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Caso privación
injusta de la libertad de persona sindicada de cobro de cuotas o vacunas en
nombre de las Autodefensas Unidas de Colombia
[S]e considera posible imputar la privación de la libertad del señor (…) al aparato
estatal, toda vez que en este juicio de responsabilidad extracontractual del Estado,
la ausencia de pruebas sobre la comisión del delito que se investiga se equipara a
que el detenido no cometió la conducta típica, antijurídica y culpable por la que se
le indagó, lo que coincide con uno de los eventos que en su tiempo fueron
previstos por el artículo 414 del Decreto ley 2700 de 1991, y que actualmente se
identifican con casos en los que procede la atribución objetiva de la privación
injusta para el surgimiento de la responsabilidad patrimonial del Estado (…) es
preciso señalar que la responsabilidad patrimonial por el daño causado a los
demandantes es imputable a la Nación-Fiscalía General de la Nación, pues fue en
virtud de las actuaciones de este organismo que el afectado directo se vio privado
de la libertad (…) teniendo en cuenta que en el presente asunto, la
responsabilidad estatal por privación injusta de la libertad se configura desde una
perspectiva objetiva, no se requiere analizar la conducta observada por las
entidades demandadas o si se contaron con los indicios exigidos por la normativa
de la época para que se pudiera dictar una medida de aseguramiento, de tal forma
que no se encuentra llamada a prosperar el argumento de la Nación-Fiscalía
General de la Nación, en el sentido de que la ausencia de la totalidad del
expediente penal en el plenario impide que se le condene, puesto que se reitera,
el mismo no es necesario para que se constituye su responsabilidad patrimonial
(…) debido a que el menoscabo demandado, consistente en la privación injusta
de la libertad del señor (…), le resulta plenamente imputable a la Nación-Fiscalía
General de la Nación. NOTA DE RELATORIA: Con salvamento y aclaración de
voto de la consejera Stella Conto Díaz del Castillo y aclaración del consejero
Ramiro de Jesús Pazos Guerrero. A la fecha, en esta Relatoría no se cuenta con
el medio magnético ni físico.
Se debe aclarar que debido a que el asunto objeto de debate se alegó la privación
de la libertad del señor (…), el presente asunto puede resolverse sin sujeción
estricta a su entrada para fallo, de conformidad con el criterio adoptado por la Sala
Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado, en sesión del 25 de abril de
2013.
[O]bra en el expediente un recorte de prensa del diario “El Informador” del jueves
10 de abril de 2003, en el que se evidencia una noticia titulada “Estos son los
capturados por la Dijin”, medio probatorio con fundamento en el cual se pretendió
demostrar la afectación del buen nombre del privado de la libertad Javier Eusebio
Bonilla Acosta (…) cabe señalar que la Sala Plena de la Corporación señaló que
los informes de prensa no tienen, por sí solos, la entidad suficiente para probar la
existencia y veracidad de la situación que narran y/o describen, por lo que su
eficacia probatoria depende de su conexidad y su coincidencia con otros
elementos probatorios que obren en el expediente (…) se acogerán los
precedentes reseñados y en consecuencia, se apreciará la noticia aludida de
conformidad con los lineamientos establecidos por ellos.
[L]a Sala considera que no se configuró una culpa de la víctima, puesto que se
reitera, el hecho de que en un momento se hubiese colegido que era viable acusar
al actor Bonilla Acosta con fundamento en un informe policivo que finalmente se
descartó, no tiene la potencialidad de dar por acreditado que su comportamiento
fue la causa adecuada de su privación, máxime cuando no orbitan en el plenario
tal informativo u otros medios de prueba que dieran cuenta de sus actuaciones en
ese sentido, supuesto constitutivo de una excepción que le correspondía acreditar
a las entidades demandadas y respecto del cual no arribaron medio probatorio
alguno (…) lo cierto es que el hecho de que el señor (…) mantuviera relaciones
laborales con personas sindicadas no constituye ninguna contravención a su
deber de conducta, a título de dolo o culpa grave, que permita configurar una
culpa o dolo de la víctima (…) es evidente que de ninguna manera se podría
señalar que en los eventos de privación injusta de libertad, el hecho del legislador
al expedir una norma que posibilita pero que no le impone a la Fiscalía General de
la Nación el decretar medidas de aseguramiento, se trate de una causa exclusiva,
excluyente y extraña a dicha entidad, puesto que ésta mantiene la libertad que el
mismo ordenamiento jurídico le asigna para adoptar ese tipo de decisiones,
requisitos indispensables para que se pueda entender que se configura una causa
extraña
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCION TERCERA
SUBSECCION B
ANTECEDENTES
I. Lo que se demanda
1.4Sobre éste último punto, destacaron que (i) a pesar de que la sociedad a la
cual se encontraba vinculado el injustamente retenido como trabajador, le hubiese
continuado pagando su salario durante todo el tiempo de su detención, y asumiera
el costo de su abogado defensor, se deben indemnizar los perjuicios materiales
invocados de conformidad con “los principios de reparación integral y equidad”; (ii)
todos los demandantes sufrieron moralmente con ocasión de los hechos objeto de
la demanda, y (iii) se afectó el buen nombre del señor Javier Eusebio Bonilla
Acosta y de los integrantes de su familia (f. 5-13, c. 1).
2.1.1 De esta forma, destacó que actuó conforme las funciones que legalmente
y constitucionalmente le fueron asignadas, de modo que no se podía invocar la
configuración de una falla del servicio, para lo cual se debía estar frente a un
comportamiento abiertamente anormal.
2.1.5 En ese mismo sentido, argumentó que poner a responder al Estado por
todos los daños y perjuicios que pueden sufrir los particulares es
desproporcionado, en tanto no se le puede endilgar obligaciones de imposible
cumplimiento, y aseveró que en caso de que se entendiera que al accionante se le
ocasionó un daño por la mera sujeción a normas que se encontraban vigentes
para la época, no debería comprenderse que se configuró su responsabilidad sino
la del legislador.
2.1.6 De otro lado, en materia del mérito probatorio con que cuentan los
elementos de convicción obrantes en el plenario, señaló que (i) de conformidad
con los dispuesto en el artículo 254 del C.P.C., solamente pueden ser valoradas
las pruebas documentales que obran en copia auténtica; (ii) el recorte periodístico
aportado al plenario únicamente puede ser apreciado como una prueba
documental sobre la existencia de la información ahí consignada, pero no de la
veracidad de su contenido, y (iii) el señor Edilberto Bonilla Bolívar, cuya
declaración se pidió que se rindiera en el presente asunto, debe ser catalogado
como testigo sospechoso, en consideración a que es pariente cercano de los
demandantes, lo que se puede inferir de sus apellidos.
2.1.8 De otra parte, destacó que en el presente asunto la retención del señor
Bonilla Acosta se debió a su culpa exclusiva, habida cuenta de que no ejerció su
derecho de contradicción ni los recursos establecidos a su favor para debatir la
decisión que le impuso la medida de aseguramiento. En cualquier caso, señaló
que el daño deprecado en el libelo introductorio se produjo de forma exclusiva por
el hecho de un tercero, esto es, de la Policía Nacional, puesto que con su informe
vinculó al demandante referenciado con grupos paramilitares, lo que llevó a que se
dictara en su contra dicha detención preventiva.
3.2En ese sentido, indicó que con fundamento en el contenido de las decisiones
penales que obraban en el plenario, se podía inferir que la privación de la libertad
del actor se derivó de la declaración de dos testigos que aseveraron que era el
encargado de cobrarles “vacunas” a favor de las autodefensas y de “las personas
con las que se relacionaba y el ambiente en el cual desarrollaba sus actividades
laborales” o en otras palabras, de haber trabajado como despachador de Rodamar
S.A. y de relacionarse con individuos que sí resultaron penalmente condenados,
de manera que concluyó que existían los elementos suficientes para decretarse la
detención preventiva en su contra.
CONSIDERACIONES
I. Competencia
7.2En este punto, se debe aclarar que debido a que el asunto objeto de debate se
alegó la privación de la libertad del señor Javier Eusebio Bonilla Acosta, el
presente asunto puede resolverse sin sujeción estricta a su entrada para fallo, de
conformidad con el criterio adoptado por la Sala Plena de la Sección Tercera del
Consejo de Estado, en sesión del 25 de abril de 2013 3.
