Humano a la Educación, como lo identifica
Scarfó es entender que “la educación es un derecho que al ejercerlo reduce la situación de vul-
nerabilidad social, cultural, emocional”2 de las personas, a partir de la educación la persona

1 http://www.mcep.es/2020/04/18/la-escuela-despues-con-la-pedagogia-de-antes-philippe-meirieu/
2 Scarfó, F., Inda, M. y Dappello, M., Formación en educación en contexto de privación de la libertad desde una
perspectiva de Derechos Humanos, pág. 9.
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“construye el lazo de pertenencia a la sociedad, a la palabra, a la tradición, al lenguaje, en de-
finitiva a la transmisión y recreación de la cultura, esencial para la condición humana”3.
Resumiendo, la educación es parte esencial y necesaria de toda persona y contribuye a
la construcción de su personalidad y futuro. La misma Observación General número 13 del
Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de Naciones Unidas desarrolla en su
comienzo que “[l]a educación es un derecho humano intrínseco y un medio indispensable de
realizar otros derechos humanos”4, dando las características necesarias y fundamentales de
este derecho, en miras de dar mayor protección a todas las personas.
Con ese norte, mayor énfasis representa el análisis de una intervención educativa en un
contexto privativo de la libertad ambulatoria, donde el Estado ostenta dicha facultad y control
en los centros de detención (cárceles), con el objeto de dar respeto al Derecho Humano a la
Educación.
Comprendiendo que el objeto del derecho penal en una sociedad es la imposición o no
de una pena, y que el fin de la pena es la resocialización, reeducación, readaptación de la per-
sona dentro de esa sociedad en la cual delinquió -como lo establece el artículo 5.6 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos-, la educación en contexto de encierro, contri-
buye a que las personas privadas de la libertad, puedan trabajar en su formación individual y
social, dando operatividad a lo allí establecido.
El artículo 77 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos de Naciones
Unidas estipula que los Estados se comprometen a tomar todas las medidas y disposiciones
para mejorar la educación de los reclusos, debiendo coordinar con el sistema de educación pú-
blica a fin de que al recuperar su libertad puedan continuar sin dificultades su preparación o
formación en la sociedad.
Scarfó -quien resulta ser referente en la Educación en Contexto de Encierro- entiende
que la educación en cárceles contribuye a que los detenidos logren entenderse a sí mismos y al
mundo, y su impulso es un requisito para el éxito a la reintegración social de él, ya que el en-
cierro al cual están condenados legalmente, sólo les limita su libertad ambulatoria, pero es
inherente a la dignidad humana que estos individuos puedan desarrollar y fomentar su libertad
de pensamiento, de expresión, de contribuir en los conocimientos que le permitan al salir, pro-
curar sus propias herramientas para obtener un trabajo, para hacerse valer por sí mismo sin te-
ner que romper el pacto social -nuevamente- con la Comunidad en la cual vive.
Por ello, “[l]as personas privadas de su libertad sufren restricciones por razones de la
pena impuesta, sólo respecto de su libertad ambulatoria. El encierro constituye y se agota en sí

