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Los sistemas coloidales son sistemas no homogéneos en los que las partículas
constituyentes de uno o varios de sus componentes (fase dispersa o dispersoide)
tienen tamaños comprendidos entre 10 y 2000 Å. Las partículas coloides tienen
propiedades intermedias entre las disoluciones y las suspensiones químicas; se
encuentran dispersas sin que estén unidas a las moléculas del disolvente y no se
sedimenta al dejarlas en reposo.
En algunos casos las partículas son moléculas grandes, como proteínas. En la fase
acuosa, una molécula se pliega de tal manera que su parte hidrofílica se encuentra en
el exterior, es decir la parte que puede formar interacciones con moléculas de agua a
través de fuerzas ion-dipolo o fuerzas puente de hidrógeno se mueven a la parte
externa de la molécula.
El coloide ideal debe estar libre de antígenos o propiedades alergénicas, ejercer una
presión oncótica intravascular sostenida, libre de riesgo infeccioso, poseer una larga
vida sin necesidad de almacenamiento especial y tener bajo costo. Hasta ahora no
existe coloide que cumpla estas características.
Las soluciones cristaloides tienen las ventajas que son menos costosas que las
soluciones coloides, no son alergénicas y están más disponibles, pero presentan las
desventajas que cuando son utilizadas en grandes volúmenes, se reduce la presión
oncótica del plasma y produce acúmulos de líquido intersticial, lo que conduce al
paciente a un edema pulmonar, sobre todo en los casos de perfusión prolongada.
• Las soluciones de cristaloides isotónicas respecto al plasma se van a distribuir
por el fluido extracelular, presentan un alto índice de eliminación y se puede
estimar que, en voluntarios sanos, a los 60min de la administración permanece
solo el 20% del volumen infundido en el espacio intravascular.
Los coloides atraviesan con dificultad las membranas capilares, de forma que son
capaces de aumentar la presión oncótica plasmática y retener agua en el espacio
intravascular. Producen efectos hemodinámicos más rápidos y sostenidos que los
cristaloides, precisándose menos volumen que las soluciones cristaloides.
• Albúmina. Presenta el mayor poder oncótico entre las proteínas del plasma, con
un peso molecular de 69 000 daltons. Se utiliza en circulación extracorpórea,
con pacientes de prolongada perfusión, con el fin de evitar el edema intersticial
y contribuir como expansor plasmático a expensas del líquido intersticial. La
albúmina muestra como desventajas, su alto costo y no debe usarse en
pacientes con insuficiencia renal, además como derivado del plasma su
transfusión tiene el riesgo de infectarse con enfermedades contagiosas.
• Dextrán 40. El dextrán 40, debido a su bajo peso molecular tiene un efecto
oncótico mayor y resulta un mejor expansor de volumen en relación con el
dextrán 70, característica que lo convierte en el coloide de preferencia, en la
ceba del circuito extracorpóreo por muchos percusionistas, para evitar la
crenación masiva de eritrocitos.
La relativa hipo osmolaridad de Ringer Lactado supone una importante limitación para
su empleo en la reanimación de pacientes con riesgo de edema cerebral.
¿Cuáles son los efectos de estos métodos en la reanimación?
El efecto de expansión de volumen que se consigue con Ringer Lactato es muy similar
al de la solución salina. En un modelo experimental, el empleo de Ringer Lactato no se
asocia a desarrollo de acidosis hiperclorémica.
Por el momento no existen ensayos clínicos que hayan comparado entre sí las
diferentes soluciones de cristaloides en la reanimación de pacientes críticos. Por el
contrario, sí existen diversos estudios prospectivos y ensayos clínicos que han
comparado el suero salino con el Ringer Lactato en pacientes quirúrgicos.
Existen relativamente pocos ensayos clínicos que hayan comparado gelatina con HES
en pacientes críticos. Un ensayo clínico que comparó estos 2 expansores en la
reanimación de pacientes donantes en muerte encefálica observó que la tasa de
insuficiencia renal fue superior en los recepto-res que recibieron el riñón de un donante
que había recibido HES 200/0,6.
Existen limitaciones para el uso de albúmina, como son la baja calidad de la evidencia
sobre la efectividad, el coste elevado y el riesgo potencial de transmisión de
microorganismos. Por ello, no debe considerarse el uso rutinario de la albúmina como
fluido de reanimación, pero sí puede ser empleada en algunos grupos de pacientes.
Varias soluciones coloides han sido desarrolladas y usadas en la práctica clínica a nivel
mundial. Su uso requiere del conocimiento de las propiedades químicas de los coloides
y las características únicas de cada solución.
Se necesitan estudios y ensayos clínicos bien diseñados que comparen entre sí los
distintos cristaloides evaluando el impacto en variables clínicas, así como estudios de
coste-efectividad de estos. Debemos definir si se ha de considerar la albuminemia en
la decisión de reanimar con albúmina en general a los pacientes críticos, y, en
particular, en el caso de sepsis grave/shock séptico.