1
La Ley 270 de 1996 desarrolló la responsabilidad del Estado en los eventos de error jurisdiccional,
defectuoso funcionamiento de la administración de justicia y privación injusta de la libertad. En relación con
la competencia funcional en el juzgamiento de las controversias suscitadas por tales asuntos, determinó que,
en primera instancia, conocerían los Tribunales Administrativos y, en segunda instancia, el Consejo de
Estado. Para tal efecto, consultar: Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, auto del 9
de septiembre de 2008, expediente 11001-03-26-000-2008-00009-00, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
2
“La apelación se entiende interpuesta en lo desfavorable al apelante, y por lo tanto el superior no podrá
enmendar la providencia en la parte que no fue objeto del recurso, salvo que en razón de la reforma fuere
indispensable hacer modificaciones sobre puntos íntimamente relacionados con aquélla. Sin embargo,
cuando ambas partes hayan apelado o la que no apeló hubiere adherido al recurso, el superior resolverá sin
limitaciones”. Sobre el alcance de la competencia del juez en segunda instancia frente a la motivación del
recurso de apelación, consultar: Consejo de Estado, Sala Plena de la Sección Tercera, sentencia del 9 de
febrero de 2012, exp. 05001-23-26-000-1994-02321-01 (20104), C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
3
Acta n.° 010 de la sesión celebrada el 25 de abril de 2013 por la Sala Plena de la Sección Tercera.
II. Validez de los medios de prueba
8.3.1 Al respecto, cabe señalar que la Sala Plena de la Corporación7 señaló que
los informes de prensa no tienen, por sí solos, la entidad suficiente para probar la
existencia y veracidad de la situación que narran y/o describen, por lo que su
eficacia probatoria depende de su conexidad y su coincidencia con otros
elementos probatorios que obren en el expediente. Por lo tanto, “cualquier género
periodístico que relate un hecho (reportajes, noticias, crónicas, etc.), en el campo
probatorio puede servir solo como un indicador para el juez, quien a partir de ello,
en concurrencia con otras pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso,
5
“Son sospechosos para declarar las personas que en concepto del juez, se encuentren en circunstancias que
afecten su credibilidad o imparcialidad, en razón de parentesco, dependencias, sentimientos o interés con
relación a las partes o a sus apoderados, antecedentes personales u otras causas”.
6
Sobre este tema ha dicho la Corte Suprema de Justicia, Sala Civil: “…el recelo o la severidad con que el
fallador debe examinar esos testimonios, no lo habilita para desconocer a priori, su valor intrínseco, debido
a que ‘la sospecha no descalifica de antemano…sino que simplemente se mira con cierta aprehensión a la
hora de auscultar qué tanto crédito merece. Por suerte que bien puede ser que a pesar de la sospecha haya
modo de atribuirle credibilidad a testigo semejante, si es que, primeramente, su relato carece de mayores
objeciones dentro de un análisis crítico de la prueba, y, después -acaso lo más prominente- halla respaldo en
el conjunto probatorio”, en sentencia de 19 de septiembre de 2001, exp. 6424. Consultar igualmente, Consejo
de Estado, Sección Tercera, Subsección B, exp. 17001-23-31-000-1997-09019-01 (20412), C.P. (E) Danilo
Rojas Betancourth.
7
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia del 29 de mayo de 2012, exp.
110010315000201101378-00, C.P. Susana Buitrago Valencia.
podría llegar a constatar la certeza de los hechos” 8.
10
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, exp. 11001-03-15-000-2014-00105-
00(PI), C.P. Alberto Yepes Barreiro
11
“Sólo podrán ratificarse en un proceso las declaraciones de testigos://1. Cuando se hayan rendido en otro,
sin citación o intervención de la persona contra quien se aduzca en el posterior.//2. Cuando se hayan
recibido fuera del proceso en los casos y con los requisitos previstos en los artículos 298 y 299.//Se
prescindirá de la ratificación cuando las partes lo soliciten de común acuerdo, mediante escrito autenticado
como se dispone para la demanda o verbalmente en audiencia, y el juez no la considera necesaria.//Para la
ratificación se repetirá el interrogatorio en la forma establecida para la recepción de testimonio en el mismo
proceso, sin permitir que el testigo lea su declaración anterior”.
8.4.2 Al respecto, se debe precisar que si bien por un tiempo esta Subsección
empleó el aducido criterio, varió parcialmente su sentido para colegir que la
ratificación mencionada no es necesaria en relación con las declaraciones
extrajudiciales de terceros que tiendan a acreditar la existencia del mencionado
vínculo de compañeros permanentes.
8.4.4 De esta manera, la Sala advierte que en diferentes asuntos en los que la
prueba de determinada relación constituye el derecho en discusión en sí, la ley
establece la posibilidad de acudir a declaraciones sumarias de terceros como lo
son las declaraciones extrajudiciales rendidas ante notarios, para acreditar la
referida relación y así, la prerrogativa aludida.
8.4.5 A título de ejemplo, ello ocurría en el caso de personas que para ser
consideradas beneficiarias del seguro obligatorio de vida que contemplaba el
régimen laboral con ocasión del fallecimiento de un trabajador antes de la
regulación integral sobre la materia hecha por la Ley 100 de 1993, debían
acreditar una condición en específico o que sostenían una relación con el difunto,
lo que les era factible a través de ese tipo de medios de prueba 14, incluso a pesar
de que ello posteriormente fuese puesto a conocimiento de la jurisdicción
ordinaria15, cuyo máximo órgano judicial, debido a la desigualdad en la relación
laboral y los derechos fundamentales y finalidades estatales que ésta implica,
ulteriormente (i) ha aceptado la valoración de las declaraciones extraprocesales
como documentos emanados de terceros, cuya ratificación no es necesaria a
menos de que la parte contra la cual se pretende hacer valer la solicite
expresamente -artículo 27716 del C.P.C.-, con lo cual ha excepcionado la
aplicación del artículo 229 del C.P.C., o (ii) ha decretado de oficio su ratificación
para poder apreciar su contenido. Al respecto, la Corte Constitucional se ha
expresado de la siguiente manera:
5.4 Debe considerarse además que, si bien las bases del derecho procesal
son las mismas para toda clase de procesos, las diferencias radican en las
13
Ibídem, p. 69, 70.
14
Artículo 294 del CST -derogado tácitamente-: “La demostración del carácter de beneficiario y el pago del
seguro se harán en la siguiente forma://1. El carácter de beneficiario del seguro se acreditará mediante la
presentación de las copias de las respectivas partidas eclesiásticas o de los registros civiles que acreditan el
parentesco, o con las pruebas supletorias que admite la ley, más una información sumaria de testigos que
demuestre quiénes son los únicos beneficiarios, declarándolos por su número y nombre y la razón de
serlo.//2. Si se trata de beneficiarios designados libremente, se acreditará su carácter de tales con la
designación que hubiere hecho al asegurado, según el artículo 299, y con una información sumaria de
testigos que establezca la inexistencia de beneficiarios forzosos”.
15
Artículo 295 del CST -derogado tácitamente-: “Cuando durante el término del aviso o emplazamiento que
la empresa debe efectuar para hacer el pago, según el artículo anterior, se suscitaren controversias acerca
del derecho de los reclamantes, promovidas por personas que acrediten ser beneficiarios del seguro, la
empresa sólo estará obligada a hacer el pago cuando se le presente en copia debidamente autenticada la
sentencia judicial definitiva que haya decidido a quién corresponde el valor del seguro”.
16
“Salvo disposición en contrario los documentos privados de terceros sólo se estimarán por el juez.//1. Si
siendo de naturaleza dispositiva o simplemente representativa son auténticos de conformidad con el artículo
252.//2. Los documentos privados de contenido declarativo, se apreciarán por el juez sin necesidad de
ratificar su contenido, salvo que la parte contraria solicite ratificación”.
especiales consideraciones constitucionales que permean el derecho
sustantivo del trabajo y de la seguridad social. Así por ejemplo, son principios
que caracterizan al procedimiento laboral y de la seguridad social, la
desigualdad compensatoria (en sus tres elementos el indubio pro operario, la
condición más beneficiosa y la norma más favorable), la búsqueda de la
verdad real y la indisponibilidad de derechos. 17
Dentro de las especificidades del derecho laboral y de la seguridad social el
tema probatorio constituye una diferencia notable respecto a los demás
procedimientos. En este sentido, en la práctica de pruebas, el juez laboral y
de la seguridad social debe tener en cuenta la desigualdad objetiva de las
partes y tomar todas las medidas para lograr el equilibrio necesario. Esta
situación no constituye una parcialización del juez, pues tal postura se deriva
de los principios constitucionales y los mandatos legales que regulan los
ámbitos laboral y de la seguridad social. 18
En esta misma línea, una diferencia notoria respecto a otro tipo de procesos,
radica en la postura marcada por parte del juez frente a la búsqueda de la
verdad real, esto en tanto el juez debe orientarse por los fines del derecho
laboral y de la seguridad social. En efecto, el juez debe procurar activamente
la realización de los deberes del Estado, en este sentido el artículo 2° inciso
2 de la Constitución establece que “las autoridades de la República están
instituidas para (…) asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del
Estado y de los particulares”. De lo cual se deriva que el objetivo de la
Constitución y en consecuencia del procedimiento laboral es contribuir a la
construcción de un orden social más equitativo.