3 Scarfó, F., El derecho a la educación en las cárceles como garantía de la educación en derechos humanos, pág.
1.
4 O.G. N° 13 del C.E.S.C.R. de 1999, punto 1, primer párrafo.
11
la sanción”, “como sujetos de derecho no pierden su capacidad o condición de ciudadanos, de-
ben gozar de los mismos derechos que poseen los ciudadanos no sometidos a encierro […], y
en simultáneo, el derecho a tener deberes…”, como refieren Bermejo, Huenchiman y Váz-
quez5.
Este derecho es tan importante y elemental, que no puede poseer restricción en ningún
ámbito de la sociedad, y la misma Corte Interamericana de Derecho Humanos en el caso “Ins-
tituto de Reeducación del Menor” refiere que los Estados tienen la obligación y deber de ga-
rantizar la supervivencia y el desarrollo, entendiendo a “desarrollo” de una manera amplia,
holística, que abarca tanto lo físico, como mental, espiritual, moral, psicológico, y social. Los
Estados tienen, respecto a los niños que se encuentren privados de la libertad ambulatoria, el
deber de proveerles no sólo asistencia de salud, sino que también de educación, para asegurar-
se que la detención no destruya su proyecto de vida6.
En este mismo caso, la Corte entendió que el “programa educativo que se ofrecía en el
Instituto era deficiente, ya que carecía de maestros y recursos adecuados (supra párr. 134.12).
Este incumplimiento del Estado causa consecuencias todavía más serias cuando los niños pri-
vados de libertad provienen de sectores marginales de la sociedad, como ocurre en el presente
caso, pues ello les limita sus posibilidades de reinserción efectiva en la sociedad y el desarro-
llo de sus proyectos de vida”7.
Hoy en día son pocos los docentes que dictamos nuestras asignaturas en contexto de
encierro, sin perjuicio de que las autoridades de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
de la cual somos parte, incentivan a sus docentes de la Casa a extender sus actividades a dicho
ámbito.
Llevar adelante cursos paralelos a los que dictamos en las aulas tradicionales, con las
complejidades que representa el ingreso a las Unidades Penitenciarias Bonaerenses, donde
uno se tiene que registrar, esperar la “habilitación” de la autoridad de turno de dicha Unidad
para ingresar, el tiempo que demanda que autoricen a los/las estudiantes a ingresar al aula,
como también el tiempo de desplazamiento hasta dicho establecimiento carcelario, que ma-
yormente se encuentra ubicado lejos del edificio de la Facultad, llevaría a que consideráramos
factible como propuesta, la de unificar dichas clases en un día por semana, con mayor carga
horaria a la que convencionalmente utilizamos en las aulas “tradicionales” para poder abordar
todos los contenidos de las asignaturas.

5 Huenchiman, V.; Bermejo, M. y Vázquez, M., El derecho a la educación en contexto de encierro en la norma-
tiva, y más allá de la norma: Experiencia de intervención educativa de la Facultad de Ciencias Jurídicas y So-
ciales, UNLP, pág. 200.
6 Corte IDH, caso ”Instituto de Reeducación del Menor vs. Paraguay”, sentencia del 2/9/2004, párr. 161.
7 Ídem. párr. 174.
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También es importante no subestimar al grupo que tengamos como estudiantes, ya que
la experiencia nos ha demostrado que resultan ser comprometidos con las lecturas que se asig-
nen y las actividades que se les propongan, pero sin perder de vista que no existe una homoge-
neidad de los mismos, al igual que en las aulas convencionales, por lo que son cuestiones a las
cuales debemos considerar previamente al desarrollo de muchas cuestiones técnicas de la
asignatura en sí, con el objeto de nivelar los conocimientos necesarios.
No perder de vista que las relaciones no se limitan entre docente y estudiantes, sino
que en este caso se amplía mucho más, ya que poseemos un público extra que resultan ser los
agentes o funcionarios del Servicio Penitenciario, con quienes debemos interactuar en todo
momento y con los cuales debe existir una armonía en equilibrio, ya que son quienes de una
forma u otra dan las autorizaciones para el ingreso del docente, como de los/las estudiantes al
aula.
Asimismo debemos estar preparados para afrontar situaciones totalmente atípicas para
quienes no acostumbran a dictar clases en este contexto donde la rapidez, agilidad y astucia
pueden ayudar a resolver situaciones -no conflictivas- pero si desafiantes (como encontrar el
aula vacía y que nos manifiesten que los/las estudiantes se niegan a presenciar la clase, cuan-
do tal vez sea verdad, pero también puede ser que no), siendo características necesarias para
todo docente en contexto de encierro que pregone a la Educación Superior como un Derecho
Humano.

