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Sistemas Coloidales

Un coloide, sistema coloidal, suspensión o dispersión coloidales es un sistema


conformado por dos o más fases, normalmente una fluida (líquido o gas) y otra dispersa
en forma de partículas generalmente sólidas muy finas, de diámetro comprendido entre
10-9 y 10-5 m.

Los sistemas coloidales son sistemas no homogéneos en los que las partículas
constituyentes de uno o varios de sus componentes (fase dispersa o dispersoide)
tienen tamaños comprendidos entre 10 y 2000 Å. Las partículas coloides tienen
propiedades intermedias entre las disoluciones y las suspensiones químicas; se
encuentran dispersas sin que estén unidas a las moléculas del disolvente y no se
sedimenta al dejarlas en reposo.

En algunos casos las partículas son moléculas grandes, como proteínas. En la fase
acuosa, una molécula se pliega de tal manera que su parte hidrofílica se encuentra en
el exterior, es decir la parte que puede formar interacciones con moléculas de agua a
través de fuerzas ion-dipolo o fuerzas puente de hidrógeno se mueven a la parte
externa de la molécula.

Los coloides están compuestos de dos partes.

1. La fase o partículas dispersas. Esta fase corresponde al soluto en las soluciones, y


está constituida por moléculas sencillas o moléculas gigantes como el almidón. Pueden
actuar como partículas independientes o agruparse para formar estructuras mayores y
bien organizadas.

2. La fase de la dispersión o medio dispersante. Es la sustancia en la cual las partículas


coloidales están distribuidas. Esta fase corresponde al solvente en las soluciones. La
leche es un coloide: la grasa constituye las partículas dispersas y el agua es el medio
dispersante.

Los coloides se clasifican según la magnitud de la atracción entre la fase dispersa y la


fase continua o dispersante. Si esta última es líquida, los sistemas coloidales se
catalogan como soles y se subdividen en liófobos (poca atracción entre la fase dispersa
y el medio dispersante) y liófilos (gran atracción entre la fase dispersa y el medio
dispersante).
• En los coloides liófilos la fase dispersa y el medio dispersante son afines, por lo
tanto, forman soluciones verdaderas y tienen carácter termodinámicamente
estable; en tanto que los coloides liófobos son aquellos donde la fase dispersa
y el medio dispersante no son afines, pueden formar dos fases y tienen carácter
cinéticamente estable.
• Los coloides liófobos es que no son termodinámicamente estables, como ya se
mencionó anteriormente, aunque poseen una estabilidad de tipo cinético que
les permite mantenerse en estado disperso durante largos períodos de tiempo.

Respecto a la clasificación de coloides, cabe destacar también que, si el medio


dispersante es agua se denominan «hidrófobos» (repulsión al agua) e «hidrófilos»
(atracción al agua).

Coloides Dispersante Dispersa Ejemplo

Soles, geles Liquido Solido Pintura, gelatina


Emulsiones Liquido Liquido Leche, cremas
Espumas Liquido Gas Espuma de jabón

Aerosoles líquidos Gas Liquido Neblina, nubes

Aerosoles solidos Gas Solido Humo


Espumas solidas Solido Gas Caucho
Emulsiones solidas Solido Liquido Queso, mantequilla

Sol solido Solido Solido Aleaciones

Actualmente, y debido a sus aplicaciones industriales y biomédicas, el estudio de los


coloides ha cobrado una gran importancia dentro de la fisicoquímica y de la física
aplicada. Así, numerosos grupos de investigación de todo el mundo se dedican al
estudio de las propiedades ópticas, acústicas, de estabilidad y de su comportamiento
frente a campos externos.
Coloides en la reanimación del paciente crítico
Los coloides son sustancias de alto peso molecular que permanecen en el espacio
intravascular produciendo una expansión de volumen más efectiva que los cristaloides
isotónicos. Su mayor persistencia intravascular reduce el tiempo de reanimación y de
volumen en la administración de líquidos en los pacientes traumatizados. No reponen
las pérdidas de líquido intersticial que se producen en la hemorragia, por lo que suelen
asociarse a cristaloides.

La reanimación con coloides puede mejorar el transporte de oxígeno, la contractilidad


miocárdica y el gasto cardiaco. Sin embargo, tanto los estudios en animales como en
humanos no han podido demostrar cual es el líquido ideal para la reanimación de la
hipovolemia.

El coloide ideal debe estar libre de antígenos o propiedades alergénicas, ejercer una
presión oncótica intravascular sostenida, libre de riesgo infeccioso, poseer una larga
vida sin necesidad de almacenamiento especial y tener bajo costo. Hasta ahora no
existe coloide que cumpla estas características.

La reanimación con fluidos es esencial para la supervivencia del paciente crítico en


shock, independientemente de la causa que lo origine. Hoy en día disponemos de
diversos cristaloides y coloides (sintéticos y naturales), existiendo una viva controversia
sobre qué tipo de fluidos debemos emplear y los posibles efectos adversos asociados
a su uso, especialmente el desarrollo de fracaso renal con necesidad de técnicas de
reemplazo renal.