(…) 5.5 Ahora bien, específicamente respecto a las facultades del juez
laboral como director del proceso, el artículo 7º de la ley 1149 que reformó el
artículo 48 del Código Procesal de Trabajo y la Seguridad Social, estableció
que “el juez asumirá la dirección del proceso adoptando las medidas
necesarias para garantizar el respeto de los derechos fundamentales y el
equilibrio entre las partes, la agilidad y rapidez en su trámite.”
Dicho mandato establece una concepción de la labor jurisdiccional en
materia laboral y de la seguridad social que se sustenta en la protección de
los derechos fundamentales.
(…) En punto al requisito de ratificación de los testimonios extra juicio, la
jurisprudencia, en particular de la Corte Suprema de Justicia (Sala de
Casación Laboral), ha señalado ciertas pautas a los jueces para la valoración
de dichas pruebas, así como las posibilidades de los jueces frente a la
exigencia de dicho requisito en materia probatoria. En particular ha marcado
los derroteros respecto a la posibilidad de valorar las declaraciones extra
proceso que no hubieren sido ratificadas, dándoles el carácter de
documentos declarativos de terceros, según lo establecido por el artículo 277
del C.P.C.; a lo que ha adicionado la posibilidad de que los jueces ordenen
de oficio la ratificación de los testimonios cuando en virtud del principio de
sana crítica, lo considere necesario para su convicción y para garantizar los
derechos de la parte contradictoria en el juicio.
(…) 6.1 De una parte, la jurisprudencia de la Sala Laboral de la Corte
Suprema, ha aceptado la posibilidad de que las declaraciones extrajuicio
recibidas para fines no judiciales puedan evaluarse como documentos
declarativos de terceros, los cuales no requieren ratificación, salvo que la
17
[40] Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, “Dirección Judicial del Proceso”, Consejo Superior de la
Judicatura, 2011, P. 230.
18
[41] En un sentido similar en la sentencia T-264 de 2009 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva) se advirtió
respecto a la objeción de la posible parcialización del juez al usar las facultades oficiosas en el decreto de
pruebas, que “desde el punto de vista de la Constitución Política, la facultad de decretar pruebas de oficio
implica un compromiso del juez con la verdad, ergo con el derecho sustancial, y no con las partes del
proceso.”
parte contraria así lo solicite, según lo dispone el artículo 277 del C.P.C.. En
esta vía, la Corte Suprema ha señalado que “las declaraciones extrajuicio
recibidas para fines no judiciales, pueden tomarse ‘(…) como documentos
declarativos provenientes de terceros, para cuya valoración, según el artículo
277 del C. P. C. (Mod. Art. 27, Ley 794/2003), no necesitan ratificación, salvo
que la parte contraria lo solicite.’.” Lo anterior tiene justificación en tanto “se
acompasa con la política legislativa que en materia probatoria se viene
adoptando, en perspectiva de menguar el exceso de rigor formal que antaño
campeaba en los códigos de procedimiento.” 19 Dicha postura ha sido
reiterada en recientes pronunciamientos en los que la Corte Suprema ha
recabado que las mencionadas declaraciones no ratificadas “deben tenerse
como documentos declarativos provenientes de terceros.” 20
6.2 Por otra parte, respecto a las declaraciones extra juicio, que regula el
artículo 229 del C.P.C., la máxima Corporación de la jurisdicción ordinaria ha
señalado que los jueces laborales y de la seguridad social, en virtud de sus
facultades como directores del proceso, tienen la potestad de ordenar la
ratificación que ordena aquella norma, con el fin de valorar íntegramente la
prueba y esclarecer los puntos que consideren pertinentes. En este tema,
pese a que la jurisprudencia de la Corte Suprema inicialmente sostenía que
las declaraciones extrajuicio debías ser ratificada para ser valoradas dentro
del proceso laboral, en recientes pronunciamientos, ha venido señalando que
el juez laboral puede acudir oficiosamente a ordenar la mencionada
ratificación.
(…) Sin embargo, en recientes fallos la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Laboral, ha señalado que la ratificación de los testimonios por vía
de las facultades oficiosas que le confiere el ordenamiento jurídico al juez
laboral y de la seguridad social, es un deber derivado de la dirección del
proceso que este ostenta. En este sentido, el máximo Tribunal de la
jurisdicción ordinaria al momento de estudiar un caso en el que se discutía la
validez de la ratificación de los testimonios que establece el artículo 229 del
C.P.C. como prueba válida para determinar el tiempo de servicios y el salario
de un trabajador que solicitaba una pensión de jubilación, expresó que el
juez “conforme a sus facultades oficiosas que le confiere el artículo 83 del
CPTSS, no solo podía, sino que era su obligación, como director del
proceso, procurar que la prueba surtiera todos sus efectos, decretando su
ratificación (…).”21
(…) De manera que la jurisprudencia autorizada en cuanto a la ratificación de
testimonios y su valoración dentro del proceso, determina que frente a la
ausencia de esta el juez bien puede: (i) darles el tratamiento de documentos
declarativos provenientes de terceros –artículo 277 del C.P.C.-; o bien, (ii)
ordenar oficiosamente la ratificación que establece el artículo 229 del C.P.C.
al considerar que resulta necesario el esclarecimiento de elementos de juicio
en el proceso y para garantizar los derechos de defensa y contradicción de la
parte contraria, con lo cual se constituyen en testimonios válidos dentro del
proceso. Ambas medidas se acompasan del respeto de los derechos y
garantías de las partes. Su real distanciamiento surge de las particularidades
de cada caso concreto, en virtud de las cuales el juez deberá determinar cuál
es la medida idónea para valorar la prueba, en el marco de la sana crítica 22.
19
[51] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 2 de marzo de 2007, radicado
27593. Igualmente reiterada en la sentencia de 6 de marzo de 2012, M.P. Camilo Tarquino Gallego,
radicado 43422.
20
[52] Ibid.
21
[55] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 2 de octubre de 2012, Radicación
N° 45135, M.P. Rigoberto Echeverry Bueno.
22
Corte Constitucional, sentencia T-363 del 26 de junio de 2013, M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
8.4.6 En igual sentido sucede actualmente para quien hubiese hecho vida
marital y busque la sustitución pensional en relación con la pensión percibida por
su pareja, para lo cual también basta la presentación de declaraciones
extrajudiciales23.
8.4.7 Con observancia de lo expuesto, esto es, de que en varios asuntos en los
que la calidad de compañero permanente se configura en el punto de discusión
que fundamentaría el reconocimiento de un derecho, el legislador ha establecido
la posibilidad de darle credibilidad a las declaraciones extrajudiciales que se
pronuncien en ese sentido no obstante se traten de pruebas sumarias respecto de
las cuales no se produce contradicción, a la Sala le es plausible considerar que lo
mismo debe suceder en materia de responsabilidad patrimonial, en el sentido de
que no es necesario agotar esa formalidad cuando la prueba sumaria aludida
verse sobre la relación de compañeros permanentes entre un demandante y la
víctima.
8.4.9 Ahora bien, este hecho no significa que su admisión, estándar probatorio y
valoración deba adelantarse bajo supuestos menos estrictos; por el contrario, se
considera que en los eventos descritos, la declaraciones extraprocesales se les
puede aplicar las exigencias establecidas para los documentos emanados de
23
Artículo 12 del Decreto 1160 de 1989: “Para efectos de la sustitución pensional, se admitirá la calidad de
compañero o compañera permanente y haya hecho vida marital con el causante durante el año
inmediatamente anterior al fallecimiento de éste o en el lapso establecido en regímenes especiales”.
Artículo 13 del Decreto 1160 de 1989: “Se acreditará la calidad de compañero o compañera permanente,
con la inscripción efectuada por el causante en la respectiva entidad de previsión social o patronal.
Igualmente se podrá establecer con dos (2) declaraciones de terceros rendidas ante cualquier autoridad
política o judicial del lugar”.
terceros, esto es, el cumplimiento de los requisitos para las pruebas documentales
dispuestos en el capítulo VIII de la sección tercera del libro segundo del Código de
Procedimiento Civil.
24
“Para la solicitud, aportación y práctica de pruebas, además de las disposiciones generales contenidas en
el Código de Procedimiento Civil y demás disposiciones se dará aplicación a las siguientes reglas: (…) 2.
Los documentos privados de contenido declarativo emanados de terceros, se apreciarán por el juez sin
necesidad de ratificar su contenido, salvo que la parte contraria solicite su ratificación”.
medios de prueba que obren en el plenario.
9.4Por medio de la decisión del 17 de abril de 2006, el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Santa Marta absolvió de responsabilidad penal al señor Bonilla
Acosta, y ordenó que se le pusiera en libertad previo al pago de una caución
prendaria.
9.4.1 En ese sentido, con observancia de lo señalado por el Ministerio Público y
luego de la valoración de los medios de prueba que obraban en el plenario, los
cuales adujo que en ocasiones fueron interpretados de manera excesiva por el
órgano acusador, indicó que sólo hacía referencia al sindicado aludido un informe
de inteligencia, única prueba en la que no se debió fundamentar la medida de
aseguramiento que pesó en su contra, y en la que tampoco se podía erigir una
sentencia condenatoria. Igualmente, destacó que no se tenían elementos para
desvirtuar su dicho sobre la conexión ocasional que tenía con Rodamar S.A.