Hipótesis de acción: En base a lo analizado hasta aquí, y con la finalidad de llevar a


cabo clases universitarias en un contexto privativo de la libertad comprendiendo que resulta
ser un ámbito diferente al “tradicional” del aula en el edificio de la facultad, que nos exigirá
una forma de docencia diferente, con particularidades que debemos saber afrontar. Una posi-
ble alternativa sería la de implementar diversas opciones, principales o secundarias, para apli-
car de acuerdo a los obstáculos que se puedan presentar. Sí, podrían combinarse las modali-
dades presencial y a distancia; o pensar en estrategias de recuperación y de instancias de estu-
dio autónomo o independiente por parte del estudiante. Todo ello puede ser de utilidad para
permitir optimizar la formación de los estudiantes privados de libertad, a los fines de acercar
su realidad a las condiciones y calidad de quienes cursan la carrera en la sede de la Facultad,
de la forma más similar posible.

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PLAN DE INTERVENCIÓN

1.- Priorización de la situación problemática:


De acuerdo a las dificultades planteadas en general, consideramos que el problema
central está representado por la imposibilidad de que las clases en las unidades carcelarias se
desarrollen en el tiempo destinado para ello y en las condiciones pactadas.
Por ello es que de acuerdo a lo central de la situación problemática, priorizaremos la
necesidad de buscar, mediante la implementación del proyecto de intervención, el aprovecha-
miento al máximo del tiempo áulico, que como advertimos de por sí ya es reducido en rela-
ción a los encuentros que se mantienen en el ámbito no carcelario.
Se trata de una faena que debe construirse a partir de tomas de decisiones variables y
alternativas, que a su vez permitan considerar la implementación de acciones subsidiarias
cuando el método principal se encuentra imposibilitado de llevar a cabo o existen impedimen-
tos infranqueables.
En este sentido, y de acuerdo a los tipos nombrados por Daniela Stagnaro Natalia Da
Representaçao (2012), el plan contemplaría una finalidad correctiva en la intervención
(“El proyecto de intervención”) en donde se buscará mejorar las condiciones para un mejor
aprovechamiento de las clases, lo cual redundará en el mejoramiento del servicio educativo de
este tipo.

2.- Formulación de objetivos generales y específicos


Objetivos generales:
- Diseñar herramientas y alternativas pedagógicas para mejorar los problemas estructu-
rales de la Educación en Contexto de Encierro en las Unidades Carcelarias.
- Propiciar el aprovechamiento al máximo del tiempo áulico y el encuentro pedagógi-
co entre docentes y estudiantes.
Objetivos específicos:
Para llevar a cabo esos objetivos generales, nos proponemos como objetivos particula-
res, los siguientes:
- Promover acuerdos, de modo conjunto con las autoridades de la Unidad Carcelaria
para asegurar el desarrollo de las clases presenciales, teniendo en cuenta las otras actividades
que realizan las personas privadas de libertad.

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- Implementar un sistema mixto de educación presencial y a distancia que integre acti-
vidades de cobertura o suplementación de las clases presenciales.
- Mejorar la conectividad y el acceso a las herramientas de educación a distancia de
los estudiantes encarcelados.
- Implementar la figura del mediador interno a los fines de facilitar las gestiones ad-
ministrativas y el contacto con las autoridades carcelarias.

3.- Determinación de metodología y estrategias operativas:


Desde el punto de vista de la metodología, las acciones de este plan de intervención se
implementarán de modo progresivo, actuando en conjunto con todos los actores involucrados.
En todas las acciones se prevé el acuerdo con las autoridades del servicio penitenciario
bonaerense; y de manera conjunta con los estudiantes interesados, dando intervención también
a alguna de las autoridades o representantes del Establecimiento educativo de la educación
formal y básica que ya tenga asiento en la Unidad Carcelaria.