Los fluidos se pueden agrupar en cristaloides y coloides. Los cristaloides son


soluciones que contienen agua, electrólitos y/o azúcares en diferentes proporciones, y
con respecto al plasma, pueden ser hipotónicos, isotónicos o hipertónicos. Su
capacidad de expandir la volemia va a estar relacionada con la concentración de sodio,
ya que es el factor que determina un gradiente osmótico entre los compartimentos extra
e intravasculares.

Las soluciones cristaloides tienen las ventajas que son menos costosas que las
soluciones coloides, no son alergénicas y están más disponibles, pero presentan las
desventajas que cuando son utilizadas en grandes volúmenes, se reduce la presión
oncótica del plasma y produce acúmulos de líquido intersticial, lo que conduce al
paciente a un edema pulmonar, sobre todo en los casos de perfusión prolongada.
• Las soluciones de cristaloides isotónicas respecto al plasma se van a distribuir
por el fluido extracelular, presentan un alto índice de eliminación y se puede
estimar que, en voluntarios sanos, a los 60min de la administración permanece
solo el 20% del volumen infundido en el espacio intravascular.

• Las soluciones salinas hipertónicas (Cl Na al 3-7,5%) son expansoras en mayor


medida que el volumen infundido, ya que se producirá el paso de agua desde el
compartimento intracelular al extracelular. Su utilización en la reanimación del
paciente crítico está aún en fase de investigación, quizás con la excepción del
paciente politraumatizado.

Los coloides atraviesan con dificultad las membranas capilares, de forma que son
capaces de aumentar la presión oncótica plasmática y retener agua en el espacio
intravascular. Producen efectos hemodinámicos más rápidos y sostenidos que los
cristaloides, precisándose menos volumen que las soluciones cristaloides.

• Albúmina. Presenta el mayor poder oncótico entre las proteínas del plasma, con
un peso molecular de 69 000 daltons. Se utiliza en circulación extracorpórea,
con pacientes de prolongada perfusión, con el fin de evitar el edema intersticial
y contribuir como expansor plasmático a expensas del líquido intersticial. La
albúmina muestra como desventajas, su alto costo y no debe usarse en
pacientes con insuficiencia renal, además como derivado del plasma su
transfusión tiene el riesgo de infectarse con enfermedades contagiosas.

• Dextranos. Son polisacáridos de alto peso molecular, producidos por la acción


de las enzimas bacterianas dextrán-su casa, cuando las bacterias del género
leuconostoc crecen en un medio que tiene su crasa. Existen 2 tipos de dextrán
de acuerdo con el peso molecular, el dextrán 40 y el dextrán 70.

• Dextrán 40. El dextrán 40, debido a su bajo peso molecular tiene un efecto
oncótico mayor y resulta un mejor expansor de volumen en relación con el
dextrán 70, característica que lo convierte en el coloide de preferencia, en la
ceba del circuito extracorpóreo por muchos percusionistas, para evitar la
crenación masiva de eritrocitos.

• Gelatinas. Existen 2 formulaciones de gelatina: poligelina (gelatina unida por


puentes de urea) y gelatina succinilada. Estas 2 formulaciones se diferencian no
solo por las características químicas, sino también por su capacidad de
expansión, composición electrolítica y episodios adversos.
• Hidroxietilalmidón. Consiste en polímeros formados por polisacáridos naturales
modificados. Se obtiene a partir del almidón de maíz o patata, mediante la
sustitución de los grupos hidroxilos por grupos hidroxietiléter en las moléculas
de glucosa de la amilopectina.

Hay dos características fisicoquímicas de interés que orientan sobre el


comportamiento en el organismo: el peso molecular y el grado de hidroxilación,
que se mide por el índice de sustitución molar. El índice de sustitución molar
está determinado por el número de unidades de glucosa hidroxietiladas dividido
por las unidades de glucosa presentes. A mayor número de unidades
hidroxietiladas, mayores el grado de sustitución y mayor la vida media de la
molécula en el plasma.

Aplicación en la reanimación del paciente critico


Dentro de las diversas opciones, el empleo de suero salino ha sido tradicionalmente la
primera opción para la reanimación de los pacientes en shock. De hecho, ha sido
elegido el comparador en varios ensayos clínicos que han evaluado diversos coloides
sintéticos o naturales en la reanimación de pacientes críticos.

Su contenido en sodio y cloro es ligeramente superior al del plasma y su empleo se ha


asociado con acidosis hiperclorémica y probablemente con el desarrollo de fracaso
renal. Si se infunden cantidades elevadas de solución salina, el excedente de cloro del
líquido extracelular desplaza el bicarbonato, ocasionando acidosis hiperclorémica.

Recientemente se ha demostrado que la infusión de suero salino a voluntarios sanos


ocasiona una reducción de la velocidad del flujo renal y de la perfusión de la corteza
renal, lo cual no se observa con el empleo de una solución salina balanceada.

El empleo de Ringer Lactato ocasiona hiperlactacidemia en pacientes


politraumatizados, en cirugía ginecológica, pacientes quirúrgicos mayores de 60 años,
o donantes sometidos a hepatectomía derecha.