9.4.2 Por su parte, destacó que el declarante que contradijo su versión ante los
medios de comunicación fue el señor Wilman Andelfo Coronado Chamorro,
testimonio en el que no se basó la acusación en contra del señor Javier Eusebio
Bonilla Acosta. De esta forma, señaló (copias auténticas de la sentencia del 17 de
abril de 2006, proferida por el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Santa
Marta; f. 197-362, c. 1):
HECHOS
Pasado el enfrentamiento interno entre las Autodefensas Unidas de
Colombia, liderada por Carlos Castaño Gil y las autodefensas al mando de
Hernán Giraldo, a comienzos del año 2002, siguió la distribución geográfica
del departamento, y el inicio de un plan de extorsiones en toda la ciudad de
Santa Marta, dirigida por esta organización, cobrándole cuotas extorsivas a
un amplio sector de esta ciudad, entre ellos, conductores de busetas, locales
comerciales, tiendas, etc.
Como reacción oficial, se dio comienzo a la judicialización de los cabecillas,
mandos medios y base de esta organización que adelantaban el cobro de las
vacunas extorsivas, se procesó igualmente a despachadores, propietarios y
gerente de las empresas de transporte público.
SINOPSIS DE LA ACUSACIÓN
(…) La Fiscalía Delegada de la Unidad de Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario el 2 y 23 de abril de 2004, profiere resolución de
acusación contra los antes indicados, a quienes se le imputan los punibles
de CONCIERTO PARA DELINQUIR Y EXTORSIÓN (…), fundamentada en
las pruebas obrantes en el proceso para cada uno de los procesados fueron
diferentes atendiendo cada caso en particular a saber:
(…) JAVIER EUSEBIO BONILLA ACOSTA
Aduce la fiscalía guarda identidad con el asunto anterior, que éste como
despachador de la empresa Rodamar, asociado (sic) con el cobro de las
cuotas extorsivas, según informe No. 504 del 3 de abril de 2003,
complementario del 488. Para la fiscalía aunque sea empleado ocasional de
Rodamar no desnaturaliza los cargos.
(…) ALEGATOS DE LOS SUJETOS PROCESALES
(…) Ministerio Público
(…) JAVIER EUSEBIO BONILLA ACOSTA:
Sólo se encuentra relacionado en unos informes policivos donde se dice que
él como despachador de Rodamar era conocedor y partícipe de las
extorsiones a los conductores.
CONSIDERACIONES
Urge adoptar las decisiones que a continuación se adoptarán de conformidad
con los parámetros establecidos en el artículo 232 del Código Penal, lo que
obliga a reflexionar de manera breve sobre algunos aspectos que se
entienden de cierta relevancia en el proceso de marras.
La adecuación típica compromete delitos de diferente índole, ellos son el
delito de concierto para delinquir agravado, en la modalidad de conformación
de grupos armados al margen de la ley (paramilitarismo), delito que afecta la
seguridad pública y el delito de extorsión, que atenta contra el patrimonio
económico.
(…) Observamos que las pruebas recopiladas a lo largo de la instrucción se
complementaban con informes de policía judicial, los cuales no perdieron el
carácter de informes de inteligencia, por ese motivo; testimonios que unos
merecieron total credibilidad por provenir de empleados de esas mismas
empresas de transporte que se convirtieron en víctimas de los atropellos,
otros son producto de las declaraciones de los desmovilizados de las
Autodefensas que operaban en esta zona, los cuales también merecieron
credibilidad en la medida de que eran directos, otros, apenas, se insinuaban
como atendibles, caso en que no merecían entera credibilidad.
Merece que nos detengamos en el testimonio de Wilman Andelfo Coronado
Chamorro, testigo, que finalmente dio una entrevista en los medios de
comunicación para retractarse y culpar de sus sindicaciones al propio fiscal
que dirigió la investigación, por ello, este testigo como única prueba no
puede ser objeto de nuestra entera confianza, no obstante, se verán casos
en que aparece como una prueba acompañada de otras, lo que permitirá
edificar un juicio de certeza.
El despacho notó que algunos de estos testigos se referían a presuntos
paramilitares que se dedicaban a extorsionar, pero, que nunca se dieron
reconocimientos en rueda de personas o fotográficos en legal forma,
quedando esbozados en informes de inteligencia su identificación, medio que
no es confiable, por no provenir de las propias fuentes de conocimiento, en
esos casos, se inclinó esta instancia, en absolver, en especial, sino se
contaba con pruebas diferentes.
Otros casos, son aquellos, donde la fiscalía le dio una valoración excesiva y
por fuera de la percepción de los testigos, los cuales además de lo por ellos
conocidos, hacían suposiciones, conjeturas, juicios de valor, sin ningún
respaldo probatorio.
(…)46. Javier Eusebio Bonilla Acosta
Se comparte el criterio del señor procurador al solicitar la sentencia
absolutoria.
Lo sindica sólo un informe de policía que dice del procesado se dedicaba
(sic) como despachador es conocedor y participa en el cobro de las cuotas
extorsivas en la empresa Rodamar.
En concepto del procurador un solo informe de inteligencia no es suficiente
para erigir una sentencia de condena.
Agrega el despacho que ni siquiera era suficiente para dictar una medida de
aseguramiento, a no ser que se cause un perjuicio a la libertad de las
personas.
La indagatoria de este procesado no permite edificar ningún indicio de mala
justificación, al sostener que laboraba ocasionalmente en la empresa,
devengando 30 mil pesos diarios cuando podía laborar.
10.1 Para efectos de desarrollar el anterior estudio, se tendrá en cuenta que (i)
al detenido se le absolvió de responsabilidad penal, toda vez que se concluyó que
no incurrió en las conductas punibles investigadas al no contarse con las pruebas
suficientes en su contra; (ii) la parte demandante no aportó la totalidad del
expediente penal al presente juicio; (iii) no se demostró que el señor Bonilla
Acosta hubiese impugnado la decisión mediante la cual se le impuso la medida de
aseguramiento; (iv) tampoco se allegaron pruebas directas sobre su
comportamiento de manera previa a su privación de la libertad, último aspecto
respecto del cual se analizará si a partir de las providencias obrantes en el
expediente es posible encontrar algún elemento que conlleve a denegar las
pretensiones de la demanda, por juridicidad de la detención o porque la misma se
derivó de su dolo o culpa grave, y (v) su vinculación a la investigación penal y la
medida de aseguramiento que se decretó en su contra se fundamentó en un
informe de policía y en las normas legales previstas para la época, razón por la
cual se estudiará si las conductas de la Policía Nacional y de Nación-Congreso de
la República intervinieron adecuada y exclusivamente en la privación injusta de la
libertad que se demanda, de tal forma que se configure el hecho exclusivo de un
tercero.
V. Análisis de la Sala
11.2 Al respecto, la Sala advierte que si bien el aludido deponente, quien resultó
ser el tío del señor Javier Eusebio Bonilla Acosta y por ende, familiar de los demás
accionantes, confirmó de manera casi idéntica lo dicho en la demanda, puesto que
indicó que éste fue arrestado en horas de la madrugada de la fecha referenciada
en el lugar de habitación de sus padres25, lo cierto es que su declaración sobre
ese hecho en concreto no tiene la potencialidad de generarle convencimiento
alguno a la Sala, toda vez que (i) como se aclaró, fue rendido por un testigo cuya
imparcialidad para pronunciarse sobre lo sucedido pudo verse comprometida
debido a las relaciones de parentesco que sostiene con todos los demandantes;
(ii) no parece plausible que luego del transcurso de más de 7 años desde la
captura, se encontrara en la posibilidad de dar con exactitud ese tipo de
información, más aún cuando no refirió el motivo por el cual se acordaba de ello o
si tuvo acceso a algún documento en el que basara su dicho, y (iii) a pesar de las
deficiencias descritas y de que la parte demandante pudo traer al sub judice las
providencias del proceso penal y el certificado expedido por el centro de reclusión
en el cual estuvo privado de la libertad el señor Javier Eusebio Bonilla Acosta,
omitió aportar otro elemento de prueba soportara la versión del testigo sospechoso
en comento.
25
“Si tengo conocimiento, me consta que fue privado de la libertad en la madrugada del día 8 de abril de
2003, en la residencia de sus padres Orlando Bonilla Bolívar y María Acosta de Bonilla”. Testimonio
obrante en los folios 517 y 518 del cuaderno 1.