4.- Definición de acciones del proyecto:


A los fines de lograr estos objetivos, y de acuerdo a la metodología propuesta, se pro-
ponen las siguientes propuestas de acción para distintas dimensiones del problema:
En una primera etapa, resulta necesario convenir con las autoridades de cada una de
las Unidades Carcelarias involucradas en el plan, el lapso, los días de la semana y los horarios
en que se desarrollarán los encuentros presenciales entre docentes y estudiantes. En este mar-
co, el grupo de docentes y los responsables de este plan de intervención, deben proponer
como hipótesis de máxima la realización de un conjunto de actividades presenciales que se
acerque, de la manera más similar posible, a la de las actividades académicas que se desarro-
llan en el medio libre. Seguramente, las pretensiones pueden ir mutando de acuerdo a los
planteos que pudiesen tener las autoridades, o los condicionamientos estructurales del escena-
rio.
En ese sentido, es que se podía acordar la realización de la misma cantidad de clases
(en horas) pero que estén concentradas en un solo día de la semana. Sin embargo, si las razo-
nes de horario no lo permiten, se podría plantear un número mayor de encuentros semanales
de menor carga horaria.
Los acuerdos que se realicen con las autoridades penitenciarias deben integrarse con
otras acciones que son relevantes en atención a los fines propuestos. Por un lado, el mejora-
miento de la conectividad y el acceso a internet resulta fundamental en los actuales procesos
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educativos. En efecto, la educación a distancia y el uso de las TIC´s en la educación represen-
tan elementos que hoy en día no pueden resultar indiferentes. En ese sentido, se propone que
si el Servicio Penitenciario plantearía reparos en cuanto al acceso libre, alegando razones vin-
culadas con la “seguridad”, se podrían pedir colaboración al área de informática de la Facul-
tad de Ciencias Jurídicas y Sociales a los fines de que convenga con el servidor o el departa-
mento de igual tenor de la Unidad carcelaria y limite el acceso a ciertas páginas o aplicaciones
de relevancia académica.
Por otro lado, resulta fundamental que se convengan clases en donde los alumnos de-
ben estar presentes sin que deban depender de los recursos o los vehículos asignados. Por ello
es que se propone que quienes tengan que trasladarse de una unidad a otra dentro del mismo
complejo penitenciario, puedan hacerlo caminando sin mengua en la alegada seguridad.
Desde el punto de vista académico, y de acuerdo a las contingencias, dificultades y
condicionamientos que venimos apuntando, resultaría de utilidad implementar un sistema
mixto en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en el que se desarrollen actividades presen-
ciales, pero también, en forma supletoria y diagramada, actividades que los estudiantes reali-
cen en forma autónoma. Por ejemplo, preparación de materiales y trabajos de recuperación y/
o profundización para que los y las estudiantes trabajen de modo independiente, entre clase y
clase; lo cual incluye la entrega de trabajos compensatorios para que realicen en los tiempos
intermedios.

5.- Actores (responsables, intervinientes): Docentes, Estudiantes del nivel superior universi-
tario en contextos de encierro, Autoridades penitenciarias.
Existen finalmente dos actores que consideramos fundamentales y que deben instituir-
se a los fines del mejoramiento de la calidad de estas gestiones y acuerdos.
Por un lado, los Centros de Estudiantes Universitarios; y por otro, un representante
del área educativa que haga las veces de mediador interno y comunicación con el cuerpo do-
cente.
Incentivar la conformación de los centros de estudiantes en aquellos lugares en los que
no se han verificado aún, puede ser de suma utilidad para que los alumnos y alumnas puedan
canalizar sus inquietudes, reclamos, propuestas, y encontrar en su seno apoyo mutuo.
El mediador interno podría ser algún directivo de las escuelas primaria o media que ya
cumpla funciones en el área educativa del Establecimiento, de modo que cumpla el rol de co-
municador y mediador entre las autoridades del lugar donde trabaja y sus colegas docentes del
ámbito universitario.

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6.- Esquematización a partir de bloques de trabajo.