La relativa hipo osmolaridad de Ringer Lactado supone una importante limitación para
su empleo en la reanimación de pacientes con riesgo de edema cerebral.
¿Cuáles son los efectos de estos métodos en la reanimación?
El efecto de expansión de volumen que se consigue con Ringer Lactato es muy similar
al de la solución salina. En un modelo experimental, el empleo de Ringer Lactato no se
asocia a desarrollo de acidosis hiperclorémica.

Por el momento no existen ensayos clínicos que hayan comparado entre sí las
diferentes soluciones de cristaloides en la reanimación de pacientes críticos. Por el
contrario, sí existen diversos estudios prospectivos y ensayos clínicos que han
comparado el suero salino con el Ringer Lactato en pacientes quirúrgicos.

• El Ringer Lactato es el cristaloide de elección para iniciar la reanimación del


enfermo crítico, incluyendo pacientes con shock séptico.

• Se recomienda como primera opción para la reanimación en caso de acidosis


metabólica hiperclorémica.

• Se recomienda considerar otros cristaloides que no contengan lactato en casos


de hiperlactacidemia grave, aunque con base en la literatura disponible no
podemos recomendar unos niveles de lactato sérico a partir de los cuales no se
debiera utilizar este cristaloide.

Coloides derivados. Uso de gelatinas en reanimación del paciente.


Las gelatinas se han utilizado como expansores plasmáticos durante décadas. Sin
embargo, existe mucha menos información disponible que con HES, especialmente en
aspectos de seguridad, como ha sido puesto de relieve por un reciente metaanálisis
que concluye que son necesarios más estudios bien diseñados que evalúen diversos
aspectos de seguridad.

Existen relativamente pocos ensayos clínicos que hayan comparado gelatina con HES
en pacientes críticos. Un ensayo clínico que comparó estos 2 expansores en la
reanimación de pacientes donantes en muerte encefálica observó que la tasa de
insuficiencia renal fue superior en los recepto-res que recibieron el riñón de un donante
que había recibido HES 200/0,6.

• Si se decide emplear gelatina, se recomienda la succinilada, dado su mejor perfil


de seguridad.
Soluciones de seroalbúmina en la reanimación del paciente crítico.
Resultados de un estudio aleatorizado Saline versus Albumin Fluid Evaluation en 7.000
pacientes críticos mostraron que una solución de albúmina al 4% era tan segura como
la solución salina como fluido de reanimación, aunque sin influir en el pronóstico.

Existen limitaciones para el uso de albúmina, como son la baja calidad de la evidencia
sobre la efectividad, el coste elevado y el riesgo potencial de transmisión de
microorganismos. Por ello, no debe considerarse el uso rutinario de la albúmina como
fluido de reanimación, pero sí puede ser empleada en algunos grupos de pacientes.

• La administración de albúmina en el paciente crítico no sea socia a efectos


adversos demostrados, pero debe reservarse para aquellos grupos específicos
de pacientes en los que se ha demostrado beneficio.

• Se recomienda considerar la albúmina en la reanimación del paciente en shock


séptico que no responde a cristaloides.
Conclusión en investigaciones.
Como se ha expuesto, quedan aún muchos aspectos que aclarar respecto a qué fluidos
emplear en la reanimación del paciente crítico, tanto en el grupo de cristaloides como
de coloides.

Varias soluciones coloides han sido desarrolladas y usadas en la práctica clínica a nivel
mundial. Su uso requiere del conocimiento de las propiedades químicas de los coloides
y las características únicas de cada solución.

Se ha propuesto que se realicen más estudios para evaluar la eficacia y seguridad de


la albúmina y las gelatinas, o se identifiquen subgrupos de pacientes en los que puedan
emplearse coloides por el bajo riesgo de fracaso renal.

Se necesitan estudios y ensayos clínicos bien diseñados que comparen entre sí los
distintos cristaloides evaluando el impacto en variables clínicas, así como estudios de
coste-efectividad de estos. Debemos definir si se ha de considerar la albuminemia en
la decisión de reanimar con albúmina en general a los pacientes críticos, y, en
particular, en el caso de sepsis grave/shock séptico.

Se debe explorar la utilidad del empleo de biomarcadores de fracaso renal para


determinar en qué pacientes debemos evitar ciertas soluciones que se asocien a una
mayor tasa de daño renal o, por el contrario, si pudieran emplearse en la reanimación
de enfermos con baja probabilidad de desarrollo de este.
Bibliografía

Echevarría, J. R. (2002). Soluciones cristaloides y coloides, como sustitutas de la


sangre durante cirugía vascular. Revista Cubana de Cirugía, 20-24.
Garnacho-Montero, J. (2014). Cristaloides y coloides en la reanimación del paciente
crítico. Medicina intensiva, 10-16.
J, L. P. (2013). Nuevas recomendaciones sobre la utilización de soluciones de
albúmina humana en pacientes con sepsis grave y shock séptico. Medicina
intensiva, 15-20.

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