11.5 Teniendo en cuenta lo expuesto, se tendrá como término de la privación de
la libertad el tiempo certificado por el centro carcelario de la ciudad de Santa
Marta, desde el 10 de abril de 2003 hasta el 18 de abril de 2006 -día en el que
salió de ese centro penitenciario debido a que se le absolvió de responsabilidad
penal por los delitos de concierto para delinquir y extorsión, en virtud de la
sentencia del 17 de abril de la misma anualidad proferida por el Juzgado Penal del
Circuito Especializado de Santa Marta-, esto es, por el lapso de 3 años y 8 días
-ver párrafos 9.2 y 9.5-.
11.6 En este punto, la Sala estima que el análisis de la conducta del actor
Bonilla Acosta para efectos de determinar si la misma tuvo una incidencia en la
privación de su libertad, contrario a lo que dijo el Tribunal a quo, no tiene que ver
con la antijuridicidad del daño -lo que a título de ejemplo sí ocurre cuando una
persona privada de la libertad se le condena penalmente en sentencia en firme,
detención que en un principio se torna en una carga justa- 27, sino que se relaciona
con la configuración de una de las causas extrañas que operan en materia de
responsabilidad patrimonial del Estado por privación injusta de la libertad, esto es,
la culpa exclusiva de la víctima28, aspecto que será estudiado al momento de
26
“Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que
ellas persiguen.//Los hechos notorios y las afirmaciones o negaciones indefinidas no requieren prueba”.
27
Al respecto, consultar: Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia del 26 de noviembre
de 2015, exp. 25000-23-26-000-2005-02062-01(41821), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
28
Así lo entendió la Sala Plena de la Sección Tercera de la siguiente manera: “Como corolario de lo anterior,
es decir, de la operatividad de un régimen objetivo de responsabilidad basado en el daño especial, como
punto de partida respecto de los eventos de privación injusta de la libertad ─especialmente de aquellos en
los cuales la exoneración de responsabilidad penal tiene lugar en aplicación del principio in dubio pro reo─,
debe asimismo admitirse que las eximentes de responsabilidad aplicables en todo régimen objetivo de
responsabilidad pueden ─y deben─ ser examinadas por el Juez Administrativo en el caso concreto, de suerte
que si la fuerza mayor, el hecho exclusivo de un tercero o de la víctima, determinan que el daño no pueda ser
imputado o sólo pueda serlo parcialmente, a la entidad demandada, deberá proferirse entonces el
correspondiente fallo absolutorio en punto a la determinación de la responsabilidad patrimonial y
extracontractual del Estado o la reducción proporcional de la condena en detrimento, por ejemplo, de la
víctima que se haya expuesto, de manera dolosa o culposa, al riesgo de ser objeto de la medida de
aseguramiento que posteriormente sea revocada cuando sobrevenga la exoneración de responsabilidad
penal; así lo ha reconocido la Sección Tercera del Consejo de Estado. En la misma dirección de cuanto se
acaba de sostener, la Sala estima oportuno destacar que ni la regulación legal de la responsabilidad
patrimonial del Estado por el funcionamiento de la Administración de Justicia –contenida en la Ley 270 de
1996 y puntualmente en cuanto al extremo aquí en comento, en su artículo 70(…)–, ni el pronunciamiento de
control previo de exequibilidad del proyecto de texto normativo que finalmente se convirtió en la mencionada
disposición, proferido por la Corte Constitucional –sentencia C-037 de 1996(…)–, se hizo referencia,
alusión y menos análisis alguno respecto de la procedencia de la aplicabilidad, en supuestos en los cuales se
examine la responsabilidad extracontractual del Estado por el hecho del Juez, de eximentes de
responsabilidad diversas del hecho exclusivo y determinante de la víctima, lo cual se estima acertado
comoquiera que lo jurídicamente plausible y además conveniente es que tal suerte de valoraciones sean
llevadas a cabo por el Juez de lo Contencioso Administrativo atendido el contexto fáctico de cada caso
específico y no en abstracto por el Legislador o por el Juez Constitucional, los cuales ni restringieron ni
podían o debían restringir el elenco de tales eximentes de responsabilidad, en este tipo de casos, solamente
al hecho exclusivo de la víctima.//Dicho examen sobre la eventual configuración de los supuestos
determinantes de la ocurrencia de una eximente de responsabilidad como el hecho de un tercero o la fuerza
mayor, por lo demás, debe ser realizado por el Juez tanto a solicitud de parte como de manera oficiosa, no
sólo en aplicación del principio iura novit curia sino en consideración a que tanto el Decreto Ley 01 de 1984
verificarse la imputación del daño aludido.
30
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 6 de abril de
2011, C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
31
“Derógase el Decreto 2700 de noviembre 30 de 1991, por el cual se expidió el Código de Procedimiento
Penal, sus normas complementarias y todas las disposiciones que sean contrarias a la presente”.
32
Artículo 210 de la Ley 270 de 1996: “La presente ley tiene vigencia a partir de su promulgación y deroga
todas las disposiciones que le sean contrarias, en especial el Decreto 2652 de 1991 ”. Dicha norma fue
publicada en el Diario Oficial 42745 del 15 de marzo de 1996
Artículo 536 de la Ley 600 del 2000: “Este Código entrará en vigencia un año después de su promulgación”.
La ley señalada fue publicada en el Diario Oficial 44097 del 24 de julio del 2000.
33
M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
patrimonio del Estado, que es el común de todos los asociados. Por el
contrario, la aplicabilidad de la norma que se examina y la consecuente
declaración de la responsabilidad estatal a propósito de la administración de
justicia, debe contemplarse dentro de los parámetros fijados y teniendo
siempre en consideración el análisis razonable y proporcionado de las
circunstancias en que se ha producido la detención (…).
Bajo estas condiciones, el artículo se declarará exequible.
12.6 Además de los tres eventos previstos en el artículo 414 del antiguo Código
de Procedimiento Penal, la Sala Plena de la Sección Tercera de esta Corporación,
mediante sentencia del 17 de octubre de 2013, consideró que también debía
aplicarse un régimen de responsabilidad objetivo en los eventos en los que el
sindicado es absuelto en aplicación del principio de in dubio pro reo, es decir,
cuando las pruebas dentro del proceso penal no generan en el juzgador una
certeza más allá de toda duda razonable respecto de la configuración de la
conducta típica, antijurídica y culpable. Al respecto se ha dicho:
36
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “C”, sentencia del 19 de octubre 2011, exp. 1994-02193
(19151), C.P. Enrique Gil Botero.
15.4. En suma, también se le habrá causado un daño especial a la persona
privada de su libertad de forma preventiva y que posteriormente fue absuelta,
en la medida en que mientras la causación de ese daño fue con la finalidad
de alcanzar un beneficio para la colectividad, interesada en el pronto,
cumplido y eficaz funcionamiento de la Administración de Justicia, en la
comparecencia de los sindicados a los correspondientes procesos penales,
en la eficacia de las sentencias penales condenatorias, y que con todo esto,
únicamente se afectó de manera perjudicial a quien se vio privado de su
libertad, se ocasiona con esto una ruptura del principio de igualdad ante las
cargas públicas, lo que indica que esa víctima tendrá derecho al
restablecimiento que ampara, prevé y dispone el ordenamiento vigente, en
armonía con el artículo 90 constitucional. Para llegar a tal afirmación, esta
Corporación, en sentencia de unificación del 17 de octubre de 2013 37, realizó
el siguiente cuestionamiento:
¿Podrá sostenerse entonces que ese individuo está en el deber jurídico de
sacrificar su libertad o, lo que es lo mismo, de soportar la privación de su
libertad, única y exclusivamente para que la sociedad pueda beneficiarse de
la observancia y de la aplicación de las normas penales que regulan esa
clase de procesos? ¿A qué quedaría entonces reducido el valor de la
libertad, aquél que justifica y explica la existencia 38 misma de la Constitución
Política y que a la vez constituye uno de sus principales cometidos y fines
esenciales –como que la limitación al ejercicio del poder público sólo cobra
sentido en función de asegurar la efectividad real de la libertad de los
asociados–? ¿Acaso pasaría de constituir un propósito esencial –fin
esencial– para convertirse en un simple medio que facilite la existencia de la
sociedad y la convivencia en comunidad, de tal manera que los individuos
tuvieren el deber de soportar su privación y su sacrificio en aras de facilitar la
consecución de ese nuevo fin?39.
37
[13] “Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 17 de octubre de 2013, exp. 23346, M.P.
Mauricio Fajardo Gómez”.
38
[14] “En los regímenes absolutistas, no democráticos, en los cuales no existe –en el verdadero sentido de
su expresión–, libertad para los individuos y en los cuales, por tanto, no existe propósito real de garantizarla
de manera efectiva, tampoco existe una verdadera Constitución Política, por elemental sustracción de
materia, en la medida en que carecería de sentido limitar el ejercicio del Poder, porque su abuso frente a los
individuos no desencadenaría consecuencia alguna para el Estado y, por ello mismo, tampoco se requeriría
una separación de poderes porque en esa misma línea dejaría de tener sentido un sistema de pesos y
contrapesos que sólo se justifica y se explica en función de la protección de los Derechos de los asociados,
amén de que la consagración de una Carta de Derechos en esos escenarios no tendría más propósito que el
de cumplir un papel puramente formal y teórico”.