Etapa previa Primera semana de Marzo 2021 Abril 2021


(Febrero 2021) Marzo 2021

Promover acuerdos X
Mediador interno X
Asegurar la conec- X
tividad

Implementación X X X
del sistema mixto
de educación (pre-
sencial y a distan-
cia)

Recursos (institucionales, humanos, materiales, financieros):


Recursos Institucionales: Se procura contar con la ayuda de la Oficina de educación
de Contextos de Encierro que posee normativa. Se podría solicitar eventualmente que la uni-
dad Académica sancione alguna reglamentación.
Recursos Humanos: No se requieren recursos humanos más allá de la intervención de
los actores.
Recursos Materiales: Aulas específicas para los encuentros áulicos; materiales de es-
tudios (conformación paulatina de la biblioteca); y vehículos para el traslado de los estudian-
tes
Recursos financieros: En este plan de intervención no se requieren recursos financie-
ros más que los que están destinados regularmente a la solventación de los gastos en concepto
de viáticos.

Resultados (cuánto, en qué plazo y en qué ámbitos) e indicadores.

7.- CONSIDERACIONES FINALES8


Como bien se ha planteado, somos pocos los docentes que llevamos adelante tareas
educativas en un contexto intramuros, con las particularidades que ello representa y los cono-

8Se trata en rigor de conclusiones preliminares en atención a la falta de implementación práctica y real del plan
diseñado.
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cimientos específicos que se deben tener para lograr articular con las autoridades del Servicio
Penitenciario Bonaerense o las autoridades de la correspondiente Unidad Penitenciaria.
Tener la técnica o experiencia para sobrepasar problemas como la falta de material,
falta de conectividad de los y las estudiantes, etc., debiendo procurar vías de diálogo con las
autoridades universitarias, para que proceda y procure los medios necesarios a fin de subsanar
estas falencias y poder superarlas de la mejor manera y lo más pronto posible.
Permitir el acceso a la educación pública superior a personas privadas de su libertad
busca empoderar en conocimientos a quienes por cuestiones sociales, culturales o económicas
no podrían tener acceso a la misma, y los docentes tenemos ese objetivo como norte, siendo el
que pregonamos para este proyecto, sin perjuicio de los objetivos generales y específicos que
hemos enumerado en el presente.
Este proyecto tendrá un impacto importante y directo para los y las estudiantes en con-
texto de encierro, ya que con el poco material bibliográfico que cuentan, y con asignaturas tan
complejas, encontrar en el docente donde canalizar dudas, interrogantes o profundizar los co-
nocimientos necesarios para poder abordar la materia, resulta de mucha utilidad y enriquece-
dor para lo que representa la educación pública en nuestro país. Nosotros que hace muchos
años venimos desarrollando tareas educativas en Unidades Penitenciarias, con el esfuerzo que
representa, nos permite que al incentivar a otros docentes con este proyecto, logrando tal vez,
su incorporación al grupo de docentes en contexto de encierro.

BIBLIOGRAFÍA
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nual de diagnóstico participativo. Buenos Aires, Humanitas, pp. 65-105.
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texto de encierro en la normativa, y más allá de la norma: Experiencia de intervención
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Buenos Aires.
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www.futurando.com/desarrollo/04-problemas-new.pdf

Videos
Como construir un árbol de problemas http://www.youtube.com/watch?v=-Hi5-
T94Wecc
Peinado, Lucrecia. Generalidades sobre definición del problema https://www.youtu-
be.com/watch?v=X02AFx_e1Lw
Restrepo Andrés. Metodología para hacer un árbol de problemas https://www.youtu-
be.com/watch?v=EVlgLA9PdT8

Jurisprudencia y observaciones
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso “Instituto de Reeducación del Me-
nos vs. Paraguay”, sentencia del 2 de septiembre de 2004.
Observación General Nº 13 del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales
de Naciones Unidas.

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