39
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia de 26 de junio de 2014, exp. 2003-02376
(29890), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
12.8 Lo anterior, siempre y cuando la privación de la libertad no se derive en su
totalidad de una causa extraña, tal como ocurre cuando se configura la culpa
exclusiva de la víctima o el hecho exclusivo de un tercero 40.
40
Al respecto, se debe tener en cuenta que la Sala Plena de la Sección Tercera consideró que el hecho
exclusivo de un tercero procede en responsabilidad patrimonial por privación injusta de la libertad, en los
siguientes términos: “Como corolario de lo anterior, es decir, de la operatividad de un régimen objetivo de
responsabilidad basado en el daño especial, como punto de partida respecto de los eventos de privación
injusta de la libertad ─especialmente de aquellos en los cuales la exoneración de responsabilidad penal tiene
lugar en aplicación del principio in dubio pro reo─, debe asimismo admitirse que las eximentes de
responsabilidad aplicables en todo régimen objetivo de responsabilidad pueden ─y deben─ ser examinadas
por el Juez Administrativo en el caso concreto, de suerte que si la fuerza mayor, el hecho exclusivo de un
tercero o de la víctima, determinan que el daño no pueda ser imputado o sólo pueda serlo parcialmente, a la
entidad demandada, deberá proferirse entonces el correspondiente fallo absolutorio en punto a la
determinación de la responsabilidad patrimonial y extracontractual del Estado o la reducción proporcional
de la condena en detrimento, por ejemplo, de la víctima que se haya expuesto, de manera dolosa o culposa,
al riesgo de ser objeto de la medida de aseguramiento que posteriormente sea revocada cuando sobrevenga
la exoneración de responsabilidad penal; así lo ha reconocido la Sección Tercera del Consejo de
Estado(…).//En la misma dirección de cuanto se acaba de sostener, la Sala estima oportuno destacar que ni
la regulación legal de la responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento de la Administración
de Justicia –contenida en la Ley 270 de 1996 y puntualmente en cuanto al extremo aquí en comento, en su
artículo 70(…)–, ni el pronunciamiento de control previo de exequibilidad del proyecto de texto normativo
que finalmente se convirtió en la mencionada disposición, proferido por la Corte Constitucional –sentencia
C-037 de 1996(…)–, se hizo referencia, alusión y menos análisis alguno respecto de la procedencia de la
aplicabilidad, en supuestos en los cuales se examine la responsabilidad extracontractual del Estado por el
hecho del Juez, de eximentes de responsabilidad diversas del hecho exclusivo y determinante de la víctima, lo
cual se estima acertado comoquiera que lo jurídicamente plausible y además conveniente es que tal suerte de
valoraciones sean llevadas a cabo por el Juez de lo Contencioso Administrativo atendido el contexto fáctico
de cada caso específico y no en abstracto por el Legislador o por el Juez Constitucional, los cuales ni
restringieron ni podían o debían restringir el elenco de tales eximentes de responsabilidad, en este tipo de
casos, solamente al hecho exclusivo de la víctima.Dicho examen sobre la eventual configuración de los
supuestos determinantes de la ocurrencia de una eximente de responsabilidad como el hecho de un tercero o
la fuerza mayor, por lo demás, debe ser realizado por el Juez tanto a solicitud de parte como de manera
oficiosa, no sólo en aplicación del principio iura novit curia sino en consideración a que tanto el Decreto Ley
01 de 1984 –artículo 164– como la Ley 1437 de 2011 –artículo 187– obligan al Juez de lo Contencioso
Administrativo a pronunciarse, en la sentencia definitiva, "sobre las excepciones propuestas y sobre
cualquier otra que el fallador encuentre probada". Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena, sentencia
del 17 de octubre de 2013, exp. 52001-23-31-000-1996-07459-01(23354), C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
despachador ocasional de la empresa de transporte público Rodamar S.A.,
conocía y participaba del cobro de vacunas que varios despachadores de dicha
sociedad le hacían a sus mismos conductores -ver párrafos 9.1 a 9.3-.
12.12 En este punto, conviene resaltar que en sentido opuesto a lo señalado por
el Tribunal de primera instancia, (i) no es cierto que un declarante que rindió una
versión desfavorable del aludido accionante hubiese cambiado su dicho
posteriormente, puesto ello sólo ocurrió en relación con un testigo cuya
declaración nada tuvo que ver con el actor aludido, y (ii) a Javier Eusebio Bonilla
Acosta no se le exoneró de responsabilidad penal por aplicación del principio in
dubio pro reo -lo que ni siquiera se mencionó en la providencia-, comoquiera que
dicha determinación en realidad se adoptó por carencia de pruebas en tanto que el
informe policivo que obraba, era completamente insuficiente.
12.13 Así las cosas, se considera posible imputar la privación de la libertad del
señor Javier Eusebio Bonilla Acosta al aparato estatal, toda vez que en este juicio
de responsabilidad extracontractual del Estado, la ausencia de pruebas sobre la
comisión del delito que se investiga se equipara a que el detenido no cometió la
conducta típica, antijurídica y culpable por la que se le indagó, lo que coincide con
uno de los eventos que en su tiempo fueron previstos por el artículo 414 del
Decreto ley 2700 de 1991, y que actualmente se identifican con casos en los que
procede la atribución objetiva de la privación injusta para el surgimiento de la
responsabilidad patrimonial del Estado.
12.18 Por otra parte, si bien la Rama Judicial está legitimada en la causa, puesto
que hace parte de la persona jurídica de la Nación y además tuvo participación
directa en los hechos que alega el demandante, en la medida en que el sindicado
estuvo durante un período de tiempo privado de la libertad por cuenta de esta
entidad, lo cierto es que en opinión de la Sala no le cabe ninguna responsabilidad
por los daños sufridos por la parte actora, puesto que fue ella la que declaró la
inocencia del señor Bonilla Acosta al proferir la sentencia de primera instancia.
12.19 Al respecto, conviene señalar que sin perjuicio de que entre la acusación y
la sentencia de primera instancia transcurrió un tiempo significativo, no se advierte
la comisión de una falla por parte de dicha entidad, en la medida en que la mora
en la que incurrió se explica por la complejidad del proceso, en el cual se le
imputaron varios delitos por diversos hechos a más de 60 personas 41.
12.25 De otro lado, se debe tener en cuenta que el juzgador de primera instancia
nexo causal. La operatividad de la teoría que nos ocupa se condiciona a que todos los eslabones de la
cadena sean adecuados, la regularidad debe existir en cada etapa del iter causal. Como bien lo señala
ORGAZ “no basta establecer que la acción era en general idónea para producir el daño, sino que es además
necesario que las circunstancias intermedias hayan sucedido también normalmente, sin la intervención de
factores anómalos o extraordinarios.//Precisamente, la concurrencia de esos eventos disociantes interfieren
el curso ordinario del proceso, interrumpiéndolo; se produce entonces la fractura del nexo causal. En tales
hipótesis queda excluida la imputatio facti entre el resultado final y el suceso desencadenante de la trama de
acontecimientos (73).// Nos hallamos ante lo que se denomina “proceso atípico o inadecuado”: los efectos
anormales no se atribuyen ya al agente, pues no se consideran causado por su acción, aunque en concreto
ese obrar haya constituido una condictio sine qua non del desmedro resultante (74).(…)// En otras hipótesis
el proceso puede verse alterado o desviado de su curso normal por circunstancias anteriores o
concomitantes que concurren a la producción del efecto”. Isodoro Goldenberg. “La relación de Causalidad
en la Responsabilidad Civil”, segunda edición ampliada y con actualización jurisprudencial, editorial La Ley,
Buenos Aires, 2000, p. 22-27.
supone que por el hecho de trabajar ocasionalmente en una misma empresa,
podía presumirse que el señor Bonilla Acosta conocía que varios de sus
colaboradores se encontraban cometiendo los punibles de extorsión y concierto
para delinquir, de modo que le son atribuibles a él las consecuencias de
relacionarse con ellos.
12.27 En cualquier caso, lo cierto es que el hecho de que el señor Bonilla Acosta
mantuviera relaciones laborales con personas sindicadas no constituye ninguna
contravención a su deber de conducta, a título de dolo o culpa grave, que permita
configurar una culpa o dolo de la víctima.
12.29 Por otra parte, la Sala tampoco comparte lo considerado por el Tribunal a
quo en cuanto a que el señor Javier Eusebio Bonilla Acosta no se defendió
adecuadamente ni agotó los recursos que la ley consagraba a su favor, por lo que
se debían denegar sus pretensiones por incumplimiento de su carga probatoria.
Cuando la ley 270 de 1996 refiere a los presupuestos del error jurisdiccional
y dispone que el afectado deberá haber interpuesto los recursos de ley en
los eventos previstos en el artículo 70, excepto en los casos de privación de
la libertad del imputado cuando ésta se produzca en virtud de una
providencia judicial, y que la providencia contentiva del error esté en firme,
no hace otra cosa que determinar los presupuestos del error jurisdiccional,
es decir la materia sustantiva que debe dilucidar el juzgador al momento de
fallar. Tanto es así que el artículo 70 ibídem al cual reenvía el artículo 67,
cuando señala que el afectado deberá haber interpuesto los recursos de ley
en los eventos previstos en el artículo 70, quiere significar que si no los
interpuso, excepto en los casos de privación de la libertad del imputado
cuando esta se produzca en virtud de una providencia judicial, el daño se
entenderá debido a culpa exclusiva de la víctima cuando, entre otros, “no
haya interpuesto los recursos de ley” 43.
43
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 31 de agosto del 2005, exp. 28513, C.P. María Elena
Giraldo Gómez.
correspondiente investigación44.
12.34 De este modo, con independencia de quién hubiere allegado los informes
con base en los cuales se inició la investigación, lo cierto es que la Fiscalía era
quien tenía la función legal de valorar su contenido, con base en el principio de la
sana crítica. Por ello, el daño sufrido por los actores, derivado de la privación de la
libertad a la que estuvo sujeto el señor Bonilla, sólo es imputable a la Fiscalía
General de la Nación, puesto que era ella la que tenía bajo su control las pruebas
obrantes en el proceso y a quien le competía verificar la probidad de las mismas.
44
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia del
30 de octubre del 2013, exp. 28664, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
ello se les hubiese ocasionado a los actores y sus correspondientes
indemnizaciones.
45
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 14 de marzo de 2002, exp. 12076, C.P. Germán
Rodríguez Villamizar.
46
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 20 de febrero de 2.008, exp. 15980, C.P. Ramiro
Saavedra Becerra.
47
Con relación al arbitrio judice en materia de la cuantía de los perjuicios morales, ver entre otras: Consejo de
Estado, S.C.A., Sección Tercera, sentencias de febrero 13 de 2003, exp. 12654, C.P. Alier Hernández y junio
24 de 2004, exp. 14950, C.P. Ricardo Hoyos Duque.
De otro lado, según lo ha reiterado la jurisprudencia del Consejo de Estado,
en casos de privación injusta de la libertad hay lugar a inferir que esa
situación genera dolor moral, angustia y aflicción a las personas que por
esas circunstancias hubieren visto afectada o limitada su libertad 48; en esa
línea de pensamiento, se ha considerado que ese dolor moral también se
genera en sus seres queridos más cercanos, tal como la Sala lo ha
reconocido en diferentes oportunidades 49, al tiempo, el dolor de los padres
es, cuando menos, tan grande como el del hijo que fue privado injustamente
de su libertad, cuestión que cabe predicar por igual en relación con el
cónyuge, compañera o compañero permanente o los hijos de quien debió
soportar directamente la afectación injusta de su derecho fundamental a la
libertad50.
Respecto del quantum al cual deben ascender estos perjuicios, según la
jurisprudencia de la Sala que aquí se unifica, se encuentra suficientemente
establecido que el juez debe valorar, según su prudente juicio, las
circunstancias propias del caso concreto, para efectos de determinar la
intensidad de esa afectación, con el fin de calcular las sumas que se deben
reconocer por este concepto.
Con todo y, de nuevo, sin perjuicio de las particularidades de cada caso
concreto, la Sala, para efectos de determinar el monto de los perjuicios
morales en los eventos de privación injusta de la libertad, estima necesario
tener en cuenta, tal como lo ha hecho de manera reiterada e invariable,
algunos de los presupuestos o criterios que sirven de referente objetivo a la
determinación de su arbitrio, con el fin de eliminar al máximo apreciaciones
eminentemente subjetivos y garantizar así, de manera efectiva, el Principio
Constitucional y a la vez Derecho Fundamental a la igualdad (artículos 13 y
209 C.P.), propósito para cuya consecución se han utilizado, entre otros: i) el
tiempo durante el cual se extendió la privación de la libertad; ii) las
condiciones en las cuales se hizo efectiva la privación de la libertad, esto es,
si se cumplió a través de reclusión en centro carcelario o detención
domiciliaria; iii) la gravedad del delito por el cual fue investigado y/o acusado
el sindicado; iv) la posición y prestigio social de quien fue privado de la
libertad. Ahora bien, sin que de manera alguna implique un parámetro
inmodificable que deba aplicarse en todos los casos, puesto que se insiste
en la necesidad de que en cada proceso se valoren las circunstancias
particulares que emergen del respectivo expediente, a manera de sugerencia
y como parámetro que pueda orientar la decisión del juez en estos eventos,
la Sala formula las siguientes reglas que sirven como guía en la tasación del
perjuicio moral de la víctima directa en escenarios de privación injusta de la
libertad: i) en los casos en que la privación sea superior a 18 meses, se
reconozca la suma de 100 SMMLV; ii) cuando supere los 12 meses y sea
inferior a 18 meses, el monto de 90 SMMLV; iii) si excedió los 9 meses y fue
inferior a 12 meses, se sugiere el reconocimiento de 80 SMMLV, iv) si fue
mayor a 6 meses, pero no rebasó 9 meses hay lugar a fijar como
indemnización la suma equivalente a 70 SMMLV, v) de igual forma, en tanto
la privación sea superior a 3 meses pero no sea mayor a 6 meses, el valor
por concepto de este perjuicio correspondería a 50 SMMLV, vi) si la medida
supera 1 mes pero es inferior a 3 meses, se insinúa el reconocimiento de 35
48
[35] Entre otras, sentencia del 14 de marzo de 2002, exp. 12076, M.P. Germán Rodríguez Villamizar.
49
[36] Cf. Sentencia del 20 de febrero de 2008, exp. 15980, M.P. Ramiro Saavedra Becerra.
50
[37] Cf. Sentencia del 11 de julio de 2012, exp. 23688, M.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera, reiterada
en sentencia del 30 de enero de 2013, exp. 23998 y del 13 de febrero de 2013, exp. 24296, M.P. Mauricio
Fajardo Gómez, proferidas por la Subsección A de esta Sección, y en sentencia del 24 de julio de 2013, exp.
27289, M.P. Enrique Gil Botero.
SMMLV, y vii) finalmente, si la detención no supera un mes, la reparación se
podrá tasar en el equivalente a 15 SMMLV, todo ello para la víctima directa –
se insiste– y para cada uno de sus más cercanos o íntimos allegados 51.
14.4 Con observancia de que en el caso concreto está probado que el señor
Javier Eusebio Bonilla Acosta estuvo privado de la libertad por 3 años y 8 días,
entre el 10 de abril de 2003 y el 18 de abril de 2006, y de que es hijo de María de
Jesús Acosta, hermano de Diana María Bonilla Acosta, de Brigida Isabel Bonilla
Acosta y de José Julián Bonilla Acosta, y padre de Javier Orlando Bonilla Narváez
(copias de los registros civiles de nacimiento respectivos; f. 29, 30, 32-34, c. 1).
51
Consejo de Estado, Sala Plena de Sección Tercera, sentencia del 28 de agosto de 2013, exp. 05001-23-31-
000-1996-00659-01(25022), C.P. Enrique Gil Botero.
52
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena, sentencia del 28 de agosto de 2014, exp. 68001-23-31-
000-2002-02548-01(36149), C.P. (e) Hernán Andrade Rincón.
Por lo tanto, se puede colegir que a todos se les causó el perjuicio en estudio y en
consecuencia, a partir de los vínculos reseñados, se reconocerá a favor de Javier
Eusebio Bonilla Acosta, María de Jesús Acosta y de Javier Orlando Bonilla
Narváez, el equivalente a 100 smmlv, para cada uno, y a favor de Brigidia Isabel
Bonilla Acosta, Diana María Bonilla Acosta y José Julián Bonilla Acosta, el
equivalente a 50 smmlv, para cada uno.
14.5 Por su parte, se encuentra probado que la señora Karina Narváez Fontalvo,
para el momento de ocurrencia de la privación injusta de la libertad de Javier
Esuebio Bonilla Acosta, era su compañera permanente, tal como se desprende de la
declaración extraproceso rendida por la señora Belinda María Garzón Linero el 7 de
julio de 2007 ante la Notaría del Círculo de Santa Marta 53, junto con el hecho de que
es la madre de su hijo Javier Orlando Bonilla Narváez, quien para el momento de la
captura tenía dos años de edad (registro civil de nacimiento de Javier Orlando
Narváez; f. 29, c. 1). Teniendo en cuenta lo expuesto, se indemnizará a la señalada
demandante con el equivalente a 100 s.m.m.l.v.
15.2 En cualquier caso, se advierte que a partir del título de la noticia, es posible
inferir que ésta y las imágenes se derivaron de la información que les otorgó la
Policía Nacional a los medios, de modo que por ello no sería posible condenar a la
entidad vinculada a la presente litis y encontrada como responsable, esto es, a la
Fiscalía General de la Nación.
intensidad de la afectación, esto es, el impedimento para la víctima directa e indirecta de gozar y disfrutar
plena y legítimamente de sus derechos constitucionales y convencionales.//15.4.2. La reparación del referido
daño abarca los siguientes aspectos: //i) El objetivo de reparar este daño es el de restablecer plenamente a la
víctima en el ejercicio de sus derechos.(…)ii) La reparación del daño es dispositiva: si bien las medidas de
reparación de este tipo de daños pueden serlo a petición de parte, también operan de oficio, siempre y
cuando aparezca acreditada su existencia. //iii) La legitimación de las víctimas del daño: se reconoce a la
víctima directa de la lesión como a su núcleo familiar más cercano, esto es, cónyuge o compañero (a)
permanente y los parientes hasta el 1º de consanguinidad, incluida la relación familiar biológica, la civil
derivada de la adopción y aquellas denominadas "de crianza", en atención a las relaciones de solidaridad y
afecto que se presumen entre ellos. //iv) Es un daño que se repara principalmente a través de medidas de
carácter no pecuniario: se privilegian por excelencia las medidas reparatorias no indemnizatorias; sin
embargo, en casos excepcionales cuya reparación integral, a consideración del juez, no sean suficientes,
pertinentes, oportunas o posibles podrá otorgarse una indemnización, única y exclusivamente a la víctima
directa, mediante el establecimiento de una medida pecuniaria hasta 100 SMLMV, si fuere el caso, siempre y
cuando la indemnización no hubiere sido reconocida con fundamento en el daño a la salud. Ese quantum
deberá motivarse por el juez y ser proporcional a la intensidad del daño y/o la naturaleza del bien o derecho
afectado.//v) Es un daño que requiere de un presupuesto de declaración: debe existir una expresa
declaración de responsabilidad del Estado por la existencia de un daño a bienes constitucionales y
convencionales imputables al mismo, y se deben justificar y especificar las medidas de reparación integral
adecuadas y pertinentes al caso, de tal manera que el Estado ejecute el debitum iuris. Las medidas de
reparación integral operarán teniendo en cuenta la relevancia del caso y la gravedad de los hechos, todo con
el propósito de restablecer la dignidad de las víctimas, reprobar las relevantes violaciones a los derechos
humanos y concretar las medidas de garantía de verdad, justicia, reparación, no repetición y las demás
definidas por el derecho internacional.//vi) Es un daño frente al cual se confirme el rol del juez de
responsabilidad extracontractual como reparador integral de derechos vulnerados, sin desconocer que las
indemnizaciones que tradicionalmente han venido siendo reconocidas impactan directa o indirectamente en
los derechos de las víctimas; sin embargo, en tratándose de vulneraciones o afectaciones relevantes a
derechos constitucional y convencionalmente amparados, se impone la necesidad de que el juez acuda a
otras medidas, con el fin de reparar plenamente a las víctimas”. Consejo de Estado, Sala Plena de la Sección
Tercera, sentencia del 28 de agosto de 2014, exp. 05001-23-25-000-1999-01063-01(32988), C.P. Ramiro
Pazos Guerrero.
16 Finalmente, en lo que tiene que ver con los perjuicios materiales, se
encuentra que en la demanda se advirtió que al señor Bonilla Acosta la empresa
Rodamar Ltda. le continuó pagando su salario durante el tiempo en el que estuvo
privado de la libertad y asumió el costo de su defensa técnica.
55
“Confesión judicial es la que se hace a un juez, en ejercicio de sus funciones; las demás son
extrajudiciales. La confesión judicial puede ser provocada o espontánea. Es provocada la que hace una parte
en virtud de interrogatorio de otra parte o del juez, con las formalidades establecidas en la ley, y espontánea
la que se hace en la demanda y su contestación o en cualquier otro acto del proceso sin previo
interrogatorio”.
56
“La confesión por apoderado judicial valdrá cuando para hacerla haya recibido autorización de su
poderdante, la cual se presume para la demanda y las excepciones, las correspondientes contestaciones y la
audiencia de que trata el artículo 101”.
57
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “A”, sentencia de 15 de abril de 2015, exp. 2007-00427
(39099), C.P. Hernán Andrade Rincón.
(…) el principal objetivo del derecho de daños consiste en reparar
integralmente la afectación padecida por la persona en su vida, integridad o
bienes, razón por la que a la hora de valorar la misma es necesario
establecer e identificar si es posible que opere la restitutio in integrum y, de
ser factible, adoptar las medidas deprecadas en la demanda –o que,
dependiendo del caso concreto puedan ser decretadas de oficio por el juez–
tendientes a que se restablezca el statu quo o estado de cosas anterior a su
producción. Es decir, llevar a la víctima de un daño antijurídico a un estado
como si no se hubiera producido, o en otros términos remover los efectos
negativos que el mismo desencadena58.
Sobre el particular, la Corte Permanente de Justicia Internacional (ONU),
acerca del concepto de reparación integral, puntualizó:
“Constituye un principio del derecho internacional que la infracción de un
compromiso entraña la obligación de reparación en forma debida. Por lo
tanto, la reparación es el complemento indispensable del incumplimiento de
una convención y no es necesario expresar esto en la propia convención.
Las diferencias relativas a la reparación, que puedan obedecer al
incumplimiento de una convención, son en consecuencia diferencias
relativas a su aplicación.
“(…) El principio esencial que consagra el concepto real de hecho ilícito
(principio que parece establecido por la práctica internacional y en particular
por los laudos de los tribunales arbitrales) es que la reparación debe, en toda
la medida de lo posible, hacer desaparecer las consecuencias del hecho
ilícito y restablecer la situación que, con toda probabilidad, habría existido de
no haberse cometido el hecho”59.
16.6 Así las cosas, teniendo en cuenta que al señor Bonilla Acosta no se le
causaron perjuicios con la privación de la libertad por el hecho de verse impedido
de adelantar su labor productiva, ni tampoco por tener que contratar un defensor
de confianza para adelantar su defensa técnica, y sin que tampoco se hubiera
acreditado la causación de un daño material diferente de los señalados, se
denegarán las pretensiones de la demanda en lo que a este punto atañe 60.
58
[51] “En términos similares consultar, Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de abril de
2010, Exp. 18.960, M.P. Enrique Gil Botero”.
59
[52] “Corte Permanente de Justicia Internacional, caso Factory of Chorzów, Merits, 1928, Series A, No.
17, Pág. 47. Citada por CRAWFORD, James “Los artículos de la Comisión de Derecho Internacional sobre
Responsabilidad Internacional del Estado”, Ed. Dykinson, Pág. 245”.
60
Se debe precisar que a la misma determinación se arribó en un caso similar conocido por la Subsección.
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia de 26 de junio de 2014, exp. 2003-02376
(29890), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
17 Finalmente, en consideración a que en el proceso penal objeto del presente
asunto se tramitó de manera conjunta la sindicación de varios sujetos, algunos de
los cuales demandaron la reparación de los daños derivados de sus privaciones
de la libertad -según lo que se puede determinar a partir del sistema de gestión de
la Corporación, expedientes identificados con los números internos 41985 y
45393, despacho del C.P. Conto Díaz del Castillo; 51985, 53124, despacho C.P.
Velásquez Rico; 38950, 39127, 43117, despacho C.P. (e) Santofimio Gamboa;
despacho C.P. 46022, 50108 C.P. Santofimio Gamboa, 51102 C.P. Andrade
Rincón- es importante informar a los demás despachos que conforman la Sección
Tercera del Consejo de Estado del precedente que constituye este fallo, sin que se
pueda perder de vista que debido a que la situación fáctica de cada demandante
puede variar en razón de su conexión con los delitos investigados y de los medios
probatorios que obren en cada expediente, no en todos ellos se deberá adoptar
una decisión igual o parecida a la de la presente sentencia.
VII. Costas
FALLA
A favor de Javier Eusebio Bonilla Acosta, María de Jesús Acosta, Karina Narváez
Fontalvo, y de Javier Orlando Bonilla Narvaéz, el equivalente a 100 salarios
mínimos mensuales legales vigentes para cada uno a la fecha de ejecutoria de
esta sentencia, por concepto de perjuicios morales.
A favor de Brigidia Isabel Bonilla Acosta, Diana María Bonilla Acosta y José Julián
Bonilla Acosta, el equivalente a 50 salarios mínimos mensuales legales vigentes
para cada uno a la fecha de ejecutoria de esta sentencia, por concepto de
perjuicios morales.
QUINTO: CUMPLIR la sentencia en los términos de los artículos 176 a 178 del
C.C.A.
SEXTO: EXPEDIR, por Secretaría, copias con destino a las partes, con las
precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil y se entregarán a
quien ha venido actuando como apoderado judicial.